Capítulo 8
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El enfrentamiento
Fernando blanqueò en la cara. Tenía los ojos empañados
y de pronto las lagrimas
abandonaron su lugar para bajar en las mejillas.
D.T: Hijo ¿Que te pasa? ¿Porque estas llorando?
A.V: Serà que lo de su asístente lo dejò boquiabierta.
A ver Fernando, ¿Que hiciste a esa pobre mujer que la hizo escapar sin explicación
alguna?
Fernando no prestò ninguna atención a Ariel; tomò su
carpeta y saliò de la sala azotando la puerta.
Lety estaba recojendo sus cosas cuando la puerta de su
oficina se abriò de repente.
F: ¿Porque Lety? ¿Porque no me dijo que encontrò esta
maldita carta?
L: Mejor contesteme usted Don Fernando; ¿Porque me
hizo esto? ¡¿Porque se burlò de mi si sabía que yo siempre le estuviera fiel!? ¡Hubiera
dado mi vida por usted!
F: Lety ¡dejeme explicarle por favor! ¡Las cosas no
son asì como usted cree! ¡Le juro que algo cambiò en el camino! Yo estoy....
L: Ya Don Fernando! Ya no necesito sus explicaciones!
Las esperè por mucho tiempo y nunca llegaron... Esperaba que usted abandonara
ese plan tan sucio que planeò con su amiguito ¡pero no! No lo hizo... ¡Ni
siquiera después que le contè de la apuesta de Miguel! Usted sabía cuanto yo había
sufrido en esa epoca y sin embargo ¡mantuvo su plan hasta el último momento!
F: ¡Lety por el amor de Dios tiene que escucharme!
L: ¡No Don Fernando yo solo tengo que irme!
Fernando la detuvo por una muñeca y Lety gritò:
L: ¡Dejeme ir o voy a gritar que su amante soy yo
hasta que todo el mundo se entere!
F: ¡Gritelo de una vez! Y que se enteren todos porque
yo la amo!
Fernando la arrastrò a si y la besò
En ese momento, se oì una puerta serrarse; alguien
había visto todo.
Lety se separò y le gritò: ¡Dejeme en paz! ¡No la
quiero ver nunca más en mi vida!
Mientras tanto, Teresita estaba preocupada por su hijo
entonces se acercò a la
oficina de Lety de donde se oían los gritos...
D.T: Hijo ¿que pasa aqui? ¡Hasta en la sala de junta
se oieron los gritos!
F: Nada mamà; estaba discutiendo con Leticia
D.T: Bueno pero ya regresa a la sala de junta que
todos te estamo esperando
Marcia se apariciò detras de su suegra
M: Fernando, ¡dejala ir!
Lety saliò de la oficina secundada de Marcia
Fernando quería seguirla por detenerla pero su madre
se lo impidiò arrastrandolo en la sala de junta.
M: ¡Ya por fin se va! ¡No sabe el gusto que estoy
sintiendo!
Lety quedaba callada
M: Desde que llegò aquì, ha sido solo un estorbe para
mi. Se aleò con Fernando y siempre se puso contra de mi encubriendo sus historias
clandestinas con sus amantes; dia con dia, se hizo más importante para él
¡hasta que parecía que su vida dependia de usted! Hubo un momento en que creì
que usted era más importante que yo para él... ¿Que tonta eh? ¿Como podría
usted ser importante por él? Él la necesitaba si, ¡pero solo por el trabajo!
Lety sintió como una puñalada en el pecho...
L: ¡No estoy dispuesta a aguantarla más! ¡Cumplì con
lo que le dije y ahora tengo que irme!
M: Claro, ¡con todo el gusto!
De repente, Marcia notò que Lety traía dos bolsas
negras
M: ¿Que llevas es esas bolsas?
L: Mis cosas personales que quiero llevarme a mi casa
M: ¿Ah si? ¿De veras cree que le creo? ¡Vacíe de
inmediato el contenido de las bolsas o voy a llamar a seguridad!
Lety sintió que su pulso se aceleraba; en una de las
bolsas, estaban todos los detalles de su infeliz historia con Fernando y Doña
Marcia no podía enterarse de eso. No de su parte por lo menos...
Mientras tanto, Alicia se acercò a su amiga.
L: Doña Marcia, eso no es conveniente ni por mi ni
para usted..
AF: Garnacha, has lo que te dije Marcia o te vamos a demandar
por robo
El Cuartel, al oir esa acusación, se acercò a Leticia.
I: Pero Doña Marcia eso no es el trato que Lety
merece. ¡Le habla como si estuviera robando cosas de la empreza!
M: Irmita eso
no es asunto suyo. Leticia no puede irse de aquì hasta que nos cercioremos de
que sólo se lleva sus pertenencias
El Cuartel no comprendia lo que estaba pasando... ¿Porque
Doña Marcia se portaba de esa manera con Lety? ¿Que había echo ella?
Lety estaba entre la espada y la pared...
L: Està bien... pero quiero que seas en privado
M: Sigueme a mi oficina entonces...
En la sala de junta, Fernando no podía dejar de pensar
a Lety...
F: ¿Cuanto habrá sufrido mi Lety con esa maldita
carta? Y ¿desde cuanto la tenía?
Mirò a Omar, que todavía no entendía lo que había
pasado, y entre sí pensò: ¡Maldito seas Omar! ¡Maldito tu y tu dichosa carta! ¡Tengo
que irme! ¡Tengo que hablar con ella y explicarle lo que pasò!
Mientras tanto, Lety y Marcia estaban en la oficina de
la ejecutiva
Lety tiemblava abriendo la primera bolsa. Marcia sacò
el cuadro con el angel de la guarda que Lety tenía en la pared de su oficina y
algunas cosas de Moty que adornaban su escritorio.
L: ¡Le dije que traías mis cosas!
M: Bueno y en la otra bolsa ¿que trae? Porque me
imagino que no tenía tantas cosas en esa cueva ¿verdad?
L: ... ¡Basura!
M: ¡Pues quiero ver la basura!
L: Doña Marcia, por el bien de las dos, ¡no me pida
eso!
M: ¿Y que sabe usted lo que es mejor para mi? ¡Abra de
inmediato esa bolsa!
Lety poyò la bolsa sobre el escritorio y lentamente la
abrì...
Marcia sacò fuera un peluche de un patito feo y la
mirò; Leticia de pronto le dijo:
¡Es un regalo de mi novio!
Marcia sonriò con sorna y entre ella pensò: ¡El tipo
ese debe de ser muy tonto si le regala un patito feo!
Despues sacò una caja con caramelas y una carta de
chocolate que tenía la escrita “Curazao”. Marcia se preguntò adonde había visto
antes esa marca de chocolate pero no se acordaba. Mientras etaba pensativa,
Lety tenía el corazon desbocado y le preguntò si ahora podía irse
M: Claro... ¡y llevese su “basura”!
Lety probò a corregir su latido pero cuando estaba a
punto de serrar la bolsa, Marcia notò algo que le llamò l’atencion.
M: ¡Perese!
Lety sentì un escalofrío correrle por todo el cuerpo.
M: Aún una cosa...
Marcia retomò la bolsa, sacò el papel que le había
llamado el atención y leiò horrorizada..
M: ¡¿Que es esto!?
Sigue....
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