Capítulo
23
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Cuestiónes
de tiempo
“Aunque
tenga que no descansar jamás en mi vida!”. Asì había vaticinado Fernando cuando
había enfrentado Ariel y ahora que Lety estaba lejos, esa previsión parecía más
cierta que nunca. Seis días habían transcurrido desde que Leticia lo había abandonado
solo, a su destino, hasta que un angel de nombre Julieta le había devolvido la
esperancia de recuperar la cosa más importante de su vida. Esa noche, que el
calendrio macaba como 11 de Septiembre, Fernando había dejado todo y había
traversado medio Pays con tal de reconciliarse con su amada. Esa noche se
sabado, Fernando había muerto al ver Leticia, su Lety, besar a otro tipo pero también
había renacido con volver a sentirla suya. Era como si nada hubiese pasado; él
y Leticia habían vuelto a hacer el amor y, sin duda alguna, Lety permanecía
siendo su mujer. El hechizo, pero, había durado poco porque la mañana de
domingo, como una ducha fría, ella le había confesado que estaba enamorada de
otro hombre y que no quería verlo nunca más. Desde ese maldido domingo, habían
transcurrido otros seis días... Seis noches en la cuales Fernando luchaba
contra Morfeo para ganarle horas de sueño, aunque fueran unas pocas.
Esa
noche de viernes 17 de Septiembre, no había echo excepción. No obstante
Fernando había logrado dormirse algunas horas, su sueño acabò con despertarlo
mucho más angustiado de cuando se había acostado.
Fernando
acabò su noche en el piso del baño, llorando por su perdido amor.
El
reloj marcaba las 7 y media de la mañana cuando Marcia empezò a tocar la puerta
del baño. Cuando viò que Fernando no daba señales de vida, casi tumbò la puerta
a golpes hasta que el mismo Fernando la abrì.
F:
¿Que quieres Marcia?
M:
¡¿Como que “que quiero”?! ¡Estoy tocando la puerta desde mucho y tu no contestabas!
F:
¿Entonces?
Marcia
quedò boquiabierta. Fernando tenía algo muy raro y parecía catatonico
M:
...me preocupé por ti y, ahora que te veo en la cara, ¡estoy todavía más
preocupada! ¿Que tienes Fernando? ¿Tan mal te hizo esa mujer?
Fernando
tratò con todas sus fuerzas de no reaccionar o de lo contrario, el riesgo era
mandar a Marcia al demonio.
F:
Marcia, te dije lo que tenía que decirte cerca de mi relación con L... con
ella. Ahora te pido un favor; no insinues jamás algo sobre ella. Te dije que
terminè mi relación con ella y que quiero estar contigo ¿no?
Marcia
asintiò
F:
Bueno, entonces no se hable más del tema. Ahora, si me permites, voy a terminar
de areglarme porque ya se me hizo tarde.
Viendo
que Marcia quedaba inmóvil frente a él con la mirada baja, Fernando se acercò y
le diò un beso en la mejilla.
F:
Siento mucho que te preocupes por mi pero no es necesario Marcia, de veras.
¡Descuida! Yo voy a estar bien; necesito solo de un poco de tiempo...
Lety,
mientras tanto, había saludado Jorge Flores, agradeciendolo por su ayuda. Ahora
sentía de no odiar a Fernando pero, si de un lado estaba en paz con él, por el
otro se sentía desesperada por haberle dicho adiós.
L:
¿Como voy a hacer sin él ahora que se va a casar? Tengo que resignarme a que lo
perdì... ¡lo perdì para simpre!
Carolina,
que siempre tenía un buen tempismo para apersonarse cuando alguien la
necesitaba, esa vez no hizo excepción. Cuando Lety estaba por torturarse otra
vez con su dolor, ella tocò la purta de su habitación
C:
Lety, ¿Como estás?
L:
Bien Doña Carolina, bien
C:
Lety, sabes perfectamente que conmigo no necesitas mentir... Pero bueno, como
no quiero verte triste, te llevo a saludar las muchachas del concurso.
L:
Es que yo, la verdad, no tengo animo de ver a nadie en este momento...
C:
¡Andale Lety! ¡Las muchachas tienen muchas ganas de verte! No puedes hacerle
esto
L:
...està bien Doña Carolina. Me refresco la cara y nos vamos
Cuando
las dos mujeres llegaron a la locación donde se había tenido el concurso, todas
las chicas estaban allì por saludarlas y despedirse de ellas antes que
regresaran a México.
Lujan:
¡Lety! ¡Que bueno que viniste a saludarnos!
L:
¡Holaaa muchachas! No podía irme sin despedirme de ustedes
Monica:
Ay Lety, ¡Que pena que ya te vas!
Ana
Paula: ¡Si Lety que pena! Ya te considerabamos como una amiga...
Rosa
María: Si, como una gran amiga y es por eso que te tenemos una sorpresita...
Leticia
se quedò boquiabierta cuando las muchachas le pusero una banda con la escrita
“Miss amistad 2006”.
Lujan:
Para nosotros tu eres muy especial Lety y estamos orgullosas de haberte
conocido y de haberte tenido a nuestro lado en esta aventura.
Lety
se conmoviò y abrazò cada una de las chicas.
L:
Gracias muchachas, de verdad. No saben lo feliz que me hacen su palabras...
Lety
no logrò contenerse y se echò a llorar con sentimiento
Rosa
María: ¡No Lety no hagas asì!
L:
¡Es la emoción! Gracias por todo chicas. ¡Nunca lo voy a olvidar!
Las
muchachas de despidieron de Leticia y se fueron con Carolina a tomar ago de
beber en cambio, Rosa María, la ganadora del concurso Nuestra Belleza Latina,
se quedò a platicar con ella.
RM:
Te vas domingo ¿verdad?
L:
Sì, asì es
RM:
¿Y seguirás trabajando con Carolina?
L:
Eso me gustaría mucho pero tengo que areglar varios pendientes que tengo en México
antes...
RM:
Entiendo... Yo no veo la hora de regresar en Cancún para ver a mi novio
L:
Ay me imagino... Debes amarlo mucho ¿verdad?
RM:
Sì Lety, lo amo como nunca he amado a nadie en mi vida. ¡Él es mi alma gemela!
L:
Que bueno que lo dices con tanta seguridad...
RM:
¿Y como no voy a estar segura? Él es el único hombre que me hace later fuerte
el corazón pero, más allá de eso, es el único que me hace sentir viva. Cuando
estoy con él, todo mi cuerpo se estremece; al solo sentir su voz, me siento
feliz y cada vez que nos besamos, mi cuerpo empieza a temblar por la emoción y
mi alma se entrega totalmente a él. Eso no me hace tener ninguna duda sobre el hecho que quiero pasar mi vida entera con él.
Lety
sonriò aunque su mirada estaba triste
L:
Me alegro mucho que hayas encontrado el hombre de tu vida.
RM:
Sì.... aunque no creas que son todas rosas y flores ¿eh? Él tiene su buen carácter...
Por ejemplo es muy celoso y fue por eso que nos peleamos antes del concurso
L:
Bueno pero luego se reconciliaron ¿no?
RM:
Sì, claro que sì. Manuél, asì se llama mi novio, siempre se pone celoso cada
vez qe un hombre se me acerca y, el solo pensar que todos los hombres podían
verme desfilar y hacer las otras cosas por el concurso, lo hizo entrar en ebullición
jejeje
Lety
volviò a sonreir pero, esta vez, su mente la regresò a aquel día en Alemania cuando
Eugenio Derbez la había tomado por el mentón. La mirada de Fernando y su
actitud, no necesitaban explicaciones: él estaba celoso.
RM:
Fue por eso que nos peleamos pero, como siempre, él supo como hacerce perdonar.
L:
Y... sin animo de ser metiche ¿no? ¿Que es lo que hizo? Digo, si se puede
contar ji ji ji
RM:
Ji ji ji ¡Claro que se puede contar! La noche de la final del concurso, él vino
hasta acà desde Cancún solo para pedirme perdón; se apersonò en el camerino con
un ramo de lirios blancos, mis flores favoridos, y luego, delante de las otras
muchachas, se arrodillò frente a mi con un anillo y ¡me pidió que fuera su
esposa!
L:
¡Que romantico! Ojalà pudiera haber tu misma suerte con los hombres... ¡Todos lo que encuentro yo son una porquería!
Lety
bajò la mirada al piso
RM:
Lety, no digas asì... ¡Estoy segura que tu también encontraras tu alma gemela!
L:
¡Es que yo ya la encontré! Y, por ser una estupida, la perdì... ¡perdì el amor
de mi vida!
RM:
¡Ay no! Lo siento mucho Lety... ¿Y no se puede hacer nada para recuperarlo?
L:
Lo dudo mucho porque muy pronto se va a casar con otra... La verdad, no sé ni
siquiera si él siente lo mismo que yo aunque... no, ¡olvidalo! No te quiero
aburrir con mis cuentos ji ji ji
RM:
¡Al contrario Lety! Me gustaría mucho poderte ayudar en algo. Tu has hecho
muchissimo para mi y es hora que yo haga algo por ti, aunque sea solo
escucharte.
L:
Estás segura que quieres escucharme?
RM:
¡Claro que sì! Cuentame...
L:
Està bien... Mi historia con él empezò hace unos meses... Él era mi jefe y yo
su asistente. Yo me enamoré de él desde el primer momento en que lo vì y ¿como
do podía? Él era hermoso, guapo, muy simpatico y tenía una sonrisa que... bueno
te hacía estremecer al solo verlo. Yo siempre pensé que un hombre como él jamás
se iba a fijar en alguien como yo, entonces me conformaba con solo poder estar
a su lado por cuestiónes de trabajo. Día con día, empezé a volverme siempre más
indispensable para él hasta que él acabò por depender toalmente de mi por su
empreza.
RM:
No entiendo... ¿Que tenía que ver su empreza contigo?
L:
Es que tuvimos muchos problemás allì donde trabajaba y F... y él se viò
obligado a “entregarme” su empreza. Yo era la única en quién confiaba al cien
por ciento, por eso lo hizo. Todo parecía ir bien hasta que un amigo de él
empezò a tormentarlo con el chisme de que estaba un amigo mio dispuesto a
enamorarme con tal de quitarme la empreza...
RM:
¿Y eso era cierto?
L:
No, ¡claro que no! Pero los dos pensaban que, como yo soy fea, podía jugarle
chueco con tal de conquistar a un hombre y desde allì empezò mi trajedia
RM:
¡Ay Lety!
Rosa
María la abrazò fuerte para darle animo
RM:
¿Que fue lo que te hizo él?
L:
Decidiò, junto a su amiguito, de enamorarme antes que lo hiciera mi amigo. A
partir de ese día, empezò a coquetearme, a besarme, a convencerme que se había
enamorado de mi.. Yo sabía que eso no podía ser real; ¿Como podía un hombre
como él, que podía haber cualquier mujer a sus pies, fijarse en alguien tan
horrible como yo?
RM:
Lety, ¡no digas asì!
L:
Como sea... No sé como, pero logrò convencerme y yo acabè con ser... bueno, su
amante
RM:
¿Estaba comprometido?
L:
Sì y desde mucho. Por eso me sentía tan culpable...
RM:
No Lety, cuando se ama no hay que sentir culpas alguna. Ok, quizás no estaba
bien que andabas con un hombre comprometido, pero los dis se amaban
¿no?
L:
Yo sì ¡y con toda mi alma! pero no creo que él se haya enamorado de mi...
RM:
¿Entonces como hizo para convencerte que te amaba?
L:
Empezò a escribirme tarjetas con dedicatorias de amor que acompañaba con
regalitos y asì fue que empezò nuestra historia
RM:
¿Y luego que pasò?
L:
Luego empezamos a salir de noche, de vez en cuando, y asì seguì convencendome
que me amaba. Cuando estabamos juntos, me besaba y siempre me decía palabras
dulces... ¡Hasta me regalò la luna una noche!
RM:
¡Que romantico!
L:
Sì... Yo me sentía como en un sueño; ¡El hombre de mis sueños estaba enamorado
de mi! Pero sentía como si faltara algo...
RM:
Te faltaba sentirlo “completamente tuyo” ¿verdad Lety?
L:
Pues sì... Pero él parecía no sentir el mismo deseo que yo. Imaginate, yo
estaba tan emocionada por estar con él... Y fue entonces que una amiga mia me
aconsejò que fuera yo a insistir y... ¡funcionò! Al inicio él me dijo que no podía
hacerlo pero después, no se como, se convenciò y hicimos el amor...
RM:
¿Y fue como te lo imaginabas?
L:
No... ¡fue mucho mejor! ¡Él fue muy dulce conmigo! Me acariciò, me besò y me
mimò todo el tiempo... Ay ¡fue divino! Lo sentì tan mio...
Rosa
María suspirò encantada
RM:
¿Y luego volviste a hacer el amor con él?
L:
Sì... Dos noches después, y esa vez fue... ¡ay no sé ni como decirlo! ¡Fue magico!
Esa vez había sido idea suya y ¡eso me tenía tan feliz!
RM:
¿Y fue también dulce?
L:
Sì, fue muy dulce pero, al mismo tiempo, ¡tan apasionado! Esa vez lo sentì más
entregado; ¡más mio! Nunca lo voy olvidar... Como nunca olvidaré el fin de
semana que pasamos en Cuernavaca. ¡Nos divertimos tanto juntos! Bueno, siempre
que estabamos juntos nos la pasabamos padrisimo...
RM:
¿Entonces porque insistes a pensar que él no te ama?
L:
Porque el día siguiente a que regresamos de Curnavaca, encontré en su portafolio
una carta que había escrito su amigo donde estaba explicado de p a pa el
maldito plan
RM:
¿Que plan?
L:
El plan que los dos habían armado con tal de no perder la empreza. Ellos habían
planeado de enamorarme para que yo le fuera fiel y, en la dichosa carta, estaba
resumido todo el horror que a él le causaba besarme y hacerme el amor.
Rosa
María había quedado boquiabierta
RM:
¿Y como reacionò él cuando le contaste?
L:
Nunca le dije que yo había encontrado esa carta
RM:
¿Pero porque?
L:
Porque quería convencerme que lo que decía la carta no era cierto y que él de
verdad se había enamorado de mi
RM:
¿Y lo comprobaste?
L:
Bueno, de cierta manera... Yo lo veía sincero pero, cuando lo escuché decir a
su amigo que quería mandarme lejos para poderse casar con su prometida, tuve la
certeza que todo había sido solo una mentira. Te juro que ese día morì... ¡él
me matò!
RM:
Ay Lety, ¡no sabes como lo siento! ¡Tal vez los hombres son monstruos! ¿Por lo
meno te vengaste?
L:
Sì, aunque yo no quería. Yo estaba dispuesta a salir de su vida silenciosamente
y sin escandalo pero su novia, una verdadera bruja, se enterò de lo que él y yo
habíamos hecho por salvar la empreza, me refiero a los embrolles con los
bancos, entonces enterò a la junta directiva y él fue despedido como presidente.
¡No sabes como lo trataron sus padres! Te juro que me hizo tanta pena... ¡Y yo
me sentì tan culpable!
RM:
¿Y eso a pesar de todo lo que te hizo?
L:
Sì porque, a pesar de todo, yo nunca he dejado de amarlo. Por eso no supe
resistir la otra noche cuando él vino hasta acà...
RM:
¡¿Viajò desde México hasta acà solo para verte?!
L:
Eso me dijo... Y yo, como una tonta, ¡caì otra vez en su trampa! Me dejè
embabiar con sus palabras y sus besos y ¡otra vez caì en sus brazos! Y, como si
no fuera bastante, él me jurò que me amaba solo a mi y que yo era la mujer de
su vida
RM:
¡Pero Lety! ¿Como puedes desconfiar de él después de semejante declaración?
L:
¡Te juro que yo estaba convencida de su sinceridad esta vez! Después de haber
vuelto a hacer el amor con él, no tenía la mimina duda cerca de su amor por mi
RM:
¡¿Entonces?!
L:
Su novia, como siempre, ¡ruinò todo! La mañana siguiente a que hicimos el amor,
ella lo llamò al celular y estaba asustada porque él no se reportaba y allì
mencionò algo sobre la boda. ¡Asì me enteré que él no había cancelado su
compromiso con ella! Si de verdad me ama como dice, ¿Porque no tuvo el valor de
enfrentar a su novia? Por eso me resigné... él como sea se va a casar con ella
y yo no puedo hacer nada para impedirlo si asì decidiò.
Rosa
María se quedò pensatiba por algunos momentos antes de expresar su duda
RM:
Algo no me cuadra... ¿Porque se hizo todos eso kilometros para verte, te dijo
que te ama y hizo el amor contigo si después se va a casar de todos modos?
L:
Lo hizo otra vez por la empreza. Fue él mismo que la mañana siguiente me dijo
que tienen problemás y hasta su papà, que es acionista, me llamò para pedirme
ayuda.
RM:
Yo no estaría tan segura que fue solo por eso... Bueno, no conozco a él pero, después
de lo que me acabas de contar, yo no creo que él sea tan frío y calculador. Si
de verdad necesitaba tu ayuda y nada más, no hubiera hecho el amor contigo ya
que la carta decía que le proboca asco hacerlo ¿no crees?
Lety
se quedò a pensar. En realidad no había pensado a esa ipotesi... Si era solo
para la empreza, Fernando podía convencerla sin necesidad de hacerle el amor.
¿Y si Rosa María tenía razon? Otra vez la misma duda. ¿Y si Fernando de verdad
se había enamorado de ella? ¿A caso no fue ella misma a pensarlo cuando hicieron
el amor la noche del sabado?
RM:
Dime una cosa... ¿Que hiciste después de la llamada de la novia?
L:
Lo mandé al diablo y le dije que no lo quería ver nunca más en mi vida
RM:
¿Y él como reacionò?
L:
Pues... no entendía porque le dijera eso después de la maravillosa noche que habíamos
pasado juntos. Por eso tuve que inventarle que me había enamorado de otro
hombre
RM:
Y me imagino que él no te creiò ¿verdad?
L:
No sé si me creiò, pero de seguro se enojò muchisimo cuando le dije que me había
acostado con el otro
Rosa
María había desorbitado los ojos
L:
Y además se puso como un loco y empezò a tirar todo por el aire. ¡Hasta me
asustò! Y, al final de todo, se fue diciendome que no quería verme nunca más y
que yo lo había decepcionado muchissimo.
RM:
¡Lety! ¡Por Dios abres los ojos! ¡Ese hombre està celoso y te ama como un loco!
Estoy segura que, de haber tenido en frente ese presunto otro hombre, ¡lo
hubiera matado! Yo no entiendo porque no cancelò su compromiso pero, si algo es
cierto, ¡es que él te ama! ¡Y tu tienes que hacer algo!
L:
No Rosa María, ya es demasiado tarde. Le dije adiós para siempre y lo dejé
libre de hacerce su vida con quién quiera
RM:
¿Estas segura que él no quiera hacerce su vida contigo?
L:
¡Ya Rosa María, te lo suplico! Sufrì mucho a causa de todo esto y ahora lo que
necesito es tranquilidad. Si Fernando quiere casarse con ella, ¡que se case! Yo
no quiero saber nada...
RM:
Està bien Lety, como tu quieras. Pero acuerdate; no es simple encontrar el alma
gemela. Pocos logran hacerlo y todavía menos son los que logran estar junto a
ella. Fernando es tu alma gemela, ¡no lo dejes ir asì!
Lety
tragò saliva y las lagrimás amenazaron salir de sus ojos.
RM:
Bueno, ahora tengo que irme. Ha sido un gusto platicar contigo Lety; eres una
muy buena persona y espero volver a encontrarte algun día. ¡Gracias por todo!
Lety
y Rosa María se despidieron y después Lety se fue a pasear por la playa.
Siempre que estaba confundida o nerviosa, el rumor de las olas que se rompian
en la orilla del mar, lograban hacerla tranquilizar. Si solo pudiera trajerse
consigo ese sonido...
En
México, mientras tanto, el ocaso había caido sobre la ciudad cuando Fernando
saliò de su oficina. De repente, las muchachas del Cuartel se acercaron a él
pidiendole si tenía noticias de Lety.
PM:
Mire Don Fernando, hemos tratado de localizarla en su casa pero su papá no quiso decirnos nada y, la verdad, ¡estamos muy preocupadas!
S:
¡Sì Don Fernando, no hemos tenido noticias de Lety desde que se fue de la
empreza!
F:
Muchachas, yo no puedo decirle mucho pero no se preocupen porque, muy pronto,
Leticia va a regresar a Conceptos.
Las
seis muchachas emitieron un grito al mismo tiempo brincando de felicidad por el
regreso iminente de su amiga y representante del Cuartel de las feas.
I:
Muchas gracias por enterarnos Don Fernando
F:
No hay de que Irmita. Si me disculpan, me tengo que ir...
Fernando
estaba parado frente a el elevador cuando Marcia saliò de su oficina.
Acordandose de la platica de la mañana, preferiò no decir nada y esperò que
Fernando subiera en el elevador antes de irse. En el fondo, era solo una cuestión
de tiempo...
Lety
estaba con la mirada perdida en el mar cuando Aldo la alcanzò
A:
¿Contemplando el ocaso?
L:
Ay Aldo, no te oì llegar
A:
¿Y como podías si estás perdida en el mar? Pero ¿sabes que? Tu cara,iluminada
por la luz de el ocaso, se vè todavía más hermosa Leticia.
L:
Gracias Aldo; tu siempre tan amable...
A:
Es la pura verdad. Para mi, ¡tu eres la mujer más bella del mundo!
L:
¡Tampoco exageres tanto!
A:
¡Nada de exageración Leticia! La belleza de una mujer no se misura solo con su
aparencia si no con lo que lleva en el corazón y tu corazón refleja un alma
pura y sincera, por eso me enamorè de ti.
Leticia
tragò saliva nerviosamente cuando Aldo le acariciò la mejilla. Por suerte, Aldo
no se atreviò más, viendola tan nerviosa, y lo único que hizo fue besarle la
mano.
A:
Te dejo con tus recuerdos Leticia... ¡Hasta pronto!
Lety
se quedò por otro rato a la orilla del mar cuando empezò a oir una canción que provenía desde un local cerca del mar.
Me duele amarte
Sabiendo que ya te perdì
Tan solo quedara la lluvia
Mojando mi llanto
Y me hablara de ti
Me duele amarte
Los sueños que eran para ti
Se pierden con cada palabra
Y con cada momento que esperé vivir
Me duele más imaginar
Que tu te vas y dejarás
Detrás de ti
Tu ausencia en mis brazos
Me duele tanto sospechar
Que ni tu sombra volverà
Para abrigar
Mi alma en pedazos
Me duele amarte asì
Hasta morir
Lanzandome a la nada viendote partir...
L:
¿Porque todo me hace pensar a ti? Aunque cuando no quería pensarte, todo me
recuerda lo que fuimos y lo que tu eres por mi, Fernando...
Lety
se recostò por un momento en la arena hasta que las menecillas de su reloj
marcaron la 7 y media y sus tripas empezaron a sonar. Leticia se dirigiò al
restaurante del hotel y allì encontrò Carolina con quién cenò.
Fernando,
mientras tanto, se había duchado y peinado antes de salir. Cuando llegò al
departamento de Marcia, una hora después, ella estaba sorprendida en verlo y
aun más sorprendida había quedado al percatarse de lo que Fernando tenía en la
mano
M:
Es.. es..
F:
¿Comida chinese? Sì, tu preferida
Marcia
sonriò antes el detalle de Fernando
F:
Como era mucho tiempo que no cenebamos juntos, me tomè la libertad de pasar por
el restaurante chinese antes de venir acà. No has cenado ¿verdad?
Marcia
solo pudo negar con la cabeza antes que las lagrimás cayeran de sus ojos
F:
¡Ya no llores hombre! Mejor vamos a cenar, ¿Que te parece?
M:
Gracias Fernando
Fernando
solo le guinò el ojo y sonriò
Marcia
se animò y se aprestò a alistar la mesa para cenar, atreviendose a encender dos
velas. Durante la cena, los ojos de Marcia brillaban. Fernando se perdiò por un
momento en el azul de los ojos de ella y no pudo evitar en pensar en como era
bella Marcia. ¿Cuanto tiempo era que no la miraba en los ojos? Fernando seguì
mirandola intensamente hasta que Marcia no pudo sostenerle la mirada y bajò los
ojos, sonrojándose.
Por
toda la duración de la cena, Fernando no lograba dejar de mirarla. Era demasiado
tiempo que no lo hacía y hasta se había olvidado de cuanto era hermosa su
novia. Después de la cena, se quedaron a platicar de negocios en el sofà del
living hasta que Fernando fue tomado por un arranque y la besò en la boca,
dejando Marcia apabullada. Fernando la besaba como no lo hacía desde mucho: profundamente;
con pasión. El beso durò un buen tiempo hasta que Fernando cargò Marcia en sus
brazos y la trajò en la recamara, recostandola dulcemente en la cama y
abalanzandose sobre ella....
Mientras
tanto, en Acapulco, Lety había acabado de cenar y había subido en su habitación.
El reloj marcaba las diez cuando alguien tocò la puerta. Leticia estaba en bata
de baño pero, pensando que pudiese ser Carolina quién tocaba a esa hora,
decidiò abrir la puerta. Su cara cambiò graduación de color cuando se percatò
que quién tocaba era Aldo
L:
¡Que pena Aldo! ¡Pensaba que era Doña Carolina!
A:
No te preocupes Leticia. Si quieres arropate y yo te espero aquì en el passillo
L:
¿Como crees Aldo? Entra y ponte comodo mientras yo me arropo en el baño
A:
Està bien
Aldo
se sentò en la cama al tiempo que Lety se arropò y saliò del baño, sentandose
cerca de él
L:
¿A que se debe el honor de tu visita a esta hora?
A:
Ya sé que es un poco tarde pero necesitabas decirte algo y no podía esperar
hasta mañana...
L:
Bueno, te escucho
A:
Leticia, no puedo más... ¡Necesito demostrarte lo mucho que te amo!
De
repente Aldo tomò Leticia por los hombros y la atrajò a sì, besandola en la
boca. Lety no tuvo ni tiempo de percatarse de lo que estaba pasando cuando Aldo
la recostò sobre su espalda en la cama, abalanzandose sobre ella...
A:
¡Quiero hacer el amor contigo Leticia!
Sigue...
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