martes, 8 de julio de 2014

Capítulo 14




Capítulo 14
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Comienza el cambio

Fernando había regresado en su oficina. Antes de sentarse en el sillón de presidente, había mirado la puerta de la oficina de Lety; se había acercado a ella y estaba por abrirla cuando su corazon empezò a later fuerte. Armado de valor, abrì la puerta y entrò en el “cuchitril”. Todo se veía distinto; ya no estaban los dibujos y las flores en la pared ni la foto con el autógrafo de Benny. En el escritorio solo quedaba la computadora y ya no estaban las cosas de Moty que Lety había traído.
Fernando se sentò en la silla que siempre ocupaba su asistente y cerrò los ojos. De repente, le vino a la mente Lety que llegaba a la oficina salutandolo con su sonrisa y hacendole reverencia. Luego, le vino a la mente el día en que la besò en ese mismo lugar, el día en que contrataron a Pilar Zacaria, y en fin, volviò a recordar  el ultimo beso que se dieron. Lety parecía tan triste y lo abrazaba como si quisiese despedirse para siempre de él. Solo ahora Fernando entendía porque. Tratò de aguantarse y no llorar cuando la puerta de su oficina se abriò y en el umbral apareciò Marcia.

Fernando salì de la cueva y la atendiò.

M: Fernando, perdón si te molesto, pero necesito que me firmes este contrato por pagar el equipo técnico que usamos la noche de la fiesta por el Leon de oro

Fernando firmò los papeles sin hablar pero cuando Marcia estaba a punto de salir, él la detuvo.

F: Marcia, tengo que hablar contigo...

Marcia hubo un escalofrío

F: El día de la junta del comitè, me preguntaste si todavía quería casarme contigo...

M: Fernando, no es necesario que me contestes; ya entendì que...

Fernando la parò y seguì

F: Me caso contigo

Marcia se asombrò

M: ¿Lo dices en serio?

F: Si, claro

M: Es que... ¡yo no creía que nos ibamos a casar! Luego de lo que pasò, jamás me iba a imaginar que tu seguías con esta intención...

Fernando respirò hondo

F: Marcia, lo que pasò en la junta, no tiene nada que ver con lo nuestro. Yo quiero casarme contigo como habíamos planeado. Claro, si tu quieres...

M: ¡Claro que si Fernando! Eso es lo unico que deseo desde hace mucho tiempo. Lastima que no podemos casarnos mañana....

F: ¿Y eso porque si habíamos fijado la fecha con el juez?

M: Porque tenía que confirmar la fecha ayer pero como tu no “estabas de humor” y luego de lo que pasò con la junta, yo pensaba que ya no quierias casarte conmigo entonces no lo confirmè asì que hay que planear otra fecha. ¡Pero no te preocupes! Yo me encargo de eso ¿si?

F: Està bien pero ¡que sea lo más pronto posible!

Marcia se extrañò pero no quise decir nada en respeto

M: Està bien mi amor. Te veo más tarde

Marcia salì de la oficina. Fernando respirò hondo otra vez y se dejò caer en el sillón. Inmediatamente las lagrimás empezaron a caer de sus ojos...



Mientras tanto, en Acapulco, Lety y Carolina habían desayunado y se habían dirigido el la locación del concurso por organizar la sesión de fotos con las participantes. L’escenario por las fotos estaba muy lindo porque era sito cerca la playa, en medio de una oasis donde se encontraban palmeras y naturaleza incontaminada. Lety probò una sensacion de tranquilidad en ese lugar y el día pasò pacíficamente.

Cuando regresaron en el hotel, Carolina le pidiò que se areglara bien porque esa noche le iba a presentar los jueces del concurso. Lety se avergonzò...

L: Ay Doña Carolina, ¡que pena con usted!

C: ¿Porque Lety?

L: Porque yo... ¡no tengo ropa fina ni tampoco elegante!

C: Lety ¡no es para tanto! Vamos de compras asì te ayudo a escojer algo adecuado.

L: Es que... yo no tengo mucha lana. Cuando me despedì de Conceptos, no quise la liquidación y visto el caos que causè...

C: Ay Lety, ¡ni lo digas! ¡Eso no es un problema! Mira, hagamos una cosa... vamos de compras y luego te decurto el gasto sobre tu sueldo ¿que te parece?

L: Està bien Doña Carolina

Lety y Carolina se fueron a una tienda donde vendían ropa muy fina y elegante. 
Lety se sentía fuera de lugar y Carolina se percatò en seguida asì que tratò de tranquilizarla.

C: Lety, ¡no te preocupes! Yo estoy aquì contigo para ayudarte. Verás como te verás distinta luego...

Caro le guinò el ojo y Lety sonreì nerviosamente




Mientras tanto, en Mexico, Marcia había regresado en la oficina de Fernando.

M: Hablè con el juez y dijo que todavía no sabe cuando puede casarnos pero me asegurò que la fecha serà entro de un mez. ¿Te parece?

F: Si Marcia

M: Bueno... ¿Y que vas a hacer ahora? ¿Ven a mi departamento o te vas a tu casa?

F: Prefiero irme a mi casa Marcia. La verdad es que todavía no me he recuperado totalmente y prefiero ir a descansar si eso no te molesta...

Marcia se acercò a él y le puse una mano sobre la mejilla derecha

M: ¡Claro que no mi amor! Vete a descansar y nos vemos mañana.

Marcia lo besò en la boca pero Fernando no correspondiò. Marcia suspirò y saliò de la oficina.

Fernando abriò el cajon de su escritorio y sacò una foto pequeña de Lety; la besò y, casi sin voz, le dijo: ¡Perdoneme Lety!

Marcia estaba en el pasillo cuando Alicia la detuve por preguntarle que había pasado. El Cuartel estaba pendiente entonces Marcia le pidiò que fueran a su oficina. Allì adentro, Alicia le preguntò que había pasado con Fernando y con su boda.

AF: Entonces dime algo Marcia! ¿Lo sorprendiste con su amante? ¿Cancelaste la boda? ¡Habla por Dios!

M: No Alicia, nada de eso. Simplemente hemos pospuesto la fecha.

AF: ¿Y eso porque?

M: Porque tuvimos problemás en la empreza...

Marcia no quería contarle a Alicia de el embargo y de todo lo que había pasado en la junta entonces se limitò a tranquilizarla sobre la boda.

M: Entro de un mes nos vamos a casar.

AF: Bueno, me alegro mucho por ti pero....

M: ¿Pero?

AF: ¿Que pasò con su amante? ¿La dejò?

Marcia se quedò pensativa

M: No sé Alicia… no sé que pasò con esa mujer pero lo raro es que ¡fue él que me insistiò que nos casaramos! Por eso creo que la relación con esa mujer se acabò. Espero solo que se la quite pronto del corazón...

Una lagrima saliò de el ojo derecho de Marcia.

AF: ¡Ay amiga verás que si! ¡Tu misma dijiste que fue él que te pidiò que se casaran pronto! ¡Estoy segura que ya no piensa a esa mujer!



Entretanto, en Acapulco, Carolina, había encontrado el vestido perfecto para Lety; se trataba de un vestido negro, de manga corta, cerrado en la parte delantera por siete botones. La falda del vestido hacía efecto globo y llegaba hasta las rodillas. Le quedaba de incanto y hasta Lety parecía feliz con ello. Luego Carolina le ensegnò los zapatos. Se trataba de zapados escotados de color beige que tenían un tacones más alto de lo que Lety acostumbraba.

L: Pero Doña Carolina ¡yo no se caminar con estos tacones!

C: Lety vas a aprender en seguida ¡no te preocupes!

L: Espero que no me tropiezo con alguien jejeje

Lety y Carolina salieron de la tienda y se dirigiron a el hotel por areglarse por la 
noche.

En su habitación, Lety se había bañado y areglado el cabello y luego se puse el vestido negro. Se mirò en el espejo y quedò estupefacta. El blando tejido modelaba las formás de su cuerpo y le regalaba una silouette muy armonica. Los zapatos con tacones la hacían parecer más alta y esbelta. De repente, Carolina tocò la puera y cuando Lety le abriò, ella sonriò.

C: Lety ¡te ves hermosa! Pero es como se te falta algo y te sobra algo más...

L: ¿Que quiere decir Doña Carolina?

Que ya es hora de quitar un poco de pelo de tu cara, pensò entre sé Carolina

C: Bueno que te maquilles un poco y que cambie un poquito el cabello ¿no crees?

L: No Doña Carolina ¡se lo ruego! Yo no quiero cambiar mi apariencia ¡por favor!

C: Lety ¡tan poco dijo que te quiero hacer una cirugía plástica! Solo quiero areglarte la cejas y ponerte un poco de maquillaje ¿me permites?

Lety tenía miedo. La unica vez en que se había maquillado, era cuando lo había hecho por Don Fernando y parecía ridicula.

Carolina seguía mirandola con mirada de cuestionamiento y por fin Lety se conbenciò.

L:...està bien, Doña Carolina. ¡Pero que sea no más tantito!

C: Lety te prometo que luego me vas a agradecer. ¡Vamos al salón de belleza!

En el salón de belleza, Carolina encargò la esteticista de areglar las cejas de Lety y de quitarle el velo que tenía sobre los labios. Mientras que la señorita areglaba Lety, ella hablò con el maquillador por decirle como tenía que maquillarla. Èl le propuse un cambio de peinado pero Lety se negò categóricamente. Despues de 40 minutos, Lety estaba lista. Carolina la mirò y quedò boquiabierta. Su cara se veía distinta y no solo porque no traía los lentes (el maquillador le había pedido de remplazarlos con lentes de contacto por esa noche por enfatizar el maquillaje) sino porque, con la cejas más finas y sin los bigotes, su rostro parecía más dulce. El maquillaje enfatizaba sus características: sus ojos estaban contornados por una sombra marrón/caramelo; sus mejillas traían rubor rosa y sus labios tenían labial rosa delicado. Lety se mirò en el espejo y quedò en shock. ¡Casi no se reconocía!

Carolina mirò la hora en el reloj y se percatò que ya era bastante tarde asì la arrastrò y las dos de apresuraron en el restaurante.

Cuando llegaron a la mensa, casi todos los invitados estaban sentados. Carolina se disculpò por el retraso y presentò Lety a los presentes.

C: Lety, ellos son Lupita Jones, Miss Universo 1991 y Directora Nacional del concurso Nuestra Belleza Latina; Mario Juarez, representante de una empreza que trata trajes de baño; Santiago Valdez, representante de Garnier Fructis, una linea de productos por cabello y ella es Gloria Jimenez, representante de Maybelline New York, una linea de maquillaje muy conocida en todo el mundo. Ella es mi asistente.

L: Mucho gusto; Leticia Padilla Solis.

C: ¿Y Aldo todavía no ha llegado?

GH: No pero no debe de tardar

En ese instante, un hombre sollevò Carolina por detras y la hizo voltear

A: ¡Carolina Angeles!

C: Ay Aldo ¿ quién podía ser si no tu? ¿Como estás?

A: Muy bien, gracias. ¿Y tu? ¡No, no me digas que te veo hermosa!

C: ¿Se ve? ¡Que bueno!

Carolina hizo una sonrisa picara

C: ¡No sabes que gusto verte!

A: El placer es todo mio Caro

Aldo la besò en la mejilla

Lety miraba el hombre y le parecía conocido

C: Aldo, deja que te presente Lety, mi asistente

Lety le estrechò la mano

L: Leticia Padilla Solis, mucho gusto

A: Mucho gusto. Yo soy Aldo Domenzaìn

Aldo le besò la mano y Lety enrojeciò. Aldo la mirò fijo en los ojos y le preguntò:

A: Disculpe la pregunta pero su cara no es nueva... ¿nos habíamos encontrado antes?

Lety, muy avergonzada tartamudeò

L: n..no sè...

A: ¡Claro! ¡Ahora me acuerdo! Usted es la señorita que anoche estaba contemplando el acuario ¿verdad?

L: Asì es señor.

A: Ay no, no me diga señor! Llameme simplemente Aldo

Él le sonriò y Lety le devolvió la sonrisa.




En el D.F, Fernando estaba dormido en su cama pero su sueño no estaba tranquilo...

En su sueño veía Lety, vestida de blanco, correr a la orilla del mar. Parecía feliz y llegaba en la mano un papel blanco. Despues, veyò una escena distinta donde Lety estaba de espalda y tenía por la mano un hombre dal pelo rubio. En seguida 
Fernando se percatò que estaba en una iglesia y escuchò una voz:


Voz: Leticia Padilla Solis, quieres tomar a este hombre por tu legítimo esposo, para vivir con él conforme a la ordenanza de Dios, en el santo estado del Matrimonio? ¿ Le amarás, consolarás, honrarás y conservarás en tiempo de enfermedad y de salud; y, renunciando a todos los otros, te conservarás para él solo, mientras los dos vivieren?

Lety se volteò hacia Fernando y le sonriò. Después mirò el güero que tenía por la mano y contestò a el sacerdote

L: Si, ¡lo quiero!

Fernando se despertò de repente gritando:

F: ¡¡No Lety, no!!



Sigue...

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