Capítulo
20
_____________
El
peso del remordimiento
Aldo
había logrado tranquilizar a Lety, haciendola acostar en la cama, cuando de
repente ella se levantò de golpe tocandose el pecho en el lado del corazón y,
entre sollozos, pronunciò el nombre que él más odiaba: Fernando.
A:
Leticia ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
Lety
negò con la cabeza
L:
Aldo, por favor, necesito estar sola. Te prometo que voy a estar bien pero
necesito mi espacio. No lo tomes a mal pero quiero que te vayas
A:
¿Estás segura? ¿No quieres que me quede otro rato contigo?
L:
No Aldo, te lo agradesco pero ya hiciste mucho para mi hoy. Nos vemos mañana
¿si?
Aldo
no pudo hacer otra cosa que retirarse y dejarla sola
Leticia
puso otra vez su mano derecha sobre el corazón y suspirò hondo.
L:
Siento que Don Fernando està sufriendo... Ay Dios ¿porque tenemos que sufrir
asì los dos? ¡Todo sería más facil si él estubiera sincero!
Leticia
se recostò en su cama y, al abrazar el almohada, se percatò que en ella permanecía
el aroma de Fernando. Lety la estrechò más fuerte...
L:
Don Fernando... Aunque cuando no està conmigo, ¡siempre està presente!
Lety
necesitaba desahogarse entonces agarrò su diario numero 9 y se puso a escribir:
Diario:
Anoche fue una de las noches más maravillosas de mi vida... Don Fernando y yo
volvimos a hacer el amor y esta vez ¡no fue en mi sueños! Él vino hasta acà
solo para verme y eso ¡me tiene tan feliz! También vino para aclararme que de
verdad me ama y ¡juro que lo sentì! ¡Lo sentì con toda mi alma! Lo sentì cuando
me acariciaba, cuando me besaba... ¡Sus besos tocaron cada cuerda de mi alma!
Él fue tan tierno, tan dulce pero al mismo tiempo, ¡tan apasionado conmigo! Se
entregò a mi, cuerpo y alma asì como lo hice yo... ¡Fue mágico! Anoche me sentì
la mujer más feliz del mundo porque entre sus brazos, sentía que no había nada
que temer; él era como el principe azul que vino para salvar su princesa y
protejerla contra vento y marea... ¡Me ilusionè tanto con lo que pasò! Era como
si el tiempo se hubiera vuelto atrás... Esta mañana pero, el hechizo se rompiò
por culpa de la brujas del cuento... ¡Doña Marcia! Ella siempre logra arruinar
todo... En realidad no sé si es justo que yo diga eso porque, al final de
cuentos, soy yo la que arruinò todo entreponiendose entre ellos... Sé que debería
sentirme culpable pero ¡no puedo! Todo lo que hice, lo hice porque yo amaba a
Don Fernando. En aquella epoca, me importaba poco que él estubiera compromiso
con ella porque sabía que no la amaba y además, él mismo me prometiò romper su
compromiso con ella después de la junta del comité. Esta vez pero es
distinto... Esta mañana lo llamò Doña Marcia, muy angustiada porque él no le
contestaba a sus llamadas, y le dijo que no quería tener esos sustos cuando
estuvieran casados... ¡Casados! ¿Te das cuenta? Él no rompiò su compromiso con
ella y eso quiere decir que esos sentimientos que él dice tener por mi, no son
verdaderos... Estoy segura que otra vez fue toda una traición de mi corazón que
quiere convencerme que él es sincero... Ay pero ¿porque sigo con esa duda que
él me ame de verdad? Serà que él se entregò con una dulzura que.... no sé...
¡esta noche lo sentì tan mio! Era como si nustros corazónes fueran lo mismo o
si estubieramos la misma persona cuando hacíamos el amor... Es inútil que me engaño
a mi misma... ¡Yo sigo amando a Don Fernando con todas las fuerzas de mi alma
pero estoy harta que él me use a sus antojos solo para salvar su empreza! Por
eso tuve que inventarle que lo que había pasado entre nosotros, para mi había
sido una noche más... Él porsupuesto no me creyó y es por eso que, además, tuve
que decirle que me había acostado con Aldo y que estoy enamorada de él. ¡Sé que
lo que hice es horrible pero era la única manera para alejarlo para siempre de
mi! Fue una decisión sufrida pero sé que fue la mejor... Solo espero que no
haya errado mi palpito porque si realmente Fernando me ama, y sufriendo por mi
culpa le llega a pasar algo, ¡juro que me muero!
Finalmente
Lety logrò durmirse, abrazada al almohada y con el aroma de el hombre de su
vida que acompañaba sus sueños.
Fernando,
mientras tanto, se había acostado en su cama y no paraba de torturarse.
F:
Lety... ¿Porque Leticia? ¿Porque tuvo que decirme todo eso? ¡Al solo pernsarlo
me hierve la sangre! ¿Como pudo acostarse con ese tipo? No, no lo puedo
creer... ¡No puede ser la verdad! ¡Lety es mia! ¡Solo mia! Sé que le dije que la
habría dejado libre pero juro que si vuelvo a ver ese mendigo infeliz, ¡lo voy
a matar con mis proprias manos!
Fernando
no lograba tranquilizarse; se había levantado de la cama y había empezado a
paserar por todo el cuarto pronunciando maldiciones hacia el rubio.
F:
Maldito... ¡¡Que seas maldito güero infeliz!!
Finalmente
Fernando fue ganado por el cansancio y se durmiò.
Pasaron
unas horas y casi a la medianoche, Marcia regresò en la casa de su novio. No oyendo
ruidos, Marcia se espantò pensando que Fernando podía haber cometido otra
locura pero después, acercandose a la recámara, comprendiò que él se había
quedado dormido. Marcia decidiò aprovecharse y se acostò cerca de él en la
cama, apoyando su cabeza sobre el pecho de Fernando.
Instintivamente
Fernando la abrazò, como había echo con Leticia en la mañana y, todavía
durmido, pronunciò dos palabras “Mi vida”. Marcia lo mirò y sonriò. Después
unos minutos pero, la actitud de Fernando cambiò... Su sueño se hizo inquieto y
de repente empezò a temblar y a sudar frío...
En
su mente veía Lety besarlo y después separarse de él para acercarse a otro
hombre; el mismo güero que él había conocido en Acapulco. Fernando la miraba,
gritandole de regresar en su brazos pero ella, en lo contrario, se iba a los
brazos del güero que la recostaba en una cama, se abalanzaba sobre ella y
empezaba a acariciarle el costado del muslo, levantandole levemente la falda.
Lety, en toda respuesta, miraba a Fernando y sonreía.
Fernando
se puso a gritar: ¡¡No!! ¡Bastardo no la toques!
Marcia
se espantò
M:
¡Calmate Fernando por Dios! ¡Solo era una pesadilla!
Fernando
tragò saliva y se puso sentado en la cama. Marcia lo acariciaba tratando
de
tranquilizarlo.
F:
Ay Dios... ¡Que horrible pesadilla! ¡¡Juro que lo voy a matar!!
M:
¿A quién vas a matar?
Fernando
mirò Marcia que estaba confundida
F:
¡A un perro que me arruinò la vida quitandome lo más sagrado que tenía!
M:
Fernando, no te entiendo... ¿Que es lo que te quitaron?
F:
Nada Marcia... Yo solo me entiendo. ¿Y tu que haces aquì? Bueno, no importa...
regresa a dormir que ahorita yo te alcanzo; tengo que tomar un poco de agua a
ver si me tranquilizo...
Fernando
bajò en la cocina y llenò una copa de vidrio con agua. Tomò un par de sorbos y
respirò hondo, tratando de normalizar su latido que estaba acelerado, pero,
cuando cerrò los ojos, volviò a ver la misma escena del sueño y estrechò fuerte
la mano que tenía la copa, rompiendo la misma y hiriendose ligeramente la mano.
F:
Leticia Padilla Solis, ¡No quiero verte nunca más! ¿Como pudiste acostarte con
ese imbécil? ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!
Marcia
había alcanzado a escuchar la parte final de la frase, cuando él declaraba a puro gritos que odiaba a alguien, y
entendiò que el mal humor de Fernando era debido seguramente a la traición de
Leticia.
M:
¡Fernando ¡¿que te hiciste?!
Marcia
le tomò la mano herida
F:
No es nada Marcia regresate a la cama
M:
¡Como que no es nada si estás sangrando! Dejame ver que te hiciste...
F:
¡Dejame en paz de una vez Marcia Villaroel! ¡Ya te había pedido que no vinieras
para acà! Por lo menos no te metas en mis asuntos... Si quiero lastimarme, ¡dejame
lastimar! Total no voy a estar peor de como me siento... ¡Ya me mataron! Ningún
dolor va a ser más fuerte de lo que siento ahorita...
Fernando
bajò la mirada y empezò a sollozar
Marcia
se apabullò con su reacción y preferiò regresar en la recámara, maldiciendo
Leticia Padilla Solis y el momento en que entrò en la vida de su novio.
Fernando
pasò toda la noche sentado en el sofà de la sala de estar hasta que la mañana
llegò sobre la Ciudad de Mexico y él decidiò refugiarse en la regardera. Bajo
de la lluvia, él seguía pensando en Leticia... No obstante todo lo que ella había
dicho, Fernando no lograba dejar de pensar en ella y en la noche que habían
pasado juntos. Esa noche él había vuelto a sentirla suya, ¡completamente suya! Todavía
sentía su aroma sobre su piel y la suavidad de sus caricias en su alma. No podía
ser solo una noche más como ella había declarado...
Cuando
Fernando saliò del baño, trajeado y peinado, Marcia estaba frente a el tocador
de la recámara, terminando de areglarse. Fernando la mirò en el reflejo de el
espejo...
F:
Perdoname Marcia... Anoche fui muy grosero contigo y te gritè. Te juro que no
era mi intención tratarte asì es solo que estoy muy nervioso con todo lo que
pasò... Yo...
M:
No te preocupes Fernando; te endiendo. Yo también estoy muy nerviosa por la situación
de la empreza asì que no te culpes por eso. Para mi pierde cuidado lo que pasò
anoche. ¿Me dejas revisar tu mano y asì nos vamos?
Fernando
estaba realmente sorprendido por la actitud de Marcia. A pesar de todo lo que
le había dicho esa noche, ella seguía a su lado, preocupandose por él.
Marcia
y Fernando se apersonaron en Conceptos a primera hora puesto que la reunión con
el abogado estaba fijada por las 8 de la mañana. En la sala de junta, ya
estaban reunidos los papas de Fernando juntos con el abogado Santa Maria, Omar
Carvajal y Ariel Villaroel.
DT:
¡Que bueno que llegaron hija!
M:
Hola Teresita; Humberto...
Los
dos se sentaron y Humbertò diò inicio a la reunión.
DH:
Bueno, me imagino que todos saben porque estamos aquì... Él es el Licenciado
Marcelo Santa Maria, el abogado que irà a seguir el caso de Conceptos.
MSM:
Mucho gusto
Todos
se presentaron con el abogado
DH:
Yo mismo hablè ayer con el Licenciado y le expliquè la situación de la empreza
y él me dijo que las cosas podían recuperarse de cierta manera ¿verdad
Licenciado?
MSM:
Asì es Don Humberto. La situación es muy grave pero todavía tenemos la esperanza
de poder salvar a Conceptos
M:
¡Que bueno!
F:
¿Que es lo que tenemos que hacer, Licenciado?
MSM:
Mire Señor Fernando, ante todo sería indispensable la presencia de la
Licenciada Padilla o de alguien que representes Filmo Imagen...
Marcia
desorbitò los ojos
DH:
Fernando, ¿tu sabes donde està Leticia?
Fernando
tragò saliva
F:
...Si papà... Ella està trabajando por Carolina Angeles en Acapulco
DH:
Bueno entonces llamala y dile que se aparesca por acà porque es necesaria su
presencia
F:
No puedo papà. Si quieres te doy el numero de celular de Carolina asì te
comuniques con ella pero ¡yo no quiero hablar con Leticia!
Fernando
saliò de la sala de junta y se refugiò en el baño de presidencia
F:
¡No Diosito te lo suplico! ¡Que ella no regrese! ¿Como voy a hacer a mirarla en
los ojos después de lo que pasò? ¡Yo no quiero verla nunca más! No puedo...
Mientras
tanto, en la sala de junta, Teresita estaba preocupada por su hijo
DT:
¿Que le pasa a Fernando?
M:
Es obvio Teresita... Después de lo que pasò en la junta del comité, ¡Fernando
no quiere ver a Leticia ni pintada y yo estoy con él!
DT:
Entiendo que ella, de cierta manera, lo haya defraudado pero ¿tanto rancor le
tiene a esa mujer?
M:
Ni te imaginas cuanto Teresita...
Ariel
interrumpiò la platica de las dos mujeres con una pregunta llave
A.V:
¿Que es exactamente lo que tiene que hacer la Licenciada Padilla?
MSM:
Lo que la Licenciada Padilla tiene que hacer es, ni más ni menos, lo que hacía
antes. Lo mejor sería que las cosas siguieren como siempre porque, a pesar de
todos, Conceptos se estaba recuperando gracias a el ayuda de Filmo Imagen pero
parece que ahora esa empreza no està funcionando como debería...
A.V:
Seguramente porque la Licenciada se lavò las manos dejando todo a cargo
nuestro...
MSM:
Eso no es cierto. Ella en ningún momento dejò nada en su manos. La carta blanca
que firmò, desafortunadamente no sirve de nada y además, desde que Filmo Imagen
se parò, Conceptos no ha vuelto a hacer progresos y, si sigues asì, entro de
pocos diaz no habrà nada que hacer para salvar la empreza.
DH:
¡Pero eso no puede pasar!
MSM:
Entonces le sugiero que se ponga en contacto con la Licenciada Padilla para que
colabore. De otra manera, no hay manera de salvar Conceptos.
Fernando
mientras tanto, se había refrescado el rostro y después regresò en la sala de
junta
A.V:
¿Eso quiere decir que tenemos que recontratar a la Licenciada Padilla?
MSM:
Bueno, Licenciado Villaroel, ya le dije que lo mejor sería que las cosas funcionaran
como antes. La Licenciada Padilla y el Señor Mendiola, después de todo,
hicieron un buen trabajo; Conceptos se estaba recuperando y sería bueno que seguiría
asì.
F:
Eso no puede ser....
DH:
¿Porque?
F:
Porque la Licenciada Padilla ya no quiere trabajar por nosotros.
MSM:
No Señor Mendiola, me temo que usted no haya entendido cual es la situación...
La Licenciada no debe trabajar por ustedes...
M:
¿Entonces?
MSM:
¡Son ustedes que teneis que trabajar para ella!
M:
¿¡Que!?
MSM:
Asì es Señorita... La Licenciada Padilla es oficialmente la dueña de Conceptos
y depende de ella que la empreza siga adelante.
Todo
los presentes no podían creer en lo que escuchaban.
A.V:
¡Licenciado eso es absurdo!
Humberto
estaba apabullado y te tomò un tiempo antes de hablar
DH:
Licenciado Santa Maria, según usted ¿que se supone que tendriamos que hacer?
MSM:
Bueno la mia es solo una opción pero... Sería mejor que la Señorita Padilla se
hiciera cargo de Filmo Imagen y... de Conceptos también.
M:
Ay si, como no. ¡Ahora nos falta solo elegirla como presidenta!
Humberto
se quedaba muy serio
DH:
Si eso es lo que tenemos que hacer para salvar Conceptos, ¡eso es lo que vamos
a hacer!
Fernando
casi se desmayaba. Entre sí empezò a pensar:
¿Lety presidenta de Conceptos? ¡Por Dios es absurdo! ¡Ella jamás aceptaría! ¿Y
yo? ¿Como puedo olvidarla tenendola todo el día frente de mi? Bueno.... supongo
que ni siquiera me permitiría poner un pie en la empreza si de verdad acepta...
Los
piensamientos de Fernando fueron interumpidos por la vehemencia de Marcia
M:
No Licenciado ¡eso jamás va a pasar! ¡Leticia jamás va a asumir la presidencia!
MSM:
Señora, la mia era solo una ipotesi; son ustedes que deciden pero se acuerde...
Si no logran convencer la Licenciada Padilla a colaborar, ustedes van a perder
su empreza.
DT:
Todo esto es absurdo...
DH:
Mire Licenciado, hagamos una cosa. Dejanos un tiempo para decidir que hacer y mañana
nos reunimos para actualizarnos
MSM:
Està bien Don Humberto; nos vemos mañana entonces.
DH:
Gracias de todo Licenciado.
El
Licenciado Santa Maria saliò de la sala.
DT:
Humberto, ¡no puedes permitir eso por Dios!
DH:
Teresita, ¿tu crees que a mi me alegra entregar la presidencia de mi empreza a
una desconocida? Jamás en mi vida podía pensar que un día nos pasaría algo asì
pero pasò y ahora tenemos que pagar la consecuencias...
Fernando
se sentía un miserable; después de todo, la culpa de ese lio había sido suya.
DH:
Bueno, ahora mismo voy a tratar de comunicarme con Leticia y espero que ella sea
dispuesta a colaborar...
Fernando
sabía perfectamente bien que Leticia jamás iba a colaborar. Ella había sido muy
clara la mañana anterior en decirle que no quería volver a Conceptos y que no quería
verlo nunca más a él.
Humbero
saliò de la sala de junta y se adentrò a presidencia para llamar a Carolina.
C:
¿Bueno?
DH:
¡Hola Carolina! ¿Como estás? Soy Humberto Mendiola
C:
¡Humberto! ¡Que gusto oírte! Estoy bien gracias, ¿y tu?
DH:
Desafortunadamente no tan bien como tu...
C:
¿Que pasa?
DH:
Mira Carolina, el motivo de mi llamada no es exatamente hablar contigo si no comunicarme
con Leticia. Fernando me dijo que està allì contigo
Carolina
tragò saliva
C:
¿Quieres hablar con Lety? Perdón Humberto pero... ¿de que?
DH:
Voy a ser honesto contigo Carolina... Tenemos serios problemas en Conceptos y
si Leticia no nos auyda, el riesgo es que Conceptos dejarà de existir. ¿Puedes
comunicarme con ella?
C:
Si claro... Mira, hagamos una cosa, yo la busco y después te hago llamar ¿que
te parece?
DH:
Està bien Carolina. A ella espero
Carolina
colgò y corriò de inmediato en la habitación de Leticia.
C:
¡Lety! ¡Ay Lety ahora si que se armò la guerra!
L:
¿Que quiere decir, Doña Carolina?
C:
Ni te imaginas con quién acabo de hablar...
Lety
tragò saliva pensando que Carolina había hablado con Don Fernando o peor, ¡con Doña
Marcia!
C:
Me llamò Humberto Mendiola directamente de Conceptos pidiendome de comunicarlo
con ti
Lety
no entendía...
L:
¿Que quiere de mi Don Humerto?
C:
Parece que tienen problemas serios en Conceptos y que necesitan tu ayuda. Te soy
sincera Lety, Humberto me pareciò verdaderamente angustiado...
L:
Pero... ¡si yo le dejè una carta blanca donde dejaba todo en sus manos! ¿Para
que me necesita ahora?
C:
Bueno lo mejor es que hables directamente con él y averigues
L:
¡Pero yo no quiero hablar con él!
C:
¡Lety! ¡Ahora no es tiempo de hacher caprichitos! ¡Toma el telefono y llama a
Conceptos para ver que quieren!
Lety
obedeciò y llamò a Conceptos; Carolina se quedò con ella.
DH:
¿Bueno? ¿Leticia es usted?
L:
Si Don Humberto. Me dicieron que necesitaba hablar conmigo...
DH:
Asì es Leticia. Bueno, lo mejor sería hablar de cara a cara; ¿Usted no puede
venir aquì en Conceptos?
L:
Lo siento mucho Don Humberto pero ahorita estoy fuera del Pais y no voy a
regresar hasta la proxima semana...
DH:
Entinedo... Mire el motivo para que la llamè, es muy serio... Conceptos tiene
problemas porque los bancos se enteraron del embargo y quieren demandarnos por
fraude. Lo primero que hicimos, fue contractar a un abogado y él mismo nos dijo
que era necesaria su presencia aquì
L:
Pero yo ya le expliquè que no estoy en Mexico...
DH:
Si Leticia, lo entiendo, pero ¡usted tiene que ayudarnos!
L:
¿Y eso para que? ¿Por como me trataron ustedes después de la junta del comité?
Humberto
tragò saliva y después seguì
DH:
Mire Leticia, yo se que nosostros no nos comportamos bien con usted cuando se
fue pero trate de entendernos... ¡Estabamos sumamente decepcionados con lo que
usted y Fernando hicieron! Sé que no estoy en derecho de pedirle nada pero se
lo ruego Leticia, ¡ayudenos a salvar a Conceptos! Además fue también su culpa
si estamos en esta situación...
Lety
no sabía que hacer... Don Humberto tenía razón en decirle que la culpa era también
suya pero ella no quería regresar en Conceptos. Regresar allì quería decir
volver a ver a Don Fernando y ¿con que cara lo iba a enfrentar después de todo
lo que le dijo?
L:
Lo siento mucho Don Humberto pero no tengo la menor intención de regresar a
Conceptos. Adiós
Lety
colgò
C:
Lety ¿porque te portes asì?
L:
¿Asì como?
C:
¡Como una niña chiquita! Sabes perfectamente bien que el fracaso de Conceptos
fue también tu culpa... Entiendo que obedeciste a la orden de Fernando pero tu también
estas involucrada y es tu precisa responsabilidad hacerte cargo de tus culpas.
L:
¿Con eso me quiere decir que tengo que regresar a Conceptos?
C:
Mira Lety, yo no voy a obligarte a regresar a Conceptos pero te pido que lo
pienses bien... Yo sé que el verdadero motivo para que no quieres regresar es
Fernando pero, si Conceptos se liquida, ¿no piensas a todos los empleados que
se quedarían en la calle? ¡Primero de todos tus amigas del Cuartel! Piensalo
bien Lety; de tu decisión depende el futuro de muchos...
Mientras
tanto, Humberto había regresado en la sala de junta, anunciando que Leticia no tenía
intención de colaborar.
A.V:
¿Y de que te sorprendes Humberto? ¡Era obvio que ella se iba a lavar las manos!
Se quedò con la dos empresas y nos dejò en lios
F:
Eso no es cierto Ariel... Ella dejò la carta blanca, convencida de devolvernos
Conceptos. ¡No es su culpa si ese papel no sirviò de nada! Seguramente Leticia
actuo en buena fé...
Marcia
no lograba entender la actitud de Fernando: ¿Como podía él defenderla después
de todo lo que había dicho de ella la noche pasada?
F:
Si me disculpan, tengo que irme. Nos vemos mañana
Marcia
también saliò de la sala de junta y se fue a su oficina para hacer una
llamada...
En
la tarde, Lety estaba paseando con Aldo en la playa y le estaba contando de la
llamada con Don Humberto
L:
Yo sé que la culpa de todo esto es también mia pero ¡no quiero regresar a
Conceptos! La manera en que me sacaron fue demásiado humillante para mi... ¡Me
trataron como si fuera una delincuente! ¡Casi me sacan a patadas!
Aldo
la escuchaba con atención
L:
Y además....
A:
Además no quieres volver a ver a Fernando ¿verdad?
Lety
asintiò con la cabeza
A:
Mira Leticia, yo te entiendo perfectamente y te apoyo en todo lo que sea. Si tu
no quieres irte para allà, ¡no ir y ya! ¡Que se preocupen ellos de su empreza!
¡Que Fernando se haga cargo de sus errores! Tu ya pagaste demasiado por los
errores de él y ahora es hora que Mendiola aprenda a cuidarse solo
Leticia
permanecía pensativa...
A:
¿En que estás pensando ahora?
L:
...que quizás tienes razón... ¡Estoy harta de Coneptos, de Don Fernando y de
todo! No quiero más hablar del tema... Es más, ¿que te parece si nos damos una
vuelta por algun lado?
La
mirada de Aldo se iluminò; él no deseaba otra cosa más que estar con Leticia y
acontentarla en todo lo que sea con tal de verla feliz
Mientras
tanto, en el DF, Omar estaba preocupado por Fernando y se adentrò en
presidencia por hablar con él
O:
¿Que te pasa hermano?
F:
¿Que me pasa? ¡Que no quiero volver a ver a Leticia nunca más en mi vida! Eso me pasa...
O:
¿Pero como? ¿No eras tu que él que me decía que la amaba más que a su vida?
F:
Eso ya pasò Carvajal...
Omar
no entendía la actitud de Fernando però percibía
que algo había pasado entre ellos.
O:
Fuiste por ella ¿verdad?
Fernando
asintiò
O:
¿Y que pasò?
En
ese momento Marcia estaba por golpear la puerta pero, cuando escuchò que
Fernando no estaba solo, se quedò a escuchar la platica
F:
¡Se materializò mi pesadilla!
O:
¿Que me quieres decir con eso?
F:
Que ella ya no me ama... Es más; dice que se enamorò de otro hombre y que además,
¡se acostò con él! ¿Te das cuenta Carvajal? ¡El amor de mi vida me confesò
placidamente que està enamorada de otro cuando yo me muero por ella!
Marcia
tragò saliva y las lagrimás empezaron a salir de sus ojos.
O:
¿Pero como si estaba loca por ti?
F:
No se... y te juro que al principio no quería creerle porque....
O:
¿?
F:
...la otra noche hicimos el amor y ¡fue maravilloso! Te juro que la sentì tan
entregada; ¡tan mia! ¿Y después ella que? ¡Me confiesa que por ella había sido solo
una noche más y que està enamorada de un maldito güero resueño!
Fernando
agarrò un portaplumas y lo lanzò hacia la puerta de presidencia. Marcia se
espantò y corriò a su oficina, echandose a llorar con toda el alma.
M:
¡No Dios mio no! Yo sabía que Fernando estaba enamorado de otra mujer pero... ¡Escucharlo
hablar asì me mata! Entonces fue por eso que ayer estaba como una fiera...
¡Eres una estúpida Marcia Villaroel! ¿Porque te encapriches a seguir con él si
està claro que él no te ama? Claro... ¡porque yo lo amo con todas mis fuerzas!
No, ¡no voy a permitir que ella se salga con la suya! ¡Él es MI hombre y no voy
a permitir que ella me lo quite! ¡Voy a luchar por él! ¡Voy a reconquistarlo!
Total, él mismo dijo que ella se enamorò de otro.... Pero ¿quién es ella? Si
solo pudiera verla en la cara...
Fernando,
mientras tanto, seguía platicando con Omar
F:
Me matò hermano... ¡Lety me matò! Hubiera perdonado el hecho que me servì en charola
de plata adelande de la junta poruque, en el fondo, me lo merecía, pero eso
no... ¡El hecho que se haya entregado a otro hombre no puedo soportarlo!
O:
Fernando permiteme una pregunta... ¿Estás completamente seguro que es la
verdad? Digo, sin que te ofendas, ¡Lety es fea! ¡Es un monstrete! ¿Como puede
haber hombre que quiera acostarse con ella?
F:
¡Omar! ¡Maldita sea! ¡Deja de decirle fea! Igual yo mismo vì ese cretino...
O:
¿En serio?
F:
Aha. Cuando llegué a Acapulco, los incontré el la playa besandose
O:
¿En la playa besandose? ¡Pero que descaro! ¿Y luego que pasò? ¿Lety no se
acontentò del güerito y se diò una vuelta entre tus brazos?
A
Fernando le hirviò otra vez la sangre
F:
¡No sé! Cuando ella me viò se desmayò y yo mismo la llevé en mis brazos a su habitación
y allì... No sé Omar... Allì ella me mirò como siempre lo ha hecho...
O:
¿Con el ojo bisbirulo?
F:
¡Ya Omar! ¡Me miraba con amor! Esa misma noche hicimos el amor y volvì a
sentirla mia... ¡Por eso me parece absurdo lo que me haya dicho la mañana
siguiente!
O:
Ay Fernandito... ¡si es asì estamos en problemás!
F:
¿Estamos?
O:
¡Claro! ¿No te has puesto a pensar ni por un segundo que si ella, de verdad,
està enamorada de otro hombre, ya no podimos manejarla?
F:
Omar, ¿tu de verdad crees que todavía podemos manejar a Leticia a nuestro
antojo? ¡Ella leyò tu maldita carta y es por eso que pasò lo que pasò!
O:
Bueno està bien, ¡leyò mi carta! Pero eso no justifica que su amor por ti se
haya acabado asì de golpe ¿no te parece?
Fernando
se puso pensativo...
O:
Yo que tu no le daría tanto crédito a lo que te dijo... ¡Està herida y es
normal que quiera vengarse!
F:
No Omar, Lety no es asì... Si de verdad hubiera querido vengarse, se habría
quedado con Conceptos
O:
¿Y que es lo que hizo?
F:
¡Ya basta Omar! ¡Ya no quiero hablar del tema! Me voy a mi casa. Nos vemos mañana
En
la noche, Lety y Aldo estaban juntos a la orilla del mar
L:
Nunca me canso de ver el ocaso a la orilla del mar... ¡Es algo maravilloso!
A:
Tu eres maravillosa!
Lety
se sonrojò
A:
Leticia, tu sabes perfectamente lo que yo siento por ti... Sé que no me puedes
corresponder porque, bueno ya sabemos, pero... Me gustaría conquistarte día con
día si me lo permites. Es obvio que con Fernando no tienes chances entonces ¿porque negarte el amor verdadero? Piensalo Leticia... ¡Juntos podemos ser muy
felizes!
L:
Aldo yo... Ay me gustaría en serio corresponderte pero todavía es demasiado
pronto... Todavía Don Fernando ocupa todo el espacio de mi corazón y no va a
ser facil desacharme de él
A:
Entiendo... ¡Pero te juro que voy a tener paciencia! Cuando tu quieres, ¡sabe
que yo estoy aquì por ti!
Lety
quedò sorprendida con la actitud de él. ¿Como podía Aldo seguir con su intención
de enamorarla después de todo lo que ella le había contado?
En
ese instante, llegò Carolina buscando a Lety.
C:
¡Lety! ¿Donde te habías metido? ¡Es toda la tarde que te busco!
L:
Perdón Doña Carolina, estaba con Aldo...
C:
Ay hola Aldo ¡ni te había visto!
Aldo
sonriò y saludò Carolina
C:
Perdón que los haya interumpido pero... Lety tengo que hablar contigo
A:
Bueno entonces las dejos. Nos vemos mañana Leticia
Aldo
le besò la mejilla y se fue
Lety
sonreì
C:
Lety, lo que tengo que hablar contigo es muy serio...
L:
Doña Carolina, ¡me està espantando! ¿Que fue lo que pasò?
C:
Mira Lety, en la tarde me llamò Marcia y estaba desesperada por lo que pasò...
Lety
desorbitò los ojos
L:
¿¡Le pasò algo a Don Fernando!?
C:
Bueno...
Los
latidos de Lety aceleraron de golpe
C:
No le pasò nada grave todavía pero si tu no regreses a Mexico, no se que puede
pasar...
Carolina
explicò a Leticia que Marcia le había contado que Fernando se portaba como un
loco desde que ella se fue de la empreza...
C:
Incluso la noche pasada, Marcia fue a su casa y encontrò un escenario dizque apocaliptico.
Dice que estaba todo tirado en el aire y que Fernando no estaba en su casa.
Marcia me dijo que se quedò esperandolo y que él había regresado a la casa
borracho y desesperado y que otra vez se puso como un loco, tirando todo lo que
encontraba. ¿Lety te das cuenta? ¡Esa fue la noche siguiente a que tu y él hicisteis
el amor! Seguramente se puso como un loco por lo que tu le dijiste... ¡Lo
mataste Lety!
Lety
empezò a llorar por la culpa. ¿Como había podido ella destruir asì el hombre de
sus sueños?
C:
Y hay más... El hecho de que tu no quieres regresar a Conceptos, les complica
mucho las cosas porque sin tu colaboración, no pueden hacer absolutamente nada
por salvar la empreza poque parece que la carta que firmaste, no le sirve de
nada. Lety piensalo... Sé que lo que te hizo Fernando es imperdonable pero...
¿Tu crees que él se merece seguir sufriendo asì? ¿No te parece bastante haberle
dicho que te enamoraste de otro y que contigo no tiene chances como para seguir
negandole tu ayuda a Don Humberto?
Lety
tragò saliva y negò con la cabeza antes de hablar
L:
Doña Carolina... ¡Quiero regresar a Conceptos!
Sigue...
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