martes, 8 de julio de 2014

Capítulo 15






Capítulo 15
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Inolvidable

La horrible pesadilla que hubo Fernando, hizo si que él no cerrara ojo por toda la noche.

F: ¿Porque ese sueño? ¿Quería decir algo? ¿Y si fuera un sueño premonitorio? No Dios mio, ¡te lo suplico! ¡Que Lety no se case! Que no encontre otro hombre porque ¡ella es mia!



Mientras tanto, en la cena, Aldo no soltava los ojos de encima de Lety. Parecía embrujado por esa mujer y Carolina se diò cuenta en seguida, sonriendo.

L: ¿Porque sonrie, Doña Carolina?

C: Nada Lety... me acordè de una cosa.

De repente, empezò a sentirse una musica desde los altavoces del restaurante y muchas parejas se pusieron a bailar.

A: Leticia, ¿me haria el honor de bailar conmigo?

Lety quedò estupefacta

L: Don Aldo yo no sè bailar

A: ¡Claro que sabe! ¡Todo saben bailar! Y si realmente no sabe, yo le enseño

L: Es que...

Carolina la interrumpiò

C: ¡Andale Lety! No puedes hacer esto a Aldo ya

L: ... Està bien

Aldo le tendió la mano y la llevò a la pista de baile; puso su mano izquierda en la espalda de ella y le diò la derecha. Lety se sentía avergonzada pero seguì los pasos de él y logrò bailar. El siguiente baile, era una bachata y Lety estaba más segura, después haber tomado un poco de confianza con Aldo.

A: ¿Ve? ¿Que le dije? ¡Todo saben bailar!

Lety sonriò

De repente, pero, la musica cambiò ritmo y empezò a sonar una canción muy dulce. Aldo estrechò Lety que se sonrojó. “Inolvidable” de Laura Pausini empezò a sonar atravez las cajas de música.

A vecez me pregunto sì,
Yo viviria igual sin ti
No se si yo sabrè olvidarte

Lety tragò saliva

Y en un instante puedo ver
Que tu eres cuanto yo soñè
Inolvidable para mi

Las lagrimás empezaron a correr de sus ojos. Cuando Lety mirò su acompañante, Aldo había desaparecido y en su lugar estaba Don Fernando. Lety lo miraba boquiabierta...

Me pareciò otra historia que
El tiempo se llevò con él
Tu no me dejes más
Nunca me dejes...
Y mientras más te anoro más
Profundo dentro de mi estas
Tu no me dejes más
Enterate que ya
Jamás te olvidarè

Lety se abrazò a él

Oigo tu voz y tu alegría,
siguen en mí, son todavía
como un tatuaje de mi piel.

Te veo y sé que tú no estás,
te busco y sé que no vendrás,
sobre mis labios siento
tu forma de besar.

Eres intensamente mío,
lo más que tengo y que he tenido,
tú no me dejes más,
nunca me dejes.
Y mientras más te miro, más
de ti me puedo enamorar,
tu no me dejes más,
nunca me dejes,
no lo hagas más porque...

Si miro al cielo
yo siento que serás
inolvidable para mí,
oh no, no, no,
tú no me dejes más,
nunca me dejes.

Inolvidable nada más
ni nada menos tú serás,
tu no me dejes más,
nunca me dejes.
No,...
Nunca me dejes,
nunca me dejes.
No, no.....

Tú no me dejes más
Que sola ya sin ti,
ahora y siempre te veré
en mi mirada,
inolvidable.

Don Fernando puso su mano sobre la mejilla de Lety para secarle las lagrimás. Instintivamente, Lety puso su mano sobre la de Fernando y la estrechò cerrando los ojos. En ese momento, sentì una voz...

Voz: ¿Està usted bien, Leticia? ¿Porque llora?

Lety abrì los ojos y viò Aldo con la mano sobre su rostro. Inmediatamente, se separò de él y, tras disculparse, corriò hacia su habitación, tomò su diario y empezò a escribir:

Diario: ¿Porque? ¡¿Porque lo veo en todas partes!? Aún cuando no està conmigo, ¡siempre està presente! Me gustaría que fuera aquì conmigo; que el sueño de anoche, se convirtiera en realidad... Sé que no debería ni siquiera pensarlo pero me faltan sus besos, sus caricias, sus manos sobre mi cuerpo... ¡El sueño de anoche parecía tan real! No Lety, no te illusiones... En tu sueño él te deseaba y sabes perfectamente bien que Don Fernando nunca te deseò... Lo que tengo que hacer es olvidarme de él ¡para siempre!

El día siguiente, pasò tranquilo por Lety; trabajar con Carolina le gustaba porque se sentía relajada y sin el estrés de la oficina. Además trabajaba al aire libre y cerca del mar. Esa tarde, Aldo se había ofrecido para acompañar Lety a hacer una vuelta por la ciudad; se había portado muy caballero con ella y le había mostrado los lugares más bellos de Acapulco. Aldo se había fijado en ella. Lety no quería darse cuenta pero él intentaba por todos los medios de demostrarle su interés. Esa misma noche, Aldo invitò Lety y Carolina a una cena sobre su yate juntos a algunos amigos. Él se había sentado a lado de Lety y seguía mirandola por toda la cena. Después del postre, Lety se puso a mirar el mar con melancolía... Aldo se acercò a ella

A: Perdón que me meta donde no me pertenece pero la veo muy triste... ¿Puedo pedirle que le pasa?

L: Nada, de verdad. Es que dejè algunos asuntos pendientes en Mexico y esos me preocupan un poco pero no es nada grave

Lety trató de sonreír

A: Eso no es cierto. Yo siento que su tristeza se debe a algo más...

Aldo se acercò aún más hasta que su cara se incontrò a pocos centimetros de la de Lety. Lety se sintiò incomoda y se alejò de él, regresando donde estaba Carolina.
¿Porque ese tipo se fijaba tanto en ella? Pensò entre sè Lety.

Aldo no volvì a preguntarle nada pero, cuando bajaron del yate y regresaron a el hotel, Aldo hablò con Carolina y le pedì que era lo que tenía Leticia tan triste

C: Està sufriendo por una decepción de amor. ¿Porque te importa tanto?

A: Por nada Caro, de veras. Me diò curiosidad eso es todo

C: Aldo, no sirve de nada que mientas conmigo... te conosco desde mucho y vì como la mirabas en el yate. Lety te gusta ¿verdad?

Aldo asintiò: Asì es. Desde el primer momento en que la vì delante de l’acuario, me empezò a gustar

Carolina hizo una sonrisa picarona

Aldo seguì: Pero ella ¡ni me hace caso!

C: Es que està muy dolida por lo que le hizo.... su ex novio. Tienes que tener paciencia. Demostrale que te gusta; ganate su confianza y verás que ella comenzará a hacerte caso. En el fondo, eres un hombre guapo...

Carolina le guinò el ojo y se adentrò en el hotel

La mañana del viernes, Lety estaba en su habitación areglandose su cabello cuando alguien tocò insistentemente la puerta.

L: ¡Ya voy! ¡Ya voy Doña Carolina!

Cuando abrì la puerta, pero, la fisonomía que vio no era la de Carolina si no la de un hombre y precisamente de Aldo Domenzaìn.

A: Buenos dias Leticia. ¿La molesto?

L: No Don Aldo, como cree

A: Leticia... le he pedido que no me llame “don”. Llameme Aldo nada más. Es más; ¿que le parece si nos tuteamos?

L: ...està bien

A: Bueno. Perdón que haya venido a tu habitación pero quería invitarte a dar un paseo en la playa. ¿Te gustaría?

L: Es que... tengo que trabajar ahorita.

A: Entiendo... ¿Que te parece, entonces, si te invito a cenar?

Lety lo pensò un momento y después le contestò

L: Me parece bueno. ¡Vaya por la cena!

Aldo sonriò con una sonrisa de oreja a oreja

A: Nos vemos más tarde entonces

Aldo le besò la mano y se fue

Lety regresò a su habitación sonriendo.

La jornada pasò tranquilas; las concursantes probaron las prendas para la final del concurso, el sabado, y todas se portaron muy amable con Lety. En la tarde, ella y Carolina regresaron a el hotel y Lety le platicò sobre la invitación de Aldo.

C: ¿Porque te sorprendes tanto Lety? ¿Acaso no te diste cuenta que Aldo se fijò en ti?

L: ¡¿Como que està fijado en mi?! No, no eso no es cierto.

C: ¡Claro que si Lety! él mismo me lo dijo anoche.

Lety quedò boquiabierta

L: Pero... ¿Porque se fijò en mi?

C: Eso preguntalo a él... Además yo no le veo nada de raro que se haya fijado en ti. Tu eres una mujer muy especial y Aldo se diò cunta de inmediato, por eso se interesò a ti

Lety se quedò pensativa

C: A ver, señorita Padilla, ¿que va a desgastar esta noche?

L: No sè...

C: Bueno, no te preocupes, yo te ayudo!

Esa noche, Leticia lucía estupenda. Carolina le había prestado un vestido bronceado sin respaldo de manga y con la falda que cubría hasta las rodillas, y un par de sandalias oro. Gracias al maquillaje, Lety parecía aún más hermosa. Cuando fuè lista, bajò en la recepcion y allì la esperaba Aldo. Cuando él la viò, quedò boquiabierta. Lety lucía divina. Aldo le besò la mano y le diò una rosa roja.

A: La belleza de esta rosa es nada comparada a la tuya

Lety se sonrojó

Aldo le tomò la mano y la llevò fuera de el hotel donde les esperaba un carruaje con caballos. Lety quedò anonadada. Jamás ningun hombre le había hecho semejante sorpresa. Los dos subiron en el carruaje que los llevò hasta la playa.

L: ¿Quieres dar una vuelta en la playa antes de cenar?

A: Más o menos... Me gustaría platicarte algo primero.

Aldo y Lety empezaron a pasear a la orilla del mar

A: Tu sabes que yo soy chef ¿verdad?

Lety asintiò con la cabeza

A: Bueno... mi sueño ha sido siempre lo de abrir mi propio restaurante cerca del mar y hace unos años, estaba por cumplirse... Todo iba bien: los trabajos ya habían empezados, hasta que un maldito dia pasò algo horrible...

Aldo pausò. Lety seguía escuchando con atención

A: ... me llamaron al celular y me dijeron que Leonora, mi esposa, había sufrido un accidente con el coche y que era mejor que yo iba por allà. Cuando fui en el lugar de el accidente, no pude creer a mis ojos. El coche estaba estrellado contra un arbol y dentro de él estaba Leonora sentada en el lado del pasajero y Ermes, mi mejor amigo, sentado nel lado del conductor. Lo que me desconcertò, es que sus manos estaban estrechadas... ¡Ellos eran amantes! Y habían muertos los dos tenendose por la mano...

Una lagrima cayò de los ojos de Aldo. Lety le acariciò el hombro.

A: Ese fue el día más horrible de mi vida no solo porque perdì mi mujer, si no porque además descubrì que era mucho tiempo que la había perdido.

Aldo no supe contenerse y se puso a llorar. Lety instintivamente lo abrazò. 
Pasaron algunos minutos ante de que Aldo se recomponiera. Cuando se sintiò mejor, agradeciò a Lety por el abrazo y volvieron a pasear. Llegados a un punto de la playa, Aldo la detuve

A: Llegamos

Lety mirò alrededor y vio una estructura de hormigón donde estaba colocada una mensa. Aldo la acercò a la estructura.

A: Esto es mi restaurante. Bueno, mejor digo, la estructura de mi restaurante. Me gustaba hacertelo conocer.

L: Te agradesco que lo hayas compartido conmigo y no solo lo del restaurante...

A: Es que contigo me siento tan a gusto que ¡siento que podría contarte todo!

Lety advirtiò un escalofrío y cuando Aldo se percatò, tratò de no incomodarla asì que cambió de tema.

A: ¿Que te parece si cenamos?

Lety sonriò

L: ¡Me parece perfecto!

Ambos se sentaron en la mensa y disfrutaron lo que Aldo había preparado. Por primera vez en su vida, Leticia probò la langosta y le gustò mucho. Después de la cena, los dos pasearon otra vez por la playa y se le pasò el tiempo. Sin darse cuenta, empezò a amanecer.

L: Que bonito el amanecer en la playa...

A: Te lo regalo. Te mereces cada amanecer en la playa y mucho más...

Lety seguía apabullada

Aldo le tomò la mano, le acariciò la mejilla y se acercò a su rostro con la intención de besarla... Lety cerrò los ojos y de repente le vino a la mente Don Fernando entonces retrocediò.

L: Perdoname Aldo pero tengo que regresar a el hotel

A: ...si, claro.

Cuando regresò a su habitación, Lety sentì la urgencia de confiarse con su diario

Diario: “Aldo es increible conmigo. Se porta como un caballero, confía en mi... Anoche me contò algo muy intimo de su vida; se abriò conmigo; me confesò su sueño y me llevò a conocer su restaurante. ¡Se portò tan lindo conmigo! Cocinò sólo para mí y vino por mi con una rosa roja y un carruaje con caballos. Paseamos por la playa hasta el amanecer y casi.... ¡nos besamos! La idea fue suya; me puse una mano sobre la mejilla y se acercò a mi rostro hasta que yo lo detuve. Carolina me confesò que le gusto pero no puedo besarlo porque... ¡los únicos labios que deseo son los de Don Fernando! Tengo que contarle a Aldo lo que pasò con Don Fernando; tengo que ser sincera con él!”.


Mientras tanto, en el D.F., Fernando estaba en su casa y estaba releyendo la carta que había escrito para Lety.

F: Sé que no debería pensar a ella; que entro de pocos dias me voy a casar con Marcia pero... ¡no puedo dejar de pensar en Lety! ¡En MI Lety! Si solo supiera donde està...

En ese momento le ocurriò algo

F: ¡Claro! ¿Como no lo pensè antes? ¡Sus papas de seguro saben donde està! ¡Tengo que hablar con Doña Julieta!

Fernando se areglò y partì rumbo Calle de Mimosa 107.

Cuando llegò, lo atendiò la mamà de Lety, puesto que Don Erasmo no estaba en la casa, y lo mirò con una mirada muy fria. Fernando, al verla, hubo una mala sensación.

DJ: ¿Que quiere Don Fernando?

F: Buenos dias Doña Julieta. Me gustaría hablar con su hija

DJ: La niña no està y no la vuelve a busquar porque se fue de viaje

F: Eso ya lo sè pero tengo que hablarle de una cosa muy importante y necesito saber donde està.

Doña Julieta, con sorna: Claro, me imagino que Lety debe haberlos dejado en problemás cuando se fue...

Fernando hubo un escalofrío.

F: Pues si pero... es otra cosa la que tengo que decirle

DJ: ¿No serà, acaso, que quiere decirle, o mejor digo, que quiere engañarla diciéndole que la ama?

Fernando tragò saliva. Doña Julieta sabía.

DJ: Mire Don Fernando, mi hija me contò todo y nunca la había visto tan destrozada. ¡Al verla asì se me rompiò el alma!

Fernando se sentía un miserable

F: Doña Julieta, ¡usted tiene que escucharme!

DJ: ¿Para que? ¿Para que engañane a mi tambien? No Don Fernando, ya fue suficiente con lo de mi hija!

F: Doña Julieta, ¡le juro que las cosas no son asì! Mire, dejeme explicarle lo que pasò...

DJ: ¡No quiero escucharla! Y mejor que se vaya antes que regrese Erasmo

Julieta estaba por cerrarle la puerta en la cara cuando Fernando gritò:

F: ¡Yo amo a Lety con toda mi alma!

Doña Julieta quedò boquiabierta; abriò nuevamente la puerta y lo mirò fijo

Fernando le tomò las manos y le puse sobre su pecho, a la altura de su corazón; mirò la mamà de Lety y, con las lagrimás que corrian de sus ojos, le dijo:

F: Doña Julieta, le juro por lo más sagrado que tengo en la vida, que yo amo a su hija. Es más... ¡nunca en mi vida he amado a nadie como amo a Leticia!

Julieta estaba confundida; por una parte no quería creerle, luego de lo que le contò Lety pero de otra parte, ¡él parecia tan sincero!

F: Se lo ruego, ¡necesito que me escuche!

DJ: Està bien Don Fernando, pase

F: Gracias

Los dos se sentaron en el sofà.

F: Mire Doña Julieta, yo no se lo que le contò su hija pero me imagino que le diò su versión de la historia. Ella està convencida de que yo la engañè todo el tiempo; que la enamorè por no perder la empreza...

DJ: ¿Y acaso no es asì?

F: Bueno, admito que al principio yo pensaba asì. En esa epoca Lety no me gustaba y, tengo que ser onesto, si no fuera por Omar, yo nunca me hubiera fijado en ella.

Julieta suspirò

F: Pero luego todo cambiò...

DJ: ¿Que quiere decir con eso?

F: Que me enamorè, Doña Julieta. Su hija es un ser tan especial, que no me costò nada encariñarme con ella y luego enamorarme. Ella ya estaba enamorada de mi y le juro que lo sentía con cada beso que me daba. Me besaba con una ternura infinita!

Julieta sonriò. Ella se había dado cuenta desde el principio que Lety sentía algo 
por Don Fernando.

F: Poco a poco empezè a “acostumbrarme” a sus besos, a sus caricias, a su forma de amarme y no sè... Quizas fue porque me sentía culpable por lo que le estaba haciendo pero le juro que después que yo y su hija estuvimos juntos, esa noche que para mi fue la más bella de mi vida, yo no he vuelto a estar con ninguna otra mujer ¡se lo juro!

Julieta estaba apabullada y no lograba creer en su oido

F: Sé que puede sonarle absurdo pero cuando yo y Lety hicimos el amor la primera vez, ella dejò en mi una huella que nunca se borrò de mi corazón y de mi alma. Lety se entregò a mi con toda su alma y lo sentì... Quizás fue allì que me enamorè de ella. Nunca en mi vida sentì lo que sentì estando con ella. Era una sensación rara porque me sentía totalmente entregado a ella. Era como si nuestros corazón latiesen al unísono; como si nuestras almás se fundiesen en una sola. Yo y Lety eramos la misma persona esa noche. Y esa sorta de hechizo seguiò por toda la noche porque cuando llegè a mi casa, no pude hacer otra cosa que pensar a Lety toda la noche. De un lado me sentía culpable por lo que le hice pero de el otro, ¡yo era el ser más feliz del mundo! No sabía porque, pero era como si estuviera flotando en las nubes. Me sentía lleno del amor de su hija y por eso me permitía sentirme feliz. Esa noche no logrè cerrar los ojos porque no quería despertar de ese sueño tan lindo que había vivido junto a Leticia. Ella me amaba y, a partir de ese momento, yo tambien la amaba. Ay Doña Julieta, su hija es un angel!

Doña Julieta se conmoviò. Las sensaciones que le había contado su hija, más o meno coincidiano con las de Don Fernando.

F: Después de esa noche, yo empezè a portarme distinto con Lety y no porque me sentía obligado si no porque me nacía del corazón. No sè... creo que me portè más dulce aunque cometì la estupidez de hacer el imbécil con Patricia Manterola, la cantante.

Fernando sonriò dulcemente

F: Ay Doña Julieta... hubiera visto como se puse celosa Lety! ¡Casi no me dejò hablar con Patricia!

DJ: ¿No que estaba enamorado de mi hija? ¿Porque entonces se fijò en la tal Manterola?

F: Por estupido. Pero luego remediè a mi error.

DJ: ¿Y en que manera?

F: Mire, su hija estaba muy enojada conmigo, no solo por mi actitud hacia Patricia Manterola, si no porque además le gritè. Si, si lo se, ¡fuì un miserable! Entonces ella se fue con sus amigas del Cuartel al Museo de Cera. Yo fuì donde estaba su hija y le pedì perdón. Ella no me creiò cuando le dije que para mi, ella era más importante que Patricia Manterola y Marcia y juntos! Entonces tuve que convencerla...

Julietà desorbitò los ojos

F: Esa noche, yo y Lety volvimos a hacer el amor en el departamento de Omar. Porsupuesto, antes le expliquè que ella era la mujer que yo amaba; la que deseaba y la mujer con quien quería pasar el resto de mis dias y de mi vida

DJ: ...le mintiò

F: No, Doña Julieta. Todo lo que dije a su hija esa noche ¡fue verdad! Yo moría por estar con ella y no porque era una “obligación” ¡si no por amor! ¡Estaba loco por ella! Y cuando volvimos a hacer el amor, yo confirmè que lo que sentì la primera vez era algo especial que solo me pasaba cuando estaba con ella. En ese instante, sentì que Lety era mia y que yo tambien era suyo. Nos perteneciamos y sabía que ¡nunca más en mi vida podía estar con otra mujer que no fuera ella!

DJ: ¿Y que pasò con su novia?

F: Nada... no volvì a tocarla después de haber estado con Lety. Ella porsupuesto lo intentò pero no huve manera de convencerme; mi cuerpo, mi alma y mi corazón pertenecian a Leticia. Se lo dije también a Lety pero, obviamente, no me creiò. ¿Y como podía creerme después de haber leído la maldita carta de Omar?

DJ: ¿Porque Don Fernando? ¡¿Porque su amigo tuvo que escribir esa dichosa carta!?

F: ¡Porque es un animal! Él era lo que escribía las tarjetas que yo daba a Lety. Me imagino que ella se lo platicò...

Julieta asintiò con la cabeza

F: Puesto que él tenía que viajar a Alemania por trabajo, pensò de dejarme algunos detalles con su respectiva tarjeta pero, no contento, escribiò esa carta llena de tonterias y atrocidad que destruiò ¡mi Lety!

Doña Julieta hubo un escalofrío cuando Fernando dijo “mi Lety”

Fernando estrechò las manos de Julieta entre la suyas y la mirò fijo

F: Doña Julieta, ¡Se lo suplico! Yo sè que después lo que le hice a Lety, no meresco nada pero... Lety no me dejò ni siquiera explicarle lo que pasò y ¡yo necesito decirle que la amo y que la necesito cerca de mi!

Fernando se arrodillò frente a ella

F: Doña Julieta ¡Se lo ruego, digame donde està Lety!

Julieta no sabía que hacer. Finalmente Fernando la había convencido que sus sentimientos hacia Lety eran reales pero no quería romper la promesa que había hecho a Lety de no decir a nadie donde estaba.

DJ: Don Fernando, me gustaría mucho ayudarlo porque sè que Lety todavía lo ama...

El corazón de Fernando se parò; ¡Lety, a pesar de todo, seguía amandolo!

DJ: Pero ¡no puedo! Prometì a mi hija que no iba a decir a nadie donde està. Mire... entro de algunas semanas Lety volverà a la casa entonces usted podrà hablarle y aclararle lo que siente por ella.

F: Entro de algunas semanas serà demásiado tarde...

Fernando se levantò y besò las manos de Doña Julieta

F: De todo modo, le agradesco mucho que me haya escuchado.

Antes de salir, Fernando la mirò con los ojos empañados y le dijo:

F: Digale, por favor, a Lety, que ¡jamás en mi vida voy a amar a ninguna como amo a ella! Hasta nunca Doña Julieta

Julieta sentì un escalofrío correrle por toda la espalda

DJ: ¡Don Fernando espere! Ay San Judita perdóneme pero tengo que hacerlo... Yo no sé si hago bien a confiar en usted, pero me parece tan sincero y tan enamorado, que no puedo negarle una chance de felicidad a Lety....

Julieta respirò hondo

DJ: ... Lety està en Acapulco!



Sigue...



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