martes, 29 de julio de 2014

Capítulo 24





Capítulo 24
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El dueño de todo

Demásiadas noche habían pasado desde la última vez que Fernando había hecho el amor con Marcia. Después de haber estado con Leticia, él se refiutaba no solo de ir con su prometida, si no de ir con cualquier mujer. Esa noche de viernes, pero, un raro impulso lo empujaba. Sentía como si hubiera llegado el momento de retomar con su vida y eso incluía su rutina con Marcia. En el fondo ella lo amaba y siempre le había sido fiel, a pesar de su frialdad.

Fernando besaba Marcia con mucha pasión y ella parecía gozarlo en pleno. Era demásiado tiempo que Fernando no le dedicaba semejantes atenciónes y sobredoto, era demásiado tiempo que no hacía el amor con él. Marcia se sentía al septimo cielo; por fin su novio había vuelto a dedicarle la debida atención. Fernando, por su cuenta, disfrutaba de los besos que le daba hasta que no la mirò en la cara y algo pasò... De repente Fernando viò que la mujer que estaba besando no era Marcia si no Lety. Fernando se parò por un momento, mirandola en los ojos; Lety sonreía y lo miraba con ternura, acariciandole la mejilla. Fernando tragò saliva y se levantò de golpe, muy asustado

F: ¡No!

M: Fernando ¿Que te pasa?

F: Perdoname Marcia pero... ¡No puedo!

M: Pero ¿Porque? Me parecía que iba todo bien... ¿Es por mi?

F: No Marcia, es por mi; es por mi...

Marcia suspirò hondo y tratò de no llorar

M: Fernando, yo he tratado de tener paciencia contigo; soporté cada vez que me rechazabas y aprendì a no quejarme pero no puedo más... ¡Vete de mi casa!

F: Marcia...

M: No... Por favor vete. Necesito estar sola

F: Como quieres...

Fernando se fue y Marcia quedò en la soledad de su departamento.

M: ¿Porque Dios mio? ¿Porque no logra sacarse esa mujer del corazón y del piensamiento? ¿Que tiene ella que yo no tengo? Juro que no aguanto más... He tratado de ser fuerte porque lo amo pero ¿Como voy a hacer si sigues asì después que nos casamos?


Mientras tanto, en Acapulco, Lety trataba de quitarse de encima Aldo sin lograrlo.

L: Aldo, ¡Sueltame!

A: No puedo Leticia, ¡Yo te amo!

L: ¡Pero yo no!

A: Eso a mi no me importa. Con el tiempo aprenderás a amarme como te amo yo

Aldo seguía besandole el cuello, no obstante las suplicas de Lety. De repente una imagen se materializò en la mente de ella. Se trataba obviamente de Fernando que la miraba y lloraba. Lety se hizo fuerza y empujò Aldo, quitandoselo de encima y haciendolo caer en el piso. Cuando se levantò de la cama pero, Aldo no estaba. Lety mirò a su alrededor y se percatò que estaba sola.

L: ¿Donde demonio se habrà metido? ¡Aldo! ¡Aldo!

Nadie contestò

Lety mirò el reloj que marcaba las tres de la mañana

L: ¿Posible que fue todo fruto de mi imaginación? ¿Pero porque? Claro ¡Me siento culpable por lo que le dije a Don Fernando y mi conciencia me castiga asì! Por suerte no fue real... ¡Nunca podría entregarme a un hombre que no fuera Fernando!


Fernando, mientras tanto, había llegado a su casa y se había sentado en su cama.

F: No lo puedo creer... Ay Dios, ¡No lo puedo creer! Aunque cuando trato de no pensar a Lety, ¡Siempre ella està en mi pensamiento! ¿Porque no logro quitarmela de mi sistema? Simple, ¡Porque soy másoquista! Es como si me gustara sufrir o, mejor digo, como si mi conciencia se divirtiera haciendome sufrir. Quizás me lo merezco por todo lo que hice pero... ¿No era suficiente el hecho de haber perdido para siempre mi Lety? No, claro... ¡Tengo que sufrir las penas del infierno! ¡Y mientras tanto ella se la està pasando padre con su güerito!

Fernando agarrò una almohada y la lanzò hacia la puerta

F: ¡Nunca me va a dejar de doler lo que me hizo! Y, no obstante, yo le sigo siendo fiel... ¡Que tonto soy! Yo me niego acostarme con otra, ¡que además es mi novia!, mientras que ella se acuesta con el cretino ese! ¡No lo puedo creer!


En tanto Lety se había recompuso, aliviada que todo había sido una especie de pesadilla, y se había sentado en la tumbona del patio.

L: Fernando mi amor, no sabes como te necesito... ¡Siento que me voy a morir sin ti! Si solo pudiera estar contigo ahora... Fernando... Fernando... ¡Fernando!

En su casa Fernando se pasmò. En su corazón sintiò que Lety lo estaba llamando

F: ¡No puede ser! ¡Es Lety! ¡Estoy seguro! ¡Lety me sta llamando! ¿Pero como si ella està enamorada de otro hombre? No, seguro es mi imaginación que me hace creer que ella me necesita...


La mañana siguiente, Leticia se levantò de buena hora, a pesar de haber dormido solo un par de horas en la noche, y decidiò aprovechar para preparar su maleta puesto que el día siguiente iba a regresar a México. Cuando terminò de empajar sus prendas, mirò hacia su mesa de noche y viò la tarjetita.

Tanto desacuerdo entre usted y yo, tanto mal entendido; todo lo que he padecido a lo largo de las últimás noches... Sufriendo su desplantes, su frialdad, sus besos extraños... verla con él... me han confirmado algo... ¡Estoy más seguro que nunca, de la decisión de cancelar mi boda! Necesito estar con usted... no soporto su ausencia... ni la ausencia de sus besos.. ni de su cuerpo... La vida me ha puesto una prueba muy dura. A pocos días de unirme a la mujer que suponía... era mi vida, aparece... ¡¡La verdadera!! Usted me hizo cambiar y con usted quisiera estar a toda hora. Se que es una prueba dificil pero apareció a tiempo. Antes de que yo cayera en el desastre. ¡La amo! Fernando Mendiola

L: Yo también lo amo, Don Fernando. Y nunca voy a dejar de amarlo, ¡Pase lo que pase!

De repente Lety se percatò de un detalle que nunca había notado... La caligrafía de la tarjeta parecía distinta de las otras.

L: No, seguro que me equivoco...

Lety tratò de no pensar al asunto y se fue al baño para recojer sus cosas. Cuando regresò en la camara principal pero, su mente estaba fija en ese piensamento hasta que ella sacò la bolsa, donde había guardado los recuerdos, y empezò a releer todas las tarjetitas. De pronto se quedò pasmada...

L: ¡No puede ser! ¡No lo puedo creer! Esta tarjeta... no, ¡no puede ser! ¡Esta dedicatoria tiene una caligrafía diferente! ¡Esa no es la caligrafía de Don Fernando!

Lety se apabullò hasta que reflejò mejor

L: Pues claro Leticia, ¡Si era Don Omar a escribirlas!

Lety se fijò otra vez en la tarjeta que estaba en su mesa de noche

L: Pero... Esta tarjeta no trae la misma caligrafía... Aunque parezca absurdo, esa caligrafía parece la de Don Fernando... ¿Y si de verdad la hubiera escrito él? A ver, dejame checar...

Lety checò todas las tarjetitas y, man mano, le iba separando según la caligrafía. Finalmente Lety dividiò las tarjetas en dos grupos: en el primero estaban las tarjetas escritas con una caligrafía, que eran aquelle escritas antes que ella y Fernando hicieran el amor, y al otro grupo pertenecían las tarjetas escritas después de la primera noche de amor. Lety se quedò pasmada otra vez

L: No puede ser... ¡Dios mio! ¡Fernando empezò a escribir las tarjetas después que hicimos el amor! ¡Era él que escribía semejantes dedicatorias!

Lety sonrió y abrazò las tarjetas

L: ¡Lo sabia! Sabia que él no podía mentir de esa manera... Dios, eso quiere decir que... ¡Es verdad que Fernando me ama! Ay Dios...

Lety no logrò contener las lagrimas que salieron de sus ojos

L: Fernando...


Fernando, mientras tanto, estaba en su cama durmiendo cuando fue despertado de la voz de Leticia que lo llamaba

F: ¡Lety! ¿Porque te siento tan presente? Hasta siento tu voz que me llama... Ay mi amor, como quisiera tenerte aquì, cerca de mi...


Leticia terminò de alistar su maleta y se precipitò en la habitación de Carolina. Golpeò varias vecez la puerta pero nadie le contestò

L: ¿Estarà desayunando?

Lety bajò en la recepción y después pasò en el restaurante pero no había ni rastro de Carolina.

L: Dios, ¿Donde se habrà metido?

Lety seguì buscandola por todos lados hasta que decidiò marcarle al celular

C: ¿Bueno?

L: ¡Doña Carolina, por fin la localizo!

C: ¿Que pasò Lety?

L: Tengo que hablar con usted. ¿Donde està?

C: Estoy en la locación del concurso. Tenía que resolver los ultmos asuntos antes de partir. ¿Porque no me alcanzes y desayunamos juntas?

L: Si claro, en veinte minutos estoy allì

C: Bueno, te espero


Fernando, mientras tanto, seguía en la cama. Siendo sabado, no tenía obligaciones en Conceptos y, puesto que eran demasiadas noches que no dormía y que tenía una deuda muy alta de sueño, decidiò quedarse a dormir unas horas más. Cuando abrì los ojos y checò la hora, viò que eran las once y decidiò levantarse; bajò en la cocina y preparò el desayuno.

En Acapulco, Lety había llegado donde Carolina y las dos se fueron a un local cercano donde desayunaron.

C: ¿Que es lo que tienes que decirme?

L: Es una cosa muy delicada Doña Carolina...

C: Dejame adivinar... Tiene que ver con Fernando ¿verdad?

Lety asintiò

C: ¿De que quieres culparlo esta vez?

L: ¡De nada Doña Carolina! Y si aquì hay una culpable, esa mera soy yo.

C: Lety no entiendo...

L: Es que es complicado... En la mañana estaba preparando mi maleta y algo llamò mi atención. Se trataba de una de las tarjetas que me había dado Don Fernando y me puse a leerla...

C: ¿Y?

L: Y bueno... me dì cuenta de una cosa que yo nunca había notado

Carolina la escuchaba con mucha atención, como un estudiante durante la última lección universitaria previa al examen.

L: ¡Hay algunas targetas escritas con caligrafía diferente!

C: Sigo sin entender... ¿No me diciste que las tarjetas les había escrito Omar?

L: Si pero esta mañana me puse a checarle y dividì las tarjetas en dos grupos según la caligrafía y asì me percaté que no todas son escritas con la misma caligrafía.

C: ¿Entonces?

L: ...!Don Omar solo escribiò las tarjetas previas a que yo y Don Fernando hicieramos el amor la primera vez! Las tarjetas siguientes fueron escritas con otra caligrafía y... ¡Estoy segura que es la caligrafía de Don Fernando!

C: ¡Pero Lety! ¡¿Como no te diste cuenta antes?!

L: ¡Ay no sé! Estaba muy enojada con él entonces no le dediqué muchas atenciónes a las tarjetas porque estaba segura que todas decían mentiras. ¡Soy una estupida! Pensar que él mismo trataba de demostrarme que lo que estaba escrito en las tarjetas era fruto de su amor... Por eso quería que le leyera delante de él; ¡Para demostrarme que era él el que le escribia!

Lety se echò a llorar

C: Lety... ¡Por favor no hagas asì!

L: Lo perdì Doña Carolina... ¡Perdì el amor de mi vida y fue solo por mi culpa! Si solo lo hubiera entendido antes...

C: ¡Bueno pero todavía estás a tiempo Lety!

L: No Doña Carolina, ya es demasiado tarde... Él decidiò casarse con Doña Marcia...

C: Eso no quiere decir que la ama

L: A lo mejor no pero no creo que después de todo lo que le dije, él quiera saber algo de mi. ¡Hubiera visto su cara cuando me enfrenté ante de irse! Sus ojos dejaban transparir solo el dolor y la decepción. ¡Lo matè Doña Carolina y él no se lo merecía!

C: Lety, escuchame... Mañana regresemos a México y el lunes vas a verlo en Conceptos. ¡Aprovecha de eso y habla con él! Explicale que fue lo que pasò y que lo que le dijiste era una mentira; estoy segura que se va a poner el hombre más feliz del mundo

L: ¿Y para que? ¿Para aruinarle la boda con Doña Marcia? No Doña Carolina, ya lo hice una vez y me sentì muy culpable. Si es casarse con ella lo que quiere Don Fernando, asì serà

C: ¡¡Lety!! ¿De verdad no entiendes? ¡¡Fernando te ama!! Y si se casa con Marcia, ¡Es solo porque tu lo abandonaste! Yo misma vì la cara que tenía domingo, después de lo que le dijiste. ¡Ese pobre hombre estaba destruido! ¿De verdad no quieres hacer nada?

L: ¡Ay no sé Doña Carolina! Estoy muy confundida...

C: Lety, mira en tu corazón y allì encontraras la respuesta

Lety cerrò los ojos...



En tanto, en México, Fernando había terminado de desayunar y encendiò su laptop, leyendo las últimás noticias, hasta que algo llamò su atención. Se trataba de una noticia cerca la Selección Nacional de México y de pronto le vino a la mente el día en que él tenía que partir por ir a Alemania. El día previo a su viaje, se había peleado con Lety por culpa de Patricia Manterola y Omar lo había convencido a tratar de hacer cualquier cosa para reconciliarse con ella, puesto que estarían lejos por muchos dias. Esa noche, él mismo había ido a buscarla al Museo de ceras y desde allì, se habían ido al departamento de Omar, donde operò la magia que portò a la segunda noche de amor con su Leticia.

Fernando cerrò los ojos y no pudo evitar de pensar a como se la pasaron bien él y Lety esa noche. Todo parecía envuelto de pasión pero también de ternura y, sobretodo, había sido una noche de amor. Lety lo amaba con toda su alma y él también la amaba. Las imagenes corrian en su memoria y Fernando solo sonreía...

De repente Lety abriò los ojos y sonriò, tocandose el pecho.

C: ¿Que pasa Lety?

L: Fernando...

Lety suspirò

L: ¡Siento que Don Fernando està pensando en mi!

Carolina hizo una sonrisa picara

C: ¿Vez? Fernando te ama Lety, ¡No lo dejes ir!

Lety tenía todavía la mano en el pecho cuando contestò a Carolina

L: Ahora sé lo que tengo que hacer... ¡No puedo renunciar a Don Fernando!

C: ¡Asì me gustas Lety! ¡Y preparate porque te quiero ver bien cargadita el lunes! Acuerdate que en Conceptos no solo te espera Fernando, si no los otros accionistas... ¿Te sientes preparada?

L: La verdad no pero no hay de otra... Le prometì a Don Humberto que los iba a ayudar y tengo que hacerlo como sea...


La mañana siguiò tranquila, a pesar de todo, y a la hora del almuerzo, Carolina y Lety estaban sentadas a la mesa con Aldo, que le había invitado a almorzar.

A: ¡Que lastima que hoy es el último día que estan aquì!

C: ¡Ay ni lo digas Aldo! ¡No sabes como me afecta dejar este lugar tan maravilloso!

Lety estaba un poco distraída y Aldo se percatò de inmediato, llamandole la atención

A: ¿Y a ti Leticia?

L: ¿A mi que? Perdón pero estaba un poco distraída...

A: Si, me dì cuenta... ¿En que estás pensando? Digo, si se puede saber...

L: En nada Aldo, ¡de verdad! Son tonterías...

Aldo no parecía tan convencido pero preferiò dejar asì el asunto por la paz.

Después del almuerzo, Aldo propuso una última vuelta por la ciudad. Lety aceptò incantada en cambio Carolina tuvo que declinar la invitación a causa de un último asunto que no había logrado resolver.

C: ¡Vayanse y diviertense para mi también!

L: Nos vemos después Doña Carolina

Aldo decidiò aprovechar del echo que estaba solo con Lety. Esa era la última ocasión para convencerla a hacerle caso puesto que la mañana ella regresaba a México. Aldo tenía que tentar el todo por todo porque, el riesgo que Fernando se aprovechara de la situación, era demásiado alto puesto que él podía alcanzarla solo dias después. A Aldo le constaba que Fernando estaba enamorado de Leticia pero, por nada del mundo, queria dejarcela en cerola de plata. Hubiera hacido cualquier cosa para no dejar Leticia en los brazon se su rival.

Después de varias vueltas por la ciudad, Aldo decidiò aprovechar de el ocaso por traer a Lety en la Playa Condesa, uno de los lugares más romanticos de Acapulco, en el centro de la bahía acapulqueña.

L: ¡Este lugar es un encanto!

A: Que bueno que te gustes tanto...

L: ¿Y como no me va a gustar? ¡Gracias por traerme Aldo!

A: No hay de que Leticia. Lo que sea para verte esa sonrisa que tienes ahorita

Lety se sonrojò


Fernando, mientras tanto, estaba revisando algunos documentos por el asunto del comercial de Bella Life cuando alguien empezò a tocar enérgicamente a la puerta de su casa.

F: ¡Ya voy! ¡Ya voy! ¡Despacio Marcia que me vas a descomponer la puerta!
Cuando Fernando abriò la puerta de ingreso, quedò boquiabierta puesto que quién tocaba no era Marcia...

F: ¡Lalo! ¡Que gusto verte hermano!

Eduardo sonriò

E: ¡Igualmente Fernando!

Los dos se abrazaron y Fernando le diò paso para acomodarse

E: ¿Como estás?

F: Bien hermano, bien...

E: ¡Por Dios Fernando no mientas! ¡Incluso afuera se siente la mala vibra que tienes!

F: ¿Entonces para que me preguntes?

E: Para ver si eres sincero conmigo puesto que la sinceridad nunca ha sido cosa tuya

Fernanzo hizo una mueca

E: ¿Entonces?

F: ¿Que?

E: ¿Cuando me vas a contar que es lo que te tiene tan triste?

Fernando se quedò pasmado. En pocos minutos, Edoardo se había dado cuenta del dolor que afligia su alma en cambio Omar, que Fernando consideraba su mejor amigo y que había vivido junto a él su sufrimiento, todavía no se daba cuenta del dolor que traía en su corazón. Fernando tragò saliva y empezò a lagrimar

F: Estoy muerto Lalo...



En Acapulco, Aldo se había fijado en contemplar a Leticia. Ese día la veía distinta; era como si ella tuviera un brillo nuevo en los ojos y eso lo encantaba.

A: Leticia, ¡No sabes como te voy a extrañar!

L: Yo también te voy a extrañar Aldo pero no hay para que ser tristes; siempre me vas a alcanzar en unos dias ¿No?

A: ¡Sì, claro que sì!

Leticia sonriò. De cierta forma, saber que Aldo la iba a acompañar en México le daba la fuerza para enfrentar la batalla que la esperaba en Conceptos.

L: Bueno Aldo, fue un gusto compartir esta jornada contigo pero ahora tengo que regresar en el hotel. Mañana partimos temprano y tengo que descansar algunas horas...

A: Claro Leticia, ni se diga.

Lety lo abrazò

L: Gracias por todo, de verdad...

A: Leticia yo...

Lety no lo dejò ni terminar de hablar puesto que ya se había marchado por el coche. Regresada al hotel, Lety se despidiò de Aldo con un beso en la mejilla, y él le prometiò que la mañana le iba a saludar antes que partieran.

Antes de subirse en su habitación, Lety hablò con Carolina para revisar los ultimos detalle antes del viaje.

Regresada en su habitación, Leticia se duchò, se puso la pijama y se mitiò en la cama. Habían pasado justo veinte minutos cuando alguien tocò a la puerta. Lety estaba todavía resueña cuando abriò la puerta pero despertò de golpe al ver que era Aldo el que tocaba.

L: A...Aldo. ¿Que haces aquì a esta hora?

A: Tengo que hablar contigo Leticia

De inmediato Lety pensò en el sueño de la noche anterior y un escalofrío recorriò su cuerpo de punta a punta.

A: ¿Puedo pasar?

Lety tragò saliva antes de darle paso. Contrariamente a su sueño, Aldo se sentò en el sofà pero le pidiò que se sentara cerca de él. Lety se acercò donde Aldo y se sentò en el sofà, mantenendo un cierta distancia.

A: Mira Leticia, yo sé que puede sonarte raro que venga en tu habitación a esta hora, pero tengo que decirte una cosa antes que te vayas...

Lety empezò a temblar puesto que Aldo se estaba acercando donde ella

L: Mira Aldo, es que...

Lety se levantò y Aldo la mirò raro

L: Es que me duele la carena y prefiero estar levantada

A: Como quieres...

Aldo se levantò también y se le acercò. Lety se sintiò incomoda

A: Leticia, lo que tengo que decirte es muy importante... Mañana tu te vas y tengo que decirtelo antes que te vaya

Lety, entre sì: ¡Ay no Diosito que no sea como en el sueño!

A: Leticia, tu sabes perfectamente que yo te amo.

L: Aldo yo...

A: No, por favor no me interrumpas. Yo sé que tu no me puedes corresponder por ahora pero, estoy seguro que puedo lograr hacerte cambiar idea...

Aldo puso sus manos en los hombros de Lety pero ella se alejò inmediatamente

L: Aldo perdoname pero... tienes que irte. Ya te dije que mañana tengo que madrugar y necesito irme a dormir

A: Pero Leticia yo...

L: Aldo te lo ruego... ¡Vete!

Aldo se quedò frío

A: Està bien Leticia. Nos vemos mañana en el aeropuerto

Aldo se fue y Leticia se sentò en su cama aliviada. Algo pero la tenía inquieta entonces decidiò ir por la habitación de Carolina.

L: ¡Hola Doña Carolina! ¿La molesto?

C: ¡Claro que no Lety! ¡Pasa!

Lety entrò y se sentò en el sofà.

C: Pensé que ya estabas dormida puesto que mañana tenemos que madrugar...

L: Eso intenté hacer pero alguien me despertò...

C: Dejame adivinar... ¿Aldo?

L: Sì. Vino a mi habitación porque quería decirme algo

C: ¿Y no podía esperar hasta mañana?

L: Parece que no

C: ¿Tan urgente era el asunto?

L: Bueno, según como lo se mira...

C: ¡Ya Lety! ¡Suelta la sopa de una vez! ¿Que quería Aldo a esta hora?

L: Bueno, de preciso no sé pero creo que quería renovarme su sentimientos

C: ¿Que?

L: Sì Doña Carolina, Aldo me dijo que se enamorò de mi hace unos dias y esta noche quería recordarmelo a su modo

C: ¿Que quieres decir con eso?

L: Que creo que su intento era besarme...

C: ¿Y tu lo dejaste hacer?

L: ¡Ay claro que no! ¡Jamás podría besar a otro que no fuera Don Fernando! Ya cometì esa locura una vez y no entiendo repetirlo... ¡Y por suerte no pasò lo mismo que anoche!

Carolina había quedado boquiabierta

C: Lety, tengo miedo de preguntarlo pero... ¿Que pasò anoche con él?

Lety sonrojò avergonzada

L: ¡Nada! Mejor digo, nada en la realidad...

C: Ay Lety como siempre no te entiendo. ¡Explicate de una vez!

L: Està bien... Anoche soñé que Aldo venía en mi habitación, tal como lo hizo hacia unos minutos, pero, en mi sueño, el no solo me decía que me amaba, ¡Si no que se me abalanzaba en mi cama!

C: ¿¡Que!? ¡Con razón estabas asì asustada! ¿Estás segura que no pasò nada?

Carolina lo dijo con una sonrisa picara

L: ¡Claro que no pasò nada Doña Carolina! ¡Yo amo solo a Don Fernando!

C: Pero, si no pasò nada, ¿Porque estás asì nerviosa? No, dejame adivinar... Estás nerviosa porque mañana regresamos a México ¿verdad?

Lety asintiò

C: No hay porque Lety. Tu ya no eres la misma que antes. Mirate. Estás distinta y no solo por el exterior, si no por lo que llevas adentro. Ahora eres una mujer fuerte, más segura de sì y nadie puede hacerte sentir inferior.

Lety sonriò, feliz por el halago.

C: ¡Asì me gustas Lety! ¡Sonriente! Y ahora vamos a dormir o de lo contrario mañana nos quedamos dormidas jajaja

L: Si claro Doña Carolina. Gracias por haberme escuchado.

C: No Lety, nada que agradecer. Somos amigas ¿No? Y las amigas siempre estan cuando las necesitas.

Lety se conmoviò y la abrazò fuerte antes de retirarse.

Quedada sola en su habitación, Lety saliò en el patio por despedirse de Acapulco.

L: Que maravilla... Voy a extrañar mucho este lugar pero... ¡Confieso que no veo la hora que sea mañana para ver mi Don Fernando!

La noche estaba bastante fresca pero Lety pareciò no percatarse, envuelta como estaba en su tarea. En efecto Lety había traido a su diario numero 9 por actualizarlo y aprovechò de la claridad de la luna por sentarse y ponerse a escribir.

Diario: Hoy es mi última noche aquì en Acapulco y parece una noche magica. Estoy segura que voy a extrañar mucho este lugar... Aquì han pasado muchas cosas; conocì a mucha gente que ha sido muy amable conmigo y aquì, en cierta manera, renacì después de lo que me pasò en Conceptos. Seguramente, una de las personas que más me ha ayudado en mi renacimento, ha sido Aldo que con su afecto y, quizas algo más, siempre me ha estado cerca y me ha dado la fuerza para seguir adelante. Siempre le voy a tener mucho cariño pero ¡No puedo ofrecerle algo más! Él tiene la ilusión que yo me enamore de él como él lo hizo de mi pero no puedo... ¡Mi alma, mi corazón, mi cuerpo, mi piel y mi vida entera pertenecen a Fernando y voy a seguir siendo suya hasta que tenga vida! 



Sigue...