Capítulo
38
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La
confirmación
En
la mente de Fernando, estaba todavía vivo el recuerdo de aquella noche de
sabado en Acapulco, cuando vislumbrò dos figuras en la arena. Desde lejos no
alcanzaba ver quién eran, pero su corazón latía más fuerte de lo normal. Cuando
Fernando se acercò, se percatò que su corazónada no era equivicada: se trataba
de Lety y de un desconocido hombre de pelo rubio que de repente acercò Lety a
su cuerpo y la besò. Esa escena representò un golpe mortal por el corazón de
Fernando. Si bien Lety le había dado picones con Tomás, ¡nunca los había visto
besarse en los labios! En cambio, con el güero desconocido, la situación era diferente;
ese tipo se había atrevido a hacer algo que Tomás nunca había hecho delante de
él: besar a Lety en los labios. En aquel momento, Fernando hubiera querido
matarlo por lo que acababa de hacer a su mujer pero, el desmayo de Lety, lo
obligò a remandar el asunto. Después de haber hecho el amor con su Lety, esa
magica noche de domingo, a Ferando le había devolvido el alma al cuerpo porque había
comprobado que Leticia seguía siendo suya, solo suya pero el alivio le durò
poco ya que Lety, la mañana siguiente, le había confesado que ya no sentía nada
por él y que se había enamorado del güero de la playa. Fernando había regresado
a su casa destrozado y lleno de coraje jurando venganza hacia ese hombre que le
había quitado el amor de su vida. Finalmente, el destino pareciò darle esa
oportunidad: el güero estaba frente a él ¡y encima en su empresa!
Aldo
lo mirò desafiándolo
A:
Mendiola...
F:
Güero...
Lety
hubo un escalofrío. Bien se acordaba de las palabras de Fernando aquella mañana
de domingo en Acapulco cuando él jurò que quería matarlo:
L: “¡Ya Don Fernando! Por la paz... ¡Le aseguro
que lo que le dije es la verdad! Usted mismo nos viò besandonos o qué... ¿ya no
se acuerda?”
F: “¡Justamente por eso lo voy a matar la próxima
vez que lo veo! Leticia, ¡usted es mia! ¡Solo mia!”
Tratando
de hacerse fuerza, Lety tentò de calmar las aguas
L:
Se... se llama Aldo, Señor Fernando. Aldo Domenzaín
Aldo
extendiò su mano a Fernando y fingiò ser amable, haciendo una sonrisa que se desbocó hacia una de sus esquinas
A:
Mucho gusto Fernando
Fernando,
en lo contrario, ¡hervía de rabia! No pudiendo soportar la vista de su peor
enemigo, y por evitar de empezar a golpearlo sin piedad con el miedo de perder
la posibilidad de quedarse en Conceptos y asì de ver a su Lety, decidiò salir
de la oficina sin decir nada. Tomás tratò en vano de detenerlo pero no hubo
caso.
T:
Qué raro... Me dijo que era muy importante lo que tenía que decirte
Lety
estaba escéptica pero más tranquila al saberlo lejos de Aldo, aunque no
mucho...
L:
Sì, me imagino... Como sea, Tomás, él es mi amigo chef Aldo Domenzaín
A:
Mucho gusto Tomás
T:
Igualmente. Yo soy Tomás Mora, Vice Presidente Financiero de esta empresa y
mejor amigo de Lety
A:
Sì, Leticia me ha hablado mucho de ti en Acapulco
T:
¡Para bien espero!
Aldo
sonriò
A:
¡Claro que sì!
L:
Bueno Tomás yo y Aldo estabamos por ir a almorzar asì que te quería pedir si te
puedes quedar al frente de la empresa por un par de horas
T:
Claro que sì Lety, para mi no hay problemas
A:
¿Y si en lugar Tomás vendría con nosotros a almorzar? Asì puedo conocerlo mejor
y él puede conocerme más a mi ¿que te parece?
L:
Me encantaría pero...
A:
¿Pero?
L:
Si Tomás ven con nosotros, no hay nadie que pueda quedarse al frente de la
empresa
T:
Bueno yo creo que no hay problema si se trata solo de un par de horas. Igual Mandiola està aquì asì que, si hay problemas, él puede hacerce cargo
L:
¡Mendiola Tomás! ¡Mendiola!
Aldo
se perturbò por la inflexión de Leticia al corregir a Tomás
T:
Como sea...
L:
Bueno està bien. Hay que avisarlo pero. ¿Te puedes ocupar tu Tomás?
T:
¿Yo? ¿Y por qué no lo haces tu?
Lety
mirò de malo modo a su amigo que entendiò de inmediato
T:
Està bien, yo lo hago. Nos vemos en diez minutos frente del elevador
Fernando,
mientras tanto, estaba en su oficina tratanto de mantener la calma con poco éxito
F:
¿Como se atreviò ese maldito a venir en MI empresa? Y como si no fuera
bastante, ¡ahora pretende quedarse con MI MUJER en su oficina! ¡Lo odio! ¡Lo
odio! ¡Lo odio!
En
ese momento alguien golpeò la puerta.
Tomás
había alcanzado escuchar las últimas palabras de la frase de Fernando y
entendiò de inmediato a quién eran dirigidas
T:
Disculpe que la interrumpa Señor Mendiola, pero quería decirle algo...
Fernando
respirò hondo
F:
No se preocupe Tomás. Pase
T:
Gracias. Lo que pasa es que yo y Lety queríamos salir a almorzar y, como no
sabemos a que horas regresamos y Doña Marcia no està, no hay nadie que se puede
quedar en la empresa entonces quería pedirle si para usted no es una molestia
hacerce cargo de Conceptos por algunas horas.
La
cara de Fernando volvió rojo fuego de repente. Él bien sabía que Tomás no iba a
almorzar solo con Lety sino que se traían también al güerito sonriente.
Tomás
entendiò que Mendiola estaba al punto de explotar por el coraje pero Fernando
se mantuvo calmado y le contestò que no había ningún problema al quedarse al
frente de la empresa.
T:
Bueno entonces nos vemos más tarde.
Fernando
ni le contestò y Tomás saliò de la oficina, dirigiéndose hacia el elevador
donde lo estaban esperando Lety y Aldo.
A:
Bueno, si me permiten, quiero ser yo lo que escoje el lugar donde almorzar.
Lety
se sorprendiò
L:
¿No me digas que ya habías estado aquì en el D.F?
A:
¡Claro que sì! Esta no es la primera vez que yo vengo aquì. He venido muchas
veces, siempre por cuestiones de trabajo pero. ¿Entonces? ¿Confían en mi?
T:
¡Para mi no hay problemas! Ji ji ji
L:
Bueno, para mi tampoco. Vamos a donde tu quieras. ¡Estamos en tus manos!
Aldo
sonriò y, cuando los tres subieron en el taxi, el güero dio al taxista la dirección
de un restaurante que ni Lety ni Tomás conocían.
Cuando
llegaron, Lety quedò boquiabierta. El lugar era hermoso. Se trataba de un
restaurante muy elegante donde estaba música en vivo y un ambiente muy relajado,
a pesar que fuera lleno de gente.
L:
¡Que hermoso lugar! ¿Como es posible que yo que soy de aquì no lo conocía, y tu
que vienes de Acapulco sì?
A:
Porque este lugar apartenece a un mio amigo chef y he venido muchas veces aquì;
es por eso que lo conozco.
T:
Asì que es verdad que no es la primera vez que usted viene en el D.F...
A:
¡Tomás! Por favor, ¡Tuteame! Sé que todavía no nos conocimos, pero yo te
considero ya un amigo. Lety me ha hablado muchísimo de ti y de todo lo que
hiciste por ella cuando no estaba bien, entonces siento que ya te quiero aunque
apena te conozco
Tomás
se quedò pasmado. ¿Posible que Lety se había atrevido a contarle a Aldo todo lo
que había pasado con Mandiola?
T:
Bu.. bueno como quieras.
Aldo
sonriò. Su intento era aquello de hacerse amigo a Tomás para conquistar su
confianza y acercarse siempre más a Leticia.
Me:
Buenos días Señores; ¿Tienen reservación?
A:
No pero yo soy Aldo Domenzaín y soy muy amigo del chef Armando Peña. Por cierto
¿està aquì él?
Me:
Sì claro Señor, el chef Peña està en la cocina. Al rato se lo llamo.
Aldo
mirò a Lety que estaba sorprendida
A:
Verás, ahora te voy a presentar a mi amigo Armando y estoy seguro que te va a
encantar.
AP:
¡Aldo Domenzaín !
A:
¡Armando! ¡Que gusto verte amigo!
AP:
¿Que haces aquì en el D.F, lejos de tu bella Acapulco?
A:
Vine para resolver algunos asuntos de trabajo y para ver a esta hermosa mujer
aquì presente.
Lety
sonrojò
A:
Ella es Leticia Padilla Solís, Presidenta Conceptos, una casa productora.
L:
Mucho gusto
AP:
El gusto es todo mio Señorita.
A:
Y él es Tomás Mora, Vice Presidente Financiero de Conceptos
T:
Mu.. mucho gusto Señor chef
AP:
Bueno, yo tengo que regresar a mis estufas pero ustedes sientense y difruten de
la comida. Espero que todo sea de sus gradimiento. Aldo, fue un gusto volver a
verte ¡y felicidades por tu bella mujer!
El
chef le guiñò el ojo al güero y después regresò en la cocina.
Lety
estaba al mismo tiempo roja en la cara por semejante cumplido, y boquiabierta
por la desfachatez del dizque amigo de Aldo.
Tomás
entendiò de inmediato que los sentimientos de Aldo hacia Lety no eran propiamente
sentimientos de amistad...
Depués
de haber ordenado, los tres se pusieron a platicar y Lety le contò a Tomás sobre
los lugares hermosos que había visto en Acapulco gracias a Aldo.
En
Conceptos, Fernando estaba en su oficina lleno de coraje cuando Sara tocò la
puerta.
S:
Perdón Don Fernando pero me di cunta que usted no saliò a almorzar. ¿Quiere que
le pida algo de comer?
F:
No Sara, no se preocupe. Vaya usted a comer más bien.
S:
¿Està seguro? No le va hacer nada bien saltarse el almuerzo...
F:
Tranquila Sara. Nada puede hacerme más daño de lo que ya me hicieron. Ya estoy
muerto en vida.
Sara
hubo un escalofrío pero preferiò no insistir más y se retirò.
Fernando
tomò su billetera y sacò la foto donde estaba con Lety, besandola. No obstante
él había cortado esa foto donde estaban juntos, Eduardo la había encontrado
debajo del sofà del living de su casa y la había juntada con la cinta adhesiva,
poniendola después sobre su mesa de noche. Fernando la había encontrado esa
misma mañana y eso le pareciò un signo de destino, aunque su parecer cambiò
después de haber visto el güero sonriente.
Para
tratar de tranquilizarse un poco, Fernando saliò un momento de su oficina con
la intención de tomar un poco de aire y se percatò que las muchachas del
Cuartel no estaban en sus asientos. Fernando pensò que habían salido a almorzar
hasta que escuchò la voz de Paula Maria provenir desde el baño de damas que
pronunciaba el nombre que él más odiaba: Aldo. Preso de la curiosidad, Fernando
se acercò hacia la puerta y se quedò escuchando.
PM:
¡Ay manitas! ¿Vieron cuanto es guapo Aldo?
S:
¡Ay sì Paula Maria! Parece un ángel caydo del cielo...
Detrás
de la puerta, Fernando le hacía muecas a Sara
F:
Gne gne gne “parece un ángel”... ¡Más bien una paloma parece!
Ma:
¿Y qué tal como se portò con nosotras? ¡Nos dijo que eramos princesas!
Todas
sospiraron al unisono
PM:
¡Que suerte que tiene Lety! A mi también me gustaría tener a mi lado un hombre
tan guapo y tan simpatico como Aldo. ¡Y además es chef!
Lo:
¿Y qué con eso?
PM:
¡Que de seguro ha de tener mucho dinero!
I:
¡Paula Maria! ¡El dinero no es todo en la vida! Lo que cuenta, son los
sentimientos que uno siente hacia otra persona
J:
¿Y tu crees que con el ramote que le trajo, Aldo no siente nada por nuestra
Lety?
S:
¡Claro que Aldo la quiere! ¡Ya es suficiente ver como la mira para darse cuenta
que està enamorado de ella!
Ma:
Ay si manitas... ¡sus ojos son llenos de amor! Esperamos que se casen pronto...
Fernando
no pudo más por la rabia y se alejò
I:
¡Ay Marta ¿como crees que Lety se vaya a casar con él si apenas lo conoce?! Yo
esoy segura que se conocieron en Acapulco...
S:
Irmita tiene razón. De seguro es una historia que apenas empieza.
J:
Bueno, ¿Que le parece si cuando Lety regresa de su comida se lo vamos a
preguntar?
PM:
¡Claro que se lo vamos a preguntar! Y además hay que hablar con la oxi por el
otra cuestion...
I:
¿Cual otra cuestión?
S:
¿Como? ¿No sabes Irmita? ¡Parece que Doña Marcia està embarazada!
I:
¿En serio? ¡Pues que bueno por ella!
Lo:
¡Es que todavía no sabemos si es cierto!
PM:
Por eso tenemos que hablar con la oxi
Ma:
Manigüis, ¿Que le parece si ahora nos vamos a almorzar? ¡Estoy que me muero de
hambre!
Todas
se pusieron a reír y finalmente se marcharon hacia La Comidilla.
Regresado
en su oficina, Fernando siguiò con sus elucubraciones:
F:
¿Asì que quieres casarte con mi mujer? ¡Pues olvidalo güerito! Lety es mia,
¡solo mia! ¡Y nadie puede quitarmela! ¡Tendrà que pasar sobre mi cadaver si
piensa quedarse con mi Lety!
Mientras
tanto, Alicia estaba con Eduardo en un restaurante...
AF:
¡Que gusto poder almorzar juntos Eduardo! ¡No sabes cuanto tiempo era que quería
salir contigo!
E:
Me da mucho gusto que seas feliz Alicia. ¿Qué te parece si ordinamos y después
platicamos un poco?
Alicia
lo mirò raro
AF:
Y... ¿De qué quieres platicar conmigo?
E:
Bueno de tantas cosas... Digamos que, como no tuvo muchas ocasiones de hablar
contigo, me gustaría conocerte mejor.
Alicia
se relajò y sonriò
Después
de haber pedido de comer, Eduardo tratò de ganarse la confianza de Alicia. En
realidad, él sabia muy poco de ella y lo que sabia, lo había aprendido gracias
a las quejas se Fernando.
E:
Asì que frecuentaste la ANAUAC...
AF:
Si, asì es. Hice sei semestres de financia aunque no logré graduarme
E:
¿Y eso por qué?
AF:
Porque me casé con mi exmarido y no pude terminar mis estudios.
E:
Entiendo. Yo también estoy casado...
AF:
Sì ya sé; con una mujer indiana ¿verdad?
E:
Asì es. Je je je ¡hasta ahorita me acordé de aquella vez en que te pusiste a
bailar desfrazada como las mujeres indianas!
AF:
¡Ay ni me lo haces recordar! ¡Que pena contigo! Pero dime... ¿Estás muy enamorado de ella?
E:
Sì. La amo con todo mi corazón. Ella es la mujer de mi vida y por ella daría mi
propia vida
Alicia
suspirò enamorada. Nunca nadie le había dicho una cosa semejante a ella y ese
piensamiento hizo que su mirada se aguara
E:
¿Que te pasa Alicia? ¿Por qué estás llorando? ¿Dije algo malo?
AF:
¡No no Eduardo! ¡No te apenes! Lo que pasa es que nunca nadie me ha dicho una
cosa asì a mi. Quizás no soy la mujer de la vida de nadie...
E:
No, no hables asì... Si todavía ninguno te ha dicho que eres la mujer de su
vida, eso quiere decir que todavía no has encontrado la persona justa para tì.
Mira Alicia, no es nada facil encontrar el amor, me refiero al amor verdadero;
lo que te hace sentir las mariposas en la panza y te hace sentir la persona más
feliz del mundo pero, cuando eso pasa y cuando uno encontra una persona tan
especial que nos hace olvidar de todo, se empieza a ver la vida con ojos
distintos. Yo mismo empezé a ver las cosas de otra manera desde que estoy con
Ingala.
Alicia
se limitò a sonreír y a otorgarle la razón. Ella había tenido muchas relaciones
con muchos hombres pero ninguno la había hecho sentir especial o el ser más
amado. Conciente de eso, Alicia mirò hacia abajo.
De
repente Eduardo la tomò por el mentón y la forzò a mirarlo en los ojos
E:
Alicia, mirame por favor. No quiero que te sientas mal o que sufras si todavía
no ha aparecido el hombre de tu vida. Lo que tienes que hacer, es tener fe. Verás
que tarde o temprano va a aparecer el hombre que te merece.
Alicia
lo mirò y sonriò. El almuerzo siguiò muy tranquilo y Lalo decidiò que eso no
era el momento adecuado para pedirle noticias de Marcia asì que preferiò
desviar la conversación sobre asuntos más ligeros y los dos seguiron hablando
de la vida de Alicia. Al final del almuerzo, Lalo se sorprendiò al aprender que
Alicia no era la mujer superficial que todos veían. En el fondo, ella era una
muchacha muy dulce y con un gran corazón.
En
tanto, Lety, Aldo y Tomás habían terminado de almorzar y habían regresado en
Conceptos. Nuevamente en Presidencia, Aldo fue tomado por la curiosidad y se
permitiò pedirle a Lety como seguían las cosas en Conceptos
L:
Bueno... digamos que la situación es muy delicada por el momento. Justo ayer fuimos
a hablar con el juez para pedirle una prórroga por el pago de la deuda que
Conceptos tiene con Filmo Imagen pero él solo nos dio tres meses para pagar.
A:
¿Y a cuanto asiente la deuda?
T:
A seis millones, seiscientos sesenta y seis mil seiscientos sesenta y seis punto
sesenta y seis dólares
Aldo
se permitiò una humorada
A:
¡Híjole que precisión!
Lety
se forzò por sonreír
L:
Sì... ¡Lo malo es que tenemos que pagar casi dos millones y medio de dólares
cada mes!
A:
¿Y ya saben como hacer? Digo, ¿ya pensaron a una estrategia?
L:
Bueno, por este mes tenemos casi todo resuelto aunque todavía no tenemos la
certeza de contar con un million de dólares...
A:
¿Y eso para qué?
L:
Porque para conseguir ese million, necesitamos obtener un contracto con Don
Cristian Castro, el cantante, para que grabe un video clip con nosotros y eso
no va a ser nada facil...
T:
Sì... Suerte que nos va a ayudar ¡San Fernando Mandiola!
Aldo
hizo una mueca de fastidio
L:
¡Tomás! ¡Deja de burlarte de él! Y ya te he dicho que se llama Mendiola con E
¡no Mandiola!
T:
Està bien; ¡perdón! Se me olvidaba que està prohibido hablar de él...
Lety
le hizo una mueca
La
curiosidad de Aldo creciò aún más asì que el chef se tomò la libertad de
pedirle a Lety que hacía Fernando todavía en la empresa, después de lo que había
hecho.
L:
Es que, como te dije, la situación no es nada facil entonces necesitamos del
ayuda de todos y, como Don Fernando sabe mucho sobre esta empresa, su presencia
aquì es indispensable para mi
Aldo
sintò un escalofrío correrle de punta a punta. En su mente retumbaban las
palabras de Leticia
L:
“Su presencia aquì es indispensable para
mi”
Aldo
sabía bien que Leticia no se refería solo a el ambito laboral...
A:
Entiendo... Y dime, ¿Como piensan hacer para obtener el contracto con Cristian
Castro?
T:
Es que Lety y Ma...
Lety
lo interrumpiò de inmediato. No sabía porque, pero no quería que Aldo se
enterara de su salida con Fernando el viernes en la noche.
L:
Tenemos una cita con él mañana, donde su representante.
Tomás
se extrañò
A:
Ah, entiendo. Bueno espero que le vaya bien. ¿Y el resto de la cuota como piensan pagarla?
L:
Ahora te explico...
Mientras
tanto, Lalo y Alicia habían regresado en la empresa y, aprovechando que estaba
él presente, el Cuartel se acercò a el escritorio de la oxigenada. Con la
excusa de ver a Eduardo, Sara le inquiriò a Alicia si lo del embarazo de Marcia
era cierto. En ese momento, Fernando saliò de su oficina. Él quería volver
intentar de hablar con Lety en la esperanza que el güero ya se había ido.
Cuando Fernando sintiò la pregunta que el Cuartel le hizo a Alicia, pero, decidiò
cambiar rumbo y se acercò donde las muchachas, econdiendose, para escuchar
mejor.
S:
¡Ya no sea mala Oxigenada! Diganos si es cierto el chisme que està circulando
sobre Doña Marcia. ¿Es verdad que està embarazada?
Alicia
no sabía que hacer; de seguro había sido la garnacha la que había hecho
circular el chisme entre sus amigas. Entre sì, Alicia pensò:
A:
Bueno garnacha, te la buscaste...
Después
Alicia mirò a las muchachas del Cuartel y de sus labios saliò una declaración
que fue mortal para Fernando.
A:
¡Claro que Marcia està embarazada! Es más, ella ya està al cuarto mes de
embarazo y no ve la hora de ser mamà para poder abrazar a su hijo. Suyo y de Fernando, porsupuesto.
Fernando
se quedò helado. Se sentía las piernas pesadas y no lograba ni siquiera
respirar. Preso del angustia, retomò camino a su oficina y, cerrada la puerta,
se apoyò contra la pared detrás del escritorio y resbalò su espalda por la fría
pared, hasta sentarse en el suelo. De repente las lagrimás empezaron a salir de
sus ojos. Lo que acababa de escuchar, era la confirmación de su miedo más
grande. Marcia estaba embarazada; ¡esperaba un hijo suyo! Fernando mirò hacia
el cielo y lo único que pudo hacer, fue gritar con cuantas fuerza podía:
F:
¡¡No!!
A
Lety le faltò el aire y sintiò su corazón que se aceleraba. Ella no había
alcanzado a oír el grito de Fernando con las orejas sino con el corazón. Lety
tragò saliva y se puso una mano al altura del corazón antes de pronunciar el
nombre de su amado:
L:
¡Fernando!
T:
¿Lety que te pasa?
Aldo
la mirò raro
A:
¡Leticia! ¿Te sientes mal?
L:
No; estoy bien pero tengo que salir. Ahorita regreso.
Lety
saliò corriendo de su oficina y se acercò a la Vicepresidencia. Extrañamente
nadie se había dado cuenta de nada, presos como eran a hablar del embarazo de
Marcia, asì que solo Lalo se dio cuenta de la situación. Cuando vio Lety que se
acercaba a la puerta de la oficina de Fernando, se limitò a sonreír y a
tranquilizarse porque sabía que Lety iba a cuidar a su amigo.
Cuando
Lety llegò frente a la puerta de la oficina de Fernando, puso una mano en el
picaporte y la abriò, muy despacio. Una vez adentro, Lety mirò hacia todos
lados pero no lograba ver a Fernando hasta que lo oyò llorar. Lety se acercò a
el escritorio y lo vio sentado en el piso con la cara llena de lagrimas. Al
verlo asì, se le hizo un nudo en la garganta.
L:
¿Don Fernando, que le pasa? ¿Porque llora?
Fernando
la mirò en los ojos pero no fue capaz de decir nada. Lety entonces se acercò y
se arrodillò frente a él, abrazandolo y apoyando la cabeza de él en su escote,
en un abrazo empapado de ternura. Fernando se sintiò reconfortado y, después de
haber puso sus manos en la espalda de ella, envolvió a Leticia entre sus brazos...
Sigue...
Creo que a Fernando le convenía que Tomas fuera con ellos a almorzar antes que dejarlos solos, pero bueno, ya sabemos como es: neurótico y celosito.
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