lunes, 10 de noviembre de 2014

Capítulo 39

Capítulo 39
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Las razónes del corazón

Por primera vez después de muchos días, Lety estaba en paz con el mundo. Entre los brazos de Fernando se sentía protegida; cuidada y hasta se olvidaba se sì misma. ¡Hubiera querido detener el tiempo y quedarse asì para siempre! Para Fernando era lo mismo; tener a Lety en sus brazos, era como tocar el cielo. Eso era el lugar donde Lety debía quedarse para siempre: en los brazos de él. Ese abrazo de parte de su amada, hizo que Fernando se olvidara del asunto del embarazo de Marcia y asì dejò de llorar. Lety le acariciaba la nuca y ese gesto inesperado lo lo hizo estremecer. Además, gracias a la posición en que estaban, lograba sentir los latidos de ella que estaban acelerados como los suyos. Fernando pensò que ese podía ser un buen momento para confesarle que nunca había dejado de amarla. Sin sueltarse del abrazo, Fernando por fin se decidiò:

F: Lety...

Leticia seguía acariciandole la nuca sin alejarlo de su pecho

L: Digame

F: Tengo que decirle algo y siento que si no lo hago ahorita, ¡voy a enloquecer!

Lety tragò saliva

F: Mire yo todavía estoy...

En ese preciso instante, alguien entrò a interrumpir la escena.

A: ¡Leticia! ¡Te estaba buscando por toda la empresa! ¿Estás bien?

Cuando Lety oyò la voz de Aldo, se soltò de inmediato del abrazo de Fernando y se puso de pié, dandole la espalda a su amado.

L: S...sì Aldo estoy bien, no te preocupes.

A: ¿Entonces que haces aquì? Yo y Tomás te estamos eperando en Presidencia...

Lety se sitiò avergonzada.

L: Sì, ahorita los alcanzo.

Aldo no quería dejarla nuevamente solas con Fernando, ¡sobretodo después de haberlos vistos abrazados!, entonces la agarrò por una muñeca y tratò de arrastrarla hacia afuera.

Fernando estaba rojo de coraje. No solo el güero sonriete se había atrevido a entrar en su oficina ¡y sin ni siquiera tocar la puerta! si no que ahora ¡pretendía arrastrarse a su Lety!

L: ¡Aldo sueltame! No soy una niña que necesita niñera. Vete a mi oficina y esperame allì que yo al rato los alcanzo.

A: Pero...

Lety lo mirò muy fríamente. Era evidente que estaba enojada por su interrupción

El chef, entonces, no pudo hacer otra cosa que irse con la cola entre las patas.

Fernando, mientras tanto, se había levantado pero, sintiendose muy débil, se sostenía al filo del escritorio.

Lety lo mirò con mucha ternura y, preocupada por él, le preguntò:

L: ¿Se siente bien Don Fernando?

Fernando sonriò. Después de mucho tiempo, Lety lo estaba llamando otra vez Don y no Señor como hacía desde su regreso de Acapulco.

F: Sì Lety, no se preocupe. Voy a estar bien...

Cuando Fernando se soltò del escritorio y hizo por acercarse a ella, le dio un mareo y de instinto se atrapò a ella para no caerse en el piso.

Lety, al verlo asì, se espantò aún más y se puso a gritar:

L: ¡Don Fernando!

Las muchachas del Cuartel no la oyeron porque estaban encerradas en el baño juntas a Alicia que le estaba platicando cerca del embarazo de Marcia. Eduardo, que estaba todavía en el área secretarial, no pudo más y entrò en la oficina de su amigo

E: ¿Que pasò Lety?

L: Ay Lalo, ¡menos mal que estás aquì! ¡Ayudeme por favor! ¡Don Fernando està muy débil! ¡Tenemos que hacer algo!  

Los dos lograron arrastrar a Fernando hacia el sofà y lo hicieron acostar. Fernando tratò de tranquilizarlos, diciendole que se sentía mejor, pero Lalo no le permitiò levantarse, diciendole que tenía que descansar.

L: Lalo, por favor, acompañalo a su casa ¡y asegurate que descanse!

F: ¡No Lety! No es necesario... Estoy bien, se lo aseguro. Ahora me quedo diez minutos en el sofà y después voy a estar mejor.

¡De verdad que Fernando era muy terco!

L: Don Fernando, esta es una orden. ¡Vayase a su casa a descansar o lo despido del trabajo!

Fernando, por un momento se asustò, pero después entendiò que Lety lo decía solo para su bien y eso lo tenía feliz porque quería decir que, en el fondo, Lety sentía todavía algo de cariño hacia él.

F: Està bien Lety. Como usted quiera

Lety sonriò; ¡había logrado convencer a Fernando!

L: Además acuerdese que mañana tenemos muchísimas cosas que hacer... En la mañana tenemos que hablar con los de Krauss por la dichosa deuda, y en la noche tenemos el cocktail para atrapar a Don Cristian... ¡Lo necesito en forma!

Fernando sonriò y le otorgò la razón a Leticia.

L: Bueno, regreso a mi oficina. Nos vemos mañana Don Fernando

F: Hasta mañana Lety

Cuando Lety se acercò a la puerta, Lalo la alcanzò para agradecerle

E: Lety... Te agradezco mucho por lo que hiciste por Fernando

L: ¡Nada que agradecer Lalo! Hice lo que hubiera hecho cualquiera en la misma situación. Bueno, me voy. Cualquier cosa necesitan, no dudar en llamarme a cualquier hora ¿està bien?

E: Està bien Lety, gracias.

Lety le sonriò y se fue

Eduardo entendiò que Lety seguía amando a Fernando con todo su corazón.

E: Andale Fer. ¡Vamonos a tu casa!

F: Es que...

E: ¡Es que nada! ¡Lety te ordenò que regresaras a tu casa y asì vas a hacer! ¿Se entendiò?

F: Para ti es todo fácil... ¿Como puedo irme sabiendo que ella està con ese maldito güero infeliz?

E: Ah es cierto... lo vi entrar hace un rato en tu oficina... Bueno, por el momento despreocupate de él. Yo no creo que Lety sea verdaderamente enamorada de ese tipo como te dijo...

F: ¿Tu crees?

E: ¡Claro! ¡Suficiente con lo que hizo por ti hacia un rato! ¿Como no te das cuenta que ella tienes ojos solo para ti?

Fernando sonriò. Esas palabras de Eduardo eran como un balsamo para su corazón quebrado. Finalmente Fernando se dejò convencer y los dos regresaron a la casa.

Mientras tanto, en Presidencia, Tomás le preguntò a Lety cerca de lo que había pasado

L: Nada Tomás...

Aldo la mirò feo. Dentro de sì hervía de coraje

L: ¿Seguimos con lo de antes?

A: Sì... claro. Tomás estaba terminando de contarme como van a pagar la deuda por este mes. ¿Y por el mes próximo que piensan hacer?

L: Por el momento no quiero pensar en eso. Todavía falta mucho por la cuota del próximo mes y ahorita lo que me importa es resolver la cuestión de la deuda de septiembre ya que tenemos que pagarla entro del 10 de octubre. Solo espero que mañana nos va a ir bien con Cristian Castro...

A: ¿Quieres que mañana te acompañe donde el representante de Castro? Digo, para darte fuerza...

Lety tragò saliva. Ella le había echado una mentirita para no decirle que iba al cocktail con Fernando y no tenía ninguna intención de revelarle su plan

L: Te lo agradezco Aldo pero no hace falta. Puedo resolver la cuestión yo solita

T: Pero no vas a estar sola...

Lety lanzò a Tomás una mirada de pistola

A: ¿Y eso que queire decir?

Lety se viò obligada a decirle a Aldo que no iba exactamente sola donde el cantante...

A: Asì que te va a acompañar Mendiola...

El coraje de Aldo iba en aumento... Él no soportaba la sola visión de Fernando y menos podía soportar el hecho que Leticia seguía tenendolo cerca de ella. De inmediato le vino una idea

A: Me pareciò entender que él no se siente bien... Quizás necesita descanso y no te puede acompañar... ¡Deja que yo te acompañe Leticia!

Las palabras de Aldo pusieron Lety en agitación. ¿Qué si Fernando realmente no lograba recuperarse en tiempo? Leticia tratò de mantenerse lo más calmada posible. Como sea, Aldo no podía acompanarla al cocktail simplemente porque las invitaciones eran a nombre de Fernando.

L: ¡Esperemos que se recupere pronto porque su presencia es indispensable para ir a atrapar al cliente!

Aldo sintiò el cubetazo de agua fría

A: Bueno, como quieras. Ahora me voy, tengo que hacer muchas cosas. Leticia, ¿te puedo invitar a cenar esta noche?

Lety lo pensò un momento; en realidad ella no tenía mucho animo de salir pero, ya que le había hecho el feo por lo de Fernando, se sintiò obligada a aceptar la invitación

A: Bueno entonces paso por ti a las ocho. Nos vemos más tarde

Aldo le dio un beso en la mejilla y, tras saludar a Tomás, se fue.

T: ¡Que tipo simpatico es Aldo!

L: Sì, y además tiene un gran corazón...

T: No me molestaría tenerlo como cuñado ¿sabes?

Lety lo mirò extrañada

L: ¿Que quieres decir con eso, Tomás?

T: Que se ve perfectamente que lo que siente Aldo hacia ti no es simple cariño de amigo... ¡él te quiere Lety!

L: ¡Eso ya lo sé!

T: ¿O sea que tu también te diste cuenta?

L: No... Bueno fue él mismo a confesarmelo cuando estabamos todavía en Acapulco. ¡Y ya te lo había dicho!

T: Uy uy uy

L: ¡Ay ya Tomás! ¡Nada de uy uy uy! Aldo me da mucha pena...

T: ¿Por qué?

L: Poruqe.... ¡Pues porque yo no puedo corresponderlo!

T: Sì claro... Se me olvidaba que tu estás todavía enamorada de Mendiola...

L: ¡No es mi culpa si mi corazón aún late por él!

T: No te preocupes Lety, te entiendo... A mi me pasa lo mismo con Alicia

L: ¡Ni la nombres por favor! Bueno, dejamos de hablar de cosas que solo nos hacen mal y mejor concentramonos en el trabajo. Aunque, ahora que lo pienso, mañana tenemos la cita con los de Krauss y una de las condiciones era que estubiera presente Don Fernando...

Lety se alarmò

L: ¿¡Como le hago si él no se recupera entro de mañana!?

T: ¡Lety no te apenes! ¡Si tu amado exjefe no se recupera entro de mañana, vamos a llamar al cliente y se pospone la cita!

L: Tienes razón Tomás. Aunque, como sea, espero que se recupere pronto...

El resto de la tarde pasò bastante tranquilo en Conceptos. Cuando dieron la siete y media, Lety se ritirò en el baño para refrescar su maquillaje y aparecer un poco meno cansada en vista de la cena con Aldo. De repente, mirandose al espejo, se acordò de aquella vez en que Fernando se había ofrecido de acompañarla a su casa para hablar, después de la noche se sus primer beso. Aquella vez, Lety estaba en el baño de damás del área secretarial y todavía tenía su antiguo semblante. Sin embargo, estaba muy nerviosa y al mismo tiempo muy feliz porque asì podía pasar un poco de tiempo asola con él. Ahora la situación era distinta, a partir de su propio semblante. Ese jueves de semptiembre, Lety estaba un poco más “agraciada”; ahora se vestía distinta, con ropa que no estaba pasada de moda; tenía los cabellos sueltos y un poco más cortos; las gafas nuevas y las botas de caña alta. Cuando dieron las ocho, Aldo se apersonò puntual en la oficina de Presidencia.

A: ¿Lista?

Lety hubo un escalofrío. Esa misma pregunta le había echo Fernando la noche de su cumpleaños, después que habían echo el amor

L: S...sì estoy lista Aldo. Ya podemos irnos

A: Bueno, te voy a llevar en uno de mis restaurantes favoritos aquì en el D.F y estoy seguro que te va a encantar

Aldo sonriò plenamente asì que Lety también hizo una timida sonrisa.

Cuando llegaron, Aldo estaba curioso por conocer el parecer de Leticia sobre el lugar. Él lo había escogido con mucha atención porque quería pasar una noche magica junto a ella y sobretodo, quería hacerle olvidar a Fernando, aunque fuera por una noche.

A: ¿Entonces? ¿Que te parece el lugar?

L: Me parece muy bonito

A: Bueno entoces vamonos a sentarnos; reservé una mesa justamente para nosotros...


Mientras tanto, Marcia estaba en su departamento, acostada en la cama.

M: Ay quién sabe que esté haciendo ahorita Fernando... Seguro, como le di luz verde, ¡estarà con una de sus amigas!

De repente Marcia se asustò

M: Y si, en lugar, ¿està con ella? ¡No, no lo quiero ni siquiera imaginar! ¡Tengo que saber que pasa!

Marcia agarrò la bocina y hizo el numero de su amiga oxigenada

AF: ¡Marcia! ¡Por fin apareces! ¿Que te pasò? ¡Me tenías muy preocupada!

M: Perdoname Alicia es que no he tenido valor para enfrentar a Fernando y, como no me van a dar las análisis hasta la próxima semana, he preferido quedarme a mi casa para descansar.

AF: Sì, me imagino como has de estar...

M: Bueno pero cuentame; ¿Que està pasando en la empresa?

AF: Nada de especial...

M: Y... ¿Fernando y Leticia?

AF: ¡No te preocupes para eso amiga! Justo hoy puse la garnacha en su lugar

M: ¿Que quieres decir con eso?

AF: Es que el Cuartel me preguntò si era cierto lo de tu embarazo y yo le dije que sì era cierto y que estabas ya de cuatro meses. ¡Seguro fue la garnacha a dar ala al chisme!

M: ¡Ay no Alicia! ¿Y ahora que hago si resulta que no es cierto que estoy embarazada?

AF: ¿¡Como que “que hago”!? Habíamos quedado que hubieramos ido adelante con la historia del embarazo, real o meno que sea. Por ahora descansa y, después de que te entreguen los resultados de las análisis, veremos como actuar. En todo caso estoy segura que fue un golpe mortal por la garnacha.

M: ...puede ser pero no creo que eso sea suficiente para alejarla de Fernando

AF: Quizás no, pero ahora apareciò un hombre que parece ser el novio del clacoyo

M: ¿Eh? ¿El novio de Leticia? ¿Y quién es? ¿Otro como el tal Tomás Mora?

AF: ¡Ay no lo nombres a ese desgraciado! Como sea, nada que ver con Tomás. ¡Este es un hombre guapísimo, rubio y muy atractivo!

M: ¿Y como es que està interesado a Leticia?

AF: Eso no he tenido tiempo de averiguarlo. Lo que te puedo decir, es que hoy apareciò en la empresa con un ramote de flores muy grande y estuvo todo el día encerrado con ella y con el desgraciado de Tomás en Presidencia. ¡El Cuartel estaba que no se tenía por la llegada de ese rubio misterioso!

M: Eso quiere decir que ella y Fernando... no estuvieron juntos ¿verdad?

AF: ¡Ay claro que no Marcia! No tienes que preocuparte. ¡Yo te cuido a tu novio!

M: Gracias amiga. ¡No sabes como te lo agradezco! Nos vemos pronto entoces

AF: Por nada amiga.

Cuando Marcia colgò, estaba un poco más relajada. El hecho de saber que otro hombre estaba interesado a Leticia, le hacía esperar         que Fernando pudiera olvidarse definitivamente de ella.


En el restaurante, Lety y Aldo ya habían empezado a comer

A: Cuentame Leticia, ¿como fue regresar en Conceptos?

L: Pues, te diré... fue muy raro, sobretodo depués de como me trataron cuando me fui. Al inicio pensaba que todos me odiaban y, para serte sincera, todavía lo sigo pensando pero esta vez es distinto...

A: ¿Por qué?

L: Porque ahora tengo a Tomás a mi lado y él me ayuda muchísimo

A: Por lo que veo lo quieres mucho ¿verdad?

L: Sì, como ya te había dicho, Tomás es como un hermano para mi. Los dos crecimos juntos y él siempre me ha apoyado en todo lo que sea

A: Me da mucho gusto que tenga un amigo asì. Y se ve que es muy buena persona

L: Sì, asì es. Y tu también le caíste de maravilla a él ¿sabes?

Aldo soltò una risa

A: ¿De verdad?

L: ¡Claro! ¡Si no ha hecho que hablarme de ti para toda la tarde! No ha hecho que decirme cuanto eres simpatico, amable, y no sé que algo más ji ji ji

Aldo se alegrò de eso. De hecho, su plan era conquistar la confianza de Tomás y, por lo que decía Leticia, ya estaba a buen punto.

Por el resto de la cena solo hablò Aldo. Él le contaba de como iban los labores para su restaurante y de algunos proyectos importantes para él aunque Lety no le prestaba mucha atención. Aldo la miraba y se daba cuenta de que algo distraía a Leticia.

Lety, por su cuenta, tenía la mente empeñada pensando a como podía estar Fernando. Esa tarde, en la oficina, ella lo había visto muy pálido y, antes de eso, lo había visto llorar. ¡Quién sabe porque estaba llorando! Sin embargo, Lety estaba muy inquieta y Aldo se enojò mucho por eso. Él sabía perfectamente que Leticia estaba pensando a Fernando por eso le hizo una pregunta que la dejò apabullada:

A: Y... ¿con él como va?

L: ¿Con quién?

A: ¡No te hagas Leticia! ¡Con Fernando!

Lety tragò saliva

L: ¿Para qué quieres saberlo?

A: ¿No es obvio? ¡Porque te quiero y no quiero que sigas sufriendo por culpa de él! ¡Y además no me gusta para nada que él se acerque a ti!

Lety se sorprendiò del tono con que Aldo hablaba de Fernando. Ella sabía que Fernando lo odiaba, a causa de lo que ella le había dicho en Acapulco, pero ¿por qué Aldo hablaba asì de Fernando? En el fondo, a él no le había hecho nada... ¿Podía ser que Aldo estaba celoso?

L: Te agradezco mucho por tu preocupación Aldo, ¡pero descuida!. Entre yo y Don Fernando solo hay una relación laboral. El resto se acabò desde mucho...

Aldo no estaba convencido. Él sabia perfectamente que Lety seguía amandolo asì como Fernando la seguía amando a ella.

A: ¿Estás segura? ¿Y qué si él vuelve a intentarlo contigo?

Lety forzò una sonrisa...

L: Eso no va a pasar...

... y después su mirada se aguò

Aldo, viendola asì, pensò entre sì: ¿Por qué? ¿Por qué lo sigue amando con tanta fuerza? ¿Y si pasò algo hoy en la tarde? Tengo que averiguarlo...

A: Yo que tu no estaría tan seguro...

L: ¡Ya Aldo! ¡Si te digo que eso no va a pasar, es porque estoy segura que no va a pasar!

Aldo quedò boquiabierta frente la determinación de Leticia

L: Perdóname si levanté la voz, es que estoy muy cansada y me gustaría regresar a mi casa...

A: Està bien Leticia, no te preocupes. Ahorita pido la cuenta y te acompaño a tu casa

L: Gracias.


En tanto, en casa Mendiola, Lalo había logrado hacer acostar a Fernando para hacerlo descansar. Habían pasado muchas horas desde que Fernando se había dormido y todavía no daba señal que quería despertar. Lalo mirò el reloj y, cuando vio que daban las diez y que Fernando todavía no había salido de su recámara, se preocupò y fue a ver lo que pasaba. Cuando se acercò a la cama, se dio cuenta que la situación había degenerado. Era evidente que Fernando tenía la fiebre muy alta asì que Lalo se preocupò y llamò de inmediato al doctor que se apersonò en la casa en media hora. Después de haberlo visitado, el doctor hizo a Lalo algunas preguntas:

Dr: ¿El Señor Mendiola ha subido estrés últimamente o ha estado preocupado por algo?

E: En realidad esto no es un buen período por Fernando. Él està muy estrésado por el trabajo y además tiene problemas personales que lo traen preocupado...

Dr: Eso no le va a hacer nada bien... Por lo que vi, el Señor està muy cansado y de seguro hace mucho que no descansa como debería. La falta de descanso, junta al estrés, son las causas de su mal estar. Lo que tiene que hacer es descansar y tratar de estar lo más tranquilo posible.

E: Entiendo... ¿Y por la fiebre?

Dr: Mire, aunque la temperatura es muy alta, el paciente no està en peligro de vida. Lo que usted tiene que hacer para él, es comprar estos antibióticos y asegurarse que tome dos pastillitas diario por tres días.

E: Està bien doctor, en seguida voy

Dr: ¡Ah! Y me recomiendo... Digale a su amigo que descanse si quiere evitar consecuencias peores porque esta vez le fue bien, pero nadie nos dice que a la próxima tenga la misma suerte

Eduardo hubo un escalofrío

E: N.. no se preocupe doctor. Y gracias por todo lo que hizo

Dr: Deber... Buenas noches


Lety y Aldo, mientras tanto, habían llegado frente a la casa sita en Calle de mimosa. En la tarde, Aldo había rentado un coche que le iba a servir por el tiempo en que se quedaba en el D.F asì de evitar de irse siempre con el taxi. Cuando Aldo estacionò el coche, descendiò primero y abriò la puerta a Leticia.

L: ¡Uy que caballero! Ji ji ji

A: Es el minimo que puedo hacer por ti, Leticia

L: Bueno Aldo, te agradezco de corazón por todo; fue una noche muy divertida

A: Sì... aunque alguien no estaba al cien por ciento presente...

Lety entendiò de inmediato a que se refería

L: Lo siento; es que estoy un poco preocupada por... ¡por la reunión de mañana! Eso es...

A: Leticia, no sirve que fingas conmigo. Sé perfectamente que tu preocupación se debe a Fernando...

Lety bajò la mirada avergonzada pero no estaba dispuesta a otorgarle la razón

L: Te equivocas Aldo; estoy preocupada por el trabajo nada más.

A: Està bien Leticia, como tu dices... Bueno, te deseo la buenas noches entonces...

Aldo se acercò peligrosamente a ella. Lety advirtiò cual pudiera ser su próximo paso y de instinto se alejò. Aldo se quedò mirandola de malo modo. Era obvio que él quería besarla pero esta vez Lety no se hizo encontrar desprevenida. Para no hacerle demasiado el feo, Lety le dio un picoreto en la mejilla y se despidiò de él, entrando en su casa. Aldo se quedò mirando la puerta de la casa de Lety; estaba rojo de coraje contra Fernando. ¿Como podía ese tipo seguir interesandole a Leticia a pesar de todo lo que le había hecho? Finalmente, después de algunos minutos, el coche de Aldo se alejò.

Lety respirò aliviada; por fin podía dejar de fingir. Cuando saliò en su cuarto, su mente no pudo hacer otra cosa que dedicarse totalmente a Fernando...

L: ¡Ay quién sabe como està Fernando! Querría llamar a Eduardo pero son las once y no me parece la hora adecuada para hacerlo pero...

Lety se sentò en su cama y su pierna empezò a temblar por los nervios

L: ¡Andale Lety! Las once o no, ¡tengo que saber como està!

Lety probò a marcar al celular de Lalo que pero resultaba apagado entonces hizo un intento a casa de Fernando, pero allì también no contestò nadie. De repente entrò en pánico. ¿Porque nadie contestaba? ¿Y si le hubiera pasado algo grave a Fernando?

Ese piensamiento la tormentaba a punto que Leticia decidiò llamar un taxi de sitio para ir a averiguar ella misma lo que estaba pasando. Ella sabía que no estaba en derecho de apersonarse en su casa, pero esa vez decidiò seguir las razónes del corazón.

Mientras esperaba la llegada del taxi, Lety seguía atormentandose con malos piensamientos hasta que le vino a la mente que hubo un momento, mientras que estaba en el restaurante con Aldo, en que hubo una mala sensación. En aquel momento no le había dado mucha importancia pero ahora, vistos los ultimos acontecimientos, Lety estaba aún más preocupada y estaba convencida que ir a casa de Fernando era la justa decisión.


Cuando llegò a casa de él, Lety puso el dedo sobre el timbre de la puerta pero no logrò sonar. Su dedo temblaba y ella se sentía muy agitada hasta que se armò de valor y sonò. Fue Lalo quién le abriò la puerta

E: ¡Lety! ¿Que haces en la calle a esta hora y solas?

L: ¡Hola Lalo! Es que... como te explico... Te llamé para saber de Don Fernando y, como tu celular estaba apagado y aquì no contestaba nadie, decidì que quizás era el caso que me daba una vueltita...

Lalo sonriò

E: Hiciste muy bien Lety, ¡aunque no me gusta que te vas en la calle solas de noche!

Cuando Lety entrò, se sentò en el sofà y de inmediato preguntò por Fernando

L: Y... ¿como està Don Fernando?

E: Mira Lety es que... la situación està más critica de lo que suponiamos...

Lety desblancò en la cara

L: ¿¡Qué!? ¿Lalo le pasò algo a Don Fernando?

E: Es que él ha estado muy agitado en los últimos días y eso, junto al estrés por todo lo que està pasando, hizo que se pusiera un poco mal... Hace media hora tuve que llamar al doctor porque a Fernanso le subiò demasiado la temperatura y el pobre està verdaderamente mal...

L: ¡Tengo que verlo!

E: Bueno no sé si eso es conveniente; es que...

Lalo no pudo terminar su frase ya que Lety había empezado a correr escaleras arriba rumbo la recámara de Fernando...


Sigue...




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