Capítulo
39
______________
Las
razónes del corazón
Por
primera vez después de muchos días, Lety estaba en paz con el mundo. Entre los
brazos de Fernando se sentía protegida; cuidada y hasta se olvidaba se sì
misma. ¡Hubiera querido detener el tiempo y quedarse asì para siempre! Para
Fernando era lo mismo; tener a Lety en sus brazos, era como tocar el cielo. Eso
era el lugar donde Lety debía quedarse para siempre: en los brazos de él. Ese
abrazo de parte de su amada, hizo que Fernando se olvidara del asunto del
embarazo de Marcia y asì dejò de llorar. Lety le acariciaba la nuca y ese gesto
inesperado lo lo hizo estremecer. Además, gracias a la posición en que estaban,
lograba sentir los latidos de ella que estaban acelerados como los suyos.
Fernando pensò que ese podía ser un buen momento para confesarle que nunca había
dejado de amarla. Sin sueltarse del abrazo, Fernando por fin se decidiò:
F:
Lety...
Leticia
seguía acariciandole la nuca sin alejarlo de su pecho
L:
Digame
F:
Tengo que decirle algo y siento que si no lo hago ahorita, ¡voy a enloquecer!
Lety
tragò saliva
F:
Mire yo todavía estoy...
En
ese preciso instante, alguien entrò a interrumpir la escena.
A:
¡Leticia! ¡Te estaba buscando por toda la empresa! ¿Estás bien?
Cuando
Lety oyò la voz de Aldo, se soltò de inmediato del abrazo de Fernando y se puso
de pié, dandole la espalda a su amado.
L:
S...sì Aldo estoy bien, no te preocupes.
A:
¿Entonces que haces aquì? Yo y Tomás te estamos eperando en Presidencia...
Lety
se sitiò avergonzada.
L:
Sì, ahorita los alcanzo.
Aldo
no quería dejarla nuevamente solas con Fernando, ¡sobretodo después de haberlos
vistos abrazados!, entonces la agarrò por una muñeca y tratò de arrastrarla hacia afuera.
Fernando
estaba rojo de coraje. No solo el güero sonriete se había atrevido a entrar en
su oficina ¡y sin ni siquiera tocar la puerta! si no que ahora ¡pretendía arrastrarse
a su Lety!
L:
¡Aldo sueltame! No soy una niña que necesita niñera. Vete a mi oficina y
esperame allì que yo al rato los alcanzo.
A:
Pero...
Lety
lo mirò muy fríamente. Era evidente que estaba enojada por su interrupción
El
chef, entonces, no pudo hacer otra cosa que irse con la cola entre las patas.
Fernando,
mientras tanto, se había levantado pero, sintiendose muy débil, se sostenía al
filo del escritorio.
Lety
lo mirò con mucha ternura y, preocupada por él, le preguntò:
L:
¿Se siente bien Don Fernando?
Fernando
sonriò. Después de mucho tiempo, Lety lo estaba llamando otra vez Don y no Señor
como hacía desde su regreso de Acapulco.
F:
Sì Lety, no se preocupe. Voy a estar bien...
Cuando
Fernando se soltò del escritorio y hizo por acercarse a ella, le dio un mareo y
de instinto se atrapò a ella para no caerse en el piso.
Lety,
al verlo asì, se espantò aún más y se puso a gritar:
L:
¡Don Fernando!
Las
muchachas del Cuartel no la oyeron porque estaban encerradas en el baño juntas
a Alicia que le estaba platicando cerca del embarazo de Marcia. Eduardo, que
estaba todavía en el área secretarial, no pudo más y entrò en la oficina de su
amigo
E:
¿Que pasò Lety?
L:
Ay Lalo, ¡menos mal que estás aquì! ¡Ayudeme por favor! ¡Don Fernando està muy
débil! ¡Tenemos que hacer algo!
Los
dos lograron arrastrar a Fernando hacia el sofà y lo hicieron acostar. Fernando
tratò de tranquilizarlos, diciendole que se sentía mejor, pero Lalo no le
permitiò levantarse, diciendole que tenía que descansar.
L:
Lalo, por favor, acompañalo a su casa ¡y asegurate que descanse!
F:
¡No Lety! No es necesario... Estoy bien, se lo aseguro. Ahora me quedo diez
minutos en el sofà y después voy a estar mejor.
¡De
verdad que Fernando era muy terco!
L:
Don Fernando, esta es una orden. ¡Vayase a su casa a descansar o lo despido del
trabajo!
Fernando,
por un momento se asustò, pero después entendiò que Lety lo decía solo para su
bien y eso lo tenía feliz porque quería decir que, en el fondo, Lety sentía todavía
algo de cariño hacia él.
F:
Està bien Lety. Como usted quiera
Lety
sonriò; ¡había logrado convencer a Fernando!
L:
Además acuerdese que mañana tenemos muchísimas cosas que hacer... En la mañana
tenemos que hablar con los de Krauss por la dichosa deuda, y en la noche tenemos
el cocktail para atrapar a Don Cristian... ¡Lo necesito en forma!
Fernando
sonriò y le otorgò la razón a Leticia.
L:
Bueno, regreso a mi oficina. Nos vemos mañana Don Fernando
F:
Hasta mañana Lety
Cuando
Lety se acercò a la puerta, Lalo la alcanzò para agradecerle
E:
Lety... Te agradezco mucho por lo que hiciste por Fernando
L:
¡Nada que agradecer Lalo! Hice lo que hubiera hecho cualquiera en la misma situación.
Bueno, me voy. Cualquier cosa necesitan, no dudar en llamarme a cualquier hora ¿està
bien?
E:
Està bien Lety, gracias.
Lety
le sonriò y se fue
Eduardo
entendiò que Lety seguía amando a Fernando con todo su corazón.
E:
Andale Fer. ¡Vamonos a tu casa!
F:
Es que...
E:
¡Es que nada! ¡Lety te ordenò que regresaras a tu casa y asì vas a hacer! ¿Se
entendiò?
F:
Para ti es todo fácil... ¿Como puedo irme sabiendo que ella està con ese
maldito güero infeliz?
E:
Ah es cierto... lo vi entrar hace un rato en tu oficina... Bueno, por el
momento despreocupate de él. Yo no creo que Lety sea verdaderamente enamorada
de ese tipo como te dijo...
F:
¿Tu crees?
E:
¡Claro! ¡Suficiente con lo que hizo por ti hacia un rato! ¿Como no te das
cuenta que ella tienes ojos solo para ti?
Fernando
sonriò. Esas palabras de Eduardo eran como un balsamo para su corazón quebrado.
Finalmente Fernando se dejò convencer y los dos regresaron a la casa.
Mientras
tanto, en Presidencia, Tomás le preguntò a Lety cerca de lo que había pasado
L:
Nada Tomás...
Aldo
la mirò feo. Dentro de sì hervía de coraje
L:
¿Seguimos con lo de antes?
A:
Sì... claro. Tomás estaba terminando de contarme como van a pagar la deuda por
este mes. ¿Y por el mes próximo que piensan hacer?
L:
Por el momento no quiero pensar en eso. Todavía falta mucho por la cuota del próximo
mes y ahorita lo que me importa es resolver la cuestión de la deuda de
septiembre ya que tenemos que pagarla entro del 10 de octubre. Solo espero que mañana
nos va a ir bien con Cristian Castro...
A:
¿Quieres que mañana te acompañe donde el representante de Castro? Digo, para
darte fuerza...
Lety
tragò saliva. Ella le había echado una mentirita para no decirle que iba al
cocktail con Fernando y no tenía ninguna intención de revelarle su plan
L:
Te lo agradezco Aldo pero no hace falta. Puedo resolver la cuestión yo solita
T:
Pero no vas a estar sola...
Lety
lanzò a Tomás una mirada de pistola
A:
¿Y eso que queire decir?
Lety
se viò obligada a decirle a Aldo que no iba exactamente sola donde el cantante...
A:
Asì que te va a acompañar Mendiola...
El
coraje de Aldo iba en aumento... Él no soportaba la sola visión de Fernando y
menos podía soportar el hecho que Leticia seguía tenendolo cerca de ella. De
inmediato le vino una idea
A:
Me pareciò entender que él no se siente bien... Quizás necesita descanso y no
te puede acompañar... ¡Deja que yo te acompañe Leticia!
Las
palabras de Aldo pusieron Lety en agitación. ¿Qué si Fernando realmente no
lograba recuperarse en tiempo? Leticia tratò de mantenerse lo más calmada
posible. Como sea, Aldo no podía acompanarla al cocktail simplemente porque las
invitaciones eran a nombre de Fernando.
L:
¡Esperemos que se recupere pronto porque su presencia es indispensable para ir
a atrapar al cliente!
Aldo
sintiò el cubetazo de agua fría
A:
Bueno, como quieras. Ahora me voy, tengo que hacer muchas cosas. Leticia, ¿te
puedo invitar a cenar esta noche?
Lety
lo pensò un momento; en realidad ella no tenía mucho animo de salir pero, ya
que le había hecho el feo por lo de Fernando, se sintiò obligada a aceptar la invitación
A:
Bueno entonces paso por ti a las ocho. Nos vemos más tarde
Aldo
le dio un beso en la mejilla y, tras saludar a Tomás, se fue.
T:
¡Que tipo simpatico es Aldo!
L:
Sì, y además tiene un gran corazón...
T:
No me molestaría tenerlo como cuñado ¿sabes?
Lety
lo mirò extrañada
L:
¿Que quieres decir con eso, Tomás?
T:
Que se ve perfectamente que lo que siente Aldo hacia ti no es simple cariño de
amigo... ¡él te quiere Lety!
L:
¡Eso ya lo sé!
T:
¿O sea que tu también te diste cuenta?
L:
No... Bueno fue él mismo a confesarmelo cuando estabamos todavía en Acapulco.
¡Y ya te lo había dicho!
T:
Uy uy uy
L:
¡Ay ya Tomás! ¡Nada de uy uy uy! Aldo me da mucha pena...
T:
¿Por qué?
L:
Poruqe.... ¡Pues porque yo no puedo corresponderlo!
T:
Sì claro... Se me olvidaba que tu estás todavía enamorada de Mendiola...
L:
¡No es mi culpa si mi corazón aún late por él!
T:
No te preocupes Lety, te entiendo... A mi me pasa lo mismo con Alicia
L:
¡Ni la nombres por favor! Bueno, dejamos de hablar de cosas que solo nos hacen
mal y mejor concentramonos en el trabajo. Aunque, ahora que lo pienso, mañana
tenemos la cita con los de Krauss y una de las condiciones era que estubiera
presente Don Fernando...
Lety
se alarmò
L:
¿¡Como le hago si él no se recupera entro de mañana!?
T:
¡Lety no te apenes! ¡Si tu amado exjefe no se recupera entro de mañana, vamos a
llamar al cliente y se pospone la cita!
L:
Tienes razón Tomás. Aunque, como sea, espero que se recupere pronto...
El
resto de la tarde pasò bastante tranquilo en Conceptos. Cuando dieron la siete
y media, Lety se ritirò en el baño para refrescar su maquillaje y aparecer un
poco meno cansada en vista de la cena con Aldo. De repente, mirandose al
espejo, se acordò de aquella vez en que Fernando se había ofrecido de acompañarla
a su casa para hablar, después de la noche se sus primer beso. Aquella vez,
Lety estaba en el baño de damás del área secretarial y todavía tenía su antiguo
semblante. Sin embargo, estaba muy nerviosa y al mismo tiempo muy feliz porque
asì podía pasar un poco de tiempo asola con él. Ahora la situación era distinta,
a partir de su propio semblante. Ese jueves de semptiembre, Lety estaba un poco
más “agraciada”; ahora se vestía distinta, con ropa que no estaba pasada de
moda; tenía los cabellos sueltos y un poco más cortos; las gafas nuevas y las botas
de caña alta. Cuando dieron las ocho, Aldo se apersonò puntual en la oficina de
Presidencia.
A:
¿Lista?
Lety
hubo un escalofrío. Esa misma pregunta le había echo Fernando la noche de su cumpleaños,
después que habían echo el amor
L:
S...sì estoy lista Aldo. Ya podemos irnos
A:
Bueno, te voy a llevar en uno de mis restaurantes favoritos aquì en el D.F y
estoy seguro que te va a encantar
Aldo
sonriò plenamente asì que Lety también hizo una timida sonrisa.
Cuando
llegaron, Aldo estaba curioso por conocer el parecer de Leticia sobre el lugar.
Él lo había escogido con mucha atención porque quería pasar una noche magica
junto a ella y sobretodo, quería hacerle olvidar a Fernando, aunque fuera por
una noche.
A:
¿Entonces? ¿Que te parece el lugar?
L:
Me parece muy bonito
A:
Bueno entoces vamonos a sentarnos; reservé una mesa justamente para nosotros...
Mientras
tanto, Marcia estaba en su departamento, acostada en la cama.
M:
Ay quién sabe que esté haciendo ahorita Fernando... Seguro, como le di luz
verde, ¡estarà con una de sus amigas!
De
repente Marcia se asustò
M:
Y si, en lugar, ¿està con ella? ¡No, no lo quiero ni siquiera imaginar! ¡Tengo
que saber que pasa!
Marcia
agarrò la bocina y hizo el numero de su amiga oxigenada
AF:
¡Marcia! ¡Por fin apareces! ¿Que te pasò? ¡Me tenías muy preocupada!
M:
Perdoname Alicia es que no he tenido valor para enfrentar a Fernando y, como no
me van a dar las análisis hasta la próxima semana, he preferido quedarme a mi
casa para descansar.
AF:
Sì, me imagino como has de estar...
M:
Bueno pero cuentame; ¿Que està pasando en la empresa?
AF:
Nada de especial...
M:
Y... ¿Fernando y Leticia?
AF:
¡No te preocupes para eso amiga! Justo hoy puse la garnacha en su lugar
M:
¿Que quieres decir con eso?
AF:
Es que el Cuartel me preguntò si era cierto lo de tu embarazo y yo le dije que
sì era cierto y que estabas ya de cuatro meses. ¡Seguro fue la garnacha a dar
ala al chisme!
M:
¡Ay no Alicia! ¿Y ahora que hago si resulta que no es cierto que estoy
embarazada?
AF:
¿¡Como que “que hago”!? Habíamos quedado que hubieramos ido adelante con la
historia del embarazo, real o meno que sea. Por ahora descansa y, después de
que te entreguen los resultados de las análisis, veremos como actuar. En todo
caso estoy segura que fue un golpe mortal por la garnacha.
M:
...puede ser pero no creo que eso sea suficiente para alejarla de Fernando
AF:
Quizás no, pero ahora apareciò un hombre que parece ser el novio del clacoyo
M:
¿Eh? ¿El novio de Leticia? ¿Y quién es? ¿Otro como el tal Tomás Mora?
AF:
¡Ay no lo nombres a ese desgraciado! Como sea, nada que ver con Tomás. ¡Este es
un hombre guapísimo, rubio y muy atractivo!
M:
¿Y como es que està interesado a Leticia?
AF:
Eso no he tenido tiempo de averiguarlo. Lo que te puedo decir, es que hoy
apareciò en la empresa con un ramote de flores muy grande y estuvo todo el día
encerrado con ella y con el desgraciado de Tomás en Presidencia. ¡El Cuartel
estaba que no se tenía por la llegada de ese rubio misterioso!
M:
Eso quiere decir que ella y Fernando... no estuvieron juntos ¿verdad?
AF:
¡Ay claro que no Marcia! No tienes que preocuparte. ¡Yo te cuido a tu novio!
M:
Gracias amiga. ¡No sabes como te lo agradezco! Nos vemos pronto entoces
AF:
Por nada amiga.
Cuando
Marcia colgò, estaba un poco más relajada. El hecho de saber que otro hombre
estaba interesado a Leticia, le hacía esperar que
Fernando pudiera olvidarse definitivamente de ella.
En
el restaurante, Lety y Aldo ya habían empezado a comer
A:
Cuentame Leticia, ¿como fue regresar en Conceptos?
L:
Pues, te diré... fue muy raro, sobretodo depués de como me trataron cuando me
fui. Al inicio pensaba que todos me odiaban y, para serte sincera, todavía lo
sigo pensando pero esta vez es distinto...
A:
¿Por qué?
L:
Porque ahora tengo a Tomás a mi lado y él me ayuda muchísimo
A:
Por lo que veo lo quieres mucho ¿verdad?
L:
Sì, como ya te había dicho, Tomás es como un hermano para mi. Los dos crecimos
juntos y él siempre me ha apoyado en todo lo que sea
A:
Me da mucho gusto que tenga un amigo asì. Y se ve que es muy buena persona
L:
Sì, asì es. Y tu también le caíste de maravilla a él ¿sabes?
Aldo
soltò una risa
A:
¿De verdad?
L:
¡Claro! ¡Si no ha hecho que hablarme de ti para toda la tarde! No ha hecho que decirme cuanto eres simpatico, amable, y no sé que algo más ji ji ji
Aldo
se alegrò de eso. De hecho, su plan era conquistar la confianza de Tomás y, por
lo que decía Leticia, ya estaba a buen punto.
Por
el resto de la cena solo hablò Aldo. Él le contaba de como iban los labores
para su restaurante y de algunos proyectos importantes para él aunque Lety no
le prestaba mucha atención. Aldo la miraba y se daba cuenta de que algo distraía
a Leticia.
Lety,
por su cuenta, tenía la mente empeñada pensando a como podía estar Fernando.
Esa tarde, en la oficina, ella lo había visto muy pálido y, antes de eso, lo había
visto llorar. ¡Quién sabe porque estaba llorando! Sin embargo, Lety estaba muy
inquieta y Aldo se enojò mucho por eso. Él sabía perfectamente que Leticia
estaba pensando a Fernando por eso le hizo una pregunta que la dejò apabullada:
A:
Y... ¿con él como va?
L:
¿Con quién?
A:
¡No te hagas Leticia! ¡Con Fernando!
Lety
tragò saliva
L:
¿Para qué quieres saberlo?
A:
¿No es obvio? ¡Porque te quiero y no quiero que sigas sufriendo por culpa de
él! ¡Y además no me gusta para nada que él se acerque a ti!
Lety
se sorprendiò del tono con que Aldo hablaba de Fernando. Ella sabía que
Fernando lo odiaba, a causa de lo que ella le había dicho en Acapulco, pero
¿por qué Aldo hablaba asì de Fernando? En el fondo, a él no le había hecho
nada... ¿Podía ser que Aldo estaba celoso?
L:
Te agradezco mucho por tu preocupación Aldo, ¡pero descuida!. Entre yo y Don
Fernando solo hay una relación laboral. El resto se acabò desde mucho...
Aldo
no estaba convencido. Él sabia perfectamente que Lety seguía amandolo asì como
Fernando la seguía amando a ella.
A:
¿Estás segura? ¿Y qué si él vuelve a intentarlo contigo?
Lety
forzò una sonrisa...
L:
Eso no va a pasar...
...
y después su mirada se aguò
Aldo,
viendola asì, pensò entre sì: ¿Por qué? ¿Por qué lo sigue amando con tanta
fuerza? ¿Y si pasò algo hoy en la tarde? Tengo que averiguarlo...
A:
Yo que tu no estaría tan seguro...
L:
¡Ya Aldo! ¡Si te digo que eso no va a pasar, es porque estoy segura que no va a
pasar!
Aldo
quedò boquiabierta frente la determinación de Leticia
L:
Perdóname si levanté la voz, es que estoy muy cansada y me gustaría regresar a
mi casa...
A:
Està bien Leticia, no te preocupes. Ahorita pido la cuenta y te acompaño a tu
casa
L:
Gracias.
En
tanto, en casa Mendiola, Lalo había logrado hacer acostar a Fernando para
hacerlo descansar. Habían pasado muchas horas desde que Fernando se había
dormido y todavía no daba señal que quería despertar. Lalo mirò el reloj y,
cuando vio que daban las diez y que Fernando todavía no había salido de su recámara,
se preocupò y fue a ver lo que pasaba. Cuando se acercò a la cama, se dio
cuenta que la situación había degenerado. Era evidente que Fernando tenía la
fiebre muy alta asì que Lalo se preocupò y llamò de inmediato al doctor que se
apersonò en la casa en media hora. Después de haberlo visitado, el doctor hizo
a Lalo algunas preguntas:
Dr:
¿El Señor Mendiola ha subido estrés últimamente o ha estado preocupado por
algo?
E:
En realidad esto no es un buen período por Fernando. Él està muy estrésado por
el trabajo y además tiene problemas personales que lo traen preocupado...
Dr:
Eso no le va a hacer nada bien... Por lo que vi, el Señor està muy cansado y de
seguro hace mucho que no descansa como debería. La falta de descanso, junta al
estrés, son las causas de su mal estar. Lo que tiene que hacer es descansar y
tratar de estar lo más tranquilo posible.
E:
Entiendo... ¿Y por la fiebre?
Dr:
Mire, aunque la temperatura es muy alta, el paciente no està en peligro de
vida. Lo que usted tiene que hacer para él, es comprar estos antibióticos y
asegurarse que tome dos pastillitas diario por tres días.
E:
Està bien doctor, en seguida voy
Dr:
¡Ah! Y me recomiendo... Digale a su amigo que descanse si quiere evitar
consecuencias peores porque esta vez le fue bien, pero nadie nos dice que a la próxima
tenga la misma suerte
Eduardo
hubo un escalofrío
E:
N.. no se preocupe doctor. Y gracias por todo lo que hizo
Dr:
Deber... Buenas noches
Lety
y Aldo, mientras tanto, habían llegado frente a la casa sita en Calle de
mimosa. En la tarde, Aldo había rentado un coche que le iba a servir por el
tiempo en que se quedaba en el D.F asì de evitar de irse siempre con el taxi.
Cuando Aldo estacionò el coche, descendiò primero y abriò la puerta a Leticia.
L:
¡Uy que caballero! Ji ji ji
A:
Es el minimo que puedo hacer por ti, Leticia
L:
Bueno Aldo, te agradezco de corazón por todo; fue una noche muy divertida
A:
Sì... aunque alguien no estaba al cien por ciento presente...
Lety
entendiò de inmediato a que se refería
L:
Lo siento; es que estoy un poco preocupada por... ¡por la reunión de mañana! Eso es...
A:
Leticia, no sirve que fingas conmigo. Sé perfectamente que tu preocupación se
debe a Fernando...
Lety
bajò la mirada avergonzada pero no estaba dispuesta a otorgarle la razón
L:
Te equivocas Aldo; estoy preocupada por el trabajo nada más.
A:
Està bien Leticia, como tu dices... Bueno, te deseo la buenas noches
entonces...
Aldo
se acercò peligrosamente a ella. Lety advirtiò cual pudiera ser su próximo paso
y de instinto se alejò. Aldo se quedò mirandola de malo modo. Era obvio que él quería
besarla pero esta vez Lety no se hizo encontrar desprevenida. Para no hacerle
demasiado el feo, Lety le dio un picoreto en la mejilla y se despidiò de él,
entrando en su casa. Aldo se quedò mirando la puerta de la casa de Lety; estaba
rojo de coraje contra Fernando. ¿Como podía ese tipo seguir interesandole a
Leticia a pesar de todo lo que le había hecho? Finalmente, después de algunos
minutos, el coche de Aldo se alejò.
Lety
respirò aliviada; por fin podía dejar de fingir. Cuando saliò en su cuarto, su
mente no pudo hacer otra cosa que dedicarse totalmente a Fernando...
L:
¡Ay quién sabe como està Fernando! Querría llamar a Eduardo pero son las once y
no me parece la hora adecuada para hacerlo pero...
Lety
se sentò en su cama y su pierna empezò a temblar por los nervios
L:
¡Andale Lety! Las once o no, ¡tengo que saber como està!
Lety
probò a marcar al celular de Lalo que pero resultaba apagado entonces hizo un intento
a casa de Fernando, pero allì también no contestò nadie. De repente entrò en
pánico. ¿Porque nadie contestaba? ¿Y si le hubiera pasado algo grave a
Fernando?
Ese
piensamiento la tormentaba a punto que Leticia decidiò llamar un taxi de sitio
para ir a averiguar ella misma lo que estaba pasando. Ella sabía que no estaba
en derecho de apersonarse en su casa, pero esa vez decidiò seguir las razónes
del corazón.
Mientras
esperaba la llegada del taxi, Lety seguía atormentandose con malos piensamientos
hasta que le vino a la mente que hubo un momento, mientras que estaba en el restaurante con Aldo, en que hubo
una mala sensación. En aquel momento no le había dado mucha importancia pero
ahora, vistos los ultimos acontecimientos, Lety estaba aún más preocupada y
estaba convencida que ir a casa de Fernando era la justa decisión.
Cuando
llegò a casa de él, Lety puso el dedo sobre el timbre de la puerta pero no
logrò sonar. Su dedo temblaba y ella se sentía muy agitada hasta que se armò de
valor y sonò. Fue Lalo quién le abriò la puerta
E:
¡Lety! ¿Que haces en la calle a esta hora y solas?
L:
¡Hola Lalo! Es que... como te explico... Te llamé para saber de Don Fernando y,
como tu celular estaba apagado y aquì no contestaba nadie, decidì que quizás era
el caso que me daba una vueltita...
Lalo
sonriò
E:
Hiciste muy bien Lety, ¡aunque no me gusta que te vas en la calle solas de
noche!
Cuando
Lety entrò, se sentò en el sofà y de inmediato preguntò por Fernando
L:
Y... ¿como està Don Fernando?
E:
Mira Lety es que... la situación està más critica de lo que suponiamos...
Lety
desblancò en la cara
L:
¿¡Qué!? ¿Lalo le pasò algo a Don Fernando?
E:
Es que él ha estado muy agitado en los últimos días y eso, junto al estrés por
todo lo que està pasando, hizo que se pusiera un poco mal... Hace media hora
tuve que llamar al doctor porque a Fernanso le subiò demasiado la temperatura y
el pobre està verdaderamente mal...
L:
¡Tengo que verlo!
E:
Bueno no sé si eso es conveniente; es que...
Lalo
no pudo terminar su frase ya que Lety había empezado a correr escaleras arriba
rumbo la recámara de Fernando...
Sigue...
:-D
ResponderBorraransiosa pelo próximo capitulo. Bjos linda
gracias querida <3 Acabo de publicar el 40 ;)
Borrar