martes, 16 de septiembre de 2014

Capítulo 26




Capítulo 26
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Presidenta

A las ocho de la mañana, Lety estaba sentada en la cocina desayunando con su familia cuando de repente, el telefono de su casa sonò.

D.E: ¿Bueno?

C: ¡Hola! Soy Carolina Angeles; quería hablar con Lety

D.E: Un momento...  Es para ti hija

Lety agarrò la bocina

L: ¿Bueno?

C: ¡Hola Lety! Soy Carolina

L: Buenos días Doña Carolina. ¡Gue gusto oírla!

C: Igualmente Lety. Te llamo para saber como estás. ¿Te sientes preparada?

L: Más o menos... Admito que estoy un poco nerviosa...

C: Eso es normal. Y dime, ¿Como eres vestida?

L: Pues como siempre... llevo un vestido azul ¿Por?

C: ¡Pero Lety! ¡¿Como que “como siempres”?! ¿De verdad quieres irte a Conceptos vestida como antes?

L: ....

C: Hagamos una cosa, alcanzame al Centro Santa Fe y veremos que ropa podemos conseguirte

L: Pero Doña Carolina yo...

C: ¡Te espero en veinte minutos! ¡Hasta luego!

Lety no pudo ni contestar puesto que Carolina ya había colgado. En un santiamén, Leticia acabò con el desayuno y saliò de su casa.


Mientras tanto, Fernando había quedado dormido en su cama. De repente su celular sonò haciendolo despertar de golpe.

F: Bu... ¿Bueno?

M: ¡Hola mi amor! ¿Ya estás listo?

F: ... ¿Marcia?

M: Claro ¿Porque? ¿Esperabas la llamada de otra?

F: ¡Claro que no Marcia! Pero tampoco esperaba la tuya visto como nos dejamos el viernes...

M: Olvidalo. Estaba muy nerviosa esa noche y no medì mis palabras. En fin,  ¿Estás listo o no?

Fernando mirò a su alrededor hasta que encontrò el despertador. Cuando mirò la hora, desorbitò los ojos puesto que eran la ocho y diez de la mañana y la junta estaba fijada para la nueve y media.

F: ¡Chin! ¡Me quedé dormido!

M: ¡Fernando! ¿Como pudiste quedarte dormido justo hoy?

F: Ya Marcia. Me doy una aregladita y en media hora estoy listo

M: ¿Ven por mi o nos vemos en Conceptos?

F: Nos vemos en una hora en tu depa. ¡Adiós!

Fernando se levantò de la cama y se escapò en la ducha.



Lety, entanto, había llegado al centro comercial donde estaba Carolina que, por suerte, la esperaba afuera puesto que el centro comercial era enorme.

L: Hola Doña Carolina, acà estoy

C: ¡Que bueno que llegaste tan rapido Lety! Ven comigo...

Carolina arrastrò Lety en una tienda de ropa muy fina y le ordenò de meterse en el cambiador mientras ella le pasaba algunas prendas.

L: Doña Carolina esta tienda es muy cara y yo no...

C: ¡No no no Lety! Hoy no quiero escuchar lamentos ni caprichitos. Hoy es el día en que, por fin, vuelves a ver a Fernando y además, tienes una junta muy importante. ¡No te puedes presentar asì como siempre! Por la ropa no te preocupes, eso es un regalo que te quiero hacer yo como agradecimiento por todo lo que has hecho para mi en Acapulco y porque además, ya eres mi amiga ¿no?

L: Pero....

C: ¡Nada de pero! Pruebate esto que te estoy dando que ya es muy tarde

Lety sonriò

L: Esta bien jefa, ¡Como usted ordene!

Carolina soltò una carcajada al tiempo que Lety se probò la ropa. Carolina había eligido para su amiga una falda negra que llegaba a las rodillas, una camiseta blanca y una chaqueta negra con un solo botón al centro que servía para cerrarla. La ropa era muy elegante y se percibía al tacto que era un tejido muy fino. 
Cuando Lety fue lista, saliò del cambiador.

C: ¡Te ves divina Lety! Lastima que no hay tiempo para  pasar a un salón de belleza pero no te preocupes; ¡yo te voy a dar una aregladita con el maquillaje en un santiamén!

L: Gracias Doña Carolina...

Lety se conmoviò y la abrazò fuerte. Nunca nadie se había preocupado para ella como lo hacía Carolina. Lety la veía como su “hada madrina”, la persona que había iniciado el proceso de cambiamento para hacerla sentir mejor frente a los de más y no solo estéticamente, si no por dentro, haciendole adquirir más confianza en sí misma.

C: No hay de que Lety. Sabes que te considero una gran amiga y quiero lo mejor para ti. ¡Ahora pero apúrate o vamos a llegar tarde!

L: ¿Vamos?

C: Si claro, yo te voy a acompañar a Conceptos  ¿O que? ¿Quieres irte en camión con esa ropa?

Lety sonriò otra vez, agradeciendo Dios por haberle hecho encontrar una persona tan maravillosa como Carolina.



Fernando, mientras tanto, estaba casi al departamento de Marcia. Antes de salir de su casa, intentò despertar Eduardo para decirle que se iba a Conceptos pero no hubo manera puesto que Lalo dormía profundamente. Fernando, entonces, decidiò dejarle un mensaje

Voy a Conceptos a enfrentar mi destino. Nos vemos más tarde. ¡Reza por mi!

Cuando llegò a destinación, Fernando marcò al celular de Marcia y ella fue en su coche en un santiamén.

M: ¡Buenos días mi amor!

F: Hola Marcia... Por lo que veo estás... ¿De buen humor?

M: ¡Siempre que te veo estoy feliz mi vida!

Fernando no entendía la actitud de Marcia... A veces estaba una fiera y a veces parecía el más dócil de los corderos. Como sea, los dos partiron rumbo Conceptos.

Carolina y Lety llegaron a Conceptos a las nueve y veinte. Lety agradeciò otra vez a su amiga y bajò del coche.

C: ¡Suerte amiga! ¡Que te vaya bien!

L: ¡Gracias Doña Carolina! ¡Después de la junta la llamo y le cuento que pasò!


Antes de adentrarse en la recepción, Lety respirò hondo y tratò de hacerce fuerza. Paula Maria fue la primera en verla, lanzando un grito de felicidad.

PM: ¡Amiga! ¡Por fin apareces! ¿Donde estuviste metida?

L: ¡Hola Paula Maria! ¿Qué tal? Perdoname pero me están esperando en la sala de junta y ahorita no puedo quedarme a platicar pero te prometo que después hablamos ¿Si?

PM: ¿Como que te están esperando? Pero ¿Porque o qué?

L: No sé amiga. Don Humberto me citò pero no me digo el motivo...

PM: Bueno no te quito el tiempo entonces pero prometeme que después que platiques con él, nos vamos a un lugar con las muchachas y nos cuentes todo: donde estuviste todo este tiempo, que te hiciste... ¡Porque no creas que no me di cuenta que te cambiaste de ropa, de peinado y hasta de facha! ¡Ahora no tienes ni tu lentes!

Lety soltò una carcajada

L: Està bien Paula Maria. Dime una cosa... ¿Don Fernando ya llegò?

PM: Todavía no. Y tampoco ha llegado Doña Marcia...

Lety hubo un escalofrío al solo sentir ese nombre

L: Entiendo... Bueno, me subo. ¡Nos vemos más tarde!

Cuando Lety llegò a primer piso, todo el resto del Cuartel la investì abrazandola, feliz por su regreso.

Ma: ¡Manigüis! ¡No sabes como te estabamos esperando!

S: Si Lety, desde que Don Fernando nos dijos que ibas a regresar el lunes, ¡no veíamos la hora de verte!

L: ¿Don Fernando dijo eso?

Lo: Si Lety, nosotras estabamos preocupadas para ti, puesto que tu no dabas noticias, entonces no acababamos y preguntamos a Don Fernando si sabía algo y él nos dijos que regresabas el lunes

Lety tragò saliva.

L: Bueno muchachas tengo que ir a Presidencia ahorita; Don Humberto me està esperando. ¡Nos vemos más tarde!

Todo el Cuartel dejò boquiabierta por la noticia.

J: Que raro que Don Humberto la citò aquì después de como la trataron la última vez...

Lo: ¿Creéis que la van a regañar otra vez?

I: Ay no, ¡Dios no quiera!

En ese momento del elevador saliò Paula Maria que habia subido desde la recepción

Ma: Manigüis, todo lo que podemos hacer es esperar que la propria Lety nos cuente el chisme después que sale de Presidencia.

S: ¡De seguro ha de ser un chisme de altura! ¿Además vieron que cambiada està?

J: Sì ¿verdad?

PM: No no no, ¡Lety tiene que contarnos todos! Por eso le pedì que nos ibamos a un lugar esta noche y vamos a estar todas ¿verdad?

M: ¡Claro que si! ¡Por nada del mundo me perdería un chisme tan gordo como ha de ser lo de Lety! Dejame llamar a mi gordito para pedir permiso...

Alicia, que había observado toda la escena, se había quedado boquiabierta por el 
cambio de Leticia. No solo lucía ropa distinta y más fina y estaba maquillada, si no que traía las cejas más delagadas, el cabello suelto y un poco ondulado y... ¡Ya no tenía bigotes!

Inmediatamente marcò al celular de su amiga.

Marcia y Fernando, mientras tanto, habían quedado embotellados en el tráfico de la ciudad.

M: ¡Eso pasa porque te quedaste dormido!

F: ¡Ya Marcia! ¿Cuantas veces tienes que reprocharmelo?

De repente el celular de la productora ejecutiva sonò

M: ¿Bueno?

A: ¡Ay Marcia no sabes lo que acabo de ver!

M: ¿Como voy a saber si no me cuentas?

A: Ay sì ¿verdad? ¡No te imaginas quién acaba de apersonarse aquì en Conceptos!

M: ¿Quién?

A: ¡La garnacha! ¡El tlacoyo bigotón! Bueno solo que ahora no tiene bigotes...

M: ¿Que quieres decir con eso?

Fernando miraba Marcia extrañado

A: Que se hizo algo... ¡No sé una cirugía o algo más pero te aseguro que se ve bien distinta!

Marcia se extrañò. ¿Porque Leticia había echo ese cambiamento tan visible que hasta Alicia se diò cuenta?

A: Y digame, ¿Te falta mucho para llegar aquì?

M: No sé; estamos embotellados en el tráfico... Espero llegar en media hora a más tardar

A: Està bien. ¡Nos vemos más tarde amiga pero apúrate!


Don Humberto ya estaba en presidencia cuando Lety tocò la puerta

D.H: ¡Adelante!

L: Buenos días Don Humberto

D.H: Buenos días Leticia. ¡Que bueno que llegò!

L: Le prometì que los iba a ayudar y aquì estoy. ¿Para que soy buena?

Don Humberto le indicò el sillón frente el escritorio

D.H: Sientese por favor. Lo que le tengo que decir no es nada facil pero prefiero adelantarle algo antes de la junta

Lety escuchaba con atención

D.H: Mire Leticia, cuando usted se fue, nos dejò una carta blanca por la cual qudaba en nuestras manos el control de Conceptos y también de Filmo Imagen...

L: Sì...

D.H: Pues, lo que pasò es que, hablando con nuestro abogado, saliò que esa carta no sirve de nada y que usted sigue siendo la dueña de las dos empresas.

L: ¿De veras? ¡Le juro que yo actué en buena fé! No era mi intención quedarme con Conceptos y tampoco con Filmo Imagen...

D.H: ¡Sì sì Lety no se preocupe! Yo me imaginé que había de ser algo hecho sin malas intenciones

L: ¡Y asì fue! Digame que es lo que tengo que hacer para devolver las dos empresas

D.H: Desafortunadamente no es tan facil...

L: ¿Que quiere decir con eso?

D.H: Le voy a explicar. La semana pasada, tuvimos una junta con el abogado de Conceptos el cual nos explicò que la situación con los bancos es muy delicada. Como le adelanté por telefono, los bancos se enteraron del fraude que usted y mi hijo armaron y amenazaron con demandarnos por el miedo de perder el dinero...

L: ¡Pero eso no es necesario! Conceptos se estaba recuperando y, entro de seis meses, la situación va a regresar la de antes...

D.H: Es justo eso el punto... Conceptos se estaba recuperando gracias al trabajo que usted hacía junto a mi hijo. Desde que usted se fue, la empresa ha subido una ralentización y además, ¡Los bancos no quieren darnos credito porque no confían en nosotros! ¿Se da cuenta? ¡Sin usted Conceptos no puede seguir adelante!

Lety se apabullò

L: Usted me quiere decir que... No eso es absurdo...

D.H: Si Lety, le estoy pidiendo que vuelva a trabajar con nosotros

L: ¡Eso es imposible! Yo ya estoy trabajando con Doña Carolina y no quiero volver a hacer la vida que hacía antes: ¡Trabajando 18 horas al día y encima por el salario mínimo!

D.H: Es justo de su posición en la empresa que vamos a hablar en la junta

L: ¿Y eso que quiere decir?

D.H: Eso lo verà usted misma en la junta pero se lo suplico Leticia, antes de rechazar mi propuesta, escuche lo que le vamos a proponer

L: Mire Don Humberto, no es solo lo de mi posición... Cuando yo me fui de Conceptos, ustedes me trataron muy mal y ¡casi me sacaron a patadas! Sé que lo que hice no fue correcto ¡pero tampoco merecía ser tratada asì después de todo lo que he hecho por su empresa!

D.H: Lo siento mucho Leticia... La manera en que fue tratada cuando se fue, fue horrible pero se lo suplico; por lo que más quiere, ¡Ayudenos Lety! ¡No nos deje en líos! Si no quiere hacerlo por nosotros, hagalo por todas las personas que se van a quedar sin trabajo si Conceptos deja de existir...

Lety tragò saliva. Don Humberto estaba usando las mismas argumentaciones de Carolina para convencerla

D.H: Leticia, para mi Conceptos es como un hijo... He trabajado 34 años de mi vida aquì y verla fallar, es como ver la muerte de un hijo y yo no tengo valor para enfrentar todo eso...

Lety suspirò hondo

L: Està bien Don Humberto. Voy a escuchar lo que ustedes me van a proponer pero necesito llamar a mis abogados. Quiero que ellos sean presentes en la junta

D.H: Claro Leticia, ¡Porsupuesto! Llame de Presidencia, yo la voy a esperar en la sala de juntas.

Don Humberto se fue con un poco más de esperanza, dejando Lety sola en Presidencia. Inmediatamente los recuerdos reflotaron. Leticia acariciò el borde del escritorio, sonriendo y pensando a Fernando. Después haber llamado sus abogados, Lety estaba por irse a la sala de juntas cuando pareciò que una fuerza divina la atrajò hasta la cuevita. Lety quedò con la mano en el picaporte por un momento antes se abrir la puerta de su antigua oficina...

Mientras tanto, Fernando y Marcia habían llegado a Conceptos y se habían apersonado en la sala de juntas.

M: ¿Y Leticia donde està?

D.H: Està haciendo una llamada en Presidencia pero no tarda en llegar. Siéntese

El corazón de Fernando empezò a later mucho más ligero que lo normal por los nervios, cuando supo que Lety ya estaba en la empresa.

Leticia, en tanto, había entrado en la cueva y de inmediato le vinieron a la mente muchos momentos dichosos pasados con Fernando: desde el día en que él se había apersonado allì para platicar sobre la noche pasada en el departamento de Omar, hasta la última noche en que los dos estuvieron allì juntos. Lety sonriò y se esforzò por no dejar caer las lagrimás que le habían empañado los ojos. Haciendose fuerza, saliò de la cueva y se dirigiò hasta la puerta que conectaba con la sala de juntas; tomò un respirò profundo y abriò la puerta.

Cuando entrò en la sala, casi todos quedaron boquiabierta al verla. Leticia era visiblemente distinta. Marcia la mirò cuidadosamente; Alicia tenía razón; Lety era muy distinta; ¡hasta parecía otra persona! Fernando todavía no lograba levantar los ojos del piso, tal vez por los nervios o quizás por el miedo de no lograr quitarle los ojos de encima.

L: Buenos días

D.H: Sientese Leticia

L: Gracias

Lety se sentò en el sillón frente a Fernando y empezò a mirarlo fijo y con dulzura. Por fin volvía a ver su principe azul, el hombre que más amaba en su vida.

Fernando finalmente levantó los ojos y la mirò. Lety lucía espléndida; era más bella del día anterior y no solo por como se veía, si no porque también le estaba sonriendo ligermente y tenía una mirada penetrante. Fernando no supo que hacer y por instinto respondiò a la sonrisa, perdiendo su mirada en la mirada de ella. Marcia no quitaba los ojos de encima de Leticia y Fernando, percatandose de eso, tratò de mirar hacia su papà para desviar las sospechas.

Mientras tanto habían llegado los abogados de Lety

D.H: Bueno, dado que los abogados de Leticia llegaron, creo que podemos empezar la junta. Yo mismo adelanté hace un rato a Leticia la situación actual de la empresa. Desafortunadamente Conceptos no navega en buenas aguas y necesitamos su ayuda para seguir adelante y no perder la empresa. Lo que todavía no le he dicho, es su futura función en la empresa...

Marcia la mirò con odio mientras Fernando sabía que ella jamás iba a aceptar semejante propuesta

D.H: Creo que es mejor ir al grano.... Leticia, si usted acepta ayudarnos, no va a ser una simple asisitente como era antes si no...

Don Humberto respirò hondo. Doña Teresita aún no lograba capacitarse de lo que estaba por decir su marido

D.H: ... ¡La presidenta de Conceptos!

L: ¿¡Qué!?


Sigue...


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