Capítulo
26
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Presidenta
A
las ocho de la mañana, Lety estaba sentada en la cocina desayunando con su
familia cuando de repente, el telefono de su casa sonò.
D.E:
¿Bueno?
C:
¡Hola! Soy Carolina Angeles; quería hablar con Lety
D.E:
Un momento... Es para ti hija
Lety
agarrò la bocina
L:
¿Bueno?
C:
¡Hola Lety! Soy Carolina
L:
Buenos días Doña Carolina. ¡Gue gusto oírla!
C:
Igualmente Lety. Te llamo para saber como estás. ¿Te sientes preparada?
L:
Más o menos... Admito que estoy un poco nerviosa...
C:
Eso es normal. Y dime, ¿Como eres vestida?
L:
Pues como siempre... llevo un vestido azul ¿Por?
C:
¡Pero Lety! ¡¿Como que “como siempres”?! ¿De verdad quieres irte a Conceptos
vestida como antes?
L:
....
C:
Hagamos una cosa, alcanzame al Centro Santa Fe y veremos que ropa podemos
conseguirte
L:
Pero Doña Carolina yo...
C:
¡Te espero en veinte minutos! ¡Hasta luego!
Lety
no pudo ni contestar puesto que Carolina ya había colgado. En un santiamén,
Leticia acabò con el desayuno y saliò de su casa.
Mientras
tanto, Fernando había quedado dormido en su cama. De repente su celular sonò
haciendolo despertar de golpe.
F:
Bu... ¿Bueno?
M:
¡Hola mi amor! ¿Ya estás listo?
F:
... ¿Marcia?
M:
Claro ¿Porque? ¿Esperabas la llamada de otra?
F:
¡Claro que no Marcia! Pero tampoco esperaba la tuya visto como nos dejamos el
viernes...
M:
Olvidalo. Estaba muy nerviosa esa noche y no medì mis palabras. En fin, ¿Estás
listo o no?
Fernando
mirò a su alrededor hasta que encontrò el despertador. Cuando mirò la hora,
desorbitò los ojos puesto que eran la ocho y diez de la mañana y la junta
estaba fijada para la nueve y media.
F:
¡Chin! ¡Me quedé dormido!
M:
¡Fernando! ¿Como pudiste quedarte dormido justo hoy?
F:
Ya Marcia. Me doy una aregladita y en media hora estoy listo
M:
¿Ven por mi o nos vemos en Conceptos?
F:
Nos vemos en una hora en tu depa. ¡Adiós!
Fernando
se levantò de la cama y se escapò en la ducha.
Lety,
entanto, había llegado al centro comercial donde estaba Carolina que, por
suerte, la esperaba afuera puesto que el centro comercial era enorme.
L:
Hola Doña Carolina, acà estoy
C:
¡Que bueno que llegaste tan rapido Lety! Ven comigo...
Carolina
arrastrò Lety en una tienda de ropa muy fina y le ordenò de meterse en el cambiador
mientras ella le pasaba algunas prendas.
L:
Doña Carolina esta tienda es muy cara y yo no...
C:
¡No no no Lety! Hoy no quiero escuchar lamentos ni caprichitos. Hoy es el día
en que, por fin, vuelves a ver a Fernando y además, tienes una junta muy
importante. ¡No te puedes presentar asì como siempre! Por la ropa no te
preocupes, eso es un regalo que te quiero hacer yo como agradecimiento por todo
lo que has hecho para mi en Acapulco y porque además, ya eres mi amiga ¿no?
L:
Pero....
C:
¡Nada de pero! Pruebate esto que te estoy dando que ya es muy tarde
Lety
sonriò
L:
Esta bien jefa, ¡Como usted ordene!
Carolina
soltò una carcajada al tiempo que Lety se probò la ropa. Carolina había eligido
para su amiga una falda negra que llegaba a las rodillas, una camiseta blanca y
una chaqueta negra con un solo botón al centro que servía para cerrarla. La
ropa era muy elegante y se percibía al tacto que era un tejido muy fino.
Cuando
Lety fue lista, saliò del cambiador.
C:
¡Te ves divina Lety! Lastima que no hay tiempo para pasar a un salón de belleza pero no te preocupes;
¡yo te voy a dar una aregladita con el maquillaje en un santiamén!
L:
Gracias Doña Carolina...
Lety
se conmoviò y la abrazò fuerte. Nunca nadie se había preocupado para ella como
lo hacía Carolina. Lety la veía como su “hada madrina”, la persona que había
iniciado el proceso de cambiamento para hacerla sentir mejor frente a los de más
y no solo estéticamente, si no por dentro, haciendole adquirir más confianza en
sí misma.
C:
No hay de que Lety. Sabes que te considero una gran amiga y quiero lo mejor
para ti. ¡Ahora pero apúrate o vamos a llegar tarde!
L:
¿Vamos?
C:
Si claro, yo te voy a acompañar a Conceptos
¿O que? ¿Quieres irte en camión con esa ropa?
Lety
sonriò otra vez, agradeciendo Dios por haberle hecho encontrar una persona tan
maravillosa como Carolina.
Fernando,
mientras tanto, estaba casi al departamento de Marcia. Antes de salir de su
casa, intentò despertar Eduardo para decirle que se iba a Conceptos pero no
hubo manera puesto que Lalo dormía profundamente. Fernando, entonces, decidiò
dejarle un mensaje
“Voy a Conceptos a enfrentar mi destino. Nos
vemos más tarde. ¡Reza por mi!”
Cuando
llegò a destinación, Fernando marcò al celular de Marcia y ella fue en su coche
en un santiamén.
M:
¡Buenos días mi amor!
F:
Hola Marcia... Por lo que veo estás... ¿De buen humor?
M:
¡Siempre que te veo estoy feliz mi vida!
Fernando
no entendía la actitud de Marcia... A veces estaba una fiera y a veces parecía
el más dócil de los corderos. Como sea, los dos partiron rumbo Conceptos.
Carolina
y Lety llegaron a Conceptos a las nueve y veinte. Lety agradeciò otra vez a su
amiga y bajò del coche.
C:
¡Suerte amiga! ¡Que te vaya bien!
L:
¡Gracias Doña Carolina! ¡Después de la junta la llamo y le cuento que pasò!
Antes
de adentrarse en la recepción, Lety respirò hondo y tratò de hacerce fuerza.
Paula Maria fue la primera en verla, lanzando un grito de felicidad.
PM:
¡Amiga! ¡Por fin apareces! ¿Donde estuviste metida?
L:
¡Hola Paula Maria! ¿Qué tal? Perdoname pero me están esperando en la sala de
junta y ahorita no puedo quedarme a platicar pero te prometo que después
hablamos ¿Si?
PM:
¿Como que te están esperando? Pero ¿Porque o qué?
L:
No sé amiga. Don Humberto me citò pero no me digo el motivo...
PM:
Bueno no te quito el tiempo entonces pero prometeme que después que platiques
con él, nos vamos a un lugar con las muchachas y nos cuentes todo: donde
estuviste todo este tiempo, que te hiciste... ¡Porque no creas que no me di
cuenta que te cambiaste de ropa, de peinado y hasta de facha! ¡Ahora no tienes
ni tu lentes!
Lety
soltò una carcajada
L:
Està bien Paula Maria. Dime una cosa... ¿Don Fernando ya llegò?
PM:
Todavía no. Y tampoco ha llegado Doña Marcia...
Lety
hubo un escalofrío al solo sentir ese nombre
L:
Entiendo... Bueno, me subo. ¡Nos vemos más tarde!
Cuando
Lety llegò a primer piso, todo el resto del Cuartel la investì abrazandola,
feliz por su regreso.
Ma:
¡Manigüis! ¡No sabes como te estabamos esperando!
S:
Si Lety, desde que Don Fernando nos dijos que ibas a regresar el lunes, ¡no veíamos
la hora de verte!
L:
¿Don Fernando dijo eso?
Lo:
Si Lety, nosotras estabamos preocupadas para ti, puesto que tu no dabas
noticias, entonces no acababamos y preguntamos a Don Fernando si sabía algo y
él nos dijos que regresabas el lunes
Lety
tragò saliva.
L:
Bueno muchachas tengo que ir a Presidencia ahorita; Don Humberto me està
esperando. ¡Nos vemos más tarde!
Todo
el Cuartel dejò boquiabierta por la noticia.
J:
Que raro que Don Humberto la citò aquì después de como la trataron la última
vez...
Lo:
¿Creéis que la van a regañar
otra vez?
I:
Ay no, ¡Dios no quiera!
En
ese momento del elevador saliò Paula Maria que habia subido desde la recepción
Ma:
Manigüis, todo lo que podemos hacer es esperar que la propria Lety nos cuente
el chisme después que sale de Presidencia.
S:
¡De seguro ha de ser un chisme de altura! ¿Además vieron que cambiada està?
J:
Sì ¿verdad?
PM:
No no no, ¡Lety tiene que contarnos todos! Por eso le pedì que nos ibamos a un
lugar esta noche y vamos a estar todas ¿verdad?
M:
¡Claro que si! ¡Por nada del mundo me perdería un chisme tan gordo como ha de
ser lo de Lety! Dejame llamar a mi gordito para pedir permiso...
Alicia,
que había observado toda la escena, se había quedado boquiabierta por el
cambio
de Leticia. No solo lucía ropa distinta y más fina y estaba maquillada, si no
que traía las cejas más delagadas, el cabello suelto y un poco ondulado y...
¡Ya no tenía bigotes!
Inmediatamente
marcò al celular de su amiga.
Marcia
y Fernando, mientras tanto, habían quedado embotellados en el tráfico de la
ciudad.
M:
¡Eso pasa porque te quedaste dormido!
F:
¡Ya Marcia! ¿Cuantas veces tienes que reprocharmelo?
De
repente el celular de la productora ejecutiva sonò
M:
¿Bueno?
A:
¡Ay Marcia no sabes lo que acabo de ver!
M:
¿Como voy a saber si no me cuentas?
A:
Ay sì ¿verdad? ¡No te imaginas quién acaba de apersonarse aquì en Conceptos!
M:
¿Quién?
A:
¡La garnacha! ¡El tlacoyo bigotón! Bueno solo que ahora no tiene bigotes...
M:
¿Que quieres decir con eso?
Fernando
miraba Marcia extrañado
A:
Que se hizo algo... ¡No sé una cirugía o algo más pero te aseguro que se ve
bien distinta!
Marcia
se extrañò. ¿Porque Leticia había echo ese cambiamento tan visible que hasta
Alicia se diò cuenta?
A:
Y digame, ¿Te falta mucho para llegar aquì?
M:
No sé; estamos embotellados en el tráfico... Espero llegar en media hora a más
tardar
A:
Està bien. ¡Nos vemos más tarde amiga pero apúrate!
Don
Humberto ya estaba en presidencia cuando Lety tocò la puerta
D.H:
¡Adelante!
L:
Buenos días Don Humberto
D.H:
Buenos días Leticia. ¡Que bueno que llegò!
L:
Le prometì que los iba a ayudar y aquì estoy. ¿Para que soy buena?
Don
Humberto le indicò el sillón frente el escritorio
D.H:
Sientese por favor. Lo que le tengo que decir no es nada facil pero prefiero adelantarle algo antes de la junta
Lety
escuchaba con atención
D.H:
Mire Leticia, cuando usted se fue, nos dejò una carta blanca por la cual qudaba
en nuestras manos el control de Conceptos y también de Filmo Imagen...
L:
Sì...
D.H:
Pues, lo que pasò es que, hablando con nuestro abogado, saliò que esa carta no
sirve de nada y que usted sigue siendo la dueña de las dos empresas.
L:
¿De veras? ¡Le juro que yo actué en buena fé! No era mi intención quedarme con Conceptos
y tampoco con Filmo Imagen...
D.H:
¡Sì sì Lety no se preocupe! Yo me imaginé que había de ser algo hecho sin malas
intenciones
L:
¡Y asì fue! Digame que es lo que tengo que hacer para devolver las dos empresas
D.H:
Desafortunadamente no es tan facil...
L:
¿Que quiere decir con eso?
D.H:
Le voy a explicar. La semana pasada, tuvimos una junta con el abogado de Conceptos el cual nos explicò que la situación con los bancos es muy delicada.
Como le adelanté por telefono, los bancos se enteraron del fraude que usted y
mi hijo armaron y amenazaron con demandarnos por el miedo de perder el dinero...
L:
¡Pero eso no es necesario! Conceptos se estaba recuperando y, entro de seis
meses, la situación va a regresar la de antes...
D.H:
Es justo eso el punto... Conceptos se estaba recuperando gracias al trabajo que
usted hacía junto a mi hijo. Desde que usted se fue, la empresa ha subido una ralentización
y además, ¡Los bancos no quieren darnos credito porque no confían en nosotros!
¿Se da cuenta? ¡Sin usted Conceptos no puede seguir adelante!
Lety
se apabullò
L:
Usted me quiere decir que... No eso es absurdo...
D.H:
Si Lety, le estoy pidiendo que vuelva a trabajar con nosotros
L:
¡Eso es imposible! Yo ya estoy trabajando con Doña Carolina y no quiero volver
a hacer la vida que hacía antes: ¡Trabajando 18 horas al día y encima por el salario
mínimo!
D.H:
Es justo de su posición en la empresa que vamos a hablar en la junta
L:
¿Y eso que quiere decir?
D.H:
Eso lo verà usted misma en la junta pero se lo suplico Leticia, antes de
rechazar mi propuesta, escuche lo que le vamos a proponer
L:
Mire Don Humberto, no es solo lo de mi posición... Cuando yo me fui de
Conceptos, ustedes me trataron muy mal y ¡casi me sacaron a patadas! Sé que lo
que hice no fue correcto ¡pero tampoco merecía ser tratada asì después de todo
lo que he hecho por su empresa!
D.H:
Lo siento mucho Leticia... La manera en que fue tratada cuando se fue, fue horrible
pero se lo suplico; por lo que más quiere, ¡Ayudenos Lety! ¡No nos deje en líos!
Si no quiere hacerlo por nosotros, hagalo por todas las personas que se van a
quedar sin trabajo si Conceptos deja de existir...
Lety
tragò saliva. Don Humberto estaba usando las mismas argumentaciones de Carolina
para convencerla
D.H:
Leticia, para mi Conceptos es como un hijo... He trabajado 34 años de mi vida
aquì y verla fallar, es como ver la muerte de un hijo y yo no tengo valor para
enfrentar todo eso...
Lety
suspirò hondo
L:
Està bien Don Humberto. Voy a escuchar lo que ustedes me van a proponer pero necesito
llamar a mis abogados. Quiero que ellos sean presentes en la junta
D.H:
Claro Leticia, ¡Porsupuesto! Llame de Presidencia, yo la voy a esperar en la
sala de juntas.
Don
Humberto se fue con un poco más de esperanza, dejando Lety sola en Presidencia.
Inmediatamente los recuerdos reflotaron. Leticia acariciò el borde del
escritorio, sonriendo y pensando a Fernando. Después haber llamado sus
abogados, Lety estaba por irse a la sala de juntas cuando pareciò que una
fuerza divina la atrajò hasta la cuevita. Lety quedò con la mano en el picaporte
por un momento antes se abrir la puerta de su antigua oficina...
Mientras
tanto, Fernando y Marcia habían llegado a Conceptos y se habían apersonado en
la sala de juntas.
M:
¿Y Leticia donde està?
D.H:
Està haciendo una llamada en Presidencia pero no tarda en llegar. Siéntese
El
corazón de Fernando empezò a later mucho más ligero que lo normal por los
nervios, cuando supo que Lety ya estaba en la empresa.
Leticia,
en tanto, había entrado en la cueva y de inmediato le vinieron a la mente
muchos momentos dichosos pasados con Fernando: desde el día en que él se había
apersonado allì para platicar sobre la noche pasada en el departamento de Omar,
hasta la última noche en que los dos estuvieron allì juntos. Lety sonriò y se
esforzò por no dejar caer las lagrimás que le habían empañado los ojos.
Haciendose fuerza, saliò de la cueva y se dirigiò hasta la puerta que conectaba
con la sala de juntas; tomò un respirò profundo y abriò la puerta.
Cuando
entrò en la sala, casi todos quedaron boquiabierta al verla. Leticia era
visiblemente distinta. Marcia la mirò cuidadosamente; Alicia tenía razón; Lety
era muy distinta; ¡hasta parecía otra persona! Fernando todavía no lograba levantar
los ojos del piso, tal vez por los nervios o quizás por el miedo de no lograr
quitarle los ojos de encima.
L:
Buenos días
D.H:
Sientese Leticia
L:
Gracias
Lety
se sentò en el sillón frente a Fernando y empezò a mirarlo fijo y con dulzura.
Por fin volvía a ver su principe azul, el hombre que más amaba en su vida.
Fernando
finalmente levantó los ojos y la mirò. Lety lucía espléndida; era más bella del
día anterior y no solo por como se veía, si no porque también le estaba
sonriendo ligermente y tenía una mirada penetrante. Fernando no supo que hacer
y por instinto respondiò a la sonrisa, perdiendo su mirada en la mirada de ella. Marcia no quitaba los ojos de encima de Leticia y Fernando, percatandose de
eso, tratò de mirar hacia su papà para desviar las sospechas.
Mientras
tanto habían llegado los abogados de Lety
D.H:
Bueno, dado que los abogados de Leticia llegaron, creo que podemos empezar la
junta. Yo mismo adelanté hace un rato a Leticia la situación actual de la empresa.
Desafortunadamente Conceptos no navega en buenas aguas y necesitamos su ayuda
para seguir adelante y no perder la empresa. Lo que todavía no le he dicho, es
su futura función en la empresa...
Marcia
la mirò con odio mientras Fernando sabía que ella jamás iba a aceptar semejante
propuesta
D.H:
Creo que es mejor ir al grano.... Leticia, si usted acepta ayudarnos, no va a
ser una simple asisitente como era antes si no...
Don
Humberto respirò hondo. Doña Teresita aún no lograba capacitarse de lo que
estaba por decir su marido
D.H:
... ¡La presidenta de Conceptos!
L:
¿¡Qué!?
Sigue...
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