domingo, 15 de noviembre de 2015

Capítulo 68

Capítulo 68
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Un día libre

No habían pasado ni diez minutos cuando Tomás vio a Alicia de regreso a su coche.

T: ¿Ya terminaste?

AF: No...

T: ¿Entonces qué pasó?

AF: Es que...

Alicia tragó saliva e intentó buscar una excusa

AF: ...como llegué tarde, mi doctora ya se había ido así que tengo que regresar mañana

T: Je je je siempre la misma mi chica.

AF: je je sí...

Lo que en realidad había pasado, era que la doctora de Alicia, viendola tan nerviosa, le había aconsejado pensar bien a la decisón de abortar. La doctora Peña era una experta de esas situaciones y se había dado cuenta de inmediato de que Alicia no estaba convencida al cien por ciento de abortar.

T: Bueno entonces ¿Qué quieres hacer ahora?

AF: Lo que tenemos que hacer, Tomás: ir a trabajar.

T: O podemos tomarnos un día franco así te llevo adonde quieras...

La mirada de Alicia se iluminó de inmediato. Quizás alienar un poco la mente era lo que más necesitaba para luego poder pensar con calma a la decisión justa de tomar.

AF: ¿De verdad podemos hacer eso?

T: ¡Claro que sí, chiquita! ¿Acaso te olvidas que soy el Vicepresidente financiero de Conceptos?

AF: Claro que no... Pero a mi Lety jamás me dará un día franco... ¡Ella me odia!

T: ¿Por qué dices eso, Alicia?

AF: Porque, cuando aún no era presidenta de la empresa, entre ella y yo digamos que no corría buena sangre...

T: No creo que Lety te odie, Alicia. Ella es una buena muchacha y de buen corazón y seguro, si se lo pido yo, no tendrá nada en contrario a que tú y yo nos tomamos un día franco

AF: ¿De veras harías eso para mi?

Tomás se acercó a ella y le tomó las manos, mirandola en los ojos

T: Por ti haría cualquier cosa, Alicia

Alicia sonrió y aceptó la propuesta de Tomás así que el Vicepresidente llamó de inmediato a su amiga al celular

L: ¿Bueno?

T: ¡Hola Lety!

L: Buenos días, Tomás. Te busqué en tu oficina pero no estabas...

T: Ah, sí...

L: Tomás, ¿Donde estás?

T: Es que tuve que acompañar a mi chica en un lugar, por eso no estoy en Conceptos.

L: Claro, tu chica... ¿Y cuando piensan llegar?

T: Justo por eso te llamo, Lety, para pedirte un favor

L: ¿De qué se trata?

T: Como hoy mi chica no se siente muy bien, me gustaría quedarme con ella para cuidarla así que necesitaríamos los dos de un día de vacacciones...

L: ¿Y qué tiene de tanto grave “tu chica”?

T: Esos son asuntos suyos, Lety.

L: Tiene alergia al trabajo, eso es...

T: ¡Ya Lety, deja de hablar así! ¿Podemos o no podemos tener un día libre hoy?

L: Sí, claro Tomás. Solo... ten cuidado.

T: No te preocupes, Lety, soy bastante grandecito me parece...

L: Bueno. Nos vemos mañana entonces

T: Sí. Hasta mañana Lety ¡y gracias!

L: No hay de qué.

Finalizada la llamada, Tomás miró sonriente a Alicia para confirmarle que tenían todo el día libre. Alicia, como agradecimiento, le dejó un beso en la mejilla que hizo sonrojar al pobre Tomás.

T: ¿Entonces? ¿Donde te gustaría ir?

Alicia lo pensó un momento...

AF: En realidad me gustaría ir a la playa, pero, como no se puede... ¡Pues sorpréndeme!

T: Je je je está bien, entonces nos vamos a divertir como niños hoy, te lo prometo.


En tanto, en Conceptos, había gran fermento por el vídeo de Alejandro Fernández. No solo en el área de Luigi, si no que en toda la empresa había movimiento. En el área secretarial, Marta y Paula Maria se estaban ocupando de las bailarinas que se necesitaban por el vídeo mientras que Lola estaba recojendo algunos documentos que servían a Tomás por calcular los costos de la producción. Todo parecía ir bien, así que Lety estaba bastante tranquila mientras seguía trabajando con su computadora.

Mientras se estaba ocupando del balance mensual, un mail entrante requirió su atención. El mail tenía como remitente Aldo Domenzaín y como objecto “Expo-Feria” así que Lety se puso a leer:

Queridísima Leticia,
Te escribo este mail para comunicarte que hablé con mi amigo Guillermo Andreu y el mismo está disponible a discutir del proyecto de la Expo-Feria en Conceptos el próximo martes en la mañana, si para ti no hay problemas. Mientras tanto, te invió unos documentos con algunas informaciones más cerca del proyecto. Espero que sirvan para hacerte una idea.
Te mando un beso
Aldo Domenzaín

Lety empezó a leer las informaciones que le había mandado Aldo y así que se hizo una primera impresión. La Expo-Feria, era una feria que se hacía cada año en México donde se presentaban los platos típicos de la tradicción Méxicana y era una ocasión para atraer clientes extranjeros para difundir la cocina Méxicana en todo el mundo. Ese proyecto parecía bastante tentador ya que se podía aprovechar de la feria también para atraer nuevos clientes para Conceptos. En el fondo, si Conceptos se ocupaba de la difusión de la campaña publicitaria, y el proyecto salía un exíto, era todo de ganar.

Presa del entuasiasmo, Lety empezó a anotar algunas ideas...

En tanto, Tomás y Alicia habían llegado en el lugar donde quería traerla el Vicepresidente financiero:

AF: ¿Donde estamos aquí, Tomás?

T: Esto es un parque donde siempre venía de chiquito. También están los caballos y, si quieres, podemos darnos un paseo

AF: Un... ¿un paseo a caballo?

T: Sí. Como sé que te gustan mucho...

AF: ¿Quién te digo que me gustan los caballos?

T: Es que te vi con Relámpago, el caballo ese de Don Fernando

AF: ¿¡Qué!?

T: Sí... No te enojes, chiquita, pero es que cuando estaban grabando el comercial en el club de Don Fernando, yo estaba ahí y te iba persiguiendo...

AF: ¿O sea que eras tú el famoso stalker?

Tomás asintió avergonzado

AF: Ja ja ja ay Tomás...

T: Es que siempre me has gustado y tú eres como un magnet para mi; no puedo estar lejos de ti

Alicia sonrió.

AF: Ay tan tierno mi Tomy

T: ¿Entonces? ¿Nos damos ese paseo?

AF: Me gustaría mucho, Tomás, pero no puedo...

T: ¿Por qué?

AF: Pues... ¡Porque estoy abrigada con una falda y no se puede montar a caballo con falda!

T: Je je je claro. ¿Entonces nos damos un paseo de pie?

AF: Con mucho gusto...


Un par de horas después, en Conceptos, Fernando ingresó en Presidencia, como siempre sin tocar, para hablar con Lety cerca del desarrollo del vídeo

F: Hola, mi amor

Lety levantó la cabeza desde el escritorio donde estaba escribiendo y sonrió a Fernando

L: Hola mi amor. ¿Como estás?

F: Muy bien, ahora que te veo

Lety se sonrojó un poco

F: ¿Y tú?

L: Muy bien y llena de ideas

F: Uy eso me alegra... ¿Ideas como cuales?

L: Es que Aldo me invió algunas informaciones cerca de la Expo-Feria así que estaba pensando a una estrategia para publicizar el proyecto que puede ser muy provechosa también para Conceptos...

F: Claro, San Aldo de Acapulco...

Lety se levantó del sillón y se acercó a Fernando, rodeándolo con los brazos.

L: Ji ji ji mi Fernando tan celoso

F: Sabes que no puedo evitarlo...

L: Lo sé, no te preocupes...

Los dos quedaron abrazados algunos segundos y luego Lety le preguntó cerca del vídeo

F: Todo está marchando bien, mi vida. ¡No sabes que bonita es la historia que quiere contar Luigi por medio del vídeo! Cuando se mete, la mariposita saca ideas geniales

L: ¡Que bueno que todo está saliendo bien! ¿Y el Señor Fernández se quedó contento?

F: Sí, él quedó muy satisfecho de la historia y de los actores que Luigi escogió

L: ¿Y está aún aquí en la empresa?

F: No, Lety, se fue hacia media hora porque tenía una cita en una radio, por lo que entendí.

L: Bueno...

F: Y dime, hablando del proyecto de tu amiguito chefito... ¿De qué se trata?

L: Sientate y si quieres te explico

Fernando se sentó en uno de los sillones frente al escritorio y, cuando Lety estaba por retomar su posición en el sillón presidencial, Fernando la arrastró por una muñeca y la hizo sentar sobre sus piernas

L: Ji ji ji Fernando, dejame sentar en mi lugar

F: ¿Acaso no es esto tu lugar?

L: ¿Sobre tus piernas?

F: ¡Claro! ¿No estás cómoda?

L: No es eso, mi vida...

F: ¿Y qué es?

L: Es que podría entrar alguien de un momento a otro y no quiero que nos cachen así en mi oficina

F: Tienes razón; te dejó levantar...

Lety había logrado levantarse de las piernas de Fernando cuando el mismo empezó a hacerle cosquillitas. Como Lety no soportaba que le hacían cosquillas, había empezado a reír como una loca cuando el rumor de la puerta que se abría la hizo sobresaltar

M: ¿Disturbo?

F: ¡Marcia!

L: Bue.. buenos días, Doña Marcia

M: Buenos días, Leticia. ¿Qué tanto reían?

Lety empezó a sudar frío. ¿Y si Marcia se había dado cuenta de lo que acababa de ocurrir?

F: Es que le conté un chiste a Lety así que estabamos riendo por eso

M: ¿Y puedo saberlo yo también?

F: Si quieres luego te cuento... En tanto, ya que estás aquí, ¿por qué no te sientas así Lety nos cuenta sus ideas para la Expo-Feria?

M: Con mucho gusto...

Los tres se sentaron así que Lety empezó a contarle del proyecto...


En tanto, Alicia y Tomás habían cambiado de lugar. Con su poder de convencimiento, la güera secretaria había logrado convencer a Tomás a llevarla en un centro comercial y, luego de entrar y salir de decenas de tiendas, por fin Tomás había logrado arrastrarla frente a una tienda de juegos para niños.

AF: Tomás, ¿Qué hacemos aquí?

T: Es que pasado mañana es el cumpleaños de Marisol, la nieta de Doña Ines, y quiero comprarle un regalito, pero, como no soy bueno para eso, ¿Me ayudas a escoger algo?

AF: Sí, claro. ¿Tienes algunas ideas?

T: No sé... Entramos y veamos que tienen

AF: Está bien...

Casi como si fuera una señal del destino, Tomás la llevó derechito en el departamento donde estaban los juegos para los bebés recién nacidos. Alicia se sentía un poco incómoda pero sabía que tenía que ayudar a Tomás. En el fondo él había estado con ella cuando más lo necesitaba así que, lo mínimo que podía hacer por él, era ayudarlo.

T: ¡Mira que lindo este peluchito!

AF: Tomás, ¿Cuantos años cumple la beba?

T: Creo que 12

AF: ¿Doce? ¿Y no crees que es un poquito grande para los peluchitos con patos?

T: ¿Tú crees?

AF: Yo creo que sería mejor una muñeca...

T: Sí, tienes razón... Vamos a buscar muñecas, entonces...

Estaban por dejar el departamento cuando la mirada de Alicia fue atraída por un peluche gigante con forma de oso

AF: ¡Tomás, mira! ¿No es maravilloso?

T: Je je je es casi más grande que tú

AF: ¿Y no es chulo?

Alicia parecía una niña con ese peluche en los brazos y tenía una sonrisa tan genuina, que Tomás hasta le propuso de regalarselo, pero Alicia no aceptó

AF: ¿Acaso me tomaste por una niña? ¡No necesito ositos de peluche!

T: ¡Ay perdón, Alicia!

AF: No pasa nada...

De repente Alicia fue atraída por una melodía muy dulce...

AF: Tomás... ¿Sientes esta música?

T: Sí... Es muy dulce

AF: Parece como el canto de un ángel... ¿De donde viene?

T: Creo que desde este carillón que está aquí

AF: ¡Ay mira que bonita caja! Sería perfecta para contener todas mis joyas!

T: ¿Por lo meno esta te la puedo regalar?

Alicia sonrió.

AF: Sí, esto sería un regalo más que apreciado

T: Bueno... Ahora vamos por la muñeca ¿Te parece?


En tanto, en Presidencia, Lety había terminado de contarle los detalles de la Expo-Feria a Marcia y a Fernando:

M: El proyecto me parece interesante... ¿Y cuales serían tus ideas?

L: Pues, primero que todo, ya que es un proyecto hecho por atraer la clientela de los países del extranjero, sería bueno publicizar la campaña en Estados Undos y en los otros países latinos

F: ¡Esa me parece una idea genial!

Marica miró feo a Fernando

L: Y luego, ya que se trata de publicizar la comida méxicana, sería bueno que a presentar los platos sería gente méxicana...

M: ¿O sea actores de aquí?

L: No exactamente... Me refiero más bien a que sea gente del populo a presentar los platos. Gente común que prepara la comida todos los días

M: Ja ja ja eso me parece un poco ridículo, Leticia

F: ¿Y por qué? ¡Para mi es una idea genial! Claro, hay que hablarlo con la mariposita, pero es una idea interesante

M: ¿Interesante? Ja, ¿Para ti usar gente del pueblo para publicizar una campaña que puede resultar millonaria es una idea interesante?

F: Sí, exacto Marcia. ¿Para ti no?

M: ¡Porsupuesto que no! ¡Fernando, hay muchísimos actores y actrices que son pagados por hacer eso!

L: Permitame decir algo, Doña Marcia. Es verdad que hay un montón de gente pagada por actuar, pero ¿Usted cree que alguien de esos actores saben hacer, por ejemplo, el mole poblano? ¿O las tostadas de tinga?

Al oír eso, Fernando sonrió. Las tostadas le recordaban la primera noche que había hecho el amor con Leticia...

M: No sé, pero seguro saben actuar

L: Es que aquí no se trata de actuar; se trata de cocina poblana, por eso necesitamos de gente del pueblo

M: ¡No estoy de acuerdo!

Viendo que la situación se estaba calientando demasiado, Fernando decidió intervenr

F: Señoras, yo creo que primero hay que hablar de todo esto con Aldo Domenzaín y con su amigo, y luego tomar una decisión...

L: Don Fernando tiene razón, Doña Marcia. y, a proposito de eso, el martes en la mañana habrá una junta con mi amigo Aldo y el Señor Guillermo Andreu, que es el que se ocupa del proyecto de Turismo Gastronomico.

F: ¿El martes?

L: Así es, Don Fernando. Siento mucho que usted no pueda presenciar a la junta, pero es por una buena causa

F: Sí, claro...

A Fernando no le gustaba para nada que Lety viera a Aldo cuando él no estaba presente así que se hizo ocurrir una idea para controlar a Lety aunque no estando en el DF...

M: Bueno, entonces nos actualizaremos el martes por lo que concierne este proyecto. ¿Fernando?

F: ¿Sí?

M: ¿Comemos juntos?

F: Marcia yo...

M: No, dejalo... Ja, ¿Cómo pude tan solo imaginar que me ibas a decir que sí?

Marcia se levantó de la silla y salió de presidencia azotando la puerta.

F: ¡Marcia!

Fernando se volteó hacia Lety que le hizo señal de seguir a Marcia. En el fondo había que mantenerla tranquila hasta el pago de la dichosa deuda.

Fernando le dejó un beso volador a su amada y se fue detrás de Marcia. Una vez alcanzada, Fernando la arrastró por una muñeca y los dos se fueron en la oficina de la ejecutiva

F: ¿Se puede saber qué te pasa, Marcia?

M: Nada.

F: ¿Nada? ¿Y tú te portaste así frente a Leticia por nada?

M: Ah, ¿¡Ahora la defiendes aunque cuando no está presente!?

F: ¿Qué dices?

M: ¿Qué digo? ¡Digo que siempre te ha importado más de ella que de mi!

F: ¡Ay, basta Marcia! Otra vez con tus paranoias...

M: No son paranoias, Fernando. Es que últimamente me dedicas muy pocas atenciones y eso me hace estar mal...

Fernando se acercó a ella y la envolvió en sus brazos, besandole la sien

F: Lo siento mucho, Marcia. Es que con todo lo que pasó, y con todo lo que tenemos que hacer, estoy un poco preocupado y además me queda muy poco tiempo libre...

Marcia, al oírlo hablar así, de separó de él y lo fulminó con la mirada

M: ¿Eso soy para ti? ¿Una manera de llenar tu tiempo libre?

F: Yo no dije eso, Marcia pero...

M: ¡Pero nada! ¡Vete al demonio, Fernando!

Y así diciendo, Marcia salió de su oficina y se encerró en el elevador. Una vez llegada en el jardín de la empresa, rompió en un llanto desesperado.

Adentro la empresa, Fernando había quedado petrificado. De verdad no sabía que hacer...


En tanto, Aldo Domenzaín había llegado a Conceptos y estaba casi por entrar en la empresa cuando oyó aguien sollozar de manera tan triste, que no pudo hacer otra cosa que averiguar quién estaba tan desesperado. Cuando alcanzó el lugar de donde venía el llanto, se quedó sorprendido al ver que la desesperada era Marcia.

A: Marcia... ¿Qué pasa?

Marcia levantó la mirada y vio a Aldo así que intentó secarse las lágrimas para contestarle pero no lo logró. Lo único de que fue capaz, fue levantarse y echárle los brazos al cuello, ponendose a llorar aún más.

Aldo, por su cuenta, la abrazó y trató de tranquilizarla. Cuando Marcia lloró todas sus lágrimas, se separó de él.

M: Perdoname, Aldo; no debía atreverme a hacer eso...

A: No tienes que pedir perdón, Marcia; no hiciste nada malo y no fuiste atrevida

Aldo acercó su mano a la cara de Marcia y le secó una lágrima con el pulgar.

A: ¿Me quieres contar por qué llorabas?

M: Es que tuve un problema con mi novio...

A: ¿Con Fernando? ¿Qué te hizo?

M: Nada, eso es el punto. Hace un buen tiempo que él me ignora. Parece que, desde unos meses, yo dejé de existir para él...

A: ¿Y tienes una idea del porque pasó eso?

M: Creo que está enamorado de otra mujer...

Aldo se quedó boquiabierta. Él sabía perfectamente que Fernando estaba enamorado de Leticia, pero no pensaba que Marcia también sabía que él amaba a otra mujer...

A: ¿Y sabes quién es esa otra?

M: No... Aunque tengo mis ideas... Pero esos son asuntos míos y no quiero aburrirte con eso. Gracias por todo, Aldo.

A: No hay de qué, Marcia...

Marcia estaba por irse cuando Aldo la llamó

A: ¿Marcia?

M: ¿Sí?

A: Sé que a lo mejor no está bien, pero... ¿Te gustaría venir a comer conmigo?

M: ¿Enserio?

A: Tienes razón; fui muy atrevido y a lo mejor tú no...

M: Sí.

A: ¿Sí?

M: Sí, acepto. ¡Vamos a comer algo que me muero de hambre!

Marcia le sonrió y Aldo sonrió de remando así que los dos se fueron juntos de la empresa.


En tanto, Alicia y Tomás estaban en un restaurante japonese. Alicia había instistido tanto por comer sushi y Tomás no había podido hacer otra cosa que contentarla, aunque él odiaba el pescado crudo. Durante la comida, Alicia parecía feliz. Ese día con Tomás estaba siguiendo de la mejor manera; él se portaba tan lindo con ella contentandola en todo lo que ella le pedía. ¡Hasta logró hacerse regalar un vestido muy caro de una tienda muy renomada!

Casi a final de la comida, pero, algo empezó a ir como no debía...

Primero Alicia empezó a sentir un dolor en el estomago y de repente desblancó en la cara y empezó a temblar.

T: ¡Alicia! ¡Mi amor, ¿qué te pasa?!

AF: Tomás... Tomás no me siento bien...

T: ¿Quieres que te traiga al hospital?

AF: No... quiero ir a mi casa

T: Claro... Ven, te ayudo...

AF: No es necesario; pudo hacerlo yo sola

Alicia se levantó de la silla pero, cuando fue de pie, empezó a ver todo blanco y a oír los sonidos amortiguados. Además empezó a sudar frío y sus labos tenían el color de la nieve así que volvió a sentarse y empezó a llorar.

Tenía miedo, Alicia... No solo porque casi no veía nada, sino porque el dolor al estomago se había hecho más fuerte.

T: ¡Alicia! ¡Mesero, rápido! ¡Llame a una ambulancia! ¿Qué pasa, chiquita?

Alicia no contestaba. Se había abrazado el estomago y solo lloraba

T: No llores, chiquita. Ahora te llevo al hospital

AF: ¡Mi bebé! ¡Le pasó algo a mi bebé! ¡Tomás, no puedo perderlo!

Al oír eso, Tomás se paró de golpe

T: ¿Bebé?


Sigue...









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