Capítulo
61
________________
Una
nueva pareja
Cuando
Lety oyó esas palabras, se quedó pasmada. De repente palideció y su mirada se
posó sobre un punto del escritorio y ahí se quedó.
Fernando,
por su cuenta, había quedado boquiabierta, incapaz de decir cualquier palabra
S.L:
Señores, ¿me parece a mi o la noticia los dejó un poco sorprendidos?
Por
fin Fernando recuperó el don de habla
F:
¿¡Sorprendidos!? ¡Luciano, esa noticia nos dejó totalmente en shock! ¡Lo que
nos acabas de decir, es que el próximo lunes me tengo que ir a Nueva York!
S.L:
Así es, Fernando. Ni modo que sea el Señor Hutcherson a venir aquí en México
cuando es él el que propone el negocio
L:
Pero se trata de un viaje corto ¿verdad?
S.L:
No sé, Licenciada; eso depende de ellos y de la impresión que se harán de
Conceptos. Si ustedes deciden aceptar el proyecto, tienen que tener en
consideración el hecho de que querrán conocerlos personalmente y luego
presentarlos al consejo directivo de la sociedad y para eso se necesitan unos días...
F:
Pero... ¿De cuantos días estamos hablando, más o menos?
S.L:
Yo creo que, como es la primera vez que se ven, cinco días van a estar más que
suficientes
F:
¿¡Cinco días!?
Fernando
había levantado un poquito demasiado el tono de su voz
S.L:
Fernando, ¿Cuál es el problema? ¿No quieres ir? ¿Quieren renunciar al negocio?
De
repente Lety pareció regresar de su paseo en Babia
L:
¡No! ¡Claro que no, Señor Luciano! Lo que pasa es que la noticia nos dejó
sorprendidos...
F:
Así es, Luciano, así que necesito de un poco de tiempo para tomar una decisión
S.L:
Fernando, hacia un momento me pareció que la idea de mi proyecto los
encantaba...
F:
¡Y nos sigue encantando! Lo que pasa es que no sabíamos que eso incluía un viaje
a Nueva York
S.L:
No pensaba que eso podía contituir un problema
Lety,
en tanto, había empezado a temblar con su pierna derecha como siempre hacía
cuando estaba nerviosa. Viendola en ese estado, Fernando acercó su mano a la de
ella y la estrechó para infundirle un poco de tranquilidad
F:
Luciano, dame por lo menos 24 horas para decidir que hacer de modo de ver si la
Licenciada Padilla puede desocuparse de su compriomiso
Por
primera vez en 10 minutos, los hombros de Lety empezaron a relajarse: Fernando
quería viajar con ella
S.L:
Está bien, Fernando, entonces espero tu llamado.
La
pareja de Conceptos se levantó y, tras estrechar la mano de Luciano para
saludarlo, se despidió.
Cuando
llegaron frente del elevador, Lety, que aún seguía intranquila, tomó la mano de
Fernando y la estrechó fuerte. Fernando levantó su brazo y le rodeó los hombros,
acercandola a su pecho. Siguiendo su instinto, Lety apoyó su cabeza en el pecho
de él justo donde latía su corazón, estrechandose más a él y los dos quedaron
así hasta que llegó el elevador. Cuando se subieron en el mismo, Fernando quería
separarse de ella, a miedo de que alguien que lo conocía pudiera verlo abrazado
a Leticia. A Lety, pero, eso no le interesaba; en ese momento, lo único que
necesitaba era estar estrechada a él y sentir el latido de su corazón.
F:
Lety, sabes que a mi no me interesa lo que piensan los demás, pero ¿qué pasaría
si alguien que conozco nos ve así?
L:
¿Quieres que me separe de ti?
F:
Sabes perfectamente que eso es lo último que quiero así que, si para ti no es
un problema que nos veanos abrazados, quedate donde estás. A mi me encanta
sentirte tan cerca de mi piel
Lety
no le contesto pero lo estrechó aún más, de ser posible
Cuando
el elevador llegó en la planta baja, los dos quedaron abrazados y así ingresaron
en la hall del edificio. Cuando pasaron otra vez frente del escritorio de la
recepcionista güera, Fernando la miró y la saludó con un movimiento de cabeza
luego de posar un escueto beso en la cabellera de Lety.
Cuando
fueron en el coche, Lety retomó su antigua posición, abrazandose al hombro
derecho de Fernando mientras que él manejaba
F:
¿Donde quieres ir?
Lety
se separó un momento y lo miró en los ojos
L:
¿No tenemos que regresar en Conceptos?
F:
¿Tienes algo que hacer en la oficina?
Lety
negó con la cabeza
F:
Bueno, eso quiere decir que puedes venir conmigo...
L:
¿Donde quieres ir?
F:
¿Confías en mi?
Lety
le acarició la mejilla antes de contestarle:
L:
Ciegamente
Fernando
sonrió y le acarició la mano que Lety tenía sobre su pecho
F:
Bueno, entonces hoy serás mi princesa
L:
¡Pero tenemos que hablar de la propuesta del Señor Luciano!
F:
No, no no, señorita. Eso puede esperar por lo menos hasta mañana en la mañana. Hoy
necesito pasar el día entero contigo
Lety
se sonrojó un poco. Ella también necesitaba estar con él.
L:
Vámonos entonces.
Mientras
tanto, Omar estaba frente la puerta del departamento de Carolina. Antes de
correr detrás de ella como le había sugerido Fernando, había pasado en una
florería donde, gracias a la muchacha que ahí trabajaba, logró escoger un ramo
de rosas rojas. Luego de tomar un profundo respiro, Omar sonó la campanilla.
Desde
detrás de la puerta, se oyó Carolina gritar:
C:
¿¡Quién!?
O:
Soy yo, Caro, Omar Carvajal
Oyendo
ese nombre, Carolina se quedó pasmada. ¿Qué hacía Omar ahí?
Sin
abrirle la puerta, Carolina le inquirió:
C:
Omar, ¿Qué haces aquí?
O:
Necesito hablar contigo, Caro
C:
Creo que ya hablamos suficiente ¿no?
O:
No, Carolina. Necesito aclarar algo muy importante contigo
Carolina
no sabía que hacer. De un lado quería abrirle la puerta y correr entre sus
brazos, pero de otro, no lograba confíar totalmente en él visto lo que había
pasado con esa muchacha la noche del evento. Sin embargo, decidió escuchar su
corazón así que le abrió la puerta. Cuando se vio Omar en frente, se quedó
boquiabierta viendo el ramote de rosas que traía en las manos. ¡Por lo menos
ese ramote contaba 50 rosas rojas!
C:
¿Y esas flores?
O:
Son para ti, Caro. Aunque nada se compara con tu belleza; ni siquiera ciento de
rosas como estas
Carolina
se sonrojó de inmediato
C:
Pasale...
Cuando
los dos se sentaron en el sofá del salón de la publirrelacionista, Omar tomó
valor y empezó a hablar
O:
Mira Caro, si estoy aquí es porque necesito aclarar las cosas contigo de una
vez por todas
C:
¿Qué quieres decir con eso?
O:
Quiero decir que estoy cansado de jugar al gato y al ratón así que hablamonos
sin pelos en la lenguas de una vez por todas, ¿Quieres?
C:
Sí, claro...
O:
Bueno entonces necesito saber algo antes de empezar: ¿Hay alguien en tu vida en
este momento? Quiero decir, ¿Tienes novio? ¿Un galán? ¿Alguien que te gusta?
C:
Pues... No tengo novio, Omar, pero sí estoy... enamorada
Omar
tragó saliva
O:
En... ¿Enamorada?
C:
Sí Omar. Y de un hombre que al parecer ni me pela
O:
¿¡Como puede existir sobre esta tierra un hombre que no se enamora de ti!? ¡Cualquier
hombre en este mundo cayera redondito a tus pies luego de conocerte!
Carolina
empezó a enojarse
C:
¡Pues cualquier hombre menos que él!
O:
¿Y quién es ese imbécil?
C:
Ja, ¿Quieres saberlo? No creo que te vaya a gustar mucho la cosa...
Omar
desorbitó los ojos pensando a lo peor
O:
¡No! ¡Por Dios, no! ¿¡No me digas que te enamoraste de mi amigo Fernando!?
C:
¡Ay ya Omar ¿Como crees?! ¡Por supuesto que no me enamoré de Fernando! Y además
no podría hacer algo tan bajo a mi amiga...
Omar
no entendía...
O:
¿A tu amiga? ¿Desde cuando tienes toda esa consideración hacia la Marcianita?
C:
¿Qué tiene que ver Marcia en todo esto?
O:
Pues, ella es la novia de Fernando, así que pensaba que...
C:
Ja ja ja ay Omar... ¿De veras no entiendes? Fernando Mendiola es el amor de la
vida de Lety y jamás podría robarle el hombre a una amiga. Además Fernando es
un buen amigo pero nada más que eso y, si aún no te has dado cuenta, Fernando
no está enamorado de Marcia...
O:
Sí, eso lo sé... ¿Entonces quién es el cretino que no te pela?
Carolina
tragó saliva, tomó un profundo respiro y decidió confesarle a Omar que era él
el hombre que a ella le interesaba
C:
Se llama Omar
O:
¿Como yo?
C:
Omar, ¿Acaso me estás tomando el pelo?
O:
¡Claro que no, Caro! ¡Estoy muy serio, por Dios!
Carolina
vio que Omar estaba empezando a enervarse y la cosa la extrañó
C:
¿Por qué te enojas tanto?
Omar
no pudo más y le confesó sus sentimientos a Carolina
O:
Porque me enamoré de ti, Carolina Ángeles
Porque me enamoré de ti, Carolina Ángeles
Carolina
quedó completamente boquiabierta y se quedó mirandolo sin decir ni una palabra
hasta que empezó a palidecer en la cara
O:
Caro, ¿Estás bien? ¡Eres muy pálida, mi amor!
En
efecto Carolina no se sentía nada bien y sintió que las fuerzas las abandonaban
cuando casí cayó en el piso. Por suerte Omar logró atraparla en tiempo así que logró
sostenerla entre sus brazos antes que se cayera
O:
¡Caro! ¡Caro, por favor, reacciona! ¡Dime qué tienes!
C:
Omar...
O:
Sí, mi amor, estoy aquí
Carolina
lo miró intensamente en los ojos antes de desmayarse
Mientras
tanto, Lety y Fernando seguían en el coche del nuevo Vicepresidente
L:
¿Donde me estás trayendo, mi vida?
Fernandó
sonrió
F:
Es una sorpresa, mi vida. Sepas solo que esta noche la Señorita Padilla Solís y
futura Señora de Mendiola no va a dormir en su cama...
L:
Pero...
F:
Nada de pero, Señorita. Así que llamale a mi suegrita y avisale que esta noche
te quedes conmigo. Porque te quieres quedar conmigo, ¿verdad, mi vida?
L:
Para toda la vida, mi cielo
Esa
frase hizo emocionar a Fernando que, sin previo aviso, paró el coche, se
desabrochó el cinturón de seguridad y se acercó a Lety para regalarle un tierno
beso en los labios
F:
Gracias
L:
No tienes que agradecerme, Fernando. Soy yo que te doy las gracias a ti por
haber entrado en mi vida. Sin ti no hubiera podido ni sobrevivir
F:
Te amo, Lety
L:
Y yo a ti, Fernando
Los
dos se besaron por varios minutos hasta que Fernando se percató de la hora y
decidió que era mejor retomar camino
L:
¿De veras no me quieres decir adonde vamos?
F:
Lo único que le puedo decir, Licenciada Padilla, es que estamos yendo a comer.
¿O acaso usted no tiene hambre?
L:
Pues... Depende de que tipo de hambre estamos hablando...
Fernando
sonrió. Él también tenía hambre de ella
F:
¡Ay mi picarona! Me refiero a hambre de comer, mi vida
L:
ji ji ji sí, mi amor. ¡Estoy que me muero de hambre!
F:
Bueno, entonces vamonos a comer
Lety
se dejó escapar una carcajada
F:
¿Y ahora de qué te ríes?
L:
Me río porque son las cuatro de la tarde y es un poco tarde para almorzar
F:
Ay no te preocupes mi amor, algo vamos a encontrar... Y si no encontramos nada,
nos echamos dos taquitos a la esquina ¿Vale?
L:
Ji ji ji perfecto
En
casa de Carolina, en tanto, la publirrelacionista estaba empezando a retomar
conciencia. Cuando abrió los ojos, estaba en su cama, cubierta solo por la bata
de seda y debajo de las sabanas
C:
¿Qué me pasó?
Sintiendola
hablar, Omar apareció desde el baño que estaba en la recámara
O:
¡Por fin te despertaste, dormilóna!
C:
¿¡Omar!? ¿Qué haces aquí? ¿¡Y por qué yo estoy en mi cama cubierta solo por mi
bata!? ¿Qué pasó?
O:
¡Clama, calma! ¡No pasó nada, no te preocupes! Simplemente te desmayaste y te
traje aquí en tu cama, ya que el sofá no me pareció la opción más cómoda...
C:
¿Me desmayé?
Carolina
se puso a pensar...
O:
¿No te acuerdas nada?
C:
Me acuerdo que estabamos hablando en mi salón y luego tú me preguntaste si me
gustaba alguien y me dijiste que...
Carolina
se tapó la boca con sus manos y se volvió roja como un tomate
O:
Te dije que me enamoré de ti, Caro.
Carolina
asintió con la cabeza mientras seguía roja en la cara
O:
Mira Caro, yo sé que a lo mejor tú no sientes para mi lo mismo que yo siento
para ti, y me quedó claro esa vez que me dijiste que me ibas a dar una
oportunidad solo si sobrevivía después del apocalipsis, pero necesito que me
dejes hablar...
Omar
se acercó a la cama y se sentó a lado de su amada
O:
No sé como y ni siquiera cuando pasó todo esto; lo único que sé, es que por
primera vez en mi vida me enamoré como un loco ¡y me enamoré de una mujer
maravillosa! Sé que es difícil creer que alguien como yo pueda enamorarse; sé
muy bien que tengo la nomina de ser un mujeriego que anda con todas para no
quedarse con ninguna, pero esta vez es distinto... Hace mucho tiempo que no
logro pensar en ninguna otra mujer que no seas tú, Caro, y eso me da miedo...
C:
¿Y por qué te da miedo?
O:
Porque no sé lo que tú sientes para mi... Tu boca me dice una cosa pero tu
cuerpo me demostra otra y eso me confunde...
C:
Omar...
O:
No, dejame terminar, Caro, por favor...
C:
Bueno...
O:
Desde que nos dimos ese beso en tu departamento, no he hecho otra cosa que
pensar en ti las 24 horas al día. Cuando no estamos juntos, te veo en todos
lados y me parece escuchar tu voz hasta cuando hablo con los clientes de
Conceptos, ¡Y ellos son todos hombres panzones y con bigotes! ¿Entiendes Caro?
¡Me estoy volviendo loco!
Carolina
sonrió y su mirada empezó a brillar por la emoción
C:
Omar...
O:
No, Caro, no. Ya sé que me quieres decir que soy un loco que no se merece nada en
la vida, y menos que tú me creas, pero te juro por lo más sagrado que soy
sincero cuando te digo que te amo como jamás he amado a ninguna sobre esta
tierra
Las
lágrimas empezaron a salir desde los ojos de Carolina que no necesitó escuchar
más y, sin previo aviso, se lanzó al cuello de Omar, haciendolo acostar sobre
ella, y empezó a besarlo con mucha pasión.
Omar,
que por instinto respondió al beso, de repente se paró
C:
¿Qué te pasa, Omar?
O:
Caro, no quiero tu compasión
C:
¿Mi compasión?
O:
Sí. Es claro que tú estás enamorada de otro y no quiero que me beses solo
porque sientes una obligación para mi
C:
¡Omar, para mi no es ninguna obligación besarte! ¿De veras necesites que te
explique?
Omar
asintió con la cabeza
C:
Bueno... ¡Eres tú el hombre de quién estoy enamorada! No sé cuando me enamoré
de ti, pero hace tiempo que solo existes tú en mis pensamientos y...
Omar
no la dejó ni terminar de hablar puesto que se aventó otra vez en sus labios.
Sentir desde los labios de Carolina que ella estaba enamorada de él, era la
cosa más maravillosa que podía sucederle en la vida
En
tanto, Fernando se estaba acercando al club hípico donde habían grabado el
comercial de ropa interior
L:
Fernando, ¿Qué hacemos aquí?
F:
¿No me dijiste que tenías hambre?
L:
Sí, pero... ¿Aquí?
F:
¿Qué tiene de malo? ¿Acaso no te gusta el lugar?
L:
No, no, ¡me encanta! ¡Pero aquí te conocen!
F:
¿Teme para su reputación, Licenciada Padilla?
L:
¡Ay no seas payaso, Fernando! Sabes bien lo que quiero decir... ¿Qué si alguien
que te conoce nos ve juntos?
F:
Leticia, ya te lo he dicho una vez, ¡para mi que lo sepa el mundo entero que tú
eres la mujer de mi vida!
El
corazón de Lety perdió un latido. ¿Cómo lograba hacerla sentir la persona más
importante del universo con solo una palabra?
Lety
levantó su mano derecha y acarició la mejilla de Fernando
L:
Te amo
F:
Y yo a ti, mi vida. Y justo porque te amo, no quiero que te preocupes de nada.
Si no quieres que los otros sepan que tú eres la mujer de mi vida, está bien.
Quiere decir que vamos a almorzar como dos compañeros
de trabajo y luego nos vamos a besuquear como dos adolescentes por debajo de
uno de los arbol del club. O si quieres te trajo al lago que tanto te gustaba...
Lety
sonrío
L:
No podría desear nada mejor
Cuando
Fernando aparcó el coche frente del restaurante del club y descendió del mismo
para abrirle la puerta a Lety, la Presidenta de Conceptos sintió la misma
sensación que había advertido cuando llegaron al departamento de Omar, la noche
de su segunda noche de amor.
F:
¿Qué pasa, Lety?
L:
Es que me siento un poco incomoda...
F:
Pero ¿Por qué?
L:
Pues porque esto no es mi mundo, Fernando
F:
¡No seas ridícula, Leticia! No quiero que hables así. Acuerdate quién eres
ahora: la Presidenta de la casa productora más famosa de México y además, eres
la mujer de la vida de Fernando Mendiola, mi amor, y eso no es poco
Fernando
le guiñó el ojo así que Lety se rió sin más
L:
Ji ji ji tienes razón, mi vida.
F:
Y si aún no te he convencido, acuerdate de la promesa que me hiciste en
Cuernavaca...
Lety
no tuvo necesidad ni de pensarlo:
L:
Prometo olvidarme de todo...
F:
¡Así se hace, mi amor! ¿Y ahora qué le parece, mi tierna dama, si se deja escoltar
de este humilde caballero hacia la mesa redonda?
L:
Ji ji ji ¡Fernando! Ni que fueramos Lancillotto y Ginevra ji ji ji
F:
¿Por qué? ¿Acaso no tengo cara de Lancillotto?
Finalmente
Lety descendió del coche y sin pensarlo, se le lazó al cuello y le estampó un
beso en los labios
L:
Tienes la cara de Fernando Mendiola, el amor de mi vida
Fernando
le sonrió y, tras acariciarle la mejilla, la tomó de la mano y juntos se
acercaron hacia la entrada del restaurante. Antes de entrar, pero, Lety le dejó
la mano y se sonrojó un poco
F:
¿Qué pasa, mi amor?
L:
Nada. Es que no quiero que la gente se haga una idea equivocada
F:
¿Equivocada?
L:
Sí... No la tomes a mal, Fernando, pero no quiero que la gente nos vea
“juntitos” ¿Sí me entiendes, verdad?
Fernando
le puso las dos manos en las mejillas y la miró en los ojos
F:
Lety, mi Lety, ya te he dicho mil veces que a mi no me importa lo que piensa la
gente
L:
¡Pero a mi sí, Fernando! Y no quiero que piensen que yo soy tu amante...
F:
¡Eso pasa porque tú no quieres que yo deje a Marcia!
L:
Es verdad. Y te expliqué también porque no quiero que lo hagas, por lo menos
por el momento...
F:
Está bien; no quiero que peleemos. Vamos a hacer como usted quiera, Presidenta
L:
¿Estás enojado conmigo?
F:
¡Claro que no, mi amor! Pero entiendo como te sientes y está bien. Hagamos como
si fuera un almuerzo de negocios y luego te llevo debajo del arbolito como te
dije y nos vamos a besuquear
L:
ji ji ji Fernando, ¿Qué tengo que hacer contigo?
F:
Lo que siempre te digo, Lety: lo que quieras. Soy completamente tuyo ahora y
para siempre
En
tanto, Carolina y Omar pasaron de los besos tiernos a los besos pasionales. A
Omar no le parecía realidad poder estar así con la mujer de su vida; besandola,
acariciandola, sintiendola entre sus brazos...
Cuando
Omar descendió con sus besos en el cuello de Carolina, la misma se dejó escapar
un pequeño gemido. A Omar le encantaba oír a su mujer tan contenta de estar con
él así que se puso más atrevido. Ya que Carolina vestía solo una bata de seda,
además de su ropa interior, Omar empezó con desacher el lazo que tenía cerrada
la bata. Una vez liberadose del estorbo, el Ex-Vicepresidente empezó a
acariciarle el estomago con las yemas de sus dedos, haciendole tiernas caricias
cerca del ombligo. Viendo que Caro apreciaba ese gesto, Omar abrió dulcemente
la bata y descendió con sus besos en el escote de ella. Carolina, entre tanto,
seguía acariciandole la nuca con su mano izquierda mientras que con la derecha
estrechaba sus cabellos, regalandole escalofríos de placer. Cuando los besos de
Omar pasaron el ombligo y llegaron al borde de las bragas de Carolina, la misma
empezó a temblar
O:
Caro, mi amor, ¿Estás bien?
Carolina
se sonrojó sin más
C:
S... sí, Omar. Es que...
O:
¿Te hice mal? ¿Acaso hice algo que no debía?
C:
¡Ay no, Omar, claro que no! Es que... verás... Estoy esperando este momento
desde muchísimo tiempo y aún no me parece realidad que estamos tú y yo en mi
cama, así...
Omar
sonrió y regresó a besarle la boca
O:
Creeme que yo también estoy esperando este momento desde muchísimo tiempo, mi
Caro hermosa
Los
dos se miraron en los ojos risueños y luego Omar regresó a besarla y a
regalarle dulces caricias. Cuando vio que Carolina estaba más relajada, retomó
su “trabajo” en la zona más sensible de ella así que, continuando a besarla, le
acarició la parte interna del muslo haciéndola gemir y le posó dulces besos en
los muslos hasta que llegó a su feminilidad...
En
tanto, Lety y Fernando ya habían ordenado lo que querían comer así que estaban
en la espera del mesero.
L:
Fernando, me gustaría hablar de lo que pasó hoy...
F:
¿Te refieres a los besos en el elevador?
L:
¡Ay no, claro que no!
Fernando
empezó a hablar en tono sensual
F:
¿Me estás diciendo que no te gustaron?
Lety
bajó la mirada avergonzada
L:
Claro que me gustaron...
Fernando
sonrió al verla así. A pesar de todo, su Lety quedaba la muchacha tímida e
inocente que había conocido meses atrás
F:
¿Entonces de qué quieres hablar?
L:
De lo que pasó con el Señor Luciano y de tu inminente viaje a Estados Unidos
F:
Pues, no hay mucho que hablar... Sabes que no podemos perder esa oportunidad
L:
Claro que lo sé pero...
F:
¿Pero qué, Lety? ¿Qué es que tanto te preocupa?
L:
Es que es una cosa que puede ser una tontería pero para mi no es así...
Fernando
seguía sin entender hasta que Lety se explicó
L:
Lo que pasa es que no quiero separarme de tí, aunque sea solo por unos días...
F:
Pero no nos vamos a separar, mi amor. Me parece obvio que tú vienes conmigo
Lety
desorbitó los ojos
L:
¿¡Yo!?
F:
Sí, mi vida, por supuesto. ¿O acaso pensabas que te iba a dejar aquí mientras
que yo me voy tan lejos?
L:
Pero...
F:
¿Acaso no quieres venir conmigo?
L:
¡Sabes que no hay nada que me haría más feliz, Fernando!
F:
Entonces perfecto; el lunes nos vamos juntos a Nueva York
L:
Fernando, no es tan fácil...
F:
¿Por qué?
L:
Pues porque, para empezar, tengo un compromiso el lunes en la mañana
F:
¿Y de qué se trata?
L:
Es... es algo personal
F:
¿No será acaso que se trata de un compromiso que tiene que ver con el
fritanguero ese?
L:
¡Claro que no, Fernando!
F:
¿Estás segura, Lety?
L:
¿Estás dudando de mi?
F:
No, mi vida, pero sabes que estoy un poco celoso y que no me gusta para nada
ese güerito...
L:
Pues en todo caso puedes estar tranquilo; no es con él que tengo cita
F:
¿Entonces con quién?
Lety
tomó un largo respiro y decidió contarle a Fernando de la cita con su doctora
L:
Mi mamá quiere que me haga un chequeo así que me fijó una cita con mi doctora
para el día de mañana, ¡Como si fuera algo de vida o muerte! Pero resulta que
la Doctora no me puede atender mañana así que me pospuso la cita para el lunes
en la mañana...
Fernando
sonrió. ¡Su suegra había logrado convencer a Leticia a ir al doctor!
F:
Tu mamá tiene razón, Leticia. Yo también te he visto rara en los últimos días,
¡sin contar que te desmayaste dos veces en mis brazos!
Lety
tragó saliva; en realidad se había desmayado tres veces, contando la vez que se
desmayó en los brazos de Aldo...
L:
Sí, pero puedo posponer la cita y viajar contigo, aunque no sé para cuando me
podría atender mi doctora
F:
Bueno entonces hagamos una cosa; ya que tienes que llamar a tu mamá para
decirle que esta noche te quedes conmigo, llama también a tu doctora y pidele
si se puede posponer la cita de una semana así viajamos juntos
L:
Sí pero hay otro problema...
F:
¿Cuál?
L:
Si tú y yo viajamos juntos, ¿Quién se queda al mando de Conceptos?
F:
Pues puedes pedirlo a tu amigo Tomás. Y además estaría Omar y también Marcia.
Creo que pueden ocuparse de la empresa para unos días
L:
¿Estás seguro de que quieres dejarle el mando de tu empresa a Tomás?
F:
¡Claro que sí! ¿Qué tiene de malo?
L:
Pues que hasta algunas semanas lo odiabas con todas tus fuerzas ya que pensabas
que quería robarte la empresa...
F:
No, no, no, ¡alto! Yo no lo odiaba por eso; si Tomás me caía gordo, es porque
estaba tratando de bajarme a mi novia, no por la empresa
L:
¿Así que de veras sentías celos por mi?
F:
Siempre he sentido celos por ti, Leticia. Desde el día que nos dimos nuestro
primer beso...
Lety
le sonrió así que Fernando puso su mano derecha en la mejilla de ella,
regalandole una tierna caricia...
En
la cama de Carolina, la dulzura le había dejado definitivamente el pusto a la
pasión y ahora ella y Omar estaban estrachados el uno en los brazos del otro,
amandose con el cuerpo y con el alma. A pesar de lo que se imaginaba Carolina,
Omar era muy dulce con ella y siempre acompañaba cada movimiento con un beso o
una caricia, haciéndola estremecher.
Cuando
los dos llegaron a la cumbre de la pasión, Omar la estrechó más a sí para
sentirla aún más suya. Caro, por su cuenta, estaba feliz de poder sentir el
cuerpo de Omar dentro del suyo mientras se amaban con todos sus seres hasta
que, sientiendo a Omar gemir con más fuerza, se abandonó al frenesí y llegó a
tocar el cielo cuando los dos llegaron al ápice de la pasión. Por fin ella y
Omar estaban unidos con el cuerpo y con el alma...
Sigue...
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