Capítulo
60
_________________
¡A
volar!
Voz:
Pe... Per... Perdón... Me olvidé mi saco; no quería interrumpirlos...
La
cara de Lety se hizo roja como un tomate mientras que Fernando reía como un
loco.
La
persona que había entrado, estaba muy avergonzada mientras trataba de cubrirse
los ojos con los brazos. Si bien podía intuir lo que podía pasar si Lety y
Fernando se quedaban a solas, ¡nunca podía imaginarse de econtrarlos así!
Lety,
miró hacia Fernando, que en tanto no lograba parar de reírse, fulminándolo con
la mirada mientras se abrochaba su camiseta
L:
¡Ya Don Fernando! ¡Parele de reírse!
F:
Ja ja ja perdón, Lety. Es que todo esto me causa mucha risa
L:
Sí, lo veo... ¿Qué es exactamente que le causa tanta risa?
Fernando
miró hacia la persona que los había interrumpido que aún estaba boquiabierta y
con los ojos cubiertos por los brazos
F:
La cara de tu amigo Tomás, por ejemplo...
Tomás
se destapó lentamente los ojos y lo miró enojado
T:
¿Qué tiene mi cara que tanto la hace reír, Don Fernando?
F:
¡Pues parece que vio a un fantasma o la aparición de la Virgen de Guadalupe, hombre!
¡Relajese!
Lety,
por su cuenta, estaba empezando a desear que la tierra la tragara
Fernando
la miró dulcemente y, abrazandola por la cadera, le dio un tierno beso en la sien
F:
No te preocupes, mi amor, no pasa nada...
Lety
se volteó hacia Tomás que poco a poco volvía a su color en la cara.
L:
Tomás... Creo que debemos hablar...
T:
Sí... Te espero en Presidencia, Lety. Con permiso
F:
Propio, Tomás
Cuando
el Vicepresidente financiero salió de la sala de juntas, Lety se portó las
manos en el rostro, cubriendolo avergonzada. Fernando, viendola así, no pudo
evitar de volver a reírse
L:
¡Fernando, por Dios! ¡Para de reírte que esta es una tragedia!
F:
¿Tragedia? ¿Y para qué?
L:
¿¡Como que para qué!? ¿Acaso no viste que Tomás nos chachó in fraganti?
F:
¿Y?
Lety
lo miraba como se mira un peluquero que se equivoca con la coloración de tu
pelo y te tiñe el pelo color naranjo zanahoria
L:
¡¡Fernando!!
F:
¡Presente!
Fernando
evidentemente tenía ganas de jugar
L:
¿Cómo le haces para estar tan tranquilo?
F:
Simplemente no veo donde está el problema, y te lo digo en serio, Lety. Tomás
ya sabe lo que pasó entre nosotros así que no creo que tenga que sorprenderse
tanto si nos cacha besandonos... ¿O sí?
Por
fin Lety entendió lo que había pasado. Seguramente Fernando estaba convencido de
que ella le había contado a Tomás de su reconciliación con él
L:
Ehm...
F:
¿Qué pasa, Lety?
L:
Es que Tomás no sabe que nos reconciliamos... Bueno, no lo sabía hasta diez
minutos atrás...
F:
¿No se lo dijiste? Que raro...
L:
A ver ¿Por qué sería raro?
F:
Como tienes la facilidad de hablar de cosas “intimas” con todos...
Lety
empezó a enojarse
L:
¿Qué quires decir con eso, Fernando?
F:
¿Me equivoco o me pareció que “tu amigo Aldo” es consciente de todo lo que pasó
entre nosotros?
Lety
se quedó muda. Lo que decía Fernando era cierto: Aldo sabía todo, aunque tenía
una idea equivocada de lo que había pasado por culpa de ella. No queriendo
hablar de eso, Lety optó con cambiar el enfoque de la discusión
L:
¿Y qué hubiera pasado si en vez de Tomás hubiera entrado, por ejemplo, Doña
Marcia?
Fernando
suspiró, decepcionado por el hecho de que Lety no quisiese hablar de ese
argumento
F:
Hubiera sido mejor, Leticia
Los
ojos de Lety amenazaron con salir de sus órbitas
L:
¿¡Como puedes decir algo así!?
F:
Lety, yo te amo; esto te queda claro ¿verdad?
L:
Sí, pero...
F:
Escuchame. Si Marcia hubiese entrado de esa puerta y nos hubiera cachado besandonos
como estabamos, hubiesa sido mejor para mi porque hubiera podido aprovechar de
la situación para decirle que estoy enamorado de ti y que ya no quiero tener
nada que ver con ella
Lety
se quedó mirandolo en los ojos. No sabía si enojarse con él por su estúpida idea
o amarlo más. Por suerte, Fernando le ahorró la decisión ya que la abrazó
fuerte, estrechandola a su pecho y regalandole un tierno beso en la cabellera
F:
Te amo, Lety. No tienes idea de cuanto...
Lety
sonrió y se estrechó más a él
L:
Y yo a ti, mi amor. Ahora pero dejame ir a hablar con Tomás antes que le parta
un rayo
F:
Ja ja ja bueno. Te espero en media hora en el estacionamento
Lety
se arregló su saco, tomó su bolso, le dio un escueto beso a Fernando y regresó
en Presidencia donde Tomás la estaba esperando.
Tomás
estaba sentado en unas de las sillas frente al escritorio y, cuando Lety entró,
clavó su mirada sobre ella y seguió cada su paso hasta que se sentó en el sillón
presidencial.
T:
¿Entonces?
L:
¿Entonces?
T:
¡Lety, no jueges conmigo! ¿Qué estaban haciendo Mandiola y tú en la sala de
juntas?
L:
Se llama Mendiola, Tomás
T:
Leticia Padilla Solís, te lo repito: ¡no juegues conmigo! Te conozco desde años
así que vamos al grano. ¿Te reconciliaste con él?
Lety
bajó la mirada, mirandose las manos que tenía enlazadas sobre su piernas, antes
de contestarle
L:
...así es, Tomás
T:
¡Pero Lety! ¿¡Qué te dice el cerebro!? ¿Cómo puedes cometer dos veces el mirmo
error?
Lety
quitó los ojos de sus manos para mirar en los ojos de Tomás. ¿Cómo podía ser
que su amigo, su mejor amigo, el que sabía todo lo que había pasado con
Fernando y cuanto había sufrido lejos de él; el que sabía cuanto ella todavía
lo amaba, le dijiera algo así?
L:
¿Qué dices, Tomás?
T:
Lo que oíste, Lety. ¡Fernando no es el hombre para ti! Ya te lo dije una vez...
L:
¿Cómo puedes decirme esto, Tomás? ¡Yo lo amo!
T:
¡Justo por eso no ves lo que te está haciendo!
Lety
trató de calmarse ya que sentía sus latidos demasiado acelerados
L:
A ver, Tomás... Segun tú, ¿Qué es lo que Fernando me está haciendo?
T:
¿De veras no lo ves? ¡Está jugando contigo otra vez porque tiene miedo de
perder su amada Conceptos!
L:
¿Y como le haces para ser tan seguro de eso?
T:
Lety, amiga, por favor, ¡abre los ojos! Si de verdad Fernando sintiera algo por
ti, hubiera dejado a su novia para estar contigo a la luz del sol en vez que
tenerte como su...
Tomás
no tuvo el valor de decirlo en voz alta hasta que la propia Lety finalizó su
frase
L:
¿Amante?
T:
Exacto.
L:
Así que tú piensas que Ferando está jugando conmigo solo porque sigue siendo el
prometido de Doña Marcia... ¿Es así?
T:
¡Pos claro!
L:
Ji ji ji ay Tomás ji ji ji
T:
¿Qué tiene de tanto divertido todo esto?
L:
Ji ji ji es que, si es solo para eso que te preocupes, puedes quedarte
tranquilo, Tomás. Dejar a Marcia, fue lo primero que quería hacer Fernando
cuando retomamos nuestra relación
T:
¿Y por qué no lo hizo?
L:
Porque yo no se lo permití.
Tomás
la miró extrañado
T:
No entiendo... ¿Por qué hiciste eso?
L:
Es que es un poco complicado. Si quieres te explico...
T:
Me harías un gran favor, Lety
Lety
empezó a contarle a Tomás lo que había oído en la oficina de Doña Marcia cuando
ella estaba platicando con su hermano...
Mientras
tanto, Omar y Carolina estaban en el jardin de Conceptos...
C:
¿De qué querías hablarme, Omar?
O:
Mira, Caro, te quiero explicar lo que pasó la noche del evento
C:
No hace falta, Omar. Creeme que entendí
Carolina
fingió una sonrisa e hizo por irse cuando Omar la bloqueó teniendola por los
hombros
O:
Carolina, te lo ruego, ¡escuchame!
Omar
la miraba tan intensamente en los ojos, que Caro se quedó ipnotizada en la
mirada color café de su hombre
C:
Te escucho
O:
La mujer que viste conmigo esa noche, se llama Yuyi y era una compañera de
escuela mía y de Fernando cuando hacíamos la primaria... Había demasiado años
que no nos veíamos y, cuando me vio ahí, no sé que le pasó pero se me lanzó
literalmente encima
C:
Y tú no hiciste nada por empedirselo, por lo que vi...
Contestó
Carolina en tono socarrón
O:
Te equivocas. Yo me la quité de encima y le dije que estaba ahí con otra mujer
C:
¿Y que pasó luego?
O:
Pasó que empezó a portarse como una loca. No quería irse así que, con tal de
que se alejara de mi, me vi obligado a aceptar que me diera un beso para que se
me quitara de encima una vez por toda
Carolina
se puso como fiera
C:
Claro, ¡Que sacrificio enorme fue el tuyo!
Carolina
se sentía llena de coraje. Ella y Omar no eran nada, pero lo sentía como suyo y
la idea de que pudiera ir besuquiandose con otras mujeres, la hacía hervir.
Omar
no logró añadir nada más y solo aflojó sus manos desde los hombros de Carolina
que aprovechó para irse y dejarlo ahí.
En
Presidencia...
T:
Así que es por eso que él todavía esta con Doña Marcia...
L:
Sí, Tomás
T:
¡Pero eso es un problemón, Lety! Si la Señorita Villaroel decide apoyar a su
hermano, ¡será la fin de Conceptos!
L:
¿Crees que no lo sepa? Por eso necesito que Fernando se quede con ella, por lo
menos hasta que Conceptos no supere la crisis
T:
¿Y luego?
L:
Y luego Fernando retomará la Presidencia entonces la empresa se quedará a salvo
T:
Ja, claro...
L:
¿Y ahora qué pasa, Tomás?
T:
Que es como yo te digo, Lety. Fernando está haciendo todo esto solo para
recuperar la Presidencia de su empresa, así como lo hizo la primera vez
L:
¿Por qué no quieres entender, Tomás? ¡Fernando me ama! ¡Me lo ha demostrado en
todas las maneras en que me lo podía demostrar!
T:
¿Entonces por qué quiere la Presidencia?
L:
No es él que la quiere; soy yo que quiero que él se vuelva el Presidente de
Conceptos
T:
No entiendo...
L:
Tomás, estar con la oxigenada está dañando tu cerebro de economista... Cuando
los tres meses serán pasados, y la empresa se habrá recuperado, mi encargo como
Presidenta será terminado así que las opciones son Don Ariel o Fernando... ¿Tú
cual de los dos preferirías como Presidente?
Tomás
se puso a pensar...
T:
Pues, no conozco bien a Don Ariel pero he visto como se porta con mi chica así
que, ¡para nada al mundo lo querría como Presidente!
L:
¿Ahora entiendes porque quiero que sea Fernando a quedarse con la Presidencia
de Conceptos?
T:
Sí. Y para que Fernando sea presidente, necesita del voto de Marcia ¿Verdad?
L:
Exacto. Como son 7 los que votan, el voto de Marcia puede ser decisivo en caso
de paridad así que necesito que siga pensando que Fernando la ama y que se va a
casar con ella
T:
A lo mejor puedes convencerla de que Fernando se case con ella, pero es claro
como el sol que Fernando no la ama
Lety
se quedó mirandolo
T:
¡No me mires así, Lety! ¡Cualquier que los viera juntos se daría cuenta de que
él no siente nada para ella! En cambio, contigo...
L:
¿Conmigo qué, Tomás?
T:
Contigo es distinto. Fernando te mira como yo miro a mi chica. ¡Está dispuesto
a defenderte contra viento y marea y no le importa nada que los otros se den
cuenta de que está enamorado de ti!
Lety
se quedó pasmada
T:
Es la verdad, Lety. Fernando te ama
L:
Pero... Si tú lo sabías, ¿Por qué me dijiste todo lo que me dijiste?
T:
Porque quería estar seguro que esta vez tomaras la decisión correcta
L:
¿Eso quiere decir que me vas, bueno, que nos vas a apoyar?
Tomás
la miró y se levantó despacio de su silla. Lety también se levantó. Los dos se
quedaron mirandose por algunos segundos hasta que Tomás le sonrió
T:
Cuenta conmigo por lo que sea, amiga
Lety
se le lanzó literalmente encima para abrazarlo
L:
¡Gracias Tomás! ¡Te quiero!
T:
Y yo a ti, Lety
De
repente, el telefono de Presidencia sonó
PM:
¿Lety?
L:
Sí, Paula Maria, ¿Qué pasa?
PM:
Está la doctora Ricci al telefono y dice que necesita hablar contigo
L:
Pasamela
Tomás
miró a Lety y, mandandole un saludo con la mano, salió de la oficina
D.R:
¿Leticia?
L:
Sí doctora, digame
D.R:
Buenos días, ante todos. Te llamo para decirte que tu mamá me llamó para pedirme una consulta por ti mañana en la
mañana...
L:
Sí...
D.R:
Lo que pasa es que se me presentó un contratiempo y tengo que operar mañana así
que te quería pedir si para ti no es un problema si posponemos la consulta al
lunes en la mañana
Lety
lo pensó un momento; no tenía nada que hacer la mañana del lunes por lo que
recordaba...
L:
No, no hay ningún problema, Doctora
D.R:
Bueno entonces te espero el lunes a las 9. ¡Acuerdate que tienes que venir en
ayunas!
L:
Sí, claro. Hasta el lunes Doctora
Omar,
en tanto, había regresando en la oficina de Vicepresidencia donde también
estaba Fernando que, viendolo con la cara que traía, se empezó a preocupar por
él.
F:
Omar, ¿Qué tienes?
O:
Ay hermano, ¡Nunca voy a entender a las mujeres!
Fernando
entendió de inmediato
F:
¿Te peleaste con Carolina?
O:
Sí. Bueno, no. Bueno, no sé...
F:
Tú nunca sabes, Omarcito...
Omar
le lanzó una mirada de pistola así que Fernando entendió que su cuate no estaba
de humor para bromear...
F:
¿Qué fue lo que pasó?
O:
Lo que paso, mi querido nuevo Vicepresidente, fue que intenté explicarle a
Carolina lo que pasó con la loca de la Yuyi la noche del evento pero, en vez de
tranquilizarse, ¡se enojó aún más!
Fernando
se puso a pensar... Era raro que Carolina se enojara por algo así. En el fondo,
todos sabían que Omar era un mujeriego, ¡y ella mejor que todos! ¿Entonces por
qué se portaba así? Aunque, pensandolo bien, durante toda la junta Carolina le
lanzaba miradas muy raras a Omar...
F:
Omar...
O:
¿Sí?
F:
¿No será que Carolina siente algo para ti?
La
mirada de Omar se iluminó...
O:
Eso es lo que más me gustaría, Fernando
...aunque
luego regresó en la oscuridad
O:
Pero es imposible que Carolina sienta algo para mi
F:
¿Por qué?
O:
¿Acaso no te acuerdas de cuando me dijo que me hubiera dado una oportunidad
solo si hubiera quedado vivo después de la apocalipsis?
F:
Pues, por lo que sé, aún no ha pasado ninguna apocalipsise...
O:
¿Qué quieres decir con eso?
Fernando
se acercó a Omar y tocó a su cabeza como se hace con las puertas
F:
Toc toc... No hay nadie aquí, ¿verdad?
O:
¡Ya Fernando!
F:
Omar, ¡Abre los ojos! ¡Esa mujer está loca para ti!
O:
Ja-ja muy divertido, Fernando. A ver, ¿Por qué Caro debería sentir algo para
mi?
F:
Eso es justamente lo que me pregunto yo pero el amor está ciego... y loco,
Omar. Piensalo... Cuando empezé mi relación con Leticia, nunca podía pensar de
enamorarme de ella, y tú lo sabes. ¡Pero mirame ahora! Me muero por estar con
ella a cada rato y su boca me obsesiona de noche y de día. Esa mujer es mi
pesadilla y mi mejor sueño...
O:
Así que todavía sigues muriendote por ella...
F:
Sí, Omar. Creo que jamás podría dejar de amar a Leticia
O:
¿Entonces por qué no corres donde ella y te la raptas en vez de seguir con la estúpida
idea de casarte con la Marcianita?
F:
Porque es complicado Omar... ¿Pero estabamos hablando de ti o me equivoco?
Omar
había intuido que algo pasaba entre la gargolita y su amigo pero, ya que
Fernando estaba reacios a hablar de eso, preferió volver a hablar de su “relación”
con Carolina
O:
¿En serio crees que Caro sienta algo para mi?
Fernando
lo confirmó con una amplia sonrisa
F:
Confía en mi, Omar. ¡Ella se muere por ti!
La
mirada de Omar se iluminó de una luz nueva
Viendo
que su hermano no se movía, Fernando lo regañó
F:
¿¡Qué haces aún aquí!? ¡Corre donde ella!
O:
Sí, sí, eso es lo que voy a hacer. Gracias; ¡Gracias, Fernando!
¡Omar
lo abrazó estrechandolo tan fuerte, que el pobre Fernando casi se asfixiaba!
Cuando
Omar desapareció, Fernando salió de su oficina con la intención de bajar en el
estacionamento y ahí esperar a Lety. Cuando se acercó al elevador, pero la vio
parada frente del mismo. Ya que Lety estaba de espalda, arreglando la agenda de
su celular, no lo vio acercarse y ni lo oyó hasta que el propio Fernando habló
F:
Licenciada Padila...
Lety
se volteó, mirandolo en los ojos. Ya todo el Cuartel estaba en alerta, decidió
adoptar un tono neutral
L:
Licenciado Mendiola... ¿Acaso necesita un aventón en la planta baja?
F:
Me haría un enorme favor, si es tan amable
Lety
se dejó escapar una pequeña risa.
Cuando
las puertas del elevador se cerraron, Lety sintió otra vez ese frenesí que la
envolvió en la sala de juntas así que, sin pensarlo dos veces, se aventó voraz
en los labios de Fernando que feliz respondió al beso. Fue cuestión de segundos
antes de que sus lenguas se encontraran y empezaran a rencorrerse hambrientas
en sus bocas. Por suerte, la campanilla del elevador sonó justo a tiempo antes
de que las puertas se abrieran y la gente que estaba en la planta baja los
cachara in fraganti.
Fernando
y Lety se lanzaron una mirada cómplice antes de saludar a Simon y dirigirse
hacia el estacionamento. Mientras caminaban para llegar al coche de Fernando,
el nuevo Vicepresidente no pudo evitar hacerse escapar una carcajada
L:
Parece que hoy es día de risa... ¿Qué es que le causa tanta gracias ahora, Don
Fernando?
F:
Es que deberías controlarte cuando estamos en el elevador, mi vida...
L:
¿Con eso me quieres decir que no te gustó mi beso?
Fernando
se paró un momento para mirarla
F:
Siempre me gustan tus besos, Leticia. Son como el oxígeno que me permite
respirar cada día
Ya
que era peligroso que alguien los viera en situaciones equivocas, lo único que
hizo Fernando fue acercarse un poco más a ella y rozarle la mano con la suya. Ese
gesto bastó para regalarle un escalofrío que le recorrió toda la espalda.
Cuando
llegaron en la sede de Krauss Publicidad, Lety se quedó estupefacta. Ese
edificio no se parecía para nada a Conceptos ya que por lo menos era cinco
veces más grande y seguro tenía más pisos que los dos de su empresa.
En
la recepción, estaban dos escritorios con dos distintas recepcionistas; dos muchachas
de pelo rubio que, más que recepcionistas, parecían dos modelos. Cuando Fernando
se acercó a uno de los escritorios para anunciarse, la güerita se quedó
mirandolo sonriente, embobada por su belleza. Cuando Fernando respondió con
otra sonrisa, los celos de Lety no tardaron en aparecer
L:
Señorita, perdón que me meta pero tenemos prisa y el Señor Luciano nos está
esperando.
Güerita:
Claro.
Acto
seguido, la güerita volvió a mirar a Fernando muy intensamente y, con todo
sensual le inquirió:
Güerita:
¿Me dice su nombre?
La
cara de Lety estaba roja por el coraje. ¿¡Como se atrevía ese palo de escoba a
coquetearle a su hombre y encima en frente de de ella!?
F:
Fe...
L:
Soy yo la que tiene cita con el Señor Luciano. Me llamo Leticia Padilla Solís y
soy la Presidenta de Conceptos.
Sin
darse cuenta, Lety tomó la mano de Fernando y la estrechó fuerte así que la
muchacha entendió
Güerita:
Claro. La oficina del Señor Luciano está al piso 8
F:
Muchas gracias señ...
Antes
de que Fernando pudiera terminar de saludar a la güerita, Lety lo tomó de un
brazo y lo arrastró hacia el elevador
Fernando
estaba muy divertido. Por fin, después de mucho tiempo, Lety volvía a sentir
celos por él
F:
¿Me equivoco o alguien aquí está celosa?
Como
Lety aún estaba llena de coraje, preferió mantener su tono serio en vez de
lanzarle una cachetada aunque, pensandolo bien, fue la güerita la que le
coqueteó a Fernando.
“Peró él no hizo nada para impedirlo”,
pensó entre sí.
F:
¿Entonces?
L:
¿Qué?
F:
¿Está celosa o no, Licenciada Padilla?
L:
Se equivoca, Don Fernando.
Fernando
se limitó a sonreír. Le bastaba ver cuanto estaba enojada Lety para obtener la confirmación
de que su novia estaba celosa. Aún recordaba como se había puesto cuando
Patricia Manterola había aparecido en su oficina... ¡Santa Patricia Manterola!
Fue gracias a ella si él pudo volver a hacer el amor con su Leticia esa
noche...
Una
vez en el elevador, Fernando le lanzó una mirada llena de malicia recordando lo
que había pasado apenas unos minutos antes en el elevador de Conceptos.
Desafortunadamente, pero, en el elevador ya estaban dos hombres así que Lety
tuvo que contentarse de la mano de Fernando que le acariciaba la espalda
dibujandole pequeños círculos.
Cuando
llegaron al octavo piso, en la oficina del Señor Luciano, el magnate de Krauss
Publicidad ya los estaba esperando.
F:
Buenos días, Luciano
S.L:
Buenos días, Fernando. ¡Que gusto verte!
F:
El gusto es todo mío
S.L:
¿Y la Señorita a tu lado quién es?
L:
Soy Leticia Padilla Solís, Señor Luciano. La Presidenta de Conceptos
¡El
pobre Luciano por poco no caía en el piso desmayado! Él ya había conocido Lety
en ocasión del comercial para Sport Wind ¡pero se la acordaba definitivamente
distinta!
S.L:
Us... ¿Ustes es la muchacha que antes era la asistente de Fernando?
L:
Así es, Señor.
S.L:
Perdón por mi reacción, Licenciada, pero me quedé verdaderamente sorprendido
viendola
L:
Ji ji ji no se preocupe; todos tienen la
misma reacción cuando me ven con mi nueva “aparencia”
S.L:
Bueno, sientense por favor así platiquemos. ¿Quieren tomar algo?
F:
Yo te aceptaría con gusto un café, Luciano
S.L:
¿Y usted, Señorita?
L:
Para mi es suficiente un vaso de agua, gracias
Luciano
llamó a su secretaria y le ordinó dos café y un vaso de agua y luego se sentó
al sillón del su escritorio para platicar con la dupla de Conceptos
S.L:
El motivo por el cual los convoqué aquí hoy, además de pagarle la suma que le
debemos a Conceptos, es proponerle un negocio
F:
¿Negocio? ¿De qué se trata?
S.L:
Verás, Fernando, es que la multinacional “Coca
cola México” nos entregó la produción de su nueva bebida, la Coca Cola verde hecha con la stevia, una
especie de azucar natural y sin calorías, y quiere que seamos nosotros a
ocuparnos de ese proyecto.
L:
¿Y nosotros que tenemos que ver con eso?
S.L:
Verá, Licenciada, es que Krauss Publicidad y Conceptos han trabajado juntos
varias veces en los años... Aún me acuerdo de varios proyectos que hicimos
cuando el papá de Fernando era Presidente así que hay estima entre nosotros. Como
conocemos a Conceptos desde muchos años y sabemos como trabaja, nosotros de
Krauss Publicidad queremos que sean ustedes a producir todos los comerciales
para Coca Cola de modo que después
nosotros nos ocupamos de la difusión. ¿Qué les parece?
Fernando
no lograba creer en sus oídos. No eran muchas las casas productoras que podían
vantar un proyecto con una multinacional del calibre de Coca Cola y seguramente esa era una ocasión que no podían perder
F:
¡Me parece una idea fantástica, Luciano! ¿Donde tenemos que firmar?
L:
Ehm, Don Fernando, perese tantito...
S.L:
¿Qué pasa, Licenciada Padilla?
L:
Lo que pasa, Señor Luciano, es que querría saber un poco más cerca de ese
proyecto antes de aceptar. No lo tome a mal, pero es que yo soy economista así
que necesito de algunas informaciones... Por ejemplo, ¿Qué es exactamente lo
que tenemos que hacer nosotros?
S.L:
Eso lo tienen que discutir con el representante de Coca Cola. Lo único que yo le puedo decir, es que se trata de una
serie de comerciales que entienden lanzar dentro de este año y que quieren
difundir en Estados Unidos, en México y en algunos otros Países de America
Latina
L:
¿Y sería posible hablar con el representante de Coca Cola?
S.L:
¡Porsupuesto que sí! Si ustedes aceptan, ya tienen programada una cita con el
Señor Hutcherson el lunes en la mañana para discutir con él del proyecto y obtener
la respuesta a cualquier pregunta, Licenciada Padilla
F:
La idea es muy tentadora, Luciano, pero necesitamos saber un par de cosas
antes... No lo tomes como una grosería pero estamos bastante empeñados con
varios proyectos en estos días así que tenemos que hacer calculos antes de
movernos... Sí me entiendes ¿verdad?
S.L:
Claro, Fernando. ¿Quieren saber de cuanto sería la gananza?
F:
Sí
S.L:
Pues no sé con precisión de cuanto estamos hablando pero, tratandose de una
multinacional como Coca Cola, yo creo
que hablamos de cifras con sei ceros por lo menos... Y hablo de dólares,
obviamente
Fernando
le lanzó una mirada a Lety que, como si pudiera leerle en la mente, entendió lo
que estaba pensando su Vicepresidente. Una gananza de millón de dólares es
justamente lo que necesita Conceptos para pagar la deuda así que ese proyecto
podría resultar fundamental por la salvación de la empresa...
L:
Tengo una última pregunta, Señor Luciano. ¿Es un proyecto urgente? O sea, ¿Esos
comerciales son para el inmediato?
S.L:
No, Licenciada. Son comerciales destinados a la Navidad así que creo que van a
tener bastante tiempo para prepararlos y grabarlos
Lety
miró una útima vez a Fernando antes de voltearse hacia el representante de
Krauss Publicidad
L:
Está bien, Señor Luciano. Aceptamos
S.L:
¡Muy bien! ¿Y será usted a hablar con el Señor Hucherson el lunes en la mañana,
Licenciada Padilla? Digo, como usted ahora es la Presidenta de Conceptos, sería
lo mejor que asistiera usted a la cita con los de Coca Cola
Lety
estaba casi por responder que sí pero un pensamiento se insinuó en su memoria.
¡La cita con la Doctora!
L:
Me gustaría mucho, Señor Luciano, pero es que justamente el lunes en la mañana
tengo un compromiso que no puedo desatenter...
Fernando
la miró raro ya que él no estaba enterado de ese compromiso, hasta que Lety no
añadió algo:
L:
...pero estoy segura de que Don Fernando, que es mi Vicepresidente, puede
ocuparse perfectamente bien de eso
S.L:
¡Muy bien! Entonces dejeme llamar a mi secretaria así le digo que prenote un
boleto para Fernando ahora mismo
Lety
y Fernando se miraron en los ojos extrañados
L:
¿Boleto?
S.L:
¡Claro! Ni modo que llegue a Nueva York
en su coche...
Sigue...
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