domingo, 12 de julio de 2015

Capítulo 60

Capítulo 60
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¡A volar!


Voz: Pe... Per... Perdón... Me olvidé mi saco; no quería interrumpirlos...

La cara de Lety se hizo roja como un tomate mientras que Fernando reía como un loco.

La persona que había entrado, estaba muy avergonzada mientras trataba de cubrirse los ojos con los brazos. Si bien podía intuir lo que podía pasar si Lety y Fernando se quedaban a solas, ¡nunca podía imaginarse de econtrarlos así!

Lety, miró hacia Fernando, que en tanto no lograba parar de reírse, fulminándolo con la mirada mientras se abrochaba su camiseta

L: ¡Ya Don Fernando! ¡Parele de reírse!

F: Ja ja ja perdón, Lety. Es que todo esto me causa mucha risa

L: Sí, lo veo... ¿Qué es exactamente que le causa tanta risa?

Fernando miró hacia la persona que los había interrumpido que aún estaba boquiabierta y con los ojos cubiertos por los brazos

F: La cara de tu amigo Tomás, por ejemplo...

Tomás se destapó lentamente los ojos y lo miró enojado

T: ¿Qué tiene mi cara que tanto la hace reír, Don Fernando?

F: ¡Pues parece que vio a un fantasma o la aparición de la Virgen de Guadalupe, hombre! ¡Relajese!

Lety, por su cuenta, estaba empezando a desear que la tierra la tragara

Fernando la miró dulcemente y, abrazandola por la cadera, le dio un tierno beso en la sien

F: No te preocupes, mi amor, no pasa nada...

Lety se volteó hacia Tomás que poco a poco volvía a su color en la cara.

L: Tomás... Creo que debemos hablar...

T: Sí... Te espero en Presidencia, Lety. Con permiso

F: Propio, Tomás

Cuando el Vicepresidente financiero salió de la sala de juntas, Lety se portó las manos en el rostro, cubriendolo avergonzada. Fernando, viendola así, no pudo evitar de volver a reírse

L: ¡Fernando, por Dios! ¡Para de reírte que esta es una tragedia!

F: ¿Tragedia? ¿Y para qué?

L: ¿¡Como que para qué!? ¿Acaso no viste que Tomás nos chachó in fraganti?

F: ¿Y?

Lety lo miraba como se mira un peluquero que se equivoca con la coloración de tu pelo y te tiñe el pelo color naranjo zanahoria

L: ¡¡Fernando!!

F: ¡Presente!

Fernando evidentemente tenía ganas de jugar

L: ¿Cómo le haces para estar tan tranquilo?

F: Simplemente no veo donde está el problema, y te lo digo en serio, Lety. Tomás ya sabe lo que pasó entre nosotros así que no creo que tenga que sorprenderse tanto si nos cacha besandonos... ¿O sí?

Por fin Lety entendió lo que había pasado. Seguramente Fernando estaba convencido de que ella le había contado a Tomás de su reconciliación con él

L: Ehm...

F: ¿Qué pasa, Lety?

L: Es que Tomás no sabe que nos reconciliamos... Bueno, no lo sabía hasta diez minutos atrás...

F: ¿No se lo dijiste? Que raro...

L: A ver ¿Por qué sería raro?

F: Como tienes la facilidad de hablar de cosas “intimas” con todos...

Lety empezó a enojarse

L: ¿Qué quires decir con eso, Fernando?

F: ¿Me equivoco o me pareció que “tu amigo Aldo” es consciente de todo lo que pasó entre nosotros?

Lety se quedó muda. Lo que decía Fernando era cierto: Aldo sabía todo, aunque tenía una idea equivocada de lo que había pasado por culpa de ella. No queriendo hablar de eso, Lety optó con cambiar el enfoque de la discusión

L: ¿Y qué hubiera pasado si en vez de Tomás hubiera entrado, por ejemplo, Doña Marcia?

Fernando suspiró, decepcionado por el hecho de que Lety no quisiese hablar de ese argumento

F: Hubiera sido mejor, Leticia

Los ojos de Lety amenazaron con salir de sus órbitas

L: ¿¡Como puedes decir algo así!?

F: Lety, yo te amo; esto te queda claro ¿verdad?

L: Sí, pero...

F: Escuchame. Si Marcia hubiese entrado de esa puerta y nos hubiera cachado besandonos como estabamos, hubiesa sido mejor para mi porque hubiera podido aprovechar de la situación para decirle que estoy enamorado de ti y que ya no quiero tener nada que ver con ella

Lety se quedó mirandolo en los ojos. No sabía si enojarse con él por su estúpida idea o amarlo más. Por suerte, Fernando le ahorró la decisión ya que la abrazó fuerte, estrechandola a su pecho y regalandole un tierno beso en la cabellera

F: Te amo, Lety. No tienes idea de cuanto...

Lety sonrió y se estrechó más a él

L: Y yo a ti, mi amor. Ahora pero dejame ir a hablar con Tomás antes que le parta un rayo

F: Ja ja ja bueno. Te espero en media hora en el estacionamento

Lety se arregló su saco, tomó su bolso, le dio un escueto beso a Fernando y regresó en Presidencia donde Tomás la estaba esperando.


Tomás estaba sentado en unas de las sillas frente al escritorio y, cuando Lety entró, clavó su mirada sobre ella y seguió cada su paso hasta que se sentó en el sillón presidencial.

T: ¿Entonces?

L: ¿Entonces?

T: ¡Lety, no jueges conmigo! ¿Qué estaban haciendo Mandiola y tú en la sala de juntas?

L: Se llama Mendiola, Tomás

T: Leticia Padilla Solís, te lo repito: ¡no juegues conmigo! Te conozco desde años así que vamos al grano. ¿Te reconciliaste con él?

Lety bajó la mirada, mirandose las manos que tenía enlazadas sobre su piernas, antes de contestarle

L: ...así es, Tomás

T: ¡Pero Lety! ¿¡Qué te dice el cerebro!? ¿Cómo puedes cometer dos veces el mirmo error?

Lety quitó los ojos de sus manos para mirar en los ojos de Tomás. ¿Cómo podía ser que su amigo, su mejor amigo, el que sabía todo lo que había pasado con Fernando y cuanto había sufrido lejos de él; el que sabía cuanto ella todavía lo amaba, le dijiera algo así?

L: ¿Qué dices, Tomás?

T: Lo que oíste, Lety. ¡Fernando no es el hombre para ti! Ya te lo dije una vez...

L: ¿Cómo puedes decirme esto, Tomás? ¡Yo lo amo!

T: ¡Justo por eso no ves lo que te está haciendo!

Lety trató de calmarse ya que sentía sus latidos demasiado acelerados

L: A ver, Tomás... Segun tú, ¿Qué es lo que Fernando me está haciendo?

T: ¿De veras no lo ves? ¡Está jugando contigo otra vez porque tiene miedo de perder su amada Conceptos!

L: ¿Y como le haces para ser tan seguro de eso?

T: Lety, amiga, por favor, ¡abre los ojos! Si de verdad Fernando sintiera algo por ti, hubiera dejado a su novia para estar contigo a la luz del sol en vez que tenerte como su...

Tomás no tuvo el valor de decirlo en voz alta hasta que la propia Lety finalizó su frase

L: ¿Amante?

T: Exacto.

L: Así que tú piensas que Ferando está jugando conmigo solo porque sigue siendo el prometido de Doña Marcia... ¿Es así?

T: ¡Pos claro!

L: Ji ji ji ay Tomás ji ji ji

T: ¿Qué tiene de tanto divertido todo esto?

L: Ji ji ji es que, si es solo para eso que te preocupes, puedes quedarte tranquilo, Tomás. Dejar a Marcia, fue lo primero que quería hacer Fernando cuando retomamos nuestra relación

T: ¿Y por qué no lo hizo?

L: Porque yo no se lo permití.

Tomás la miró extrañado

T: No entiendo... ¿Por qué hiciste eso?

L: Es que es un poco complicado. Si quieres te explico...

T: Me harías un gran favor, Lety

Lety empezó a contarle a Tomás lo que había oído en la oficina de Doña Marcia cuando ella estaba platicando con su hermano...


Mientras tanto, Omar y Carolina estaban en el jardin de Conceptos...

C: ¿De qué querías hablarme, Omar?

O: Mira, Caro, te quiero explicar lo que pasó la noche del evento

C: No hace falta, Omar. Creeme que entendí

Carolina fingió una sonrisa e hizo por irse cuando Omar la bloqueó teniendola por los hombros

O: Carolina, te lo ruego, ¡escuchame!

Omar la miraba tan intensamente en los ojos, que Caro se quedó ipnotizada en la mirada color café de su hombre

C: Te escucho

O: La mujer que viste conmigo esa noche, se llama Yuyi y era una compañera de escuela mía y de Fernando cuando hacíamos la primaria... Había demasiado años que no nos veíamos y, cuando me vio ahí, no sé que le pasó pero se me lanzó literalmente encima

C: Y tú no hiciste nada por empedirselo, por lo que vi...

Contestó Carolina en tono socarrón

O: Te equivocas. Yo me la quité de encima y le dije que estaba ahí con otra mujer

C: ¿Y que pasó luego?

O: Pasó que empezó a portarse como una loca. No quería irse así que, con tal de que se alejara de mi, me vi obligado a aceptar que me diera un beso para que se me quitara de encima una vez por toda

Carolina se puso como fiera

C: Claro, ¡Que sacrificio enorme fue el tuyo!

Carolina se sentía llena de coraje. Ella y Omar no eran nada, pero lo sentía como suyo y la idea de que pudiera ir besuquiandose con otras mujeres, la hacía hervir.

Omar no logró añadir nada más y solo aflojó sus manos desde los hombros de Carolina que aprovechó para irse y dejarlo ahí.


En Presidencia...

T: Así que es por eso que él todavía esta con Doña Marcia...

L: Sí, Tomás

T: ¡Pero eso es un problemón, Lety! Si la Señorita Villaroel decide apoyar a su hermano, ¡será la fin de Conceptos!

L: ¿Crees que no lo sepa? Por eso necesito que Fernando se quede con ella, por lo menos hasta que Conceptos no supere la crisis

T: ¿Y luego?

L: Y luego Fernando retomará la Presidencia entonces la empresa se quedará a salvo

T: Ja, claro...

L: ¿Y ahora qué pasa, Tomás?

T: Que es como yo te digo, Lety. Fernando está haciendo todo esto solo para recuperar la Presidencia de su empresa, así como lo hizo la primera vez

L: ¿Por qué no quieres entender, Tomás? ¡Fernando me ama! ¡Me lo ha demostrado en todas las maneras en que me lo podía demostrar!

T: ¿Entonces por qué quiere la Presidencia?

L: No es él que la quiere; soy yo que quiero que él se vuelva el Presidente de Conceptos

T: No entiendo...

L: Tomás, estar con la oxigenada está dañando tu cerebro de economista... Cuando los tres meses serán pasados, y la empresa se habrá recuperado, mi encargo como Presidenta será terminado así que las opciones son Don Ariel o Fernando... ¿Tú cual de los dos preferirías como Presidente?

Tomás se puso a pensar...

T: Pues, no conozco bien a Don Ariel pero he visto como se porta con mi chica así que, ¡para nada al mundo lo querría como Presidente!

L: ¿Ahora entiendes porque quiero que sea Fernando a quedarse con la Presidencia de Conceptos?

T: Sí. Y para que Fernando sea presidente, necesita del voto de Marcia ¿Verdad?

L: Exacto. Como son 7 los que votan, el voto de Marcia puede ser decisivo en caso de paridad así que necesito que siga pensando que Fernando la ama y que se va a casar con ella

T: A lo mejor puedes convencerla de que Fernando se case con ella, pero es claro como el sol que Fernando no la ama

Lety se quedó mirandolo

T: ¡No me mires así, Lety! ¡Cualquier que los viera juntos se daría cuenta de que él no siente nada para ella! En cambio, contigo...

L: ¿Conmigo qué, Tomás?

T: Contigo es distinto. Fernando te mira como yo miro a mi chica. ¡Está dispuesto a defenderte contra viento y marea y no le importa nada que los otros se den cuenta de que está enamorado de ti!

Lety se quedó pasmada

T: Es la verdad, Lety. Fernando te ama

L: Pero... Si tú lo sabías, ¿Por qué me dijiste todo lo que me dijiste?

T: Porque quería estar seguro que esta vez tomaras la decisión correcta

L: ¿Eso quiere decir que me vas, bueno, que nos vas a apoyar?

Tomás la miró y se levantó despacio de su silla. Lety también se levantó. Los dos se quedaron mirandose por algunos segundos hasta que Tomás le sonrió

T: Cuenta conmigo por lo que sea, amiga

Lety se le lanzó literalmente encima para abrazarlo

L: ¡Gracias Tomás! ¡Te quiero!

T: Y yo a ti, Lety

De repente, el telefono de Presidencia sonó

PM: ¿Lety?

L: Sí, Paula Maria, ¿Qué pasa?

PM: Está la doctora Ricci al telefono y dice que necesita hablar contigo

L: Pasamela

Tomás miró a Lety y, mandandole un saludo con la mano, salió de la oficina

D.R: ¿Leticia?

L: Sí doctora, digame

D.R: Buenos días, ante todos. Te llamo para decirte que tu mamá me llamó  para pedirme una consulta por ti mañana en la mañana...

L: Sí...

D.R: Lo que pasa es que se me presentó un contratiempo y tengo que operar mañana así que te quería pedir si para ti no es un problema si posponemos la consulta al lunes en la mañana

Lety lo pensó un momento; no tenía nada que hacer la mañana del lunes por lo que recordaba...

L: No, no hay ningún problema, Doctora

D.R: Bueno entonces te espero el lunes a las 9. ¡Acuerdate que tienes que venir en ayunas!

L: Sí, claro. Hasta el lunes Doctora



Omar, en tanto, había regresando en la oficina de Vicepresidencia donde también estaba Fernando que, viendolo con la cara que traía, se empezó a preocupar por él.

F: Omar, ¿Qué tienes?

O: Ay hermano, ¡Nunca voy a entender a las mujeres!

Fernando entendió de inmediato

F: ¿Te peleaste con Carolina?

O: Sí. Bueno, no. Bueno, no sé...

F: Tú nunca sabes, Omarcito...

Omar le lanzó una mirada de pistola así que Fernando entendió que su cuate no estaba de humor para bromear...

F: ¿Qué fue lo que pasó?

O: Lo que paso, mi querido nuevo Vicepresidente, fue que intenté explicarle a Carolina lo que pasó con la loca de la Yuyi la noche del evento pero, en vez de tranquilizarse, ¡se enojó aún más!

Fernando se puso a pensar... Era raro que Carolina se enojara por algo así. En el fondo, todos sabían que Omar era un mujeriego, ¡y ella mejor que todos! ¿Entonces por qué se portaba así? Aunque, pensandolo bien, durante toda la junta Carolina le lanzaba miradas muy raras a Omar...

F: Omar...

O: ¿Sí?

F: ¿No será que Carolina siente algo para ti?

La mirada de Omar se iluminó...

O: Eso es lo que más me gustaría, Fernando

...aunque luego regresó en la oscuridad

O: Pero es imposible que Carolina sienta algo para mi

F: ¿Por qué?

O: ¿Acaso no te acuerdas de cuando me dijo que me hubiera dado una oportunidad solo si hubiera quedado vivo después de la apocalipsis?

F: Pues, por lo que sé, aún no ha pasado ninguna apocalipsise...

O: ¿Qué quieres decir con eso?

Fernando se acercó a Omar y tocó a su cabeza como se hace con las puertas

F: Toc toc... No hay nadie aquí, ¿verdad?

O: ¡Ya Fernando!

F: Omar, ¡Abre los ojos! ¡Esa mujer está loca para ti!

O: Ja-ja muy divertido, Fernando. A ver, ¿Por qué Caro debería sentir algo para mi?

F: Eso es justamente lo que me pregunto yo pero el amor está ciego... y loco, Omar. Piensalo... Cuando empezé mi relación con Leticia, nunca podía pensar de enamorarme de ella, y tú lo sabes. ¡Pero mirame ahora! Me muero por estar con ella a cada rato y su boca me obsesiona de noche y de día. Esa mujer es mi pesadilla y mi mejor sueño...

O: Así que todavía sigues muriendote por ella...

F: Sí, Omar. Creo que jamás podría dejar de amar a Leticia

O: ¿Entonces por qué no corres donde ella y te la raptas en vez de seguir con la estúpida idea de casarte con la Marcianita?

F: Porque es complicado Omar... ¿Pero estabamos hablando de ti o me equivoco?

Omar había intuido que algo pasaba entre la gargolita y su amigo pero, ya que Fernando estaba reacios a hablar de eso, preferió volver a hablar de su “relación” con Carolina

O: ¿En serio crees que Caro sienta algo para mi?

Fernando lo confirmó con una amplia sonrisa

F: Confía en mi, Omar. ¡Ella se muere por ti!

La mirada de Omar se iluminó de una luz nueva

Viendo que su hermano no se movía, Fernando lo regañó

F: ¿¡Qué haces aún aquí!? ¡Corre donde ella!

O: Sí, sí, eso es lo que voy a hacer. Gracias; ¡Gracias, Fernando!

¡Omar lo abrazó estrechandolo tan fuerte, que el pobre Fernando casi se asfixiaba!

Cuando Omar desapareció, Fernando salió de su oficina con la intención de bajar en el estacionamento y ahí esperar a Lety. Cuando se acercó al elevador, pero la vio parada frente del mismo. Ya que Lety estaba de espalda, arreglando la agenda de su celular, no lo vio acercarse y ni lo oyó hasta que el propio Fernando habló

F: Licenciada Padila...

Lety se volteó, mirandolo en los ojos. Ya todo el Cuartel estaba en alerta, decidió adoptar un tono neutral

L: Licenciado Mendiola... ¿Acaso necesita un aventón en la planta baja?

F: Me haría un enorme favor, si es tan amable

Lety se dejó escapar una pequeña risa.


Cuando las puertas del elevador se cerraron, Lety sintió otra vez ese frenesí que la envolvió en la sala de juntas así que, sin pensarlo dos veces, se aventó voraz en los labios de Fernando que feliz respondió al beso. Fue cuestión de segundos antes de que sus lenguas se encontraran y empezaran a rencorrerse hambrientas en sus bocas. Por suerte, la campanilla del elevador sonó justo a tiempo antes de que las puertas se abrieran y la gente que estaba en la planta baja los cachara in fraganti.

Fernando y Lety se lanzaron una mirada cómplice antes de saludar a Simon y dirigirse hacia el estacionamento. Mientras caminaban para llegar al coche de Fernando, el nuevo Vicepresidente no pudo evitar hacerse escapar una carcajada

L: Parece que hoy es día de risa... ¿Qué es que le causa tanta gracias ahora, Don Fernando?

F: Es que deberías controlarte cuando estamos en el elevador, mi vida...

L: ¿Con eso me quieres decir que no te gustó mi beso?

Fernando se paró un momento para mirarla

F: Siempre me gustan tus besos, Leticia. Son como el oxígeno que me permite respirar cada día

Ya que era peligroso que alguien los viera en situaciones equivocas, lo único que hizo Fernando fue acercarse un poco más a ella y rozarle la mano con la suya. Ese gesto bastó para regalarle un escalofrío que le recorrió toda la espalda.


Cuando llegaron en la sede de Krauss Publicidad, Lety se quedó estupefacta. Ese edificio no se parecía para nada a Conceptos ya que por lo menos era cinco veces más grande y seguro tenía más pisos que los dos de su empresa.

En la recepción, estaban dos escritorios con dos distintas recepcionistas; dos muchachas de pelo rubio que, más que recepcionistas, parecían dos modelos. Cuando Fernando se acercó a uno de los escritorios para anunciarse, la güerita se quedó mirandolo sonriente, embobada por su belleza. Cuando Fernando respondió con otra sonrisa, los celos de Lety no tardaron en aparecer

L: Señorita, perdón que me meta pero tenemos prisa y el Señor Luciano nos está esperando.

Güerita: Claro.

Acto seguido, la güerita volvió a mirar a Fernando muy intensamente y, con todo sensual le inquirió:

Güerita: ¿Me dice su nombre?

La cara de Lety estaba roja por el coraje. ¿¡Como se atrevía ese palo de escoba a coquetearle a su hombre y encima en frente de de ella!?

F: Fe...

L: Soy yo la que tiene cita con el Señor Luciano. Me llamo Leticia Padilla Solís y soy la Presidenta de Conceptos.

Sin darse cuenta, Lety tomó la mano de Fernando y la estrechó fuerte así que la muchacha entendió

Güerita: Claro. La oficina del Señor Luciano está al piso 8

F: Muchas gracias señ...

Antes de que Fernando pudiera terminar de saludar a la güerita, Lety lo tomó de un brazo y lo arrastró hacia el elevador

Fernando estaba muy divertido. Por fin, después de mucho tiempo, Lety volvía a sentir celos por él

F: ¿Me equivoco o alguien aquí está celosa?

Como Lety aún estaba llena de coraje, preferió mantener su tono serio en vez de lanzarle una cachetada aunque, pensandolo bien, fue la güerita la que le coqueteó a Fernando.

Peró él no hizo nada para impedirlo”, pensó entre sí.

F: ¿Entonces?

L: ¿Qué?

F: ¿Está celosa o no, Licenciada Padilla?

L: Se equivoca, Don Fernando.

Fernando se limitó a sonreír. Le bastaba ver cuanto estaba enojada Lety para obtener la confirmación de que su novia estaba celosa. Aún recordaba como se había puesto cuando Patricia Manterola había aparecido en su oficina... ¡Santa Patricia Manterola! Fue gracias a ella si él pudo volver a hacer el amor con su Leticia esa noche...


Una vez en el elevador, Fernando le lanzó una mirada llena de malicia recordando lo que había pasado apenas unos minutos antes en el elevador de Conceptos. Desafortunadamente, pero, en el elevador ya estaban dos hombres así que Lety tuvo que contentarse de la mano de Fernando que le acariciaba la espalda dibujandole pequeños círculos.

Cuando llegaron al octavo piso, en la oficina del Señor Luciano, el magnate de Krauss Publicidad ya los estaba esperando.

F: Buenos días, Luciano

S.L: Buenos días, Fernando. ¡Que gusto verte!

F: El gusto es todo mío

S.L: ¿Y la Señorita a tu lado quién es?

L: Soy Leticia Padilla Solís, Señor Luciano. La Presidenta de Conceptos

¡El pobre Luciano por poco no caía en el piso desmayado! Él ya había conocido Lety en ocasión del comercial para Sport Wind ¡pero se la acordaba definitivamente distinta!

S.L: Us... ¿Ustes es la muchacha que antes era la asistente de Fernando?

L: Así es, Señor.

S.L: Perdón por mi reacción, Licenciada, pero me quedé verdaderamente sorprendido viendola

L: Ji ji ji  no se preocupe; todos tienen la misma reacción cuando me ven con mi nueva “aparencia”

S.L: Bueno, sientense por favor así platiquemos. ¿Quieren tomar algo?

F: Yo te aceptaría con gusto un café, Luciano

S.L: ¿Y usted, Señorita?

L: Para mi es suficiente un vaso de agua, gracias

Luciano llamó a su secretaria y le ordinó dos café y un vaso de agua y luego se sentó al sillón del su escritorio para platicar con la dupla de Conceptos

S.L: El motivo por el cual los convoqué aquí hoy, además de pagarle la suma que le debemos a Conceptos, es proponerle un negocio

F: ¿Negocio? ¿De qué se trata?

S.L: Verás, Fernando, es que la multinacional “Coca cola México” nos entregó la produción de su nueva bebida, la Coca Cola verde hecha con la stevia, una especie de azucar natural y sin calorías, y quiere que seamos nosotros a ocuparnos de ese proyecto.

L: ¿Y nosotros que tenemos que ver con eso?

S.L: Verá, Licenciada, es que Krauss Publicidad y Conceptos han trabajado juntos varias veces en los años... Aún me acuerdo de varios proyectos que hicimos cuando el papá de Fernando era Presidente así que hay estima entre nosotros. Como conocemos a Conceptos desde muchos años y sabemos como trabaja, nosotros de Krauss Publicidad queremos que sean ustedes a producir todos los comerciales para Coca Cola de modo que después nosotros nos ocupamos de la difusión. ¿Qué les parece?

Fernando no lograba creer en sus oídos. No eran muchas las casas productoras que podían vantar un proyecto con una multinacional del calibre de Coca Cola y seguramente esa era una ocasión que no podían perder

F: ¡Me parece una idea fantástica, Luciano! ¿Donde tenemos que firmar?

L: Ehm, Don Fernando, perese tantito...

S.L: ¿Qué pasa, Licenciada Padilla?

L: Lo que pasa, Señor Luciano, es que querría saber un poco más cerca de ese proyecto antes de aceptar. No lo tome a mal, pero es que yo soy economista así que necesito de algunas informaciones... Por ejemplo, ¿Qué es exactamente lo que tenemos que hacer nosotros?

S.L: Eso lo tienen que discutir con el representante de Coca Cola. Lo único que yo le puedo decir, es que se trata de una serie de comerciales que entienden lanzar dentro de este año y que quieren difundir en Estados Unidos, en México y en algunos otros Países de America Latina

L: ¿Y sería posible hablar con el representante de Coca Cola?

S.L: ¡Porsupuesto que sí! Si ustedes aceptan, ya tienen programada una cita con el Señor Hutcherson el lunes en la mañana para discutir con él del proyecto y obtener la respuesta a cualquier pregunta, Licenciada Padilla

F: La idea es muy tentadora, Luciano, pero necesitamos saber un par de cosas antes... No lo tomes como una grosería pero estamos bastante empeñados con varios proyectos en estos días así que tenemos que hacer calculos antes de movernos... Sí me entiendes ¿verdad?

S.L: Claro, Fernando. ¿Quieren saber de cuanto sería la gananza?

F: Sí

S.L: Pues no sé con precisión de cuanto estamos hablando pero, tratandose de una multinacional como Coca Cola, yo creo que hablamos de cifras con sei ceros por lo menos... Y hablo de dólares, obviamente

Fernando le lanzó una mirada a Lety que, como si pudiera leerle en la mente, entendió lo que estaba pensando su Vicepresidente. Una gananza de millón de dólares es justamente lo que necesita Conceptos para pagar la deuda así que ese proyecto podría resultar fundamental por la salvación de la empresa...

L: Tengo una última pregunta, Señor Luciano. ¿Es un proyecto urgente? O sea, ¿Esos comerciales son para el inmediato?

S.L: No, Licenciada. Son comerciales destinados a la Navidad así que creo que van a tener bastante tiempo para prepararlos y grabarlos

Lety miró una útima vez a Fernando antes de voltearse hacia el representante de Krauss Publicidad

L: Está bien, Señor Luciano. Aceptamos

S.L: ¡Muy bien! ¿Y será usted a hablar con el Señor Hucherson el lunes en la mañana, Licenciada Padilla? Digo, como usted ahora es la Presidenta de Conceptos, sería lo mejor que asistiera usted a la cita con los de Coca Cola

Lety estaba casi por responder que sí pero un pensamiento se insinuó en su memoria. ¡La cita con la Doctora!

L: Me gustaría mucho, Señor Luciano, pero es que justamente el lunes en la mañana tengo un compromiso que no puedo desatenter...

Fernando la miró raro ya que él no estaba enterado de ese compromiso, hasta que Lety no añadió algo:

L: ...pero estoy segura de que Don Fernando, que es mi Vicepresidente, puede ocuparse perfectamente bien de eso

S.L: ¡Muy bien! Entonces dejeme llamar a mi secretaria así le digo que prenote un boleto para Fernando ahora mismo

Lety y Fernando se miraron en los ojos extrañados

L: ¿Boleto?

S.L: ¡Claro!  Ni modo que llegue a Nueva York en su coche...


Sigue...





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