Capítulo
55
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Malestares
Sin
necesidad de escuchar más, Lety colgó la llamada y se tiró en su cama a llorar.
En
su departamento, Carolina estaba haciendo la misma cosa sentada en el sofá de
su salón. Lloraba; lloraba por tristeza o quizás por resignación.
¿Por
qué Omar se había ido de esa manera después del beso? A lo mejor no la deseaba
como ella deseaba a él o quizás tenía otro compromiso con otra.
C:
¡Que tonta eres, Carolina! ¿En serio pensabas que Omar te iba a corresponder?
Seguro le ha de faltar el contacto con una mujer, por eso te correspondió al
beso, ¡pero eso no significa nada!
La
sola idea la ponía como fiera así que se levantó del sofá para irse en la recámara hasta que algo sobre una silla le
llamó la atención. Omar, con la prisa que tenía para irse, se había olvidado su
saco. Carolina lo tomó en sus manos y olfató el cuello, sonrojandose en
seguida. El saco sabía a Omar.
En
el departamento de Marcia, Fernando no sabía como reaccionar. Era claro que
Lety se había enojado con él pero ¿Por qué? En el fondo era ella la que insistía
para que él se quedara con Marcia a pesar de sus relación...
De
repente, Fernando sintió una mano tocarle el hombro y se sobresaltó
M:
¿Qué te pasa, mi amor? Como que estás un poco nervioso...
F:
Nada, Marcia.
M:
Bueno, si tú lo dices... ¿Ya llamaste para la comida?
F:
No...
M:
¿Cómo que no?
F:
Es que estaba ocupado... Ahorita vuelvo a intentarlo
M:
Ok... Te espero en la recámara
Quedado
solo, Fernando volvió a llamar a Lety pero su celular resultaba apagado así que
decidió intentar con el telefono de su casa. Al tercer timbre, alguien le
contestó:
D.J:
¿Bueno?
F:
Doña Julieta, ¿Cómo está? Habla Fernando Mendiola
D.J:
¡Don Fernando! ¡Qué gusto oírla! ¡No sabe como estaba preocupada mi hija sin
tener sus noticias!
F:
Sí, me imagino; es que tuve un contratiempo y no hice a tiempo a avisarla. No
sabe cuanto me duele... ¿Me podría comunicar con ella, si es tan amable?
D.J.:
¡Claro que sí! Denme un minutito que voy en su recámara a llamarla
F:
Muchísimas gracias, Doña Julieta
Doña
Julieta puso a Fernando a la espera y subió al cuarto de Lety, tocando a su
puerta. Siendo que Lety no le contestaba, su mamá abrió la puerta y se percató
de que su hija estaba profundamente dormida. O así parecía... Sin hacer ruido,
regresó en la planta baja y retomó la llamada
D.J:
¿Don Fernando?
F:
Sí, aquí estoy
D.J:
Mire, lo siento mucho, pero al parecer mi hija se durmió...
F:
Ah...
D.J:
¿Quiere dejarle un recado?
F:
Es que...
Doña
Julieta se percató de que la voz de Fernando estaba como rara
D.J:
Perdón que me meta, Don Fernando, pero como que lo siento raro... ¿Pasó algo
entre ustedes?
F:
Es que... Creo que su hija se enojó conmigo
D.J:
¿Por la historia de que no sabía nada de usted? ¡No le haga caso! La niña
estaba muy preocupada y empezó a hacerse sus habituales paranoias
F:
No, Doña Julieta, no es por eso... Creo que ella se enojó porque...
Justo
en ese momento, Marcia llamó a Fernando desde la recámara...
F:
Lo siento, Doña Julieta, tengo que colgar. Fue un gusto platicar con usted y,
si me puede hacer un gran favor, le diga a Lety que no se olvide que yo la amo
con toda mi alma y que ella es lo más preciado que tengo en mi vida
Doña
Julieta sonrió. Era claro como el sol que Don Fernando estaba perdidamente
enamorado de su hija
D.J:
Claro...
F:
Adiós, Doña Julieta, y gracias
Finalizada
la llamada, Fernando se fue en la recámara de Marcia.
F:
¿Qué quieres de comer?
M:
¿Cómo? ¿No estabas hablando con los de la comida?
F:
Ehm... No.
M:
¿Entonces con quién hablabas?
F:
¡Ay ya Marcia no empieces con tus paranoias! Estaba hablando con Omar
M:
¿Con Omar?
F:
Sí; necesitaba pedirle algo con respeto a una cita que tenemos en Conceptos el
lunes en la mañana
M:
¿Una cita con quién?
F:
Con el manager de Alejandro Fernández. ¿Ahora me dices qué quieres de comer?
Viendo
que Fernando empezaba a molestarse, Marcia preferió no insistir
M:
Bueno, me gustaría comer sushi
F:
¿Sushi?
Fernando
se quedó pensativo
M:
¿Qué?
F:
Nada...
Fernando
ordenó el sushi y luego regresó en la recámara para hablar con Marcia
F:
Marcia, tenemos que hablar...
M:
¿De qué o qué?
F:
De tu embarazo
Marcia
tragó saliva. La hora de la verdad había llegado. Sin embargo, trató de lucir
lo más calmada posible, tal como le había sugerido Alicia cuando hablaron del
plan
M:
¿Qué quieres saber?
F:
Quiero saber si es cierto que estás embarazada
Marcia
lo miró fijo en los ojos
M:
¡Claro que es cierto!
F:
Marcia, tú y yo sabemos que, si es cierto que estás esperando un bebé, ese bebé
no puede ser mío.
Marcia
le echó una mirada de pistola
F:
Mira, no te quiero ofender ni nada de eso, pero hace mucho que tú y yo no
tenemos relaciones...
M:
Sí, claro, por culpa de ella...
Fernando
sostuvo su mirada
M:
Como sea, mi querido Fernando, por si acaso no te acuerdas, la última vez que hicimos
el amor fue el 16 de junio y tú no te cuidaste; ni tampoco me cuidé yo...
Fernando
tragó saliva. Él no se acordaba de la última vez que había hecho el amor con
Marcia, pero la historia de la falta de precauciones bien podía ser cierta...
F:
Marcia, quiero saber la verdad. Ese hijo que dices esperar ¿es mío o no?
M:
¿¡Cómo puedes preguntarme eso!? Fernando, en tres años que estamos juntos, yo
nunca, escuchame bien, ¡NUNCA he tenido ojos para otro que no fueras tú! ¡Solo
existes tú en mi vida y te juro por lo que más quiero que nunca he estado con
otro hombre!
Fernando
agachó la mirada. Si de verdad Marcia no había tenido relacciones con ningún
otro hombre, entonces le tocaba encontrar la manera de averiguar si lo del
embarazo era cierto...
En
tanto, en su cama, Lety no lograba darse paz. Cuando su mamá había entrado en
su cuarto, ella había fingido dormir para no enfrentarla. Aún estaba furiosa
por lo que había pasado con Fernando así que no quería hablar con nadie
L: ¡Está con ella! No lo puedo creer... ¡Me abandonó para correr
en sus brazos! Esta me la vas a pagar, Fernando Mendiola
De
repente, su mamá tocó la puerta de su cuarto y entró
D.J:
Lety, m’hijita, que bueno que estàs despierta.
L:
¿Qué pasó, mamá?
D.J:
Llamó Don Fernando...
Lety
le contestó en tono socarrón
L:
¿Ah sí? ¿Y qué quería?
D.J:
Pues hablar contigo, mi vida. Lo oí muy preocupado...
L:
Sí, me imagino...
Doña
Julieta se extrañó al oír el tono en que hablaba Lety
D.J:
Lety, ¿Qué te pasa?
L:
Nada, ¿Por qué?
D.J:
Porque hacia unos minutos llorabas como Magdalena porque no tenías noticias de
él mientras que ahora parece que no te importa nada de Don Fernando
L:
Será que ahora estoy enterada de donde está, así que pierde cuidado
D.J:
¿Y donde está?
L:
¿No te lo dijo?
D.J: No
L:
¿Y no te imaginas?
D.J:
No me digas que...
L:
Sí, mamá. Está en el departamento de Doña Marcia
D.J:
No entiendo...
Lety
se levantó de su cama y empezó a caminar nerviosamente por el cuarto
L:
¡Yo tampoco entiendo! ¡Me había prometido que venía por mi esta noche por que no
aguantaba ni un segundo más lejos de mi, y mira donde está! ¡Y ni siquiera se
tomó la molestia de avisarme!
Doña
Julieta se percató de que Lety estaba demasiado nerviosa...
D.J:
¡Calmate mi amor!
L:
¿¡Cómo quieres que me calme mientras que él está en los brazos de ella!?
Las
lágrimas empezaron a caer otra vez de sus ojos ya enrojecidos
Doña
Julieta no pudo otra cosa que abrazar a su hija para tratar de tranquilizarla
D.J:
No llores, mi vida...
L:
Ay mamacita... ¡Estoy tan enojada!
D.J:
¿Estás celosa?
L:
¡Por supuesto que estoy celosa! ¿Cómo puedo evitar de estar celosa sabiendo que
él está con “su prometida” que además es una arpía que lo único que quiere es
tenerlo en su cama?
Doña
Juieta sonrió
D.J:
¿Te preocupa que él se acueste con ella?
L:
No sería la primera vez... Y además todo el mundo sabe que hombre y mujer en la
misma cama no están exactamente para dormir...
D.J:
¿Eso quiere decir que, cada vez que dormiste con él, no era exactamente dormir
lo que hacían?
La
cara de Lety se puso roja como tomate mientras que su mamá reía divertida
D.J:
Ji ji ji bueno, esos son asuntos de ustedes. ¿Quieres saber que me dijo Don
Fernando al telefono?
L:
No, no quiero
D.J:
Bueno entonces no te interesa saber que te ama con toda su alma y que eres lo más
preciado que tiene en su vida ¿verdad?
Lety
se mordió el labio inferior
D.J:
Mira m’hijita, Don Fernando me pareció muy preocupado de verdad. ¿Por qué no
intentes hablar con él?
L:
¿Cómo puedo hablar con él si en este momento está en los brazos de Marcia?
D.J:
Lety, ¿Acaso no me escuchaste? ¡Don Fernando me dijo que te ama a ti!
L:
¿Entonces por qué se va donde ella?
D.J:
No sé, pero seguro no es por lo que tú estás pensando.
Lety
suspiró
L:
Ya no sé ni que pensar... Solo sé que se me estalla la cabeza así que prefiero
dormir y mañana, con calma, voy a pensar a lo que tengo que hacer
D.J:
Bueno pero primero tienes que comer algo ya que no cenaste. ¿Qué quieres que te
prepare?
L:
La verdad no tengo hambre, mamita
D.J:
¡Ay no Lety! ¡Dormir sin comer jamás! Ahorita te preparo un caldo de pollo y te
lo traigo aquí
L:
Está bien. Gracias mami
D.J:
No hay de que, mi amor. Mientras tanto acuestate tantito y descansa
Doña
Julieta besó la frente de su hija y descendió en la cocina para preparar el
caldo.
En
tanto, en su departamento, Omar estaba sentado en un taburete tomando un wisky
mientras pensaba a lo que había pasado con Carolina.
O:
Ay Omarcito... ¿Como es que no fuiste capaz de decirle que te encanta; que te
fascina; que ese beso te movió algo dentro y que quieres estar con ella?
Omar
tomó un sobro de wisky
O:
Tengo que encontrar la manera de decirle que me gusta pero... ¿Y si no me cree?
En el fondo, mi reputación como mujeriego hace que ninguna mujer confíe en
mi... Y además ella misma me dijo una vez que no quería estar conmigo. Creo que
lo mejor es que la olvide pero... ¿Cómo se puede olvidar a quién se ama?
Mientras
que estaba en su cama, acostada boca ajabo, Lety advirtió un fastidio en las
mamas. El dolor era ligero y cuando cambió de posición desapareció, así que
pensó que era causado de la manera en que estaba acostada aunque, tocandose el
pecho, se percató de que sus mamas estaban más túrgidas
L:
Seguro me ha de llegar el ciclo... Es mejor que cheque cuando es la fecha
exacta en mi agenda
Cuando
Lety estaba para agarrar su agenda, su mamá regresó en su cuarto con el caldo
de pollo
D.J:
Aquí está tu caldito, mi vida
L:
Gracias mamita
Cuando
Doña Julieta puso el plato con el caldo en el escritorio donde estaba sentada
Lety, pero, la misma se levantó de inmediato presa de la náusea y corrió hacia
el baño para vomitar
Su
mamá fue inmediatamente detrás de ella para averiguar que fue lo que pasó
D.J:
¡Lety! ¿Estás bien, mi amor?
Lety
se levantó despacio desde el piso donde estaba arrodillada y se enjuagó la boca
antes de contestarle a su mamá
L:
Sí mamá. Seguro me cayó mal algo que comí en el almuerzo...
D.J:
¿Estás segura?
L:
Sí mamá; no te preocupes...
D.J:
¿¡Cómo quieres que no me preocupe viendote así!? ¡Hace días que estás muy pálida
y ahora te veo hasta vomitar!
L:
Es que he estado bastante estresada con todo esto de la empresa, mamita...
D.J:
Lety, yo entiendo que tienes muchas responsabilidades ahora que eres la
Presidenta de Conceptos, ¡pero tienes que cuidarte! Por ejemplo ahora deberías
comer algo. Ándale, comete un poquito del caldo que te preparé
La
sola mención del caldo, hizo que a Lety le regresara la náusea
L:
Mamá, no lo tomes a mal, pero no tengo habre. Te prometo que mañana voy a
desayurnar bien. Ahora lo único que necesito es descanzar para estar bien mañana.
Acuerdate que tenemos que ir a Puebla para el cumpleaños de la Tía Rosita
A
pesar de lo que decía Lety, Doña Julieta no estaba tranquila
D.J:
Mi amor, ¿No quieres que llame al doctor?
L:
¡No mamá, no es necesario! De verdad, estoy bien, quedate tranquila
D.J:
Bueno, pero, cualquier cosa necesitas, llamame a cualquier hora ¿me entendiste?
L:
Te lo prometo, mamita
D.J:
Bueno, descansa mi amor. Y que la Virgencita de Guadalupe te proteja
L:
Buenas noches mamacita. ¡Te amo!
D.J:
Yo también mi amor
El
reloj marcaba un cuarto para las once de la noche cuando Marcia y Fernando
terminaron de comer. Marcia se había levantado de la silla para levantar la
mesa pero Fernando no se lo permitió, ofreciendose de hacerlo él mientras que
ella se acostaba. Cuando terminó de lavar los platos, alcanzó Marcia en la recámara
y se paró a mirarla un rato mientras que ella dormía. De repente Marcia abrió
los ojos y, viendolo parado delante de la cama, lo invitó a acostarse junto a
ella
F:
No creo que sea una buena idea, Marcia
M:
No tengo intención de violarte y ni siquiera de hacer el amor contigo, si tú no
quieres. Solo quiero que duermas a mi lado, nada más.
Fernando
tragó saliva. Sentía que, quedandose a dormir con Marcia, era como si estuviera
traicionando a Lety y eso lo ponía mal. Frente a la insistencia de Marcia,
pero, no pudo otra cosa que acostarse cerca de ella.
Fernando
se acostó sobre su espalda así que Marcia se acercó a él y se acostó con la
cabeza sobre su pecho, abrazandolo con el brazo izquierdo y acariciandole el
pecho
F:
Marcia...
M:
Fernando, ya te dije que no quiero hacer nada. Solo quiero dormir entre tus
brazos y ilusionarme que todavía eres mío...
La
voz de Marcia era cargada de ternura y de tristeza a la vez así que Fernando
sintió el instinto de abrazarla a su vez para tranquilizarla. Marcia se durmió
dentro de pocos minutos mientras Fernando seguía acariciandole la espalda
dulcemente. Él no podía dormir; no solo por la situación, si no por como había
reaccionado su Lety al saber que él estaba con Marcia.
La
mañana siguiente, Lety se levantó de buen ánimo y más relajada que la noche
anterior así que, lo primero que hizo, fue intentar localizar a Fernando.
Primero lo llamó al celular y, ya que el mismo resultaba apagado, intentó
llamar a su casa.
E:
¿Bueno?
L:
¡Hoooola Lalo! ¿Cómo estás?
E:
Muy bien, gracias Lety. ¿Y tú como estás?
L:
Pues... digamos que más o menos... ¿Fernando está ahí?
E:
Ehm... no.
Lety
tragó saliva
L:
Pero durmió ahí ¿verdad?
Lalo
no sabía como decirle que Fernando se había quedado a dormir con Marcia. El ex Presidente
le había dejado un recado mediante un billete que había dejado sobre la mesa
del salón así que Lalo estaba enterado de donde estaba Fernando.
L:
Eduardo, por favor, ¡contestame! ¡Necesito saber si Fernando durmió en su casa
anoche!
E:
No Lety, no durmió aquí
De
repente Lety se sintió mancar así que colgó la llamada, sin ni siquiera saludar
a Eduardo, y se sentó en la cama quedandose como catatónica
L:
Se quedó con ella... Fernando se quedó en el departamento de Marcia anoche...
En
tanto, Fernando estaba profundamente dormido así que Marcia decidió aprovechar
de la situación para acariciarle el rostro y besarlo. Fernando, empezó a
despertar pero, ya que estaba aún medio dormido, pensó que era Lety la que lo
estaba besando así que le correspondió al beso y, siguiendo con los ojos
cerrados, se volteó, quedandose sobre Marcia, y empezó a besarla con pasión. Cuando
Fernando sintió que Lety no lo besaba como de costumbre, abrió de inmediato los
ojos y se percató de que estaba besando a Marcia en su cama.
Fernando
la soltó y se levantó de la cama
F:
Perdoname Marcia
Marcia
lo miró extrañada
M:
¿Me pides perdón por los besos? Fernando, te recuerdo, por si acaso se te
olvida, que somos novios y prometidos así que es normal que me beses, aunque te
de asco...
Esa
última frase no le hizo ninguna gracia a Fernando. Era cierto que no quería
besar a Marcia para no traicionar a Lety, ¡pero no era una cuestión de asco!
F:
¿¡Cómo crees que me de asco besarte, Marcia!?
M:
¿Entonces por qué ya no me beses como hacías una vez? Antes sabía que tenías
una amante, así que digamos que lo entendía, ¡pero fuiste tú quién me dijo que
habías terminado con ella! Mira Fernando, yo te amo con todo mi corazón, pero
es obvio que para ti no es lo mismo...
F:
Marcia, es que... Estoy estresado, ¡trata de entenderme! ¡Me dices de punto en
blanco que estás embarazada, cuando hace mucho que no hacemos el amor, y encima
pretendes que actúe como si nada hubiera pasado! Dame tiempo para asimilar lo
que está pasando ¿sí?
M:
Tienes razón, mi amor. Es que para mi este bebé fue como una bendición. Sé que
para ti no puede ser lo mismo y que, pudiendo escoger, no hubieras querido
tener un hijo conmigo, pero ya es tarde y el frijolito está en camino. Solo
espero que lo vas a amar tanto como ya lo amo yo
Fernando
se acercó a Marcia, que mientras tanto se había levantado, y la abrazó,
acariciandole la espalda
F:
Claro que lo voy a amar; solo necesito un poco de tiempo para caer en cuenta
que voy a ser papá...
Doña
Julieta estaba preparando el desayuno cuando Lety bajó en la cocina. Al verla, su
mamá se espantó. Lety era muy pálida y se veía que había llorado
D.J:
Mi vida, ¿¡Qué pasó!?
Lety
tragó saliva tratando de tratener las lágrimas pero no lo logró así que se
abrazó al cuello de su mamá y se echó a llorar
L:
¡Se quedó toda la noche con ella, mamá! ¡Pasó la noche entera en su
departamento!
D.J:
Ay mi amor no te preocupes; ¡Estoy segura de que no pasó nada!
L:
¿Entonces por qué tiene el celular apagado? ¡Seguro no quiere ser molestado!
¡Juro que en este momento lo odio!
D.J:
¡No digas así, Lety! Ahora hables así porque estás enfadada, pero estoy segura de
que, cuando vas a hablar con él, van a resolver las cosas, ya verás
L:
¡No! ¡Ya no quiero ni verlo pintado! ¡Menos mal que hoy nos vamos a Puebla, así
es seguro que no lo veo! Aunque dudo mucho que la arpía de Marcia lo deje salir
de su recámara...
D.J:
¡Ay Lety como eres! ¿Por qué no le das un poco más de confianza a ese muchacho?
¡Me parece que te ha demostrado lo mucho que te ama muchas veces! ¿Cómo puedes
aunque solo pensar que él quiera estar con la ejecutiva esa?
L:
¡Hablas así porque no lo conoces!
D.J:
Lo conozco bastante de tenerle plena confianza, Lety
Lety
se quedó boquiabierta. ¿Cómo podía su mamá tenerle plena confianza a Fernando
cuando él se portaba así con ella?
De
repente Don Erasmo interrumpió la platica de las dos mujeres pidiendo por el
desayuno así que todos se sentaron a la mesa para comer. Unos minutos después, alguien
tocó la puerta. Lety advirtió un escalofrío. ¿Qué si era Fernando? Ella aún no
estaba lista para enfrentarlo... Para su fortuna, no era Fernando si no Tomás
T:
Buenos días Doña Julietita; Don Erasmo
D.J:
Hola Tomasito. Sientate que te sirvo el desayuno
L:
Hola Tomás
T:
Buenos días Lety, ¿Cómo amaneciste?
Lety
le lanzó una mirada de pistola así que Tomas entendió que era mejor no
preguntar más.
D.E:
Tomás sepas que hoy vamos a ir a Puebla para el cumpleaños de la Tía Rosita así
que no puedes gorronear el almuerzo como tu costumbre
T:
Je je je no se preocupe Don Erasmo; hoy voy a almorzar con mi mamá como cada
domingo. ¿Y cuando piensan regresar? Porque si se quedan a dormir allá, yo me
puedo ocupar de la Presidencia, Lety.
L:
No es necesario, Tomás. Esta misma noche estaremos de regreso
T:
Pues que pena... Si me quedaba como Presidente, a lo mejor hubuiera tenido más
chanche de conquistar a mi chica
L:
Ay Tomás, tú y tu chica...
En
tanto, Carolina estaba profundamente dormida cuando alguién sonó la campanilla
de su casa. La publirrelacionista se puso una bata y descendió en la planta
baja para averiguar quién era. Cuando abrió la puerta, se quedó boquiabierta.
O:
Hola, Caro. Perdón por venir tan pronto y sin avisar... ¿Puedo pasar?
C:
Cla... claro, Omar. Pasa
O:
No has desayunado ¿verdad?
C:
No...
O:
¡Perfecto! Porque traje los croissant bien calientitos. ¿Te gustan con crema o
con chocolate?
Carolina
no lograba entender pero, como sea, estaba muy feliz de ver a Omar otra vez en
su casa y de buen ánimo
C:
Pues... me da lo mismo aunque los con crema son mis favoritos
O:
¿En serio? ¡También son mis favoritos! Por eso los tomé así
C:
Ja ja ja
O:
¿Y ahora por qué ríes?
C:
Porque me pediste como prefería el croissant cuando solo los trajiste con crema
ja ja ja
O:
Bueno pero son tus favoritos así que no hay problemas
C:
¿Y si lo quería con chocolate?
O:
Pues... Hubiera regresado en la panadería y te lo hubiera traído con chocolate
C:
Uy que amable eres... Dame dos minutos así preparo el café. ¿Quieres leche?
O:
Sí, por favor.
C:
Bueno, sientate cómodo que yo preparo el desayuno
Carolina
se fue en la cocina para calientar la leche y preparar el café. La sola presencia
de Omar en su casa, le había hecho olvidar la mala noche que pasó. Ahora era
feliz de tenerlo tan cerca...
O:
Sabes, hace muchísimo tiempo que no desayuno con alguien...
Carolina
se sobresaltó al oír la voz de Omar tan cerca de ella
C:
¿Eso quiere decir que no sueles desayunar con tus “amiguitas”?
O:
No...
C:
Ah...
O:
Como sea hace mucho que no salgo con una mujer
C:
¿Y eso para qué? ¿No estarás perdiendo tu sex appeal?
O:
No, no es por eso.
C:
Entonces... ¿No será que estás pasando al équipo de Luigi?
O:
¡Ay no Caro! ¿Cómo crees?
C:
Bueno es que todo mundo sabe que eres un mujeriego así que se me hace raro que
hace tiempo que no sales con una de tus amiguitas...
O:
Es que me pasó algo raro...
Omar
suspiró
O:
Por primera vez en mi vida, siento algo especial por una mujer; algo que nunca
había sentido para ninguna
Carolina
se volteó y lo miró en los ojos
C:
¿Te enamoraste?
O:
No sé si es amor; solo sé que no puedo dejar de pensar en ella ni un solo
instante en todo el día y eso me vuelve triste
C:
¿Por qué?
O:
Porque creo que ella no sienta lo mismo que yo
Carolina
tragó saliva. ¿Posible que Omar estaba hablando de ella?
C:
Pero... ¿Tú le dijiste lo que sientes?
O:
No, ¡claro que no! ¿Qué si le confieso lo que siento y ella me rechaza?
C:
No veo para que tendría que rechazarte... Digo, eres un hombre guapo, muy simpático;
de buena pinta...
O:
A lo mejor tienes razón...
Omar
se acercó a Carolina, que mientras tanto estaba dandole la espalda, y le puso
las manos en los hombros
O:
Uno de estos días lo voy a intentar
Carolina
advirtió un escalofrío correrle en toda la espalda. El solo contacto con su
piel, la hacía estremecer
Cuando
el café fue listo, los dos se sentaron en la mesa para desayunar.
En
tanto, en el departamento de Marcia, ella y Fernando ya habían terminado el
desayuno así que Fernando decidió que había llegado la hora de regresar a su
casa. En realidad le urgía hablar con Lety así que tenía prisa para irse.
M:
¿Por qué no te quedes un ratito más con nosotros?
F:
No puedo, Marcia. Ya te dije que tengo mucho que hacer ya que mañana temenos
una cita con el representante de Alejandro Fernández
M:
Entonces anoche hablabas en serio...
F:
¡Claro que hablaba en serio!
M:
¡Ay no sabes como me gustan sus canciones!
F:
Sí, a mi también... Por eso me gustaría que firmara un contrato para hacer uno
de sus videoclips con nosotros y para eso tengo que preparar un plan que sea
bien estructurado
M:
¿No quieres que te ayude?
F:
No, Marcia. Sabes muy bien que me gusta trabajar solo
M:
Está bien... ¿Nos vemos más tarde?
F:
No sé; depende de cuando termino con mis quehaceres
M:
Está bien...
Fernando
le dio un ligero picoreto y se fue rumbo Calle de mimosa.
En
tanto, Carolina y Omar habían terminado con el desayuno y Omar la estaba
ayudando a levantar la mesa.
O:
¿Qué haces esta noche?
C:
¿A qué viene la pregunta?
O:
Pues, me gustaría invitarte a cenar para agradecerte por el desayuno
C:
Ja ja ja ¡Pero si fuiste tú quién trajo los croissant!
O:
Como sea me daría mucho gusto cenar contigo
Carolina
se sonrojó y su corazón empezó a latir más fuerte
C:
Es que...
O:
Ok, entendí; no quieres. No sirve añadir más
C:
¡No Omar! No es eso. Es que esta noche tengo un evento que organizé yo y,
siendo mi trabajo, no puedo faltar
A
Omar le regresó el alma al cuerpo
O:
Ah, ok
C:
¿Qué te pareces si me acompañas? Digo, si la mujer de tus sueños no se
molesta...
O:
No creo que se moleste...
C:
Bueno, entonces te dejo la dirección y ahí nos vemos a las ocho ¿vale?
O:
¿No puedo pasar por ti y nos vamos juntos?
Carolina
quedó boquiabierta
C:
Me gustaría, pero yo tengo que llegar antes para supervisar la situación junto
con mi asistente así que mejor nos vemos ahí
O:
Bueno, como quieres. Entonces hasta la noche
Omar
le besó la mano y se fue
Cuando
Omar salió de la puerta, Carolina se puso a saltar como niña. Estaba súper feliz.
¡En el mismo día, tenía la oportunidad de estar con Omar dos veces!
El
reloj marcaba las 10 de la mañana cuando Fernando llegó frente de la casa de
Lety. Cuanto tocó la puerta, pero, nadie le contestó.
F:
Que raro que no conteste nadie... ¿Estarán a misa?
Lety,
en tanto, estaba en el coche con sus papás rumbo Puebla. Durante todo el viaje,
no pudo dejar de pensar a Fernando. Ella sabía que él la amaba, ¡pero también
conocía las tácticas de Marcia para tener a Fernando a su lado! Como sea Lety
permanecía enojada con él, tanto que hasta dejó su celular en su casa para que
él no la localizara. Ese día necesitaba estar lejos de él para pensar con la
mente fría a lo que hacer
Fernando
se quedó en vano a esperar a Lety por más de una hora hasta que decidió
llamarla al celular
Voz:
El número que usted ha llamado, se encuentra apagado o fuera del area de cobertura
F:
Lety, Lety... ¿Donde estás, mi amor?
No
pudiendo hacer otra cosa, Fernando regresó a su casa.
Cuando
llegaron a Puebla, Lety se esforzó de parecer lo más alegre posible a pesar de
que en sus adentros estaba muy triste. Ver a todos sus familiares juntos, le
dio mucha felicidad ya que no eran muchas las ocasiones para estar todos
reunidos, así que Lety puso a un lado sus problemas y se dedicó alma y cuerpo a
esa jornada.
En
el D.F, en tanto, Fernando estaba desesperado. No tenía noticias de Lety desde
el sábado en la noche y ella traía el celular apagado.
F:
Lety... Ay mi Lety ¿donde estás?
Cuando
Eduardo descendió en la planta baja, vio a Fernando intento a caminar
nerviosamente desde un lado a otro del salón.
E:
Fernando, ¿Qué pasa?
F:
Ay Lalo, ¡Estoy desesperado!
E:
¿Por qué? ¿Le pasó algo a Marcia?
F:
No, ella está bien. Es Lety la que me preocupa
E:
¿Lety? ¿Qué pasó con ella?
F:
Pues, trae el celular apagado y en su casa nadie me contesta. Estoy empezando a
pensar que le pasó algo malo...
E:
No, Fernando, ¡no digas así! Yo hablé con ella en la mañana y me pareció que
estaba bastante bien...
F:
¿¡Hablaste con ella!? ¿¡Y qué esperabas para decirmelo!?
E:
¡Calmate Fer! A ver, primero que todo dame ese celular y sientate, así
platicamos
F:
Perdoname Lalo, es que estoy muy nervioso...
E:
Sí, lo veo...
Los
dos se sentaron en el sofá y Fernando trató de tranquilizarse
F:
Bueno ¿Y qué te dijo mi Lety?
E:
Llamó para saber de ti ya que no le contestabas al celular...
F:
Sí, ¡Porque el muy canijo pensó bien de abandonarme cuando más lo necesitaba!
¿Y tú que le dijiste?
E:
Bueno, ella me preguntó si habías regresado a dormir a la casa y...
F:
Y le dijiste que me había quedado donde Marcia ¿verdad?
E:
No exactamente; le dije que no habías regresado y ella no me dejo añadir nada más
puesto que colgó
F:
¡Seguro ha de estar hecha una fiera por mi culpa! Es que toda esta situación es
tan rara...
E:
Pero ¿Por qué no quiere que dejes a Marcia?
F:
Por la empresa. Lety tiene miedo que, si rompo mi compromiso con Marcia para
estar con ella, Marcia se va a desquitar sobre la empresa y, como ahora es Lety
la que tiene la responsabilidad de Conceptos, ella no quiere que pase nada malo
a la empresa y, de cierta forma la entiendo...
E:
Sí, ¡pero todo esto les está causando un montón de problemas!
F:
¡Ni me digas! ¿Pero qué puedo hacer?
E:
Y... ¿Siempre estás intencionado a seguir con tu plan?
F:
¡Claro que sí! ¡Sobre eso no hay discusión! Pase lo que pase, mi decidión es
definitiva
Eduardo
sonrió
La
tarde pasó bastante tranquila para Lety que, gracias a su familia, había
logrado olvidarse de Fernando por unas horas. Todos le hacías cumplidos por su
nueva aparencia; ahora Lety ya no era la muchacha con los brackets, los lentes
y los atuendos anticuados, si no que era una mujer guapa con el pelo un poco más
corto, sin trenza y sin brackets y con lentes de contactos y un vestido mucho más
actual.
Doña
Julieta no le quitaba los ojos de encima. A pesar de que Lety la había
tranquilizado cerca de su estado se salud, su mamá no se quedaba tranquila
después de lo que pasó la noche anterior. Hacía día que veía a su hija más débil
y muy pálida y eso no le gustaba nada...
M:
Julieta, ¿Vamos a cortar el pastel?
D.J:
Sí, Maria, ahorita voy
Doña
Julieta se acercó a su hija y la rodeó con un brazo
D.J:
¿Estás bien, mi vida?
L:
Sí mamá, no te preocupes
D.J:
¿Segura? Sabes que conmigo puedes hablar de lo que sea
Lety
trago saliva para sofocar una lágrima y la abrazó fuerte
L:
Gracias mamá, pero de veras, estoy bien
D.J:
¿Y tu pancita como está?
L:
Bien, gracias mamá. ¡Hasta comí demasiado!
D.J:
Eso me da mucho gusto porque el apetito es síntoma de que el cuerpo está bien
ji ji ji ¿Quieres una rebanada de pastel?
La
sola mención del dulce, causó a Lety un poco de náusea.
De verdad había comido mucho y sentía que en su estómago no cabía nada más
L:
Te agradezco mucho mamita, pero de veras comí demasiado y siento que ya no
puedo más
D.J:
Está bien, m’hijita entonces te voy a guardar un poco de pastel para mañana
L:
Gracias mamita.
En
tanto, en su departamento, Omar estaba limpiandose y perfumandose en previsión
de la noche.
O:
¡No veo la hora de volver a ver a mi Caro! Ay Omarcito... ¿Cómo es que te redujiste
así por una mujer? Ha de ser el amor... No hay de otra: ¡estoy enamorado de
Carolina Ángeles! No sé ni cuando pasó, pero siento que no puedo estar lejos de
ella ni para unas horas...
Carolina,
por su cuenta, ya estaba en la locación revisando que todo marchara bien.
C:
No veo la hora que sean las ocho... ¡Dios, como me hace falta!
En
tanto, Paulina, su asistente, se acercó a ella para pedirle algo y la vio
radiante
P:
Carolina, ¡te ves espectacular hoy! ¡Eres radiante! ¿Qué te pasó?
C:
Ha de ser el amor, Paulina
Carolina
le guiñó el ojo
P:
¿¡Te enamoraste!? ¿Y quién es el afortunado hombre?
C:
Pues... Un hombre de quién jamás pensaba enamorarme...
En
la casa de la Tía Rosita, la fiesta había acabado y Lety y sus papás, retomaron
camino hacia el Districto Federal. A Erasmo no le gustaba manejar en la noche
así que preferió marcharse antes del ocaso.
Cuando
llegaron a la casa, el reloj marcaba casi las seis de la tarde. Delante de la
casa de Lety, no había ninguna señal de Fernando y eso la hizo enojar aún más.
Entre
sí, Lety pensó: ¡Claro! ¡Ni siquera se tomó la molestia de averiguar si estoy
bien! Como quieres, Fernando Mendiola...
Cuando
ingresaron en la casa, Lety estaba muy cansada; sentía que su cabeza le
estallaba y sentía las piernas pesadas así que preferió retirarse en su cuarto
para acostarse un rato en la cama.
Cuando
entró en su cuarto, sintió el instinto de encender el celular pero, ya que aún
estaba enojada con Fernando, decidió que era mejor descansar un rato y dejar a
un lado la cuestión hasta que se quedó profundamente dormida.
En
la cocina, entanto, Doña Julieta estaba arreglando los suministros de alimentos
tipicos de Puebla que le habían dado sus hermanas mientras que Erasmo había
salido con Moty para traerlo a pasear, cuando alguién sonó la campanilla.
Cuando
Doña Julieta abrió la puerta, vio a Fernando con el rostro muy pálido y la cara
muy tensa
D.J:
¡Don Fernando! ¿Qué hace usted aquí? ¿Se siente bien?
F:
Necesito hablar con Lety, Doña Julieta. ¿Donde está?
D.J:
En su cuarto...
F:
¿Me haría el favor de llamarla?
D.J:
Es que... No creo que la niña quiera hablar con usted
F:
Me imagino que todavía debe de estar muy nerviosa por lo de Marcia...
D.J:
Así es
F:
¿Puedo intentar hablar con ella?
D.J:
¿Quiere ir en su recámara?
F:
Sí. ¡Pero le prometo que solo vamos a hablar!
D.J:
Ji ji ji está bien. Pero no se tarde mucho que mi marido va a regresar de un
momento a otro
F:
Gracias, Doña Julieta
D.J:
No hay de qué. El cuarto de Lety es la segunda puerta a la derecha
Fernando
empezó a subir las escaleras y, cuando llegó frente a la puerta del cuarto de
Lety, tocó despacio pero nadie le contestó. Fernando abrió la puerta y vio a
Lety en su cama durmiendo así que, sin hacer ruido, se acercó y se sentó cerca
de ella. Lety dormía profundamente y parecía un ángel. Fernando le acarició la
mejilla y le dió un tierno besos en los labios. Viendo que Lety no despertaba,
Fernando decidió dejarla dormir así que regresó en la planta baja.
D.J:
¿Ya habló con ella?
F:
No, Doña Julieta. Su hija ya está en los brazos de Morfeo y de verdad parece un
ángel
Fernando
sonrió y su cara ahora lucía más relajada
D.J:
¿Estaba preocupado por ella?
F:
¡Claro que sí! ¡No tuve sus noticias en todo el día y además, aquí no estaba
nadie así que estaba desesperado! ¡Hasta pensé que había pasado algo malo!
D.J:
Es que la Tía Rosita cumplió 90 años y quiso festejar con toda la familia, así
que estuvimos en Puebla todo el día y recién una hora regresamos
F:
Entiendo... ¡Pero Lety podía avisarme!
Fernando
se puso a reflexionar
F:
No ¿Verdad? Me imagino que estaba demasiado enfadada conmigo... Pero ¿mi Lety
como está?
D.J:
Pues...
Doña
Julieta no sabía si contarle a Fernando el malestar de su hija. Viendola tan
pensativa, Fernando se puso en alerta
F:
Doña Julieta, ¿Leticia está bien? Por favor, ¡digame! ¡Me muero si le pasa algo
malo a mi Lety!
D.J:
¡No, no Don Fernando! ¡No se preocupe! Solo se puso un poco mal anoche
F:
¿Un poco mal?
D.J:
Es que seguro le cayó mal algo que comió en el almuerzo así que anoche vomitó;
por eso estuvo un poco débil hoy
Fernando
agachó la mirada
F:
Fue por mi culpa.
D:
No, Don Fernando, no diga así...
F:
Sí, Doña Julieta; Lety se puso mal desde que supo que yo estaba en el
departamento de Marcia...
D.J:
Perdón que me meta, pero... ¿A qué fue al departamento de la señorita esa?
F:
Es una historia complicada, Doña Julieta, pero si quiere seré feliz de
contarsela...
Los
dos se pusieron a platicar así que Fernando le contó todo lo que había pasado
en esos días: desde que se fue a Acapulco para buscar a Lety, hasta la absurda
decidión de Leticia que quería que él se quedara con Marcia, por lo menos por el
momento
D.J:
¡Entonces fue ella que decidió que usted se quedara con esa señorita!
F:
Así es, Doña Julieta
D.J:
Pero... ¿Por qué decidió eso si luego, cada vez que usted está con ella, mi
Lety sufre tanto?
F:
Lety dice que no es conveniente que yo rompa mi compromiso con Marcia por
ahora. Tiene miedo que puedan haber consecuencias sobre la empresa y, ya que aún
Conceptos no se recupera, Lety prefiere quedarse tranquila con respeto a la
empresa y la entiendo ¿sabe? Cuando yo era Presidente, para mi también la
empresa era lo primero, aunque luego entendí que las cosas importantes en la
vida son otras...
D.J:
Como sea me parece absurda esa decisión
F:
¡Ni me diga! Si por mi fuera, rompería mi compromiso con Marcia mañana mismo y
me casaría con su hija al instante
Doña
Julieta desorbitó los ojos
D.J:
¿¡Qué!?
F:
Así es, Doña Julieta. Lo único que quiero en mi vida, es amar a su hija y estar
a su lado, por eso quiero que sea mi esposa
D.J:
Y... ¿Lety sabe de eso?
F:
Por supuesto.
D.J:
¿¡O sea que ya le hizo la propuesta!?
F:
Bueno... No de manera oficial. Aunque ella sabe que quiero que nos casemos y
está de acuerdo;
Fernando
hizo una mueca
F:
Na más que quiere esperar a que la empresa se recupere
D.J:
¿Y usted no?
F:
No, Doña Julieta; ¡Yo quiero casarme con ella lo más pronto posible!
D.J:
¿Está seguro?
F:
Jamás en mi vida he estado tan seguro de algo como estoy seguro del amor que
siento por su hija. Lety es la mujer de mi vida y es con ella que quiero pasar
el resto de mis días
Doña
Julieta se conmovió
D.J:
Espero que ese día llegue pronto, Don Fernando
F:
Yo también suegra... ¡Ops! ¡Perdón Doña Julieta! ¡No quería faltarle el
respeto!
D.J:
Ji ji ji no se preocupe hijo; para mi es un honor que me llame así
F:
¿En serio?
D.J:
¡Claro que sí! Yo sé cuanto mi hija lo ama y cuanto ha luchado para estar con
usted; además veo cuanto usted ama a ella y para mi no habría felicidad mayor
que verlos feliz juntos
Fernando
se levantó del sofá y abrazó a Doña Julieta.
F:
Gracias por todo, Doña Julieta. Ha sido un gusto inmenso platicar con usted
esta noche
D.J:
Para mi también, Don Fernando
F:
¡Llameme solo Fernando!
D.J:
Ay no ¿como cree?
F:
Suegrita, si ya quedamos que a usted no le molesta que yo la llame así,
entonces usted ha de acostrumbrarse a llamarme solo Fernando
D.J:
Ji ji ji lo voy a intentar... Fernando
F:
Y... ya que estamos... ¿Usted como cree que va a tomar Don Erasmo la historia
de la boda?
D.J:
Pues... La verdad no sé... Nunca hemos hablado de la posibilidad de que Lety se
casara. Yo creo que lo tomaría como un milagro ji ji ji
Fernando
se puso a pensar...
F:
Solo espero que no me mate...
D.J:
¿Y para qué debería hacer una cosa así? Mi marido le tiene un gran respeto y
estoy segura de que lo va a aceptar sin problemas como un Padilla más
F:
Eso espero. Bueno Doña Julieta, ya le quité bastante tiempo. Le agradezco
nuevamente por todo. Ha sido un verdadero gusto saber que todos ustedes están
bien; sobretodo mi Lety... Nos vemos pronto
D.J:
Adiós Do... Fenando. El placer ha sido todo mío
Fernando
abrazó a la mamá de Lety y regresó a su casa, tranquilo porque su Lety estaba
sana y salva en su cuarto, aunque preocupado por lo que le había contado Doña
Julieta. Si bien su suegra lo había tranquilizado cerca del hecho que el malestar
de Lety se debía a algo que le cayó mal de la comida, Fernando no estaba
completamente tranquilo...
En
tanto, Omar había llegado a la locación del evento organizado por Carolina. Se
trataba de un desfile de moda para una casa de lencería muy prestigiosa que
estaba lanzando al aire la nueva colección así que el ambiente estaba lleno de mujeres
atractivas. A Omar, pero, eso no le interesaba. La única mujer que él quería
mirar, era Carolina.
C:
¡Llegaste!
O:
¡Hola Caro!
Omar
la besó mejilla y Carolina sonrió
O:
¿Acaso lo dudabas?
C:
No, claro que no... Espero que el evento te guste. Se trata de un desfile de
moda organizado por Victoria Alvarez para lanzar su nueva linea de lencería así
que va a estar lleno de mujeres en lencería que desfilan delante de tus ojos.
Por eso te reservé un puesto en primera fila
O:
Pero vamos a estar sentados cerca ¿verdad?
La
pregunta de Omar dejó sorpresa a Carolina
C:
Sí... claro...
O:
Bueno, porque para mi, lo más importante es estar a tu lado
Carolina
desorbitó los ojos y empezó a temblar
O:
¡Caro! ¿Te sientes bien?
C:
Perfectamente bien, gracias
O:
Es que estás pálida...
C:
Es que estamos aquí desde horas y estoy un poquito cansada pero no es nada,
creeme
O:
¿Quieres que te traiga algo de tomar?
C:
¡Me harías un gran favor!
O:
Bueno entonces voy y regreso
Mientras
Omar fue por las bebidas, Carolina trataba de tomar aire y de relajarse. La
sola presencia de Omar la ponía en agitación como a una adolescente delante al
muchacho que le gusta.
Cuando
empezó el desfile, todos tomaron asiento. Omar y Carolina estaban sentados
cerca en la primera fila, pero Omar no le prestaba la más mínima atención al
desfile; lo que le importaba era mirar a su Caro. Cuando la publirrelacionista
se volteó hacia él, se percató de que Omar la estaba fijando y se sonrojó
C:
¿Acaso no te gusta el desfile?
O:
¿Por qué lo dices?
C:
No sé; pensaba que te podía hacer placer estar sentado en primera fila para
ammirar todas estas bellezas en lencería, pero veo que no le estás prestando
mucha atención...
O:
Es que lo que más me interesa no está arriba del palco...
Aprovechando
de la oscuridad del salón, Omar le tomó la manó, acercandola a su boca, y le
dio un tierno beso en los nudillos. Carolina sonrió emocionada. De repente las
luces se encendieron y todos empezaron a aplaudir. Es desfile había terminado
C:
Tengo que hablar un momento con la Señora Alvarez y luego, si quieres, podemos
ir a otro lado
O:
Me parece perfecto. Aquí te espero
C:
Bueno... No me voy a tardar
Carolina
fue a hablar con la estilista así que Omar se acercó a la barra para tomar un
whisky. Habían pasado apenas diez minutos cuando Omar sintió una mano apoyarse
a su hombro y el beso de una mujer en la mejilla.
O:
Terminaste pronto...
Omar
se volteó con la más grande de las sonrisas, convencido que la mujer fuera
Carolina, y quedó muy mal cuando se percató de que en realidad era Yuyi, su compañera
de la primaria
Y:
¡Omar Carvajal! ¡Hacía una vida que no te veía!
O:
¡Yuyi! Que gusto verte aquí...
La
muchacha se abrazó al cuello de Omar y lo estrechó
O:
¡Guau cuanto cariño! ¿A qué se debe?
Y:
¿No te imaginas? Ay Omar, deberías saber que siempre he tenido un débil para
ti...
O:
¿¡Qué!?
Y:
¿Por qué te sorprendes?
O:
¿¡Cómo que “por qué me sorprendo”!? Yuyi, tú y yo estabamos juntos en la
primaria ¡pero te recuerdo que luego tú me dejaste para irte con mi amigo
Fernando!
Y:
Ay, todavía estás enojado...
O:
No, fijate que ya me pasó
Y:
¡Menos mal! ¿Entonces no crees que podemos recuperar algo del tiempo perdido?
Yuyi
se puso de coqueta con Omar y empezó a jugar con su corbata
Omar,
obviamente, se sentía incomodo. Él no tenía la más mínima intención de estar
con ninguna que no fuera Carolina Ángeles.
O:
Yuyi, ya. ¡Deja de hacer así!
Y:
No me digas que estás comprometido...
O:
Así es
Y:
Pues... yo no soy celosa
O:
¡Pero a mi no me gustan esas cosas! Dejame en paz, te lo pido por favor. Además
mi novia está aquí y no quiero que me vea contigo
Y:
Está bien; ya entendí, Omar Carvajal. Perdoname si te molesté
Yuyi
se soltó de Omar pero, antes de alejarse, le dio un picoreto en los labios
Justo
en ese momento, Carolina regresó en el salón y asistió al beso. En un momento,
todas sus ilusiones y todos su sueños se vinieron abajo como un castillo de
naipes. Las lágrimas le ardían en los ojos así que preferió escapar al baño de
las mujeres.
C:
¡Soy una tonta! ¡Una estúpida! ¿De verdad estaba convencida de que Omar se
refería a mi cuando hablaba de la mujer a la que tanto ama? ¡Abre los ojos,
Carolina! ¡Él jamás te ha amado y jamás te va a amar! Es mejor si te olvides de
él...
Para
tratar de tranquilizarse un poco, Carolina se refrescó la cara y respiró hondo
antes de regresar en el salón.
O:
¡Por fin apareces! ¿nos vamos?
C:
Mira Omar, lo siento mucho pero me surgió un imprevisto así que tengo que quedarme
aquí. Nos vemos otro día ¿sí?
Esas
palabras fueron como una ducha fría para el ex Vicepresidente de Conceptos. De
repente Carolina parecía otra persona; más fría y destacada.
O:
Caro... ¿Pasó algo?
Carolina
fingió una sonrisa
C:
No Omar ¿Cómo crees? Simplemente se trata de cuestiones de trabajo
O:
¿Y no quieres que me quede aquí contigo?
C:
¡No! Digo... no es necesario. Es algo que me va a tomar un buen tiempo así que
no pordría ni siquiera hacerte compañía. Nos vemos otro día, mejor...
O:
Como quieres... Buenas noches entonces, y gracias por esta maravillosa noche
Carolina,
entre sí: Sí, claro, ¡maravillosa para ti!
C:
Grcias a ti, Omar
Omar
se acercó para darle un beso en la mejilla pero de instinto, Carolina se hechó
atrás así que Omar entendió que no quería estar con él.
Cuando
salió del local, Omar se puso a reflexionar
O:
¿Y si está enamorada de otro? Claro, no sería nada raro... A lo mejor él la
alcanzó al evento y ella se puso fría por eso. Pero, si es así, ¡tengo que
saber! No; no Omar, mejor vete a tu casa y mañana hablas con ella; no puedo
provacar un escándalo solo por una suposición...
Con
la cola entre las patas, Omar se subió al coche y regresó a su departamento.
El
reloj marcaba las 06.45 y el calendario marcaba lunes 27 de septiembre cuando
Lety despertó. Extrañamente se sentía relajada; seguro porque, a pesar de todo,
había logrado dormir muchas más horas de lo normal así que se levantó de buen ánimo.
Lo primero que hizo, antes que cualquier otra cosa, fue encender el celular que
tenía apagado desde el sábado en la noche. Inmediatamente le llegaron 6
mensajes de Fernando y 10 llamadas sin respuestas, siempre por parte de él. En
cada mensaje, Fernando le pedía donde estaba; si estaba bien, y terminaba siempre
con un “Acuertate que te amo y que no puedo vivir sin ti”.
L:
Ahw ¿Por qué se porta así? ¿Por qué me mata y luego me regresa a la vida con
estos mensajes? Tengo que hablar con él. Pero ¿qué hago? ¿Lo llamo ahora?
De
repente Lety sintió el estímulo de su vejiga así que decidió posponer la
platica con Fernando y escapó en el baño. Una vez liberada su vejiga, Lety miró
hacia abajo y se percató de que había una extraña mancha de sangre en su ropa
interior...
Sigue...
espero que no próximo capitulo eles se resolvem o mal entendido , espero que isso que a lety esta tendo nao seja nada grave , ainda acho que e que ela esteja gravida assim espero <3 e a claro para revelar sobre a surpresa do Fernando.Ansiosa para o próximo capitulo por favor não demora a postar outro capitulo
ResponderBorrarsigueee! mee encanta la novela *_* :D lety y fer !!!!! <3 me encantaaan!!
ResponderBorrarGracias querida! ^-^ Puse justo ahora el nuevo capìtulo ;) Un beso :-**
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