Capítulo
57
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Para
pedirte perdón
De
repente Fernando interrumpió el beso ya que se había percatado de algo raro.
Cuando miró a Lety en los ojos, se dio cuenta de que ella estaba llorando
F:
Mi amor, ¿Por qué estás llorando?
Lety
no lograba articular palabra; solo lo miraba en los ojos y lloraba
F:
Lety , por favor, ¡contestame! ¿Por qué lloras?
L:
¡No quiero que me toques, Fernando!
Fernando
se quedó pasmato. ¿Qué le había pasado a su Lety dulce, tierna y enamorada?
F:
Pero... ¿Por qué?
L:
¡Porque no quiero! ¡Ya te dije que no quería verte! Por favor, vete y dejame
sola
F:
¡No Lety, olvidalo! ¡Tú estás muy rara y necesito saber que te pasa así que, o
me dices que es lo que tienes, o no me voy a ir de aquí!
Lety
se sentía entre la espada y la pared y no solo metafóricamente hablando ya que
Fernando la tenía acorralada entre el mueble con los libros y su cuerpo.
L:
Por favor, Don Fernando, dejeme ir
F:
¿Don Fernando?
Lety
no lograba parar las lágrimas que salían de sus ojos
F:
Leticia, por el amor de Dios, ¿¡Qué tienes!?
L:
¡No tengo nada!
F:
¡Claro que tienes algo! ¡Por Dios, estás llorando como Magdalena! Si el
responsable de ese llanto soy yo, por lo menos creo que me merezco saber que es
lo que te hice ¿no crees?
Lety
lo fulminó con la mirada
L:
¿Quieres saberlo? Está bien... Me juraste que me amabas; que solo existía yo en
tu vida y que, desde que hicimos el amor la primera vez, tú no habías vuelto a
hacer el amor con ninguna otra mujer...
F:
¡Si te lo dije es porque es la verdad!
L:
¡Mentira!
Lety
estaba visiblemente alterada y ahora hasta estaba temblando por la rabia.
Fernando la miraba boquiabierta
F:
¿Por qué dices eso?
L:
¡Porque fuiste capaz de embarazar a una mujer!
Fernando
tragó saliva
F:
Lety... ¿Estás embarazada?
Lety
desorbitó los ojos
L:
¡Por supuesto que no!
F:
¿Entonces?
L:
¿De veras no entiendes?
Fernando
desblancó en la cara. Lety sabía lo de Marcia. De repente, sintió que las
fuerzas lo abandonaban así que liberó a Lety y se dejó caer en la silla.
Lety
se quedó mirandolo con mucha rabia. Fernando se quedó en silencio por unos
minutos hasta que, mirando hacia el piso, le preguntó:
F:
¿Cómo supiste eso?
L:
Como lo supe no tiene caso; aquí la cuestión es otra... ¿Qué piensas hacer con
ese niño?
F:
Lety, por favor...
L:
Claro; esos no son asuntos míos ¿verdad?
F:
¡No es ese el punto!
L:
¿Ah no? ¿Entonces cual es?
F:
Mi amor, por favor yo...
L:
¡No Fernando! ¡No quiero que me llames así y tampoco quiero hablar de eso! Te
lo pido por última vez: ¡Vete de mi oficina!
Fernando
respiró hondo pero no encontró argumentaciones válidas para tranquilizar a su
amor así que, con la cola entre las patas, salió de la cueva y de Presidencia,
dejando a Lety sola con sus pensamientos.
Quedada
nuevamente sola, Lety se apoyó con la espalda a la librería y resbaló su
espalda por la misma, dejandose caer en el piso con las lágrimas que caían de
sus ojos.
L:
¿Por qué? ¿Por qué le reclamé eso si no tenía caso? ¿Qué me está pasando, Dios
mío? En estos últimos días me siento tan rara...
En
Vicepresidencia, Fernando no lograba darse paz. Las únicas veces en que Lety lo
había rechazado, se debían al descubrimiento del maldito manuscrito de Omar y
ahora, por culpa de otra burla del destino, estaba arriesgando otra vez de
perder a la mujer de su vida
F:
¡No, no puedo permitirlo! Tengo que saber de una vez si lo que dice Marcia
corresponde a verdad... ¡Tengo que sacarme esa maldita duda que puede
arruinarme la vida!
Fernando
salió de su oficina como remolino y se dirigió hacia el escritorio de Sara
F:
Sara, tengo que irme. Cancele todo lo que estaba programado por hoy
S:
Pero, Don Fernando, ¿A donde va?
Fernando
la fulminó con la mirada
F:
¡Eso no es asunto suyo! Nos vemos mañana
Mientras
tanto, Lety había logrado parar de llorar y, cuando se sintió un poco de
fuerzas, se levantó, intencionada a ir en busca de Fernando para disculparse
con él. Antes que todo, pero, se vio obligada a pasar desde el baño ya que su vejiga
necesitaba ser vaciada...
Al
mismo tiempo, Fernando llegaba al departamento de Marcia. Llegado frente de la
puerta, Fernando sonó la campanilla varias veces pero nadie le contestó.
Cansado de mocharse el dedo sonando la campanilla, Fernando tomó la llave desde
su llavero y abrió la puerta, entrando en el departamento.
F:
¿Marcia? ¿Marcia, estás ahí?
Fernando
no obtuvo ninguna respuesta así que recorrió todo el departamento hasta que se
dio cuenta de que Marcia no estaba.
F:
¿Donde se habrá metido ahora?
Fernando
miró su reloj y se percató de que ya era bastante tarde así que decidió ir a
por su otros quehaceres para luego regresar y hablar con Marcia.
Esa
noche Fernando tenía una misión: reconciliarse con Lety, así que necesitaba organizar
algo espectacular...
En
tanto, Aldo quería ver a Leticia así que se presentó en Conceptos decidido a
hablar con con ella. Después de saludar a las muchachas del Cuartel, Aldo entró
en Presidencia y, viendo que Leticia no estaba ahí, decidió buscarla en otro
lugar hasta que oyó el ruído del agua del lavabo del baño de Presidencia así
que entendío que Leticia sí estaba.
En
el baño, Lety había logrado arreglarse un poco. Se había refrescado la cara y
ya se sentía mejor. De repente sintió carraspear desde Presidencia así que,
pensando que se tratara de Fernando, salió desde el baño como remolino para
correr en sus brazos.
L:
¡Mi am...
Lety
se paró en seco cuando se percató de que era Aldo el que estaba en su oficina
A:
Buenos días, Leticia
L:
Aldo... ¡“Mi amigo” Aldo! Buenos días
Aldo
se acercó y le besó la mejilla
A:
¿Cómo estás?
L:
Bien; bien...
A:
Leticia, te conozco y sé que no me estás diciendo la verdad...
L:
¿Qué quieres decir con eso?
A:
Que te veo la cara y veo que no estás bien. ¡Eres muy pálida!
L:
Es que estoy un poco indispuesta pero no es nada grave, ¡En serio!
Aldo
no estaba convencido. Leticia parecía muy rara y se veía que había llorado.
¿Acaso por culpa de Mendiola?
A:
Leticia, ¿Acaso tuviste problemas con Mendiola?
L:
¡No! No, Aldo ¿Como crees?
A:
Leticia, sabes que cuentes conmigo para lo que sea ¿verdad? Digo, a pesar de
que no sientes lo que yo siento por ti, podemos seguir siendo amigos ¿no?
L:
Claro que sí, Aldo
A:
Bueno, entonces ¿Me aceptarías una invitación a cenar?
L:
¿A cenar?
A:
Sí. Es que querría hablarte del proyecto de la Expo-Feria. Claro, si Conceptos
está interesada...
L:
¡Por supuesto que sí! Necsitamos cobrar la deuda con el banco y para eso
necesitamos de una enorme cantidad de dinero así que, todo lo que nos ayude es
muy importante para la empresa
Aldo
sonrió
A:
Bueno entonces si quieres paso por ti a las ocho ¿Te parece?
Lety
lo pensó un momento. Ella necesitaba hacer las paces con Fernando pero, ese
proyecto de la Expo-Feria, podía resultar muy importante para la empresa...
L:
Está bien. Nos vemos luego entonces
A:
Perfecto
Aldo
se acercó al sillón donde Lety estaba sentada; le tomó la mano y se la besó
antes de irse
Lety
se sonrojó.
L:
¿Y ahora qué me pasa? ¿Desde cuando las atenciones de Aldo tienen ese efecto conmigo?
Lety
se quedó perpleja
Cuando
Aldo se fue, Lety salió desde su oficina, intencionada a hablar con Fernando,
así que se dirigió derechita a la oficina de Vicepresidencia hasta que Sara le
llamó la atención:
S:
¡Lety!
L:
Luego Sara; ¡Ahorita me urge hablar con Fe... con Don Fernando!
S:
¡Es que Lety!
Lety
se volteó furiosa hacia Sara
L:
¿¡Qué!?
Ma:
Ay maniguis que nerviosita estás...
L:
Perdón, muchachas, es que de veras me urge hablar con Don Fernando de algo muy
importante
S:
Es que Don Fernando no está, Lety
L:
¿No está? ¿Y donde está?
S:
No sé. Solo me dijo que se iba y que nos veíamos mañana
L:
Que raro...
PM:
Sí amiga. ¡Y además tenía una cara de poco amigo que ni te cuento!
L:
¿Estaba enojado?
PM:
¡Enojadísimo diría!
Lety
entristeció. Si Fernando estaba así era por su culpa...
S:
¿Quieres que intente localizarlo en su celular?
L:
No, gracias Sara. Ahorita lo intento yo
Lety
regresó en su oficina y trató de llamar a Fernando a su celular
En
tanto, Fernando estab frente de su coche con las manos ocupadas por varias
cosas que había comprado por hacerle la sopresa a Lety así que, cuando sintió
su celular sonar, no pudo contestar.
Viendo
que Fernando no le contestaba, Lety volvió a enojarse.
L:
¡Ah! ¿Es así que la pones? Está bien, Fernando, ¡Quedate con tu enojo que yo me
quedo con el mío!
Y
así diciendo colgó la llamada y apagó el celular.
Cuando
Fernando se liberó las manos, intentó llamar a Lety pero su celular estaba
apagado y no quería llamarla en la empresa así decidió desistir, por el
momento...
Una
hora después, Doña Julieta estaba preparando la cena cuando sonó la campanilla
de su casa
D.J:
¿Erasmo, te olvidaste tus llaves otra vez?
Cuando
la mamá de Lety abrió la puerta, fue muy sorprendida de ver a Fernando
D.J:
¡Don Fernando! ¡Que gusto verlo!
F:
Es gusto es todo mío, Doña Julieta. ¿Puedo pasar?
D.J:
¡Claro que sí! Aquí está en su casa
F:
Gracias
Cuando
los dos se sentaron, Julieta le inquirió a qué se debía su visita.
D.J:
¿Acaso le pasó algo a mi niña?
F:
Pues sí, Doña Julieta
La
mamá de Lety desblancó en la cara
F:
¡No Señora, no se preocupe! ¡Le aseguro que no es nada grave!
D.J:
Pero si usted está aquí, quiere decir que no fue algo ligero ¿o me equivoco?
F:
Lo que pasa es que, en la mañana, Leticia casi se desmaya en mis brazos
D.J:
¿¡Se desmayó!?
F:
No exactamente. Yo creo que tuvo un mareo y se puso muy palída. ¡Pero me hizo
espantar muchísimo, Doña Julieta! Últimamente su hija es pálida, débil... ¡Y
esa no es la primera vez que casi se desmaya en mi presencia!
D.J:
¿Qué quiere decir con eso?
F:
Que ya una vez Lety se desmayó en Acapulco, cuando fui por ella. Y otra vez se
desmayó en Conceptos, hacia unas semanas
D.J:
¡Ay no! ¿Qué le estará pasando a mi hija?
F:
No sé, señora, pero se lo suplico, por lo que más quiera, ¡Convenza a su hija a
ir a un médico y a hacerse las análisis de sangre! ¡Yo no me puedo quedar
tranquilo si ella no está bien! Ya lo intentaron las del Cuartel, pero ella les
dijo que no quería ir al médico y, si se lo pido yo...
D.J:
No lo va a escuchar...
F:
Exacto. Lety está enojada conmigo así que no hay manera que haga lo que yo le
pido, aunque sea por su bien.
D.J:
No se preocupe, Don Fernando, yo voy a tratar de convencerla a que se haga
visitar de un doctor. Igual a mi también me preocupa la niña
F:
Gracias, suegrita
D.J:
No hay de qué, hijo
F:
Y ya que estoy aquí, le querría pedir un favor...
D.J:
¿De qué se trata?
F:
Mire, su hija está muy enojada conmigo porque se enteró de que Marcia...
De
repente Fernando se calló. ¡No podía decirle a la mamá de su novia que a lo
mejor su “prometida” estaba esperando un hijo de él!
D.J:
¿De que pasó la noche con la señorita Marcia?
F:
Así es
D.J:
No se preocupe por eso, Don Fernando. La niña aún es muy insegura y lo ama tanto
que tiene miedo de perderlo
F:
¡Eso jamás va a pasar! ¡Le juro que para mi, Lety es lo más importante que
exista y nunca voy a separarme de ella! Eso ya pasó una vez y solo porque su
hija no me permitió explicarle la situación.
Fernando
regresó con la mente a esos días en que Lety se portaba rara porque había
descubierto la carta de Omar...
F:
Cuando supe que Lety estaba enterada del maldito plan de Omar, ¡le juro que me quise
morir! ¡Y más porque sabía lo que su hija había pasado con esa canalla de
Miguel! Ella misma me contó la historia que tuvo con ese tipo, y en el mismísimo
momento en que me la contó, le juro que tenía la intención de decirle la verdad
sobre el plan ¡namás que ella no me lo permitió!
La
mirada de Fernando se aguó
F:
...Cuando luego supe que ella estaba al corriente de todo, me sentí el más
insignificante de los seres. Quería que me tragara la tierra; quería bajar al
infierno... ¡Y eso me merecía! Había hecho sufrir a la mujer más especial del
universo; ¡A la mijer que amaba! Y todo por mi cobardía...
Doña
Julieta se conmovió
D.J:
No sea tan duro, Don Fernando. Yo creo que, si usted no le dijo nada a la niña,
fue por qué no quería hacerla sufrir ¿verdad?
F:
En un cierto sentido... Mire, cuando yo estaba con su hija, cada momento se
volvía especial. Juntos pasamos muchas aventuras y siempre nos divertíamos como
locos
Fernando
sonrió al pensar a todo lo que había hecho junto a Leticia
F:
En esa época, pensaba que, si yo le contaba a Lety del dichoso plan de Omar,
ella jamás me lo iba a perdonar. Sé que puede sonar egoísta de mi parte, pero
no quería perder esa magia que existía entre su hija y yo...
Doña
Julieta sonrió
F:
Y de otra parte, no quería que Lety sufriera. Aún no me daba cuenta de que
estaba enamorado de ella, pero igual sentía que no quería perderla. Fue la
noche anterior a que partieramos por Cuernavaca que le prometí a su hija que
iba a romper mi compromiso con Marcia
D.J:
¿Y por qué lo hizo?
F:
Porque era lo que realmente quería. Su hija estaba muy mal, viviendo esa
situación en que ella, de cierta forma era mi...
D.J:
Amante
F:
...sí. Por eso decidí cancelar mi compromiso con Marcia. Yo quería vivir con su
hija una historia de amor limpia, a la luz del sol. Mi intento era lo de
reempezar de cero con ella
D.J:
¿Eso quiere decir que ya se había dado cuenta que estaba enamorado de mi hija?
F:
Creo que sí...
D.J:
¿Entonces por qué al final no canceló su compromiso?
F:
¡Por culpa del idiota de Omar Carvajal! Ay, Doña Julieta, ni se imagina que
hizo el animal de Omar mientras estaba en Alemania con Marcia...
Doña
Julieta desorbitó los ojos así que Fernando se apresuró en aclarar la situación
F:
¡No! ¡No es lo que usted está pensando!
D.J:
Ji ji ji perdón hijo, es que una nunca sabe. ¿Qué fue lo que hizo ese señor?
F:
¿Qué cree? ¡Le mandó un anillo de compromiso a Marcia a mi nombre!
D.J:
¿¡Qué!? ¿Pero por qué?
F:
¡Por imbécil! Es que Marcia le confió sus miedos a Omar; le dijo que estaba
segura de que yo estaba enamorado de otra mujer y que tenía miedo de perderme.
Como mi compromiso con Marcia era importantísimo por tener unida la empresa y
evitar que Ariel la dividiera, Omar pensó bien de comprar un anillo de
compromiso y mandarselo a Marcia a mi nombre
Fernando
respiró hondo
F:
Ay Doña Julieta, ¡ni se imagina como me sentí cuando Marcia me agradeció por el
anillo! Imaginese, ¡yo quería romper mi compromiso con ella, y ella me decía
cuanto me amaba y cuanto le había gustado ese anillo! ¡Me sentí pésimo! De un
lado, por la historia del anillo, pero sobretodo porque, gracias a ese “jueguito”
de Omar, ¡no podía romper mi compromiso con Marcia como le había prometido a su
hija!
D.J:
¿Y luego, qué pasó?
F:
Ja, pasó algo que nunca me hubiera imaginado... Ese mismo día, Lety encontró el
maldito instructivo de Carvajal y desde ahí empezó su calvario junto con el mío.
Yo me había dado cuenta de que Lety se portaba de manera distinta: más fría,
menos alegre; ¡Pero nunca podía imaginarme que había leydo la maldita carta!
D.J:
¿Y como no lo pensó?
F:
Porque yo encontré la carta ese mismo día, solo que la encontré después de su
hija y, como estaba perfectamente cerrada, jamás me imaginé que alguien pudiera
haberla leído ¡y menos que nunca su hija!
Los
dos se quedaron hablando por un buen rato y Fernando aprovechó para desahogarse
con esa mujer con la cual se sentía muy a gusto; casi más que con su mamá.
Cuando terminó de contarle lo que pasó con la carta, Fernando le explicó lo que
quería hacer esa noche para reconciliarse con Lety.
D.J:
¿Está seguro de lo que quiere hacer, Don Fernando?
F:
Doña Julieta, necesito que su hija me perdone. Creo que lo que pasó la otra
noche con Marcia la afectó mucho y no quiero que esté enojada conmigo. ¿Me
permite hacer lo que tengo planeado?
Doña
Julieta sonrió. ¿Cómo podía decirle que no al hombre que tanto amaba a su hija?
D.J:
Está bien, Don Fernando. Lo único que le pido es que no haga ruído. Para mi no
hay problemas pero, si la vé mi marido,
se va a armar un lío
La
mirada de Fernando brilló por la felicidad
F:
Claro, señora. ¡Voy a ser más silencioso que el mismo silencio!
Fernando
le besó la mejilla y, después que Doña Julieta le dio la llave, se despidió de
ella y se fue.
Cuando
el reloj marcó diez minutos antes de las ocho, Aldo tocó la puerta de la
oficina de Presidencia.
L:
Adelante
A:
Buenas noches, mi querida Leticia. ¿Estás lista?
L:
Sí. Namás dejame pasar un momento al baño
y luego nos vamos ¿sí?
A:
Está bien. Te espero frente del elevador entonces
Lety
retocó su maquillaje, que durante el día había desaparecido a causa de su
llanto y, cuando fue lista, saludó las muchachas y alcanzó Aldo al elevador.
A:
Leticia, ¡Te ves hermosa!
Lety
sonrojó otra vez
L:
Gracias...
A:
¿Nos vamos?
L:
Sí
En
tanto, Fernando seguía tratando de localizar a Lety sin lograrlo, ya que la
misma tenía el celular apagado.
F:
¿Donde se habrá metido ahora?
Ya
que el reloj marcaba las ocho pasadas, Fernando decidió comer algo mientras
esperaba la hora propicia para poner en marcha su plan y hacer la sorpresa a
Lety
En
el restaurante, Lety y Aldo estaban cenando mientras que él le explicaba del
proyecto de Turismo Gastronómico
L:
¿O sea que tu idea sería aquella de publicizar tu libro el mismo día de la Expo-Feria?
A:
Así es. Y no fue una idea mía si no de mi editor. ¿Qué te parece?
L:
Pues, la idea me fascina. Sería un buen negocio para Conceptos y además sería
un logro enorme para ti...
Aldo
sonrió
L:
Sé cuanto es importante para ti ese libro. Cuando me hablaste de eso en
Acapulco, tu miraba brillaba y me dá mucho gusto que puedas realizar tu sueño
A:
Gracias, Leticia. ¿Eso quiere decir que aceptas?
L:
Sí, acepto. Aunque necesito saber cuando sería la Expo-Feria. Verás, es que
tenemos varios proyectos con algunos cantantes y algunos de esos tienen
vencimiento a corto así que necesito organizar las cosas en la empresa
A:
Claro. Desafortunadamente no te puedo decir el día exacto porque aún no
decidimos. Lo único que sé, es que será cerca de la mitad de octubre
L:
Entonces creo que no vamos a tener problemas. Mira, mañana quiero convocar una
junta en Conceptos para hablar de los últimos proyectos. Me gustaría que tú
también estuvieras presente. ¿Qué te parece? Así puedes hablar de tu proyecto
también con los otros socios
A:
¡Me parece perfecto!
Lety
sonrió. Extrañamente,
por primera vez en el día, se sentía relajada
Terminado
de cenar, Lety le pidió a Aldo que la llevara a su casa
A:
¿Segura que no quieres hacer algo más? Digo, hay muchas diversiones en
México...
L:
Te agradezco mucho, Aldo, pero de veras estoy muy cansada y me gustaría
regresar a mi casa para descansar. Además ya dan las diez y mañana tengo que
trabajar así que tengo que levantarme temprano
A:
Claro... Bueno, entonces te llevo a tu casa
L:
Gracias por entender
A:
Gracias a ti por esta maravillosa noche
Lety
sintió un escalofrío
Cuando
llegaron frente de la casa de Lety, Aldo, como buen caballero, descendió del
coche y le abrió la puerta a Lety, ayudandola a descender.
L:
Bueno. Gracias por todo, Aldo. Fue una noche muy agradable
A:
No tienes nada que agradecerme, Leticia. Soy yo él que te agradece por haber
pasado un poco de tu tiempo conmigo
Aldo
la miraba fijo en los ojos así que Lety se sintió un poco incomoda
L:
tengo que entrar ahora
A:
Claro.
Aldo
se acercó peligrosamente al rostro de Lety así que la misma cerró los ojos. No
sabía que hacer así que preferió no asistir hasta que sintió los labios de Aldo
posarse en su mejilla.
A:
Buenas noches, Leticia
L:
Buenas... noches, Aldo
Lety
quedó pasmada por la actitud de Aldo. ¡Parecía otra persona respeto a como lucía
el viernes! Ahora había vuelto el Aldo amable que había conocido en Acapulco
los primeros días y no el Aldo impulsivo que la había besado a fuerza en el
aeropuerto, cuando tenía que regresar en el D.F.
Entrando
en su casa, Lety se percató de que sus papás ya se habían ido a dormir así que,
silenciosamente, se metió en su cuarto y se sentó en la cama cuando su mamá tocó
la puerta
L:
Adelante
D.J:
Hola mi niña
L:
Hola mamita
Lety
la abrazó
D.J:
¿Cómo te fue?
L:
Bien, mamita. Aldo se portó muy amable conmigo
D.J: Y... ¿Don Fernando?
L:
Fernando puede hacer lo que quiere. No es asunto mío
D.J:
¿¡Como que no es asunto tuyo!? Lety, ¡Fernando es tu novio!
Lety
la miró rara
L:
Mamá, Fernando no es mi novio. Es el prometido de Doña
Marcia
D.J:
Eso porque tú no quieres que él rompa su compromiso con ella...
L:
Mamita, no quiero hablar de eso ahorita. Estoy muy cansada y me gustaría dormir
unas horas ya que mañana me espera un día bastante complicado...
D.J:
Claro...
Doña
Julieta le besó la frente y le dio la bendición
D.J:
Descansa, mi vida. Nos vemos mañana
L:
Hasta mañana mami. ¡Te amo!
D.J:
Y yo a ti, mi amor
Cuando
salió desde el cuarto de Lety, Doña Julieta desdendió en la cocina y, tratando
de hacer el menor ruido posible, tomó la bocina del telefono y llamó a
Fernando.
F:
¿Bueno?
D.J:
Don Fernando, soy yo, Julieta. Quería informarla que la niña regresó y que mi
marido ya está dormido...
F:
Gracias, Doña Julieta. Le prometo que no los voy a molestar
D.J:
Ji ji ji no se preocupe; creo que lo que tiene planeado puede ser todo menos
que una molestia
F:
Espero que su hija la piense de igual manera...
D.J:
Va a ver que sí. Bueno, lo dejo
F:
Gracias por todo, suegrita. En cuanto termino, le dejo la llave en el mueble de
la cocina
D.J:
¡No se preocupe por eso! ¡Que tenga mucha suerte, hijo!
Antes
de salir de su casa, Fernando intentó mandarle un SMS a Lety
Mensaje:
Buenas
noches, mi princesa ¿Cómo estás?
De:
Fernando
22:27
27-SEP-06
Cuando
oyó el timbre del SMS, Lety tomó su celular y leyó el mensaje de Fernando. Como
aún estaba muy enojada con él, le contesto bastante fría:
Mensaje:
Estoy
bien, no te preocupes
De:
Mi Lety
22:29
27-SEP-06
Fernando
entendió que Lety aún estaba enojada...
Mensaje:
¿Segura?
De:
Fernando
22:30
27-SEP-06
Mensaje:
Segura
De:
Mi Lety
22:31
27-SEP-06
F:
Hijole ni afuera ha de hacer tanto frío...
Mensaje:
Ok,
pero cualquier cosa necesitas, llamame y corro por ti
De:
Fernando
22:32
27-SEP-06
Lety,
entre sí: Sí claro, como no...
Mensaje:
No
voy a necesitar nada, Fernando. ¡Deja de preocuparte por mi!
De:
Mi Lety
22:35
27-SEP-06
Mensaje:
Tendría
que ser muerto para que deje de preocuparme por ti
De:
Fernando
22:36
27-SEP-06
Lety
tragó saliva y no tuvo el valor de contestarle hasta que otro mensaje de
Fernando se hizo oír
Mensaje:
Buenas
noches, mi vida
De:
Fernando
22:38
27-SEP-06
Lety
sonrío. Aunque estaba enojada con él, no podía negar que Fernando era muy
dulce.
Media
hora después, Lety ya estaba dormida en su cama mientras que Fernando apenas
llegaba frente de su casa. Tratando de hacer el menor ruido posible, abrió la
puerta de entrada con la llave que le había prestado su suegrita y empezó a
bajar las cosas desde el coche. Cuando terminó de bajar todo, cerró la puerta
y, con el primer cargo, empezó a subir las escaleras. Cuando fue frente al
cuarto de Lety, abrió la puerta muy despacio y poso lo que tenía en las manos
en el piso. Sigilosamente se acercó a la cama y se quedó mirando a su Lety.
F:
No tienes idea de cuanto te amo, mi vida
Fernando
fue tentado de besarla pero, por miedo de que se despertara ante tiempo, prefirió
seguir subiendo las otras cosas en el cuarto.
Cuando
terminó, Fernando tenía una sonrisa de oreja a oreja. Todo era como lo tenía
planeado. Antes de irse, se acercó nuevamente a la cama y se sentó cerca de
Lety, acariciandole la mejilla y apartandole un mechón de cabellos desde la
frente. De repente, Lety empezó a hablar en el sueño
L:
Fernando...
F:
Shh. Duermete mi vida.
Fernando
la besó en la boca y vio que Lety sonrió así que se fue con el corazón más
ligero ya que su amada estaba tranquila. Todo estaba listo. Ahora quedaba ver
la reacción de Lety al despertar y rogar para que ella lo perdonara...
Salido
de la casa de Lety, Fernando se dirigió derechito al departamento de Marcia.
Cuando llegó, no intentó ni siquiera sonar la campanilla y, tomando su copia de
las llaves del departamento, abrió la puerta y se dirigió en la recámara,
quedandose pasmado cuando se percató de que Marcia no estaba. Fernando se
exasperó
F:
¿¡Donde carajo se fue está mujer!?
Intencionado
a hablar con ella, se sentó a la espera en el sillón del salón y se tomó un
whisky. Por suerte, diez minutos después, Marcia hizo su aparición.
M:
¡Fernando! ¿Qué haces aquí?
F:
Te estaba esperando. ¿Donde estabas?
M:
Me fui a arreglar unas cosas para nuestra boda...
F:
¿Hasta esta hora?
M:
Es que está aquí mi hermana así que nos fuimos a visitar unas amigas y se nos
hizo un poco tarde
F:
¿Un poco tarde? ¡Marcia, por Dios, es casi medianoche!
Marcia
no sabía como reaccionar. Era claro que Fernando estaba muy nervioso...
M:
Fernando, ¿Por qué no te calmas un poco y me dices a que viniste a buscarme?
F:
Necesito hablar contigo, Marcia.
Marcia
tragó saliva
M:
¿A proposito de qué?
F:
Del bebé.
Marcia
se sentó en el sofá cerca de él
F:
Marcia, quiero la verdad... Quiero hablar con tu ginecologa y necesito que ella
me confirme que estás embarazada.
Marcia
desblancó en la cara...
Sigue...