jueves, 1 de enero de 2015

Capítulo 44

Capítulo 44
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La hora de la verdad


Quedada finalmente sola, Lety necesitó desahogarse con su diario

Diario: ¡Ay no sé que hacer! Acabo de pasar una de las noches más bellas de mi vida... ¿Y como no podría ser así si la pasé junto al hombre de mis sueños? Esta noche, Don Fernando y yo volvimos a hacer el amor... ¡Nunca me hubiera imaginado que eso volviera a pasar! Pero pasó y fue... Ay no sé... ¡Fue increíble! Esta vez, él no solo fue dulce ¡si no que se entregó a mi con todo su ser! Esta noche Fernando me hizo sentir mujer con todas las letras; me hizo sentir que soy suya ¡completamente suya! ¡Ay lo necesitaba tanto! Necesitaba sentir sus manos que me acarician; la fortaleza de su cuerpo que se adueña del mío; la esencia de su piel... ¡Necesitaba sentirlo mío! Y anoche él me confirmó que es así... Definitivamente fue una noche inolvidable, no solo por lo que hicimos, si no porque logramos una nueva meta en nuestra historia. Anoche, por primera vez desde que lo conozco, ¡Don Fernando me tuteó! Y no podía escoger dos palabras más maravillosas para hacerlo porque no me dijo dos palabras cualquiera, ¡no no! Él me dijo “¡Te amo!” ¿Te das cuenta? ¡Ay estoy tan feliz! ¡Siento que mi corazón pudiera explotar en cualquier momento por tanta felicidad! Anoche lo sentí tan mío... Sentí en cada milímetro de mi cuerpo que de verdad está enamorado de mi; que me ama tanto cuanto yo amo a él. Sin embargo hay algo que no me deja disfrutar en pleno mi felicidad... ¡Aldo y Don Fernando se odian! Entiendo que Don Fernando pueda sentir celos... ¿Celos? ¿Será que de verdad Don Fernando está celoso de mi?

Lety sonrió soberbia

Diario: Ahora que lo pienso, cuando yo quería darle picones con Tomás, él reaccionaba de igual manera y hasta se cayó a trancazos con el pobre Tomás ji ji ji. Sin embargo tengo que hacer algo para mejorar la relación entre los dos. ¡Ay eso no va a ser nada facil! Sobretodo después que le dije a Fernando que Aldo y yo hicimos el amor...

De repente Lety se aterrorizó

Diario: ¡Ay no! ¿Qué si Don Fernando cumple con lo que me dijo en Acapulco? ¡Él juró que iba a matar a Aldo! No, no quiero ni pensarlo... Yo mejor que nadie, sé como se pone Fernando cuando los celos desbordan de su cuerpo... Tengo que decirle a Fernando que no es cierto que Aldo y yo hicimos el amor. ¡Sí, eso es lo que voy a hacer!

Lety cerró su diario, lo ocultó en su bolsa y salió de Presidencia.

Las muchachas del Cuartel habían retomado sus puestos así que Lety pudo hablar con la secretaria de Vicepresidencia:

L: Sara, Fer... digo, ¿Don Fernando está en Vicepresidencia?

S: Sí Lety

L: Y... ¿Está con Don Omar?

S: No manita. Don Omar llamó para avisar que iba al foro donde están grabando el nuevo comercial de Bella Life porque, al parecer, tuvieron un problema...

L: ¿Un problema? ¿¡Y por qué nadie me avisó!?

S: No sé Lety; Don Omar solo me dijo que hoy iba a tardar al llegar a la empresa justamente por eso

Lety se molestó sobremanera. ¿Cómo se atrevía ese cerdo a tomar decisiones por encima de ella, que ahora representaba la máxima autoridad en Conceptos? La necesidad de hablar con Fernando pasó en segundo plan puesto que primero le urgía saber que demonio había pasado en el foro.

L: Sara, ¡Comúnicame de inmediato con Don Omar y pasame la llamada en Presidencia!

S: Sí manita

Un par de minutos después, Lety estaba hablando con “el cuate” de su amado:

O: ¿Qué pasó Lety?

Leticia respiró hondo tratando de mantenerse calmada

L: Don Omar, me dijo Sara que tuvieron problemas con el comercial de Bella Life...

O: Sí así es, ¡pero no se preocupe que todo está resuelto!

L: ¡Que bueno! Y digame una cosa, ¿Por qué yo no fui avisada de ese problema?

O: Pues porque... Solo se trataba de un problema tecnico, ¡nada de grave! y era una cosa que podía resolver yo mismo, por eso no la molesté

A Lety le subieron los colores en la cara por el coraje y su tentativo de lucir calmada falló

L: ¡Que amable! Pero resulta que yo soy la Presidenta de Conceptos, o sea la máxima autoridad de esta empresa, y por ende ¡¡Necesito estar al tanto de cualquier cosa se relacione con Conceptos!! La próxima vez que pasa algo parecido, ¡Tenga la cortesía de avisarme si no quiere que le prohíba el acceso a la empresa!

Omar cayó en cuenta de que Lety la traía con él y que nunca le iba a perdonar lo de la carta. Sin embargo, el hecho de que ella le tenía tirria, lo tenía muy sin cuidado así que, tras sonreír cínicamente, Omar pensó entre sí:

O: “¡Ni modo!”

Lo único que le importaba, era mantener su empleo dentro de Conceptos, cierto de que un día no mucho lejano, la empresa volverá en las manos de sus antiguos dueños y que la gargolita desaparecía por siempre de su vista y de su vida.

O: Está bien Lety. Le pido disculpa y le prometo que eso no se va a repetir

Lety colgó la llamada muy enojada. Era claro que a Omar no le importaba un mango de que ahora era ella quién comandaba, y eso la tenía colérica. Si bien era verdad que ella había perdonado a Fernando frente al mar, también era cierto que todavía sentía un fuerte resentimiento hacia Omar, que había sido su verdadero verdugo desde el momento en que tipeó el maldito instructivo.

Lety pasó por el baño de Presidencia y se refrescó la cara, tratando de tranquilizarse un poco antes de ir a hablar con Fernando.


Mientras tanto, en Vicepresidencia, Fernando por fin había logrado comunicarse con Omar, después de haberlo intentado varias veces...

F: ¡Carvajal! ¿Donde demonio estabas? ¡Sabes perfectamente que te necesito pendiente!

O: ¡Calmese Señor ex Presidente!

F: ¡No me digas de calmarme! ¿Por qué no me contestaste al celular? ¿Con quién hablabas?

O: Uy eso me huele a celos mi querido Fernandín...

Fernando solo hizo una mueca

O: Como sea, estaba hablando con nuestra queridísima Presidenta. Mejor digo, me estaba haciendo regañar de tu amadísima gargolita

F: ¡Maldita sea Omar! ¡No le faltes el respeto a Leticia!

O: Bueno, bueno ¡Perdón!

F: ¿Y que es eso que Lety te estaba regañando? ¿Que hiciste?

O: Nada, simplemente areglé un problemito que teníamos en el foro. Nada grave, obvio, pero ella se enojó porque dizque no la avisé que me iba por allá

F: Claro... ¡Te pasaste por encima de ella con eso que no la avisaste!

Omar se mofó

O: Que raro... Fernando poniendose del lado de la garg... de Lety

F: Como sea... ¿Lograste areglar ese problemito?

O: Sí sí todo está en orden ahora. ¿Y a ti que es lo que te tiene tan nervioso?

F: ¿Quieres saberlo? ¡El maldito infeliz de ese güerito acapulqueño se me apareció otra vez en “mi empreza” y encima coqueteandole a Leticia!

O: ¿Y que tiene de raro? Él es su novio... Tu mismo me dijiste que el güerito ese era el novio de Lety...

Fernando se encorajinó aún más

F: ¡¡Pues resulta que no es así!! Ella sigue amandome a mi...

O: ¿Y tu como sabes? ¿Fue ella quien te lo dijo?

Fernando se puso a pensar y llegó a la conclusión que todavía no era el momento de contarle a Omar de su reconciliación con Leticia

F: No.

O: ¿Entonces qué? ¿Eres psíquico?

F: ¡Ya deja de decir babosadas Omar! Te veo luego. Bye

Fernando colgó y trató de recobrar la calma. Sin embargo, en su interior, él hervía de celos y estaba lleno de rabia hacia el güero. ¿Como se atrevía ese descarado a coquetearle a su mujer? La duda empezó a atorementalo

F: ¿Y qué tal si él resulta ser mejor que yo y Lety al final termina con él? No, no Fernando, ¡Deja de pensar tonterías! ¡Lety te ama! Anoche te lo demostró con todas las letras...

El solo pensar a lo que había pasado esa noche, lo hizo estremecer

F: Tiene razón quién dice que una mujer puede ser tan niña como la consientas, tan mujer como la trates, tan inteligente como la retes y tan sensual como la provoques... Y mi Lety es tan, ¡pero tan sensual! Ay Dios, ¡La amo con toda mi alma! ¡Como nunca he amado a nadie en mi vida! Tengo que demostrarle que soy yo el hombre de su vida y juro por lo más sagrado que tengo, que la voy a hacer muy feliz...

Fernando tomó el telefono y se aprestó a volver realidad su dicho...


En tanto, Lety había logrado recuperar la calma. El solo pensar de ver a Fernando, la hizo subir en su nube y hasta lucía sonriente cuando salió de su oficina y se dirigió hacia la Vicepresidencia. En un santiamén, se situó frente a la puerta de la Vicepresidencia, llamando con un tenue golpe de nudillos. Cuando vio que nadie contestaba, decidió de todos modos adentrarse en la oficina que ahora ocupaba su amado. Una vez adentro, se topó con la oficina vacía. Pensando que Fernando pudiera haberse regresado a su casa, Lety estaba por tomar la retirada cuando oyó su voz desde el baño

F: Está bien, ¡Namás no me falles Lalito que estoy en tus manos! ...gracias. ¡Adiós hermano!

Cuando salió del toilet, Fernando accionó en automático, sentandose detrás del escritorio y fijando la mirada en la pantalla de la computadora, sin darse cuenta que Leticia estaba allí. Lety, por su cuenta, se quedó mirandolo desde el umbral de la puerta. Fernando era simplemente divino. Cuando él finalmente se percató de su presencia, la miró risueño y le preguntó:

F: ¿Y tu desde cuanto estás allí?

L: No hace mucho...  

Fernando suspiró, aliviado de que ella no lo hubiera cachado mientras estaba areglando el plan por la noche.

F: ¡Que bien! ¿Y que hacías allí paradita?

L: Te estaba contemplando mi amor

Fernando sintió un escalofrío correrle por toda la esplada al sentirla llamarlo de tal manera. El solo hecho de que ella le dirigiese la palabra, era un milagro, pero, el hecho de que ella le hubiese concedido otra oportunidad, ¡era una verdadera bendición! No solo Lety lo había perdonado, convenciéndose por fin que sus sentimientos hacia ella eran reales, ¡sino que lo tuteaba y hasta lo llamaba “mi amor”! Fernando se sintió el hombre más suertudo del planeta por haber tenido la fortuna de encontrar una mujer como ella. Tan bella; tan dulce; tan perfecta.

Lety se acercó lentamente hacia donde él estaba sentado; Fernando se quedó mirandola. ¡Su Lety era un ángel! Cuando Leticia se paró de pie frente a él, Fernando no aguantó más y, tomandola por una muñeca, la atrajó hacia sí hasta que ella no pudo más que sentarse en su regazo al tiempo que Fernando le rodeaba la cintura con sus brazos.

Lety esbozó una pequeña risa

L: ¿Y tu, que pretendes hacer conmigo en las piernas?

F: ¿No te imaginas?

Fernando alzó seguidamente su cejas en manera picara y Lety se rió sin más por los nervios

F: Me muero por besarte, Leticia

Lety lo miró en los ojos, sintiendo como la mirada de él le penetraba hasta el alma. Tras sonreirle, le estampó sus labios sobre los de él, dadole un picoreto. Fernando exibió un puchero, dandole a entender que no estaba satisfecho. Entonces Leticia volvió a acercarse a sus labios, fundiendo los suyos con los de él. Fernando se derritió. Ella lograba ser tan tierna y tan pasional al mismo tiempo. Fernando llevó una mano detrás de su nuca, profundizando aún más el beso. Lety no pudo ni quiso reisistir y se entrgó a Fernando con todo su ser. Fernando la abrazó con contundencia, atrapando su contextura entre sus brazos, al tiempo que con sus manos recorría toda su espalda, acariciandola por doquier al ritmo con que movía sus labios. El actitud de Fernando, causó que Leticia se apegara aún más a él, hasta que sintió que su cuerpo no le respondía. De inmediato entendió lo que eso significaba y se soltó del abrazo, levantandose.

F: ¿Que pasó?

L: Nada es que...

Lety se sonrojó

L: ...tus besos me quitaron tantito el aliento ji ji ji

Fernando no pudo otra cosa que adorarla. Con el tiempo, él había aprendido a conocerla y, sobretodo, a reconocer todos los señales que emanaba su cuerpo, así que entendió perfectamente la reacción que habían desencadenados esos besos en la que ahora había vuelto su mujer. Era la misma sensación que habían producido en su ser. Fernando necesitaba volver a tenerla entre sus brazos; necesitaba volver a sentirla suya, tal como había hecho la noche pasada en su cama, y estaba cierto de que ella también lo deseaba así que, con mucha picardía, le propuso:

F: ¿Que te parece si nos escapamos en el almuerzo?

L: ¿O sea que me quieres invitar a comer?

F: Bueno comer de comer no... o sí, según como lo se interpreta...

Lety se sonrojó aún más y lo sentenció

L: ¡Fernando! ¿Como se te ocurre eso?

F: Se me ocurre porque “mi mujer” me proboca con esos besitos...

L: ¿Así que ahora resulta que soy yo la que te proboca?

Fernando asintió maliciosamente y, tras levantarse de su silla, se acercó hacia ella, envolviendola en sus brazos y besandole tiernamente la sien.

F: ¿A poco no te gustaría?

Esta vez fue Lety la que sonrió maliciosamente. ¡Claro que le gustaría! Para ella no existía placer más grande que hacer el amor con Fernando. Es más; si no estubiese obligada a sacar adelante la empresa, ¡ella ni siquera se hubiese levantado de la cama esa mañana! puesto que no concebía mejor espacio donde estar que no fueran los brazos de su hombre.

L: Bueno...

F: ¿Entonces? ¡Vamonos a un lugar donde podemos estar los dos solitos!

L: Me encantaría mi amor pero tengo muchas cosas que hacer antes de esta noche...

Fernando se desanimó y aflojó su abrazo, mirandola en los ojos. Leticia temió morirse de amor ante la mirada desolada de Fernando

L: Creeme que lo siento muchísimo pero tengo que areglar de una vez el asunto con los de Krauss, ya que no pudimos vernos esta mañana, y además le recuerdo, “Don Fernando”, que esta noche tenemos el cóctel en el Círculo...

Fernando volvió a abrazarla y la estrechó fuerte, estampandole un sonoro beso en la mejilla

F: Está bien; no insisto “Doña Lety”. ¿Ni siquiera me aceptes una invitación para comer? Comer de comer me refiero...

L: Ji ji ji. ¡Claro que sí mi amor!

Fernando sonrió, feliz por la conquista

L: Voy por mi bolsa y nos vamos.

F: Está bien mi vida. Ahorita te alcanzo en Presidencia


Unos minutos después, Simon abrió la puerta de la que ahora era la oficina de Leticia, con una ramo de rosas blancas en la mano.

SJ: Disculpa la molestia Lety, pero es que acaban de entregarme este ramo de flores para ti...

Lety quedó boquiabierta. ¡El ramo contaba de seguro más de una docena de rosas!

L: Gra... gracias Simon.

SJ: No hay de que Lety. Con permiso

L: Propio

Cuando Simon salió de Presidencia, Lety se puso a leer la dedicatoria que acompañaba las rosas:

Quiero que sepas que te amo y que tu amor me hace grande porque entre todo lo que amo, no amo nada más que a ti. ¡Gracias por devolverme a la vida! Te amo. Fernando <3

Tan envuelta estaba en su tarea, que Lety ni se percató que Fernando había entrado a Presidencia, hasta que escuchó su voz:

F: Estas rosas las escogí para ti; hoy las vi y no pude evitar de pensarte. Como te dije ya una vez, la rosa blanca es la flor que me recuerda todo lo que tu me inspiras: tu dulzura; tu ternura; tu ser tan simple pero al mismo tiempo tan especial...

Los ojos de Lety amenazaron con aguarse por las hermosas palabras que le dedicaba su hombre. Sin pensarlo dos veces, Lety se lanzó al cuello de Fernando y lo besó, trasmitiéndole todo su amor.

L: ¡Yo también te amo Fernando! Y aunque he intentado olvidarte, nunca lo hubiera logrado simplemente porque yo no soy nada sin ti.

Fernando la estrechó como si quiesiera fundir su cuerpo con el suyo. Los dos se besaron como si no existiera un mañana hasta que Fernando creyó conveniente marcharse hacia el restaurante.


Promediaban las 13 cuando Leticia y Fernando llegaron al restaurante “Los girasoles”

Lety no había querido ir a uno de los lugares que acostumbraba Fernando, por miedo de que algún conocido de él los reconocese. Fernando, por su cuenta, no había esbozado queja alguna por el actitud de Lety. Lo único que le importaba era estar con ella, ¡fuera donde fuese! Igual, él tambien reflexionó que todavía estaba comprometido con Marcia y que, ser visto con otra mujer, podría representarle un problema con ella.

El restaurante que Fernando había escogido era muy bello. Las paredes estaban pintadas de azul y de amarillo y estaban decoradas con pinturas coloradas que contribuían a crear un ambiente más acogedor.

Fernando logró obtener una de las mesas en la terraza, desde la cual se podía mirar el panorama que ofrecía Plaza Manuel Tolsá. Cuando se sentaron, Lety se percató que en la mesa se encontraba una flor de girasoles y instintivamente acarició los pétalos con la yemás de sus dedos, sonriendo. Fernando se quedó viendola. A pesar de que ahora lucía distinta en su atuendo y hasta en su exterior, su Lety no había perdido su esencia tan tierna que siempre la caracterizaba.

Tras ordenar, Fernando decidió desahogarse de lo que lo aún lo tenía rabioso.

F: El güerito es un asiduo visitante de tu oficina por lo que veo...

Lety tragó saliva. A ella le había parecido raro que Fernando todavía no hubiese hecho palabra de lo que había acontecido en su oficina...

L: ...así parece.

F: ¿Y puedo saber por qué te visita con tanta frequencia?

L: Fernando... ¿No me dirás que estás celoso?

Fernando gastó una mueca y añadió:

F: ¡Por supuesto que estoy celoso! ¡No quiero que nadie se te acerque y sobretodo él!

L: ¿Pero por qué?

F: ¿¡Como que por qué!? Lety, tu me conoces de sobra y sabes muy bien como me pongo cuando alguien te falta el respeto...

L: Sí pero eso no es el caso de Aldo. ¡Él nunca me ha faltado el respeto y menos en tu presencia!

F: ¡Valgame Dios! ¡Solo me falta que lo haga en mi presencia ese desgraciado! Aunque, por como los caché hoy en tu oficina, poco faltaba...

Lety lo miró extrañada. Ella verdaderamente no estaba entendiendo a que se refería Fernando cuando hablaba de falta de respeto, hasta que le cayó el veinte con su última afirmación. Era obvio que Fernando seguía creyendo que era verdad lo que ella le había contado en Acapulco y el actitud en que él los había cachado en Presidencia, no la ayudaba para nada...

L: Mira Fernando, hay una cosa muy importante que tengo que decirte...

Fernando hubo un escalofrío. No sabía bien porque, pero sentía que ese algo que le iba a decir Lety podría ser fatal para él. ¿Qué si le confirmaba que la relación entre ella y el güerito aún seguía? Sin embargo Fernando trató de lucir lo más tranquilo posible cuando Lety empezó a hablar...

L: Es que es una cosa que no sé si te cause gracias o te haga enojar aún más...

... ¡pero la calma le duró muy poco!

F: ¡Ya Lety! Por el amor de Dios, ¡Habla de una vez! ¿Qué pasa entre tú y ese güerito salido de una novela?

L: Se llama Aldo, Fernando, no güerito. Y es chef, no actor, para que sepas...

Un mohín se dibujó en el rostro de Fernando, dando signo que su coraje iba en crecendo

Lety se dio cuenta del estado de Fernando y, sincera, se aprestó a serenarlo

L: Lo que tengo que decirte es que esté tranquilo con respecto a él, porque entre Aldo y no no pasa absolutamente nada

F: ¿O sea que lo tu lo cortaste?

L: Nadie cortó a nadie Fernando. Simplemente nunca tuvimos nada que ver

Fernando estaba perplejo... ¿Como que nunca tuvieron nada que ver? ¿Y lo que ella le había dicho en Acapulco?

F: Lety, no entiendo... Cuando fui por ti a Acapulco, me dijiste bien claro que no me amabas y que amabas al güerito y después añadiste que habías hecho el amor con él y que, cuando estuvimos juntos, ¡era a él a quién pensabas!

L: Es que... Ay...

Fernando se preocupó de inmediato

F: ¡Mi amor! ¿Te duele algo?

L: No Fernando ¿Como crees?

F: Es que dijiste “ay”...

L: No mi amor, era un ay de pena, no de dolor...

F: ¿De pena? ¿Y por qué?

L: Porque... Pues porque te eché una mentirita allí en Acapulco...

F: Sí, me di cuenta... No es cierto que estás enamorada de él porque sigues amandome a mi

L: Sí, claro que sigo amandote ¡y con toda mi alma! Pero esa mañana de domingo, te dije que Aldo y yo habíamos hecho el amor...

Fernando empezó a hervir por dentro y bebió un sobro de agua para tratar de controlarse

L: Lo que quiero decirte, es que no es cierto que él y yo estubimos juntos. Eso que hicimos el amor era mentira. ¡Jamás hubiera podido estar con él simplemente porque eres tu el único hombre que amo y el único con quien deseo hacer el amor por el resto de mis días!

Fernando sonrió con plena autenticidad y sintió como la rabia abandonaba su cuerpo. Lety, su Lety, ¡seguía siendo solo suya! Sin pensarlo dos veces, Fernando le puso una mano en la mejilla y delicadamente le atrajo el rostro hacia el suyo,   besandola tiernamente.

Lety se soprendió por esa actitud y le inquirió:

L: ¿No estás enojado?

F: ¿Yo? ¿Y por qué debería? Al contrario Lety, estoy inmensamente feliz por lo que acabas de decirme porque eso confirma que tu eres mia, solo mia.

Lety sonrió y, acariciandole la mejilla, añadió sin pensarlo:

L: Así como tu eres solo mío...

Fernando fue golpeado por el remordimiento. Si bien ahora estaba cierto de que Lety no lo había traicionado con el güerito, y que seguía siendo solo suya, lo que ella decía con respecto al hecho que él fuese solo suyo, no era completamente cierto ya que su compromiso con Marcia todavía seguía de pie.

Lety se dio cuenta del cambio repentino en el actitud de Fernando y entendió de inmediato a lo que se debía... Seguramente él estaba pensando en lo mismo que ella: a los ojos de los demás, Fernando seguía siendo el prometido de Marcia Villaroel y por ende, ella seguía siendo su “amante”. El solo pensar a la productora ejecutiva de Conceptos y a como la última vez la había visto con la prueba de embarazo en la mano, puso Lety muy triste.

Fernando se percató del estado de Leticia y le preguntó:

F: ¿Que pasa mi amor?

L: Lo de siempre... ¡Remordimiento!

Fernando no necesitó explicaciones. Era obvio que lo que tenía Lety de esa manera, era otra vez su compromiso con Marcia.

F: Mira mi vida, te juro que en cuanto logro comunicarme con Marcia, voy a cortar yo mismo esa relación. ¡Y esta vez para siempre! Igual esa relación hubiera dejado de existir desde hace mucho tiempo...

Fernando se puso a pensar unos minutos mientras que el mesero les servía la comida. Cuando el muchacho se retiró, Fernando miró su Lety fijo en los ojos, antes de retomar palabra

F: Lety, llegò la hora en que hablemos con respecto a un asunto muy importante...


Sigue....



2 comentarios:

  1. ¡Hola! ¿cuando usted podrá publicar otro capitulo?
    Besos desde Brasil :*

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    1. ahorita mismo subo el 45 ;) un beso desde Italia :D :*

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