Capítulo
44
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La
hora de la verdad
Quedada
finalmente sola, Lety necesitó desahogarse con su diario
Diario:
¡Ay no sé que hacer! Acabo de pasar una de las noches más bellas de mi vida...
¿Y como no podría ser así si la pasé junto al hombre de mis sueños? Esta noche,
Don Fernando y yo volvimos a hacer el amor... ¡Nunca me hubiera imaginado que
eso volviera a pasar! Pero pasó y fue... Ay no sé... ¡Fue increíble! Esta vez,
él no solo fue dulce ¡si no que se entregó a mi con todo su ser! Esta noche Fernando
me hizo sentir mujer con todas las letras; me hizo sentir que soy suya ¡completamente
suya! ¡Ay lo necesitaba tanto! Necesitaba sentir sus manos que me acarician; la
fortaleza de su cuerpo que se adueña del mío; la esencia de su piel... ¡Necesitaba
sentirlo mío! Y anoche él me confirmó que es así... Definitivamente fue una
noche inolvidable, no solo por lo que hicimos, si no porque logramos una nueva meta
en nuestra historia. Anoche, por primera vez desde que lo conozco, ¡Don
Fernando me tuteó! Y no podía escoger dos palabras más maravillosas para
hacerlo porque no me dijo dos palabras cualquiera, ¡no no! Él me dijo “¡Te
amo!” ¿Te das cuenta? ¡Ay estoy tan feliz! ¡Siento que mi corazón pudiera
explotar en cualquier momento por tanta felicidad! Anoche lo sentí tan mío...
Sentí en cada milímetro de mi cuerpo que de verdad está enamorado de mi; que me
ama tanto cuanto yo amo a él. Sin embargo hay algo que no me deja disfrutar en
pleno mi felicidad... ¡Aldo y Don Fernando se odian! Entiendo que Don Fernando
pueda sentir celos... ¿Celos? ¿Será que de verdad Don Fernando está celoso de
mi?
Lety
sonrió soberbia
Diario:
Ahora que lo pienso, cuando yo quería darle picones con Tomás, él reaccionaba
de igual manera y hasta se cayó a trancazos con el pobre Tomás ji ji ji. Sin
embargo tengo que hacer algo para mejorar la relación entre los dos. ¡Ay eso no
va a ser nada facil! Sobretodo después que le dije a Fernando que Aldo y yo
hicimos el amor...
De
repente Lety se aterrorizó
Diario:
¡Ay no! ¿Qué si Don Fernando cumple con lo que me dijo en Acapulco? ¡Él juró
que iba a matar a Aldo! No, no quiero ni pensarlo... Yo mejor que nadie, sé
como se pone Fernando cuando los celos desbordan de su cuerpo... Tengo que decirle
a Fernando que no es cierto que Aldo y yo hicimos el amor. ¡Sí, eso es lo que
voy a hacer!
Lety
cerró su diario, lo ocultó en su bolsa y salió de Presidencia.
Las
muchachas del Cuartel habían retomado sus puestos así que Lety pudo hablar con
la secretaria de Vicepresidencia:
L:
Sara, Fer... digo, ¿Don Fernando está en Vicepresidencia?
S:
Sí Lety
L:
Y... ¿Está con Don Omar?
S:
No manita. Don Omar llamó para avisar que iba al foro donde están grabando el
nuevo comercial de Bella Life porque, al parecer, tuvieron un problema...
L:
¿Un problema? ¿¡Y por qué nadie me avisó!?
S:
No sé Lety; Don Omar solo me dijo que hoy iba a tardar al llegar a la empresa
justamente por eso
Lety
se molestó sobremanera. ¿Cómo se atrevía ese cerdo a tomar decisiones por
encima de ella, que ahora representaba la máxima autoridad en Conceptos? La
necesidad de hablar con Fernando pasó en segundo plan puesto que primero le urgía
saber que demonio había pasado en el foro.
L:
Sara, ¡Comúnicame de inmediato con Don Omar y pasame la llamada en Presidencia!
S:
Sí manita
Un
par de minutos después, Lety estaba hablando con “el cuate” de su amado:
O:
¿Qué pasó Lety?
Leticia
respiró hondo tratando de mantenerse calmada
L:
Don Omar, me dijo Sara que tuvieron problemas con el comercial de Bella Life...
O:
Sí así es, ¡pero no se preocupe que todo está resuelto!
L:
¡Que bueno! Y digame una cosa, ¿Por qué yo no fui avisada de ese problema?
O:
Pues porque... Solo se trataba de un problema tecnico, ¡nada de grave! y era
una cosa que podía resolver yo mismo, por eso no la molesté
A
Lety le subieron los colores en la cara por el coraje y su tentativo de lucir
calmada falló
L:
¡Que amable! Pero resulta que yo soy la Presidenta de Conceptos, o sea la máxima
autoridad de esta empresa, y por ende ¡¡Necesito estar al tanto de cualquier
cosa se relacione con Conceptos!! La próxima vez que pasa algo parecido, ¡Tenga
la cortesía de avisarme si no quiere que le prohíba el acceso a la empresa!
Omar
cayó en cuenta de que Lety la traía con él y que nunca le iba a perdonar lo de
la carta. Sin embargo, el hecho de que ella le tenía tirria, lo tenía muy sin
cuidado así que, tras sonreír cínicamente, Omar pensó entre sí:
O:
“¡Ni modo!”
Lo
único que le importaba, era mantener su empleo dentro de Conceptos, cierto de
que un día no mucho lejano, la empresa volverá en las manos de sus antiguos
dueños y que la gargolita desaparecía por siempre de su vista y de su vida.
O:
Está bien Lety. Le pido disculpa y le prometo que eso no se va a repetir
Lety
colgó la llamada muy enojada. Era claro que a Omar no le importaba un mango de
que ahora era ella quién comandaba, y eso la tenía colérica. Si bien era verdad
que ella había perdonado a Fernando frente al mar, también era cierto que todavía
sentía un fuerte resentimiento hacia Omar, que había sido su verdadero verdugo
desde el momento en que tipeó el maldito instructivo.
Lety
pasó por el baño de Presidencia y se refrescó la cara, tratando de
tranquilizarse un poco antes de ir a hablar con Fernando.
Mientras
tanto, en Vicepresidencia, Fernando por fin había logrado comunicarse con Omar,
después de haberlo intentado varias veces...
F:
¡Carvajal! ¿Donde demonio estabas? ¡Sabes perfectamente que te necesito
pendiente!
O:
¡Calmese Señor ex Presidente!
F:
¡No me digas de calmarme! ¿Por qué no me contestaste al celular? ¿Con quién hablabas?
O:
Uy eso me huele a celos mi querido Fernandín...
Fernando
solo hizo una mueca
O:
Como sea, estaba hablando con nuestra queridísima Presidenta. Mejor digo, me
estaba haciendo regañar de tu amadísima gargolita
F:
¡Maldita sea Omar! ¡No le faltes el respeto a Leticia!
O:
Bueno, bueno ¡Perdón!
F:
¿Y que es eso que Lety te estaba regañando? ¿Que hiciste?
O:
Nada, simplemente areglé un problemito que teníamos en el foro. Nada grave,
obvio, pero ella se enojó porque dizque no la avisé que me iba por allá
F:
Claro... ¡Te pasaste por encima de ella con eso que no la avisaste!
Omar
se mofó
O:
Que raro... Fernando poniendose del lado de la garg... de Lety
F:
Como sea... ¿Lograste areglar ese problemito?
O:
Sí sí todo está en orden ahora. ¿Y a ti que es lo que te tiene tan nervioso?
F:
¿Quieres saberlo? ¡El maldito infeliz de ese güerito acapulqueño se me apareció
otra vez en “mi empreza” y encima coqueteandole a Leticia!
O:
¿Y que tiene de raro? Él es su novio... Tu mismo me dijiste que el güerito ese era
el novio de Lety...
Fernando
se encorajinó aún más
F:
¡¡Pues resulta que no es así!! Ella sigue amandome a mi...
O:
¿Y tu como sabes? ¿Fue ella quien te lo dijo?
Fernando
se puso a pensar y llegó a la conclusión que todavía no era el momento de
contarle a Omar de su reconciliación con Leticia
F:
No.
O:
¿Entonces qué? ¿Eres psíquico?
F:
¡Ya deja de decir babosadas Omar! Te veo luego. Bye
Fernando
colgó y trató de recobrar la calma. Sin embargo, en su interior, él hervía de
celos y estaba lleno de rabia hacia el güero. ¿Como se atrevía ese descarado a
coquetearle a su mujer? La duda empezó a atorementalo
F:
¿Y qué tal si él resulta ser mejor que yo y Lety al final termina con él? No,
no Fernando, ¡Deja de pensar tonterías! ¡Lety te ama! Anoche te lo demostró con
todas las letras...
El
solo pensar a lo que había pasado esa noche, lo hizo estremecer
F:
Tiene razón quién dice que una mujer puede ser tan niña como la consientas, tan
mujer como la trates, tan inteligente como la retes y tan sensual como la
provoques... Y mi Lety es tan, ¡pero tan sensual! Ay Dios, ¡La amo con toda mi
alma! ¡Como nunca he amado a nadie en mi vida! Tengo que demostrarle que soy yo
el hombre de su vida y juro por lo más sagrado que tengo, que la voy a hacer
muy feliz...
Fernando
tomó el telefono y se aprestó a volver realidad su dicho...
En
tanto, Lety había logrado recuperar la calma. El solo pensar de ver a Fernando,
la hizo subir en su nube y hasta lucía sonriente cuando salió de su oficina y
se dirigió hacia la Vicepresidencia. En un santiamén, se situó frente a la
puerta de la Vicepresidencia, llamando con un tenue golpe de nudillos. Cuando
vio que nadie contestaba, decidió de todos modos adentrarse en la oficina que
ahora ocupaba su amado. Una vez adentro, se topó con la oficina vacía. Pensando
que Fernando pudiera haberse regresado a su casa, Lety estaba por tomar la
retirada cuando oyó su voz desde el baño
F:
Está bien, ¡Namás no me falles Lalito que estoy en tus manos! ...gracias. ¡Adiós
hermano!
Cuando
salió del toilet, Fernando accionó en automático, sentandose detrás del
escritorio y fijando la mirada en la pantalla de la computadora, sin darse
cuenta que Leticia estaba allí. Lety, por su cuenta, se quedó mirandolo desde
el umbral de la puerta. Fernando era simplemente divino. Cuando él finalmente se
percató de su presencia, la miró risueño y le preguntó:
F:
¿Y tu desde cuanto estás allí?
L:
No hace mucho...
Fernando
suspiró, aliviado de que ella no lo hubiera cachado mientras estaba areglando
el plan por la noche.
F:
¡Que bien! ¿Y que hacías allí paradita?
L:
Te estaba contemplando mi amor
Fernando
sintió un escalofrío correrle por toda la esplada al sentirla llamarlo de tal
manera. El solo hecho de que ella le dirigiese la palabra, era un milagro,
pero, el hecho de que ella le hubiese concedido otra oportunidad, ¡era una
verdadera bendición! No solo Lety lo había perdonado, convenciéndose por fin
que sus sentimientos hacia ella eran reales, ¡sino que lo tuteaba y hasta lo
llamaba “mi amor”! Fernando se sintió el hombre más suertudo del planeta por
haber tenido la fortuna de encontrar una mujer como ella. Tan bella; tan dulce;
tan perfecta.
Lety
se acercó lentamente hacia donde él estaba sentado; Fernando se quedó
mirandola. ¡Su Lety era un ángel! Cuando Leticia se paró de pie frente a él,
Fernando no aguantó más y, tomandola por una muñeca, la atrajó hacia sí hasta
que ella no pudo más que sentarse en su regazo al tiempo que Fernando le
rodeaba la cintura con sus brazos.
Lety
esbozó una pequeña risa
L:
¿Y tu, que pretendes hacer conmigo en las piernas?
F:
¿No te imaginas?
Fernando
alzó seguidamente su cejas en manera picara y Lety se rió sin más por los
nervios
F:
Me muero por besarte, Leticia
Lety
lo miró en los ojos, sintiendo como la mirada de él le penetraba hasta el alma.
Tras sonreirle, le estampó sus labios sobre los de él, dadole un picoreto.
Fernando exibió un puchero, dandole a entender que no estaba satisfecho. Entonces
Leticia volvió a acercarse a sus labios, fundiendo los suyos con los de él.
Fernando se derritió. Ella lograba ser tan tierna y tan pasional al mismo
tiempo. Fernando llevó una mano detrás de su nuca, profundizando aún más el
beso. Lety no pudo ni quiso reisistir y se entrgó a Fernando con todo su ser.
Fernando la abrazó con contundencia, atrapando su contextura entre sus brazos,
al tiempo que con sus manos recorría toda su espalda, acariciandola por doquier
al ritmo con que movía sus labios. El actitud de Fernando, causó que Leticia se
apegara aún más a él, hasta que sintió que su cuerpo no le respondía. De
inmediato entendió lo que eso significaba y se soltó del abrazo, levantandose.
F:
¿Que pasó?
L:
Nada es que...
Lety
se sonrojó
L:
...tus besos me quitaron tantito el aliento ji ji ji
Fernando
no pudo otra cosa que adorarla. Con el tiempo, él había aprendido a conocerla y,
sobretodo, a reconocer todos los señales que emanaba su cuerpo, así que entendió
perfectamente la reacción que habían desencadenados esos besos en la que ahora había
vuelto su mujer. Era la misma sensación que habían producido en su ser.
Fernando necesitaba volver a tenerla entre sus brazos; necesitaba volver a
sentirla suya, tal como había hecho la noche pasada en su cama, y estaba cierto
de que ella también lo deseaba así que, con mucha picardía, le propuso:
F:
¿Que te parece si nos escapamos en el almuerzo?
L:
¿O sea que me quieres invitar a comer?
F:
Bueno comer de comer no... o sí, según como lo se interpreta...
Lety
se sonrojó aún más y lo sentenció
L:
¡Fernando! ¿Como se te ocurre eso?
F:
Se me ocurre porque “mi mujer” me proboca con esos besitos...
L:
¿Así que ahora resulta que soy yo la que te proboca?
Fernando
asintió maliciosamente y, tras levantarse de su silla, se acercó hacia ella, envolviendola
en sus brazos y besandole tiernamente la sien.
F:
¿A poco no te gustaría?
Esta
vez fue Lety la que sonrió maliciosamente. ¡Claro que le gustaría! Para ella no
existía placer más grande que hacer el amor con Fernando. Es más; si no
estubiese obligada a sacar adelante la empresa, ¡ella ni siquera se hubiese
levantado de la cama esa mañana! puesto que no concebía mejor espacio donde
estar que no fueran los brazos de su hombre.
L:
Bueno...
F:
¿Entonces? ¡Vamonos a un lugar donde podemos estar los dos solitos!
L:
Me encantaría mi amor pero tengo muchas cosas que hacer antes de esta noche...
Fernando
se desanimó y aflojó su abrazo, mirandola en los ojos. Leticia temió morirse de
amor ante la mirada desolada de Fernando
L:
Creeme que lo siento muchísimo pero tengo que areglar de una vez el asunto con
los de Krauss, ya que no pudimos vernos esta mañana, y además le recuerdo, “Don
Fernando”, que esta noche tenemos el cóctel en el Círculo...
Fernando
volvió a abrazarla y la estrechó fuerte, estampandole un sonoro beso en la
mejilla
F:
Está bien; no insisto “Doña Lety”. ¿Ni siquiera me aceptes una invitación para
comer? Comer de comer me refiero...
L:
Ji ji ji. ¡Claro que sí mi amor!
Fernando
sonrió, feliz por la conquista
L:
Voy por mi bolsa y nos vamos.
F:
Está bien mi vida. Ahorita te alcanzo en Presidencia
Unos
minutos después, Simon abrió la puerta de la que ahora era la oficina de
Leticia, con una ramo de rosas blancas en la mano.
SJ:
Disculpa la molestia Lety, pero es que acaban de entregarme este ramo de flores
para ti...
Lety
quedó boquiabierta. ¡El ramo contaba de seguro más de una docena de rosas!
L:
Gra... gracias Simon.
SJ:
No hay de que Lety. Con permiso
L:
Propio
Cuando
Simon salió de Presidencia, Lety se puso a leer la dedicatoria que acompañaba
las rosas:
“Quiero que sepas que te amo y que tu amor me
hace grande porque entre todo lo que amo, no amo nada más que a ti. ¡Gracias
por devolverme a la vida! Te amo. Fernando <3”
Tan
envuelta estaba en su tarea, que Lety ni se percató que Fernando había entrado
a Presidencia, hasta que escuchó su voz:
F:
Estas rosas las escogí para ti; hoy las vi y no pude evitar de pensarte. Como
te dije ya una vez, la rosa blanca es la flor que me recuerda todo lo que tu me
inspiras: tu dulzura; tu ternura; tu ser tan simple pero al mismo tiempo tan
especial...
Los
ojos de Lety amenazaron con aguarse por las hermosas palabras que le dedicaba
su hombre. Sin pensarlo dos veces, Lety se lanzó al cuello de Fernando y lo besó,
trasmitiéndole todo su amor.
L:
¡Yo también te amo Fernando! Y aunque he intentado olvidarte, nunca lo hubiera
logrado simplemente porque yo no soy nada sin ti.
Fernando
la estrechó como si quiesiera fundir su cuerpo con el suyo. Los dos se besaron
como si no existiera un mañana hasta que Fernando creyó conveniente marcharse
hacia el restaurante.
Promediaban
las 13 cuando Leticia y Fernando llegaron al restaurante “Los girasoles”
Lety
no había querido ir a uno de los lugares que acostumbraba Fernando, por miedo
de que algún conocido de él los reconocese. Fernando, por su cuenta, no había
esbozado queja alguna por el actitud de Lety. Lo único que le importaba era
estar con ella, ¡fuera donde fuese! Igual, él tambien reflexionó que todavía
estaba comprometido con Marcia y que, ser visto con otra mujer, podría
representarle un problema con ella.
El
restaurante que Fernando había escogido era muy bello. Las paredes estaban
pintadas de azul y de amarillo y estaban decoradas con pinturas coloradas que contribuían
a crear un ambiente más acogedor.
Fernando
logró obtener una de las mesas en la terraza, desde la cual se podía mirar el
panorama que ofrecía Plaza Manuel Tolsá. Cuando se sentaron, Lety se percató
que en la mesa se encontraba una flor de girasoles y instintivamente acarició
los pétalos con la yemás de sus dedos, sonriendo. Fernando se quedó viendola. A
pesar de que ahora lucía distinta en su atuendo y hasta en su exterior, su Lety
no había perdido su esencia tan tierna que siempre la caracterizaba.
Tras
ordenar, Fernando decidió desahogarse de lo que lo aún lo tenía rabioso.
F:
El güerito es un asiduo visitante de tu oficina por lo que veo...
Lety
tragó saliva. A ella le había parecido raro que Fernando todavía no hubiese hecho
palabra de lo que había acontecido en su oficina...
L:
...así parece.
F:
¿Y puedo saber por qué te visita con tanta frequencia?
L:
Fernando... ¿No me dirás que estás celoso?
Fernando
gastó una mueca y añadió:
F:
¡Por supuesto que estoy celoso! ¡No quiero que nadie se te acerque y sobretodo
él!
L:
¿Pero por qué?
F:
¿¡Como que por qué!? Lety, tu me conoces de sobra y sabes muy bien como me
pongo cuando alguien te falta el respeto...
L:
Sí pero eso no es el caso de Aldo. ¡Él nunca me ha faltado el respeto y menos
en tu presencia!
F:
¡Valgame Dios! ¡Solo me falta que lo haga en mi presencia ese desgraciado!
Aunque, por como los caché hoy en tu oficina, poco faltaba...
Lety
lo miró extrañada. Ella verdaderamente no estaba entendiendo a que se refería
Fernando cuando hablaba de falta de respeto, hasta que le cayó el veinte con su
última afirmación. Era obvio que Fernando seguía creyendo que era verdad lo que
ella le había contado en Acapulco y el actitud en que él los había cachado en
Presidencia, no la ayudaba para nada...
L:
Mira Fernando, hay una cosa muy importante que tengo que decirte...
Fernando
hubo un escalofrío. No sabía bien porque, pero sentía que ese algo que le iba a
decir Lety podría ser fatal para él. ¿Qué si le confirmaba que la relación
entre ella y el güerito aún seguía? Sin embargo Fernando trató de lucir lo más
tranquilo posible cuando Lety empezó a hablar...
L:
Es que es una cosa que no sé si te cause gracias o te haga enojar aún más...
...
¡pero la calma le duró muy poco!
F:
¡Ya Lety! Por el amor de Dios, ¡Habla de una vez! ¿Qué pasa entre tú y ese güerito
salido de una novela?
L:
Se llama Aldo, Fernando, no güerito. Y es chef, no actor, para que sepas...
Un
mohín se dibujó en el rostro de Fernando, dando signo que su coraje iba en
crecendo
Lety
se dio cuenta del estado de Fernando y, sincera, se aprestó a serenarlo
L:
Lo que tengo que decirte es que esté tranquilo con respecto a él, porque entre
Aldo y no no pasa absolutamente nada
F:
¿O sea que lo tu lo cortaste?
L:
Nadie cortó a nadie Fernando. Simplemente nunca tuvimos nada que ver
Fernando
estaba perplejo... ¿Como que nunca tuvieron nada que ver? ¿Y lo que ella le había
dicho en Acapulco?
F:
Lety, no entiendo... Cuando fui por ti a Acapulco, me dijiste bien claro que no
me amabas y que amabas al güerito y después añadiste que habías hecho el amor
con él y que, cuando estuvimos juntos, ¡era a él a quién pensabas!
L:
Es que... Ay...
Fernando
se preocupó de inmediato
F:
¡Mi amor! ¿Te duele algo?
L:
No Fernando ¿Como crees?
F:
Es que dijiste “ay”...
L:
No mi amor, era un ay de pena, no de dolor...
F:
¿De pena? ¿Y por qué?
L:
Porque... Pues porque te eché una mentirita allí en Acapulco...
F:
Sí, me di cuenta... No es cierto que estás enamorada de él porque sigues
amandome a mi
L:
Sí, claro que sigo amandote ¡y con toda mi alma! Pero esa mañana de domingo, te
dije que Aldo y yo habíamos hecho el amor...
Fernando
empezó a hervir por dentro y bebió un sobro de agua para tratar de controlarse
L:
Lo que quiero decirte, es que no es cierto que él y yo estubimos juntos. Eso
que hicimos el amor era mentira. ¡Jamás hubiera podido estar con él simplemente
porque eres tu el único hombre que amo y el único con quien deseo hacer el amor
por el resto de mis días!
Fernando
sonrió con plena autenticidad y sintió como la rabia abandonaba su cuerpo.
Lety, su Lety, ¡seguía siendo solo suya! Sin pensarlo dos veces, Fernando le
puso una mano en la mejilla y delicadamente le atrajo el rostro hacia el suyo, besandola tiernamente.
Lety
se soprendió por esa actitud y le inquirió:
L:
¿No estás enojado?
F:
¿Yo? ¿Y por qué debería? Al contrario Lety, estoy inmensamente feliz por lo que
acabas de decirme porque eso confirma que tu eres mia, solo mia.
Lety
sonrió y, acariciandole la mejilla, añadió sin pensarlo:
L:
Así como tu eres solo mío...
Fernando
fue golpeado por el remordimiento. Si bien ahora estaba cierto de que Lety no
lo había traicionado con el güerito, y que seguía siendo solo suya, lo que ella
decía con respecto al hecho que él fuese solo suyo, no era completamente cierto
ya que su compromiso con Marcia todavía seguía de pie.
Lety
se dio cuenta del cambio repentino en el actitud de Fernando y entendió de
inmediato a lo que se debía... Seguramente él estaba pensando en lo mismo que
ella: a los ojos de los demás, Fernando seguía siendo el prometido de Marcia
Villaroel y por ende, ella seguía siendo su “amante”. El solo pensar a la
productora ejecutiva de Conceptos y a como la última vez la había visto con la
prueba de embarazo en la mano, puso Lety muy triste.
Fernando
se percató del estado de Leticia y le preguntó:
F:
¿Que pasa mi amor?
L:
Lo de siempre... ¡Remordimiento!
Fernando
no necesitó explicaciones. Era obvio que lo que tenía Lety de esa manera, era
otra vez su compromiso con Marcia.
F:
Mira mi vida, te juro que en cuanto logro comunicarme con Marcia, voy a cortar
yo mismo esa relación. ¡Y esta vez para siempre! Igual esa relación hubiera
dejado de existir desde hace mucho tiempo...
Fernando
se puso a pensar unos minutos mientras que el mesero les servía la comida.
Cuando el muchacho se retiró, Fernando miró su Lety fijo en los ojos, antes de
retomar palabra
F:
Lety, llegò la hora en que hablemos con respecto a un asunto muy importante...
Sigue....
¡Hola! ¿cuando usted podrá publicar otro capitulo?
ResponderBorrarBesos desde Brasil :*
ahorita mismo subo el 45 ;) un beso desde Italia :D :*
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