miércoles, 17 de diciembre de 2014

Capítulo 43

Capítulo 43
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Hasta el final

A: ¡Leticia!

Aldo corrió de inmediato hasta donde era ella y, cargandola en sus brazos, la trajo en Presidencia y la acostó en el sillón.

Viendo entrar a Aldo con Lety en los brazos, Tomás se alarmó

T: ¿¡Qué pasó!? ¿¡Por qué Lety está así!?

A: No sé Tomás. Cuando yo llegué, Leticia estaba saliendo del baño y de repente me vio y se desmayó.

Tomás se acercó al sillón donde Aldo había recostado a su amiga

T: ¡Lety! ¡Lety reacciona por favor!

Viendo que Lety no daba signos de querer reaccionar, Tomás fue por el alcohol.

Quedado a solas con ella, Aldo empezó a acariciarle dulcemente la mejilla

A: Ay Leticia, ¿A qué se deben estos desmayos? ¿No serà que estás demasiado estresada con todo esto de Conceptos?

Por fin Lety empezó a mover los labios hasta que de su boca salió una palabra:

L: Fernando...

Aldo hirvió de celos al sentirle pronunciar ese nombre que él tanto odiaba. Abandonado cualquier animo de ser cariñoso, el güero decidió que era mejor esperar a Tomás para despertarla.

Cuando el Licenciado Mora regresó en Presidencia, logró hacer reaccionar a Leticia acercandole un algodón embebido de alcohol a la nariz

Finalmente Lety reaccionó y muy despacio se incorporó

L: ¿Qué me pasó?

A: Te desmayaste Leticia...

Lety volteó su cabeza hasta donde oyó la voz de su amigo que mientras tanto se había sentado en uno de los sillónes que estaban frente del escritorio

L: Ay ¡Hola Aldo!

Aldo estaba enfadado con ella por lo que acababa de mencionar por eso ni la miraba en los ojos

Lety agachó la cabeza muy avergonzada, pensando que Aldo podía haberse enojado con ella por el desmayo. Al fin y al cabo, no era la primera vez que ella se demayaba en su presencia...

L: ¡Ay que vergüenza! ¡Me desmayé otra vez!

T: ¡Ni lo digas Lety! Más bien, ¿Como te sientes?

L: Estoy un poco cansada... Ha de ser porque esta noche me fui a dormir un poquito tarde y esta mañana me levanté muy temprano...

Aldo se extrañó y, en tono socarrón, le inquirió:

A: ¡Que raro que te fuiste a dormir tarde! Yo me acuerdo perfectamente que te dejé en tu casa, cerca de las once ¿verdad?

Lety tragó saliva nerviosamente y trató de inventarse una excusa que no la delatase

L: Sí... sí... Lo que pasa es que... como no lograba tomar sueño... ¡Me quedé leyendo un libro y se me hizo bien tarde! ji ji ji

A Aldo no le cuadraba la explicación de Leticia pero no pudo otra cosa que creerle. Al cabo él mismo la había dejado delante la puerta de su casa y allí se había quedado hasta que no la vio entrar en la misma.

Aprovechando que Aldo estaba un poco distraído, Lety decidió desviar el eje de la conversación

L: ¿Y a qué se debe el honor de tu visita, Aldo?

A: ¿No te imaginas Leticia? Me hacías falta y pensé que te podía hacer placer que yo viniera por ti

Lety sonrió abochornada

L: Gracias Aldo, fue un gesto muy amable de tu parte
Sintiendose como la tercera rueda, Tomás preferió ritirarse y dejar los dos pajaros a solas

T: Bueno, yo los dejo.

La alarma de Lety se activó de inmediato. No sabía bien porque, pero sentía que quedar a solas con Aldo no era para nada una buena idea así que trató de detener a Tomás

L: ¡No Tomás! ¡Quedate!

Viendo que Aldo la miraba extrañado, Lety añadió algo para desviar cualquier sospecha

L: ...tenemos que terminar con el asunto de Krauss...

T: Es que se me hizo tarde y tengo que ir al Banco de las Americas antes que cerren. ¡No te preocupes Lety! Terminamos después... ¡Adiós Aldo!

A: ¡Adiós Tomásito!

Lety se puso a pensar entre sí: ¡Ay no! ¿Y ahora que va a pasar con él aquí?


Salido de Presidencia, Tomás se paró frente al escritorio de Alicia

T: Hola Alicia.

La secretaria de pelo rubio lo fulminó con la mirada con solo verlo parado frente a ella

T: Mira, yo sé que no te agrada en demasía la idea de ser mi secretaria pero ni modo...

AF: Tienes razón Tomás. ¡Me molesta sobremanera trabajar para ti! Pero te digo algo... Cuanto antes, Marcia va a pedir a tu amiga garnacha que yo sea su secretaria así que te conviene empezar a buscarte a otra que te aguante tus caprichos...

T: ¿Mis caprichos?

AF: ¡Ay ya Tomás! ¡Conmigo no te hagas! ¡Tu aparteneches a esa clase de hombres que se aprovechan de las mujeres engañándolas y ¡encima! sin dar nada a cambio!

Tomás entristeció. Era obvio que Alicia no le había perdonado esa noche, previa a la junta del comité, que los dos habían pasado juntos...

T: Está bien Alicia, como quieres... Sin embargo, ¿Te puedo pedir algo? ¡Ay, me salió un verso sin esfuerzo! Ji ji ji

Alicia resopló

AF: ¿Y ahora qué quieres?

T: ¿ Aceptarías una invitación para venir a cenar conmigo esta noche?

La Oxigenada lo miró de malo modo hasta que Tomás añadió algo:

T: ¡Obviamente te voy a traer al “Le noir”! ¿Que te parece?

A Alicia no le gustaba nadita la idea de irse a comer con Tomás pero era demasiado tiempo que no comía como Dios mandaba y, frente a una invitación al “Le noir”, no podía refiutarse

AF: Está bien Tomás

Tomás brincó de alegria al sentir la respuesta positiva por parte de su chiquita

T: ¡Bueno entonces nos vemos esta noche chiquita! ¡Muak!

AF: ¡Grr! ¡No me llames así!

T: Ji ji ji ¡Perdón Alicia!


Mientras tanto, en el departamento de la productora ejecutiva, la misma estaba desayunando, a pesar que el reloj marcaba la diez y media. Marcia habia pasado una noche infernal, tras oír su novio envocar el nombre que ella tanto odiaba y que pertenecía a su amante, entonces esa mañana aprovechó que no tenía que ir a trabajar para quedarse en la cama más de lo normal, retrasando el desayuno. Habia justo empezado a beber su café cuando el sonar de su telefono se hizo oír

M: ¿Bueno?

Dr: ¡Hola Marcia! ¿Como estás?

Marcia reconoció de inmediato la voz de su doctora

M: ¡Buenos días Doctora! Estoy bien, gracias.

Dr: Me alegro... Mira te llamaba para decirte que por fin llegaron los resultados de tus análisis y que las tengo en mis manos

Marcia hubo un escalofrío. Ella esperaba ese momento desde muchos días y ahora, por fin, parecía junto el momento de la verdad.

M: Y... ¿Qué salió de las análisis?

Dr: Mira Marcia, yo preferiría que vinieras personalmente a mi consultorio para hablar de eso. ¿Puede ser hoy mismo?

M: Sí, claro. Me pongo mi abrigo y voy por usted

Dr: Bueno, aquí te espero.

En media hora la productora ejecutiva estaba sentada en el consultorio de su doctora. Marcia era muy agitada y no veía la hora de saber si estaba embarazada u no.

M: Bueno Doctora, al grano. ¿Usted vio los resultados?

Dr: Sí...

M: ¿Y?

Dr: Y... Es mejor que antes que yo te diga algo, tu veas los resultados de las análisis con tus propios ojos...

A Marcia le temblaban las manos por los nervios. Si el test resultaba negativo, todo su mundo se le derrumbaba. Marcia abrió muy despacio el sobre blanco que contenía el resultado y se puso a leer. De repente su mirada se aguó y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos.

Dr: Lo siento mucho Marcia, pero las análisis dieron resultados negativos. No estás embarazada.

Marcia se echó a llorar con plena angustia; las lágrimas le quemaban mientras le recorrían mejillas abajo. El mundo finalmente le cayó encima, haciendose añicos.

Viendola tan deprimida, la doctora la abrazó y, tratando de tranquilizarla, le dijo algo que puso Marcia todavía peor:

Dr: ¡No te preocupes Marcia! ¡Verás que no irán a faltar ocasiones para volver a intentarlo! Como sea te vas a casar pronto ¿no?

Ese último alegato de su doctora fue mortal. Si bien era verdad que ella se casaría con Fernando entro de poco tiempo, también era verdad que ahora la situación era distinta. Hacia unos días, Fernando parecía muy convencido de quererse casar con ella. Claro, ¡cuando Lety todavía estaba lejos! Ahora que Lety había regresado, y que Marcia sabía ser la mujer que había robado el corazón de Fernando, su boda con él parecía más incierta que nunca. Además, Marcia sabía muy bien que Fernando no quería hacer el amor con ella y menos ahora que su amante había regresado en Conceptos. Leticia representaba un problema muy grande para su tranquilidad y la de Fernando y como tal, debía ser quitado del medio lo más pronto posible.

Marcia hervía de los nervios. Se sentía muy mal por el resultado de las análisis y todavía peor por la presencia de esa mujer en su empresa y, sobretodo, en la vida de su novio. ¿Su novio? Marcia se preguntaba si todavía ese enlace entre ellos permanecía...


Mientras tanto, en su casa, Fernando se sentía mejor y, ya que la fiebre parecía haber abandonado su cuerpo, decidió ducharse y peinarse. Cuando fue listo, miró hacia su cama, que estaba todavía revuelta, y regresó con la mente a la noche que habían pasado juntos con su Lety. Era innegable que Leticia empezaba a faltarle demasiado y Fernando bien sabía que no podía aguantar hasta la noche para volver a ver a su amada así que decidió vestirse y salir de su casa para alcanzar el paradero de su mujer. Duarante el camino para la empresa, Fernando vio una floristería y decidió orillar su coche para escoger un ramo de flores. En la floristería estaban muchos flores de las más variadas especies pero, curiosamente, la atención de Fernando fue capturada otra vez por la flor más sensilla; la que representaba todo lo que Lety le inspiraba...


En Presidencia, Aldo y Leticia seguían platicando. El enojo del chef había pasado y ahora, lo que más le importaba, era poner en acción su plan de conquistar a Leticia. Ya que declararle su amor no había hecho mella en el corazón de la ahora Presidenta, Aldo decidió conquistarse su corazón tratando de ayudarla a salvar Conceptos.

A pesar de que Lety estaba visiblemente enamorada de Mendiola, el chef no se dio por vencido y empezó a hablarle de un proyecto en el cual estaba involucrado.

A: Se trata de una Campaña de Turismo gastronomico cuyo objetivo es atraer al turista enamorandolo de la cocina mexicana invocando en el hecho que los ingredientes expresan la cultura de todos los pueblos.

L: ¿Y en todo eso como podía ser útil Conceptos?

A: Es que esa Campaña va a ser patrocinada de un evento muy importante o sea una Expo-Feria. Conceptos podría hacerse cargo de los comerciales y de difundir esa campaña a nivel internacional, extendiéndola en los extranjeros...

L: Eso sería muy bueno por la empresa pero...

Frente a la incertitumbre de Leticia, Aldo se molestó:

A: ¿Pero qué Leticia? ¿A caso no necesitan trabajo?

Sin duda Aldo tenía razón; Conceptos necesitaba trabajar para juntar el dinero suficiente a pagar la cuota del mes de octubre. Sin embargo ese proyecto, por jugoso que parecía, era idea de Aldo y Lety bien sabía que su amigo chef le caía de patada a su ahora ¿Novio? ¿Amante? ¡Otra vez la misma situación! Lety desvió sus pensamientos a la relación que acababa de retomar con Fernando. Ahora que ella le iba a dar otra oportunidad, ¿Qué eran ellos?

Aldo vio Leticia un tanto abstraída y la regresó a la realidad con una pregunta que dejó Lety completamente descolocada. Como si pudiera leerle el pensamiento, Aldo le inquirió:

A: ¿Qué es lo que te preocupa? ¿La manera en que va a reaccionar tu querido Fernando cuando se entere que fui yo él que te propuse este proyecto?

Lety se molestó con el decir de su amigo chef

L: ¡Ya Aldo! ¡Deja de llamarlo así!

Aldo corrigió su actitud. Por nada del mundo quería caerle mal a Leticia porque eso quería decir entregarla en los brazos de su rival ¡y eso jamás debía pasar!

A: Perdoname... Como sea Leticia, piensalo. Ese negocio podría ser muy provechoso por Conceptos...

L: Lo voy a hacer... Ahora cuentame, ¿Como es que tu estás involucrado en todo esto? Digo, sé que eres chef pero... ¿Es solo por eso o hay algo más?

A: En efecto sí, hay algo más... Hace tiempo estaba escribiendo un libro con mis recetas... Lo que pasa es que había abandonado ese proyecto desde hace mucho y ahora, por fin, logré terminar lo que había empezado unos años atrás. ¡Y todo eso fue gracias a tí!

Lety se apabulló

L: ¿¡Gracias a mi!?

A: Sí Leticia. Desde que te conocí, mi vida tomó un brío nuevo que me dio la fuerza de reprender todo lo que había echado por la borda cuando murió Leonora... ¡Fuiste tu que me diste la fuerza para retomar las riendas de mi vida! Y te lo voy a agradecer mientras que esté con vida...

L: ¡Ay no Aldo! Tampoco exageres... ¡Yo no hice nada!

A: ¡Claro que sí Leticia! ¡Desde que apareciste en mi vida, es como si hubiera reaparecido el sol en mis días grises!

A Lety no le hacían mella todos esos cumplidos; al contrario, ella se sentía muy incomoda con el actitud de Aldo...

Seguro del efecto de sus elogios hacia ella, Aldo decidió que era el momento adecuado para actuar. De repente el chef se acercó hacia donde estaba sentada Leticia y se inclinó peligrosamente hacia su rostro. Lety intuió lo que estaba por suceder ¡pero no sabía que hacer para evitarlo!


En tanto, Fernando había llegado en la empresa con el ramo de flores en la mano y, tras saludar al Cuartel, que lo miró muy extrañado, se adentró en Presidencia sin ni siquiera golpear la puerta, como era su costumbre. Cuando entró en aquella que hacia unos meses era su oficina, el escenario que se presentó delante de sus ojos no le gustó nadita...

Al frente del escritorio estaba un hombre de pelo rubio, inclinado hacia el sillón que estaba detrás del mismo, y en el sillón estaba sentada una mujer que él bien sabía ser su Lety. Fernando no tuvo que pensarlo dos veces y de inmediató tiró el ramo de flores en el piso y se lanzó como fiera al escritorio, arrastrando para atrás al güero infeliz.

A: ¿¡Pero que te pasa!? ¿Te volviste loco o qué?

F: Puede ser, ¡Pero aquí las preguntas las hago yo!

Lety se descolocó por completo al ver a Fernando en la empresa.

L: Fer... ¡Don Fernando! ¿Que hace usted aquí? ¡Debería haberse quedado en la cama!

Fernando casi no le presto atención puesto que estaba rojo de coraje. En lo contrario, Aldo recibió ese regaño de ella hacia el moreno como un cubetazo de agua fría que lo llevó a preguntarse que había pasado la tarde anterior en la oficina de Mendiola, cuando ella se había quedado a solas con él.

¿Como sabía Leticia que Fernando tenía que observar descanso en la cama?

Sin embargo Aldo no perdió demasiado tiempo con sus pensamientos y preferió abocarse al enfrentamiento con lo que se había convertido en su peor enemigo en la lucha para el corazón de Leticia.

Cono tono socarrón, Aldo le inquirió:

A: Uh, no me digas que no te sientes bien...

F: ¡Eso a ti no te encumbe! ¿Qué hacías aquí con Lety?

A: Lo que yo hago con Leticia, en “su” oficina, no es asunto tuyo. Por cierto, ¿A ti quién te otorga el derecho de entrar en esta oficina sin ni siquiera tocar la puerta?

F: Te recuerdo, por si a caso se te olvida, que esta es “mi” empresa ¡y eso me otorga derecho a hacer lo que se me da la regalada gana!

A: ¡Pero que bueno! El Señor Fernando Mendiola se cree en derecho de pasar por encima de todos solo por ser el dueño de esta empresa... Bueno, ni tanto porque, hasta donde yo sé, la verdadera dueña de Conceptos es Leticia...

Ese alegato de Aldo, dejó descolocado a Fernando. ¿Como podía el güerito estar al tanto de todo eso?

A: Ya solo por eso deberías demostrar respeto para la dama aquí presente que además es la Presidenta de “tu” empresa... ¿Pero de qué me sorprendo? Un tipo como tu ni siquiera debe de saber que es el respeto...

Fernando sentía que su paciencia estaba llegando al limite pero no quería armar un escandalo frente a Leticia así que trató de controlarse lo más que pudo.

Aldo, viendo el actitud de su adversario, hizo cuanto en su poder para sacarlo de quicio y menospreciarlo frente a los ojos de Leticia. El güero bien sabía que Fernando llevaba la ventaja de ser amado por Leticia, sin embargo, también sabía que Leticia dificilmente lo iba a perdonar después de todo lo que él le había hecho y eso lo tenía, de cierta manera, seguro de que ella no le iba a brindar otra oportunidad.

F: Me imagino que tu “sí” sabes lo que es respecto ¿verdad?

A: Por supuesto que sí

F: Y a ver, según tu, ¿Es respectoso meterse con la mujer de otro?

El alarma le Lety se activó de inmediato cuando se percató que el tono socarrón de Fernando iba en crescendo. Ella sabía perfectamente donde quería ir a parar Fernando y, antes que él hablase más de la cuenta, decidió poner un hasta aquí a la conversación.

L: Señores... Yo creo que es mejor terminarla aquí ¿Sí?

A: Estoy completamente de acuerdo Leticia. ¿Oíste? La Licenciada aquí presente te está pidiendo que te vayas

F: A mi no me pareció sentirle decir algo ni siquiera parecido a eso...

A: Pues como sea, es mejor que te vayas

F: ¿Y por qué debería?

A: Porque tu presencia aquí nos estorba

F: ¿Ah sí? ¿Lety, a caso mi presencia la estorba?

Leticia no sabía que contestar. Sentía que por los nervios, su corazón latía más ligero que lo normal. Esa situación era bastante peligrosa... Por un lado, Fernando tenía razón en reclamarle a Aldo su presencia en la empresa, sobretodo visto como los había encontrado en su oficina, pero del otro, ella no podía confesarle a Aldo que había retomado su relación con Fernando. Su indecisión ante la duda que le nacía de las ventajas y desventajas de responder a la pregunta de Fernando,  provocó que Lety titubeara

L: Yo... sí... no...

Ante esa actitud de Leticia, Aldo se enfureció aún más hasta que le gritó en cara a Fernando:

A: ¡Es a mi que me estorba!

F: Ah entiendo... ¿Y quién demonio te crees para decirme lo que tengo que hacer en mi propia empresa?

A: Fernando, a mi el hecho que esta sea “tu empresa” me tiene muy sin cuidado. Lo que me importa, es que dejes en paz a Leticia

Fernando desconocía qué fuerza le amparaba para no llenarle la cara de golpes. ¿Quién demonio se creía ese güerito para atribuirse derechos sobre su mujer?

F: Lo siento güerito pero eso no es posible...

Lety empezó a temblar por la tensión, prestando la máxima atención a cada palabra que salía de la boca de Fernando

A: A ver, ¿Por qué no sería posible?

F: Porque yo soy su nov...

En ese momento Lety lo calló

L: ¡Don Fernando! ¿Que le parece si hablamos después? Ahorita tengo muchas cosas que hacer...

Aldo hizo una sonrisa socarrona, seguro de ser el ganador de la batalla

Fernando estaba desbordado de celos. ¿Como podía Lety preferir la compañía de ese güero insulso a la suya, después de lo que había pasado entre ellos esa noche? Fernando estaba decidido a reclamarselo en la cara hasta que la misma Lety alegó algo:

L: Aldo, eso vale para ti también. Perdonamame si parezco grosera, pero necesito areglar este asunto de Krauss de una vez...

A: ¡Ni lo digas Leticia! Paso por ti después

F: ¿¡Qué!?

L: Fer... Don Fernando, por favor...

Lety lo miró en los ojos, suplicandolo tácitamente que no alegara nada más así que Fernando se vio obligado a irse para no incomodarla más. Antes de salir de la oficina, pero, el ex-Presidente le lanzó una mirada de desafío al chef. Si aquel quería la guerra, entonces Fernando estaba dispuesto a batallar, con tal de que él no se acercara a su Lety. Por fin Fernando recuperó el ramo de flores que había quedado en el piso y salió de su otrora oficina, secundado por el güero. Los dos ni siquiera se miraron, tomando direcciones opuestas, hasta que el güero entró en el elevador y Fernando se paró frente la puerta de Vicepresidencia. En ese momento los dos se miraron como pistoleros y, con la sola mirada, se juraron que la guerra sería hasta el final.


Sigue... 

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