Capítulo
72
_________________
Testigos
para la boda
Lety
no sabía que hacer así que, por instinto, ocultó el manojo de llaves en su
bolsa y se levantó de la silla, tratando de encontrar una excusa.
L:
Bue... Buenos días, Doña Marcia. Estaba buscando a Don Fernando; es que Luigi
ya tiene listo el vídeo para Don Alejandro y quería que Don Fernando lo
revisara pero, como él no está en su oficina, lo estaba esperando
M:
¿Y lo esperabas sentada en su sillón? ¿Qué, ya no te basta el sillón de
Presidencia?
L:
Es que me dio un pequeño mareo y tuve que sentarme un momento, pero ahora mismo
me regreso a mi oficina... Con permiso, Doña Marcia
M:
Propio...
Marcia
se quedó pensativa; ese mareo del que hablaba Lety no le hacía presagir nada
bueno...
Fernando,
en tanto, había terminado de almorzar con Luciano, que lo había actualizado
cerca unos detalles técnicos del viaje, y se había dirigido a la oficina de su
amigo Mauricio, que era notario público en la Ciudad de México.
Mauricio
es un querido amigo de Fernando que, además, fue su compañero suyo y de Omar en
la primaria. Él y su esposa, Isela, eran muy amigos suyos y de Marcia así que
entre los dos había una buena relación de complicidad. Cuando la secretaria de
Mauricio le anunció la llegada del Señor Mendiola, Mauricio fue bien feliz de
recibirlo
M:
¡Hola Fernando! ¡Cuanto tiempo!
F:
¡Mauricio, hermano!
Los
dos se abrazaron y luego se acomodaron en el despacho del notario
F:
Gracias por recivirme con tan poco aviso
M:
No te preocupes, Fernando, no pasa nada. Más bien explicame la urgencia que me
decías por telefono
F:
Sí, claro. Es que el lunes tengo que viajar a Estados Unidos, por cuestión de
trabajo, y no voy a regresar hasta el viernes en la noche y, como mi boda será
el 12 de octubre, como comprenderás no me queda mucho tiempo...
Mauricio
lo miraba boquiabierta sin decir nada hasta que Fernando le inquirió si se
encontraba bien
F:
Mauricio, ¿estás bien? Me estás espantando con esa cara...
M:
Perdón, Fernando, es que me quedé sorprendido con la noticia que acabas de darme...
F:
¿La de mi viaje?
M:
¡No hombre! ¡La de tu boda! ¿No que tenían que casarse en noviembre?
F:
¿¡Eh!? ¿Quién te dijo eso?
M:
Pues... a Isela le llegó la invitación desde la propia Marcia...
Fernando
desorbitó los ojos sorprendido
F:
¿¡Ya empezó a mandar las invitaciones!?
M:
No sé, pero se vieron con Isela la semana pasada y la propia Marcia se la
entregó...
F:
Ay, eso sí que es un problema...
M:
Fernando, ¿me quieres explicar qué está pasando? ¿Acaso adelantaron la boda?
F:
No.
M:
Entonces algo no cuadra... ¡La invitación dice claramente que la boda será el
15 de noviembre, y ahora tú te sales con el cuento de que se van a casar el 12
de octubre!
Es
que no me voy a casar con Marcia
Ahora
fue Mauricio el que desorbitó sus ojos
M:
¿¡Qué!? ¿Y con quién te vas a casar?
F:
Con la mujer de mi vida
M:
Ay Fernando, de veras que no estoy entendiendo nada... ¿No es Marcia la mujer
de tu vida?
F:
¡No hombre! Yo quiero mucho a Marcia, de verdad, pero ella no es la mujer con
la quién quiero pasar el resto de mis días
M:
¡Pero a nosotros nos llegó la invitación la semana pasada! ¿Cómo me dices ahora
que ya no te cases con ella?
F:
Es que es un poquito complicado... ¿Tienes tiempo?
M:
Sí, claro. Tengo la próxima cita a las 18.00, así que tengo todo el tiempo que
quieres...
Fernando
empezó a contarle a su amigo Mauricio de como conoció a Lety y de como, poco a
poco, se enamoró de ella, sin contarle, por supuesto, del sucio plan de Omar para
enamorarla ni tampoco del embargo de Filmo Imagen
M:
¿Y Marcia está enterada de todo esto?
F:
No. ¡Y tampoco quiero que se entere! Mira, Mauricio, yo sé que Marcia e Isela
son muy amigas, por eso te pido la máxima discreción en este asunto.
M:
Para mi pierde cuidado, Fer. Sabes que nunca me he llegado espléndidamente con
Marcia, pero... ¿Cuándo piensas cancelar tu compromiso con ella?
F:
No sé... Supongo que tendré que enfrentarla tarde o temprano...
M:
¿Y no hubiera sido más fácil hacerlo antes de casarte con esa otra mujer? ¿Qué
si Marcia se entera de que te cases con otra? Va a ser horrible para ella...
F:
Lo sé, hermano, ¿Crees que no he pensado a eso? Pero no puedo esperar para
casarme con Lety
Mauricio
se puso pensativo...
M:
Fernando... ¿No será que dejaste a Lety embarazada y por eso tienes prisa de
casarte con ella?
Fernando
abrió grande sus ojos
F:
¿Cómo crees hombre? ¡No es por eso que quiero casarme con Lety!
M:
Perdoname, Fer, pero de veras no entiendo el porqué de tanta prisa...
F:
Porque la amo, Mauricio; la amo y no quiero estar ni un minuto más sin ella
Mauricio
entendió de inmediato como su amigo estaba sincero. Él nunca lo había visto tan
enamorado, así que no pudo hacer otra cosa que apoyarlo en su locura.
M:
Está bien, Fernando, cuenta conmigo para lo que sea
F:
¡Gracias, hermano!
M:
En todo esto, aùn no me has dicho para qué necesitas de mi ayuda...
F:
¿Sí, verdad? Es que quiero que Lety y yo nos casemos bajo régimen de sociedad
conyugal, por bien mancomunados, y, para hacer eso, necesito las capitulaciones
matrimoniales que tienen que ser tramitadas con un notario público, por eso me
sirve tu ayuda
M:
Muy bien; no hay problemas. Entonces empezamos con las capitulaciones...
Unos
minutos más tarde, habían logrado capítular todos los bienes de Fernando:
M:
Entonces, para resumir, tenemos:
-
Un departamento en la
zona de Santa Fe;
-
Tu coche, un BMW Z4;
-
Las acciones del club
hípico;
-
Tu purasangre:
Camila;
-
Una cuenta bancaria
en el banco de las Americas;
-
Las acciones de
Conceptos.
M:
Tienes un buen porcentaje accionario en Conceptos... ¿Eres el socio de mayor
porcentaje?
F:
Sí
M:
¿Y quieres que las acciones de Conceptos también entren en las capitulaciones?
F:
¡Claro que sí!
Mauricio
solo lo miraba así que Fernando le inquirió:
F:
¿Y ahora qué pasa?
M:
Fernando... Tú sabes que, si todo esto entra en las capitulaciones, la Señorita
Padilla se convertirá en dueña de la mitad de todo lo que te pertenece,
¿verdad?
F:
Claro que lo sé ¿y?
M:
Nada... Es que sé cuanto luchaste para esas acciones de Conceptos y me llama la
atención que las quieras compartir con una mujer.
F:
Es que Lety no es una mujer más; ella es la mujer de mi vida; la mujer con la
que quiero formar una familia; un hogar... Lety es mi todo...
Fernando
se puso a pensar un momento hasta que añadió algo
F:
¿Sabes qué es curioso? Que siendo Lety economista, creo que pueda manejar mejor
ella las riendas de mi empresa, que yo mismo. De hecho, actualmente es ella la
que preside Conceptos
M:
¿En serio? ¿Y como llegó a ser la Presidenta?
F:
Esa es otra larga historia que te voy a contar más adelante, si quieres; por
ahora me urge terminar estos tramites
M:
Claro... Entonces, ¿quieres que sea ella la socia administradora dentro del
régimen matrimonial?
Fernando
sonriò
F:
Sì. Sobre eso no tengo ninguna duda
Una
vez terminado los tramites, Fernando agradeció a su amigo y estuvo a punto de
levantarse cuando el mismo lo detuvo.
M:
Acuérdate, Fer, que tienes que hacerme llegar también las capitulaciones de la Señorita
Padilla, ya que decidieron casarse en régimen de sociedad conyugal
F:
Sí, claro... Voy a hablar con ella y le voy a pedir que a principio de la próxima
semana se comunique contigo
M:
Bien. Acuérdate que tiene que ser, a más tardar, ocho días antes de la boda...
F:
Sí... Mauricio, ¿te puedo pedir otro favor?
M:
Claro, dime
F:
¿Puedes ocuparte también de las capitulaciones de mi futura esposa?
M:
No hay problemas. Si quieres, dile que el lunes en la mañana se apersone en mi
despacho y vamos a resolver el problema
F:
Es que el lunes en la mañana Lety tiene que hacerse las análisis de sangre...
¿Podría ser en la tarde?
M:
Tendría que checar mi agenda... Hagamos una cosa, dele mi número de telefono a
la Señorita y pídele que se comunique conmigo en cuanto pueda, así le doy una fecha
exacta
F:
Te agradezco muchísimo, Mauricio. ¡No sabes el enorme favor que me estás
haciendo!
M:
Ni lo digas Fer. Sabes que puedes contar comigo por lo que sea.
Cuando
salió de la oficina de su amigo, el reloj de Fernando marcaba las 17.00 y, ya
que aún tenía muchas cosas que hacer, el Vicepresidente decidió que no tenía
sentido regresar en Conceptos, así que decidió llamar a Lety para avisarla.
Además le hacía muchísima falta su mujer, ya que en ese día no habían logrado
verse ni tan solo por unos minutos...
Lety
estaba terminando de revisar los costos del vídeo de Alejandro cuando su
celular empezó a sonar. Viendo en número en la pantalla, Lety brincó de su
silla y se apresuntó a correr en el cuchitrill para tener cierta privacidad.
Una vez cerrada la puerta, se sentó en su antigua silla y contestó:
L:
¡Mi amor!
F:
Buenos días, mi vida
Lety
casi ahoga en el bálsamo de escuchar la voz de su amado
L:
Buenos días, mi amor ¿donde estás?
F:
Ehm... Estoy resolviendo ciertos asuntos para el viaje del lunes
La
voz de Fernando no era muy convincente y Lety se dio cuenta de eso enseguida así
que le inquirió:
L:
Fernando, ¿me estás diciendo la verdad?
Fernando
se mordió la lengua. Él odiaba mentir a Lety pero, por lo menos por el momento,
no podía decirle la verdad...
F:
Sí, mi vida. De hecho estuve almorzando con Luciano que me actualizó cerca de
la agenda con los encuentros en Nueva York
L:
Entiendo. ¿Y ahora vienes por aquí?
F:
No puedo, mi vida. Aún tengo que resolver unos asuntos y luego tengo que preparar
mi maleta
Sintiendo
eso, Lety se desanimó por completo y se puso aún más sospechosa
L:
Así que no nos vamos a ver hoy...
F:
¿Cómo crees, mi amor? Déjame resolver mis asuntos y esta noche paso por ti y te
rapto. Me muero para que estemos juntos, Lety
L:
Ji ji ji está bien, mi amor. Una preguntita más... ¿Vas a cenar conmigo?
Fernando
tragó saliva. ¿Qué excusa podía inventarle a Lety para no decirle la verdad?
F:
Ehm... No, Lety. Anoche le prometí a Carvajal que iba a cenar con él. Es que
está todo contento con eso de que ahora anda con Carolina y quiere que
hablemos...
L:
Ah... Bueno entonces yo voy a cenar con Carolina así aprovecho para pedirle del
evento por Don Alejandro
F:
¡No!
L:
¿No?
F:
No, no, es que a lo mejor Carolina tiene sus quehaceres esta noche...
Lety
se sospechaba más con cada frase de Fernando. Ya no le cuadraba la cena con
Omar, ¡y ahora eso de Carolina!
L:
Bueno, en un rato la llamo y veo que me dice. Nos vemos más tarde, mi amor
Fernando
tragó saliva, nervioso
F:
Sí... Hasta luego, mi vida. Te mando un beso
Finalizada
la llamada con Fernando, Lety llamó de inmediato a su amiga Carolina para ver
si, en efecto, tenía algun compromiso esa noche
C:
¿Bueno?
L:
¡Hooooola Carolina! Habla Lety
C:
¡Hola Lety! ¿Cómo estás?
L:
Bien, gracias. ¿Y tú?
C:
Muy bien; muy feliz
L:
Ji ji ji sí, seguro el amor te tiene muy contenta
C:
Así es. ¿Y a qué se debe el honor de tu llamada?
L:
Verás, Caro, es que me gustaría hablar contigo del evento que queremos
organizar por el vídeo de Don Alejandro Fernández y, como anoche parece que
Fernando tiene sus quehaceres y no puede cenar conmigo, te quería proponer de
cenar juntas así hablamos de eso, si ya no tienes otro compromiso...
C:
Es que... Anoche le prometí a Omar que ibamos a cenar juntos, Lety
Lety
se quedó apabullada
L:
A... ¿A Omar?
C:
Sí, Lety; Omar Carvajal, el que ahora es mi novio...
L:
S... Sí, claro...
De
repente Lety desblancó en la cara. Si carolina tenía una cita con Omar, ¿con
quién debía verse en realidad Fernando? ¿Y si se tratara de la mujer que salió
en los caracoles de Juana?
C:
¿Lety? ¿Lety, estás ahí?
L:
...sí...sí, Caro. Bueno entonces hablaremos otro día de eso. Diviertete esta
noche con Omar...
C:
Gracias, Lety. Adiós
L:
Adiós...
Terminada
la llamada con su amiga, Lety soltó una risa histérica:
L:
Ja, no lo puedo creer... ¡No lo puedo creer! ¡Otra vez estamos a las
mentiritas! ¿Qué estará planeando ahora Fernando? ¿Qué tendrá que hacer hoy en
la noche?
Lety
se puso a pensar...
L:
Ay... ¡Tengo miedo que se encuentre con ella!... La mujer que vio Juanita es
bellísima, mientras que yo... ¡Pues yo soy yo! ¿Y si ya Fernando no me desea? De
hecho, a él siempre le han gustado esas modelitos 90-60 revienta... Ya es un
milagro que se haya fijado en mi y que me haya hecho el amor, pero... ¿Qué si
eso no le basta? En efecto, cuando estaba con Doña Marcia, él solía tener sus
escapaditas con las modelos, así que tenía a más de una mujer por vez...
Lety
se horrorizó
L:
¿¡Y si me está traicionando con otra!?
Las
paranoias la estaban volviendo loca, así que Lety decidió regresar en su
oficina y abocarse al trabajo para evitar de pensar en cosas que solo le hacían
daño.
Cuando
el reloj marcó las ocho de la noche, Fernando estaba con Eduardo frente al Le
Noir. Ese día había sido muy productivo para él, ya que había logrado resolver
muchísimos asuntos con respeto a la boda: para empezar ahora tenía una fecha;
su acta de nacimiento estaba guardada junto al formato RC-07 ya llenado y las
capitulaciones estaban listas, gracias a su amigo Mauricio. En la tarde, luego
de haber hablado con Lety, había logrado hacer copia de su identificación y copia
de comprobante de domicilio vigente. Solo le faltaban las fotos tamaño
infantil, avisarle a su testigo y fijar un domicilio conyugal y justo de eso
estaba hablando con Eduardo durante el viaje hacia el restaurante.
E:
Pues, yo no creo que puedan asentar como domicilio conyugal la casa de Lety
¿no?
F:
¡Claro que no! Sobretodo porque sus papás no van a saber nada de la boda, a
menos que Lety no quiera decirselo... Pero dudo que sea así...
E:
¿Y por qué?
F:
Pues, porque su papá es un tipo muy... ¿como puedo decirte? Es un hombre recto;
un hombre de principios, y nunca aceptaría que Lety se casara conmigo de un día
a otro
E:
¿Y sabiendo eso, sigues con tu idea de casarte con ella a escondidas?
F:
Lalo, ya te expliqué que no me puedo esperar más...
E:
Está bien, Fernando, como quieras...
F:
Volviendo a lo de antes, ¿qué hago con el domicilio conyugal?
E:
Muy sencillo, tienes que indicar la direccion de tu casa como domicilio
conyugal.
F:
Sí, es lo más sensado... Aunque me gustaría comprar una casa solo para
nosotros...
E:
¿Para vivir juntos?
F:
No, Lalo, ¿como crees? ¡Para que sigamos viviendo separados!
E:
¡Ya, ya Fernando! ¡No te enojes!
F:
Es que yo quisiera vivir con ella ya, ¡desde ayer, si fuera posible!
A
Eduardo le vino algo a la mente...
E:
Fernando... Me está saliendo una duda...
F:
¿Qué duda?
E:
¿Tú sabes cuales son las obligaciones para quién se casa?
F:
¿Qué quieres decir con eso?
E:
Que el código civil fija algunas obligaciones que los conyuges son tenidos a
respetar
F:
¿Como cuales?
E:
Bueno, algunas tienen que ver con el hecho de que ambos los conyuges tienen que
casarse por su propia voluntad...
F:
Y hasta ahí creo que estamos
Eduardo
frunció el ceño pero prefirió seguir:
E:
...otros son requisitos para contraer nupcias, como la mayor edad de los
contrayentes o el hecho que ambos sean méxicanos
F:
Aha
E:
...y luego hay algunos artículos que hablan del domicilio conyugal y de que
ambos tienen que vivir juntos, bajo el mismo techo, y contribuir al
mantenimiento del domicilio y de los hijos
Fernando
abrió grandes sus ojos haciendo gala de su asombro
F:
Vivir... ¿vivir juntos? ¿Esa es una obligación?
E:
Pues sí, Fernando. ¿¡No me digas que no lo sabías!?
F:
¡¡Claro que no sabía que era una obligación!!
E:
¿Y cómo pensabas hacerle?
F:
Pues... Pensaba casarme con Lety y, en cuanto se termine el plazo para pagar la
deuda, hablar con su papá, decirle que estoy enamorado como un loco de su hija
y llevarmela a vivir conmigo
E:
¿Así de fácil?
F:
Pues sí...
E:
Mira, Fernando, yo no soy un abogado, pero creo que pueden tener problemas si
el juez decide hacer un control y no los encuentra a los dos en el que fijaron
como domicilio conyugal...
Fernando
desblancó en la cara; ¡él no había mínimamente pensado en algo semejante!
F:
Pero... pero... ¿Estás completamente seguro, Lalito?
E:
Sí, Fernando. Creo que es el artículo 163 o algo por el estilo...
F:
¡¡Necesito urgentemente de un código civil!!
E:
No creo que en el restaurante tengan el código civil, Fer...
F:
¡Pero seguro tienen una computadora que se conecta a internet! ¡Necesito leer
ese artículo ahora mismo!
E:
Está bien, Fer, ¡pero calmate!
F:
¿¡Como quieres que me calme después de semejante noticia!?
E:
Ay ay, Fer... Mejor entramos así vas a pedir por la computadora mientras que yo
voy buscar a Caro y a Omar ¿te parece?
F:
Sí...
Fernando
entró en el restaurante como un torbellino y le pidió urgentemente al maître
una computadora con acceso a internet. Como Fernando era muy conocido en el
restaurante, el maître no tuvo nada en contra y acompañó a Fer en la oficina interna.
Una vez delante la computadora, Fer accedió a internet y empezó a buscar el
dichoso artículo 163 hasta que dio con él:
ARTÍCULO 163. LOS CONYUGES VIVIRAN JUNTOS EN EL DOMICILIO
CONYUGAL. SE CONSIDERA DOMICILIO CONYUGAL, EL LUGAR ESTABLECIDO DE COMUN
ACUERDO POR LOS CONYUGES, EN EL CUAL AMBOS DISFRUTAN DE AUTORIDAD PROPIA Y CONSIDERACIONES
IGUALES.
F:
¡Lalo tenía razón! ¿Y ahora cómo le hago? Obviamente no puedo decirle a Don
Erasmo que Lety tiene que venir a vivir conmigo porque me quiero casar con ella
dentro dos semanas... ¡Seguro me mataría! Además él no sabe nada de nosotros...
En
la sala, en tanto, Lalo estaba sentado junto a Omar y a Carolina y la misma no
veía la hora de descubrir el motivo de la invitación de Fernando.
C:
¿No me puedes adelantar nada, Lalo?
A
Omar no le pareció la confianza que su novia le daba a su amigo
O:
¿Lalo? ¿Desde cuando esa confianza entre ustedes?
E:
Ay Omar, ¿no me dirás que estás celoso?
O:
¡Claro que sí, hombre! Caro es mi mujer y no me gusta que otros hombres se
tomen confianza con ella
Carolina
sonrió
E:
Calmate, Omar; Caro y yo solo somos buenos amigos
Eduardo
miró a Carolina y le guiñó el ojo. Era cierto que los dos eran buenos amigos,
pero, sobretodo en los últimos días y con los últimos acontecimientos, se habían
vuelto cómplices y angelitos de la guarda de la relación entre Leticia y Fernando
y eso los había acercado mucho...
Finalmente
Fernando hizo su aparición en la mesa y, tras saludar a Carolina y a su cuate,
se sentó con ellos.
F:
Buenas noches, Señores y Señora. ¿Cómo están?
O:
Muy bien hermano, muy bien...
Omar
tomó la mano de Carolina y la besó
O:
¿Y tú?
F:
Bien, Omar... ¡Feliz!
C:
¡Ay ya, Fernando! ¡Habla de una vez! ¿Por qué nos hiciste venir aquí esta
noche?
Fernando
la miró juguetón y alzó sus cejas significativamente varias veces
F:
Se te cuecen las habas por saber, ¿verdad, Caro?
C:
¡Pos, claro que sí! Primero me dices que tienes que hablarme de algo
relacionado con Lety, ¡y luego no quieres soltar la sopa y me piques más!
F:
Ja ja ja está bien Caro, voy a hablar...
E:
Sí pero agarrense bien a la silla porque eso que les va a decir va a ser muy
fuerte...
O:
Lalo, me estás dando miedo... ¿No será que Fer decidió cambiar de parroquia y
ahora sale vestido de mujer?
Carolina
y Eduardo se echaron a reír a carcajadas
F:
¡No seas animal, Carvajal!
O:
¡Entonces habla, hermano!
C:
Sí, ya Fer, ¡suelta la sopa de una vez!
F:
Está bien... Hoy, en la mañana, me fui al registro civil...
Omar
súbito se espantó
O:
¿Tenemos problemas con la deuda?
F:
No...
C:
¿Entonces?
F:
Entonces hablé con el Juez Martinelli que finalmene fijo la fecha para la
boda...
O:
¿Pero eso ya no lo había hecho la Marcianita?
F:
Es que no me voy a casar con Marcia, Omar...
A
Carolina le cayó el veinte mientras que Omar aún no entendìa
O:
¿Y con quién?
F:
Con Lety. Quiero pedirle que se case conmigo el próximo 12 de octubre
Omar
desorbitó los ojos y casi se atraganta con el vino que estaba tomando, mientras
que Carolina abría grandes sus ojos haciendo gala de su asombro, antes de
cerciorarse de que lo que había escuchado fuera cierto:
C:
¿¡Tú quieres pedirle que cosa!?
F:
Lo que oíste, Caro: que se case conmigo.
C:
Fernando, entiendo que se aman, y que Lety es la mujer de tu vida, pero...
¿Estás seguro de que quieres casarte con ella?
F:
Caro, no hay nada que yo desee más en mi vida. Yo amo con toda mi alma a Lety y
quiero vivir el resto de mis días junto a ella.
Carolina
no dijo nada; necesitaba unos segundos para ordenar las informaciones en su
cabeza. No solo Fernando quería casarse con Lety, si no que, además, ¡quería
hacerlo a hurtadillas y dentro de pocos días!
Viéndola
tan ensimismada, Fernando le preguntó si todo estaba bien
F:
Caro, te veo pensativa... ¿Hay algo que no te cuadra?
C:
Ja... ¿¡Y me lo pides!? No solo me dices que te quieres casar de un día para
otro, ¡si no que Lety no sabe nada de todo esto y que además la cerimonia será dentro
de pocos días!
F:
¿Qué tiene de malo?
C:
¿De verdad no entiendes, Fernando?
Fernando
no contestó. ¡Para él, su plan era genial!
En
tanto, el pobre Omar no lograba reaccionar. Él sabía que su amigo estaba
enamorado de la gargolita, ¡pero nunca se iba a imaginar que su intención era
casarse con ella y dentro de tan poco tiempo!
En
la otra parte de la Ciudad, Lety seguía trabajando en su computadora. Como aún
Tomás no había terminado la rendición mensual del mes de septiembre, le tocaba
a ella terminar el trabajo y, como a Tomás le faltaba un buen, esa labor terminó
quitandole casi todo el día. Cuando por fin desconectó su computadora, su reloj
pulsera marcaba las 9 y media de la noche
L:
¡Híjole se me hizo bien tarde y ni cuenta me di! Quién sabe donde estará ahora
Fernando...
El
instinto le decía de llamarlo al celular, así que abrió su bolsa para tomar el
aparato cuando se dio cuenta de que las llaves que había robado desde la
oficina de Vicepresidencia aún seguían ahí
L:
¿Y estas? ¿Qué hacen en mi bolsa? ¡Claro! Me las tomé cuando me cachó Doña Marcia...
¿Serán las llaves de su casa?
De
repente a Lety le dio una idea así que decidió llamar a su mamá para avisarle
que no regresaba a dormir a la casa:
DJ:
¿Bueno?
L:
¡Hola mamita! ¡Qué bueno que me contestes tú!
DJ:
¿Qué pasó mi niña? ¿Cómo es que aún no has llegado?
L:
Nada grave, mamacita, me quedé trabajando hasta ahorita a las rendiciones
mensuales de septiembre
DJ:
¿Y ahora vas a regresar a la casa?
Lety
calló
DJ:
Lety....
L:
Ay, es que tengo que averiguar una cosita y por eso puede que regrese un poco
tarde a la casa...
DJ:
¿Un poco tarde, cuanto Lety?
L:
Ehm...
DJ:
¡Lety! ¿Quieres pasar la noche afuera de tu casa?
L:
No sé, mamita... Es que Fernando se está portando muy raro hoy y además no nos
hemos visto para nada, ya que no ha parado ni un momento en la empresa, y me
dijo que, después de la cena, quiere estar conmigo un ratito...
DJ:
Sí, ya me imagino el ratito de Don Fernando...
L:
Ay mamita, ¡trata de entenderme! ¡Me ha tenido todo el día haciendome
paranoias!
DJ:
¿Pero por qué? ¿Qué te digo?
L:
Creo que me dijo una mentira, mamita...
DJ:
¿Qué tipo de mentira?
L:
Nada grave... Es que me dijo que iba a cenar con Omar Carvajal mientras que
resulta que el mismo está cenando con Carolina Ángeles...
DJ:
¿Y por eso crees que Fernando te está ocultando algo?
L:
Pues, sí...
DJ:
Lety, quedate tranquila. Me consta como Don Fernando te ama más que a su vida
y, si de verdad no te digo la verdad cerca de la cena, seguro no es por hacerte
daño, sino porque, a lo mejor, te está preparando una sorpresa o algo así
L:
¿Tú crees?
DJ:
¡Claro mi niña! Yo primera fue testigo de la sorpresota que te hizo cuando te trajo
decenas de rosas a tu cuarto, ¿o acaso te olvidaste?
L:
No, mamá... ¿Cómo puedo olvidarme de un gesto tan ¡pero tan! romántico?
Lety
sonrió
DJ:
¿Entonces, qué piensas hacer?
L:
Es que quiero verlo... Por eso me gustaría ir a su casa...
DJ:
¿Pero no me dijiste que él no va a estar ahí?
L:
Sí, pero tiene que regresar, tarde o temprano, y yo lo voy a esperar
DJ:
¿Y qué si se va a tardar? ¿Te vas a quedar toda la noche delante su puerta esperándolo?
L:
¡Ay no, mamá ¿cómo crees?! Igual no creo que se tarde mucho, ya que ya son casi
las diez y quedamos de vernos...
DJ:
Está bien, hijita, como quieres... ¡Pero ten cuidado en la calle!
L:
Sí mamá, no te preocupes. Además ahora viajo en coche ji ji ji
DJ:
Ji ji ji si tu cochecito tan lindo y... ¡Colorado!
L:
Ji ji ji sí... Bueno ¿entonces puedo ir, mamacita?
DJ:
¿Me estás pidiedo permiso?
L:
...sí
DJ:
¿Cómo puedo prohibirte de ver al amor de tu vida, mi niña?
L:
¡Ay gracias mamacita! ¡Eres la mejor mamá del mundo!
DJ:
Ji ji ji ¡tampoco exageres!
L:
Lo digo en serio, mamita. Y de verdad, gracias por darme la oportunidad de ser
tu hija
Doña
Julieta se estaba conmoviendo, así que decidió darle la bendición a su hija y
cortar la llamada, prometiéndole que ella se iba a encargar de su papá.
Finalizada
la llamada, Lety se puso su abrigo y bajó en el estacionamento, decidida a
averiguar lo que estaba pasando...
En
el restaurante, Carolina y Omar no salían de sus asombro así que, finalmente,
Eduardo decidió hacer sentir su presencia e intentó explicar a su amigo cual
era la preocupación de la pubblirelcionista
E:
Fer, lo que Caro intenta decirte, es que lo que quieres hacer es un poco
precipitado...
C:
¡Exacto! ¿Qué tal si Lety no acepta?
F:
¡Híjole como son los dos! ¿Qué es todo este pesimismo? ¡Hasta parece que gozan
al andar en contra de mi!
C:
Fernando, aquí no se trata de ir en contra de ti, se trata de evaluar la
situación y pensarlo bien.
F:
Es que, a esta altura de la situación, ya es tarde, Carolina...
Carolina
abrió grande la boca y desorbitó los ojos al mismo tiempo
C:
¿¡No me dirás que Lety está embarazada!?
F:
¿Qué le pasa hoy a todos? Eres la segunda persona que me pide si Lety está
embarazada...
C:
¿Entonces?
F:
¡Ay claro que no, Carolina! ¿Cómo se te ocurre?
C:
Pues, quién sabe como se me ocurre...
Contestó
Carolina en tono algo socarrón
F:
Carolina, ¿me equivoco o estás enojada?
C:
No es eso, Fernando; lo que pasa es que tu noticia me sorprendió por completo
y, sabiendo como está hecha Lety, no querría que las cosas terminaran en malo
modo...
F:
¿Qué quieres decir con eso?
C:
Es que tú mismo lo dijiste; cuando hablaron de matrimonio con Lety, la misma te
dijo que quería esperar hasta que la situación de la empresa no fuera resuelta
F:
Sí, es verdad... ¡Pero yo no pueso esperar tanto!
C:
¿Y por qué?
F:
...
C:
Fernando, tienes que ser sincero si quieres que te ayude...
F:
Está bien...
Fernando
tomó un largo suspiro
F:
Tengo miedo de que Aldo me la quite...
Omar,
al contrario de Carolina, lo entendía perfectamente. Ahora que él también sabía
que quería decir estar enamorado, él tambien sentía miedo al solo pensar que
alguien pudiera quitarle a su Caro
F:
...ya sé que me dirás que es absurdo, y que entre ella y Aldo no hay nada, pero
igual tengo miedo... Aldo es un tipo encantador, guapo, culto, y tiene esa
pinta de principe azul que encanta a las mujeres. Además, según lo que dice,
está enamorado de Leticia, y eso me da miedo...
En
ese momento Carolina se sintió cumplable; en el fondo era ella la que había empujado
a Aldo para que se le declarara a Lety y le hiciera olvidar a Fernando porque,
según lo que la otrora asistente le había contado, lo de Fernando había sido
muy duro y necesitaba olvidarse de todo lo que había pasado en el D.F.
Solo
ahora Carolina empezó a recordar la conversación que tuvo con Aldo en Acapulco,
cuando él le dijo que se había enamorado de Lety:
A: “Le dije que la quiero y que quiero estar a su
lado, pero no le he dicho que la amo... Aunque me imagino que lo debe de
imaginar...”
C: “Mira Aldo, si tus sentimientos hacia ella son
tan fuertes, ¡tienes que decircelo! Quien sabes que no llogres hacerle olvidar
a Fernando...”
A: “¿Tú crees?”
C: “¡Claro que sí! Tú eres un hombre bueno, dulce ¡y
sobretodo honesto! Me gustaría mucho que Lety se enamorara de ti... ¡Tienes que
intentarlo!”
A: “Ay Carolina ¡no sabes como te lo agradezco!
Voy a intentar hacerle olvidar el tal Fernando... ¡Juro que lo conseguiré!”
F:
Caro, yo sé que quieres mucho a Lety, y que la consideras una amiga muy
querida, y entiendo tu preocupación... Me imagino que ella te ha de haber
contado lo que pasó entre nosotros y sobretodo como yo la destrozé...
Carolina
solo asintió con la cabeza; en ese momento no lograba decir nada tanto estaba
apabullada
F:
¡Pero te juro, por lo más sagrado, que he cambiado, y mucho! Sé que lo que
hicimos con Omar fue cruel y hasta inhumano...
Y
ahí Fernando miró a su cuate que no pudo otra cosa que bajar la mirada
avergonzado
F:
...¡Pero las cosas cambiaron en el camino! No sé cuando, precisamente, pero sé
que me enamoré de Leticia y, desde ese momento, yo terminé de actuar. Las cosas
que antes hacía por “ordenes” del aquí presente Omar, las hacía por mi propia
voluntad. Es decir, me nacían de adentro... Poco a poco empezé a conocer a la
mujer que estaba casi todo el día a mi lado y, sin querer, me enamoré como
nunca en mi vida
Fernando
hizo una pausa para retomar un poco de aire y luego siguió
F:
Cuando ella se fue a Acapulco contigo, yo estaba desesperado; no solo porque no
sabía donde estaba, sino porque no me dio manera de explicarle la situación,
así que se fue convencida de que yo era un monstruo... ¡Y con razón!
Carolina
sentía como Fernando se estaba menospreciando demasiado; era cierto que su plan
había sido horrible, pero también le costaba cuanto ese hombre, que tenía la
nomía de ser uno de los hombres más mujeriegos de todo el D.F, ahora estaba
enamorado como un loco de su amiga
C:
¡Lety nunca creyó que tú eras un monstruo, Fernando!
F:
Ja, te agradezco por endulzarme la pirora, Caro, pero sé bien lo que pudo
pensar Lety de toda esa historia... Pero no por eso voy a culparla; ¡al
contrario! Lety tiene toda la razón en pensar las peores cosas de mi; me porté
horrible con ella y es lógico que quiso irse lo más lejos posible de mi...
C:
Pero no creas que fue fácil para ella alejarse de ti...
F:
Sí, me imagino que no fue fácil, pero igual lo necesitaba ¿verdad?
C:
Tal vez... o tal vez lo que necesitaba era aclarar la situación contigo...
F:
Eso es lo que hubiera querido hacer yo; por eso me fui a su casa la misma noche
de la junta
C:
¿Te fuiste a su casa!? ¿Y qué pasó?
F:
¿No te lo imaginas? Casi no quiso hablar conmigo y, al final, me dijo que se
iba de viaje y me dijo adiós... En ese momento sentí que mi corazón se moría...
C:
¿Y tú no trataste detenerla?
F:
Lo hubiera intentado si no fuera que, en ese momento, salió Don Erasmo que la
arrastró adentro... Hasta fui al aeropuerto, para evitar que partiera sin
escucharme, pero llegué tarde...
En
ese momento, otro recuerdo salió a la mente de Carolina; la publirrelacionista
se veía, junto a su amiga, en el avión directo hacia Acapulco, y veía a Lety
llorar mientras pronunciaba el nombre de Fernando
L: ¡Don Fernando!
C: ¿Qué pasa con Fernando, Lety?
L:.... nada Doña Carolina, nada...
Lety se secó las lágrimas y trató de
tranquillizarse
C: ¿Por qué llora, Lety?
L: Ay es que.... ¡le tengo miedo al avión! Eso
es..
C:
Ella sabía que tú estabas ahí...
Fernando
frunció el ceño
F:
¿Qué quieres decir con eso?
C:
Que Lety sintió que tu estabas en el aeropuerto. Cuando estabamos sentadas en
el avión, Lety sintió algo en su corazón y gritó su nombre
Fernando
se apabulló; ¡era él el que había gritado su nombre en el aeropuerto! Eso
confirmaba aún más cuanto entre ellos había una conexión muy fuerte
O:
Todo esto es muy... ¿romántico? Pero aún no entiendo como fue que lograste
aclarar tu situación con ella...
F:
Me fui a Acapuclo a buscarla cuando supe que estaba ahí
O:
¿Y ella te escuchó?
Fernando
bajó la mirada recordando lo que le había dicho Lety en esa ocasión:
L: “Lo que pasó anoche fue un error... ¡Yo no
quería estar con usted!”
F: “Ay Leticia, ¡no me mientas! ¡Usted deseaba
estar conmigo tanto cuanto yo deseaba estar con usted y me lo demostró con cada
fibra de su cuerpo!”
L: “Esta noche, cuando hicimos el amor, yo estaba
pensando... ¡Estaba pensando en Aldo!”
F: “¿Cómo puede decirme eso? ¿Con qué cara me dice
eso, después de la noche mágica que pasamos juntos?”
L: “Tal vez fue mágica por usted, pero para mi...
¡fue una noche más!”
L: “Lo siento Don Fernando pero yo... ¡Ya no lo
amo! Desde que conocí a Aldo, me enamoré de él y es con él que imaginaba hacher
el amor esta noche, porque es con él que quiero pasar el resto de mi vida...”
[...]
L: “Lo siento mucho Don Fernando pero ya le dije
que ¡yo ya no lo amo! Y le voy a decir otra cosa, aunque no es asunto suyo. Yo
y Aldo estamos juntos y....”
Fernando, muy asustado, tragó saliva antes de
preguntarle: “¿Y?”
L:.... “¡él y yo hichimos el amor y fue
maravilloso! ¡ Más que con usted!”
Viéndolo
tan triste, e imaginando lo que estaba pensando Fernando, Carolina corrió en su
defensa
C:
Digamos que pudieron hablar y aclarar sus cosas cuando Lety regresó a México
Fernando
sonrió. ¡Por lo menos Carolina no le había contado toda la historia a Omar!
F:
Así es. Por suerte Lety me permitió explicarle lo que había pasado y, como aún
ese sentimiento por mi no estaba muerto, y de verdad no sé como pudo ser,
pudimos hablar...
C:
Es que Lety ya se había dado cuenta en Acapulco que tú estabas enamorado de
ella
F:
¿En serio? ¿Y cómo le hizo?
C:
Se dio cuenta que algunas tarjetas las habías escrito tú y no Omar...
Fernando
sonrió.
O:
Sí; nuestro querido expresidente quiso escribir solito las tarjetas para su...
Fernando
lo miró traverso para que él no la llamara gargolita así que Omar pudo corregirse
O:
...“amada”, después que hizo el amor con ella...
F:
Sí, bueno, pero eso no viene al caso ahora... Lo importante es que quiero que
Lety sea mi esposa
O:
Fernando, ¿Estás seguro de que quieres que todo esto pase en secreto? Digo,
todavía estás comprometido con la Marcianita...
F:
Eso ya lo sé, Omar. Pero no puedo romper mi compromiso con ella hasta que
pagamos la dichosa deuda de Conceptos
O:
¿Y eso por qué?
F:
Te voy a explicar...
En
tanto, Lety había llegado frente la casa de Fernando. Como el mismo vivía en
una área residencial, al ingreso del cancelo estaba una guardia que le pidió
una identificación. Cuando Lety le alcanzó su carnet de elector, la guardia la
miró con el ceño fruncido
L:
¿Qué? ¿Qué pasa?
Guardia:
Señora, ¡la tipa del carnet está muy fea! ¡Este no es su carnet!
Lety
se puso como fiera con ese comentario poco apropiado
L:
Mire, “señor”, aunque le cueste creerlo, esa fea de la foto soy yo. Y le rogaría
moderar su lenguaje cuando habla con una señora...
La
guardia se avergonzó y, tras pedirle una disculpa, le pidió el motivo por el
cual se encontraba ahí a esa hora
L:
Tengo que ver al Señor Fernando Mendiola
Guardia:
¿Y usted es una pariente o una conocida?
L:
Soy su nov... Soy la presidenta de la empresa donde trabaja y tengo que verlo
para que me de unos documentos que necesito
Guardia:
Pues lo siento, Señora, pero Don Fernando no se encuentra en su casa en este
momento...
¡Eso
ya lo sé! Pensó Leticia para sus adentros
L:
Sí, me dijo que iba a cenar fuera y que luego nos veíamos en su casa, por eso
me dio las llaves
La
guardia se sorprendió con esa noticia
Guardia:
¿Usted tiene las llaves de la casa del Señor Mendiola?
L:
Así es; él mismo me las dio en la mañana en la oficina
Guardia:
Entonces puede pasar, Señora
L:
Gracias, muy amable...
Respondió
Lety con una mueca. Ese tipo le había caído gordo desde el primer momento ¡y más
tras su comentario cerca de su aparencia!
Luego
que le contó las motivaciones de Leticia, Omar quedaba aún más perplejo, pero, sabiendo
como pudiera reaccionar la Marcianita, terminó por otorgarle la razón a la
gargolita.
F:
¿Entonces qué opinan?
E:
Fer, yo ya te dije lo que opino, pero también te dije que, si de verdad encontraste
a la mujer de tu vida, yo te voy a apoyar en lo que sea.
Fernando
lo abrazó
F:
¡Gracias amigo!
O:
Yo también te apoyo, hermano; ¡lo que sea para verte feliz!
Fernando
le sonrió y luego miró hacia Carolina que aún no había dicho nada al respeto
F:
¿Y tú, Caro, qué piensas?
C:
Fernando, me consta cuanto Lety te ama, así como me consta que para ti ella daría
su vida... Sé que jamás se irá a enamorar de otro hombre sobre este planeta,
porque solo existes tú para ella, y sé que, a pesar de que Lety pueda no estar
tan de acuerdo con esa decidión de casarse en secreto, ella haría cualquier
cosa para estar contigo, así que estoy segura que va a aceptar encantada de
convertirse en tu esposa... ¡Siempre y cuando se lo vas a pedir como debe de
ser!
F:
¡Claro que voy a pedirselo como debe de ser! Tengo planeado algo muy romántico
para pedirle que se convierta en mi esposa...
Carolina
sonrió. Ella sabía que Fernando no le iba a fallar.
F:
Y, ya que estamos aquí, quería pedirle una cosa a Eduardo...
E:
¿De qué se trata?
F:
Lalo, me gustaría muchísimo si fueras tú mi testigo para la boda
Lalo
sonrió con plena autenticidad. Eso de ser el testigo de la boda con la mujer de
su vida, era algo muy importante y Lalo se sentía honrado que ese privilegio le
tocara a él
F:
Sin animo de ofenderte, Omar, pero Edurdo fue testigo de todo lo que pasé en
estos días sin mi Lety y...
Omar
no lo hizo ni terminar
O:
¡Ni se diga, Fernando! Entiendo perfectamente tu elección. Además no creo que a
Lety le haría quién sabe que gusto si yo fuera tu testigo...
Viendo
el atmosfera tensa, Carolina propuso un brindis para festejar
C:
Bueno, tenemos que festejar entonces
Después
de haber chocado las copas para el brindis, Fernando les contó los últimos
acontecimientos del día y luego se despidió de cada uno de ellos para correr,
por fin, en los brazos de su amada.
Como
en el coche traía los documentos para la boda, decidió antes que todo pasar por
su casa, para guardarlos en su estudio. Cuando abrió la puerta, pero, se dio
cuenta de que a primer piso, estaba una luz encendida... Como recordaba
perfectamente haberla apagada antes de salir de su casa en la mañana, Fernando
se alarmó así que, armado de palo de golf, empezó a subir escaleras arriba,
hasta dar con la puerta de su recámara que estaba entreabierta.
Armado
de valor, Fernando abrió de golpe la puerta y entró en la recámara, gritando
como un loco, con el palo de golf bien alto en las manos.
F:
¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!
Viéndolo
entrar así, la mujer, que estaba debajo de las sabanas, se puso a gritar a su
vez:
Voz:
¡Ahhhhhhhhhhh!
Sigue...