martes, 17 de marzo de 2015

Capítulo 51

Capítulo 51
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La búsqueda del tesoro


Cuando Lety miró hacia el salón, no pudo creer en sus ojos. Todo el ambiente estaba amorosamente iluminado por decenas y decenas de pequeñas velas que creaban una especie de camino en el piso y en cada rincón estaban jarrones llenos de rosas blancas y rosadas.

F: ¡Bienvenida a tu búsqueda del tesoro!

Lety estaba todavía boquiabierta, encantada por las velas que parecían luciérnagas, así que Fernando la abrazó por detrás y la besó en la sien. Lety cerró los ojos por un momento, poniendo sus manos sobre las que Fernando mantenía encima de su abdomen mientras la abrazaban.

L: ¡Gracias! De veras mi amor, ¡gracias por todo!

F: No hay de qué, mi vida. Espero que la idea te guste

L: ¿Cómo no me va a gustar? En más... ¡Me encanta!

F: ¡Que bueno que la pienses así! Esntonces hagamos una cosa; yo te doy la primera pista y te espero arriba ¿ok?

Lety se volteó hacia él, sin soltarse del abrazo

L: Pero... ¿Eso significa que no me vas a ayudar?

F: No mi querida Presidenta. Me temo que tendrá que resolver solita el enigma...

L: ¡Ay que malo eres!

F: ¿Malo yo? ¡Pero si me pasé toda la tarde preparando todo esto!

Fernando fingió un puchero. Lety lo miró y hizo hasta lo imposible para no echarse a reír. Fernando era tan tierno cuanto chistoso cuando ponía esa cara de finto enojado

L: Bueno, bueno está bien. Vete arriba que luego luego te alcanzo

F: ¿Eso quiere decir que estás segura de que va a ser algo facilito?

L: Uhm... sí ji ji ji

F: ‘ta bueno. Entonces...

Fernando le dio un picoreto en los labios antes de terminar la frase

F: ...te espero arriba. ¡No te tardes!

L: Voy a tratar de hacer el posible

Fernando se dirigió hacia el primer piso. Su plan era arreglar los últimos detalles en la recámara mientras Lety estaba empeñada en la planta baja.


Leticia, mientras tanto, se dedicó a la búsqueda así que abrió el primer sobre donde encontró dos cartas: una era una tarjetita con una letra dibujada que decía “A” mientras la otra era la primera pista:

“!Bienvenida a tu búsqueda del tesoro, Leticia! La primera pista, es una canción de Thalia. Estoy seguro de que no te va a ser difícil econtrar la segunda pista...


Quiero beber los besos de tu boca
Como si fueran gotas de rigo
Y allí en el aire dibujar tu nombre junto con el mío


L: Uhm... dibujar mi nombre junto con el tuyo... ¿Donde habrá dibujado nuestros nombres?

Lety miró a su alrededor y se dio cuenta de que a su izquierda estaba un mueble con un espejo donde estaba dibujado un corazón con la escrita “Lety y Fer”

La mirada de Lety se iluminó

L: ¡La encontré!

Lety hizo una pequeña sonrisa y se acercó al mueble, tomando el segundo sobre. Dentro de esto, estaban una tarjeta, esta vez con la letra “T”, y la segunda pista:

“Muy bien mi amor, hiciste un paso adelante. Esta segunda pista, es una canción de Alejandro Fernández. ¡Por cierto, tenemos cita con su manager el lunes en la mañana!

L: ¿Una cita con su manager? Luego le pido que me explique... A ver que dice la pista...

Ven...!! entrégame tu amor...
para calmar este dolor de no tenerte
para borrar con tus caricias mis lamentos
para sembrar mil rosas nuevas en tu vientre... 

Lety miró otra vez a su alrededor y se percató de que habían rosas en todos lados.

L: ¿Y ahora?

De repente algo le llamó la atención. Algunas de las velas, parecían componer la forma de una flecha que indicaba hacia un jarrón puesto encima de la chiminea.

L: ¿Será?

Despacio se acercó hacia donde indicaba la flecha y allí encontró una nueva pista...


Mientras tanto, en la recámara todo estaba listo. Fernando había encendido la chiminea y se había encargado de encender las últimas velas mientras en el aire se difundía el perfume de vanilla. La radio estaba lista para sonar los discos que él había acuradamente elegido y la cama estaba lista con la sabanas de seda y la colcha nueva que había comprado en la tarde.

F: Bueno, todo está en orden. Ahora solo falta que llegue ella... Seguro no ha de tardar; ¡Es muy inteligente mi Lety!

Fernando sonrió enamorado y se sentó delante de la chiminea a la espera


Leticia, en tanto, había aberto el tercio sobre, donde había encontrado la tarjeta con la letra “E”, pero se econtraba en crisis con la tercera pista. ¡No lograba entender cuales de las palabras era el indicio!


Como un rió que camina hacia el mar
ojala que llueva café en el campo
Como un rió que camina hacia el mar
saber que se puede, querer que se pueda
sacarlo todo pa fuera               


L: Uhm... ¿Será el mar? ¿¡Pero donde ecnuentro algo que recuerda el mar aquí!? Además eso sería más probable si se tratara de Aldo... Ay ¿Por qué estoy pensando en el fritanguero? Mejor me concentro en esto. A ver... ¿Y si fuera el café? ¡Claro! Tengo que ir en la cocina...

Una vez en la cocina, llegó otro dilema

L: Ay ¿Y ahora donde lo busco el café? ¡Esta cocina tiene un chorro de armarios! Ni modo...

Lety se acercó al primer armadio y empezó la búsqueda:

L: A ver... aquí hay té, té de tilla, harina... azucar...

Lety se hizo escapar una pequeña risa pensando a la noche del Megatron

L: No, aquí no está el café. A ver en este...

Cuando terminó de revisar todo los armarios, se dio cuenta que en ninguno de ellos estaba café así que empezó a enojarse

L: ¿Y ahora?

La presidenta estaba por regresar en el salón cuando algo le llamó la atención

L: ¡Que tonta soy! ¿Cómo no lo pensè de inemdiato? ¡La máquina para el café!

En efecto, bajo de la máquina para el café, que estaba posicionada sobre la encimera, se econtraba un sobre color aguamarina. En este, la tarjeta decía “O” mientras la pista decía:

“¡Muy pero muy bien mi amor! ¡Te falta poco para econtrar a tu tesoro! Esta es la penúltima nota:

Será que vienes de un planeta
que no aparece ni en novelas de ficción
ni en la mejor enciclopedia
ni en las noticias que dan por televisión

L: A ver... Aquí los indicios pueden ser la televisión o... ¡la eciclopedia! ¿Donde tedrá una enciclopedia Fernando? ¿En el estudio?

Lety se acercó a una puerta que nunca había abierto y por suerte se topó con el estudio de Fernando. En la librería, estaban muchísimos libros pero, por suerte, logró econtrar casi en seguida la enciclopedia. En el sobre correspondiente, estaba la tarjeta con la letra “M” junto a la última pista:

“¡Estás a un paso de la meta! Esta es tu última pista. Estoy seguro que ahora sí puedes encontrar tu tesoro...

Mientras siga viendo tu cara en la cara de la luna
mientras siga escuchando tu voz entre las olas entre la espuma
mientras tenga que cambiar la radio de estación
por que cada canción me hable de ti de ti de ti...     

L: Esta es fácil: ¡La radio! Ji ji ji todo esto de buscar indicios me está gustando muchísimo

Lety regresó en el salón y encontró sin problemás el último sobre

“¡Felicidades Leticia, terminanste la búsqueda! Tu tesoro te espera en la recámara. ¡No te tardes! ¡_ _  _ _ _!”

L: ¿Y estos puntos suspensivos entre las marcas de exclamaciones? ¡Claro! ¡Las letras que encontré! A ver...

Lety se dispuso a ordenar las letras hasta que compuso las palabras “Te amo”.

L: Ahw, ¡Tan divino mi Don Fernando!

Una vez guardadas las tarjetas, empezó a subir las escaleras y se percató del aroma dulce que se difundía en el aire

L: ¡Ay que rico huele!

Cuando abrió la puerta de la recámara, Lety quedó boquiabierta. La habitación estaba iluminada solo por la luz de las velas y el piso estaba enteramente cubierto con pétalos de rosas blancas. La mirada de Lety se aguó así que se puso una mano en la boca para tratar de contener la emoción.

L: ¡No lo puedo creer!

Despacio, se acercó hacia la cama donde, arriba de la colcha, estaba un corazón hecho de pétalos de rosas rojas. Al centro del corazón, estaba una caja que Lety tomó entre sus manos y abrió. Dentro de la misma, estaba un collar con un pendiente con forma de corazón. Lety no logró contener la emoción y las lágrimas empezaron a derramarse de sus ojos. De repente, Lety sintió dos manos posarse en sus caderas y el aliento de Fernando cerca de su oído:

F: Es mi corazón; para ti. ¿Lo quieres?

Lety se volteó muy despacio y se colgó de su cuello, llorando con pleno sentimiento.

F: ¡No mi vida, no llores!

L: Perdoname. Es que todo esto es... es...

Fernando sonrió mientras le secaba las lágrimas

F: ¿Un sueño?

Lety asintió con la cabeza

F: No mi vida, esto no es un sueño. Los sueños siguen siendo sueños solo hasta que decidamos hacerlos metas y convertirlos en realidad y en mi realidad estás tú; estamos nosotros... juntos.

Lety advirtió un escalofrío correrle por la espalda

L: Ay Fernando... Desde que te conocí, supe que tú eras el único hombre con quien quería estar por el resto de mi vida. Y aunque sabía desde el principio que no tenía esperanzas que tú te fijaras en mi, desde el primer día en que me dijiste que yo era la persona que necesitabas, me empecé a ilusionar y finalmente una noche... ¡Tú te fijaste en mi!

Fernando alentó un poco el abrazo. Él todavia se sentía culpable por el dichoso plan que tanto la había hecho sufrir. Lety se percató de inmediato de su estado

L: No mi amor, ¡no quiero que te sienta culpable!

Lety tomó su rostro en sus manos y lo miró fijo en los ojos

L: Escuchame: cuando tú empezaste a interesarte en mi, fuera por lo que fuera, ¡yo me sentí la mujer más feliz del mundo! Para mi era un sueño porque mi deseo más anhelado se me estaba cumpliendo: el hombre de mis sueños por fin se había dado cuenta que yo existía y que existía como mujer, no solo como la computadora con lentes ji ji ji

Fernando también dejó escapar una pequeña risa

L: Desde aquel momento en que me diste el primer beso, supe que estaba perdida porque ese beso para mi quería decir que de allí en adelante, no hubiera sido capaz de vivir sin ti.

Los ojos de Fernando empezaron a aguarse

L: Yo no puedo gustificar lo que hiciste, pero tampoco puedo estar enojada contigo porque lo que pasó por culpa de ese plan, fue lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida. Fernando, ¡yo no puedo vivir si tu no estás conmigo! ¡Se me hace difícil hasta respirar cuando no te tengo cerca! Trata de entender una cosa: ¡yo vivo y respiro porque tú vives y respiras! Todo lo que hoy soy, es gracias a ti y si sigo viva, a pesar del dolor que me causó el estar lejana de ti, es porque tenemos esta historia entre los dos. Sé que no es una historia convencional, pero es algo muy fuerte, que va más allá de nosotros mismos.

Fernando no pudo contener las lágrimas así que apoyó su frente contra la de ella y la abrazó fuerte

F: ¡Te amo Lety! ¡Te amo tanto que no logro controlarlo! Siento que cuando no estás conmigo, me falta el aire para respirar y la luz para ver. Tu eres el aire de todos mis respiros y, si la quieres poner en el plan de la matemática, eres la suma de todos mis suspiros. Eres la manera que tiene el mundo de decirme qué bonita es la vida. Eres mi todo, Leticia.

Fernando le arrimó la boca y la besó suavemente en los labios, estrechandola aún más a su cuerpo. En ese momento, empezó el juego del amor. Fernando cargó a Lety en sus brazos y se acercó hacia la cama donde la tendió antes de recostandose sobre ella. El momento parecía perfecto: en el aire se difundía el aroma de vanilla de las esencias; la chiminea encendida difundía calor y ayudaba a crear el atmosfera perfecta con el juego de luz que creaba el fuego y en la radio sonaban las canciónes de amor que Fernando había escogido especialmente para su gran noche con ella. Todo parecía hechizado hasta que se oyó un rumor extraño...

De repente Lety se bloqueó ya que el rugir de su estómago reclamando alimento arruinó la sensualidad del momento, así que apenada ocultó su rostro en el pecho de Fernando que no pudo otra cosa que abrazarla y echarse a reír.

L: ¡Ay no seas malo! Es que en el evento no comí mucho con todo esto de buscar a Catro, de tu tío Isaac que nos chachó en el baño y de todo el resto que nos pasó...

Fernando le atrajo el rostro con las manos y le besó la frente con mucha dulzura 

F: ¿Tienes hambre?

L: Un poquito...

F: No hay problema, mi princesa...

Fernando se levantó y ofreció su mano a Lety para que se levantara también

F: Te tengo una sorpresita...

L: ¿Otra?

Fernando le besó la mano

F: Claro, mi princesa. Aquí tu principe te va a consentir toda la noche

Fernando le susurró eso en el oído así que Lety estremeció.

F: Esperame aquí que yo voy y regreso en un santiamén

L: ¿No quieres que te acompañe?

F: No mi amor. Sientate aquí que yo ahorita regreso

L: Está bien.


Fernando descendió en la planta baja mientras que Lety se sentó en el afombra delante la chiminea y se encantó mirando el fuego.

L: Ay Dios, ¡todo esto es tan romántico! Bueno, todo excepto lo que pasó recién ji ji ji Es que nunca me imaginé que Fernando fuera así... O sea, siempre supe que era muy dulce pero, lo que hizo esta noche es tan... tan magico. ¡Gracias! ¡Gracias Diosito por ponerlo en mi camino!


En la cocina, Fernando había preparado una bandeja donde había puesto el pastel que había preparado Eduardo, que por cierto se veía muy rico con crema y fresas, junto con fresas con chocolate y Champaña, que había comprado especialmente para esa ocasión. Antes de subir en la recámara, tomó un rosa blanca de uno de los jarrones y se la puso entre los dientes y así subió a primer piso. Cuando abrió la puerta, se percató de que Lety no estaba en la cama, donde la había dejado, si no que estaba sentada en el alfombra blanca delante de la chiminea.

F: ¿Contemplando el fuego?

Lety se asustó

F: Perdón mi amor, no quería espantarte

L: Ji ji ji ¡Fernando! ¿Que haces con esa rosa entre los dientes?

F: Es para ti, mi vida. Una flor para la flor más bella

L: Uy que caballero...

Lety tomó la rosa y le dio un escueto beso en los labios.

Fernando posó la badeja sobre la alfombra y le inquirió:

F: ¿Quieres que comemos aquí? Igual se ve muy romántico comer con el fuego de fondo...

Lety se quedó mirandolo risueña. Fernando se paró un momento para contemplarla; con el fuego que le iluminaba los ojos, y los cabellos sueltos que coronaban sus hombros, Lety era sencillamente magnífica. La mirada de Leticia le penetraba hasta el alma, tanto que Fernando no pudo resistirle y se inclinó hacia ella, hundiendo sus labios en el cuello de su mujer.

L: Creía que tú también tenías hambre...

F: Sí, pero de ti

Un escalofrío recorrió de punta a punta todo el cuerpo de Leticia

F: Pero antes quiro que comas algo. Te necesito en fuerzas para después, mi vida

Fernando le guiñó el ojo y Lety se sonrojó un poco

F: Mira que te traje

Fernando le mostró la badeja

L: ¡Ay que ricos se ven! ¿Y este pastel? ¿Lo hiciste tú?

F: Ehm... no. Pero es como si lo hubiera hecho yo

L: Ja ja ja bueno entonces vamos a probarlo ¿Te parece?

F: Claro que sí

Fernando cortó dos porciones de pastel y las puso en los platos. Lety probó el primer bocado y quedó encantada

L: ¡Que rico sabe!

Fernando también probó un bocado aunque de repente su mirada se posó en la boca de Leticia y se puso a reír

L: ¿Y ahora de qué te ríes?

F: Je je je es que te ensusisate la boca con la crema

L: ¡Ay que vergüenza!

Lety estaba por limpiarse la boca con una mano pero Fernando la paró

F: No mi amor, deja que yo me ocupe de eso...

Sin dejarla hablar, Fernando se acercó a ella y le besó la esquina de la boca, donde estaba la crema. Viendo que Lety lo disfrutaba, Fernando siguió besandola por doquier en la cara hasta llegar a cubrirle los labios con los suyos.

F: Que rico sabes mi amor...

Lety se morbió los labios. Cada palabra que salía de la boca de Fernando, le llegaba derecha al corazón y le hacía sentir una sensación rara, pero bonita en el estómago

F: Bien, ¿que te parece si vamos a probar estas fresas con chocolate?

Lety se puso jugadora y lo miró picara

L: ¿Sabes que son afrodisíacas?

Fernando respondió a la provocación

F: ¿En serio? ¿Y quién lo dice?

L: Alguien por allá... Así que mejor no exageres

F: Eso quiere decir que no me quieres... Es decir... ¿Listo para la operación?

L: Ja ja ja ¡Fernando! ¡Ni que fueras un cirujano!

F: ¿No? ¿Y quién te dijo eso? Yo soy muy bueno como doctor... Si quieres te lo demuestro...

Fernando la miró fijo en los ojos con mucha lascivia

Otra vez esa sensación rara... Era como sentir el estómago lleno de mariposas, como cuando empiezas a enamorarte de alguien, y era una sensación muy bonita que hasta le hacía temblar un poco las piernas. No cabía duda que Fernando era un gran seductor

Fernando se percató de que sus palabras daban el efecto esperado en Leticia así que se puso más atrevido

F: Hagamos una cosa, yo te doy las fresitas y tú me dices que tal saben

L: Bueno...

Fernando tomó una fresa y la acercó a la boca de Lety. Leticia abrió la boca pero Fernando no se la dio de comer si no que empezó el juego de la seducción, pasandole la fresa sobre los labios. Ese gesto, terminó de ecendiar el cuerpo de Lety que empezó a temblar por completo por la excitación. Fernando también se había excitado por la situación así que alejó la bandeja y se arrodilló delante de Lety, que estaba sentada a su vez sobre los tallones, y, reclinandose hacia ella, le susurró algo, hablandole casi sobre los labios

F: ¿Todavía tienes hambre?

Lety también se puso atrevida

L: Sí, pero de ti

Esta vez fue Lety que tomó las riendas del juego así que tomó una fresa con chocolate y hizo que Fernando le diera una mordida. Después se la quitó de la boca y la acercó a su propia boca, succionandola con picardía. Ese gesto, hizo que todos los sentidos se Fernando se encendieran. Fernando le robó la fresa y la dejó a un lado para abocarse a lo que más le sabía rico: la boca de su mujer.

Lentamente, Fernando se fue abalanzando sobre Lety, acostandola sobre la alfombra, y la besó con toda pasión. Esa noche, lo que más quería era que Lety sintiera cuanto la amaba y cuanto la deseaba así que se dedicó a besarla hasta quedar casi sin aliento. Cuando su boca se separó de la de su mujer, Fernando le propuso levantarse para ponerse más comodos en la cama pero ella lo detuvo por una muñeca. Con el sentido completamente nublado, Lety habló sin controlar lo que decía

L: No mi amor, quiero hacerlo aquí

La mirada de Fernando se iluminó y dulcemente le acarició el rostro con la yema de sus dedos, acomodandole un mechón de cabello detrás de su oreja

F: Te amo Leticia y no te haces una idea lo mucho que te deseo y te necesito

L: Yo más, Fernando

Fernando la besó tan profundamente, que Lety sintió que ese beso le sonrojaba hasta el alma. Despacio, los besos se volvieron de apasionados a ardientes cuando Fernando descendió en su cuello y empezó a acariciarle el pecho por encima de su ropa. Lety se encendía más y más con cada beso; el simple contacto con su piel, mandaba el mensaje a todo su cuerpo.

Delicadamente, las manos de Fernando se trasladaron hacia la espalda de Leticia para bajar la cremallera del vestido. Mientras la cremallera se abría, Fernando acariciaba cada centímetro de su piel que quedaba descubierto con la yema de sus dedos, estremeciendola con cada caricia. Cuando la cremallera dejó de ser un estorbo, los labios de Fernando se trasladaron a los hombros de Lety y, con perezosa lentitud, empezó a besarlos y a bajarle el vestido, dejando su piel descubierta.

Cuando Lety quedó con la sola ropa interior, Fernando se quedó mirandola risueño. Al parecer Lety no estrenaba solo un nuevo vestido, si no que había comprado también ropa interior nueva que poco se comparaba con la que usaba antes. Bajo del vestido, Lety traía un sujetador de encaje negro que hacía conjunto con las pantaletas negras de seda. Fernando se quedo encantado frente a tanta belleza: su Lety era simplemente espléndida.

F: Eres hermosa, Lety 

Lety le respondió con una sonrisa, segura que el conjunto le había encantado, aunque, cuando Fernando añadió algo, se quedó pasmada

F: ...y no creas que lo digo solo por como luces ahora ¿eh? Tú eres hermosa porque tu ser es hermoso. Cualquier cosa tú decidas ponerte... o no ponerte, para mi quedes la mujer más maravillosa que exista en este mundo. Creeme Lety, ninguna mujer puede superar la belleza de tu ser. Tú eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida y, si hay una vida después de la muerte, quiero seguir amandote allí también

Lety no pudo contenerse así que se incorporó un poco y lo abrazó fuerte, colgandose de su cuello y acunandose entre sus brazos.

Mientras tanto, en la radio, el cd de Luis Miguel sonaba “Por debajo de la mesa”

Fernando le besó tiernamente donde su frente se perdía en su cabellera y, referiendose al disco, añadió:

F: Me lo regaló el propio Luis Miguel. Lo econtré en el baño antes de venir para acá, a Luis obviamente, y fue tan amable que me regaló su último disco. Esa canción que está sonando ahorita, me hace pensar en ti...

Fernando acercó su boca al oído de Lety y empezó a cantarle por encima de Luis Miguel:

F: Es que no sabes, lo que tú me haces sentir; si tú pudieras un minuto estar en mi... Tal vez te fundirías a esta houguera de mi sangre, y vivirías aquí, y yo abrazado a ti...

Lety lo miró enamorada y lo estrechó aún más

F: ¿Que te parece si bailamos? Y no me vayas a decir que aquí alguien puede vernos ¿eh?

L: Pero... ¿Así?

Lety se refería al hecho que estaba media desnuda

F: Si quieres yo también me desvisto así estamos a mano

L: Ji ji ji no mi vida, así está bien. ¡Bailamos!

Fernando la tomó por una muñeca y la ayudó a levantarse; después la envolvió en sus brazos así que Lety se acurrucó en su abrazo y los dos se perdieron en las palabras de la canción.

Cuando Luis Miguel terminó de cantar, Lety miró a Fernando con un dejo de picardía y lo arrastró cerca de la chiminea, hasta que los dos quedaron sentados otra vez en el afombra. Cerca del fuego, los ojos color café de Lety brillaban aún más. Fernando volvió a perderse en su mirada hasta que ella se acercó y le susurró en el oído:

L: Te amo Fernando. Te amo con todo, mi cuerpo, con toda mi sangre, con toda mi alma. Te amo más que a mi vida. Gracias por existir y por estar en mi vida.

Fernando se emocionó así que tomó el rostro de Lety entre sus manos y la besó, cubriendole la boca con sus labios. Después pasó su mano por detrás de su nuca, profundizando aún más el beso, hasta que sus lenguas se econtraron. De pronto Fernando supo que había llegado el momento en que la magia de su amor comenzara a obrar.

Con cuidado se abalanzó sobre ella y, mantenendo la mano aún detrás de su nuca, se dedicó a besarle el rostro por doquier. Lety intentó acariciarle el pelo con su mano izquierda pero Fernando no se lo permitió y arrastró su brazo a un lado de la alfombra, entrelazando su mano con la ella mientras mantenía el rostro arrimado contra el suyo.

Los besos de Fernando fueron descendiendo hacia el cuello y de allí se trasladaron en el escote. Cuando se topó con el sostén, se puso más atrevido y, con sutil suavidad, pasó su mano izquerda por detrás de la espalda de Leticia, desganchando la traba del mismo. Con delicadeza, la despojó del sujetador, tocándola suavemente. Lety gimió dentro de su boca cuando Fernando abarcó su pecho desnudo con sus labios, obrando su excitante magia mientras saboreaba su prominente busto.

Ella empezó a acariciarle la nuca, donde sabía que Fernando estaba más sensible, encendiendo aún más sus sentidos. Finalmente Lety decidió que había llegado la hora de liberar el pecho de Fernando de la prison que representaba su camiseta así que se incorporó un poco y con sus manos empezó a desabrocharle los botones hasta que la misma quedó en el piso.

Quedado a pecho desnudo, Fernando recostó otra vez a Lety que regresó su mano derecha en la nuca de él mientras deslizó las yemás de los dedos de su mano izquerda  a lo largo de sus hombros, delineando a continuación sus bíceps y erizandole la piel.

Ferndando en tanto, había empezado a dedicarse a la parte baja del cuerpo de Leticia, acariciandole picaramente el muslo mientras que con el índice de la mano derecha descendía su cuello. La boca húmeda de Fernando recorrió su escote  y, después de un instante, se aventuró hasta su abdomen donde desperdició muchos besos que excitaron aún más a Leticia.

Cada vez que Lety sentía la lengua de Fernando recorrer su cuerpo, ahogaba un gemido dentro de su boca.

Fernando se percató de como Lety temblaba, señal que estaba lista para recivirlo así que, suevemente, empezó a bajarle las pantaletas mientras le besaba los muslos al tiempo que ella hundía sus uñas en la alfombra presa de la excitación.

Cuando Fernando fue listo pasa hacerla suya, se detuvo a mirarla risueño por un segundo. Lety respondió a la sonrisa así que una mano de Fernando vagó por su muslo cuesta abajo hasta recoger el reverso de su rodilla elevando la posición de su pierna de modo que Lety se encontró con la pierna izquiera flexionada y con su rodilla pegada a la cadera de él.

Fernando bajó la cremallera de su pantalón deslizandose de ellos y, mientras se dispuso a obrar de igual manera con sus calzoncillos, Lety aportó otra variación. Ya que percibió que la manera en que le había puesto la pierna Fernando, le permitía a él hundirse con más libertad al momento de poseerla, se ingenió para subir la otra pierna de igual manera así que Fernando se arrimó entre sus piernas. De dicha manera, Fernando podía prescindir del sustento de sus antebrazos así que aprovechó para rodear la espalda de Leticia, de modo que entre ellos no midiera ni un centímetro. En el preciso instante en que sus cuerpos se fundieron en uno solo, Lety sonrió en plenitud y se abandonó al placer que el cuerpo de Fernando le brindaba. Sin ni siquiera pensarlo, Lety encimó sus piernas sobre las caderas de él, de modo de retenerlo en la cuna de sus muslos, encadenandose a él a la vez que emplazó sus manos en su espalda, aferrandosele. Fernando hizo una sonrisa de jubilo y estrechó aún más a Leticia, de modo que no mediara ni un solo milímetro entre sus cuerpos. De esa manera en que estaban abrazados, la penetración se tornó absoluda. Fernando la poseyó, haciendola propia una vez más mientras se regocijaba por como Leticia lo entrampaba entre sus muslos.

Los dos compartieron cada movimento en un ritmo perfecto mientras sus pieles estaban adheridas la una a la otra y sus corazónes marcaban un solo ritmo.

Después de algunos minutos, la frequencia de la respiración de los dos fue en aumento hasta que sus caras se tiñeron de un intenso rubor mientras ambos llegaban al Cielo.

En la habitación todavía cantaba Luis Miguel pero el único ritmo que Fernando y Lety bailaron, fue lo de sus cuerpos que se unían en una única dimensión, piel y sentimiento.


Sigue...


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