Capitulo
50
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El
chantaje
A:
Deberían prestar más atención cuando hacen esas cosas en lugares públicos...
Lety
quedó boquiabierta
L:
¡Aldo, no te permito!
A:
¡Me vas a permitir, Leticia! En el fondo, sabía que seguías detrás de él, ¡pero
nunca me imaginé que pudieras caer otra vez en su juego sucio! ¿Por qué sigues
con tus caprichos hacia él si sabes perfectamente que él solo te utiliza por su
empresa?
Esta
vez fue Lety la que se puso como fiera
L:
¡Eso no es asunto tuyo, Aldo!
Aldo
se quedó pasmado.
A:
No... ¡No puedo creer que sigues enamorada de un tipo que lo único que ha hecho
fue hacerte daño!
L:
¡Pues sí, Aldo! ¡Sigo enamorada de él! ¡Y voy a seguir así, hasta que tenga
vida!
A:
¿Y yo donde quedo?
L:
¿Qué quieres decir con eso?
A:
Leticia, sabes perfectamente que yo te amo. Ya te lo dije en Acapulco, y me
atreví a hacerlo solo porque tu me hiciste creer que querías olvidarte de
Fernando pero, por lo que veo, me mentiste...
L:
Sí, es cierto; quería olvidarme de Fernando, pero no pude. Mi cerebro no puede
nada contra el corazón porque el corazón no obedece a las reglas de la lógica;
el corazón siente y vive, y el mío vive por Fernando
Aldo
hirvió y decidió actuar su plan para separarlos, aunque fuera solo por esa
noche
A:
Muy bien Leticia, te felicito... Solo que no has considerado un pequeño detalle...
Lety
lo miró con la mirada interrogativa así que Aldo prosiguió
A:
Marcia Villaroel. Por lo que vi esta noche, ella y Fernando todavía siguen en sus
relación asi que, si quieres que no le diga nada a Marcia de lo que vi, es
mejor que te vengas conmigo. Porque me imagino que ella está al obscuro de todo
¿verdad?
Lety
no lograba creer en lo que escuchaba. Esperaba con todas sus fuerzas que se
tratara de una pesadilla pero todo era demasiado real...
L:
¿Me estás chantajeando, Aldo?
A:
Mira Leticia, yo no quería llegar a tanto pero, ya que tu te nieges si
quiera hablar conmigo, no me queda de
otra...
Lety
respiró hondo y trató de mantener algo de calma. Por nada del mundo se hubiera imaginado
una actitud semejante por parte de Aldo. Como sea, no podía arriesgar que el
fritanguero, como lo llamaba Fernando, la delatara delante de Marcia, así que
se vio obligada a ceder frente al chantaje de Aldo
L:
Está bien Aldo; ganaste. Me voy contigo
A:
Así me gustas...
Mientras
que Aldo y Lety platicaban, Fernando se había demorado en el baño ya que se había
aparecido Luis Miguel. Siendo un gran fan de él, Fernando no podía perderse la ocasión
de pedirle un autógrafo.
F:
Perdón que la moleste, Señor Miguel, pero, si no es mucha molestia, quería
perdirle un autógrafo
LM:
¡Claro que no me molestes! ¿Como te llamas?
F:
Fernando Mendiola; un gusto conocerla
LM:
El gusto es todo mío, Fernando. ¿De veras eres mi fan?
F:
¡Claro que sí! Gracias a sus canciones, he logrado salir de una tapa muy triste
de mi vida ¡y por eso se lo voy a agradecer de por vida! Además, es gracias a
una de sus canciones si yo esta noche pude bailar con el amor de mi vida
LM:
Eso me da muchísimo gusto. Y dime, ¿Cuál de mis canciones te gusta más?
F:
Uy esa es una pregunta muy difícil... ¡Todas sus canciones son hermosas! Creo
que la que en este momento me gusta más, es la que dice:
“Y es que no sabes
lo que tú me haces sentir;
si tú pudieras un minuto
estar en mi
tal vez te fundirías
a esta hoguera de mi sangre
y vivirías aquí, y yo abrazado a ti.”
lo que tú me haces sentir;
si tú pudieras un minuto
estar en mi
tal vez te fundirías
a esta hoguera de mi sangre
y vivirías aquí, y yo abrazado a ti.”
F:
Esa canción me hace pensar a la noche que acaba de pasar. Sabe, yo estaba
sentado a la mesa con Lety, la mujer de mi vida, y le juro por Dios que
estremecí cuando sentí esa canción. ¡Parece que está escrita para nosotros!
LM:
Ja ja ja bueno Fernando, me halagan todos esos cumplidos. Aquí tienes tu autógrafo.
F:
¡Gracias!
LM:
No hay de qué. Espero que tu noche con Lety siga siendo magica
F:
Estoy seguro que así será.
Los
dos se estrecharon las manos y se abrazaron.
Cuando
Fernando salió del baño, fue en busca de su Lety pero, al parecer, ella ya no
estaba en el baño de damas...
Regresado
en el salón, vio algo que lo puse como loco. Delante de él estaba Aldo que estaba
ayudando a Lety a ponerse el abrigo.
Fernando,
obviamente, hirvió
F:
¿¡Qué demonio hace ese güerito con mi mujer!?
Hecho
un fiera, se dirigió hacia donde estaban Aldo y Lety
F:
¿Acaso no te quedó claro lo que te dije allí afuera?
Lety
tembló. Ella sabía perfectamente como se ponía Fernando cuando alguien se
acercaba a ella y más si ese alguien era Aldo...
Aldo
hizo el desentendido
A:
¡Fernando! ¡Qué gusto verte! ¿En qué puedo ayudarte?
F:
¡Ay no te hagas, fritangüerito! ¡Deja en paz a Lety!
A:
Pues, lo siento Mendiola, pero la propria Leticia decidió irse conmigo...
Aldo
rodeó las caderas de Lety con su brazo y después le inquirió:
A:
¿Verdad, Leticia?
Lety
miraba a Fernando casi con las lágrimas en los ojos hasta que con voz temblante
confirmó lo que decía Aldo
Fernando
la miró boquiabierta. ¿Como podía su Lety irse con ese tipo si unos minutos
antes le había jurado que pasaría la noche con él?
A:
Como podiste oír directamente de la boca de la señorita aquí presente, Leticia
se viene conmigo, así que buenas noches, Fernando. Nosotros nos vamos
Fernando
seguía mirando a Lety sin entender, hasta que ella habló
L:
Buenas noches, Don Fernando. Acuerdese de revisar los estados de cuentas...
Fernando
entendió de inmediato que algo no cuabraba. ¡Además esa misma frase la había
usado él mismo cuando Luigi estaba por descubrirlos abrazados en la oficina de
presidencia! ¿Acaso Aldo los había cachado y por eso Lety se estaba yendo con
él? Desafortunadamente Fernando no pudo hacer nada para detenerlos ya que
Marcia estaba llamandolo detrás de él
M:
¡Mi amor!
Fernando,
entre sí: ¡Dios! ¿Por qué me pones estas pruebas? No solo tengo que ver a ¡mi
mujer! que se va con el güerito sonriente, sino que además ¡tengo que soportar también
a Marcia!
Tratando
de tranquilizarse, se volteó hacia ella y le inquirió:
F:
¿Qué quieres, Marcia?
M:
¿Nos vamos?
F:
¿Adonde?
M:
Pues... ¿Qué te parece si me llevas a tu departamento?
F: ¿¡Qué!?
M:
¿Por qué te extraña tanto? Hace mucho que no vengo en tu casa y, ya que es la
casa donde vamos a vivir por un tiempo después de la boda, quiero ir allí. ¿O
qué, no se puede? Quizás tienes planes con ella esta noche...
F:
¡Marcia, por Dios! ¡Terminala de una vez con la historia de la otra! No hay
nadie más que tú, para que sepas...
M:
¿Ah sí? Perfecto, entonces no hay problemas. ¡Vámonos a tu casa! Además me
muero por hacer el amor contigo en tu cama... Ya es mucho que te nieges y llegó
la hora en que me demuestres que ella ya apartenece al pasado
Fernando
no podía más; estaba muy nervioso y lo único que quería, era correr detrás de su
Lety. Además, no tenía la mínima intención de llevarse a Marcia a su casa, ya
que allí estaba todo organizado por su gran noche con Lety. Por suerte de
Fernando, una amiga de Marcia se acercó a ella para saludarla así que él aprovechó
para alejarse a hurtadillas y buscar a Carolina. Cuando la encontró, le inquirió
que era lo que estaba pasando entre Lety y Aldo
C:
Perdoname Fernando; creo que fue mi culpa...
F:
¿Qué quieres decir con eso?
C:
Es que Aldo me pidió si podía hacerle el favor de irme sola a mi casa, de modo
que Lety podía irse con él ya que le dijimos que Lety había llegado aquí conmigo...
F:
¡Ay no Carolina! ¿Cómo me haces eso?
C:
¡Perdoname Fer! ¡Te juro que no lo hice con el propósito de hacerte daño! Es
que Aldo es un amigo mío y no podía negarle ese favor... Como sea tranquilo,
solo va a hablar unos minutos con ella y después la va a llevar a su casa
F:
Sí, claro, me imagino...
Fernando
estaba hecho un volcán por dentro. En su mente empezaron a aparecher las imágenes
de la noche del cumpleaños de Lety y de él que la llevaba al hotel. ¿Qué si el
fritanguero hacía lo mismo? El solo pensarlo lo puso como fiera
Fernando
salió en la terraza y trató de tomar aire para calmarse un poco. Estaba
dispuesto a irse en todos los hoteles de la Ciudad con tal de encontrar a su
Lety, hasta que su celular vibró en su bolsillo.
“Mi amor, perdoname si me fui así con él, ¡pero
te juro que tuve mis razones! Como sea no te preocupes; me llevó en un lugar
aquí cerca para hablar y después me va a llevar a mi casa así que, en cuanto
llegue, me despido de él y corro entre tus brazos. Esperame en tu casa en un
hora y media a más tardar. Te amo. Tu Lety”.
Gracias
al mensaje de Lety, Fernando se relajó un poco aunque estaba todavía nervioso
porque no sabía que había pasado. De repente, sintió una mano cachetearle el
hombro y se percató de que Lalo estaba allí.
E:
¿Qué te pasa, Fer? Te veo como abatido, en vez que en el cielo por lo que va a
pasar en un rato...
F:.
¡Es que está pasando algo raro!
E:
¿O sea?
F:
¡Lety se fue con el güerito sonriente!
E:
¿¡Qué!? ¿Y por qué lo hizo?
F:
Eso no sé; me invió un mensaje en mi celular pero mucho no entendí... Lo bueno
es que me dice que en una hora y media va a estar en mi casa
E:
Entonces tranquilo Fer, no dejarte llevar por tus celos. Ya lo habíamos platicado;
¡Lety solo te ama a ti! Seguro hay una explicación si se fue con ese tipo; ya verás
que ella misma te va a contar lo que pasó
F:
Bueno... ¡Pero hay otro problema!
E:
¿Qué pasa ahora?
F:
¡Marcia quieres venir a mi casa!
E:
Ay ay... Eso me lo imaginaba... No te preocupes; me encargo yo de que ella no
arruine tu plan por la noche
F:
¿Tú? ¿Y como vas a hacer?
E:
Confía en mi
Eduardo
le guiñó el ojo y regresó en el salón, acercandose hacia donde Marcia
estaba todavía platicando con su amiga.
E:
Perdón que las interrumpa muchachas... Marcia, quería saludarte; nosotros nos
vamos
M:
¿Nosotros?
E:
Sí: Fernando y yo
La
amiga de Marcia se alejó, dejandolos a solas
M:
Ja ja ja lo siento Eduardo, pero Fernando se viene conmigo
E:
Uy Marcia no creo que eso sea posible...
M:
¿Por qué?
E:
Porque, por si a caso no te acuerdas, yo soy huésped en casa de Fer y no tengo
donde irme a dormir, así que tengo que irme a fuerza con él
M:
¿Y no tienes otros amigos en la Ciudad?
E:
Por supuesto pero no me parece correcto llamarlos a esta hora de la noche por
pedirle que me huéspeden
M:
Pues que raro porque con Fernando no te hiciste ningún problema en llamarlo de
madrugada...
E:
Fernando es mi hermano, es distinto
M:
Deja de encubrirlo Eduardo; ¡Sé perfectamente que tiene que verse con ella!
E:
Uy Marcia, de veras que estás paranoica...
M:
¡No empieces tu también! ¡Yo no soy paranoica! ¡Sé perfectamente que Fernando
está enamorado de Leticia!
Lalo
se sorprendió aunque no tanto; él ya sabía que Marcia estaba enterada de lo que
Fer sentía por Lety ya que el mismo Fernando había hablado mientras estaba
dormido y se había delatado él solito.
E:
Ja ja ja ¿Cómo se te ocurre semejante tontería?
M:
Mira Eduardo Mendoza, yo no soy ni una nena ni una estúpida así que ni intentes
hacerme pasar por loca. Fernando está enamorado de ella y tu lo sabes
perfectamente
E:
Bueno ¿Y qué piensas hacer al respeto?
M:
Eso a ti no te incumbe. Lo único que tienes que hacer, es no ponerte de por
medio entre él y yo...
E:
Está bien, Marcia. Vete con él si es lo que quieres. Lo único que sí no puedo
hacer, es evitar de irme a dormir a su casa. De veras no tengo donde ir, así
que tengo que regresar en casa de Fernando por la noche
M:
Eso no es un problema.
E:
Bueno, entonces nos vemos más tarde...
Eduardo
se fue donde Carolina mientras que Marcia regresó donde Fernando
M:
¿Nos vamos?
Fernando,
que estaba bebendo un sorbo de vino, casi se atraganta
F:
Es que...
M:
¡Es que nada! Mira Fernando Mendiola, yo me estoy cansando así que, si no
quieres que te arme un escandalo aquí, en frente de todos, llevame de inmediato
a tu casa ¿me oíste?
Fernando
casi se espanta al verla tan pantera
F:
Está bien Marcia, como quieres... Pero ¿Y tu coche?
M:
Está en el estacionamento. Tu vete con el tuyo y yo te sigo con el mío
F:
Bueno...
Cuando
los dos se acercaron a la puerta de salida, Lalo los estaba esperando así que
se acercó a Fernando y lo abrazó, como si quisiera despedirse de él, para
decirle al oído que no se preocupara y que todo iba a salir bien. Fernando supo
que podía confiar en su amugo y se fue con Marcia. La productora ejecutiva se
subió en su coche al tiempo que Fernando subió en su BMW Z4.
Mientras
manejaba, Fernando estaba muy nervioso. Él había preparado una sorpresa para
Lety ¡y era algo que Marcia no podía ver! ¿Como podía zafarse de esa situación?
F:
Ay Dios, ¡en que situación me metí! ¿Cómo se me ocurrió aceptar que Marcia se
vieniera a mi casa? Seguro se va a dar cuenta de lo que hice ¡y ni modo que le diga
que lo hice por ella! ¡Seguro no me va a creer! Bueno, tengo que tranquilizarme;
al fin y al cabo Lalo me dijo que estubiera calmado...
Mientras
tanto, Lety y Aldo estaban en un parque no muy lejos del Círculo
Lety
estaba muy enfadada con Aldo. Desde que había llegado a México, parecía otra
persona. En Acapulco estaba siempre listo en ofrecerle su apoyo y su cariño y
la había ayudado muchísimo cuando se sentía destrozada por culpa del engaño de
Fernando. En la Ciudad Pacifica, sentía que Aldo era un gran amigo en el cual podía
contar para lo que fuera ¿Por qué ahora se portaba tan distinto?
L:
Bueno, ahora que llegamos dime lo que quieres
A:
Leticia, no me mires así. ¡Te juro que mi intención no es la de hacerte daño!
¡Acuerdate que soy tu amigo!
L:
¿Y por eso me estás chantajeando?
A:
No quería llegar a eso, pero tú me obligaste
Lety
lo miraba boquiabierta
L:
¿Yo te obligué?
A:
Exacto. Esta noche te pedí que hablaramos y hasta te pedí si querías bailar
conmigo, pero tu siempre tenías algo mejor que hacer... ¡Como irte besuqueando
con Mendiola!
L:
Aldo, no quiero hablar de eso
A:
Pero yo sí quiero
L:
¿Y qué derecho te ampara?
Aldo
suspiró hondo y trató de calmar ese fuego que se estaba encendiendo dentro de sí.
A:
Mira Leticia, ¿Por qué no nos sentamos así podemos platicar mejor?
L:
¿Y de qué quieres hablar conmigo?
A:
Vamos a sentarnos y te digo
L:
Está bien...
Los
dos se sentaron en un banco que estaba en el parque. Aldo trató de tomarle la
mano pero Lety no se lo permitió
A:
Está bien Leticia, entiendo que puedas estar enojada conmigo. Después de todo
les arruiné el plan por esta noche
L:
¿Cuál plan?
A:
Ay ¡No te hagas Leticia! Sé perfectamente que tenías planeado de verte con él
esta noche, después del evento
Lety
se quedó pasmada
L:
¿¡Qué!? Aldo, ¿Cómo se te ocurre eso? ¿Acaso no viste que él estaba con Doña
Marcia?
A:
Uy sí, por lo que le interesa esa mujer...
L:
¿Qué quieres decir con eso?
Aldo
se mordió la lengua. Por nada del mundo quería decirle que sabía que Fernando,
en realidad, estaba interesado solo en ella...
A:
Nada. Solo que, por lo que vi, no les importó mucho que ella estubiera presente
ya que no te hiciste problemas en besar a su prometido...
Lety
se avergonzó. Después de todo, Aldo tenía razón...
L:
Es que... No sé que me pasó, Aldo. Yo todavía sigo enamorada de él y por eso
estoy muy débil cuando lo tengo en frente. Ha de ser por eso que me dejé
transportar y lo besé
Aldo,
que no había alcanzado a ver lo que había pasado antes del beso, le inquirió:
A:
¿Eso quiere decir que fue él el que insistió?
Lety
no contestó y agachó la mirada. Aldo lo interpretó como una confirma y hirvió
A:
¿¡Cómo se atrevió!? ¡Lo voy a matar en cuanto lo vea!
Lety
se espantó. ¡Aldo había malinterpetado todo!
L:
¡No Aldo! Fui yo la que cedió; ¡él no tiene la culpa de nada!
A:
¿Como puedes todavía defenderlo después de todo lo que te hizo y de todo lo que
sigue haciendote?
L:
¿Qué quieres decir con eso?
A:
¿De veras no te das cuenta? ¡Fernando está jugando otra vez contigo! ¿O acaso
no te parece raro que él se haya acercado a ti justo ahora que eres la
presidenta de su empresa?
L:
¿Y crees que por eso está jugando conmigo?
A:
¡Claro Leticia! ¿O qué? ¿Piensas que él se te acerque por algun otro motivo?
“¡Porque
me ama!”, quería gritarle Lety, pero pensó que no era conveniente que él supiese
de su relación con Fernando...
L: A lo mejor tienes razón...
A:
¡Claro que tengo razón, Leticia! Por eso tienes que alejarte de él. ¡No quiero
que te haga sufrir otra vez!
Aldo
logró tomarle la mano y la miró fijo en los ojos antes de añadir:
A:
...no lo soportaría
Lety
se quedó mirandolo. Aldo tenía una mirada tan penetrante... De pronto el güerito
la atrajó hacia sí y, acercando su rostro a lo de ella, la besó. Lety se quedó
como petrificada por unos segundos hasta que reaccionó y se soltó del beso, levantandone
nerviosamente
A:
Perdoname Leticia, no quería incomodarte...
Lety
respiró hondo y trató de tranquilizarse
A:
Leticia, quería proponerte algo... Te dije que retomé el proyecto de mi
restaurante ¿verdad?
L:
Sí...
A:
Bueno entonces ¿Qué te parece si te vienes a trabajar en Acapulco conmigo?
Lety
abrió grande sus ojos hacendo gala de su asombro
L:
¿¡Qué!?
A:
¿Por qué te sorprendes? Piensalo Leticia, ¡Conceptos no es tu mundo! Acuerdate
de como eras feliz en Acapulco... ¡Hasta tu ser emitía una luz diferente!
Lety
no sabía que decirle
L:
Aldo yo...
A:
No Leticia, dejame terminar. Allá en Acapulco no tendrías que soportar a
personas tan desagrabables como las que están en Conceptos y ni siquiera tendrías
que observar esos ritmos absurdos, como trabajar 18 horas diario. Imaginate
como sería hermoso vivir de vacaciones por el resto de tu vida...
L:
Aldo, ¿Acaso se te olvida que tengo una obligación con Don Humberto Mendiola?
Te recuerdo que todo lo que pasó con Conceptos, fue también mi culpa así que tengo
que remediar a mis errores. No puedo lavarme las manos y dejar que la empreza
fracase. ¡No sería justo!
A:
¡Claro! ¿Como podrías dejar en líos a tu adorado Fernando?
“Calma
Lety, calma...”, se repitió mentalmente la presidenta
L:
No es por eso, Aldo. En la empresa trabajan muchísimas personas, incluso el
Cuartel de mis amigas. ¿Con qué animo puedo irme y dejar a todo el mundo en la
calle? Mis amigas siempre me han sostenido, desde que ingresé a trabajar en
Conceptos como secretaria, y es justo que ahora sea yo la que sostenga a ellas.
¡No puedo abandonarlas, Aldo!
A:
¿Segura que es solo por eso?
L:
¡Claro que sí! Ellos son mis compañeros, mis amigas ¡son mis empleados! Y es mi
deber como presidenta ayudarlos a que no pierdan el trabajo
A:
Está bien, lo entiendo. Entonces hagamos una cosa; terminas lo que tienes que
hacer aquí y después te vienes conmigo en Acapulco. Además piensalo... ¿Qué vas
a hacer después que Fernando y Marcia se casen? Porque no creo que quieras
seguir siendo la amante de un hombre casado...
Lety
hirvió
L:
¿Cómo te atreves?
La
sonrisa de Aldo se desbocó hacia una de sus esquinas, como le era
característico.
A:
Te duele ¿verdad? Ay Leticia... Marcia me contó que se va a casar con Fernando
en noviembre y que además está esperando un hijo de él
A
Lety le heló la sangre en las venas
A:
¿No me digas que no lo sabías?
L:
Eso no es asunto mío. Lo que Don Fernando hace con su vida, es algo que a mi no
me importa
Aldo
la miró en los ojos y se percató de como su mirada lucía triste
L:
Aldo, estoy muy cansada. ¿Me llevas a mi casa, por favor?
A:
Sí, claro...
Cuando
Fernando y Marcia llegaron delante de la casa, Fernando se quedó unos minutos
parado delante de la puerta antes de abrirla.
M:
¿Qué? ¿Nos vamos a quedar aquí afuera toda la noche?
F:
Es que...
M:
¿No me digas que te olvidaste las llaves?
F:
¡Sí! ¡Eso es! ¡Me olvidé las llaves!
Fernando
entre sí: ¡Perfecto! ¡Esa era la excusa que necesitaba!
M:
No te preocupes mi amor, yo tengo mi copia así que quitate que voy a abrir yo
Fernando
empezó a temblar ligermente por la tensión. Cuando Marcia abrió la puerta, se
quedó boquiabierta:
M:
¿¡Qué es esto!?
F:
Mira Marcia, ¡Te puedo explicar todo! Es que yo...
M:
A ver Fernando, ¿Por qué cambiaste todos los muebles? ¡El sofá no estaba allí
la otra vez que vine!
Fernando
suspiró aliviado. Todo lo que él había preparado para Lety, había desaparecido,
seguro por obra de Lalo que se había encargado de dejar la “escena del crimen” impecable.
F:
¡Seguro fue Lalo, hombre! Es que a él no le gusta sentarse en la parte norte de
la casa y por eso cambió la posición del sofá
Marcia
lo miró extraña.
M:
Bueno, vamonos en la recámara
F:
¿Eh? ¿Para qué?
Marcia
se le acercó y empezó a besarle el cuello
M:
Porque me muero de ganas de hacer el amor contigo
Después
lo tomó por una muñeca y lo arrastró por arriba de las escaleras. Fernando no
sabía que hacer. ¿Cómo podía zafarse sin que ella sospechara? Además, en su recámara
estaban las otras cosas para Lety ¿Qué si Lalo no las había quitado y ella las veía?
F:
Marcia, ¡Marcia espera!
M:
¿Qué? ¿Me vas a decir otra vez que no puedes hacer el amor conmigo? Seguro ella
te lo prohibió...
F:
¡Ay por favor Marcia! No es eso.
M:
Bueno, entonces vamonos.
Marcia
lo arrastró hasta la recámara donde, por suerte, Lalo había hecho desaparecer
todo
Fernando,
entre sí: ¡Que Dios te tenga en su gloria Lalito!
Lo
único que quedaba, era la colcha nueva que Fernando había comprado por la ocasión.
M:
¿Y esta colcha?
F:
Es... ¡es un regalo de Eduardo! Me lo trajo directamente desde Guatemala. ¿Te
gusta?
Marcia
no le prestó mucha atención puesto que lo único que le interesaba era él. Con
pose sensual, se quitó el abrigo y empezó a desabrocharse la camiseta,
mirandolo coqueta en los ojos
Fernando
se sentía muy incomodo así que trató de detenerla.
M:
¿Qué te pasa ahora? ¿No quieres hacer el amor conmigo? Quizás no me deseas...
F:
No Marcia, no es por eso. Es que esoty muy cansado y además tengo todavía las
secuelas de la gripa y no quiero contagiarte
M:
Uy que amable eres, pero eso a mi eso no me importa
Marcia
regresó al ataque así que Fernando decidió jugarse el todo por todo
F:
Y... ¿Qué si le pega al niño?
M:
¿Cuál niño?
Fernando,
entre sí: ¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía estar embarazada! ¿Y cómo, si hace meses
que no hacemos el amor? Además yo siempre me he cuidado...
Fernando
hizo una sonrisa socarrona
F:
¿No que estás embarazada?
Marcia
se quedó sin palabras
F:
¿Qué? ¿Te comieron la lengua los ratones?
M:
Tienes razón. No podemos arriesgar que nuestro hijo se enferme. Además yo
también estoy cansada, así que mejor me voy a mi casa para descansar.
Fernando
vio como Marcia retomaba su abrigo y, muy desconsolada, descendía las escaleras
así que la siguió y la detuvo por una muñeca, preocupado por ella.
F:
Marcia, ¿Estás bien?
Marcia
le hizo una sonrisa forzada. El hecho de mentirle cerca del presunto bebé, no
le gustaba para nada, aunque sabía que esa era la única posibilidad que tenía para
mantener a Fernando a su lado
M:
Sí; esoty bien, no te preocupes. Nos vemos en Conceptos, Fernando.
Antes
de irse, Marcia le puso las manos en las mejillas y le dio un tierno beso en la
boca
M:
Acuerdate que, a pesar de todo, yo sigo amandote como el primer día
Fernando
no quiso responderle. Le parecía muy cobarde decirle que él también la amaba así
que, le acarició la barriga y le dio un beso en los labios
F:
Se me cuidan los dos.
Marcia
tragó saliva para sofocar las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos y,
después de forzar otra sonrisa, se fue.
Aseguradose
de que Marcia se había ido realmente, Fernando hizo un suspiro de alivio
F:
¡Gracias Dio! ¡La libré! Ahorita tengo que arreglar otra vez todo para cuando
llegue mi Lety, ya que no ha de faltar mucho.
Después
de haberse fijado en la hora, Fernando decidió llamarla al celular...
Lety,
en tanto, estaba en el coche con Aldo, que por fin había consentido a llevarla
a su casa, cuando su celular empezó a sonar. La presidenta miró la pantalla
para ver quien era que la estaba llamando, aunque estaba segura de que fuera
Fernando.
Viendo
que no contestaba, Aldo le inquirió:
A:
¿Por qué no contestes?
L:
Por... porqué es una llamada de mi casa y seguro es mi papá que quiere regañarme
porque todavía no he llegado.
A:
¡Por eso! ¡Contestale o se van a preocupar aún más! Aunque no falta mucho para
que lleguemos a tu casa...
Frente
a la insistencia de Aldo, Lety no pudo otra cosa que contestar
L:
¿Bueno?
F:
Hola mi amor, ¿Donde estás? ¡Me muero por verte!
Lety,
en tono muy nervioso: ¡Hola papacito! Estoy casi por llegar a mi casa
Fernando
se extrañó
F:
¿Papacito? Espero que sea en sentido de guapo ja ja ja
Lety
hizo escapar una pequeña risa
L:
Así es
F:
Bueno, entonces ¿Cuándo vienes para acá? ¡Quiero comerte de besos! Y además, te
tengo una sorpresita...
Lety
se mordió los labios. ¡Fernando lograba ser siempre tan divino!
L:
Papi, ¿Qué te parece si hablamos cuando llego? Igual no me falta mucho...
Fernando
entendió que algo no cuadraba y que Lety seguro estaba todavía con el güerito
sonriente así que sus celos no tardan en aflorar
F:
Estás con él ¿verdad?
Lety
tragó saliva
L:
...sí.
Fernando
no logró controlarse. ¡Ardía de celos! así que, para evitar de hablar por demás
de la cuenta, le colgó la llamada
L:
¿Bueno? ¿Buenooo? Grrr ¡Me colgó!
A:
¿Tu papá?
L:
¿Quién? Ah sí claro, mi papá
A:
Qué raro que te colgó...
L:
Sí, ¡que raro! Es que seguro estaba medio enojado
A:
Pero ¿Por qué?
L:
No sè, ¡pero no me gusta para nada que me cuelguen!
A:
No te preocupes Leticia; mira, ya llegamos a tu casa. Si quieres yo entro
contigo y le explico lo que pasó
L:
¡No! No hace falta Aldo, gracias.
A:
Como quieres...
Cuando
Aldo estacionó el coche, bajó primero y abrió la puerta del acompañante. Se
acercó a Lety y, tomandola por la mano, la ayudó a descender como buen
caballero.
L:
Gracias. Nos vemos el lunes en conceptos
A
Leticia, prometeme que vas a pensar a lo que te dije
L:
Te prometo que lo voy a hacer. Buenas noches, Aldo
Aldo
se le acercó peligrosamente así que Lety empezó a temblar por los nervios. Por
suerte, Aldo solo la besó en el cachete y le deseó las buenas noches.
Cuando
Lety entró en su casa, estaba furiosa. No solo por lo que había pasado con
Aldo, si no porqué por su culpa, ¡Fernando se había enojado con ella!
L:
¿Y ahora qué hago? Ni modo que me vaya hasta su casa para encontrarlo todo enojado...
Todavía me acuerdo como se puso cuando encontró el dichoso dvd donde estaba con
Tomás. ¡No me quiso hablar por toda la noche! Ay Diosito, ¿Qué hago?
D.E:
¡Lety!
Lety
se sobresaltó cuando vio a su papá descender las escaleras envuelto en una
cobija y con la cara muy enojada
L:
¡Papa! ¿Qué haces despierto tan tarde?
D.E:
Así que es tarde... ¿Y tu, señorita, qué haces fuera de tu casa a esta hora?
L:
Ay papito, ¡ya te dije que me iba a un evento por el trabajo! Tu sabes que
estos tipos de eventos se terminan muy tarde...
D.E:
Bueno, ¡como sea no me gusta que regreses tan tarde! ¿Quién te llevó?
L:
Eh... ¡Doña Carolina! Sí te acuerdas de ella, ¿Verdad papacito?
D.E:
¡Claro! La señora que te trajo a Acapulco ¿verdad?
L:
Esa mera. Bueno papito, yo me voy a dormir que estoy muy cansada y...
Lety
decidió poner en acto el plan B; lo que quería utilizar si algo no iba como debía
esa noche, cosa que finalmente pasó
D.E:
¿Y qué?
L:
Y mañana tengo que levantarme temprano porque voy a correr al parque
DE:
¿Y eso para qué?
L:
¡Ay papacito! Es que en Acapulco me acostumbré a ir a correr todas las mañanas
y no quiero perder esa costumbre. Además hace muy bien correr
DE:
Bueno, como quieres mi niña. Ahorita vete a dormir que es muy tarde
L:
Sí, papito
Lety
le dio un beso a su papá y se fue en su recámara
Mientras
tanto, Fernando había terminado de arreglar otra vez las cosas para darle la
sorpresa a su Lety. En la recámara, los CD’s estaban listos para sonar y las
velas habían sido encendidad. En la planta baja, todo estaba en su lugar.
Fernando estaba todavía enojado por la llamada, pero pensó que no tenía sentido
desperdiciar su noche con ella por culpa del güerito, así que decició darse una
ducha para relajarse...
En
su cuarto, una vez cerrada la puerta, Lety se quitó el abrigo y se puso a
reflexionar
L:
¿Qué hago? ¡Tengo que explicarle lo que pasó, pero ni modo que lo haga por
telefono! Como sea tengo que llamarlo para ver de que humor está
Lety
tomó su celular y intentó llamar a Fernando pero no obtuvo respuesta lo que la
hizo enojar aún más
L:
¿Así que no contestes? ¡Muy bien, Fernando Mendiola, quedate con tus estúpidos
celos!
Lety
estaba tan enojada, que se tiró en su cama y se puso a llorar por los nervios
hasta que se durmió.
Salido
de la ducha, Fernando se sentía más relajado, aunque viendo la hora en el reloj
se angustió, ya que Lety aún no había llegado.
F:
¿Y si se enojó conmigo? Claro, no sería nada raro visto como me porté. ¿¡Por qué
soy tan burro!? ¡Siempre me dejo llevar por mis estúpidos celos! Es que la amo
tanto, que tengo miedo de perderla... ¡Tengo que hacer algo!
Sin
pensarlo dos veces, Fernando se vistió y salió de su casa.
Llegado
delante la casa de Lety, Fernando se percató de que la luz de su cuarto estaba
encendida así que intentó llamar a su Lety al celular para que se bajara, pero
no obtuvo respuesta.
F:
¿Por qué no contesta? ¿Posible que esté tan enojada conmigo, que ni siquiera
quiere hablarme? No Diosito, ¡no puedo perderla otra vez! ¡El solo pensar de no
estar con ella, me mata!
Lety,
en tanto, se había despertado porque sentía como algo raro en el pecho. Por una
extraña razón, su corazón latía más fuerte así que se levantó de la cama y bebió
un sorbo de agua de una botella que tenía cerca de su cama.
L:
¿Por qué lates así, corazóncito mío? ¿Qué te pasa?
Lety
se levantó y empezó a caminar en su cuarto hasta que se paró frente a la
ventana.
L:
Quizás si tomo un poco de aire me va a pasar esto que siento...
Cuando
abrió la ventada de su cuarto, Lety quedó boquiabierta. Delante de su casa
estaba Fernando, sentado en la cajuela de su coche con los brazos cruzados y la
cara preocupada. Al solo verlo allí parado, Lety murió de amor. ¿Como podía
estar enojada con él que era tan divino? Fernando parecía el principe del
cuento que había llegado para rescatarla de su angustia
Sin
pensarlo dos veces, Lety tomó su bolsa y su abrigó y corrió escaleras abajo.
Tratando de no hacer ruido, salió de su casa a hurtadillas y se precipitó donde
Fernando.
Fernando,
por su cuenta, estaba perdido en sus pensamientos así que casi no se percató de
que Lety había salido de su casa. Cuando la vio, su mirada se iluminó y la
acogió con los brazos abiertos, evolviendola en un tierno abrazo. Los dos se
estrecharon el uno en los brazos del otro y sus miradas se aguaron
F:
¡Perdoname mi vida!
L:
¡Nada que perdonar, mi amor!
Fernando
le puso las manos en las mejillas y dulcemente acercó su rostro al suyo,
besandola en plenitud.
Lety
recibió el beso con beneplacido y los dos se quedaron besandose por un rato. Sus
almas necesitaban saciarse en sus labios así que, cuando sus bocas saciaron la
sed que tenían el uno del otro, Fernando habló:
F:
¡No sabes las ganas que tenía de besarte!
L:
Yo también, mi amor
Fernando
sonrió con plenitud
L:
¿Y esa sonrisa a qué se debe?
F:
Al hecho que la mujer de mi vida me llame “mi amor”
Lety
se sonrojó un poco y bajó la mirada. Fernando la tomó por el mentón y la miró
intensamente en los ojos
F:
Te amo Lety. Jamás en mi vida he amado con tanta fuerza a alguien, como amo a
ti. Siento que me muero si tu no estás conmigo
La
mirada de Lety se aguó por la emoción así que Fernando la estrechó a sí y le
besó la cabellera.
F:
¿Qué te parece si te rapto y te llevó a mi casa?
Lety
le sonrió
L:
Me parece perfeto
Fernando
posó un beso fugaz sobre sus labios y los dos se subieron al coche.
Cuando
llegaron delante de la casa de Fernando, Lety se quedó mirandola, tal como había
hecho la primera vez. Fernando sonrió y la abrazó por detrás, besandole la sien.
F:
¿Vamos a entrar?
L:
Sí, claro
F:
Bueno, pero esta vez vas a ser tu la que abre la puerta
L:
¿Yo? ¿Por qué?
F:
Ah ah señorita, esa es una sorpresa así que cero preguntas y abra la puerta;
aquí estan sus llaves
L:
Bueno...
Lety
giró la llave y abrió la puerta. Cuando alzó la mirada, sus ojos se iluminaron
y ella empezó a llorar....
Sigue...
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