martes, 10 de marzo de 2015

Capitulo 50

Capitulo 50
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El chantaje


A: Deberían prestar más atención cuando hacen esas cosas en lugares públicos...

Lety quedó boquiabierta

L: ¡Aldo, no te permito!

A: ¡Me vas a permitir, Leticia! En el fondo, sabía que seguías detrás de él, ¡pero nunca me imaginé que pudieras caer otra vez en su juego sucio! ¿Por qué sigues con tus caprichos hacia él si sabes perfectamente que él solo te utiliza por su empresa?

Esta vez fue Lety la que se puso como fiera

L: ¡Eso no es asunto tuyo, Aldo!

Aldo se quedó pasmado.

A: No... ¡No puedo creer que sigues enamorada de un tipo que lo único que ha hecho fue hacerte daño!

L: ¡Pues sí, Aldo! ¡Sigo enamorada de él! ¡Y voy a seguir así, hasta que tenga vida!

A: ¿Y yo donde quedo?

L: ¿Qué quieres decir con eso?

A: Leticia, sabes perfectamente que yo te amo. Ya te lo dije en Acapulco, y me atreví a hacerlo solo porque tu me hiciste creer que querías olvidarte de Fernando pero, por lo que veo, me mentiste...

L: Sí, es cierto; quería olvidarme de Fernando, pero no pude. Mi cerebro no puede nada contra el corazón porque el corazón no obedece a las reglas de la lógica; el corazón siente y vive, y el mío vive por Fernando

Aldo hirvió y decidió actuar su plan para separarlos, aunque fuera solo por esa noche

A: Muy bien Leticia, te felicito... Solo que no has considerado un pequeño detalle...

Lety lo miró con la mirada interrogativa así que Aldo prosiguió

A: Marcia Villaroel. Por lo que vi esta noche, ella y Fernando todavía siguen en sus relación asi que, si quieres que no le diga nada a Marcia de lo que vi, es mejor que te vengas conmigo. Porque me imagino que ella está al obscuro de todo ¿verdad?

Lety no lograba creer en lo que escuchaba. Esperaba con todas sus fuerzas que se tratara de una pesadilla pero todo era demasiado real...

L: ¿Me estás chantajeando, Aldo?

A: Mira Leticia, yo no quería llegar a tanto pero, ya que tu te nieges si quiera  hablar conmigo, no me queda de otra...

Lety respiró hondo y trató de mantener algo de calma. Por nada del mundo se hubiera imaginado una actitud semejante por parte de Aldo. Como sea, no podía arriesgar que el fritanguero, como lo llamaba Fernando, la delatara delante de Marcia, así que se vio obligada a ceder frente al chantaje de Aldo

L: Está bien Aldo; ganaste. Me voy contigo

A: Así me gustas...


Mientras que Aldo y Lety platicaban, Fernando se había demorado en el baño ya que se había aparecido Luis Miguel. Siendo un gran fan de él, Fernando no podía perderse la ocasión de pedirle un autógrafo.

F: Perdón que la moleste, Señor Miguel, pero, si no es mucha molestia, quería perdirle un autógrafo

LM: ¡Claro que no me molestes! ¿Como te llamas?

F: Fernando Mendiola; un gusto conocerla

LM: El gusto es todo mío, Fernando. ¿De veras eres mi fan?

F: ¡Claro que sí! Gracias a sus canciones, he logrado salir de una tapa muy triste de mi vida ¡y por eso se lo voy a agradecer de por vida! Además, es gracias a una de sus canciones si yo esta noche pude bailar con el amor de mi vida

LM: Eso me da muchísimo gusto. Y dime, ¿Cuál de mis canciones te gusta más?

F: Uy esa es una pregunta muy difícil... ¡Todas sus canciones son hermosas! Creo que la que en este momento me gusta más, es la que dice:

“Y es que no sabes
lo que tú me haces sentir;
si tú pudieras un minuto
estar en mi
tal vez te fundirías
a esta hoguera de mi sangre
y vivirías aquí, y yo abrazado a ti.”

F: Esa canción me hace pensar a la noche que acaba de pasar. Sabe, yo estaba sentado a la mesa con Lety, la mujer de mi vida, y le juro por Dios que estremecí cuando sentí esa canción. ¡Parece que está escrita para nosotros!

LM: Ja ja ja bueno Fernando, me halagan todos esos cumplidos. Aquí tienes tu autógrafo.

F: ¡Gracias!

LM: No hay de qué. Espero que tu noche con Lety siga siendo magica

F: Estoy seguro que así será.

Los dos se estrecharon las manos y se abrazaron.


Cuando Fernando salió del baño, fue en busca de su Lety pero, al parecer, ella ya no estaba en el baño de damas...

Regresado en el salón, vio algo que lo puse como loco. Delante de él estaba Aldo que estaba ayudando a Lety a ponerse el abrigo.

Fernando, obviamente, hirvió

F: ¿¡Qué demonio hace ese güerito con mi mujer!?

Hecho un fiera, se dirigió hacia donde estaban Aldo y Lety

F: ¿Acaso no te quedó claro lo que te dije allí afuera?

Lety tembló. Ella sabía perfectamente como se ponía Fernando cuando alguien se acercaba a ella y más si ese alguien era Aldo...

Aldo hizo el desentendido

A: ¡Fernando! ¡Qué gusto verte! ¿En qué puedo ayudarte?

F: ¡Ay no te hagas, fritangüerito! ¡Deja en paz a Lety!

A: Pues, lo siento Mendiola, pero la propria Leticia decidió irse conmigo...

Aldo rodeó las caderas de Lety con su brazo y después le inquirió:

A: ¿Verdad, Leticia?

Lety miraba a Fernando casi con las lágrimas en los ojos hasta que con voz temblante confirmó lo que decía Aldo

Fernando la miró boquiabierta. ¿Como podía su Lety irse con ese tipo si unos minutos antes le había jurado que pasaría la noche con él?

A: Como podiste oír directamente de la boca de la señorita aquí presente, Leticia se viene conmigo, así que buenas noches, Fernando. Nosotros nos vamos

Fernando seguía mirando a Lety sin entender, hasta que ella habló

L: Buenas noches, Don Fernando. Acuerdese de revisar los estados de cuentas...

Fernando entendió de inmediato que algo no cuabraba. ¡Además esa misma frase la había usado él mismo cuando Luigi estaba por descubrirlos abrazados en la oficina de presidencia! ¿Acaso Aldo los había cachado y por eso Lety se estaba yendo con él? Desafortunadamente Fernando no pudo hacer nada para detenerlos ya que Marcia estaba llamandolo detrás de él

M: ¡Mi amor!

Fernando, entre sí: ¡Dios! ¿Por qué me pones estas pruebas? No solo tengo que ver a ¡mi mujer! que se va con el güerito sonriente, sino que además ¡tengo que soportar también a Marcia!

Tratando de tranquilizarse, se volteó hacia ella y le inquirió:

F: ¿Qué quieres, Marcia?

M: ¿Nos vamos?

F: ¿Adonde?

M: Pues... ¿Qué te parece si me llevas a tu departamento?

F:  ¿¡Qué!?

M: ¿Por qué te extraña tanto? Hace mucho que no vengo en tu casa y, ya que es la casa donde vamos a vivir por un tiempo después de la boda, quiero ir allí. ¿O qué, no se puede? Quizás tienes planes con ella esta noche...

F: ¡Marcia, por Dios! ¡Terminala de una vez con la historia de la otra! No hay nadie más que tú, para que sepas...

M: ¿Ah sí? Perfecto, entonces no hay problemas. ¡Vámonos a tu casa! Además me muero por hacer el amor contigo en tu cama... Ya es mucho que te nieges y llegó la hora en que me demuestres que ella ya apartenece al pasado

Fernando no podía más; estaba muy nervioso y lo único que quería, era correr detrás de su Lety. Además, no tenía la mínima intención de llevarse a Marcia a su casa, ya que allí estaba todo organizado por su gran noche con Lety. Por suerte de Fernando, una amiga de Marcia se acercó a ella para saludarla así que él aprovechó para alejarse a hurtadillas y buscar a Carolina. Cuando la encontró, le inquirió que era lo que estaba pasando entre Lety y Aldo

C: Perdoname Fernando; creo que fue mi culpa...

F: ¿Qué quieres decir con eso?

C: Es que Aldo me pidió si podía hacerle el favor de irme sola a mi casa, de modo que Lety podía irse con él ya que le dijimos que Lety había llegado aquí conmigo...

F: ¡Ay no Carolina! ¿Cómo me haces eso?

C: ¡Perdoname Fer! ¡Te juro que no lo hice con el propósito de hacerte daño! Es que Aldo es un amigo mío y no podía negarle ese favor... Como sea tranquilo, solo va a hablar unos minutos con ella y después la va a llevar a su casa

F: Sí, claro, me imagino...

Fernando estaba hecho un volcán por dentro. En su mente empezaron a aparecher las imágenes de la noche del cumpleaños de Lety y de él que la llevaba al hotel. ¿Qué si el fritanguero hacía lo mismo? El solo pensarlo lo puso como fiera

Fernando salió en la terraza y trató de tomar aire para calmarse un poco. Estaba dispuesto a irse en todos los hoteles de la Ciudad con tal de encontrar a su Lety, hasta que su celular vibró en su bolsillo.

Mi amor, perdoname si me fui así con él, ¡pero te juro que tuve mis razones! Como sea no te preocupes; me llevó en un lugar aquí cerca para hablar y después me va a llevar a mi casa así que, en cuanto llegue, me despido de él y corro entre tus brazos. Esperame en tu casa en un hora y media a más tardar. Te amo. Tu Lety”.

Gracias al mensaje de Lety, Fernando se relajó un poco aunque estaba todavía nervioso porque no sabía que había pasado. De repente, sintió una mano cachetearle el hombro y se percató de que Lalo estaba allí.

E: ¿Qué te pasa, Fer? Te veo como abatido, en vez que en el cielo por lo que va a pasar en un rato...

F:. ¡Es que está pasando algo raro!

E: ¿O sea?

F: ¡Lety se fue con el güerito sonriente!

E: ¿¡Qué!? ¿Y por qué lo hizo?

F: Eso no sé; me invió un mensaje en mi celular pero mucho no entendí... Lo bueno es que me dice que en una hora y media va a estar en mi casa

E: Entonces tranquilo Fer, no dejarte llevar por tus celos. Ya lo habíamos platicado; ¡Lety solo te ama a ti! Seguro hay una explicación si se fue con ese tipo; ya verás que ella misma te va a contar lo que pasó

F: Bueno... ¡Pero hay otro problema!

E: ¿Qué pasa ahora?

F: ¡Marcia quieres venir a mi casa!

E: Ay ay... Eso me lo imaginaba... No te preocupes; me encargo yo de que ella no arruine tu plan por la noche

F: ¿Tú? ¿Y como vas a hacer?

E: Confía en mi

Eduardo le  guiñó el ojo y regresó en el salón, acercandose hacia donde Marcia estaba todavía platicando con su amiga.

E: Perdón que las interrumpa muchachas... Marcia, quería saludarte; nosotros nos vamos

M: ¿Nosotros?

E: Sí: Fernando y yo

La amiga de Marcia se alejó, dejandolos a solas

M: Ja ja ja lo siento Eduardo, pero Fernando se viene conmigo

E: Uy Marcia no creo que eso sea posible...

M: ¿Por qué?

E: Porque, por si a caso no te acuerdas, yo soy huésped en casa de Fer y no tengo donde irme a dormir, así que tengo que irme a fuerza con él

M: ¿Y no tienes otros amigos en la Ciudad?

E: Por supuesto pero no me parece correcto llamarlos a esta hora de la noche por pedirle que me huéspeden

M: Pues que raro porque con Fernando no te hiciste ningún problema en llamarlo de madrugada...

E: Fernando es mi hermano, es distinto

M: Deja de encubrirlo Eduardo; ¡Sé perfectamente que tiene que verse con ella!

E: Uy Marcia, de veras que estás paranoica...

M: ¡No empieces tu también! ¡Yo no soy paranoica! ¡Sé perfectamente que Fernando está enamorado de Leticia!

Lalo se sorprendió aunque no tanto; él ya sabía que Marcia estaba enterada de lo que Fer sentía por Lety ya que el mismo Fernando había hablado mientras estaba dormido y se había delatado él solito.

E: Ja ja ja ¿Cómo se te ocurre semejante tontería?

M: Mira Eduardo Mendoza, yo no soy ni una nena ni una estúpida así que ni intentes hacerme pasar por loca. Fernando está enamorado de ella y tu lo sabes perfectamente

E: Bueno ¿Y qué piensas hacer al respeto?

M: Eso a ti no te incumbe. Lo único que tienes que hacer, es no ponerte de por medio entre él y yo...

E: Está bien, Marcia. Vete con él si es lo que quieres. Lo único que sí no puedo hacer, es evitar de irme a dormir a su casa. De veras no tengo donde ir, así que tengo que regresar en casa de Fernando por la noche

M: Eso no es un problema.

E: Bueno, entonces nos vemos más tarde...


Eduardo se fue donde Carolina mientras que Marcia regresó donde Fernando

M: ¿Nos vamos?

Fernando, que estaba bebendo un sorbo de vino, casi se atraganta

F: Es que...

M: ¡Es que nada! Mira Fernando Mendiola, yo me estoy cansando así que, si no quieres que te arme un escandalo aquí, en frente de todos, llevame de inmediato a tu casa ¿me oíste?

Fernando casi se espanta al verla tan pantera

F: Está bien Marcia, como quieres... Pero ¿Y tu coche?

M: Está en el estacionamento. Tu vete con el tuyo y yo te sigo con el mío

F: Bueno...

Cuando los dos se acercaron a la puerta de salida, Lalo los estaba esperando así que se acercó a Fernando y lo abrazó, como si quisiera despedirse de él, para decirle al oído que no se preocupara y que todo iba a salir bien. Fernando supo que podía confiar en su amugo y se fue con Marcia. La productora ejecutiva se subió en su coche al tiempo que Fernando subió en su BMW Z4.

Mientras manejaba, Fernando estaba muy nervioso. Él había preparado una sorpresa para Lety ¡y era algo que Marcia no podía ver! ¿Como podía zafarse de esa situación?

F: Ay Dios, ¡en que situación me metí! ¿Cómo se me ocurrió aceptar que Marcia se vieniera a mi casa? Seguro se va a dar cuenta de lo que hice ¡y ni modo que le diga que lo hice por ella! ¡Seguro no me va a creer! Bueno, tengo que tranquilizarme; al fin y al cabo Lalo me dijo que estubiera calmado...


Mientras tanto, Lety y Aldo estaban en un parque no muy lejos del Círculo

Lety estaba muy enfadada con Aldo. Desde que había llegado a México, parecía otra persona. En Acapulco estaba siempre listo en ofrecerle su apoyo y su cariño y la había ayudado muchísimo cuando se sentía destrozada por culpa del engaño de Fernando. En la Ciudad Pacifica, sentía que Aldo era un gran amigo en el cual podía contar para lo que fuera ¿Por qué ahora se portaba tan distinto?

L: Bueno, ahora que llegamos dime lo que quieres

A: Leticia, no me mires así. ¡Te juro que mi intención no es la de hacerte daño! ¡Acuerdate que soy tu amigo!

L: ¿Y por eso me estás chantajeando?

A: No quería llegar a eso, pero tú me obligaste

Lety lo miraba boquiabierta

L: ¿Yo te obligué?

A: Exacto. Esta noche te pedí que hablaramos y hasta te pedí si querías bailar conmigo, pero tu siempre tenías algo mejor que hacer... ¡Como irte besuqueando con Mendiola!

L: Aldo, no quiero hablar de eso

A: Pero yo sí quiero

L: ¿Y qué derecho te ampara?

Aldo suspiró hondo y trató de calmar ese fuego que se estaba encendiendo dentro de sí.

A: Mira Leticia, ¿Por qué no nos sentamos así podemos platicar mejor?

L: ¿Y de qué quieres hablar conmigo?

A: Vamos a sentarnos y te digo

L: Está bien...

Los dos se sentaron en un banco que estaba en el parque. Aldo trató de tomarle la mano pero Lety no se lo permitió

A: Está bien Leticia, entiendo que puedas estar enojada conmigo. Después de todo les arruiné el plan por esta noche

L: ¿Cuál plan?

A: Ay ¡No te hagas Leticia! Sé perfectamente que tenías planeado de verte con él esta noche, después del evento

Lety se quedó pasmada

L: ¿¡Qué!? Aldo, ¿Cómo se te ocurre eso? ¿Acaso no viste que él estaba con Doña Marcia?

A: Uy sí, por lo que le interesa esa mujer...

L: ¿Qué quieres decir con eso?

Aldo se mordió la lengua. Por nada del mundo quería decirle que sabía que Fernando, en realidad, estaba interesado solo en ella...

A: Nada. Solo que, por lo que vi, no les importó mucho que ella estubiera presente ya que no te hiciste problemas en besar a su prometido...

Lety se avergonzó. Después de todo, Aldo tenía razón...

L: Es que... No sé que me pasó, Aldo. Yo todavía sigo enamorada de él y por eso estoy muy débil cuando lo tengo en frente. Ha de ser por eso que me dejé transportar y lo besé

Aldo, que no había alcanzado a ver lo que había pasado antes del beso, le inquirió:

A: ¿Eso quiere decir que fue él el que insistió?

Lety no contestó y agachó la mirada. Aldo lo interpretó como una confirma y hirvió

A: ¿¡Cómo se atrevió!? ¡Lo voy a matar en cuanto lo vea!

Lety se espantó. ¡Aldo había malinterpetado todo!

L: ¡No Aldo! Fui yo la que cedió; ¡él no tiene la culpa de nada!

A: ¿Como puedes todavía defenderlo después de todo lo que te hizo y de todo lo que sigue haciendote?

L: ¿Qué quieres decir con eso?

A: ¿De veras no te das cuenta? ¡Fernando está jugando otra vez contigo! ¿O acaso no te parece raro que él se haya acercado a ti justo ahora que eres la presidenta de su empresa?

L: ¿Y crees que por eso está jugando conmigo?

A: ¡Claro Leticia! ¿O qué? ¿Piensas que él se te acerque por algun otro motivo?

“¡Porque me ama!”, quería gritarle Lety, pero pensó que no era conveniente que él supiese de su relación con Fernando...

L:  A lo mejor tienes razón...

A: ¡Claro que tengo razón, Leticia! Por eso tienes que alejarte de él. ¡No quiero que te haga sufrir otra vez!

Aldo logró tomarle la mano y la miró fijo en los ojos antes de añadir:

A: ...no lo soportaría

Lety se quedó mirandolo. Aldo tenía una mirada tan penetrante... De pronto el güerito la atrajó hacia sí y, acercando su rostro a lo de ella, la besó. Lety se quedó como petrificada por unos segundos hasta que reaccionó y se soltó del beso, levantandone nerviosamente

A: Perdoname Leticia, no quería incomodarte...

Lety respiró hondo y trató de tranquilizarse

A: Leticia, quería proponerte algo... Te dije que retomé el proyecto de mi restaurante ¿verdad?

L: Sí...

A: Bueno entonces ¿Qué te parece si te vienes a trabajar en Acapulco conmigo?

Lety abrió grande sus ojos hacendo gala de su asombro

L: ¿¡Qué!?

A: ¿Por qué te sorprendes? Piensalo Leticia, ¡Conceptos no es tu mundo! Acuerdate de como eras feliz en Acapulco... ¡Hasta tu ser emitía una luz diferente!

Lety no sabía que decirle

L: Aldo yo...

A: No Leticia, dejame terminar. Allá en Acapulco no tendrías que soportar a personas tan desagrabables como las que están en Conceptos y ni siquiera tendrías que observar esos ritmos absurdos, como trabajar 18 horas diario. Imaginate como sería hermoso vivir de vacaciones por el resto de tu vida...

L: Aldo, ¿Acaso se te olvida que tengo una obligación con Don Humberto Mendiola? Te recuerdo que todo lo que pasó con Conceptos, fue también mi culpa así que tengo que remediar a mis errores. No puedo lavarme las manos y dejar que la empreza fracase. ¡No sería justo!

A: ¡Claro! ¿Como podrías dejar en líos a tu adorado Fernando?

“Calma Lety, calma...”, se repitió mentalmente la presidenta

L: No es por eso, Aldo. En la empresa trabajan muchísimas personas, incluso el Cuartel de mis amigas. ¿Con qué animo puedo irme y dejar a todo el mundo en la calle? Mis amigas siempre me han sostenido, desde que ingresé a trabajar en Conceptos como secretaria, y es justo que ahora sea yo la que sostenga a ellas. ¡No puedo abandonarlas, Aldo!

A: ¿Segura que es solo por eso?

L: ¡Claro que sí! Ellos son mis compañeros, mis amigas ¡son mis empleados! Y es mi deber como presidenta ayudarlos a que no pierdan el trabajo

A: Está bien, lo entiendo. Entonces hagamos una cosa; terminas lo que tienes que hacer aquí y después te vienes conmigo en Acapulco. Además piensalo... ¿Qué vas a hacer después que Fernando y Marcia se casen? Porque no creo que quieras seguir siendo la amante de un hombre casado...

Lety hirvió

L: ¿Cómo te atreves?

La sonrisa de Aldo se desbocó hacia una de sus esquinas, como le era característico.

A: Te duele ¿verdad? Ay Leticia... Marcia me contó que se va a casar con Fernando en noviembre y que además está esperando un hijo de él

A Lety le heló la sangre en las venas

A: ¿No me digas que no lo sabías?

L: Eso no es asunto mío. Lo que Don Fernando hace con su vida, es algo que a mi no me importa

Aldo la miró en los ojos y se percató de como su mirada lucía triste

L: Aldo, estoy muy cansada. ¿Me llevas a mi casa, por favor?

A: Sí, claro...


Cuando Fernando y Marcia llegaron delante de la casa, Fernando se quedó unos minutos parado delante de la puerta antes de abrirla.

M: ¿Qué? ¿Nos vamos a quedar aquí afuera toda la noche?

F: Es que...

M: ¿No me digas que te olvidaste las llaves?

F: ¡Sí! ¡Eso es! ¡Me olvidé las llaves!

Fernando entre sí: ¡Perfecto! ¡Esa era la excusa que necesitaba!

M: No te preocupes mi amor, yo tengo mi copia así que quitate que voy a abrir yo

Fernando empezó a temblar ligermente por la tensión. Cuando Marcia abrió la puerta, se quedó boquiabierta:

M: ¿¡Qué es esto!?

F: Mira Marcia, ¡Te puedo explicar todo! Es que yo...

M: A ver Fernando, ¿Por qué cambiaste todos los muebles? ¡El sofá no estaba allí la otra vez que vine!

Fernando suspiró aliviado. Todo lo que él había preparado para Lety, había desaparecido, seguro por obra de Lalo que se había encargado de dejar la “escena del crimen” impecable.

F: ¡Seguro fue Lalo, hombre! Es que a él no le gusta sentarse en la parte norte de la casa y por eso cambió la posición del sofá

Marcia lo miró extraña.

M: Bueno, vamonos en la recámara

F: ¿Eh? ¿Para qué?

Marcia se le acercó y empezó a besarle el cuello

M: Porque me muero de ganas de hacer el amor contigo

Después lo tomó por una muñeca y lo arrastró por arriba de las escaleras. Fernando no sabía que hacer. ¿Cómo podía zafarse sin que ella sospechara? Además, en su recámara estaban las otras cosas para Lety ¿Qué si Lalo no las había quitado y ella las veía?

F: Marcia, ¡Marcia espera!

M: ¿Qué? ¿Me vas a decir otra vez que no puedes hacer el amor conmigo? Seguro ella te lo prohibió...

F: ¡Ay por favor Marcia! No es eso.

M: Bueno, entonces vamonos.

Marcia lo arrastró hasta la recámara donde, por suerte, Lalo había hecho desaparecer todo

Fernando, entre sí: ¡Que Dios te tenga en su gloria Lalito!

Lo único que quedaba, era la colcha nueva que Fernando había comprado por la ocasión.

M: ¿Y esta colcha?

F: Es... ¡es un regalo de Eduardo! Me lo trajo directamente desde Guatemala. ¿Te gusta?

Marcia no le prestó mucha atención puesto que lo único que le interesaba era él. Con pose sensual, se quitó el abrigo y empezó a desabrocharse la camiseta, mirandolo coqueta en los ojos

Fernando se sentía muy incomodo así que trató de detenerla.

M: ¿Qué te pasa ahora? ¿No quieres hacer el amor conmigo? Quizás no me deseas...

F: No Marcia, no es por eso. Es que esoty muy cansado y además tengo todavía las secuelas de la gripa y no quiero contagiarte

M: Uy que amable eres, pero eso a mi eso no me importa

Marcia regresó al ataque así que Fernando decidió jugarse el todo por todo

F: Y... ¿Qué si le pega al niño?

M: ¿Cuál niño?

Fernando, entre sí: ¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía estar embarazada! ¿Y cómo, si hace meses que no hacemos el amor? Además yo siempre me he cuidado...

Fernando hizo una sonrisa socarrona

F: ¿No que estás embarazada?

Marcia se quedó sin palabras

F: ¿Qué? ¿Te comieron la lengua los ratones?

M: Tienes razón. No podemos arriesgar que nuestro hijo se enferme. Además yo también estoy cansada, así que mejor me voy a mi casa para descansar.

Fernando vio como Marcia retomaba su abrigo y, muy desconsolada, descendía las escaleras así que la siguió y la detuvo por una muñeca, preocupado por ella.

F: Marcia, ¿Estás bien?

Marcia le hizo una sonrisa forzada. El hecho de mentirle cerca del presunto bebé, no le gustaba para nada, aunque sabía que esa era la única posibilidad que tenía para mantener a Fernando a su lado

M: Sí; esoty bien, no te preocupes. Nos vemos en Conceptos, Fernando.

Antes de irse, Marcia le puso las manos en las mejillas y le dio un tierno beso en la boca

M: Acuerdate que, a pesar de todo, yo sigo amandote como el primer día

Fernando no quiso responderle. Le parecía muy cobarde decirle que él también la amaba así que, le acarició la barriga y le dio un beso en los labios

F: Se me cuidan los dos.

Marcia tragó saliva para sofocar las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos y, después de forzar otra sonrisa, se fue.


Aseguradose de que Marcia se había ido realmente, Fernando hizo un suspiro de alivio

F: ¡Gracias Dio! ¡La libré! Ahorita tengo que arreglar otra vez todo para cuando llegue mi Lety, ya que no ha de faltar mucho.

Después de haberse fijado en la hora, Fernando decidió llamarla al celular...


Lety, en tanto, estaba en el coche con Aldo, que por fin había consentido a llevarla a su casa, cuando su celular empezó a sonar. La presidenta miró la pantalla para ver quien era que la estaba llamando, aunque estaba segura de que fuera Fernando.

Viendo que no contestaba, Aldo le inquirió:

A: ¿Por qué no contestes?

L: Por... porqué es una llamada de mi casa y seguro es mi papá que quiere regañarme porque todavía no he llegado.

A: ¡Por eso! ¡Contestale o se van a preocupar aún más! Aunque no falta mucho para que lleguemos a tu casa...

Frente a la insistencia de Aldo, Lety no pudo otra cosa que contestar

L: ¿Bueno?

F: Hola mi amor, ¿Donde estás? ¡Me muero por verte!

Lety, en tono muy nervioso: ¡Hola papacito! Estoy casi por llegar a mi casa

Fernando se extrañó

F: ¿Papacito? Espero que sea en sentido de guapo ja ja ja

Lety hizo escapar una pequeña risa

L: Así es

F: Bueno, entonces ¿Cuándo vienes para acá? ¡Quiero comerte de besos! Y además, te tengo una sorpresita...

Lety se mordió los labios. ¡Fernando lograba ser siempre tan divino!

L: Papi, ¿Qué te parece si hablamos cuando llego? Igual no me falta mucho...

Fernando entendió que algo no cuadraba y que Lety seguro estaba todavía con el güerito sonriente así que sus celos no tardan en aflorar

F: Estás con él ¿verdad?

Lety tragó saliva

L: ...sí.

Fernando no logró controlarse. ¡Ardía de celos! así que, para evitar de hablar por demás de la cuenta, le colgó la llamada

L: ¿Bueno? ¿Buenooo? Grrr ¡Me colgó!

A: ¿Tu papá?

L: ¿Quién? Ah sí claro, mi papá

A: Qué raro que te colgó...

L: Sí, ¡que raro! Es que seguro estaba medio enojado

A: Pero ¿Por qué?

L: No sè, ¡pero no me gusta para nada que me cuelguen!

A: No te preocupes Leticia; mira, ya llegamos a tu casa. Si quieres yo entro contigo y le explico lo que pasó

L: ¡No! No hace falta Aldo, gracias.

A: Como quieres...

Cuando Aldo estacionó el coche, bajó primero y abrió la puerta del acompañante. Se acercó a Lety y, tomandola por la mano, la ayudó a descender como buen caballero.

L: Gracias. Nos vemos el lunes en conceptos

A Leticia, prometeme que vas a pensar a lo que te dije

L: Te prometo que lo voy a hacer. Buenas noches, Aldo

Aldo se le acercó peligrosamente así que Lety empezó a temblar por los nervios. Por suerte, Aldo solo la besó en el cachete y le deseó las buenas noches.

Cuando Lety entró en su casa, estaba furiosa. No solo por lo que había pasado con Aldo, si no porqué por su culpa, ¡Fernando se había enojado con ella!

L: ¿Y ahora qué hago? Ni modo que me vaya hasta su casa para encontrarlo todo enojado... Todavía me acuerdo como se puso cuando encontró el dichoso dvd donde estaba con Tomás. ¡No me quiso hablar por toda la noche! Ay Diosito, ¿Qué hago?

D.E: ¡Lety!

Lety se sobresaltó cuando vio a su papá descender las escaleras envuelto en una cobija y con la cara muy enojada

L: ¡Papa! ¿Qué haces despierto tan tarde?

D.E: Así que es tarde... ¿Y tu, señorita, qué haces fuera de tu casa a esta hora?

L: Ay papito, ¡ya te dije que me iba a un evento por el trabajo! Tu sabes que estos tipos de eventos se terminan muy tarde...

D.E: Bueno, ¡como sea no me gusta que regreses tan tarde! ¿Quién te llevó?

L: Eh... ¡Doña Carolina! Sí te acuerdas de ella, ¿Verdad papacito?

D.E: ¡Claro! La señora que te trajo a Acapulco ¿verdad?

L: Esa mera. Bueno papito, yo me voy a dormir que estoy muy cansada y...

Lety decidió poner en acto el plan B; lo que quería utilizar si algo no iba como debía esa noche, cosa que finalmente pasó

D.E: ¿Y qué?

L: Y mañana tengo que levantarme temprano porque voy a correr al parque

DE: ¿Y eso para qué?

L: ¡Ay papacito! Es que en Acapulco me acostumbré a ir a correr todas las mañanas y no quiero perder esa costumbre. Además hace muy bien correr

DE: Bueno, como quieres mi niña. Ahorita vete a dormir que es muy tarde

L: Sí, papito

Lety le dio un beso a su papá y se fue en su recámara


Mientras tanto, Fernando había terminado de arreglar otra vez las cosas para darle la sorpresa a su Lety. En la recámara, los CD’s estaban listos para sonar y las velas habían sido encendidad. En la planta baja, todo estaba en su lugar. Fernando estaba todavía enojado por la llamada, pero pensó que no tenía sentido desperdiciar su noche con ella por culpa del güerito, así que decició darse una ducha para relajarse...


En su cuarto, una vez cerrada la puerta, Lety se quitó el abrigo y se puso a reflexionar

L: ¿Qué hago? ¡Tengo que explicarle lo que pasó, pero ni modo que lo haga por telefono! Como sea tengo que llamarlo para ver de que humor está

Lety tomó su celular y intentó llamar a Fernando pero no obtuvo respuesta lo que la hizo enojar aún más

L: ¿Así que no contestes? ¡Muy bien, Fernando Mendiola, quedate con tus estúpidos celos!

Lety estaba tan enojada, que se tiró en su cama y se puso a llorar por los nervios hasta que se durmió.


Salido de la ducha, Fernando se sentía más relajado, aunque viendo la hora en el reloj se angustió, ya que Lety aún no había llegado.

F: ¿Y si se enojó conmigo? Claro, no sería nada raro visto como me porté. ¿¡Por qué soy tan burro!? ¡Siempre me dejo llevar por mis estúpidos celos! Es que la amo tanto, que tengo miedo de perderla... ¡Tengo que hacer algo!

Sin pensarlo dos veces, Fernando se vistió y salió de su casa.

Llegado delante la casa de Lety, Fernando se percató de que la luz de su cuarto estaba encendida así que intentó llamar a su Lety al celular para que se bajara, pero no obtuvo respuesta.

F: ¿Por qué no contesta? ¿Posible que esté tan enojada conmigo, que ni siquiera quiere hablarme? No Diosito, ¡no puedo perderla otra vez! ¡El solo pensar de no estar con ella, me mata!

Lety, en tanto, se había despertado porque sentía como algo raro en el pecho. Por una extraña razón, su corazón latía más fuerte así que se levantó de la cama y bebió un sorbo de agua de una botella que tenía cerca de su cama.

L: ¿Por qué lates así, corazóncito mío? ¿Qué te pasa?

Lety se levantó y empezó a caminar en su cuarto hasta que se paró frente a la ventana.

L: Quizás si tomo un poco de aire me va a pasar esto que siento...

Cuando abrió la ventada de su cuarto, Lety quedó boquiabierta. Delante de su casa estaba Fernando, sentado en la cajuela de su coche con los brazos cruzados y la cara preocupada. Al solo verlo allí parado, Lety murió de amor. ¿Como podía estar enojada con él que era tan divino? Fernando parecía el principe del cuento que había llegado para rescatarla de su angustia

Sin pensarlo dos veces, Lety tomó su bolsa y su abrigó y corrió escaleras abajo. Tratando de no hacer ruido, salió de su casa a hurtadillas y se precipitó donde Fernando.

Fernando, por su cuenta, estaba perdido en sus pensamientos así que casi no se percató de que Lety había salido de su casa. Cuando la vio, su mirada se iluminó y la acogió con los brazos abiertos, evolviendola en un tierno abrazo. Los dos se estrecharon el uno en los brazos del otro y sus miradas se aguaron

F: ¡Perdoname mi vida!

L: ¡Nada que perdonar, mi amor!

Fernando le puso las manos en las mejillas y dulcemente acercó su rostro al suyo, besandola en plenitud.

Lety recibió el beso con beneplacido y los dos se quedaron besandose por un rato. Sus almas necesitaban saciarse en sus labios así que, cuando sus bocas saciaron la sed que tenían el uno del otro, Fernando habló:

F: ¡No sabes las ganas que tenía de besarte!

L: Yo también, mi amor

Fernando sonrió con plenitud

L: ¿Y esa sonrisa a qué se debe?

F: Al hecho que la mujer de mi vida me llame “mi amor”

Lety se sonrojó un poco y bajó la mirada. Fernando la tomó por el mentón y la miró intensamente en los ojos

F: Te amo Lety. Jamás en mi vida he amado con tanta fuerza a alguien, como amo a ti. Siento que me muero si tu no estás conmigo

La mirada de Lety se aguó por la emoción así que Fernando la estrechó a sí y le besó la cabellera.

F: ¿Qué te parece si te rapto y te llevó a mi casa?

Lety le sonrió

L: Me parece perfeto

Fernando posó un beso fugaz sobre sus labios y los dos se subieron al coche.

Cuando llegaron delante de la casa de Fernando, Lety se quedó mirandola, tal como había hecho la primera vez. Fernando sonrió y la abrazó por detrás, besandole la sien.

F: ¿Vamos a entrar?

L: Sí, claro

F: Bueno, pero esta vez vas a ser tu la que abre la puerta

L: ¿Yo? ¿Por qué?

F: Ah ah señorita, esa es una sorpresa así que cero preguntas y abra la puerta; aquí estan sus llaves

L: Bueno...

Lety giró la llave y abrió la puerta. Cuando alzó la mirada, sus ojos se iluminaron y ella empezó a llorar....



Sigue...


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