Capítulo
52
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Cuestiones
de panza
El
sol que iluminaba Ciudad de México la mañana de ese sábado 25 de septiembre, filtraba apenas para las cortinas de la recámara
de Fernando. Era el comienzo de un nuevo día; un nuevo día en que Fernando se sentía
el hombre más suertudo del planeta.
Pegada
a él, todavía estaba durmiendo su Lety, mientras exponía la más placentera de
las sonrisas. Fernando se enterneció con la serenidad con la que Leticia dormía
entre sus brazos después de sus noche de amor. Ella estaba acurrucada contra de
su cadera y tenía la cabeza sobre su hombro así que Fernando podía percebir su respiración
cerca de su cuello
F:
Estoy seguro que está feliz tanto como lo estoy yo. Dios, gracias pormitirme
ser feliz junto a ella... Siento que no puedo vivir si ella no está a mi lado;
entre mis brazos... ¡La amo! Lo juro por Dios; ¡La amo más que nunca! ¡Más que
a mi vida!
En
ese momento, Lety empezó a moverse un poco, señal que estaba empezando a
despertarse. Fernando la besó dulcemente en la mejilla y le deseó el buen día
Lety
abrió apenas los ojos
L:
Buenos... ¿Días? ¿Ya es día?
F:
Sí mi amor, ya es día
Lety
abrió un poco más los ojos y lo miró. Fernando estaba simplemente bellísimo
mientras la miraba risueño. Entre la opción de levantarse o quedarse en la
cama, Lety preferió quedarse en los brazos de Fernando así que volvió a
acorralarse contra su pecho y lo estrechó fuerte. Fernando fue feliz de ofrecerle
su pecho de almohada así que la estrechó a su vez, abrazandola con muchísima
ternura.
F:
Así que la señorita no quiere levantarse...
L:
Uhm... no. Es más provechoso para mi quedarme aquí donde estoy
F:
¿Ah sí? ¿Y por qué?
L:
Pues... porque estoy en el lugar más hermoso del mundo: entre los brazos del
hombre que amo
Fernando
se emocionó así que busco su rostro y, después de acariciarle la mejilla con la
yema de sus dedos, acercó su cara a la de ella y le regaló un tierno beso en
los labios.
F:
¿Qué te parece si tú te quedas aquí y yo te preparo el desayuno?
Lety
fingió un puchero
L:
No, ¡no quiero que te vayas!
F:
Ja ja ja ¡solo voy a bajar en la planta baja, no me voy a ir a Islandia!
L:
¿Sí, verdad? Es que cuando no te tengo cerca, es como si estuvieras en la otra
parte del mundo
Fernando
exibió una sonrisa de oreja a oreja
F:
Tan linda mi Lety
Después
le regaló otro beso con el cual convenció a Lety a dejarlo ir en la cocina.
Mientras
Fernando preparaba el desayuno, Lety aprovechó para ducharse. Dentro de la
ducha de Fernando, encontró varios gel de ducha aunque uno en especial le llamó
la atención. Era un gel de ducha que tenía un olor muy fresco, como de ropa
recién lavada...
L:
Estoy segura que ya he sentido este aroma ¡pero no me acuerdo cuando! De hecho
la botella está casi llena así que Fernando no debe haberlo usado mucho...
Terminada
la ducha se quedó con un dilema:
L:
¿Y ahora? ¡No me traje nada para cambiarme! Ay Lety, ¡Eres una tonta!
Abrigada
con una bata de toalla y una toalla hecha turbande, Lety decidió decender en la
planta baja. Cuando Fernando la vio, lo primero que hizo fue regañarla
F:
¡Leticia Padilla Solís! ¿Cómo se te ocurre bajar así? ¡Te vas a enfermar, mi
amor!
L:
Es que no traje nada para cambiarme, así que tengo solo el vestido que traía
anoche
F:
Bueno, ese vestido no te quedaba tan mal...
Fernando
le hizo una sonrisa picara
L:
Sí, pero no puedo aparecerme en mi casa con ese vestido o mis papás se van a
dar cuenta que no dormí en mi cuarto anoche
F:
Tienes toda tu hermosa boquita llena de razón... ¿Qué te parece si te presto
algo yo?
L:
Ji ji ji ¿Como tu pijama?
F:
¿Y? ¿Qué tenía de malo mi pijama? Además te sentaba de maravilla
L:
¡Ay no jueges! ¡Me sentaba larguísima!
F:
¡Claro que no! Creeme mi amor, todo lo que te pones te senta de maravilla
simplemente porque tú eres maravillosa
Lety
se derritió. ¡Su Fernando lograba ser siempre tan divino!
F:
¿Entonces?
L:
Bueno, acepto tu propuesta
F:
¡Fantastico! Quedate aquí que yo voy por la ropa y regreso
L:
¡Ay no, no seas malo! ¡Primero quiero desayunar! Es que últimamente tengo una
hambre que casi casi me parezco a Marta
ja ja ja
F:
Ja ja ja bueno, como usted ordena. Pero... ¿Segura que no vas a tomar frío?
L:
Claro que no, mi amor. Además la calefacción está encendida así que estoy más
que bien así
F:
Está bien entonces preparate para probar los huevos estrellados más ricos del
universo
L:
Uy, ¿Tan ricos son?
F:
¡Claro! Y además preparé jugo de naranja, café, el pastel que quedó desde ayer
y... una sorpresa especial para mi bella princesa
Fernando
abrió uno de los armarios de la cocina y sacó una paleta muy grande con forma
de corazón, dandosela a Lety
L:
Ahw que romántico mi Don Fernando! ¿Cómo es que ayer no la vi?
F:
Porque la tenía bien guardadita mi pequeña detective
Fernando
le guiñó el ojo y le dio un escueto beso luego del cual los dos empezaron a desayunar.
Luego del desayuno, Fernando subió en la recámara mientras que Lety se ocupó de
programar la lavavajillas. Una vez terminado, Lety alcanzó a Fernando en la recámara
donde él mismo estaba intento a buscar ropa en el armario
L:
¿No encontraste nada?
F:
No mi amor, al contrario. Encontré tres conjuntos deportivos pero hay un pequeño
problema...
L:
¿O sea?
F:
Que los tres no están limpios. O sea, no están susios, pero los usé yo así que
no están como recién lavados
L:
¡Eso no es un problema!
F:
¿Segura?
L:
¡Claro! Es más... de esa manera me va a quedar tu olor en mi piel...
Lety
se acercó a él y muy maliciosamente empezó a bajarse el hombro de la bata
L:
¿Me ayudes a cambiarme?
Fernando
empezó a excitarse. Hasta donde se acordaba él, Leticia era muy timida aunque
debía reconocer que esa nueva Lety más atrevida, lo fascinaba muchísimo.
F:
Claro que sí...
Fernando
empezó a bajarle la bata a Lety hasta que la misma se quedó en el piso. Lety,
por instinto, se cubrió el pecho pero Fernando le quitó suavemente los brazos y
empezó a besarle las muñecas provocandole escalofriós de placer.
Fue
en ese momento que Fernando se percató de que lo único que vestía Lety, era el
collar con el corazón que le había obsequiado él. Aladago de eso, Fernando
empezó a besarle el cuello, siguiendo el perfil del collar. Más relajada, Lety
portó sus brazos detrás de la nuca de Fernando y empezó a jugar con los
cabellos que siempre ahí quedaban libre del gel. Ese gesto hizo estremecer cada
centimetro de la piel de Fernando que, sin pensarlo dos veces, cargo Lety entre
sus brazos y se acercó a la cama donde la tendió antes de abalanzarse sobre
ella.
El
momento estaba perfecto; sus cuerpos se necesitaban y sus almás querían saciar
la sed que solo el placer de tenerse podía saciar. Lety empezó a besar el
cuello de Fernando mientras que el mismo se dedicaba a propiciarle un mansaje
en los muslos. Viendo que Lety lo disfrutaba, Fernando se puso más atrevido así
deslizó la mano entre sus piernas, empezando a propiciarle íntimas caricias, concentrando
el placer en el punto más sensible de su anatomia.
Lety
ahogó un profundo gemido cuando Fernando empezó a acariciarla en el interior de su muslo.
Primero
empezó muy despacio, con cuidado, para ver como reaccionaba ella. Cuando se dio
cuenta que Lety lo disfrutaba, siguió presionándo la zona con intención. Por más
que se esforzaba de tratenerse, Leticia no pudo evitar los sonidos delatores de
su gozo así que un profundo y sonoro gemido salió de su boca y su cuerpo empezó
a temblar por la excitación. Fernando estaba dichoso de poder complacer de tal
manera a su mujer. El solo mirarla gozar, lo mandaba en éxtasis.
Lety
se acurrucó contra de su cuerpo, escondiendo la cabeza en su pecho muy apenada.
Fernando entendió la situación y se limitó a sonreír, abrigandola entre sus
brazos. Cuando supo que Lety estaba más calmada, decidió romper el silencio
F:
Leticia, no tienes que apenarte. Creeme, todo esto es normal y te juro que es
la cosa más hermosa que pueda pasar entre los dos
L:
Es que...
F:
¿Qué?
L:
Que tú siempre me dices que soy una mujer linda, dulce, tierna, y eso que pasó
ahora como que no tiene mucho que ver con el ser tierna...
F:
Je je je ¡Ay que mi Lety! Creeme que para mi, pase lo que pase entre los dos,
tu quedes la mujer más tierna, dulce y hermosa que exista y te juro que no hay
nada que me guste más que estar así contigo
L:
¿En serio?
F:
¡Claro que sí, mi amor! Si pudiera escoger algo que hacer para toda la vida, te
juro que sería quedarme contigo en una cama y amarte por el resto de mis días
Lety
se emocionó y su mirada amenazó con aguarse. Para evitar que las lágrimas
salieran de los ojos de su amada, Fernando empezó a jugar con sus labios, como solía
hacer en la oficina, y la beso profundamente.
En
ese momento el tiempo se paró. Era como si el mundo afuera de la habitación no
existiera. Solo estaban ellos dos perdidos en un mundo donde lo único que les
interesaba, era amarse sin final.
Desafortunadamente,
el idilio fue interrumpido por el sueno del celular de Leticia:
Lety
agarró su celular, que estaba sobre la mesa de noche, y se percató de que su
mamá la estaba llamando
L:
Es mi mamá; tengo que contestarle o se va a preocupar
F:
Claro mi amor, ni se diga... Te espero en el salón
Fernando
le dio un picoreto en los labios y descendió en la planta baja para dejarle
privacidad a Lety
L:
Hola mamacita, ¿qué pasa?
D.J:
Mi vida ¿Donde estás? Fui a buscarte en tu cuarto hace un rato y no te
encontré. ¿Te pasó algo malo?
L:
No mamita ¿Como crees? Estoy perfectamente bien
D.J:
¡Ay gracias Virgencita! ¿Pero donde estás?
L:
Mamita.... Es que tuve que salir muy temprano esta manana para ir a correr; ya
te dije que quiero mantenerme en forma
Doña
Julieta sabía que su hija no le estaba diciendo la verdad...
D.J:
Lety, te conozco muy bien m’hijita y mi corazón me está diciendo que no eres
sincera...
Lety
tragó saliva
D.J:
Pasaste la noche afuera, ¿verdad?
L:
...sí mamá
D.J:
¿Con Don Fernando?
Lety
quedó apabullada. ¿¡Como podía estar enterada de eso su mamá!?
L:
...
D.J:
¿Ese silencio quiere decir que sí?
L:
Sí mamá
Doña
Julieta sonrió feliz. Desde que Fernando había ido a hablar con ella, confesándole
su amor por Lety, su corazón le decía que el muchacho era sincero y que lo
mejor para su Lety, era que se reconciliaran para vivir felices sus amor, ya que
los dos se amaban como locos
D.J:
¿Se reconciliaron?
L:
Así parece...
D.J:
¡Ay gracias San Juditas Tadeo! ¡No sabes cuanto le rogué que te hiciera la
gracia de hacerte reconciliar con él!
L:
¿En serio?
D.J:
¡Claro que sí, Lety! Sé perfectamente que los dos se aman entonces no veo
porque no deberían estar juntos
Lety
hizo una mueca
L:
¿Quizás por su novia?
D.J:
¡Ay por favor Lety! ¡Sabemos perfectamente las dos que él no la ama!
Lety
seguía apabullada. No solo su mamá había tomado espléndidamente la noticia de
su reconciliación con Fernando, ¡si no que le hablaba sin pelos en la lengua
también de Marcia!
D.J:
Bueno, y dime una cosa. ¿Te vas a quedar con él todo el día? ¡Porque a tu papá
le va a partir un rayo si se da cuenta que no dormiste en la casa y que encima
no te apareces por aquí por todo el día!
L:
No sé mamita... Eso depende de lo que quiere hacer Fernando
D.J:
Uy Fernando... ¿Así que ahora se tutean?
L:
Ji ji ji sí, así es mamacita
D.J:
¡Qué bueno mi vida! Pero sería mejor si te aparecerías aquí un ratito y luego
sales otra vez; vente a almorzar con nosotros y luego, si quieres, regreses con
“Fernando”
L:
Mamita, hagamos una cosa; dejame averiguar si Fernando tiene algo planeado y te
llamo en diez minutos ¿te parece?
D.J:
Está bien, mi vida. Hasta luego
L:
Aiooos
Finalizada
la llamada, Lety regresó en el salón donde Fernando la esperaba sentado en el
sofá. Cuando la vio llegar, alzó un brazo, haciendole señal que se acercara
donde él. Lety se sentó en el sofa, cerca de él, y Fernando la envolvió en sus
brazos.
F:
¿Entonces? ¿Qué quería mi suegrita adorada?
Lety
se echó a reir
F:
¿Qué? ¿Qué dije de malo?
L:
Ji ji ji nada mi amor. Es que me da gracia oírte llamar así a mi mamá
F:
¿Y qué tiene de raro? Cuando nos casemos,ella se va a convertir en mi suegra así
que primero me acostumbro, mejor ¿no?
Lety
se separó de él y lo miró fijo boquiabierta
L:
¿¡Casarnos!?
F:
Sí Lety, por supuesto. Ya te lo había dicho la otra vez y tú me dijiste que sí,
querías casarte conmigo
Lety
lo miró rara
L:
¿Estás seguro?
F:
¡Claro que sí! ¿O qué? ¿Cambiaste de opinión?
L:
No pero... ¿No crees que todavía es demasiado pronto para hablar de eso?
F:
A lo mejor puede ser demasiado pronto para ti, pero te aseguro que yo me casaría
contigo mañana mismo
Un
escalofrío recorrió todo su cuerpo de punta a punta así que Lety regresó entre
sus brazos, estrechándolo muy fuerte con las lágrimas en los ojos
L:
Yo también me casaría contigo mañana mismo, Fernando
La
mirada de Fernando se iluminó
F:
¡Entonces hagamolo!
L:
¿Qué?
F:
¡Casemonos! ¡Ahora mismo, Lety! ¡Vamos a la notaría y casemonos ya!
Lety
lo miró rara y le puso una mano en la frente, para comprobar que no teniese calentura
L:
Mi amor, ¿te sientes bien? ¿No será que te está volviendo la fiebre?
F:
¡Claro que no, Lety! ¿De donde sacas eso?
L:
¿¡Yo!? ¡Tú de donde sacas la locura de casarnos ya!
F:
¿No te gustaría?
L:
Pues sí, ¡pero no ahorita y sobretodo no así! Yo quiero hacer las cosas bien
hechas aunque sé que tú no quieres casarte por iglesia... Por eso me propusiste
la cerimonia civil ¿cierto?
F:
¿Quién te dijo eso?
L:
Te escuché hablar con Omar una vez en la oficina, cuando hablabas de tu boda
con Doña Marcia. Estabas todo contento porque solo se iban a casar por el
civil..
F:
¿Y de eso deduces que contigo no quiero casarme por la iglesia?
L:
Pues me parece bastante obvio
Fernando
la soltó y se levantó, ponendose de pie frente a ella y inclinandose hacia
donde estaba sentada, enfrentando sus rostros
F:
Pues fijese que se equivoca, Licenciada Padilla... Sí, es cierto que con Marcia
nos ibamos a casar solo por el civil, pero eso lo decidimos, o mejor digo yo lo
decidí, porque no estaba enamorado de ella y no quería atarme a ella “hasta que
la muerte nos separara”. Contigo sería distinto...
Lety
estaba muy nerviosa, no solo por lo que Fernando le decía, si no por la cercanía
de su rostro con el suyo
L:
¿Y como para qué sería distinto?
F:
Porque tú eres mi vida, Leticia. Yo te amo con todas las fuerzas de mi alma y
quiero estar contigo no solo hasta la muerte, si no hasta después de la muerte.
¡Por la eternidad!
Fernando
no le dejó ni siquiera el tiempo para pensarlo puesto que ya había posado sus
labios sobre los de ella, envolviendola en un tierno beso
L:
Te amo Fernando. ¡Te juro que te amo sobre todas las cosas!
Fernando
sonrió
F:
Yo también, Lety. ¡Te amo!
L:
Pero, aunque amandote tanto, no puedo casarme contigo así nada más. Primero
tenemos que resolver los problemas que tenemos en la empresa, y no solo esos...
F:
Sí, ya sé... ¡Pero conste que yo estaba dispuesto a hablar con Marcia! Fuiste tú
la quien no me dejó...
L:
Es cierto y te expliqué también el porque, si no me acuerdo mal...
F:
Sí...
Fernando,
que mientras tanto había retomado su posición cerca de Lety en el sofá, bajó la
cabeza desconsolado. Lety sonrió y trató de darle ánimo con una caricia en su
mano.
L:
Fernando, te prometo que en cuanto salimos de este lío, me voy a convertir en
tu esposa, si esto es lo que quieres
Fernando
se animó y tomó el rostro de Lety entre sus manos
F:
Es lo que más deseo en la vida, Leticia
Los
dos se besaron con mucho amor hasta que Lety se acordó que tenía que hablarle a
su mamá
L:
Mi amor, necesito saber algo...
F:
Lo que quieres, princesa
L:
¿Tienes algún plan por el día de hoy?
F:
¿Cómo qué?
L:
No sé... Ya que anoche organizaste todo tan perfectamente, te quería preguntar
si para hoy tenías programado algo conmigo
F:
La verdad no, pero eso no es un problema; tú dime lo que quieres hacer y lo
hagamos
L:
Ji ji ji es que mi mamá se dio cuenta que no pasé la noche en mi casa y me
pregunto como a que hora iba a rencasar para que a mi papá no le parta un rayo
F:
¡Ay ese Don Erasmo! ¿Cuándo entenderá que ya no eres una niña?
L:
Creo que nunca... Bueno, en fin, ¿Qué le digo a mi mamá? Ella me dijo que sería
más conveniente si me voy a almorzar en mi casa y luego regreso contigo. Claro,
si tú quieres
F:
¡Señorita Padilla! ¿Que preguntas son esas? ¡Claro que quiero! Es más, si por
mi fuera, no te dejaría ni siquiera alejar de mi por un instante, aunque
entiendo que, hasta que nos casemos, no puedo tener ese privilegio...
L:
Ya vendrá el momento, mi amor, ¡no comas ansia!
De
repente Fernando desorbitò los ojos
F:
Un momento... ¿¡Tu mamá sabe que estás conmigo!?
L:
...sí
F:
¿Y como se enteró?
L:
Pues creo que no le fue difícil somar dos más dos... Ella sabe que tú eres el
amor de mi vida y además, por lo que sé, “alguien” que está en frente de mi en
este momento, fue a hablar con ella para convencerla que está enamoradísimo de
mi...
Fernando
empezó a disimular
L:
Ji ji ji ¡por eso te amo tanto! Siempre logras hacerme reír ji ji ji
F:
¿Sí? Y verás ahora...
Fernando
se lanzó sobre ella y empezó a hacerle cosquillas en el estómago
L:
Ja ja ja ya mi amor o me voy a morir de la risa ja ja ja
F:
Bueno... Pero solo porque tienes que irte donde tus papás...
Lety
miró la hora es su reloj y se percató de que las menecillas marcaban un cuarto
para las 12
L:
Creo que sí
F:
¡Ay no! Quedate otro ratito conmigo ¿sí?
L:
Pero...
Fernando
le puso una mano en la espalda y la tendió en el sofá, abalanzandose sobre ella
y empezando a besarle el cuello
L:
Ji ji ji sabía que ibamos a terminar así
F:
¿Y? ¿Acaso no te gusta?
L:
¡Me encanta! ...pero no puedo quedarme
F:
¿Eso quiere decir que tengo que pararme?
Mientras
le hablaba, Fernando seguía besandole el oído. Lety estremecía con cada
contacto de los labios de él mientras que su sentido empezaba a nublarse
L:
No...
Fernando
sonrió y volvió sus besos más atrevidos, descendiendo en el escote de ella.
Cuando estaba por bajarle la cremallera de la sudadera que le había prestado,
Lety volvió en sí y lo paró
L:
Lo siento mucho mi amor, pero tenemos que pararnos... almenos por ahora
Fernando
la soltó y se puso de pie
F:
Está bien Lety, ¡pero conste que dijiste “por ahora”! Eso quiere decir que
luego no te me escapas ¿eh?
L:
Ji ji ji Fernando, ¿Qué tengo que hacer yo contigo?
F:
Con que me ames por el resto de tu vida es más que suficiente, mi Lety
Lety
se levantó del sofá y lo abrazó, colgandose de su cuello
L:
Es justo lo que quiero hacer...
Diez
minutos después, Lety y Fernando estaban en el coche de él rumbo Calle de
Mimosa...
L:
Creo que hubiera sido mejor si me hubiera puesto otra vez mi vestido en vez que
tu juego de gimnasia...
F:
¿Por qué mi amor? ¡Te sienta magnificamente!
L:
Puede que sea así, pero... ¿Qué le digo a mi papá si me ve así?
F:
¡Pues lo que habías planeado ayer!
L:
¿O sea?
F:
O sea que te fuiste a correr y que por eso traes esa ropa
L:
¡Eres un genio, mi amor!
Lety
se acercó a Fernando y se pegó a su brazo, tal como hacía cuando salían las
primeras noches de sus amorío
Fernando
sonrió y le dio un tierno beso en la cabeza
F:
Hacía muchísimo tiempo que no te tenía así...
Lety
se descolgó de inmediato, regresando en su posición inicial
L:
¡Ay perdón!
F:
¡No! ¡No mi amor! Ven, abrazate a mi como lo hiciste antes. Me gusta eso
L:
¿En serio?
F:
Sí, claro. No hay placer más grande que tener a la mujer que amas pegada a ti
en todo momento
Lety
sonrió emocionada y volvió a abrazarse a él
Cuando
llegaron delante de su casa, Fernando no quería hacerla bajar del coche. No
porque no quería que ella regresara a su casa, si no porque no quería separarse
de ella.
L:
Te prometo que vuelvo en tus brazos más pronto de lo que te imaginas
F:
Eso espero mi vida, o no te voy a hacer bajar del coche je je je
Lety
estampó la huella de sus labios en los de Fernando y entró en su casa asì que
él arrancó rumbo el cientro de la ciudad. La
plática que había tenido con Lety esa mañana, le dio una idea...
L:
¡Hola familia! Ya regresé
D.J:
Hola mi vida, ¿Cómo te fue?
L:
Bien mamita... ¿Y mi papá?
D.J:
Salió un ratito con Moty; no ha de tardar ¡pero cuentame!
L:
¿Qué?
D.J:
¿¡Como que qué!? ¡Pues tu noche con Don Fernando!
Lety
se sonrojó como tomate
L:
¡Mamá!
D.J:
¡Ay mi vida, no seas mala! ¡No me refería a nada de cochino!
Lety
se puso una mano en la frente y miró hacia al piso, muerta de la pena
D.J:
Está bien, si no me quieres platicar lo entiendo. Pero, por lo meno, ¡dime si
se reconciliaron y como fue!
L:.
Ay sí mamita, ¡Nos reconciliamos por fin!
D.J:
¿Y como fue?
L:
Fue....
Lety
se quedó un momento pensativa. No podía decirle a su mamá que también la noche
del jueves había dormido con Fernando ya que le había dicho que había salido
temprano de su casa porque tenía un asunto de trabajo que resolver
D.J:
¿Fue en el evento que tuvieron anoche?
L:
Sí mamá.
D.J:
¡Pero cuentame hija!
L:
Bueno, es síntesis, estabamos los dos allí para hablar con un cantante,
Cristian Castro, para convencerlo a trabajar con nosotros...
D.J:
¿Y lo convencieron?
L:
Sí, por suerte Fernando lo logró. Es que, no sabes mamá, él es tan...
encantador, sí creo que esa sea la palabra adecuata. Cada cosa que se propone,
logra volverla realidad. Es tan divino mi Fernando...
Doña
Julieta sonrió. Ahora que veía a su hija sonreír tan tranquila, con los ojos
tan brillantes y otra vez llenos de vida, se sentía más aliviada
L:
Y, ya que habíamos logrado conquistar al cliente, Fernando me invitó a bailar y
casi nos besamos...
D.J:
¿Casi?
L:
Sí mamá, porque también estaban Aldo, mi amigo de Acapulco de lo que te hablé,
y Doña Marcia
D.J:
¿Esa señorita también estaba ahí?
L:
Sí, mamita
D.J:
¿Y sigue siendo la novia de Don Fernando?
L:
Así es
D.J:
¿Pero como puede Don Fernando seguir con ella si dizque está enamorado de ti?
L:
Es una hisotria complicada mamá; lo que pasa es que él quiere romper su
compromiso con ella, pero, por el momento no es conveniente que lo haga, por lo
meno hasta que Conceptos se recupere de la crisis
D.J:
No entiendo... ¿Qué tiene que ver la empresa con su relación con esa señorita?
L:
Verás mama es que...
En
ese momento, la porta de la casa se abrió y de la misma entraron Don Erasmo
junto con Moty
D.E:
Julieta, ¿Ya está listo el almuerzo?
L:
¡Hola papacito!
Lety
se acercó a él y le dio un beso antes de acariciar a Moty
D.E:
Jovencita, ¿Donde te habías metido?
L:
Pues... ¡Donde te dije papito! ¿O ya no te acuerdas que anoche te dije que tenía
que levantarme temprano para ir a correr?
D.E:
¿Y hasta ahora corriste?
L:
Ehm... no papito, lo que pasa es que me encontré con Doña Carolina y nos
tomamos un café en una cafetería, ya que teníamos que hablar de un asunto de
trabajo
D.E:
Ojalá no me estés diciendo mentiras, Lety...
L:
Ay no papito ¿Como crees?
D.E:
Bueno... Entonces vete a cambiar así podemos almorzar
L:
Sí papito
Leticia
salió en su cuarto y se quitó el juego de gimnasia de Fernando, poniendose algo
suyo. Luego tomó la sudadera en sus manos y la acercó a su nariz, reconociendo
el perfume de Fernando en el cuello de la misma. Lety cerró los ojos y se acostó
un momento en la cama, estrechando la sudadera en su pecho
L:
Fernando...
Mientras
tanto, en casa de la productora ejecutiva, Marcia estaba “en junta” con su
amiga Alicia que le estaba contando lo que había pasado con Tomás
M:
¿Entonces volviste con él?
AF:
¡Ay no Marcia ¿como se te ocurre?! ¡Ni muerta regresaría con él!
M:
¿Entonces por qué aceptaste su invitación?
AF:
Bueno Marcia, algo tenía que comer y ya que mi sueldo no me alcanza ni siquiera
para cubrir todas mis deudas, no tengo ni para comprarme comida así que tuve
que aprovechar del bobo de Tomás
Marcia
hizo una mueca
AF:
Bueno ¿y a ti como te fue? ¿Fuiste al evento donde supuestamente estaba
Fernando?
M:
Sí...
AF:
¿Y? ¿Lo encontraste con ella?
M:
No. Bueno, no exactamente...
AF:
¡Ay Marcia, habla de una vez!
M:
Está bien, Alicia. Fernando estaba allí y también estaba Leticia pero resulta
que “miss universo” había llegado al evento con Carolina Angeles mientras que
Fernando estaba ahí con Eduardo Mendoza
AF:
Ahw tan lindo Eduardito...
M:
Sí, como no...
AF:
Bueno ¿Y qué pasó?
M:
¡Pasó que Fernando estuvo toda la noche “distraído” por ella y ni siquiera se
percató de que yo estaba allí!
AF:
¿Pero como? ¿Eso quiere decir que no supo que tú estabas allí?
M:
¡Claro que lo supo! Y hasta estabamos sentandos todos a la misma mesa, pero él
solo tenía ojos para ella, Alicia...
La
mirada de Marcia se aguó
M:
¡Hasta tuvo el descaro de invitarla a bailar mientras que yo tuve que rogarle
para que bailara conmigo!
Finalmente
las lágrimas salieron de sus ojos, corriendo por sus mejillas
Alicia
se acercó a ella y la abrazo, tratando de darle ánimo
AF:
Ay amiga... ¿Y como terminó la noche?
M:
Ni me preguntes... ¡Terminó en la manera peor!
AF:
¡No me digas que se fue con ella y te plantó allí!
M:
No, eso no. Cuando terminó el evento, Fernando se vino conmigo; bueno, mejor
digo, yo me fui a su casa
AF:
¿Y como la encontraste? ¿La cama estaba revuelta? ¿Había ropa de mujer, bueno
si mujer se puede llamar, en la recámara?
M:
¡Ay no Alicia! Nada de eso
AF:
¿Entonces qué pasó?
M:
Pasó que soy una estúpida, Alicia. Sé perfectamente que Fernando no quiere
estar conmigo y sin embargo insisto en querer hacer el amor con él
AF: No me digas que el desgraciado te rechazó...
M:
Así es
AF:
¿¡Pero como se atrevió!? ¿Y tú no le dijiste nada?
M:
No pude. Él se salió con el pretexto que todavía tenía gripa y que no quería
“contagiar a nuestro bebe”
Alicia
qudó boquiabierta
AF:
¡Marcia! ¡Eso quiere decir que sí cayó en la trampa que ideamos!
M:
Sí, Alicia. Cayó...
AF:
¿Y por qué lo dices así? Deberías estar contenta porque eso quiere decir que la
garnacha ahora ya no va a ser un problema para ti. Digo, si Fernando sabe que
estás embarazada de él, no creo que sea tan descarado de regresar con el
tlacoyo bigotón
M:
Es que no sé si puedo aguantar todo esto... Anoche, antes de que yo regresara a
mi casa, me despedí de Fernando y él me
acarició la barriga, recomendandome que nos cuidaramos los dos
AF:
¡Perfecto amiga! ¡Eso quiere decir que lo tienes bien enganchado! Ahora, el próximo
paso será hacer que tu barriga crezca
Marcia
desorbitó los ojos
M:
¿¡Qué!?
AF:
¡Claro Marcia! Si ese supuesto hijo que esperas es de Fernando, tú misma me
dijiste que tiene que ser de por lo meno cuatro meses y una mujer que está
embarazada de cuatro meses tiene una barriga más grande que la tuya
M:
¿Y como voy a hacer para hacerme crecer la barriga? ¡Ni modo que engorde tanto
en un dia!
AF:
¡Ay Marcia, eso no es necesario! No tiene caso que te pongas como la gorda de
Martha. Solo te basta ponerte una panzita postiza
Marcia
la miró como se mira a alguien que dice puras locuras
AF:
No me mires así, Marcia. ¡Acuerdate que todo esto lo hacemos por alejar a la
garnacha de tu Fernando!
M:
Tienes razón Alicia... ¡Pero todo esto de la barriga postiza no me parece
prudente! ¡Seguro Fernando va a sospechar que hay algo raro! No puedo aparecer
con una barriga de cuatro meses de un día a otro!
AF:
Por eso no hay problema; no tiene que ser una barriga quién sabe cuanto
pronunciada; basta que sea apenas visible y, si alguien pregunta algo, le dices
que antes no se veía porque te vestías con ropa comoda ya que hace frío ¡y
lista!
M:
La haces tan fácil, Alicia...
AF:
Porque es fácil, Marcia. Ahora, si quieres que tu novio se vaya con el tlacoyo
bigotón, eres libre de dejarlo ir...
M:
¡No! Vamos a hacer como tú dices... ¡Estoy dispuesta a todo con tal de alejar a
esa mosca muerta de mi Fernando!
Sigue...