Capítulo
46
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¿Callarse
o confesar?
Las
puertas del elevador se abrieron de par en par pero del mismo no descendieron
ni Leticia ni Fernando, sino la productora ejecutiva de la empresa.
En
Conceptos, mucha gente estaba acostumbrada a los caprichos de Marcia Villaroel.
Hija de Julio y de Susana Villaroel, accionista de Conceptos y actual productora
ejecutiva de la empresa, Marcia no estaba acostumbrada a morder el polvo así
que, desde que empezó a trabajar en Conceptos, actuaba como si fuera la reina
de la empresa. Ya desde el primer día de presidencia de su novio, ella había
llegado a la empresa tranquilamente a las nueve y media y, aunque Fernando le había
reclamado que ahora que él era Presidente, la responsabilidad era de ellos y
que tenía que respetar los horarios de la oficina, Marcia se salió con la suya
recordandole a Fernando que la responsabilidad de la empresa era de él en
cunato Presidente, no suya. Fernando, por la paz, decidió terminar con el
asunto pero le pidió que, por lo meno, llegara a tiempo así que Marcia aceptó
cooperarle a su novio con tal de consentirlo. En el fondo, dentro de un año,
ese hombre, que para el momento era su novio, se iba a convertir en su esposo así
que era más provechoso seguirle la corriente con tal de que no se echara para atrás
con su compromiso.
Marcia
estaba muy pensativa cuando ingresó en la planta ejecutiva de la empresa:
M:
Quien sabe si nuestro compromiso sigue adelante...
pensaba
ella entre sí.
Cuando
se acercó al escritorio de su secretaria, Dolores la saludó con un dejo de
pavor en la voz. La secretaria que “nunca acababa”, no se esperaba la aparición
de su jefa ese día, ya que la misma había avisado que no se iba a parar en
Conceptos hasta el lunes...
Lo:
Bu... Buenos días Doña Marcia
Marcia
regresó a la realidad y, tras saludar a Lola, pidió a por su novio
M:
Buenos días Lola; ¿Fernando está en su oficina?
Alicia,
que mientras tanto estaba en el baño, cuando salió y vio a su amiga, se
sorprendió y, con apuro, se dirigió
hacia donde estaba ella
AF:
¡Ay Marcia! ¿Que haces aquí?
M:
Necesito ver a Fernando; ¡Me urge hablar con él! ¿Tu sabes donde está?
Alicia
no sabía como decirle que había visto salir a su novio junto a la garnacha
AF:
Es que... Fernando salió.
M:
¿Con Omar?
AF:
...no Marcia.
Marcia
hubo un escalofrío
M:
Salió con ella ¿verdad?
Alicia
asintió con la cabeza
M:
¡¡Maldita sea!!
AF:
¡Calmate amiga! ¿Por qué mejor no vamos a tu oficina? Aquí estan demasiadas
fisgonas...
Marcia
acató sin chistar. Al fin y al cabo, ella no sabía si Leticia se había atrevido
a contarle a sus amigas de su relación con Fernando pero, si por a caso así no
fuera, no quería ser ella la que desparramaba el chisme por toda la empresa.
En
la oficina de la productora ejecutiva, Alicia trató de tranquilizar a su amiga
AF:
A lo mejor tuvieron un asunto de negocios. Digo, ellos siempre solían salir
juntos para resolver cuestiones de trabajo o con los bancos, cuando el clacoyo
era su asistente...
M:
¡No intentes tranquilizarme Alicia que estoy que hiervo! ¡Esa mosca muerta me
la hizo otra vez! Pero que sueñes si piensa quitarme otra vez a Fernando...
AF:
Ay Marcia, yo no creo que sea tan estupida como para ponerse otra vez entre
ustedes, ahora que está el bebé de por medio
La
sola mención del bebé, hizo que Marcia se echase a llorar
M:
Alicia... ¡Estoy desesperada!
AF:
No amiga, no te pongas así. Cuentame que pasó... ¡ Confía
en mi!
Entre
sollozos, Marcia decidió desahogarse con su amiga
M:
Es que... hoy... me llamó mi doctora para avisarme que los resultados de las análisis
estaban listos y... resultó que...
AF:
¿Qué?
M:
¡Que no estoy embarazada!
AF:
¡Ay no!
Alicia
se acercó a Marcia y la abrazó con sincero cariño
M:
¡Ahora sí que lo perdí, Alicia! Imaginate... Anoche fui a su casa porque estaba
preocupada por él, ya que la mujer de su medico me avisó que se habia puso mal,
y cuando llegué en su recámara, él estaba dormido a causa de los farmacos...
AF:
¿Y?
M:
¡Y mientras estaba dormido la llamó en sueño! Él aún no se la ha quitado de la
mente... y del corazón. ¿Que puedo hacer Alicia? ¡Yo no quiero perderlo!
AF:
¡Y no lo vas a perder Marcia! Te dije que tenía un Plan B y eso vamos a actuar,
vas a ver...
Mientras
tanto, Lety y Fernando habían llegado en el estacionamento de Conceptos...
L:
Fernando, yo creo que es mejor que no nos vean llegar juntos. Para no alimentar
el chisme ya sabes...
F:
En realidad no veo donde está el problema Lety; en todo caso nos vieron salir
juntos a la hora del almuerzo...
L:
Sì pero quizas no se imaginaron que nos ibamos juntos, salidos de la empresa
Fernando
la miró risueño
F:
Ay Lety... mi Lety...
Lety
reflejó que Fernando, en el fondo, tenía razón. ¿De que servía llegar separados
si los habían visto salir juntos de la empresa a la hora del almuerzo? Igual no
tenía nada malo que ella y Don Fernando salieran juntos de la empresa; cuando
ella era su asistente y él el Presidente, siempre salían juntos por resolver
asuntos en todo lado y ahora que ella era la Presidenta y él su Vice, la cosa
estaba aún más “normal”.
¿Él
era su vice? Definitivamente Lety se había olvidado de rectificarselo
L:
¡Ay no! ¡Se me olvidó por completo decirle a Fernando que voy a nombrarlo
Vicepresidente! Bueno, le voy a dar la sorpresa esta noche en el cóctel...
...pensó
ella entre sì
Fernando
se dio cuenta que Lety estaba demasiado pensativa asì que decidió
tranquilizarla
F:
Mi vida, ¡no tengas miedo! Sé muy bien que es lo que te preocupa, pero eso se
va a resolver muy pronto, te lo prometo; ¡Confía en mi! Sé que no es fácil creerme
a esta altura, pero no te apenes que todo va a salir bien
Fernando
le dio un ligero beso para infundirle valor lo que funcionó de maravilla. Tener
a Fernando cerca, hacía que Lety tomara el valor para enfrentar cualquier cosa.
Lety lo miró en los ojos y, tras sonreír, le demostró que el beso había sortido
efecto.
L:
¡Vamonos!
Cuando
las puertas del elevador se abrieron en el primer piso, Lola se precipitó hacia
donde estaban Fernando y Leticia
Lo:
¡Don Fernando! ¡Don Fernando!
F:
¡Calmese hombre que se va a lastimar!
Lo:
Ay perdón Don Fernando, si yo siempre lo digo ¡nunca acabo; nunca acabo!
F:
¿Que pasó Lola?
Lo:
¡Doña Marcia lo anda buscando como loca!
Lety
tragó saliva. Ella no se esperaba toparse con la productora ejecutiva hasta el
lunes ¿Qué hacía ahora Marcia en la empresa?
F:
¿Marcia está aquí?
Lo:
Sí Don Fernando; está en su oficina con la Ox... con la Señora Alicia
F:
¡Perfecto! Igual me urge hablar con ella... Con permiso Leticia
L:
Propio...
Lety
regresó en Presidencia al tiempo que Fernando se dirigió en la oficina de Marcia.
Cuando intentó abrir la puerta, Fernando se percató que estaba cerrada con
llave
F:
Marcia, abre la puerta por favor
Marcia
tragó saliva y miró muy espantada a su amiga
M:
Alicia, ¡No quiero hablar con él! Todavía no sé como portarme, y además no me
siento preparada para enfrentarlo
AF:
No te preocupes Marcia, yo me encargo...
Alicia
abrió un poco la puerta...
AF:
¡Buenos días Fernando! ¿Qué necesitas?
F:
Eso a ti no te incumbe Lichita; dejame pasar que tengo que hablar con Marcia
AF:
Ehm, no se puede...
F:
¡Claro que se puede! ¡Quitate de allí!
AF:
¡Fernando no insistes! Te digo que no se puede
F:
A ver ¿Por qué no?
AF:
Porque Marcia se sintió un poco mal así que se acostó en el sillón y ahorita necesita
descansar
A
Fernando esa excusa no lo convencía para nada...
F:
Alicia, te lo digo por última vez, ¡Dejame entrar a ver a Marcia!
AF:
¡Pero Fernando! ¡No seas grosero!
En
ese instante llegó Omar, que viendo a su amigo algo nervioso, trató de entender
lo que estaba pasando
O:
Fernando ¿Qué te pasa?
F:
¡Me pasa que quiero ver a Marcia y tu amiguita oxigenada no me deja pasar
porque dizque ella está descansando!
O:
Bueno, si es así dejala descansar en paz y luego habla con ella. En tanto ven
tantito conmigo que tengo que contarte lo que pasó en el foro
Para
evitar de estrangular la amiga oxigenada de Marcia, Fernando acató el pedido de
Omar
F:
Está bien...
Sin
mucho animo, Fernando se dirigió hasta la oficina de Vicepresidencia con su
cuate
O:
Como que estás muy nerviosito hoy...
F:
Digamos que no tuve el mejor de mis días...
O:
¿Y se puede saber que fue lo que pasó?
F:
Lo que pasó, mi querido Carvajal, ¡es que Marcia se niega hablar conmigo desde
el martes en la noche!
O:
¡Que raro! ¿Y te digo por qué no te quiere hablar?
F:
¡Híjole brother! De veras que eres muy perceptivo... ¡Te digo que no me habla!
¡Por supuesto que no me dijo el motivo!
O:
Bueno, bueno ¡Calmate!
Mientras
tanto, en la oficina de Marcia...
AF:
Bueno, se fue.
M:
Gracias Alicia. De veras que sin ti no hubiera sabido como hacer...
AF:
No hay de qué amiga. Bueno, volviendo a lo nuestro, ¿Te quedó claro el plan?
M:
Sí, aunque... no sé si tengo el valor para ponerlo en acto.
AF:
¡No, no, no Marcia! ¿En qué quedamos? ¡Tienes que quitar del medio la garnacha!
Y ya que no puedes sacarla de Conceptos por obvias razones, ¡por lo meno tienes
que evitar que se quede con tu novio!
M:
¡Tienes razón Alicia! No voy a permitir que ese esperpento me arruine la vida
otra vez...
En
la oficina de Vicepresidencia, Omar le había contado a Fernando lo sucedido en el
foro pero, ya que Fernando estaba muy nervioso, Omar preferió dejar el asunto
para otro momento y retomó la platica sobre lo sucedido con Marcia
O:
Ay ay Fernandito, eso de que Marcia no te quiere hablar, no me gusta para
nada... ¿Le hiciste algo o qué?
F:
¡Claro que no le hice nada! Más bien es ella que se calla cosas...
O:
¿Como cuales?
F:
¿No sabes? ¡Que raro brother porque el chisme ya circula en la empresa desde
hace días!
O:
No sé de que hablas...
F:
¡Tu nunca sabes de lo que hablo! Pues resulta que Marcia está embarazada de un
hijo que dizque es mio.
O:
¿¡Qué!?
F:
¡Así como lo oyes Carvajal!
O:
Pero... ¿No eras tu el que decía que no había vuelto a acostarse con la Marcianita
después de haber hecho “el amor” con tu gargolita? Ja ja ja ¡Me mentiste picarón!
F:
¡Ay no seas idiota Omar! Yo no me he vuelto a acostar con ella desde que estuve
con Lety la primera vez
O:
¿Entonces como fue que se embarazó?
F:
¡Eso es lo que quiero averiguar! Es que Marcia se niega hablar conmigo y no sé
como hacer... pero de una cosa estoy seguro; cualquier cosa vaya a pasar ¡yo no
me voy a casar con Marcia! Y pienso romper mi compromiso con ella lo antes
posible...
O:
¿¡Qué!? Pero... ¿Por qué? Hasta una semana estabas convencido de casarte con
ella... ¿Que pasó ahorita?
F:
Pasó que no la amo Omar; que no la deseo; ¡Que no la soporto! No soporto su manera
de actuar, haciendo caprichitos como niña. Yo creo que ya es bastante mayorcita
para portarse así...
O:
Bueno pero eso no es ninguna novedad. Desde que la conozco, Marcianita siempre
se ha portado como una reina. Aquí la verdad es otra. Desde que reapareció tu
gargolita, te volviste otra vez loco por ella
F:
...
O:
Ay ay mi querido ex presidente, ¡Eso no es nada bueno! Tu te comprometiste a
casarte con Marcia y ahora no puedes echar todo a la borda solo porque
reapareció Lety. Eso no es conveniente...
F:
Omar, ¿Que tanto te cuesta entender que yo estoy enamorado de Leticia? ¡No
puedo casarme con Marcia siendo enamorado de otra mujer!
O:
¡Claro que puedes! Sobretodo si esa “otra mujer” no te pela porque está fijada
en un güerito acapulqueño...
Esa
ultima frase, puso a hervir a Fernando. A pesar de que Lety le había confesado,
por fin, que entre ella y el chef no pasaba ni había pasado nada, la sola cercanía
de ese hombre a su mujer ponía en marcha todos sus celos
F:
Omar, ya te dije que Lety todavía me ama
O:
Eso es lo que tu piensas pero, dime una cosa Fernando, ¿Fue ella quién te lo
dijo? Porque a mi me resulta que ella está todavía bien enojada por lo que pasó...
F:
¿Y tienes la desfachatez de seguir con eso? Te recuerdo, animal, ¡que todo eso
pasó por culpa de tu estupida carta!
O:
¡Ya, ya Fernandito deja de culparme para eso!
F:
¡Claro! ¡Tu siempre tan tranquilo y con la conciencia limpia! Él que tiene que
pagar soy yo ¿no es cierto?
O:
¿Y ahora que te pasa?
F:
¡Que me pones aún más nervioso! Creo que es mejor que salga a darme una
vuelta...
O:
Está bien, como quieres...
En
tanto, en Presidencia, Leticia estaba empeñada a trabajar en su computadora. Terminadas
las proyecciones menuales, decidió abrir su bolsa, donde tenía su diario, para
actualizarlo. Cuando abrió la primera página de su diario numero nueve, se topó
con la tarjeta que acompañaba las rosas blancas de Fernando:
“Quiero que sepas que te amo y que tu amor me
hace grande porque entre todo lo que amo, no amo nada más que a ti. ¡Gracias
por devolverme a la vida! Te amo. Fernando <3”
Volver
a leer esas palabras, le hizo latir fuerte el corazón. Ahora que los malos
entendidos habían sido aclarados, Lety había vuelto a confiar ciegamente en su
Don Fernando.
La
Presidenta estaba perdida en sus piensamientos... Por fin el que parecía ser el
ogro del cuento, se había revelado ser el verdadero principe azul y era, nada
meno y nada más, que Fernando Mendiola: el amor de su vida. Tras suspirar, Lety
hizo publico su pensamiento, convencida de estar sola:
L:
Ay mi amor te amo tanto... ¡Tanto!
En
ese momento, Lety sintió un escalofrío y, cuando levantó la mirada, se percató
que alguien la estaba fijando. Se trataba nomás que de la productora ejecutiva
Marcia Villaroel que, al sentirle pronunciar esas palabras, hirvió por sus
adentros. Ella sabía perfectamente a quién estaban dirigidas; sin embargo,
decidió seguir el plan de su amiga y se mostró lo más calmada posible. En el fondo,
Lety no sabía que ella era consciente de quién era la amante de Fernando...
Por
miedo de que Marcia leyera algo en su diario, Lety trató de esconderlo con sus
brazos
M:
No se preocupe Leticia, no tengo intenciones de leer sus documentos... Vine
para actualizarme respeto a lo que pasó en estos días que estuve ausente.
L:
Sí, claro...
Lety
le relató lo que tenían que hacer con respeto al pago de la primera cuota de la
deuda y de la necesidad de ir a atrapar a Cristian Castro.
M:
¿Y como piensan hacer para hablar con él? Digo, si su representante no les dio chances
para un encuentro...
L:
Es que...
En
ese momento entró Fernando, sin golpear y sin percatarse de que Marcia estaba allí
F:
Lety, mira lo que...
Marcia
estaba furiosa. ¿Desde cuando su novio tuteaba a Leticia?
Cuando
Fernando se percató de la presencia de Marcia, su prometida lo fulminó con la
mirada
M:
¿“Mira”? ¿Desde cuando ustedes se tutean?
Lety
desorbitó los ojos con mucho terror. Fernando, por su cuenta, no tenía miedo de
enfrentar a Marcia pero, la mirada suplicante de Leticia, lo hizo desistir dal
darle explicaciones a su prometida. Por lo meno por el momento...
El
ex presidente de Conceptos, buscó rapidamente una excusa que no lo delatara y
trató de salir de ese lio
F:
¿Eh? No Marcia, te equivocas, yo dije “mire”. Seguro entendiste mal...
Marcia
se enervó aún más
M:
¿¡Me estás llamando sorda!? ¡Te comunico que todavía oigo perfectamente y tu la
tuteaste!
Lety
seguía asustadísima
F:
Está bien Marcia, me equivoqué yo.
Marcia
fulminó a Lety con la mirada pero se acordó de las palabras de su amiga:
AF:
Acuerdate Marcia, ¡La garnacha no debe ni si quiera sospechar que tu estás
enterada de algo con respecto a su “amorío” con Fernando!
Así
que recobró la calma
M:
Ya que estás aquí, dime Fernando, ¿Como piensan atrapar a Cristian Castro?
F:
Ah ¡Eso es muy simple! Verás esta noche...
Fernando
se paró de golpe, viendo como Lety le hacía señales que se callara lo del cóctel
M:
¿Esta noche qué?
F:
Que... que esta noche voy a hablar personalmente con su representante para ver
si logro convencerlo
M:
Pero Leticia me acaba de decir que ya lo intentaron dos veces y siempre le dijo
que no era posible...
Fernando
exclamó entre sí: ¡Chin! ¿Y ahora que hago?
Lety
pareció leerle el pensamiento y intervino por salvar a su amado
L:
Es que, a lo mejor si Don Fernando platica con él personalmente, logra
convencerlo. Intentarlo no cuesta nada...
F:
¡Eso! ¡Voy a tratar de hablarle de presencia y a ver si lo convenco!
M:
¿Y donde vas a hablar con él? Porque me imagino que no vas a su disquiera ¿no?
F:
¡Ay Marcia! ¿Por qué todas estas preguntas?
M:
Porque me llama la atención que vayas a hablar con él justo esta noche que está
el cóctel del Círculo Creativo...
Lety
tragó saliva
F:
¿Y eso que tiene que ver?
M:
No sé, yo pensaba que querías irte al Círculo esta noche...
F:
Me encantaría pero prefiero resolver el asunto con Cristian Castro. Primero lo
primero ¿No? Necesitamos sacar adelante a Conceptos y no hay nada que me
importe más ahorita.
“Nada
que no sea Lety”, terminó Fernando por sus adentros
A
Marcia todo eso no le convencía para nada. Seguramente esa era una excusa de
Fernando para quedarse con Leticia así que trato atraparlo con un pedido:
M:
¿Te puedo acompañar?
Esa
pregunta hizo que Fernando desorbitara los ojos y que Lety se quedara
boquiabierta.
¿Como
podía Marcia acompañar a Fernando si él se iba con Lety?
F:
No creo que sea conveniente Marcia...
M:
¿Ah sí? ¿Y puedo saber por qué?
F:
Pues... porque la Presidenta aquí presente, ya intentó hablar con el representante
de Castro y él se portó muy grosero con ella. Parece que no le caen demasiado
bien las mujeres. Y como seguramente su representante va a estar con Castro, es
mejor que yo vaya solo a hablar con él
M:
Bueno, si tu lo dices... Entonces ojalá tu que eres hombre tengas más suerte...
F:
Ojalá...
M:
Bueno, me voy. Tengo muchas cosas que hacer. Con permiso
F:
¡Ehy Marcia, Marcia!
M:
¿Qué?
F:
Tenemos que hablar...
Marcia
hubo un escalofrío al igual que Lety. Las dos mujeres bien sabían cual podía
ser el tópico del asunto...
M:
Es que... no puedo. Tengo muchas cosas que hacer y...
Fernando
se enervó
F:
¡Y nada Marcia! ¡Ahorita tu y yo vamos a hablar! ¿¡Se entendió!?
Marcia
tragó saliva
M:
Sí, claro...
F:
Con permiso Leticia
L:
Pro... propio
Marcia
y Fernando salieron de Presidencia y se dirigieron hasta la oficina de la ejecutiva.
Cuando Marcia se sentó en la silla detrás del escritorio y Fernando en aquella
adelante, Marcia le inquirió:
M:
¿De qué me quieres hablar?
F:
¿No te imaginas?
Marcia
empezó a sudar frío aunque trató de aparecer lo más calmada posible
M:
No; la verdad no.
F:
¡Por Dios Marcia, no te hagas! ¡Hace días que circula en Conceptos el chisme de
que tu estás embarazada!
Marcia
suspiró hondo
M:
¿Y?
F:
¿Como que “y”? ¿No crees que yo merezco saber cual es la verdad? ¿Estás
embarazada o no lo estás?
M:
¿Para qué quieres saberlo? ¿Para correr en los brazos de ella cuando yo te diga
que no es cierto?
Fernando
se quedó frío. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Marcia había
nombrato esa mujer que según ella era su amante...
F:
¿Que cosas dices Marcia? Por Dios...
M:
¡Claro! ¿Tu crees que yo no sepa que son amantes?
F:
¿¡Quién!?
M:
Tu y ...
En
ese momento, alguien abrió la puerta sin golpear
AV:
Así que ahora sabemos quién es esa mujer que te tenía confundido Fernando...
M:
Ariel ¿Que haces aquí?
AV:
Buenos días hermanita...
Ariel
se acercó al escritorio y besó a su hermana; después se dirigió hacia Fernando
y lo apodó de una manera que a él no le gustaba nadita
AV:
Hermano...
F:
Parece que hoy es el día de los güeritos...
AV:
¿Qué quieres decir con eso?
F:
Nada; olvidalo. ¿A qué se debe el honor de tu visita, Ariel?
AV:
¡A que la “ilustre Presidenta” de esta “ilustre Compañía” no ha hecho saber
nada de como entiende pagar la deuda de este mes!
F:
¿Y qué? ¿Temes que se tengan que vender tus bienes? ¡Pierde cuidado hombre que
ya encontramos la solución!
AV:
¡Que bueno! Y dime cuñado, ¿A qué Banco tienen planeado embaucar esta vez?
F:
¡No te permito Ariel!
Marcia
aprovechó del momento y se enterpuso para evitar una segura lite entre los dos
M:
Ahorita te voy a explicar yo, Ariel. Fernando, ¿Nos dejarías a solas, por favor?
Fernando
quería terminar su discusión con Marcia pero, frente a la idea de deber
soportar al güerito risueño, preferió posponer la platica con “su prometida”
F:
¡Con mucho gusto! ¡Adiós Arielito!
Cuando
Fernando salió de la oficina, Ariel se quedó viendo a su hermana hasta que le
preguntó el motivo por el cual había despedido a Fernando
M:
Quería estar a solas contigo y... no quiero hablar con él por el momento.
AV:
¿Qué te hizo esta vez?
M:
Nada Ariel; ¡de verdad!
AV:
¿Nada? ¿No será algo que tiene que ver con su amante?
Marcia
estaba visiblemente nerviosa
M:
No quiero hablar de eso contigo. Sientate. Te voy a explicar como se va a pagar
la deuda de este mes. Digo, en el fondo es por esto que viniste ¿No?
AV:
No solo por eso, Marcia...
Mientras
tanto, Tomás había regresado en Presidecia para contarle a Lety lo sucedido con
el Banco de las America. Cuando terminó su relato, decidió sacarse la duda y le
preguntó a su amiga:
T:
Lety, ¿Como es eso que te desmayaste dos veces?
L:
En realidad me desmayé tres veces pero no te preocupes Tomás, ¡No fue nada!
T:
¿¡Qué!? ¿¡Tres veces y no me dijiste nada!? ¿Acaso ya no confíes en mi?
L:
¡Ay ¿como se te ocurre Tomás?! Es que de verdad no fue nada grave. La primera
vez fue cuando yo estaba en Acapulco y Don Fernando vino por mi. Él me cachó mientras Aldo me besaba y creo que
por el shock me desmayé...
T:
¿¡Mandiola vino por ti a Acapulco!?
L:
¡Tomás! ¡Ya me cansé de repetirte que se llama Mendiola con E! Y en todo caso sí;
él vino hasta allá por mi...
T:
Y... ¿Eso no te hace pensar que quizás él siente algo verdadero por ti?
L:
¿Y desde cuando te importa lo que siente Ferna, digo, Don Fernando para mi?
T:
Es que...
En
ese momento a Tomás le vino a la mente la escena en el restaurante con Aldo.
Era claro que el chef sentía algo por su amiga que iba más allá del cariño y,
entre contarle la verdad sobre Fernando y callarse, Tomás preferió callarse. En
el fondo, Mandiola había hecho sufrir demasiado a su amiga y ahora ella se merecía
un hombre que la amara de verdad y que la hiciera feliz y Aldo parecía el
hombre perfecto para esa tarea.
L:
¿Que?
T:
Nada...
L:
Bueno...
T:
¿Y la segunda vez?
L:
La segunda vez fue cuando yo caché Doña Marcia con la prueba de embrazo
positiva en las manos...
Tomás
entendió que Lety jamás se iba a olvidar de Fernando. Después de todo, a él le
pasaba lo mismo con su “chiquita”...
T:
Ay Lety... ¿No será el caso que te visite un médico?
L:
No Tomás, ¡No es para tanto! Seguro es una cuestión de estrés. Verás que ahora
que viene el fin de semana, voy a estar regia ji, ji, ji.
T:
¡No seas terca Lety! ¡Se trata de tu salud!
L:
Tomás, creeme que aprecio que te preocupes por mi, pero te digo que no es nada
grave, ¡Tranquilo!
T:
Como quieres...
En
tanto, Fernando había llamado a Eduardo para pedirle si ya tenía listas las
cosas que le había pedido:
E:
¡No te preocupes Fer! Ya tengo todo listo.
F:
¿Y lo dejaste donde te pedí?
E:
Claro. Puse todo en la otra recámara de huéspedes y cerré la puerta con llave.
Por cierto, ¿Donde quieres que te deje la llave?
F:
Pues... dejala detrás de la foto de mis papás que está en la chimenea. Igual no creo que Marcia aparezca por allá esta noche...
E:
Y dime, ¿Como sigues con ella?
F:
Ay ni te cuento hermano... Hagamos una cosa, en media hora estoy allí, así te
cuento de persona lo que pasó.
E:
Está bien. Nos vemos al rato entonces.
Finalizada
la llamada con Eduardo, Fernando se dirigió en Presidencia para hablar con
Lety. Tras haber golpeado la puerta, Fernando pidió permiso y se apersonó
delante de su amada, la cual todavía seguía hablando con Tomás.
F:
Buenos días Tomás.
T:
Buenos días Don Fernando.
Tomás
se sentía incomodo a quedarse allí así que preferió dejarlos a solas.
T:
Bueno Lety, los dejo. Seguimos más tarde con nuestra platica... Con permiso Don
Fernando
F:
Propio
Cuando
Tomás salió de la oficina, Fernando miró a Leticia y una sonrisa se le dibujó
en los labios
F:
Hola mi vida
L:
Hola mi amor. ¿A qué se debe el honor de tu visita?
F:
¿No te imaginas? Moría por las ganas de verte
Lety
estremeció. ¿Como lograba Fernando ser tan divino?
F:
Y además, muero por las ganas de besarte. ¿Me permites?
L:
Es que... yo creo que es muy ariesgado que me beses aquí. ¿Qué si alguien pasa
sin golpear?
F:
Uy eso se resolve en modo muy sensillo...
Acto
seguido, Fernando tomó Lety por una muñeca y la arrastró en la cuevita.
F:
Bueno, aquí seguro que nadie nos va a cachar
L:
Ja, ja, ja Fernando, ¡Eres un loco!
F:
Sí, pero loco por ti
Sin
añadir nada más, Fernando trasladó su mano en la nuca de Lety, flexionó
levemente una de sus piernas, quedando ella entre el hueco de sus extremidades,
y acercó su rostro a lo de ella, besandola con plenitud. Leticia no pudo hacer
otra cosa que corresponderle. Cuando estaba en los brazos de Fernando, ella se sentía
al seguro, cuidada; y sentía que nada podía perturbarla. Los dos seguiron
besandose por un tiempo que le supo infinito hasta que Fernando se separó de
ella para hablarle del cóctel, continuando sin embargo a hacerle cariñitos.
F:
Mira mi amor, yo me voy a mi casa y me voy a arreglar tantito ¿Sí? A las ocho
paso por ti en tu casa y nos vamos juntos ¿Te parece?
L:
Es que...
F:
¡Ay no! Dejame adivinar... Tienes que pedirle permiso a Don Erasmo ¿Verdad?
L:
¡Es que no he tenido tiempo! Solo espero que me deje salir...
F:
¡Mi amor tienes que convencerlo! No solo porque yo me muero por las ganas de
pasar la noche contigo, ¡sino porque es muy muy importante por la empresa que
logremos atrapar a Cristian Castro!
L:
Cuando hablas de pasar la noche conmigo, te refieres al cóctel ¿Verdad?
F:
No Lety, me refiero a “toda la noche”
Lety
tragó saliva
L:
Fernando, ¡Tu sabes que mi papá jamás me va a permitir pasar la noche fuera de
mi casa!
Fernando
soltó el rostro de Lety y se volteó, dandole la espalda. Él había programado
una noche especial para los dos y si ella no podía estar con él, ¡Todo perdía
sentido!
Fernando
respiró hondo y volvió a darle la cara
F:
Leticia, ¡te lo ruego! ¡Necesito pasar la noche entera contigo! ¡Es demasiado
importante para mi!
Lety
temió morirse de amor ante la mirada de Fernando. ¿Como podía negarse frente a
un hombre que le demostraba a cada rato cuanto la necesitaba?
L:
Está bien Fernando. Voy a econtrar la manera de “escaparle” a mis papás ji, ji,
ji.
Fernando
la abrazó fuerte y le estampó la huella de sus labios en los de ella
F:
¡Gracias Lety! ¡Te juro que no te vas a arrepentir!
L:
De eso estoy segura. Cada momento que paso junto a ti, lo guardo en mi corazón
y cada uno es tan especial, que nunca podría arrepentirme de lo que vivo
estando a tu lado
Fernando
inundó su rostro de besos y finalmente se despidió de ella para regresar a su
casa.
En
tanto, en la oficina de la productora ejecutiva, Marcia seguía hablando con su
hermano...
AV:
Así que piensan trabajar con Castro el cantante...
M:
Así parece...
AV:
¿Y como lo van a convencer?
M:
Bueno, Fernando me dijo que esta noche va a intentar hablar con él
AV:
Y me imagino que tu lo vas a acompañar ¿Verdad?
M:
¿Yo? No, a mi esas cosas me aburren
AV:
¡Que raro! Yo pensaba que esos cócteles del Círculo te encantaban...
M:
¿Qué tiene que ver el cóctel del Círculo Creativo con Cristian Castro?
AV:
¿No sabes? El tal Cristian Castro es invitado de honor al cóctel que el Círculo
va a dar esta noche
Marcia
quedó boquiabierta
AV:
No me digas que no lo sabías...
M:
¡Por supuesto que no lo sabía! Claro, por eso Fernando no me quiso con él...
¡Desgraciado!
AV:
¿Y piensas dejarlo ir solo? Seguro se va a encontrar con “la otra”
Esas
dos palabras dejaron helada a Marcia. ¿Y si de verdad su hermano tenía razón y
Fernando se iba a encontrar con Leticia? No, eso no podía pasar...
Mientras
tanto, Fernando había llegado a su casa. Ya desde el salón se sentía el aroma del
café que solo Lalo hacía así. Al mismo tiempo, se olía un aroma exquisito y muy
dulce. Guiado por el perfume, Fernando se dirigió hasta la cocina, donde
encontró a su amigo intento a cocinar.
F:
Mmm ¡Que rica huele la cocina! ¿Que estás cocinando?
E:
¡Hola Fer! Estoy preparando un pastel...
F:
¿Un pastel? ¿Tienes que festejar con alguien?
E:
Yo no, pero me late que tu sí
F:
¿Y eso que quiere decir?
E:
Que el pastel es para ti. Ah y para Lety también, claro je, je, je
F:
¡Gracias Lalo!
E:
No hay de que Fer. Creeme que estoy muy feliz que por fin se reconciliaron.
Lety te ama y te sigue amando desde muchísimo tiempo...
F:
Creeme que lo sé Lalo...
E:
Bueno y ahora cuentame, ¿Que pasó con Marcia?
F:
Pasó que la querida “Marcianita”, como la llama el animal de Omar, ¡se niega
hablar conmigo! Primero montó una escena absurda con la otra desubicada de la
Ferreyra, diciendome que estaba cansada o quién sabe qué, y que por eso no podía
hablar conmigo; luego la encontré en la oficina de Leticia y allí logré “convencerla”
a hablar conmigo pero ¿Qué crees? Cuando estaba por preguntarle si es cierto lo
del embarazo ¿Adivina quién aparece? ¡El güerito risueño!
E:
¿Ariel?
F:
Sí. ¡Que timing que tiene ese pajaro de mala muerte!
E:
Entonces no lograste hablar con ella...
F:
No; no pude. ¡Pero lo voy a lograr! Le prometí a Lety que iba a romper mi
compromiso con Marcia y esta vez, pase lo que pase, ¡Lo voy a cumplir!
E:
Bueno... ¿Y qué piensas hacer con las cosas que me encargaste? Me imagino que
quieres arreglar todo antes de irte al cóctel...
Fernando
miró su reloj y se percató que ya se había hecho muy tarde
F:
¡Híjole brother se me hizo tardísimo! ¡Mejor me apuro, si no llego tarde a casa
de Lety, y hacerla esperar es lo último que quiero!
E:
¿Necesites que te ayude?
F: No
Lalito, te lo agradezco. Tu ya has hecho muchísimo y de eso quiero encargarme
yo personalmente.
E: Entiendo.
Como sea yo termino de cocinar el pastel y luego desparezco
F:
¡Chin! ¡Soy un bruto! ¡Ni siquiera te pregunté que vas a hacer esta noche! Si
quieres, puedes quedarte aquí en mi casa; para mi no hay problema
E:
¡Ay Fernando! ¿Como crees que me voy a quedar aquí? Esta noche necesitas estar
con Lety, sin nadie que “estorbe”. Igual yo me quedo en casa de una amiga...
F:
Uy una amiga... ¿Y puedo saber quién es?
E:
¿No que se te había hecho tarde?
F:
‘Ta bueno, entendí. Gracias otra vez por todo Lalito
E:
¡Ya Fer! ¡Te dije que no es necesario que me des las gracias! Creeme que lo
hago con todo el cariño del mundo porque los quiero a los dos.
Tras
abrazar a su amigo, Fernando salió en la recámara de huéspedes y empezó a
alistar todo por la gran noche con Leticia...
En
tanto, en la Presidencia de Conceptos, Leticia había retomado su trabajo, mucho
más animada gracias a los besos de Fernando, cuando Tomás volvió a apersonarse
en su oficina.
L:
¡Hola Tomás! Cuanto tiempo...
T:
Ji, ji, ji ¡Hola jefa! Es que no había terminado de contarte que pasó con los
de Krauss
L:
Claro...
T:
Antes pero tengo una pregunta: ¿Porque no quisiste contarle a Aldo que te vas
al cóctel con Mendiola?
L:
¿Y para qué debería contarselo? Aldo es un muy buen amigo mio, pero no es mi
novio y sobretodo no tiene derecho a saber todo lo que yo hago con mi vida
T:
¡Ay Lety! ¿Por qué te pones tan dura?
L:
No es que me pongo dura; simplemente no me gustan determinadas actitudes de
Aldo y no quiero que sepa que me voy con Fer... con Don Fernando esta noche.
Tomás
se extrañó. Ya era la segunda vez que su amga se refería a Mandiola con su
nombre de pila... Sin embargo, ni él ni Lety podían imaginarse que el propio
Aldo estaba detrás de la puerta, escuchandolos hablar...
A:
¿Se va con Fernando esta noche?
El
solo pensarlo lo hizo hervir de celos.
A:
No, mi querida Leticia, eso no te lo puedo permitir... ¡Tengo que impedirlo!
Sigue...