martes, 20 de enero de 2015

Capítulo 46

Capítulo 46
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¿Callarse o confesar?

Las puertas del elevador se abrieron de par en par pero del mismo no descendieron ni Leticia ni Fernando, sino la productora ejecutiva de la empresa.

En Conceptos, mucha gente estaba acostumbrada a los caprichos de Marcia Villaroel. Hija de Julio y de Susana Villaroel, accionista de Conceptos y actual productora ejecutiva de la empresa, Marcia no estaba acostumbrada a morder el polvo así que, desde que empezó a trabajar en Conceptos, actuaba como si fuera la reina de la empresa. Ya desde el primer día de presidencia de su novio, ella había llegado a la empresa tranquilamente a las nueve y media y, aunque Fernando le había reclamado que ahora que él era Presidente, la responsabilidad era de ellos y que tenía que respetar los horarios de la oficina, Marcia se salió con la suya recordandole a Fernando que la responsabilidad de la empresa era de él en cunato Presidente, no suya. Fernando, por la paz, decidió terminar con el asunto pero le pidió que, por lo meno, llegara a tiempo así que Marcia aceptó cooperarle a su novio con tal de consentirlo. En el fondo, dentro de un año, ese hombre, que para el momento era su novio, se iba a convertir en su esposo así que era más provechoso seguirle la corriente con tal de que no se echara para atrás con su compromiso.

Marcia estaba muy pensativa cuando ingresó en la planta ejecutiva de la empresa:

M: Quien sabe si nuestro compromiso sigue adelante...

pensaba ella entre sí.

Cuando se acercó al escritorio de su secretaria, Dolores la saludó con un dejo de pavor en la voz. La secretaria que “nunca acababa”, no se esperaba la aparición de su jefa ese día, ya que la misma había avisado que no se iba a parar en Conceptos hasta el lunes...

Lo: Bu... Buenos días Doña Marcia

Marcia regresó a la realidad y, tras saludar a Lola, pidió a por su novio

M: Buenos días Lola; ¿Fernando está en su oficina?

Alicia, que mientras tanto estaba en el baño, cuando salió y vio a su amiga, se sorprendió y,  con apuro, se dirigió hacia donde estaba ella

AF: ¡Ay Marcia! ¿Que haces aquí?

M: Necesito ver a Fernando; ¡Me urge hablar con él! ¿Tu sabes donde está?

Alicia no sabía como decirle que había visto salir a su novio junto a la garnacha

AF: Es que... Fernando salió.

M: ¿Con Omar?

AF: ...no Marcia.

Marcia hubo un escalofrío

M: Salió con ella ¿verdad?

Alicia asintió con la cabeza

M: ¡¡Maldita sea!!

AF: ¡Calmate amiga! ¿Por qué mejor no vamos a tu oficina? Aquí estan demasiadas fisgonas...

Marcia acató sin chistar. Al fin y al cabo, ella no sabía si Leticia se había atrevido a contarle a sus amigas de su relación con Fernando pero, si por a caso así no fuera, no quería ser ella la que desparramaba el chisme por toda la empresa.


En la oficina de la productora ejecutiva, Alicia trató de tranquilizar a su amiga

AF: A lo mejor tuvieron un asunto de negocios. Digo, ellos siempre solían salir juntos para resolver cuestiones de trabajo o con los bancos, cuando el clacoyo era su asistente...

M: ¡No intentes tranquilizarme Alicia que estoy que hiervo! ¡Esa mosca muerta me la hizo otra vez! Pero que sueñes si piensa quitarme otra vez a Fernando...

AF: Ay Marcia, yo no creo que sea tan estupida como para ponerse otra vez entre ustedes, ahora que está el bebé de por medio

La sola mención del bebé, hizo que Marcia se echase a llorar

M: Alicia... ¡Estoy desesperada!

AF: No amiga, no te pongas así. Cuentame que pasó... ¡ Confía en mi!

Entre sollozos, Marcia decidió desahogarse con su amiga

M: Es que... hoy... me llamó mi doctora para avisarme que los resultados de las análisis estaban listos y... resultó que...

AF: ¿Qué?

M: ¡Que no estoy embarazada!

AF: ¡Ay no!

Alicia se acercó a Marcia y la abrazó con sincero cariño

M: ¡Ahora sí que lo perdí, Alicia! Imaginate... Anoche fui a su casa porque estaba preocupada por él, ya que la mujer de su medico me avisó que se habia puso mal, y cuando llegué en su recámara, él estaba dormido a causa de los farmacos...

AF: ¿Y?

M: ¡Y mientras estaba dormido la llamó en sueño! Él aún no se la ha quitado de la mente... y del corazón. ¿Que puedo hacer Alicia? ¡Yo no quiero perderlo!

AF: ¡Y no lo vas a perder Marcia! Te dije que tenía un Plan B y eso vamos a actuar, vas a ver...


Mientras tanto, Lety y Fernando habían llegado en el estacionamento de Conceptos...

L: Fernando, yo creo que es mejor que no nos vean llegar juntos. Para no alimentar el chisme ya sabes...

F: En realidad no veo donde está el problema Lety; en todo caso nos vieron salir juntos a la hora del almuerzo...

L: Sì pero quizas no se imaginaron que nos ibamos juntos, salidos de la empresa

Fernando la miró risueño

F: Ay Lety... mi Lety...

Lety reflejó que Fernando, en el fondo, tenía razón. ¿De que servía llegar separados si los habían visto salir juntos de la empresa a la hora del almuerzo? Igual no tenía nada malo que ella y Don Fernando salieran juntos de la empresa; cuando ella era su asistente y él el Presidente, siempre salían juntos por resolver asuntos en todo lado y ahora que ella era la Presidenta y él su Vice, la cosa estaba aún más “normal”.

¿Él era su vice? Definitivamente Lety se había olvidado de rectificarselo

L: ¡Ay no! ¡Se me olvidó por completo decirle a Fernando que voy a nombrarlo Vicepresidente! Bueno, le voy a dar la sorpresa esta noche en el cóctel...

...pensó ella entre sì

Fernando se dio cuenta que Lety estaba demasiado pensativa asì que decidió tranquilizarla

F: Mi vida, ¡no tengas miedo! Sé muy bien que es lo que te preocupa, pero eso se va a resolver muy pronto, te lo prometo; ¡Confía en mi! Sé que no es fácil creerme a esta altura, pero no te apenes que todo va a salir bien

Fernando le dio un ligero beso para infundirle valor lo que funcionó de maravilla. Tener a Fernando cerca, hacía que Lety tomara el valor para enfrentar cualquier cosa. Lety lo miró en los ojos y, tras sonreír, le demostró que el beso había sortido efecto.

L: ¡Vamonos!


Cuando las puertas del elevador se abrieron en el primer piso, Lola se precipitó hacia donde estaban Fernando y Leticia

Lo: ¡Don Fernando! ¡Don Fernando!

F: ¡Calmese hombre que se va a lastimar!

Lo: Ay perdón Don Fernando, si yo siempre lo digo ¡nunca acabo; nunca acabo!

F: ¿Que pasó Lola?

Lo: ¡Doña Marcia lo anda buscando como loca!

Lety tragó saliva. Ella no se esperaba toparse con la productora ejecutiva hasta el lunes ¿Qué hacía ahora Marcia en la empresa?

F: ¿Marcia está aquí?

Lo: Sí Don Fernando; está en su oficina con la Ox... con la Señora Alicia

F: ¡Perfecto! Igual me urge hablar con ella... Con permiso Leticia

L: Propio...


Lety regresó en Presidencia al tiempo que Fernando se dirigió en la oficina de Marcia. Cuando intentó abrir la puerta, Fernando se percató que estaba cerrada con llave

F: Marcia, abre la puerta por favor

Marcia tragó saliva y miró muy espantada a su amiga

M: Alicia, ¡No quiero hablar con él! Todavía no sé como portarme, y además no me siento preparada para enfrentarlo

AF: No te preocupes Marcia, yo me encargo...

Alicia abrió un poco la puerta...

AF: ¡Buenos días Fernando! ¿Qué necesitas?

F: Eso a ti no te incumbe Lichita; dejame pasar que tengo que hablar con Marcia

AF: Ehm, no se puede...

F: ¡Claro que se puede! ¡Quitate de allí!

AF: ¡Fernando no insistes! Te digo que no se puede

F: A ver ¿Por qué no?

AF: Porque Marcia se sintió un poco mal así que se acostó en el sillón y ahorita necesita descansar

A Fernando esa excusa no lo convencía para nada...

F: Alicia, te lo digo por última vez, ¡Dejame entrar a ver a Marcia!

AF: ¡Pero Fernando! ¡No seas grosero!

En ese instante llegó Omar, que viendo a su amigo algo nervioso, trató de entender lo que estaba pasando

O: Fernando ¿Qué te pasa?

F: ¡Me pasa que quiero ver a Marcia y tu amiguita oxigenada no me deja pasar porque dizque ella está descansando!

O: Bueno, si es así dejala descansar en paz y luego habla con ella. En tanto ven tantito conmigo que tengo que contarte lo que pasó en el foro

Para evitar de estrangular la amiga oxigenada de Marcia, Fernando acató el pedido de Omar

F: Está bien...

Sin mucho animo, Fernando se dirigió hasta la oficina de Vicepresidencia con su cuate

O: Como que estás muy nerviosito hoy...

F: Digamos que no tuve el mejor de mis días...

O: ¿Y se puede saber que fue lo que pasó?

F: Lo que pasó, mi querido Carvajal, ¡es que Marcia se niega hablar conmigo desde el martes en la noche!

O: ¡Que raro! ¿Y te digo por qué no te quiere hablar?

F: ¡Híjole brother! De veras que eres muy perceptivo... ¡Te digo que no me habla! ¡Por supuesto que no me dijo el motivo!

O: Bueno, bueno ¡Calmate!


Mientras tanto, en la oficina de Marcia...

AF: Bueno, se fue.

M: Gracias Alicia. De veras que sin ti no hubiera sabido como hacer...

AF: No hay de qué amiga. Bueno, volviendo a lo nuestro, ¿Te quedó claro el plan?

M: Sí, aunque... no sé si tengo el valor para ponerlo en acto.

AF: ¡No, no, no Marcia! ¿En qué quedamos? ¡Tienes que quitar del medio la garnacha! Y ya que no puedes sacarla de Conceptos por obvias razones, ¡por lo meno tienes que evitar que se quede con tu novio!

M: ¡Tienes razón Alicia! No voy a permitir que ese esperpento me arruine la vida otra vez...


En la oficina de Vicepresidencia, Omar le había contado a Fernando lo sucedido en el foro pero, ya que Fernando estaba muy nervioso, Omar preferió dejar el asunto para otro momento y retomó la platica sobre lo sucedido con Marcia

O: Ay ay Fernandito, eso de que Marcia no te quiere hablar, no me gusta para nada... ¿Le hiciste algo o qué?

F: ¡Claro que no le hice nada! Más bien es ella que se calla cosas...

O: ¿Como cuales?

F: ¿No sabes? ¡Que raro brother porque el chisme ya circula en la empresa desde hace días!

O: No sé de que hablas...

F: ¡Tu nunca sabes de lo que hablo! Pues resulta que Marcia está embarazada de un hijo que dizque es mio.

O: ¿¡Qué!?

F: ¡Así como lo oyes Carvajal!

O: Pero... ¿No eras tu el que decía que no había vuelto a acostarse con la Marcianita después de haber hecho “el amor” con tu gargolita? Ja ja ja ¡Me mentiste picarón!

F: ¡Ay no seas idiota Omar! Yo no me he vuelto a acostar con ella desde que estuve con Lety la primera vez

O: ¿Entonces como fue que se embarazó?

F: ¡Eso es lo que quiero averiguar! Es que Marcia se niega hablar conmigo y no sé como hacer... pero de una cosa estoy seguro; cualquier cosa vaya a pasar ¡yo no me voy a casar con Marcia! Y pienso romper mi compromiso con ella lo antes posible...

O: ¿¡Qué!? Pero... ¿Por qué? Hasta una semana estabas convencido de casarte con ella... ¿Que pasó ahorita?

F: Pasó que no la amo Omar; que no la deseo; ¡Que no la soporto! No soporto su manera de actuar, haciendo caprichitos como niña. Yo creo que ya es bastante mayorcita para portarse así...

O: Bueno pero eso no es ninguna novedad. Desde que la conozco, Marcianita siempre se ha portado como una reina. Aquí la verdad es otra. Desde que reapareció tu gargolita, te volviste otra vez loco por ella

F: ...

O: Ay ay mi querido ex presidente, ¡Eso no es nada bueno! Tu te comprometiste a casarte con Marcia y ahora no puedes echar todo a la borda solo porque reapareció Lety. Eso no es conveniente...

F: Omar, ¿Que tanto te cuesta entender que yo estoy enamorado de Leticia? ¡No puedo casarme con Marcia siendo enamorado de otra mujer!

O: ¡Claro que puedes! Sobretodo si esa “otra mujer” no te pela porque está fijada en un güerito acapulqueño...

Esa ultima frase, puso a hervir a Fernando. A pesar de que Lety le había confesado, por fin, que entre ella y el chef no pasaba ni había pasado nada, la sola cercanía de ese hombre a su mujer ponía en marcha todos sus celos

F: Omar, ya te dije que Lety todavía me ama

O: Eso es lo que tu piensas pero, dime una cosa Fernando, ¿Fue ella quién te lo dijo? Porque a mi me resulta que ella está todavía bien enojada por lo que pasó...

F: ¿Y tienes la desfachatez de seguir con eso? Te recuerdo, animal, ¡que todo eso pasó por culpa de tu estupida carta!

O: ¡Ya, ya Fernandito deja de culparme para eso!

F: ¡Claro! ¡Tu siempre tan tranquilo y con la conciencia limpia! Él que tiene que pagar soy yo ¿no es cierto?

O: ¿Y ahora que te pasa?

F: ¡Que me pones aún más nervioso! Creo que es mejor que salga a darme una vuelta...

O: Está bien, como quieres...


En tanto, en Presidencia, Leticia estaba empeñada a trabajar en su computadora. Terminadas las proyecciones menuales, decidió abrir su bolsa, donde tenía su diario, para actualizarlo. Cuando abrió la primera página de su diario numero nueve, se topó con la tarjeta que acompañaba las rosas blancas de Fernando:

Quiero que sepas que te amo y que tu amor me hace grande porque entre todo lo que amo, no amo nada más que a ti. ¡Gracias por devolverme a la vida! Te amo. Fernando <3

Volver a leer esas palabras, le hizo latir fuerte el corazón. Ahora que los malos entendidos habían sido aclarados, Lety había vuelto a confiar ciegamente en su Don Fernando.

La Presidenta estaba perdida en sus piensamientos... Por fin el que parecía ser el ogro del cuento, se había revelado ser el verdadero principe azul y era, nada meno y nada más, que Fernando Mendiola: el amor de su vida. Tras suspirar, Lety hizo publico su pensamiento, convencida de estar sola:

L: Ay mi amor te amo tanto... ¡Tanto!

En ese momento, Lety sintió un escalofrío y, cuando levantó la mirada, se percató que alguien la estaba fijando. Se trataba nomás que de la productora ejecutiva Marcia Villaroel que, al sentirle pronunciar esas palabras, hirvió por sus adentros. Ella sabía perfectamente a quién estaban dirigidas; sin embargo, decidió seguir el plan de su amiga y se mostró lo más calmada posible. En el fondo, Lety no sabía que ella era consciente de quién era la amante de Fernando...

Por miedo de que Marcia leyera algo en su diario, Lety trató de esconderlo con sus brazos

M: No se preocupe Leticia, no tengo intenciones de leer sus documentos... Vine para actualizarme respeto a lo que pasó en estos días que estuve ausente.

L: Sí, claro...

Lety le relató lo que tenían que hacer con respeto al pago de la primera cuota de la deuda y de la necesidad de ir a atrapar a Cristian Castro.

M: ¿Y como piensan hacer para hablar con él? Digo, si su representante no les dio chances para un encuentro...

L: Es que...

En ese momento entró Fernando, sin golpear y sin percatarse de que Marcia estaba allí

F: Lety, mira lo que...

Marcia estaba furiosa. ¿Desde cuando su novio tuteaba a Leticia?

Cuando Fernando se percató de la presencia de Marcia, su prometida lo fulminó con la mirada

M: ¿“Mira”? ¿Desde cuando ustedes se tutean?

Lety desorbitó los ojos con mucho terror. Fernando, por su cuenta, no tenía miedo de enfrentar a Marcia pero, la mirada suplicante de Leticia, lo hizo desistir dal darle explicaciones a su prometida. Por lo meno por el momento...

El ex presidente de Conceptos, buscó rapidamente una excusa que no lo delatara y trató de salir de ese lio

F: ¿Eh? No Marcia, te equivocas, yo dije “mire”. Seguro entendiste mal...

Marcia se enervó aún más

M: ¿¡Me estás llamando sorda!? ¡Te comunico que todavía oigo perfectamente y tu la tuteaste!

Lety seguía asustadísima

F: Está bien Marcia, me equivoqué yo.

Marcia fulminó a Lety con la mirada pero se acordó de las palabras de su amiga:

AF: Acuerdate Marcia, ¡La garnacha no debe ni si quiera sospechar que tu estás enterada de algo con respecto a su “amorío” con Fernando!

Así  que recobró la calma

M: Ya que estás aquí, dime Fernando, ¿Como piensan atrapar a Cristian Castro?

F: Ah ¡Eso es muy simple! Verás esta noche...

Fernando se paró de golpe, viendo como Lety le hacía señales que se callara lo del cóctel

M: ¿Esta noche qué?

F: Que... que esta noche voy a hablar personalmente con su representante para ver si logro convencerlo

M: Pero Leticia me acaba de decir que ya lo intentaron dos veces y siempre le dijo que no era posible...

Fernando exclamó entre sí: ¡Chin! ¿Y ahora que hago?

Lety pareció leerle el pensamiento y intervino por salvar a su amado

L: Es que, a lo mejor si Don Fernando platica con él personalmente, logra convencerlo. Intentarlo no cuesta nada...

F: ¡Eso! ¡Voy a tratar de hablarle de presencia y a ver si lo convenco!

M: ¿Y donde vas a hablar con él? Porque me imagino que no vas a su disquiera ¿no?

F: ¡Ay Marcia! ¿Por qué todas estas preguntas?

M: Porque me llama la atención que vayas a hablar con él justo esta noche que está el cóctel del Círculo Creativo...

Lety tragó saliva

F: ¿Y eso que tiene que ver?

M: No sé, yo pensaba que querías irte al Círculo esta noche...

F: Me encantaría pero prefiero resolver el asunto con Cristian Castro. Primero lo primero ¿No? Necesitamos sacar adelante a Conceptos y no hay nada que me importe más ahorita.

“Nada que no sea Lety”, terminó Fernando por sus adentros

A Marcia todo eso no le convencía para nada. Seguramente esa era una excusa de Fernando para quedarse con Leticia así que trato atraparlo con un pedido:

M: ¿Te puedo acompañar?

Esa pregunta hizo que Fernando desorbitara los ojos y que Lety se quedara boquiabierta.

¿Como podía Marcia acompañar a Fernando si él se iba con Lety?

F: No creo que sea conveniente Marcia...

M: ¿Ah sí? ¿Y puedo saber por qué?

F: Pues... porque la Presidenta aquí presente, ya intentó hablar con el representante de Castro y él se portó muy grosero con ella. Parece que no le caen demasiado bien las mujeres. Y como seguramente su representante va a estar con Castro, es mejor que yo vaya solo a hablar con él

M: Bueno, si tu lo dices... Entonces ojalá tu que eres hombre tengas más suerte...

F: Ojalá...

M: Bueno, me voy. Tengo muchas cosas que hacer. Con permiso

F: ¡Ehy Marcia, Marcia!

M: ¿Qué?

F: Tenemos que hablar...

Marcia hubo un escalofrío al igual que Lety. Las dos mujeres bien sabían cual podía ser el tópico del asunto...

M: Es que... no puedo. Tengo muchas cosas que hacer y...

Fernando se enervó

F: ¡Y nada Marcia! ¡Ahorita tu y yo vamos a hablar! ¿¡Se entendió!?

Marcia tragó saliva

M: Sí, claro...

F: Con permiso Leticia

L: Pro... propio


Marcia y Fernando salieron de Presidencia y se dirigieron hasta la oficina de la ejecutiva. Cuando Marcia se sentó en la silla detrás del escritorio y Fernando en aquella adelante, Marcia le inquirió:

M: ¿De qué me quieres hablar?

F: ¿No te imaginas?

Marcia empezó a sudar frío aunque trató de aparecer lo más calmada posible

M: No; la verdad no.

F: ¡Por Dios Marcia, no te hagas! ¡Hace días que circula en Conceptos el chisme de que tu estás embarazada!

Marcia suspiró hondo

M: ¿Y?

F: ¿Como que “y”? ¿No crees que yo merezco saber cual es la verdad? ¿Estás embarazada o no lo estás?

M: ¿Para qué quieres saberlo? ¿Para correr en los brazos de ella cuando yo te diga que no es cierto?

Fernando se quedó frío. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Marcia había nombrato esa mujer que según ella era su amante...

F: ¿Que cosas dices Marcia? Por Dios...

M: ¡Claro! ¿Tu crees que yo no sepa que son amantes?

F: ¿¡Quién!?

M: Tu y ...

En ese momento, alguien abrió la puerta sin golpear

AV: Así que ahora sabemos quién es esa mujer que te tenía confundido Fernando...

M: Ariel ¿Que haces aquí?

AV: Buenos días hermanita...

Ariel se acercó al escritorio y besó a su hermana; después se dirigió hacia Fernando y lo apodó de una manera que a él no le gustaba nadita

AV: Hermano...

F: Parece que hoy es el día de los güeritos...

AV: ¿Qué quieres decir con eso?

F: Nada; olvidalo. ¿A qué se debe el honor de tu visita, Ariel?

AV: ¡A que la “ilustre Presidenta” de esta “ilustre Compañía” no ha hecho saber nada de como entiende pagar la deuda de este mes!

F: ¿Y qué? ¿Temes que se tengan que vender tus bienes? ¡Pierde cuidado hombre que ya encontramos la solución!

AV: ¡Que bueno! Y dime cuñado, ¿A qué Banco tienen planeado embaucar esta vez?

F: ¡No te permito Ariel!

Marcia aprovechó del momento y se enterpuso para evitar una segura lite entre los dos

M: Ahorita te voy a explicar yo, Ariel. Fernando, ¿Nos dejarías a solas, por favor?

Fernando quería terminar su discusión con Marcia pero, frente a la idea de deber soportar al güerito risueño, preferió posponer la platica con “su prometida”

F: ¡Con mucho gusto! ¡Adiós Arielito!

Cuando Fernando salió de la oficina, Ariel se quedó viendo a su hermana hasta que le preguntó el motivo por el cual había despedido a Fernando

M: Quería estar a solas contigo y... no quiero hablar con él por el momento.

AV: ¿Qué te hizo esta vez?

M: Nada Ariel; ¡de verdad!

AV: ¿Nada? ¿No será algo que tiene que ver con su amante?

Marcia estaba visiblemente nerviosa

M: No quiero hablar de eso contigo. Sientate. Te voy a explicar como se va a pagar la deuda de este mes. Digo, en el fondo es por esto que viniste ¿No?

AV: No solo por eso, Marcia...


Mientras tanto, Tomás había regresado en Presidecia para contarle a Lety lo sucedido con el Banco de las America. Cuando terminó su relato, decidió sacarse la duda y le preguntó a su amiga:

T: Lety, ¿Como es eso que te desmayaste dos veces?

L: En realidad me desmayé tres veces pero no te preocupes Tomás, ¡No fue nada!

T: ¿¡Qué!? ¿¡Tres veces y no me dijiste nada!? ¿Acaso ya no confíes en mi?

L: ¡Ay ¿como se te ocurre Tomás?! Es que de verdad no fue nada grave. La primera vez fue cuando yo estaba en Acapulco y Don Fernando vino por mi. Él  me cachó mientras Aldo me besaba y creo que por el shock me desmayé...

T: ¿¡Mandiola vino por ti a Acapulco!?

L: ¡Tomás! ¡Ya me cansé de repetirte que se llama Mendiola con E! Y en todo caso sí; él vino hasta allá por mi...

T: Y... ¿Eso no te hace pensar que quizás él siente algo verdadero por ti?

L: ¿Y desde cuando te importa lo que siente Ferna, digo, Don Fernando para mi?

T: Es que...

En ese momento a Tomás le vino a la mente la escena en el restaurante con Aldo. Era claro que el chef sentía algo por su amiga que iba más allá del cariño y, entre contarle la verdad sobre Fernando y callarse, Tomás preferió callarse. En el fondo, Mandiola había hecho sufrir demasiado a su amiga y ahora ella se merecía un hombre que la amara de verdad y que la hiciera feliz y Aldo parecía el hombre perfecto para esa tarea.

L: ¿Que?

T: Nada...

L: Bueno...

T: ¿Y la segunda vez?

L: La segunda vez fue cuando yo caché Doña Marcia con la prueba de embrazo positiva en las manos...

Tomás entendió que Lety jamás se iba a olvidar de Fernando. Después de todo, a él le pasaba lo mismo con su “chiquita”...

T: Ay Lety... ¿No será el caso que te visite un médico?

L: No Tomás, ¡No es para tanto! Seguro es una cuestión de estrés. Verás que ahora que viene el fin de semana, voy a estar regia ji, ji, ji.

T: ¡No seas terca Lety! ¡Se trata de tu salud!

L: Tomás, creeme que aprecio que te preocupes por mi, pero te digo que no es nada grave, ¡Tranquilo!

T: Como quieres...


En tanto, Fernando había llamado a Eduardo para pedirle si ya tenía listas las cosas que le había pedido:

E: ¡No te preocupes Fer! Ya tengo todo listo.

F: ¿Y lo dejaste donde te pedí?

E: Claro. Puse todo en la otra recámara de huéspedes y cerré la puerta con llave. Por cierto, ¿Donde quieres que te deje la llave?

F: Pues... dejala detrás de la foto de mis papás que está en la chimenea. Igual no creo que Marcia aparezca por allá esta noche...

E: Y dime, ¿Como sigues con ella?

F: Ay ni te cuento hermano... Hagamos una cosa, en media hora estoy allí, así te cuento de persona lo que pasó.

E: Está bien. Nos vemos al rato entonces.


Finalizada la llamada con Eduardo, Fernando se dirigió en Presidencia para hablar con Lety. Tras haber golpeado la puerta, Fernando pidió permiso y se apersonó delante de su amada, la cual todavía seguía hablando con Tomás.

F: Buenos días Tomás.

T: Buenos días Don Fernando.

Tomás se sentía incomodo a quedarse allí así que preferió dejarlos a solas.

T: Bueno Lety, los dejo. Seguimos más tarde con nuestra platica... Con permiso Don Fernando

F: Propio

Cuando Tomás salió de la oficina, Fernando miró a Leticia y una sonrisa se le dibujó en los labios

F: Hola mi vida

L: Hola mi amor. ¿A qué se debe el honor de tu visita?

F: ¿No te imaginas? Moría por las ganas de verte

Lety estremeció. ¿Como lograba Fernando ser tan divino?

F: Y además, muero por las ganas de besarte. ¿Me permites?

L: Es que... yo creo que es muy ariesgado que me beses aquí. ¿Qué si alguien pasa sin golpear?

F: Uy eso se resolve en modo muy sensillo...

Acto seguido, Fernando tomó Lety por una muñeca y la arrastró en la cuevita.

F: Bueno, aquí seguro que nadie nos va a cachar

L: Ja, ja, ja Fernando, ¡Eres un loco!

F: Sí, pero loco por ti

Sin añadir nada más, Fernando trasladó su mano en la nuca de Lety, flexionó levemente una de sus piernas, quedando ella entre el hueco de sus extremidades, y acercó su rostro a lo de ella, besandola con plenitud. Leticia no pudo hacer otra cosa que corresponderle. Cuando estaba en los brazos de Fernando, ella se sentía al seguro, cuidada; y sentía que nada podía perturbarla. Los dos seguiron besandose por un tiempo que le supo infinito hasta que Fernando se separó de ella para hablarle del cóctel, continuando sin embargo a hacerle cariñitos.

F: Mira mi amor, yo me voy a mi casa y me voy a arreglar tantito ¿Sí? A las ocho paso por ti en tu casa y nos vamos juntos ¿Te parece?

L: Es que...

F: ¡Ay no! Dejame adivinar... Tienes que pedirle permiso a Don Erasmo ¿Verdad?

L: ¡Es que no he tenido tiempo! Solo espero que me deje salir...

F: ¡Mi amor tienes que convencerlo! No solo porque yo me muero por las ganas de pasar la noche contigo, ¡sino porque es muy muy importante por la empresa que logremos atrapar a Cristian Castro!

L: Cuando hablas de pasar la noche conmigo, te refieres al cóctel ¿Verdad?

F: No Lety, me refiero a “toda la noche”

Lety tragó saliva

L: Fernando, ¡Tu sabes que mi papá jamás me va a permitir pasar la noche fuera de mi casa!

Fernando soltó el rostro de Lety y se volteó, dandole la espalda. Él había programado una noche especial para los dos y si ella no podía estar con él, ¡Todo perdía sentido!

Fernando respiró hondo y volvió a darle la cara

F: Leticia, ¡te lo ruego! ¡Necesito pasar la noche entera contigo! ¡Es demasiado importante para mi!

Lety temió morirse de amor ante la mirada de Fernando. ¿Como podía negarse frente a un hombre que le demostraba a cada rato cuanto la necesitaba?

L: Está bien Fernando. Voy a econtrar la manera de “escaparle” a mis papás ji, ji, ji.

Fernando la abrazó fuerte y le estampó la huella de sus labios en los de ella

F: ¡Gracias Lety! ¡Te juro que no te vas a arrepentir!

L: De eso estoy segura. Cada momento que paso junto a ti, lo guardo en mi corazón y cada uno es tan especial, que nunca podría arrepentirme de lo que vivo estando a tu lado

Fernando inundó su rostro de besos y finalmente se despidió de ella para regresar a su casa.


En tanto, en la oficina de la productora ejecutiva, Marcia seguía hablando con su hermano...

AV: Así que piensan trabajar con Castro el cantante...

M: Así parece...

AV: ¿Y como lo van a convencer?

M: Bueno, Fernando me dijo que esta noche va a intentar hablar con él

AV: Y me imagino que tu lo vas a acompañar ¿Verdad?

M: ¿Yo? No, a mi esas cosas me aburren

AV: ¡Que raro! Yo pensaba que esos cócteles del Círculo te encantaban...

M: ¿Qué tiene que ver el cóctel del Círculo Creativo con Cristian Castro?

AV: ¿No sabes? El tal Cristian Castro es invitado de honor al cóctel que el Círculo va a dar esta noche

Marcia quedó boquiabierta

AV: No me digas que no lo sabías...

M: ¡Por supuesto que no lo sabía! Claro, por eso Fernando no me quiso con él... ¡Desgraciado!

AV: ¿Y piensas dejarlo ir solo? Seguro se va a encontrar con “la otra”

Esas dos palabras dejaron helada a Marcia. ¿Y si de verdad su hermano tenía razón y Fernando se iba a encontrar con Leticia? No, eso no podía pasar...


Mientras tanto, Fernando había llegado a su casa. Ya desde el salón se sentía el aroma del café que solo Lalo hacía así. Al mismo tiempo, se olía un aroma exquisito y muy dulce. Guiado por el perfume, Fernando se dirigió hasta la cocina, donde encontró a su amigo intento a cocinar.

F: Mmm ¡Que rica huele la cocina! ¿Que estás cocinando?

E: ¡Hola Fer! Estoy preparando un pastel...

F: ¿Un pastel? ¿Tienes que festejar con alguien?

E: Yo no, pero me late que tu sí

F: ¿Y eso que quiere decir?

E: Que el pastel es para ti. Ah y para Lety también, claro je, je, je

F: ¡Gracias Lalo!

E: No hay de que Fer. Creeme que estoy muy feliz que por fin se reconciliaron. Lety te ama y te sigue amando desde muchísimo tiempo...

F: Creeme que lo sé Lalo...

E: Bueno y ahora cuentame, ¿Que pasó con Marcia?

F: Pasó que la querida “Marcianita”, como la llama el animal de Omar, ¡se niega hablar conmigo! Primero montó una escena absurda con la otra desubicada de la Ferreyra, diciendome que estaba cansada o quién sabe qué, y que por eso no podía hablar conmigo; luego la encontré en la oficina de Leticia y allí logré “convencerla” a hablar conmigo pero ¿Qué crees? Cuando estaba por preguntarle si es cierto lo del embarazo ¿Adivina quién aparece? ¡El güerito risueño!

E: ¿Ariel?

F: Sí. ¡Que timing que tiene ese pajaro de mala muerte!

E: Entonces no lograste hablar con ella...

F: No; no pude. ¡Pero lo voy a lograr! Le prometí a Lety que iba a romper mi compromiso con Marcia y esta vez, pase lo que pase, ¡Lo voy a cumplir!

E: Bueno... ¿Y qué piensas hacer con las cosas que me encargaste? Me imagino que quieres arreglar todo antes de irte al cóctel...

Fernando miró su reloj y se percató que ya se había hecho muy tarde

F: ¡Híjole brother se me hizo tardísimo! ¡Mejor me apuro, si no llego tarde a casa de Lety, y hacerla esperar es lo último que quiero!

E: ¿Necesites que te ayude?

F: No Lalito, te lo agradezco. Tu ya has hecho muchísimo y de eso quiero encargarme yo personalmente.

E: Entiendo. Como sea yo termino de cocinar el pastel y luego desparezco

F: ¡Chin! ¡Soy un bruto! ¡Ni siquiera te pregunté que vas a hacer esta noche! Si quieres, puedes quedarte aquí en mi casa; para mi no hay problema

E: ¡Ay Fernando! ¿Como crees que me voy a quedar aquí? Esta noche necesitas estar con Lety, sin nadie que “estorbe”. Igual yo me quedo en casa de una amiga...

F: Uy una amiga... ¿Y puedo saber quién es?

E: ¿No que se te había hecho tarde?

F: ‘Ta bueno, entendí. Gracias otra vez por todo Lalito

E: ¡Ya Fer! ¡Te dije que no es necesario que me des las gracias! Creeme que lo hago con todo el cariño del mundo porque los quiero a los dos.

Tras abrazar a su amigo, Fernando salió en la recámara de huéspedes y empezó a alistar todo por la gran noche con Leticia...


En tanto, en la Presidencia de Conceptos, Leticia había retomado su trabajo, mucho más animada gracias a los besos de Fernando, cuando Tomás volvió a apersonarse en su oficina.

L: ¡Hola Tomás! Cuanto tiempo...

T: Ji, ji, ji ¡Hola jefa! Es que no había terminado de contarte que pasó con los de Krauss

L: Claro...

T: Antes pero tengo una pregunta: ¿Porque no quisiste contarle a Aldo que te vas al cóctel con Mendiola?

L: ¿Y para qué debería contarselo? Aldo es un muy buen amigo mio, pero no es mi novio y sobretodo no tiene derecho a saber todo lo que yo hago con mi vida

T: ¡Ay Lety! ¿Por qué te pones tan dura?

L: No es que me pongo dura; simplemente no me gustan determinadas actitudes de Aldo y no quiero que sepa que me voy con Fer... con Don Fernando esta noche.

Tomás se extrañó. Ya era la segunda vez que su amga se refería a Mandiola con su nombre de pila... Sin embargo, ni él ni Lety podían imaginarse que el propio Aldo estaba detrás de la puerta, escuchandolos hablar...

A: ¿Se va con Fernando esta noche?

El solo pensarlo lo hizo hervir de celos.

A: No, mi querida Leticia, eso no te lo puedo permitir... ¡Tengo que impedirlo!



Sigue...