miércoles, 17 de diciembre de 2014

Capítulo 43

Capítulo 43
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Hasta el final

A: ¡Leticia!

Aldo corrió de inmediato hasta donde era ella y, cargandola en sus brazos, la trajo en Presidencia y la acostó en el sillón.

Viendo entrar a Aldo con Lety en los brazos, Tomás se alarmó

T: ¿¡Qué pasó!? ¿¡Por qué Lety está así!?

A: No sé Tomás. Cuando yo llegué, Leticia estaba saliendo del baño y de repente me vio y se desmayó.

Tomás se acercó al sillón donde Aldo había recostado a su amiga

T: ¡Lety! ¡Lety reacciona por favor!

Viendo que Lety no daba signos de querer reaccionar, Tomás fue por el alcohol.

Quedado a solas con ella, Aldo empezó a acariciarle dulcemente la mejilla

A: Ay Leticia, ¿A qué se deben estos desmayos? ¿No serà que estás demasiado estresada con todo esto de Conceptos?

Por fin Lety empezó a mover los labios hasta que de su boca salió una palabra:

L: Fernando...

Aldo hirvió de celos al sentirle pronunciar ese nombre que él tanto odiaba. Abandonado cualquier animo de ser cariñoso, el güero decidió que era mejor esperar a Tomás para despertarla.

Cuando el Licenciado Mora regresó en Presidencia, logró hacer reaccionar a Leticia acercandole un algodón embebido de alcohol a la nariz

Finalmente Lety reaccionó y muy despacio se incorporó

L: ¿Qué me pasó?

A: Te desmayaste Leticia...

Lety volteó su cabeza hasta donde oyó la voz de su amigo que mientras tanto se había sentado en uno de los sillónes que estaban frente del escritorio

L: Ay ¡Hola Aldo!

Aldo estaba enfadado con ella por lo que acababa de mencionar por eso ni la miraba en los ojos

Lety agachó la cabeza muy avergonzada, pensando que Aldo podía haberse enojado con ella por el desmayo. Al fin y al cabo, no era la primera vez que ella se demayaba en su presencia...

L: ¡Ay que vergüenza! ¡Me desmayé otra vez!

T: ¡Ni lo digas Lety! Más bien, ¿Como te sientes?

L: Estoy un poco cansada... Ha de ser porque esta noche me fui a dormir un poquito tarde y esta mañana me levanté muy temprano...

Aldo se extrañó y, en tono socarrón, le inquirió:

A: ¡Que raro que te fuiste a dormir tarde! Yo me acuerdo perfectamente que te dejé en tu casa, cerca de las once ¿verdad?

Lety tragó saliva nerviosamente y trató de inventarse una excusa que no la delatase

L: Sí... sí... Lo que pasa es que... como no lograba tomar sueño... ¡Me quedé leyendo un libro y se me hizo bien tarde! ji ji ji

A Aldo no le cuadraba la explicación de Leticia pero no pudo otra cosa que creerle. Al cabo él mismo la había dejado delante la puerta de su casa y allí se había quedado hasta que no la vio entrar en la misma.

Aprovechando que Aldo estaba un poco distraído, Lety decidió desviar el eje de la conversación

L: ¿Y a qué se debe el honor de tu visita, Aldo?

A: ¿No te imaginas Leticia? Me hacías falta y pensé que te podía hacer placer que yo viniera por ti

Lety sonrió abochornada

L: Gracias Aldo, fue un gesto muy amable de tu parte
Sintiendose como la tercera rueda, Tomás preferió ritirarse y dejar los dos pajaros a solas

T: Bueno, yo los dejo.

La alarma de Lety se activó de inmediato. No sabía bien porque, pero sentía que quedar a solas con Aldo no era para nada una buena idea así que trató de detener a Tomás

L: ¡No Tomás! ¡Quedate!

Viendo que Aldo la miraba extrañado, Lety añadió algo para desviar cualquier sospecha

L: ...tenemos que terminar con el asunto de Krauss...

T: Es que se me hizo tarde y tengo que ir al Banco de las Americas antes que cerren. ¡No te preocupes Lety! Terminamos después... ¡Adiós Aldo!

A: ¡Adiós Tomásito!

Lety se puso a pensar entre sí: ¡Ay no! ¿Y ahora que va a pasar con él aquí?


Salido de Presidencia, Tomás se paró frente al escritorio de Alicia

T: Hola Alicia.

La secretaria de pelo rubio lo fulminó con la mirada con solo verlo parado frente a ella

T: Mira, yo sé que no te agrada en demasía la idea de ser mi secretaria pero ni modo...

AF: Tienes razón Tomás. ¡Me molesta sobremanera trabajar para ti! Pero te digo algo... Cuanto antes, Marcia va a pedir a tu amiga garnacha que yo sea su secretaria así que te conviene empezar a buscarte a otra que te aguante tus caprichos...

T: ¿Mis caprichos?

AF: ¡Ay ya Tomás! ¡Conmigo no te hagas! ¡Tu aparteneches a esa clase de hombres que se aprovechan de las mujeres engañándolas y ¡encima! sin dar nada a cambio!

Tomás entristeció. Era obvio que Alicia no le había perdonado esa noche, previa a la junta del comité, que los dos habían pasado juntos...

T: Está bien Alicia, como quieres... Sin embargo, ¿Te puedo pedir algo? ¡Ay, me salió un verso sin esfuerzo! Ji ji ji

Alicia resopló

AF: ¿Y ahora qué quieres?

T: ¿ Aceptarías una invitación para venir a cenar conmigo esta noche?

La Oxigenada lo miró de malo modo hasta que Tomás añadió algo:

T: ¡Obviamente te voy a traer al “Le noir”! ¿Que te parece?

A Alicia no le gustaba nadita la idea de irse a comer con Tomás pero era demasiado tiempo que no comía como Dios mandaba y, frente a una invitación al “Le noir”, no podía refiutarse

AF: Está bien Tomás

Tomás brincó de alegria al sentir la respuesta positiva por parte de su chiquita

T: ¡Bueno entonces nos vemos esta noche chiquita! ¡Muak!

AF: ¡Grr! ¡No me llames así!

T: Ji ji ji ¡Perdón Alicia!


Mientras tanto, en el departamento de la productora ejecutiva, la misma estaba desayunando, a pesar que el reloj marcaba la diez y media. Marcia habia pasado una noche infernal, tras oír su novio envocar el nombre que ella tanto odiaba y que pertenecía a su amante, entonces esa mañana aprovechó que no tenía que ir a trabajar para quedarse en la cama más de lo normal, retrasando el desayuno. Habia justo empezado a beber su café cuando el sonar de su telefono se hizo oír

M: ¿Bueno?

Dr: ¡Hola Marcia! ¿Como estás?

Marcia reconoció de inmediato la voz de su doctora

M: ¡Buenos días Doctora! Estoy bien, gracias.

Dr: Me alegro... Mira te llamaba para decirte que por fin llegaron los resultados de tus análisis y que las tengo en mis manos

Marcia hubo un escalofrío. Ella esperaba ese momento desde muchos días y ahora, por fin, parecía junto el momento de la verdad.

M: Y... ¿Qué salió de las análisis?

Dr: Mira Marcia, yo preferiría que vinieras personalmente a mi consultorio para hablar de eso. ¿Puede ser hoy mismo?

M: Sí, claro. Me pongo mi abrigo y voy por usted

Dr: Bueno, aquí te espero.

En media hora la productora ejecutiva estaba sentada en el consultorio de su doctora. Marcia era muy agitada y no veía la hora de saber si estaba embarazada u no.

M: Bueno Doctora, al grano. ¿Usted vio los resultados?

Dr: Sí...

M: ¿Y?

Dr: Y... Es mejor que antes que yo te diga algo, tu veas los resultados de las análisis con tus propios ojos...

A Marcia le temblaban las manos por los nervios. Si el test resultaba negativo, todo su mundo se le derrumbaba. Marcia abrió muy despacio el sobre blanco que contenía el resultado y se puso a leer. De repente su mirada se aguó y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos.

Dr: Lo siento mucho Marcia, pero las análisis dieron resultados negativos. No estás embarazada.

Marcia se echó a llorar con plena angustia; las lágrimas le quemaban mientras le recorrían mejillas abajo. El mundo finalmente le cayó encima, haciendose añicos.

Viendola tan deprimida, la doctora la abrazó y, tratando de tranquilizarla, le dijo algo que puso Marcia todavía peor:

Dr: ¡No te preocupes Marcia! ¡Verás que no irán a faltar ocasiones para volver a intentarlo! Como sea te vas a casar pronto ¿no?

Ese último alegato de su doctora fue mortal. Si bien era verdad que ella se casaría con Fernando entro de poco tiempo, también era verdad que ahora la situación era distinta. Hacia unos días, Fernando parecía muy convencido de quererse casar con ella. Claro, ¡cuando Lety todavía estaba lejos! Ahora que Lety había regresado, y que Marcia sabía ser la mujer que había robado el corazón de Fernando, su boda con él parecía más incierta que nunca. Además, Marcia sabía muy bien que Fernando no quería hacer el amor con ella y menos ahora que su amante había regresado en Conceptos. Leticia representaba un problema muy grande para su tranquilidad y la de Fernando y como tal, debía ser quitado del medio lo más pronto posible.

Marcia hervía de los nervios. Se sentía muy mal por el resultado de las análisis y todavía peor por la presencia de esa mujer en su empresa y, sobretodo, en la vida de su novio. ¿Su novio? Marcia se preguntaba si todavía ese enlace entre ellos permanecía...


Mientras tanto, en su casa, Fernando se sentía mejor y, ya que la fiebre parecía haber abandonado su cuerpo, decidió ducharse y peinarse. Cuando fue listo, miró hacia su cama, que estaba todavía revuelta, y regresó con la mente a la noche que habían pasado juntos con su Lety. Era innegable que Leticia empezaba a faltarle demasiado y Fernando bien sabía que no podía aguantar hasta la noche para volver a ver a su amada así que decidió vestirse y salir de su casa para alcanzar el paradero de su mujer. Duarante el camino para la empresa, Fernando vio una floristería y decidió orillar su coche para escoger un ramo de flores. En la floristería estaban muchos flores de las más variadas especies pero, curiosamente, la atención de Fernando fue capturada otra vez por la flor más sensilla; la que representaba todo lo que Lety le inspiraba...


En Presidencia, Aldo y Leticia seguían platicando. El enojo del chef había pasado y ahora, lo que más le importaba, era poner en acción su plan de conquistar a Leticia. Ya que declararle su amor no había hecho mella en el corazón de la ahora Presidenta, Aldo decidió conquistarse su corazón tratando de ayudarla a salvar Conceptos.

A pesar de que Lety estaba visiblemente enamorada de Mendiola, el chef no se dio por vencido y empezó a hablarle de un proyecto en el cual estaba involucrado.

A: Se trata de una Campaña de Turismo gastronomico cuyo objetivo es atraer al turista enamorandolo de la cocina mexicana invocando en el hecho que los ingredientes expresan la cultura de todos los pueblos.

L: ¿Y en todo eso como podía ser útil Conceptos?

A: Es que esa Campaña va a ser patrocinada de un evento muy importante o sea una Expo-Feria. Conceptos podría hacerse cargo de los comerciales y de difundir esa campaña a nivel internacional, extendiéndola en los extranjeros...

L: Eso sería muy bueno por la empresa pero...

Frente a la incertitumbre de Leticia, Aldo se molestó:

A: ¿Pero qué Leticia? ¿A caso no necesitan trabajo?

Sin duda Aldo tenía razón; Conceptos necesitaba trabajar para juntar el dinero suficiente a pagar la cuota del mes de octubre. Sin embargo ese proyecto, por jugoso que parecía, era idea de Aldo y Lety bien sabía que su amigo chef le caía de patada a su ahora ¿Novio? ¿Amante? ¡Otra vez la misma situación! Lety desvió sus pensamientos a la relación que acababa de retomar con Fernando. Ahora que ella le iba a dar otra oportunidad, ¿Qué eran ellos?

Aldo vio Leticia un tanto abstraída y la regresó a la realidad con una pregunta que dejó Lety completamente descolocada. Como si pudiera leerle el pensamiento, Aldo le inquirió:

A: ¿Qué es lo que te preocupa? ¿La manera en que va a reaccionar tu querido Fernando cuando se entere que fui yo él que te propuse este proyecto?

Lety se molestó con el decir de su amigo chef

L: ¡Ya Aldo! ¡Deja de llamarlo así!

Aldo corrigió su actitud. Por nada del mundo quería caerle mal a Leticia porque eso quería decir entregarla en los brazos de su rival ¡y eso jamás debía pasar!

A: Perdoname... Como sea Leticia, piensalo. Ese negocio podría ser muy provechoso por Conceptos...

L: Lo voy a hacer... Ahora cuentame, ¿Como es que tu estás involucrado en todo esto? Digo, sé que eres chef pero... ¿Es solo por eso o hay algo más?

A: En efecto sí, hay algo más... Hace tiempo estaba escribiendo un libro con mis recetas... Lo que pasa es que había abandonado ese proyecto desde hace mucho y ahora, por fin, logré terminar lo que había empezado unos años atrás. ¡Y todo eso fue gracias a tí!

Lety se apabulló

L: ¿¡Gracias a mi!?

A: Sí Leticia. Desde que te conocí, mi vida tomó un brío nuevo que me dio la fuerza de reprender todo lo que había echado por la borda cuando murió Leonora... ¡Fuiste tu que me diste la fuerza para retomar las riendas de mi vida! Y te lo voy a agradecer mientras que esté con vida...

L: ¡Ay no Aldo! Tampoco exageres... ¡Yo no hice nada!

A: ¡Claro que sí Leticia! ¡Desde que apareciste en mi vida, es como si hubiera reaparecido el sol en mis días grises!

A Lety no le hacían mella todos esos cumplidos; al contrario, ella se sentía muy incomoda con el actitud de Aldo...

Seguro del efecto de sus elogios hacia ella, Aldo decidió que era el momento adecuado para actuar. De repente el chef se acercó hacia donde estaba sentada Leticia y se inclinó peligrosamente hacia su rostro. Lety intuió lo que estaba por suceder ¡pero no sabía que hacer para evitarlo!


En tanto, Fernando había llegado en la empresa con el ramo de flores en la mano y, tras saludar al Cuartel, que lo miró muy extrañado, se adentró en Presidencia sin ni siquiera golpear la puerta, como era su costumbre. Cuando entró en aquella que hacia unos meses era su oficina, el escenario que se presentó delante de sus ojos no le gustó nadita...

Al frente del escritorio estaba un hombre de pelo rubio, inclinado hacia el sillón que estaba detrás del mismo, y en el sillón estaba sentada una mujer que él bien sabía ser su Lety. Fernando no tuvo que pensarlo dos veces y de inmediató tiró el ramo de flores en el piso y se lanzó como fiera al escritorio, arrastrando para atrás al güero infeliz.

A: ¿¡Pero que te pasa!? ¿Te volviste loco o qué?

F: Puede ser, ¡Pero aquí las preguntas las hago yo!

Lety se descolocó por completo al ver a Fernando en la empresa.

L: Fer... ¡Don Fernando! ¿Que hace usted aquí? ¡Debería haberse quedado en la cama!

Fernando casi no le presto atención puesto que estaba rojo de coraje. En lo contrario, Aldo recibió ese regaño de ella hacia el moreno como un cubetazo de agua fría que lo llevó a preguntarse que había pasado la tarde anterior en la oficina de Mendiola, cuando ella se había quedado a solas con él.

¿Como sabía Leticia que Fernando tenía que observar descanso en la cama?

Sin embargo Aldo no perdió demasiado tiempo con sus pensamientos y preferió abocarse al enfrentamiento con lo que se había convertido en su peor enemigo en la lucha para el corazón de Leticia.

Cono tono socarrón, Aldo le inquirió:

A: Uh, no me digas que no te sientes bien...

F: ¡Eso a ti no te encumbe! ¿Qué hacías aquí con Lety?

A: Lo que yo hago con Leticia, en “su” oficina, no es asunto tuyo. Por cierto, ¿A ti quién te otorga el derecho de entrar en esta oficina sin ni siquiera tocar la puerta?

F: Te recuerdo, por si a caso se te olvida, que esta es “mi” empresa ¡y eso me otorga derecho a hacer lo que se me da la regalada gana!

A: ¡Pero que bueno! El Señor Fernando Mendiola se cree en derecho de pasar por encima de todos solo por ser el dueño de esta empresa... Bueno, ni tanto porque, hasta donde yo sé, la verdadera dueña de Conceptos es Leticia...

Ese alegato de Aldo, dejó descolocado a Fernando. ¿Como podía el güerito estar al tanto de todo eso?

A: Ya solo por eso deberías demostrar respeto para la dama aquí presente que además es la Presidenta de “tu” empresa... ¿Pero de qué me sorprendo? Un tipo como tu ni siquiera debe de saber que es el respeto...

Fernando sentía que su paciencia estaba llegando al limite pero no quería armar un escandalo frente a Leticia así que trató de controlarse lo más que pudo.

Aldo, viendo el actitud de su adversario, hizo cuanto en su poder para sacarlo de quicio y menospreciarlo frente a los ojos de Leticia. El güero bien sabía que Fernando llevaba la ventaja de ser amado por Leticia, sin embargo, también sabía que Leticia dificilmente lo iba a perdonar después de todo lo que él le había hecho y eso lo tenía, de cierta manera, seguro de que ella no le iba a brindar otra oportunidad.

F: Me imagino que tu “sí” sabes lo que es respecto ¿verdad?

A: Por supuesto que sí

F: Y a ver, según tu, ¿Es respectoso meterse con la mujer de otro?

El alarma le Lety se activó de inmediato cuando se percató que el tono socarrón de Fernando iba en crescendo. Ella sabía perfectamente donde quería ir a parar Fernando y, antes que él hablase más de la cuenta, decidió poner un hasta aquí a la conversación.

L: Señores... Yo creo que es mejor terminarla aquí ¿Sí?

A: Estoy completamente de acuerdo Leticia. ¿Oíste? La Licenciada aquí presente te está pidiendo que te vayas

F: A mi no me pareció sentirle decir algo ni siquiera parecido a eso...

A: Pues como sea, es mejor que te vayas

F: ¿Y por qué debería?

A: Porque tu presencia aquí nos estorba

F: ¿Ah sí? ¿Lety, a caso mi presencia la estorba?

Leticia no sabía que contestar. Sentía que por los nervios, su corazón latía más ligero que lo normal. Esa situación era bastante peligrosa... Por un lado, Fernando tenía razón en reclamarle a Aldo su presencia en la empresa, sobretodo visto como los había encontrado en su oficina, pero del otro, ella no podía confesarle a Aldo que había retomado su relación con Fernando. Su indecisión ante la duda que le nacía de las ventajas y desventajas de responder a la pregunta de Fernando,  provocó que Lety titubeara

L: Yo... sí... no...

Ante esa actitud de Leticia, Aldo se enfureció aún más hasta que le gritó en cara a Fernando:

A: ¡Es a mi que me estorba!

F: Ah entiendo... ¿Y quién demonio te crees para decirme lo que tengo que hacer en mi propia empresa?

A: Fernando, a mi el hecho que esta sea “tu empresa” me tiene muy sin cuidado. Lo que me importa, es que dejes en paz a Leticia

Fernando desconocía qué fuerza le amparaba para no llenarle la cara de golpes. ¿Quién demonio se creía ese güerito para atribuirse derechos sobre su mujer?

F: Lo siento güerito pero eso no es posible...

Lety empezó a temblar por la tensión, prestando la máxima atención a cada palabra que salía de la boca de Fernando

A: A ver, ¿Por qué no sería posible?

F: Porque yo soy su nov...

En ese momento Lety lo calló

L: ¡Don Fernando! ¿Que le parece si hablamos después? Ahorita tengo muchas cosas que hacer...

Aldo hizo una sonrisa socarrona, seguro de ser el ganador de la batalla

Fernando estaba desbordado de celos. ¿Como podía Lety preferir la compañía de ese güero insulso a la suya, después de lo que había pasado entre ellos esa noche? Fernando estaba decidido a reclamarselo en la cara hasta que la misma Lety alegó algo:

L: Aldo, eso vale para ti también. Perdonamame si parezco grosera, pero necesito areglar este asunto de Krauss de una vez...

A: ¡Ni lo digas Leticia! Paso por ti después

F: ¿¡Qué!?

L: Fer... Don Fernando, por favor...

Lety lo miró en los ojos, suplicandolo tácitamente que no alegara nada más así que Fernando se vio obligado a irse para no incomodarla más. Antes de salir de la oficina, pero, el ex-Presidente le lanzó una mirada de desafío al chef. Si aquel quería la guerra, entonces Fernando estaba dispuesto a batallar, con tal de que él no se acercara a su Lety. Por fin Fernando recuperó el ramo de flores que había quedado en el piso y salió de su otrora oficina, secundado por el güero. Los dos ni siquiera se miraron, tomando direcciones opuestas, hasta que el güero entró en el elevador y Fernando se paró frente la puerta de Vicepresidencia. En ese momento los dos se miraron como pistoleros y, con la sola mirada, se juraron que la guerra sería hasta el final.


Sigue... 

sábado, 6 de diciembre de 2014

Capítulo 42

Capítulo 42
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¿A quién ama Lety?

El sol iluminaba tímidamente el ambiente, filtrándose a través del traslúcido cortinado que cubría la ventana de la recámara de Fernando. Era el amanecer de un nuevo día en la Ciudad de México.

Fernando dormía con la sonrisa todavía dibujada en sus labios, al igual que Lety, que reposaba plácidamente entre sus brazos.

Los dos estaban abrazados, dándose calor el uno al otro. Parecía que nada podía estorbarlos hasta que el sonar de un celular interrumpió el descanso de Leticia. Lety se incorporó un poco, tratando de no despertar a Fernando, y se sentó a un lado de la cama, respondiendo en voz baja

L: ¿Bueno?

D.J: ¡Lety! ¡Mi h’jita! ¡Por fin te ecuentro! ¿Donde estás?

L: Ay hola mamacita... Estoy...

Doña Julieta casi no la dejaba hablar puesto que estaba muy nerviosa por la ausencia de su hija

DJ: Lety, dime la verdad, ¿Pasaste la noche afuera con ese amigo tuyo que vino desde Acapulco?

L: ¡Ay no mamà ¿Como crees?! ¡Claro que pasé la noche en mi casa! Es que hoy tenía un desayuno muy muy importante de negocios y era muy temprano, asì que salì prácticamente de madrugada de la casa

DJ: Lety, ¿Estás segura que no me estás hechando mentiras?

L: Cla... ¡Claro que no mamacita!

DJ: Està bien mi amor, entonces nos vemos más tarde en la casa

L: Sì, claro. ¡Adiós mamacita! ¡Te amo!

Lety no tuvo ni tiempo de terminar la llamada que Fernando la abrazó por detrás, arrastrandola en la cama y dandole un beso en la mejilla

F: ¿A quién le estabas diciendo “te amo”, mi vida?

Lety estremeció con solo sentirlo llamarla “mi vida”

L: Bu... Bu... ¡Buenos días Don Fernando! Estaba hablando con mi mamà

F: Y dime, ¿Desde cuándo tu traes celular?

L: No hace mucho... En realidad fue un regalo de Carolina. Cuando regresamos desde Acapulco, ella me convenció que no podía seguir sin celular asì que fue ella misma que me lo compró, unos días después que regresamos a México.

F: Ah, entiendo...

Fernando hizo voltear a Lety hasta que sus rostros se enfrentaron y, tras acariciarle la mejilla con la yemas de sus dedos, le estampó un beso en los labios, empapado de ternura.

F: Buenos días mi vida

Lety se limitó a sonreír, todavía incrédula por lo que había pasado entre ellos esa noche.

F: ¿Tienes hambre?

L: Un poquito...

F: Bueno entonces voy a prepararte el desayuno

Antes de que Fernando se levantara de la cama, Lety le inquirió

L: Don Fernando, ¿Cómo se siente?

F: Me siento muy bien Lety, gracias. Pero me sentiría mejor si tu siguieras tuteándome...

Lety tragó saliva. ¡Nunca podía imaginarse que Fernando tomara tan bien el hecho que ella lo tuteara! Lety lo miró en los ojos y le sonrió, otorgándole la razón

L: Està bien... Fernando

Fernando se le acercó y le pinzó las comisuras de los labios entre sus pulgares e índices:

F: ¡Asì me gustas!

después le estampó un beso en los labios y añadió:

F: Voy a preparar el desayuno y regreso. Tu quedate aquì tranquila que yo te lo traigo en la cama

Tras darle otro picoreto, Fernando se dirigió en la cocina

Lety decidió aprovechar el tiempo para hacerse una ducha. Cuando entró en el baño, se refrescó el rostro y se miró en el espejo

L: Ay, todavía no lo puedo creer... Pasé la noche con él, ¡con Fernando! Deseaba este momento desde muchísimo tiempo... Me siento feliz, ¡muy feliz!

A Lety se le dibujó una sonrisa picara en la cara con su último pensamiento

L: Y él también me parece feliz ji ji ji Ay mejor me meto en la regadera antes que se me haga demasiado tarde...


Fernando, mientras tanto, estaba en la cocina preparando el desayuno al tiempo que cantanba un viejo éxito de Luis Miguel

F: Pasaran más de mil años, ¡muchos demás!, Yo no sé si tenga amor la eternidad... Pero allà, tal como aquì, en la boca llevaras, ¡sabor a mi!

E: ¡Guau que felicidad!

F: ¡Hola Lalo! ¡Muy, pero ¡muy! buenos días!

Lalo sonrió con plena autenticidad viendo su amigo tan excitado y feliz

E: Buenos días Fernando. ¿A qué se debe tanta felicidad?

Fernando alzó picaramente sus cejas, sonriendo

F: ¿No te imaginas?

E: Uy, no me digas que... ¡Se reconciliaron ¿verdad?!

F: Asì es amigo mio. ¡Lety por fin me dio otra posibilidad!

E: ¡No sabes como te felicito Fer! ¿Y donde està ahora ella?

F: En mi recámara. Le dije que le iba a preparar el desayuno y que se lo llevaba en la recámara. Por cierto, ¡Muchas gracias por enseñarme a cocinar! Aunque sea solo el desayuno... Ja ja ja

E: No hay de que Fer. Bueno entonces te dejo con ella. Nos vemos más tarde

F: Oye, ¿A donde vas tu, tan contento?

E: Eso es un secreto

Lalo le guiñó el ojo y salió.


Cuando Fernando regresó en la recámara, y se percató que Lety no estaba en la cama, fue asalido de un sentido de angustia con solo pensar que ella pudiera haberse ido pero en seguida se dio cuenta que eso no era posible ya que no había bajado las escaleras. Más tranquilo, Fernando se percató que se oía desde el baño un sueno de agua

F: Mi Lety ha de estar en la regadera...

Cuidadosamente Fernando se acercó a la puerta del baño, que estaba entreabierta, y decidió entrar.

A Fernando se le secó la boca al ver el cuerpo de Lety bajo la lluvia de la regardera.

El agua caía en cascadas a través de su espalda cuando Fernando le hizo notar su presencia en el baño

F: Ehm, Le... Lety, està listo el desayuno...

Lety se asustó al percatarse de su presencia y trató de cubrirse con los brazos, a pesar que el vapor que empañaba a la mampara ocultaba bastante su figura

L: Està bien, ¡Ahorita salgo!

F: ¿No quieres que me meta allì contigo y que te lave la espalda?

Lety sonrojó de inmediato

L: No, no, ¡Por favor! Espereme afuerita ¿Sì?

Fernando se desanimó

F: Està bien Leticia, como quieres.


Cuando Lety salió del baño, estaba envuelta en su toalla y con su cabello enfundado con otra hecha turbante. Al ver todo lo que Fernando había preparado, se quedó boquiabierta

L: ¿Y desde cuándo usted sabe cocinar?

Fernando la miró feo y Lety entendió de inmediato

L: Oops, perdón... quería decir, ¿Desde cuándo TU sabes cocinar?

F: ¡Asì està mejor! No hace mucho Lety; recién unos días. Fue Lalo que me enseñó. Pero nomás el desayuno ja ja ja

L: ¡Que bueno! Vamos a ver entonces como cocinas ji ji ji

Fernando adoraba sentirla reír. Esa risa le había faltado por mucho tiempo y ahora, por fin, la risa de su Lety había regresado en su vida

Los dos se sentaron en el sillón blanco de la recámara y disfrutaron del desayuno

L: ¡Mis felicitaciones! ¡De verdad te quedó riquísimo!

F: Me da mucho gusto que te guste ja ja ja

Fernando acercó su rostro a lo de ella y frotó tiernamente su nariz contra la suya, como había hecho la noche pasada. Después le acarició picaramente la espalda con la yemas de sus dedos al tiempo que recorrià toda su boca, afrancesando el beso. Ese gesto hizo estremecer por completo a Lety que se entregò feliz a sus besos.

Cuando Fernando separò sus labios de los de ella, Lety estaba todavía risueña, con los ojos cerrados, y su cuerpo tembalaba ligeramente por la excitación...

F: A ver, mi queridísima Presidenta, ¿Que vamos a hacer ahorita?

Lety se sonrojó ¿Posible que Fernando se refería precisamente a “eso”?

Fernando sonrió y entendió de inmediato que Lety le había dado doble sentido a su pregunta. Abrazandola con mucho cariño, la reprendió jocosamente

F: ¡Ay mi Lety picarona!

Lety ocultò su rostro en el pecho de él, muy apenada

L: ¿Por qué dices eso?

F: ¡A poco no te hagas Leticia! Pensaste con doble sentido ¿No es asì?

Lety se avergonzó aún más pero admitió que era cierto

F: Creeme que a mi también me encantaría repetir lo que pasò anoche pero yo creo que ahorita deberíamos irnos a trabajar, vista la hora ¿No?

Lety se separó de él y miró hacia el despertador

L: ¡Ay no se me hizo tarde! ¡Tengo que irme a Conceptos de volada! En cuanto a usted, mi queridísimo Don Fernando, tiene que descansar para recuperarse de esa debilidad que le causò la fiebre

Fernando alzó picaramente su cejas

F: ¿La fiebre? Yo diría más bien que fue otra cosa a debilitarme...

La cara de Lety se volvió roja como un tomate

Fernando no pudo más que estrecharla

F: Ya ya mi vida, tampoco lo tomes asì... ¡Fue una noche bellísima! Y... ¿Te digo algo? Nunca quiero pasar otra noche sin ti. Quiero pasar todas las noches de mi vida contigo a mi lado. ¿Que te parece?

Lety rió nerviosamente. Todavía estaba risueña y no sabía que contestarle asì que decidió desviar la conversación hacia el trabajo

L: Me parece que todavía tienes la fiebre muy alta y que yo estoy retrasada. Hagamos una cosa Fernando, yo me voy a Conceptos; tu quedate en la cama y descansa, asì que para esta noche estés más relajado y en fuerzas. ¡Acuerdate que tenemos que ir a atrapar a Cristian Castro en el cóctel del Círculo Creativo!

Fingiendo un puchero, Fernando le inquirió:

F: ¿Y tu no te quedas a hacerme compañía?

Leticia se derritió frente a esa mirada. Ella hubiera querido quedarse junto a él para el resto de su vida pero no podía venir meno a sus obligaciones en Conceptos.

L: Sabes que me encantaría Fernando, pero no puedo... Tengo que atender mis obligaciones como Presidenta si queremos sacar adelante la empresa

Fernando solo le sonriò y después se levantò repentinamente y se puso en posición de firmes como un soldado

F: ¡Como usted ordena, Presidenta!

L: ¡Ay ya no seas payaso!

Fernando se inclinò levemente y la besò en la boca

L: Estas horas sin ti me van a parecer eternas...

F: A mi también mi vida. Sin embargo piensa que al rato nos vamos a ver y vamos a estar nuevamente juntos...

Lety lo mirò fijo en los ojos y le hablò con la voz del corazón

L: Te amo Fernando

F: Y yo a tì mi Lety

Leticia se levantó y lo abrazó por la cintura, regalandole un profundo beso lleno de amor. Fernando supo que eso debía bastarle hasta la noche, cuando por fin él y Leticia volverían a verse.


El reloj marcaba casi las nueve y media cuando Lety se apersonó en Conceptos. Llegando a primer piso, la Presidenta saludó sus amigas del Cuartel, luciendo una sonrisa de orejas a orejas, antes de cerrarse en Presidencia.

El Cuartel no pudo hacer otra cosa que darle vuelo al chismerío

Ma: Oigan maniguis, ¿A ustedes no le pareció que Lety llegó con otro semblante hoy?

S: ¡Sì! ¡Està como flotando en las nubes! Se le ve a lengua que està muy feliz

PM: ¿Y quién no lo sería después de pasar la noche con semejante guapo?

Lo: ¿Que quieres decir con eso, Paula Maria?

PM: ¿A caso ustedes no se dieron cuenta que ayer Lety salió de esta empresa junto a Aldo?

S: ¡Paula Maria tiene razón! ¡Yo también los vi salir juntos ayer en la noche!

J: ¿Serà por eso que Lety està tan feliz?

Ma: ¡Ay no maniguis yo no aguanto! ¡Necesito saber el chisme completo!

S: ¿Por qué no vamos a Presidencia y le preguntamos directamente a ella?

PM: ¡Claro! ¡Vamonos!


Lety estaba con su diario en las manos cuando el Cuartel entró como un torbellino en su oficina

PM: ¡Hola Lety!

L: ¡Hooola Paula Maria! ¡Buenos días muchachas!

J: Hola Lety ¿Qué tal?

L: Todo bien Juanita y ustedes ¿Como están?

Ma: Bien, bien Lety... Claro, no tanto como tu maniguis...

L: ¿Que quieres decir con eso, Marta?

Lo: ¡Que se ve a kilómetros de distancia que estás al punto de estallar por la felicidad Lety!

Tras sonreír, Lety se inquirió entre sì: ¿Tanto se ve? Ji ji ji

PM: ¡Ay te cachamos amiga! Ahora no seas mala y cuentanos qué tal fue la noche que pasaste con Aldo

Lety se pasmó por completo

L: ¿La noche que pasé con Aldo? Pero...

Lo: ¡Ay Lety no te hagas! Todas te vimos salir con él ayer en la noche

L: ¡Ay no muchachas se equivocan! Aldo y yo, solo fuimos a cenar, ¡Nada más!

PM: Pero eso no explica esa sonrisa que luces esta mañana Lety. ¿A poco estás tan feliz por una cena? Digo, està bien que Aldo sea muy ¡pero muy guapo!, pero no te creemos nadita si nos dices que solo cenaron...

Ma: Sì maniguis, seguro pasó algo más...

J: ¡Ya cuentanos Lety! ¿Se besaron?

L: ¡Por supuesto que no Juana! ¿Como crees? Si le digo que entre Aldo y yo no pasò nada, ¡es porque de verdad es asì!

PM: ¿Entonces que es lo que te tiene tan feliz?

Lety no sabía que contestar. ¡Seguro no podía decirle que venía de pasar una de las noches más maravillosas de su vida junto al hombre que más amaba en el mundo!

L: Es que... Nos està yendo bien con algunos negocios, por eso estoy feliz

Las muchachas no le creían para nada pero se vieron obligadas a salir de Presidencia cuando entró el Licenciado Mora, diciendo a Lety que tenía que hablarle de algo urgente.

Salidas de Presidencia, las muchachas se encerraron en el baño de damas, decretando un codigo rojo. Irma, que todavía no sabía nada de los últimos acontecimientos, fue informada por Marta.

Ma: Maniguis, aquì algo no cuadra...

J: Sì, seguro Lety nos està ocultando algo...

Lo: ¡Claro que nos està ocultando algo! ¡Nadie se pone tan feliz solo por cuestiones de trabajo!

PM: Chicas, ¿Saben lo que pienso yo? Que aquì hay olor de sexo en el aire...

I: ¡Ay Paula Maria, de veras que eres sin vergüenza!

Sa: ¡Ay ya Irma!

J: ¿Qué quieres decir con eso, Paula Maria?

PM: ¡Que Lety viene de pasar una noche increíble junto al hombre que ama! ¿No se dieron cuenta que està como estaba cuando era novia de Tomás?

S: A ver Paula Maria, Según tu, ¿Lety regresò con Tomás?

PM: ¡Ay claro que no! Y por serte sincera, por como yo los veo, esos dos nunca fueron novios...

I: ¿Entonces insinuas que Lety nos engañó todo el tiempo encubriendo el hombre que ama con Tomás Mora? Ay no Paula Maria, eso no lo puedo creer...

PM: Bueno, bueno yo no digo eso pero... Pienselo muchachas. ¿Ustedes de veras creen que Lety, en aquellos tiempos, estaba tan feliz por estar con un tipo como Tomás?

Lo: En efecto... Tomás serà gentil, simpatico y todo ¡Pero es bien feo! Aunque pensando a como era Lety antes...

I: ¡Lola! ¡Terminala de una vez con esos comentarios!

Lo: ¡Ay perdón Irmita pero yo digo solo la verdad! ¿A caso Lety no se ve mejor ahora, con su nuevo semblante?

Todas asintieron otorgandole la razón


En Presidencia, Lety y Tomás estaban hablando del asunto de Krauss Publicidad cuando a Lety le urgió comunicarse con su secretaria para pedirle unos datos. Viendo que el telefono sonaba, y que Paula Maria no contestaba, Leticia salió de su oficina para averiguar que estaba pasando. No viendo las muchachas en sus puestos, Lety entendiò de inmediato que de seguro estaban en junta en el baño y se acercó donde los sanitarios, enteabriendo la puerta y quedandose a escuchar.

Ma: Bueno manuguitas, volviendo a los de antes, ¿Quién sarà ese hombre que tiene Lety tan en ascuas?

S: Bueno, ya escludimos a Tomás y la propia Lety nos dijo que entre ella y Aldo no pasa nada... ¿Quién nos queda?

Lety quedó apabullada cuando se percató que el topico de la conversaciòn era, nada menos que ella misma

S: ¡Seguro es alguien de Conceptos ya que Lety està encerrada aquì casi todo el día!

J: Bueno, no son muchos los hombres aquì en Conceptos...

Lo: Cierto. Excludiendo Tomás, queda Lopez, pero creo que sería más facil que Lety cambiara de parroquia en vez de enamorarse de él...

Todas se echaron a reír y incluso Lety soltó una pequeña risa

S: ¿Y si fuera el licenciado papito?

PM: ¿Don Omar? No, olvidalo. Eso no es posible. Don Omar es un mujeriego y no es la clase de hombre que pueda gustar a Lety

S: Entonces lo único que queda es Don Fernando. ¿Se acuerdan de la festa por el ascenso de Lety, cuando ella lo veía en todos lados?

J: ¡Sì! ¡Y además él partecipó a la fiesta de cumpleaños de Lety!

Lety tragó saliva

Lo: Ay no ¿Como creen muchachas? Él està comprometido con Doña Marcia y además està esperando un hijo suyo. ¡Sería de muy mal gusto que ella se mitiera en el medio!

Lety no pudo aguantar más. Se sentía llena de culpa, quizás porque sus amigas tenían razón con respecto a Fernando y a su historia con Marcia, entonces se volteó y reprendió camino a su oficina.

Había dado justo algunos pasos cuando las puertas del elevador se abrieron y del mismo salió Aldo. El chef le llamó la atención pero, cuando Lety se volteó para saludarlo, le dio un mareo y se desmayó...



Sigue...