lunes, 18 de julio de 2016

Capítulo 76

Capítulo 76
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Dime que sí


F: Leticia Padilla Solís, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

Lety se quedó inmóvil y sin palabras. Su corazón había dejado de latir y su respiración se había tornado mínima. ¡Hasta se sentía mareada como si fuera borracha!

Viéndola tan pálida, Fernando empezó a preocuparse y se levantó para acurrucarse cerca de ella y acariciarle la cara.

F: Mi amor, ¿estás bien?

Lety solo asintió con la cabeza

F: ¡Por favor, Lety, no me hagas espantar! ¡Dime algo!

¡El problema era que la garganta de Lety se había secado completamente y la pobre no lograba articular ni una sola palabra!

F: Ya sé que fui muy incauto en pedirte matrimonio, a pesar de que tú me habías avisado que no se podía hacer hasta que no resolvamos los problemas de la empresa, pero Lety... ¡entiendeme! Tú sabes que yo soy muy impulsivo y que no tengo mucha paciencia...

Mientras decía eso, se había levantado y había empezado a caminar de un lado al otro, exponiéndole su pensamiento

Lety logró sonreír. Si de una cosa estaba segura, era de que Fernando no era exactamente el hombre más paciente del mundo

F: ...es que de verdad no logro esperar más. Quiero casarme contigo ya; construir nuestro hogar y formar una familia juntos... Nunca antes había sentido este deseo... Es más, siempre pensé quedarme soltero o, a lo máximo, casarme solo por el rito civil, justo para hacer felices a mis padres... Y luego...

Fernando la miró y sonrió dulcemente antes de seguir

F: ...luego llegaste tú en mi vida y todas mis seguridades se fueron abajo... Por esto estoy aquí, con el corazón en la mano, para pedirte que seas mía para siempre

Lety, en tanto, logró recuperar un poco de calma. Para ella había sido algo totalmente inesperado esa propuesta. Era cierto que Fernando ya le había hablado de matrimonio, ¡pero ella estaba segura de que no le iba a proponer nada antes de tres meses! Y ahora estaba ahí, sentada en uno de los lugares más maravillosos que había visto en toda su vida, con un hombre al frente que le estaba pidiendo que fuera suya para siempre. Ella, que desde niña estaba cierta  quedarse soltera; segura de que jamás en su vida hubiera encontrado a un hombre capaz de amarla de verdad, ahora tenía en frente al hombre de su sueños que le estaba pidiendo de convertirse en su esposa...

¿Qué le podía contestar? ¿Que eso había sido su sueño desde el primer momento en que lo había visto, aquella mañana en Conceptos? ¿Qué estaba soñando ese momento desde meses, y que estaba cierta de que solo se hubiera quedado un sueño? Su corazón le gritaba que le dijiera que sí, pero su mente, siempre tan racional, le sugería que lo pensara bien... ¿Cómo podía decirle que sí cuando todavía habían muchísimos problemas por resolver? ¿Cómo podía aceptar ser su esposa cuando él seguía comprometido con una mujer que además esperaba un hijo suyo? Todos esos pensamientos la volvieron triste.. No, definitivamente no podía decirle que aceptaba.

L: Fernando...

Fernando aún estaba dándole la espalda, pero le bastó oír su voz para entender que la respuesta a su pregunta no presumía nada bueno... Despacio se volteó hacia ella y la miró en los ojos, con un dejo de tristeza

F: No Lety, no digas nada, ya entendí...

L: Mi amor yo...

F: Lo sé; no puedes aceptar. No te preocupes, me imaginaba que me ibas a contestar que no... Además ya me habías dicho que quieres que salgamos de los problemas de la empresa antes de comprometerte conmigo...

L: No es solo eso, Fernando. Es que además están Doña Marcia y... tu hijo.

Fernando tomó un hondo respiro antes de acercarse a ella y volverse a sentar en el banquito

F: Leticia, mirame en los ojos. Yo te juro sobre lo más sagrado que tengo en mi vida que, desde la primera vez que nosotros hicimos el amor, no he vuelto a acostarme con Marcia

L: Sí, mi amor, te creo... Pero como sea ella dice esperar un hijo tuyo....

F: ¿Y no te parece raro que ella diga eso, después de lo que acabo de decirte?

L: Pues un poquito... Pero puede que se haya quedado embarazada mientras que aún hacían el amor...

F: Lo dudo mucho... Y no solo porqué hace varios meses que no hacemos el amor, si no porqué yo siempre me cuido y cuido a la mujer con la que estoy

L: ¿Entonces como fue que se embarazó? ¿Se lo trajo el angelito desde el cielo?

Fernando, que ya estaba nervioso por el tema, no pudo más y explotó

F: ¡No sé! ¡Maldita sea, Lety, no sé como es que se embarazó, ni sé si es cierto que está embarazada; lo que sí sé, es que ese hijo, si es que existe, no puede ser mío! ¿Te parezco un idiota?

L: No, claro que no...

F: He tenido a decenas de mujeres y siempre me he cuidado...

Lety bajó la mirada. Aunque lo sabía perfectamente bien, no le gustaba que Fernando hablara de su pasado como mujeriego

F: Perdoname, mi vida, no quería hablar de eso... Es que me da mucha rabia que, por culpa de un caprichito de Marcia, ¡como siempre! nosotros no podamos ser felices...

Lety le tomó la mano y la estrechó por hacerlo tranquilizar

F: Es que deseo tanto que tu sea mi esposa...

En ese momento, una lágrima cayó de sus ojos y a Lety se le rompió el corazón. Odiaba verlo sufrir..

L: Fernando, hagamos una cosa... Dame una noche para pensarlo y luego te voy a dar mi respuesta

Fernando pareció animado por un nuevo brillo

F: ¿Eso quiere decir que hay una posibilidad de que me digas sí?

Lety sonrió

L: Puede ser...


En tanto, en la habitación 512 del hospital de México, Alicia se acaribiaba dulcemente la barriga mientras que sonreía y lloraba al mismo tiempo. Ya había empezado a amar a la criatura que crecía dentro de sí y, a pesar de que el papá del niño aún no sabía la verdad, ella estaba decidida a cuidarlo, aun a cuesto de su propia vida.

AF: Ay bebito mío, ¿Cómo le vamos a hacer? Tu papá aún no sabe nada de ti y, la sola idea de que no te quiera, me vuelve loca... Aunque él es un hombre muy bueno y sé que haría todo por ti... Y quizás por mi... ¡Ay tengo mucho miedo! Tengo miedo de que èl me odie cuando le diga que eres hijo suyo... Sabes, no era una cosa programada; yo nunca podía imaginarme quedarme embarazada después de una sola noche de amor.. ¿Amor? ¿Se trató de veras de amor? Ahora que lo pienso, nunca había estado así con un hombre... Él fue muy dulce conmigo... Bueno, también fue muy pero muuuy pasiónal ja ja ¡Parecía que fuera la primera vez que hacía el amor!

De repente le vino una iluminación; ¿Y si de verdad esa era la primera vez que Tomás hacía el amor? Seguro embarazar a una mujer la primera vez que se hace el amor debe ser un duro golpe... Eso era otro punto en su contra. ¿Cómo le podía decir que se iba a volver papá con solo hacer el amor una vez en su vida?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un carraspeo; Tomás por fin había llegado. Al contrario de la mañana, peró, no estaba sonriente.

T: ¿Me necesitabas para algo, Alicia?

Alicia trató de mirarlo en los ojos pero Tomás tenía la mirada baja; era claro que estaba muy decepcionado y eso simplemente la mató. Había logrado hacer lo que nunca nadie había hecho; decepcionar al hombre más bueno del mundo.  

AF: Tomás yo...

Alicia tragó saliva; casi no lograba hablar ya que trataba de reprimir las lágrimas. Pero trató de ser fuerte; no era el caso que él la viera tan débil

AF: ...yo te quería pedir perdón. Sé perfectamente que hoy no me porté bien y que no tenía que decir lo que dije de ti; sobretodo porqué es algo que no pienso...

Tomás no pudo más y, mirándola en los ojos, explotó

T: ¿¡Entonces por qué lo dijiste!?

Alicia lo miró cabizbaja; ahora que él la miraba tan fríamente, no lograba sostenerle la mirada. ¿Por qué lo había dicho? Para callar a Marcia... Ella no quería que su amiga supiera que Tomás era el padre de su hijo, por eso trataba de convencerla de que no estaba enamorada de él y de que él no era el papá de su bebito

AF: No sé porque lo hice, Tomás. Digamos que quería callar a Marcia y dije puras tonterías

T: ¿Tonterías? Ja, ¿Y tú la llamas tontería esa cosa que dijiste de mi?

AF: Yo...

T: Alicia, ¡dijiste que yo soy insignificante! Y está bien, lo acepto, porque quizás es verdad que yo no cuento nada en el mundo, pero, en mi corazón, pensaba contar algo por ti... aunque fuera un poquito. No pido que me quieras, porqué es obvio que no me quieres...

AF: Tomás...

T: No he terminado.

Tomás fue glacial.

T: ...sé que no me quieres, pero esperaba sentir un poquito de cariño de tu parte, aunque fuera solo un poco...

AF: ¡Pero yo te quiero, Tomás!

Tomás hizo una sonrisa amarga

T: No Alicia, no es necesario que me lo digas para hacerme contento... Ya me conformé con la verdad... A lo mejor me necesitas porque... bueno, porque no está el papá de tu hijo, ¡y lo acepto! O sea, sabes que siempre voy a estar por ti... Bueno por ustedes... Pero te lo ruego, no me digas que me quieres. No a esta altura... Ahora es como sentir una puñalada en el pecho y no tengo la fuerza para soportarlo

Alicia solo lagrimeaba. Escuchar eso de la boca del hombre que amaba era una puñalada para ella. ¿Cómo podía convencerlo de que su sentimiento era sincero y que de verdad sentía algo para él?

AF: Tomás, ¡te juro que soy sincera cuando te digo que te quiero! Tú te has vuelto una persona muy importante en mi vida y no sabría como hacer sin ti a mi lado...

Lástima que Tomás no le creía...

T: Ja, sí, de eso me di cuenta...

¿Por qué ahora reaccionaba así? Tomás nunca había usado sarcasmo con ella ni se había portado tan fríamente... Fue ese el momento en que Alicia entendió que lo había perdido para siempre...

AF: Siento mucho haberte causado fastidio, Tomás. Te prometo que no volveré a molestarte más...

Tomás trago saliva. Alicia parecía verdaderamente arrepentida. Él había decidido portarse fríamente para tratar de olvidarla y de alejarse de su vida, ya que pensaba que eso era lo mejor para ella, ¡pero jamás quiso hacerle daño!

T: Alicia...

Alicia ya no quizo oírlo. Era claro que Tomás ya no la quería, así que era inútil seguir con esa relación que solo les causaba daño a los dos... Por eso le dijo algo que seguro lo hubiera alejado para siempre de su vida

AF: Le dije al hombre que me embarazó que estoy esperando un hijo suyo.

La glacialidad con la que Alicia le comunicó la noticia, fue como una ducha fría para Tomás. Entonces era esa la cosa importante que le quería decir desde la tarde...

¿Cómo tenía que reaccionar? ¿Diciéndole que estaba feliz por ella? ¿Diciéndole que le deseaba todo el bien del mundo al lado de ese hombre? No, ¿cómo podía cuando su único deseo era estar a su lado para toda la vida? Él estaba dispuesto hasta a hacerse cargo del bebito, que hubiera tratado como si fuera hijo suyo, y ahora ella le estaba diciendo que otro hombre estaba listo para tomar su puesto... Definitivamente eso era un adiós...

Tomás se quedó varios segundos cabizbaja, sin saber que decir, hasta que Alicia retomó la palabra.

AF: Me parecía correcto decirtelo... Ahora ya no vamos a ser un peso para ti, ya que Luis se va a hacer cargo de nosotros...

T: ¿Luis?

AF: Sí, así se llama el padre de mi hijo

T: Luis...

Pasaron varios segundos en que los dos no dicieron nada. En la habitación se advirtía el peso del silencio hasta que Tomás palesó su parecer

T: No sé  que decirte Alicia...

“Digame que eres feliz para mi y sal de mi vida, Tomás. Va a ser horrible, y voy a sufrir como pocas veces en mi vida, pero es lo mejor para ti. Aléjate de mi, mi amor...”

Eso fue lo que pensó Alicia, pero no logró decirselo

T: Te deseo que seas muy feliz con él,y espero te trate como la princesa que eres, porque eso te mereces, chiquita...

Alicia no pudo más y se echó a llorar, cubriéndose los ojos con las manos. Tomás, a pesar de todo, odiaba verla llorar, así que se acercó a ella y la envolvió en sus brazos, acariciándole dulcemente la espalda

AF: Perdoname Tomás, perdoname por todo lo que te hice...

T: No tienes que pedirme perdón, Alicia, no te preocupes... Yo no voy a dejar de amart... de quererte por eso... Siempre podrás contar conmigo por lo que necesitas...

¿Cómo podía seguir engañándolo después de lo él que acababa de decirle? Un hombre que, a pesar de todo, seguía demostrandole una y otra vez cuanto la amaba se merecía la verdad...

AF: Tomás, hay algo que tienes que saber... Tú eres el...

El destino, pero, parecía jugarle contra ya que, justo en ese momento, una enfermera hizo su ingreso en la habitación

Enf: Disculpen que los interrumpa, señores, pero la Señora Ferreyra tiene que tomar su medicamento y además el horario de visitas ya se terminó

T: ¿Medicamento? ¿De qué se trata?

Enf: No se preocupe, Señor, su esposa solo va a tomar unas vitaminas que la van a ayudar a recuperar las fuerzas. Según las últimas análisis no tiene nada grave así que mañana mismo puede regresar a su casa

T: ¡Esta es una noticia estupenda! ¿Eso quiere decir que el bebito está bien?

Enf: Sí, señor, su hijo está fuera de peligro

Alicia tragó saliva. De un lado estaba feliz por la salud de su bebito, y por el otro le sonaba raro que alguien diera por hecho que Tomás fuera el padre de la criatura, sobretodo cuando él aún no lo sabía...

T: ¿Oíste chiquita? ¡Tu bebito está bien!

Casi sin darse cuenta, Tomás posó su mano sobre la barriga de Alicia y empezó a acariciarla suavemente

Alicia sonrió.

AF: Sí, Tomás, es maravilloso

Los dos se miraron en los ojos risueños hasta que a Tomás le volvió a la mente lo que Alicia le había dicho cerca del verdadero padre del niño

T: Bueno, yo tengo que irme... Me imagino que debes avisarle al papá del niño que está fuera de peligro...

AF: Sí...

T: Entonces me voy. ¿Necesitas algo más?

Que te quedes aquí conmigo...”

AF: ...No. Gracias por todo, Tomás.

T: No hay de qué. Si no te molesto, mañana voy a pasar para ver como están. Aunque me imagino que va a venir Luis por ustedes...

AF: No, él no está en México ahora...

T: Entiendo... Bueno entonces voy a venir yo mañana para acompañarte  tu casa.

AF: Gracias, Tomy

T: ¿Puedo saludar a tu hijo antes de irme?

AF: Claro que puedes

Tomás se arrodilló frente de ella y, después de haberle levantado un poco la camiseta arriba de la barriga, le dejó un dulce beso a la altura del ombligo. Ese beso le hizo sentir el calor de sus labios irradiarse desde el punto donde se habían posado, hasta todo su cuerpo y eso la hizo sentir bien al punto que empezó a acariciarle los cabellos casi sin querer.

T: ¡Eres un león bebito! Y tan fuerte como tu mamá... Aunque, no sé porque, pero algo me dice que eres una bella princesita...

AF: ¿En serio?

T: Pues sí... No sé porque, pero siento como si tu bebé fuera una niña...

AF: Me gustaría muchísimo que fuera una bebita...

T: A mi también...

Los dos se miraron sonrientes

T: Bueno, supuesta princesita, ahora descanza y mañana tu tío Tomy verá a verte

AF: ¿Tío?

T: Oh... ¿Es demasiado atrevido?

Alicia sonrió amargamente por sus adentros. Más que atrevido era irónico proclamarse su tío cuando en realidad él era el padre...

AF: No, Tomy, no es atrevido, no te preocupes. Entonces te esperamos mañana

T: No voy a faltar. Buenas noches, chiquita

AF: Buenas noches, Tomy


En otra parte de la ciudad, Aldo estaba con una sonrisa de esquina a esquina delante de su obra. Por fin había terminado el cuadro que había empezado a pintar por Leticia. Estaba tan contento por como le había salido, que no podía esperar hasta el lunes para entregarselo, así que decidió darle una sorpresa y llevarle el cuadro a su casa. Además, de esa manera, podía aprovechar también para conocer a los señores Padilla, ya que Leticia siempre hablaba maravillas de sus padres. El problema era que no conocía la dirección de su casa. ¿Cómo podía hacer?

Aldo lo pensó un momento hasta que la solución se le palesó delante de los ojos. ¡Carolina Angeles! Ella seguro debía conocer la dirección de la habitación de Leticia. Después de haber recuperado a su celular, llamó a su amiga publirrelacionista

C: ¿Bueno?

A: Hola Caro, soy Aldo ¿te molesto?

C: ¡Hola Aldo! Tú nunca molestes, no te preocupes

En tanto Omar escuchaba un poquito picado. Ahora empezaba a entender porque Fernando le tenía tirria al chefito...

A: ¡Que bueno que me dices eso! ¿Cómo estás?

C: Yo bien ¿y tú?

A: Bien, muy bien, gracias. Caro, te llamaba para pedirte una información

C: Claro, dime.

A: ¿Acaso tu sabes la dirección de Leticia?

Carolina se extrañó por el pedido de Aldo. ¿A qué le servía conocer la dirección de la casa de Lety?

C: Sí... Pero, ¿Por qué la necesitas?

A: Es que quiero darle una sopresa

C: ¿Qué tipo de sorpresa?

A: Ay eres muy curiosa, Caro... Bueno, te lo digo si me prometes no decirle nada

C: Sí, claro, te lo prometo...

Omar, mientras tanto, estaba más sospechoso con cada frase que le oía decir a su mujer

A: Es que pinté un cuadro para ella, que estoy seguro le va a encantar, y quería darselo lo antes posible

C: ¿Y no puedes esperar hasta el lunes para dárselo?

A: Podría, pero quiero que lo tenga en sus manos lo antes posible. Verás, me parece que Leticia no está muy bien en estos días... Quiero decir, la veo muy estresada respeto a como estaba cuando estabamos en Acapulco, y quiero regalarle por lo menos una sonrisa con mi regalo

Carolina sonrió; en el fondo Aldo se había encariñado de verdad con su amiga

C: Es que puede que no esté en su casa...

Ahora era Aldo el extrañado

A: ¿Ah no? ¿Y donde está?

C: Bueno no sé, solo imagino que, ya que es fin de semana, a lo mejor tiene sus quehaceres...

A: Y esos quehaceres no tienen nada que ver con Fernando Mendiola, ¿verdad?

Carolina tragó saliva.

C: ¿Con Fernando? ¡Claro que no! Él seguro debe estar con su novia...

A: Sí, seguramente... Entonces ¿me das la dirección de su casa?

C: Sí, claro... Calle de mimosa 107

A: Muchísimas gracias, Caro

C: De nada, Aldo.

A: Un beso

Cuando colgó la llamada, Carolina miró a Omar bastante preocupada

O: ¿Qué quería el chefito ese que nunca molesta?

C: ¿Y tú desde cuando eres celoso?

O: ¿Celoso yo? Ja, no me hagas reír...

C: Será... Como sea “Aldo”, así se llama el chefito ese, quería la dirección de la casa de Leticia

O: ¿Y para qué la quería?

C: Dice que le pintó un cuadro y quiere darselo

O: ¿Un cuadro? ¿Ahora el chefito también es pintor?

C: Sí; a Aldo se le dan muchas cosas...

O: ¿Como cuales, por ejemplo?

C: Bueno, él sabe cocinar muy bien, tiene agudeza empresarial, sabe pintar muy bien, y eso lo digo porqué vi algunos de sus cuadros y están muy lindos; sabe bucear, nadar, navegar con su yate...

O: ¿¡Tiene un yate!?

C: Sí, así es

O: Híjole... Debe ser lleno de dinero ese hombre...

C: Sí. Aldo viene de una familia rica, aunque ya hace años que no se hablan con su padre

O: ¿Y eso para qué?

C: No sé; nunca me ha querido contar porqué se alejó de él...

O: Así que hasta el mítico Aldo tiene sus secretitos... Bueno, volviendo a lo de antes, tenemos que avisarle a Fernando de que el chefito pintor quiere meterse en casa de su mujer

C: ¿Y eso para qué?

O: ¿¡Cómo que para qué!? ¡Él tiene que saberlo antes de que sea demasiado tarde y la encuentre con el güerito haciendo cosas raras en su cama!

C: Omar, ¿qué idioteces dices? En primer lugar, Lety nunca haría eso en su cama  con Aldo, y luego, por si no te acuerdas, ella está con Fernando en este momento...

O: ¡Sí, es cierto! Hoy le iba a pedir su mano... Quién sabe si la gargolety le dirá que sí...

C: ¡Pues claro que le va a decir que sí! Lety está enamoradísima de Fer, tanto que hasta le perdonó todo el horror que le causaron ustedes...

Omar bajó la mirada avergonzado

O: Ojalá... ¿Viste como brillaba su mirada la otra noche, cuando nos dijo que quería pedirle matrimonio?

C: Sí... En tantos años que lo conozco, nunca había visto a Fernando tan emocionado... Espero tanto que Lety no cometa una estupidéz...

O: ¿Crees que le pueda decir que no quiere casarse con él?

C: No, eso no, pero Lety siempre me ha dicho que, antes de oficializar su compromiso con Fernando, quiere recuperar la empresa... ¡Tiene la misma terquedad que su novio!

O: Jajaja eso es cierto

C: Esperamos que todo salga bien...


Daban las siete de la noche cuando Aldo llegó a Calle de Mimosa. En casa de Lety, Doña Julieta estaba preparando la cena mientras que Don Erasmo no paraba de preguntarle por su hija.

DJ: Ya te dije, Erasmo, la niña tenía que terminar un trabajo en Acapulco por cuenta de la Señora Angeles

DE: ¿Y se fue sin decir nada a nadie?

DJ: Me lo dijo a mi.

DE: ¿Y por qué a mi no me avisó?

DJ: Porqué tenía prisa, Erasmito. Ya te expliqué que fue una cosa de última hora. La Señora Angeles le pidió el favor de acompañarla porqué tenían que cerrar un asunto que dejaron pendiente cuando la niña se regresó a México

DE: Bueno y ¿cúando va a regresar Lety?

DJ: Yo creo que para mañana en la noche van a estar de regreso

DE: Bueno entonces yo voy por ella

DJ: Ji ji ji ¿cómo vas a ir por ella si está en Acapulco?

DE: No seas chistosa, Julieta, voy a por ella al aeropuerto

Doña Julieta desorbitó los ojos

DJ: ¡No!

DE: ¿Cómo que no?

DJ: No, digo que no sirve porque creo que la Señora Angeles dejó su carro estacionado al aeropuerto, así que va a volver con ella

DE: No me interesa, ¡yo voy a ir por la niña!

DJ: Erasmito, no seas terco... Lety ya es grande y además ahora es la presidenta de una grande empresa; ya no es una niña chiquita...

DE: ¡Para mi siempre va a ser mi niña!

DJ: Lo sé, mi vida, pero dale un poco de confianza... Además ya conoces a la Señora Angeles y sabes que es una buena persona...

DE: Bueno pero...

La platica entre los dos fue interrumpida por el timbre de la puerta

DJ: ¿Quién será a esta hora?

DE: Ja, ¿Quién quieres que sea? Seguro es Tomás

DJ: No creo; hace un par de días que no viene por aquí... Como sea, voy a ver quién es

Cuando abrió la puerta, Doña Julieta se topó con un joven alto, rubio, y con una sonrisa angélica

A: Buenas noches Señora, yo soy Aldo Domenzaín y soy un amigo de Leticia

DJ: Mucho gusto Señor, yo soy Julieta Solís, la mamá de Lety

A: Encantado de conocerla, Señora. Disculpe que venga a esta hora y sin avisar, pero le quería dar una sorpresa a Leticia. ¿Está en casa?

DE: ¡Julieta! ¿Quién es?

DJ: Disculpe un momento, Señor... ¡Es un amigo de Lety, Erasmo!

Don Erasmo entonces se acercó a la puerta para ver quién era ese amigo de su hija

DE: Así que usted es amigo de mi hija

A: Sí Señor; me llamo Aldo Domenzaín; mucho gusto

Aldo le extendió su mano pero Erasmo no la estrechó

DE: ¿Y cómo es que usted conoce a Lety?

A: Nos conocimos en Acapulco, Señor Padilla, y ahí Leticia me ayudó muchísimo...

DE: ¿Qué quiere decir eso?

DJ: Erasmo, ¿Por qué no hacemos acomodar al Señor Domenzaín así pueden palticar a gusto?

DE: Sí, claro. ¡Adelante caballero!

A: Muchísimas gracias, señores

Después de haberse acomodado en el sofá del salón, Don Erasmo quiso seguir con su interrogatorio

DE: Me estaba diciendo que mi hija lo ayudó mucho... ¿Qué quiere decir con eso?

A: Verá Señor Padilla, cuando estaba en Acapulco, yo tenía unos problemas que me parecían ensormontables y fue su hija la que me ayudó a ver la vida con otro enfoque y me dio una nueva esperanza. Yo le debo muchísimo a Leticia...

Aldo siguió platicandole de lo que habían hecho con Leticia en Acapulco; Doña Julieta lo escuchaba encantada. Ya su hija le había contado de su amigo chef y le había dicho que era un hombre muy guapo, ¡pero nunca podía imaginar que estaba tan guapo! Ahora entendía porqué Fernando había creído al cuento de que Lety estaba enamorada del chef... Se veía que Aldo tenía carisma y era un hombre muy simpático, además que bellísimo

DE: Así que mi hija y usted se hicieron amigos...

A: Así es, Señor Padilla, yo quiero mucho a su hija. Por eso vine aquí a esta hora; quería darle un regalo que hice para ella

DJ: ¿Un regalo?

A: Sí, Señora; pinté un cuadro para su hija que estoy seguro le va a encantar

DJ: Oh, ¡Que lindo gesto!

DE: Sí... Si no fuera que la niña no está

A: ¿Ah no?

Doña Julieta se puso nerviosa... Ella sabía lo que Aldo sentía por su hija; Lety le había contado todo lo sucedido y las veces que él y Fernando se habían enfrentado por causa de ella, así que Julieta no quería ni siquiera imaginar como iba a reaccionar Aldo si se enteraba de que su hija estaba con Fernando...

DE: Parece que la Señora Carolina Angeles dejó un asunto pendiente en Acapulco y necesitó de la presencia de Lety para resolverlo, así que la niña está con ella en este momento

Aldo se extrañó de inmediato. ¿Lety en Acapulco con Carolina? ¡Pero si justo unas horas atrás había hablado con Carolina y ella no le había dicho nada! Lo que sí era raro, era que la publirrelacionista le había anunciado que Leticia podía no estar a la casa... Eso significaba solo una cosa: Leticia estaba con él y Carolina la estaba encubriendo como siempre.

Viéndolo tan pensativo, Erasmo le inquirió si había algún problema

A: No Señor, todo está bien. Entonces me voy y le hago recapitar el cuadro el lunes en la mañana directamente en la oficina de Conceptos...

DJ: Señor Domenzaín...

A: Aldo, Señora, llameme simplemente Aldo

DJ: Está bien... Aldo... ¿No quiere sentarse por un café o una taza de té?

A: No Señora, le agradezco mucho, pero prefiero dejárlos cenar en paz

DE: No es ninguna molestia, caballero. Además usted me cae muy bien. ¿Por qué no se queda a cenar con nosotros?

A Julieta toda esa situación la tenía inquieta. Era claro que Aldo sabía que lo de Acapulco era una mentira. ¿Y ahora?

A: Es que no querría moelstarlos...

DE: Ya le dije que no es ninguna molestia. ¡Siéntese con nosotros!

A: Está bien, Señor Padilla, ya que insiste no puedo que aceptar su invitación

DE: Bueno. Julieta, pon un plato más en la mesa

DJ: Sí, claro...

Mientras que iba a la cocina, Julieta reflexionó si llamar o menos a Lety para avisarla de lo que estaba pasando en su casa aunque luego pensó que ella seguro estaba con Fernando y no quiso molestarla. Quién sabe que estaba haciendo ahora su hija...

DJ: Ay San Juditas Taddeo, haz que todo salga bien...


En Valle del Bravo, Fernando y Lety habían apenas terminado de cenar:

F: Entonces mi vida, ¿Te gustó la cena?

L: ¡Ay sí! ¡Los camarones estaban deliciosos!

F: ¡Qué bueno que te gustaron! Este restaurante me lo aconsejó Lalito

L: ¿Eduardo estuvo aquí?

F: Aja; me dijo que vino con Ingála el año pasado para hacer un viaje

L: Con su esposa... Me gustaría mucho conocerla... Debe ser una mujer muy especial si logró conquistar el corazón de Eduardo...

F: Sí, así debe ser... Si quieres los invitamos a nuestra boda...

L: ¡Fernando!

F: ¿Qué? ¿No quieres invitarlos?

L: No es eso... ¡Es que me prometiste no meterme prisa! Ya te dije que mañana en la mañana te voy a dar mi respuesta...

F: Tienes razón. Disculpame... Te prometo que no voy a tratar el tema hasta que tú misma lo haga

L: Gracias... Hablando de otra cosa, ¿No se nos está haciendo tarde para regresar a México?

F: Ja ja ¿Ya te cansaste de estar conmigo?

L: ¿Cómo me preguntas eso? Yo nunca podría cansarme de estar contigo... Pero ya son las ocho pasadas y, si no nos damos prisa, vamos a llegar al amanecer a la casa...

F: Es que no nos vamos a dormir a casa, Lety. Ya reservé una habitación muy linda en un resort que está aquí cerca

L: Oh... Parece que Don Fernando Mendiola me va a seducir en un hotel esta noche...

Fernando se volteó hacia ella y le hizo su mirada de seductor

F: ¿O sea que la Licenciada Padilla es seducible esta noche?

Lety lo miró coqueta

L: Puede ser...

F: Uhm... Eres posibilista hoy... ¡Eso me gusta!

L: Ja ja ja ¡solo porqué va todo a tu ventaja!

Fernando tiró fuera la lengua como un niño


Después de unos minutos de camino en coche, llegaron al resort donde Fernando había reservado. El lugar estaba muy sugestivo; al entrada tenía una calle bordeada de árboles de naranja y limón, que contribuían a render el aire muy perfumada, y al centro del resort estaba una enorme alberca.

Cuando entraron para registrarse, en la recepción estaba una mujer bellísima; tenía el pelo rubio y los ojos azules como el mar. ¡Hasta Lety se quedó encantada mirándola! Parecía una modelo. Fernando, en vez, pareció no hacerle caso; él solo tenía ojos para su Lety. Una vez llenado las formas para el check in, un valet preguntó por el equipaje

F: Ah claro, ¡el equipaje!

Lety ya estaba preparada para la escenita de la primera noche que pasaron en un hotel, cuando Fernando la sorprendió

F: Es que me olvidé las valijas en mi coche.

Valet: No se preocupe, Señor, si quiere yo mismo la recupero y la hago recapitar en su habitación

F: Sí, por favor. Está en la cajuela de mi coche; es un BMZ Z4 convertible de color amaranto

Valet: Voy por ella. Mientras tanto mi colega los va a acompañar en su habitación

F: Muchas gracias

Lety, en todo eso, no paraba de mirar a Fernando boquiabierta. ¿Cúando había hecho la valija si ella había estado todo el tiempo con él? Luego otro penasamiento le atravrsó la mente... Fernando tenía seguro un cambio... ¿¡Y ella!?

Cuando llegarón a la habitación, Fernando le dejó una propina al valet y finalmente se quedó a solas con Leticia.

L: Mi amor, ¿te puedo preguntar una cosita?

F: Lo que quieras, mi vida

L: ¿Por qué no me dijiste que nos quedábamos a dormir aquí? Si lo hubiera sabido, yo también hubiera armado una maleta...

F: No es necesario, Lety, yo ya me ocupé de eso

L: No entiendo... ¿Te ocupaste de qué?

F: De armar una maleta para ti también, mi amor. Mejor digo, armé una maleta para los dos

L: ¿O sea que voy a ponerme tu ropa?

F: Ja ja ja no es que no me excitaría verte vestida con algo mío, pero no, mi amor; también está ropa de mujer en la maleta

L: ¿Y donde sacaste esa ropa de mujer?

F: La compré por ti, obviamente

Lety abrió grande la boca

L: ¿Compraste ropa para mi?

F: Sí.

L: Pero... pero...

F: ¿Pero?

L: ¿Cómo le hiciste con... bueno con las tallas?

F: Lety, me sé de memoria la anatomía de tu cuerpo hermoso, ¿crees que no sé cual es tu talla?

Lety se sonrojó. En efecto Fernando se conocía de memoria la anatomía de su cuerpo y sus formas ya que, cada vez que hacían el amor, él siempre se tomaba su tiempo para acariciarla por doquier.

F: Solo espero que te guste lo que elegí para ti...

Lety se acercó a él y le puso las manos en las mejillas

L: Seguro me va a encantar, mi amor

Los dos fundieron sus labios en un dulce beso que se tornó más atrevido a cada minuto así que Fernando empezó a empujarla dulcemente hacia la cama hasta que Lety quedó acostada con él sobre ella. Entre los dos había empezado el juego de la seducción; Fernando había empezado a desabrocharle los botones de la camiseta y a besarle el cuello, mientras que Lety le aflojaba el nudo de la corbata. Los dos amantes estaban entrando en el climax cuando se oyó un rumor bastante estorbante

L: Mi amor, están tocando...

Fernando, que estaba empañado en su actividad de hacerla estremecer, ni caso le había hecho a lo que estaba pasando en el entorno

F: Sí, mi amor, son mis manos las que te están tocando

L: Ji ji ji no, Fernando, están tocando a la puerta

F: Que toquen, yo no estoy para nadie

L: Ji ji ji ya mi amor, hay que ver quién es

F: No

L: Fernando...

F: Uff está bien, Lety, voy a ver quién es.. ¡Conste que lo hago solo porqué tú me lo estás ordenando!

L: Ja ja ja si quieres voy yo...

Fernando la miró atentamente. Leticia tenía la camiseta desabrochada hasta el ombligo, lo que dejaba a la vista su sostén de encaje negro, y además estaba roja en la cara y su mirada lucía de lujuria. ¡Era fuera de lugar que alguien que no fuera él la viera así!

F: ¿Estás bromeando, verdad?

L: Uy, siempre tan celosito mi Fernandito...

Fernando le hizo una mueca

F: Voy yo, que tú no estás en las condiciones...

Lety lo miró un momento, aunque con un poco de vergüenza, antes de contestarle con un dejo de sarcasmo

L: No es que tú estés en condiciones mejores que las mías...

F: ¿Qué quieres decir? Yo por lo menos aún tengo mi camisa cerrada

L: Ehm... No es la camisa el problema...

F: ¿Entonces?

L: Deberías... Bueno, deberías mirar la parte de abajo de tu cuerpo...

¡Ahora sí Lety tenía la cara roja como un tomate!

Fernando miró hacia abajo y entendió lo que Lety entendía... Al parecer, su segundo de bordo estaba bien despierto...

F: Oh, ¿Esto? Bueno es normal que se ponga así cuando está cerca de una mujer hermosa y maravillosa como tú, sobretodo si esa mujer lo besa tan apasionadamente....

L: Bueno pero ahora va a ver quién es que están tocando ya desde mucho...

F: Ja ja ja ay mi Lety, ¿Cuándo vas a aprender a ser más maliciosa?

Lety nascondió la cara detrás de un cocín

L: Creo que nunca lo conseguiré...

F: Ja ja ja mejor voy...

Fernando se dirigió hasta la puerta y la abrió

Valet: Disculpe la molestia, Señor Mendiola, pero le traje su maleta

F: Muchísimas gracias

Valet: No hay de qué, Señor. Ah, si quieren, la alberca está abierta toda la noche y tiene una parte cubierta, por si acaso quieren ir a refrescarse un poco aprovechando de la maravillosa luna que está esta noche.

F: ¡Claro! Gracias por la información

Valet: Deber, Señor. Buena permanencia en nuestro resort

F: Gracias.

Fernando regresó donde estaba Lety con la maleta en la mano y la posó sobre el sofá, listo para retomar su posición sobre de ella en la cama, cuando pero Lety se levantó y se acercó al sofá

F: ¿Qué haces?

L: Quiero ver lo que escogiste para mi

F: ¿Y no puedes verlo después?

L: Podría... Pero la verdad estoy muy curiosa...

Y de verdad lucía curiosa como una niña su Lety, así que Fernando no pudo que contentarla, como siempre hacía cuando se trataba de hacerla feliz

F: Está bien, señorita...

L: ¿Puedo abrir la maleta?

F: ¡Claro que sí!

Lety, que se imaginaba encontrar apenas una pijama y un pantalón, se quedó verdaderamente sorprendida cuando se encontró con toda la ropa que Fernando había comprado para ella. En la maleta estaban: un camisón de seta negro muy fino, un vestido azul marino con varias piedras del mismo color, un pantalón y una blusa blanca y hasta un traje de baño color rojo coral.

L: ¡Mi amor! ¿Cúantas cosas me compraste?

F: Bueno el necesario para nuestra mini fuga de amor

L: Ja ja ja están más cosas mías que tuyas

F: No es cierto; traje la misma cantidad de ropa para los dos. ¡Ah! Y si miras en esa bolsa también están los zapatos

Lety abrió la bolsita pequeña y encontró unos zapatos blancos con un tacón de media altura que traían las mismas piedras que el vestido y un par de zapatillas para usarlas con el traje de baño.

L: Ay mi amor, no sé que decir...

F: ¿Te gustan?

L: No, no me gustan...

F: Oh...

L: ¡Me encantan! ¡Muchísimas gracias, Fernando!

F: No tienes que agradecerme nada, Leticia. Lo hice con el corazón, como todo lo que hago para ti...

Lety dejó los zapatos que tenía en la mano y se le lanzó al cuello con mucha énfasis. Fernando aprovechó para cargarla en sus brazos y la regresó sobra el colchón, volviéndo a besarla en el punto donde se había interrumpido. Cuando vio el sostén de Leticia, pero, le vino a la mente que también había elegido para ella un conjunto de lancería muy sexy... ¡Quién sabe como iba a tomar Lety ese atrevimiento de su parte!

F: Mi amor, tengo que decirte algo pero no sé como lo vas a tomar...

L: ¿Qué pasa?

F: Es que, junto a la ropa, te compré una cosita... No sé porque lo hice, ya que no es el genero de ropa que sueles vestir, pero vi esa cosita en una tienda y me la imaginé sobre de ti...

L: ¿De qué se trata?

F: Bueno es... un conjunto de lancería

L: Uy... ¿Qué genero de conjunto?

F: Es... Bueno ¿Por qué no lo ves tú misma? Solo, no te enojes conmigo...

L: ¿Y para qué tendría que enojarme?

F: Porque puede que te parezca muy atrevido y, si no quieres ni probarlo, yo lo entiendo... No sé ni siquiera porqué lo compré...

L: Me estás dando curiosidad... A ver que tan atrevido está este conjunto

F: Bueno...Está en la bolsita negra adenro de la maleta...

Cuando Lety abrió la bolsa de papel, se quedó boquiabierta... Entre sus manos tenía un babydoll de encaje negro verdaderamente sexy. Tenía transparencias por doquier y se veía que era muy fino

Fernando se esperaba un regañadón por parte de Lety por eso se quedó muy sorprendido cuando ella le inquirió:

L: ¿Es de la última colección de Vicky Form?

F: ...sí

L: Creo que lo había visto en su catalogo. Me lo envió Ricardo Lascuraín justo la semana pasada...

F: Sí, a mi también me lo mandó y, cuando ví este conjunto, me viniste a la mente tú de inmediato, por eso me fui a buscarlo para toda la ciudad

L: ji ji ji ¿Es tan importante para ti verme arropada con esto?

F: Bueno, no se trata de ser importante... Es que es muy excitante la idea de verte con solo esto a cubrir tus formas. Sobretodo porque solo yo puedo tener el honor de verte así

L: ji ji ji eso es muy cierto...

F: Entonces, Licenciada Padilla, ¿me va a hacer el honor de ser mi modelo para esta noche?

Lety se sonrojó un poco. No era la primera vez que Fernando la veía arropada con lancería sexy; gracias a Carolina, había comprado varios conjuntos días atrás, pero ese era verdadermanete atrevido...

L: ¿Qué te parece si primero vamos a ver la piscina?

F: ¿Eh?

L: Pues sí; oí que el valet te dijo que la piscina está abierta toda la noche y que está una luna fantastica esta noche... Me gustaría muchísimo verla contigo... Ha de ser espectacular

Fernando sonrió. Él había entendido perfectamente que Leticia era tímida y que aún no lograba dejarse ir completamente cuando se trataba de ser maliciosa

F: Claro, mi vida, todo lo que quieras... Además soy curioso de ver también como te senta el traje de baño que escogí para ti...

L: Bueno, entonces me lo pongo y nos vamos

F: Bueno, aquí te espero


Durante la cena, con los Padilla, Aldo contó maravillas sobre Leticia. Su intención, obviamente, era conquistar a los padres de Lety de modo que terminaran preferiendo a él, en vez que a Fernando.

DE: Así que usted se encariñó mucho con mi hija...

A: Sí, Señor; Leticia es una mujer maravillosa además de inteligente, leal, bellísima... Y se ve que viene de una muy buena familia que ha sabido crecerla con amor y con principios y valores.

Erasmo lo escuchaba con atención. Había mucho que no sentía hablar tan bien de su hija; desde aquella vez cuando escuchó una reunión en la sala de juntas en Conceptos, cuando Don Fernando habló maravillas de Lety.

DE: Sabe, usted me recuerda mucho a Don Fernando Mendiola; no sé si lo conosce...

Aldo ignoró la rabia que le estaba saliendo por dentro con solo sentirlo nombrar y asintió con la cabeza, fingiendo una de sus sonrisas

DE: Él también quiere mucho a mi hija.

Aldo desorbitó los ojos. ¿Podía Don Erasmo saber de la relacción de su hija con Mendiola? No, no podía ser...

A: ¿¡Qué!?

Por suerte Doña Julieta intervino a salvar la situación

DJ: Que... que Don Fernando se encariñó mucho con la niña porque ella lo ha ayudado muchísimo con su empresa. Antes de ser Presidenta, Lety era asistente de Don Fernando y lo ayudó a resolver varios problemas de la empresa, por eso él le tiene muchísima consideración

DE: Sí... Debería escuchar las maravillas que Don Fernando dijo de mi hija frente de la junta de comité en Conceptos...

Aldo, en tanto, estaba hirviendo. Al parecer Erasmo no sabía nada de lo que Fernando le había hecho a Leticia... Quién sabe como iba a cambiar su idea sobre el ex presidente de Conceptos si supiera lo bastardo que fue con su hija...

A: Sí, me imagino...Bueno, Señores, ha sido un verdadero placer poder cenar tan a gusto con ustedes, pero ha llegado la hora de que yo regrese a mi casa. Les agradezco muchísimo por la cena y, Doña Julieta, usted cocina de verdad mejor que un chef

Julieta se sonrojó. Su hija tenía razón; Aldo era muy bueno para seducir...

DJ: Ji ji ji ¡No exagere!

A: ¡Ninguna exageración! ¡Y se lo dice un chef!

Aldo le guiñó el ojo

A: Bueno Señores, ha sido un gusto conocerlos y espero que volvamos a vernos en futuro

DE: Cuente con eso, joven

A: Buenas noches

DJ: A usted, Aldo

Cuando subió en su coche, Aldo estaba muy enervado. ¿Cómo podía Leticia seguir con Fernando después de todo lo que él le había hecho? Pero sobretodo, ¿Cómo podía no tener escrúpulos por Marcia? ¡Ella estaba eserado a un hijo de Fernando! Y él, en vez de estar cerca de ella, no paraba de pensar en su maldita empresa... Parecía que para él era más importante seguir el plan de salvar Conceptos en vez que su hijo... ¿Cómo podía Leticia estar enamorada de un hombre así?


En tanto, en el resort, Fernando y Lety estaban listos para irse a la piscina.

F: Ese traje de baño te sienta de maravillas, mi vida

L: ¿Tú crees?

F: Claro que sí, Lety. ¡Eres hermosa!

Y así diciendo Fernando se le acercó y la envolvió entre sus brazos. La temperatura al borde de la piscina estaba maravillosa; era una noche bastante caliente y en el cielo brillaba la luna plena. Además, en ese periodo del año, el resort no estaba muy lleno, así que Fernando y Lety eran los únicos en la piscina a esa hora.

F: ¿Qué te parece si vamos a probar la temperatura del agua?

L: Es que...

F: ¡Ay no, Lety! ¡No me hagas como cuando estabamos a Cuernavaca que me hiciste bañar a mi solito y tú te bañaste solo los pies como si fueras un pulpo!

L: ji ji ji ¡siempre haces esas comparaciones tan chistosas!

F: Ja ja ja ¿sí verdad? Bueno pero ahora, princesita, dame la mano y vente en el agua conmigo

El corazón de Lety perdió un latido cuando se oyó llamar “princesita”. Nunca antes la había llamado así...

L: ¿Cómo me llamaste?

F: Princesita... ¿No te gusta que te llame así?

Lety sonrió y se le lanzó al cuello

L: ¡Me encanta! Nunca nadie me había llamado así...

F: Bueno entonces, mi princesita, preparese que vamos a entrar en el agua

Y así diciendo Fernando la cargó en sus brazos y descendió las escaleras de la piscina, hasta que los dos fueron en el agua. Lety, no sabiendo nadar, se le aferró al cuello muy espantada

F: ¿Qué pasa, mi vida?

L: ¡Pasa que yo no sé nadar!

F: Oh... ¿Y por qué no me lo has dicho antes?

L: Traté de hacerlo justo unos minutitos atrás...

F: Bueno, no te preocupes, mi amor. Agarrate a mi y no va a pasar nada. Además aquí el agua es muy baja así que no hay peligro

L: ¿De veras?

F: Sí, Lety. Si te pones de pie, el agua no va a superar tu ombligo

Lety intentó soltarse de él y, en efecto, el agua era bastante baja

L: Ji ji ji tienes razón

Sintiéndose más tranquila, se armó de valor y empezó a nadar como podía. Bueno, más bien empezó a bañarse. Fernando tenía razón; el agua estaba estupenda.

El susodicho, en tanto, no podía parar de sonreír al verla tan feliz. Lety parecía una niña chiquita mientras tomaba confianza con el agua y él no paraba de mirarla.

De repente se oyó una música que venía desde los altoparlantes que estaban ahí cerca y Lety se paró para escucharla. Se trataba de un viejo éxito de Alejandro Fernandez

L: Oh... ¡Adoro esa canción!

F: A mi también me gusta mucho...

Fernando se encantó viéndola. Lety estaba simplemente hermosa con la luz de la luna que reflejaba sobre su piel mojada. Despacio se acercó a ella, le tomó la mano y la acercó a él

F: ¿Me harías el honor de bailar conmigo?

L: Claro que sí...

Los dos se abrazaron y empezaron a moverse al ritmo de la canción

Me estoy enamorando...
Me estoy ilusionando con tu amor
Y siento que la pena
Que me afligia el alma
Ya no duele más.
Hoy mis ilusiones
Vuelven a vivir
Y siento que mi boca
Se muerde al sentir
Que un beso...
Mi deseo desborda
Dentro del corazón...
Siento que me estoy enamorando
Y guardo aquí en mi corazón
Cada momento que he vivido junto a ti
Y sólo quiero entre tus brazos
Ver cada amanecer...
Noches de pasión
Fuego que enciendes
Con el roce de tu piel
Con cada beso...
De tus labios como miel
Con esa luz de tu mirada
Que me hace estremecer

Mientras bailaban, Fernando no dejába de rozarle la espalda los las yemas de los dedos. Lety, que tenía la cabeza posada sobre su hombro, no podía hacer otra cosa que estremecer con cada toque de Fernando. En ese momento se sentía en paraíso y, si antes necesitaba tiempo para pensarlo, ahora estaba segura...

Leticia esperó que la música terminara antes de hablar. Cuando la última nota de la canción sonó, se separó de él el tanto que bastaba para mirarlo en los ojos y le sonrió dulcemente. Fernando le sonrió a su vez y esa era la señal que Lety estaba esperando...

L: Fernando, preguntamelo otra vez

Ahora era el corazón de Fernando el que había perdido un latido. Casi le temblaban las manos por la emoción pero trató de mantenerse lo más calmado posible cuando volvió a preguntarle:

F: Leticia Padilla Solís, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

Lety lo besó dulcemente en los labios antes de contestarle. Fue apenas un rocío pero hizo que Fernando tocara el cielo. Nada, pero, lo hizo más contento que oír la voz de Lety mientras le decía...

L: ...Sí.


Sigue...