miércoles, 23 de septiembre de 2015

Capítulo 65

Capítulo 65
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Estoy embarazada

Mientras que Fernando hablaba por teléfono con Luciano, alguien andaba fisgoneando detrás de la puerta de la Vicepresidencia...

F: ¿Qué quieres decir con eso, Luciano?

Lu: Que no vas a viajar solo, Fernando. Te va a acompañar uno de mis empleados que tiene que hablar con Mr Hutcherson de algunas cuestiones por mi cuenta

F: ¿Lo conozco?

Lu: No, pero estoy seguro de que se van a llevar bien

F: Bueno... ¿Y el viaje queda confirmado para el lunes?

Persona que fisgonea: ¿Viaje?

Lu: Así es, Fernando

F: ¿Y el regreso?

Lu: ¿Tienes prisa de regresar?

F: Es que tenemos mucho trabajo en la empresa y no me puedo ausentar por mucho tiempo...

Lu: No te preocupes, Fernando, para el viernes en la noche vas a estar de regreso al D.F

F: Bueno entonces le pido a mi secretaria que se comunique con tu agencia para los detalles del viaje y los documentos que tengo que revisar ¿Estámos?

Lu: Sí, pero sería mejor que te aparecieras a mi agencia en la tarde así te doy todos los detalles personalmente

F: Está bien entonces nos vemos más tarde. Adiós, Luciano

O: ¿Entonces?

F: Entonces tengo que partir el lunes para hablar con Mr Hutcherson y el viernes estaré de regreso

O: Bueno entonces esperamos de poder cerrar el negocio. Digo, sería bueno para Conceptos tener un negocio tan jugoso con Estados Unidos...

F: ¡Sería buenísimo! Y nos ayudaría a pagar la dichosa deuda ya que mucho no ha de faltar...

O: ¿Y con Castro como les fue?

F: ¡Parece que decidió grabar su primer vídeo con nosotros, hermano!

O: ¿Y ya se acordó con la mariposita?

F: Están hablando en este momento. Él y su manager están en el estudio de la princesa para discutir de los detalles del vídeo. Sería bueno que hablaras con él luego, así me actualizas sobre lo que decidió el cliente

O: Claro, no hay problema. Yo me ocupo de eso.


En tanto, en Presidencia estaba reunido todo el Cuartel para hablar con Leticia

J: ¿Entonces Lety, qué nos dices?

L: Está bien, muchachas, voy a almorzar con ustedes hoy.

S: ¡Por fin, Lety! Hace siglos que no comimos juntas y nos debes los últimos chismes de altura

L: Ji ji ji ustedes no piensan en otra cosa que no sean chismes, ¿verdad?

Ma: ¡Es que los chismes alimentan el espíritu y además no engordan, maniguis!

L: Bueno, bueno, está bien. Así luego me acompañan a retirar mi cochecito

PM: ¡Claro! ¿Como se nos olvidó tu flamante coche?

L: Es que debía pasar por él ayer, pero no tuve el tiempo...

PM: Uy ¿Y cómo es que no tuviste tiempo? ¿Te pasaste la tarde con un galán?

Lety enrojeció

L: ¡Ay como crees Paula María! Simplemente tuve que resolver unos asuntos para la empresa...

Lo: Será, Lety, pero últimamente se te ve distinta...

Lety enarcó una ceja

L: ¿Distinta?

J: Sí, manita, estás como en las nubes... Como en los días de tu cumpleaños...

¡Ahora sí que la cara de Lety se puso roja como tomate! ¿Posible que sus amigas se habían dado cuenta de cuanto estaba feliz en ese momento de su vida?

L: Muchahcas, ahora tengo que terminar mi trabajo así luego nos vamos. ¿Les parece si nos vemos en media hora delante del elevador?

Ma: ¡Perfecto Lety! Entonces nosotras vamos a avisar a Irmita

L: Bueno. ¡Hasta luego!


No habían pasado ni dos minutos desde que el Cuartel había salido de la oficina, que alguien entró como siempre sin tocar. Lety, que estaba en el cuchitril, sintiendo la puerta abrirse, pensó que fuera otra vez el Cuartel

L: ¿Y ahora que se olvidaron de preguntarme?

Voz: En realidad te quería preguntar si querías venir a almorzar conmigo...

Lety reconoció la voz y salió desde la cueva

L: ¿¡Aldo!?

A: Sí, Leticia. Perdón por entrar así pero toqué y no me contestaste, así que pasé

L: No, tranquilo, hiciste bien...

A: ¡Menos mal! Por un momento pensé que podía parecer un grosero

L: Ji ji ji si así fuera, debería pensar que es grosera la mayor parte de la empresa, ya que casi nada toca la puerta antes de pasar a mi oficina

Aldo sonrió

A: ¿Entonces me aceptas la invitación?

L: ¿Para almorzar juntos?

A: Aja

Lety era seriamente mortificada. En el fondo, ella y Aldo seguían siendo amigos y le hubiera gustado comer con él, pero tuvo que rechazar la invitación.

L: Aldo, no lo tomes a mal, pero acabo de prometerle a las muchachas que voy a almorzar con ellas ya que hace un buen tiempo que no comemos juntas...

Aldo se desanimó un poco pero comprendía las razones de Leticia. Él sabía cuanto su amiga quería a las muchachas del Cuartel.

A: No te preocupes, Leticia, lo entiendo. Es importante coltivar las amistades

L: Sí...

A: ¿Qué te parece, entonces, si te invito a cenar? Es que me gustaría actualizarte cerca de los progresos de la Expo Feria...

L: ¿Siempre quieres que sea Conceptos a ocuparse de eso?

A: ¡Claro que sí! No podría confiar en nadie que no fueras tú para eso, Leticia.

Lety se sonrojó un poco por la confesión de Aldo ya que el mismo no paraba de mirarla en los ojos con una intensidad tal, que paría quererle penetrar el alma.

A: Además ayer almorzé con Luigi y parece que tiene unas ideas maravillosas para la campaña...

L: Ji ji ji ese Luigi... Por ahora parece un volcano de ideas... Se ve que las cosas con su novio le han de ir bien

A: Puede ser... ¿Entonces?

L: Bueno está bien; nos vemos más tarde entonces

A: ¡Perfecto! Paso por ti a las ocho si te parece

L: Sí, para las ocho está bien

Aldo se acercó a ella y, como buen caballero, le besó la mano y luego se fue


Cuando Fernando se estaba acercando a la Presidencia, se cruzó con Aldo que estaba saliendo desde la oficina de su mujer y se dejó llevar por un brote de celos así que entró sin tocar y casi azotando la puerta.

Lety fue feliz de verlo así que estaba por acercarse a él, cuando Fernando empezó a gritar:

F: ¿¡Qué hacía el güerito aquí!?

L: Fernando, ¡no grites! ¡No quiero que todo Conceptos te oiga!

F: ¡No me importa nada si los otros me sienten gritar! Contestame, por favor...

Fernando parecía verdaderamente furioso así que Lety se apresuró en explicarle la situación.

L: Pues... Me vino a hablar de algo con respeto a la Expo Feria. ¿Te acuerdas que nos propuso el proyecto de turismo gastronomico?

F: Aja ¿Y?

L: Y nada, me propuso de almorzar juntos para hablar de eso

A Fernando eso no le gustaba para nada. Para él el güerito tenía que caminar por lo menos a un kilómetro de distancia de Leticia

F: ¿Así que vas a almorzar con él?

L: No. Voy a almorzar con las muchachas del Cuartel y luego paso a por mi coche, aunque pensandolo le había pedido a Tomás que me acompañara...

Al oír eso, Fernando haló un suspiro de alivio mientras que se acercaba al cuchitril donde Lety estaba parada delante de la puerta

F: Y yo que quería almorzar con la Presidenta...

...le dijo Fernando en tono sensual

L: Uy me temo que te toca hacer la fila...

F: ¿Tan requerida estás?

L: Así parece...

Fernando empezó a besarle el cuello. No lograba resistir cuando estaba frente de ella; su cercanía era como el canto de la sirena que atraía a los marineros

F: ¿Y si te invito a cenar?

L: No puedo, Fernando. Le dije a Aldo que iba a cenar con él para hablar del proyecto

Fernando se paró de inmediato y otra vez regresaron sus celos

F: ¿¡Cenar con él!? Qué, ¿no podían discutir de eso aquí en la empresa?

Lety sonrió. En el fondo le gustaba que Fernando la celara

L: No me digas que estás celoso...

Fernando arrastró a Lety en la cueva, tomandola por una muñeca, y cerró la puerta. Luego la estrechó a sí y la besó con pasión

F: Ya te dije, mi querida Leticia, que siempre he sentido celos por ti...

Y diciendole eso, reempezó a besarle el cuello. Leticia odiaba esas situaciones en la empresa, aunque adoraba como la hacía sentir Fernando con cada beso que le propiciaba...

L: Fernando...

F: ¿Quieres que me pare?

L: No...

Fernando siguió besandole el cuello hasta que Lety concluyó su frase

L: ...no quiero, pero debes.

A regañadientes Fernando alejó sus labios desde el cuello de su mujer para mirarla en los ojos

F: Está bien... Pero, si no puedes cenar conmigo, eso quiere decir que nos vamos a ver directamente mañana así que tengo que hacer el pleno de besos de modo que me basten hasta mañana

L: Ji ji ji ya, mi amor, solo van a ser unas horas...

F: Es que no puedo estar ni un minuto lejos de ti, mi vida...

Lety se derritió. Como siempre Fernando lograba hacerla subir en las nubes con tan solo unas palabras.

L: Imaginate yo como voy a estar varios días sin ti... A proposito, ¿Hablaste con el Señor Luciano?

F: Sí y tengo que ir a su agencia después del almuerzo para los detalles del negocio

L: ¿Y ya sabes por cuantos días vas a estar ahí?

F: Cinco días. El viernes en la noche voy a estar de regreso

La mirada de Lety se entristeció; ella no quería estar lejos de Fernando. Aún se acordaba como se sintió a estar separada de él cuando Fernando partió por Los Ángeles ¡y ni se diga de cuando se alejó ella para ir a Acapulco!

L: ¿Cómo voy a hacer cinco días sin ti?

F: Pues... Siempre existe el teléfono ¿no?

L: Sí, pero no es lo mismo...

Le contestó Lety con voz aniñada

F: Lo sé, mi vida, pero no podemos perder el negocio y tú no puedes posponer tu cita, así que nos tenemos que hacer fuerza. ¡Te prometo que en estos días vamos a hacer el pleno de amor!

Fernando le guiñó el ojo picaro y Lety se rió sin más

F: Entonces voy a comer con Omar, así me cuenta que pasó con Carolina...

L: ¿Con Carolina?

F: Sí. ¿No sabes? Parece que los dos por fin aclararon su situación

Lety lo miraba boquiabierta. ¡Carolina no le había contado nada!

L: No, no sabía...

...contestó Lety algo enfadada

F: No te enojes, Lety, ¡apenas pasó ayer en la noche! Seguro Caro no tuvo tiempo para contartelo

L: Tienes razón...

F: Bueno, entonces me voy, mi vida, así veo si puedo hacer una cosita antes del almuerzo. No sé cuanto tiempo me tomará el encuentro con Luciano así que, si por a caso no nos vemos, te llamo más tarde a tu celular

L: Está bien, mi amor...

Lety se elevó en punta de pie y le dejó un dulce beso a Fernando antes que los dos salieran del cuchitril.


Antes de salir para alcanzar a sus amigas del Cuartel, Lety llamó por el interno a su amigo Tomás.

L: ¿Tomás?

T: ¿Qué pasó, Lety?

L: Nada de grave; te llamaba para decirte que voy a comer con mis amigas y que luego voy con ellas a retirar mi coche. ¿Es un problema si me acompañan las muchachas en vez que tú?

T: ¡Claro que no, jefa! Además tengo que discutir de algunas cosas cerca del vídeo de Fernández con la Señorita Villaroel, así que no te preocupes

L: Perfecto, entonces nos vemos luego para actualizarnos

T: Está bien, Lety. ¡Provecho!

L: ¡Gracias! Ah, ¿Tomás?

T: ¿Sí?

L: ¡Suerte con Doña Marcia!

T: Ji ji ji


Fernando, en tanto, se había dirigido en la oficina de Marcia para hablar con ella. Le urgía resolver de una vez por todas la cuestión de la visita con la ginecóloga así que decidió aprovechar de ese tiempito antes del almuerzo para hablar con ella.

Cuando entró en la oficina de la Productora ejecutiva, pero, Marcia no estaba, así que salió para pedirle a Lola si sabía donde estaba su jefa.

Lo: Salió un momento para ir a hablar con Don Luigi, Don Fernando pero, ¡mire! ¡ahí está!

F: Bueno, gracias Lola.

M: ¿Estabas buscando a mi?

F: Sí, Marcia; tú y yo tenemos que hablar...

M: ¿Ahora?

F: Sí, ahora

Marcia tragó saliva

M: Es que tengo que hablar con Tomás Mora para los presupuestos del vídeo de Fernández...

F: Puedes hablar con él más tarde; ahora me urge que hablemos los dos

M: Está bien... Vamonos a mi oficina

Una vez en la oficina de la Productora ejecutiva, Marcia se sentó en el sillón detrás del escritorio mientras que Fernando tomó asiento en uno de los sillónes delante del mismo

M: ¿De qué me quieres hablar?

F: ¿No te imaginas?

M: No.

F: Bueno, entonces te refresco la memoria; hacia unos días, me dijiste que ibas a hablar con tu ginecóloga para tomar una cita donde yo te pueda acompañar para ver la ecografía del bebé... ¿Me equivoco?

Marcia tragó saliva antes de contestar

M: No.

F: ¿Entonces?

M: Pues... Hablé con ella justo ayer y me dijo que puedo anticipar mi próxima ecografía para el próximo martes en la mañana

F: ¿El martes de la próxima semama?

M: Sí.

Fernando se puso a pensar. Obviamente no podía ser presente el martes, ya que hubiera estado a Estados Unidos...

F: ¿Y no tiene otro día disponible?

M: No, Fernando. Mi doctora es muy renombrada y no tiene todos los días disponibles para mi. ¡Ya me hizo un gran favor en anticipar mi próxima ecografía a la próxima semana!

F: ¡Ok, ok, no te enojes!

M: ¿Qué? ¿Tienes otro compromiso ese día?

F: Así es. No te puedo acompañar el próximo martes, lo siento

M: ¿Y por qué?

F: Porque me tengo que ir de viaje a Estados Unidos

Marcia obviamente lo sabía, ya que había fisgoneado detrás de la puerta de Vicepresidencia, por eso le inventó lo de la cita para el martes. Como sea, Marcia resultó ser una buena actris y siguió actuando con naturalidad

M: ¿A Estados Unidos? ¿Y a qué viene ese viaje?

F: Parece que Coca Cola México quiere cerrar un negocio con nosotros para difundir su campaña publicitaria en el País y Luciano quiere que sea Conceptos a ocuparse de los comerciales para México

M: ¡Eso es muy bueno para la empresa!

F: Aja...

Marcia miraba a Fernando que parecía con la mente en otro planeta. En el fondo, ella se sentía culpable por mentirle y viendolo tan apenado, fue tentada de decirle la verdad. Tomando un largo suspiro, se levantó de su silla y se acercó a donde estaba sentado él:

M: Fernando, tengo que decirte algo...

F: ¿De qué se trata?

M: Mira yo no soy...

Justo cuando estaba por confesarle la verdad, Alicia entró en su oficina sin ni siquiera tocar la puerta. ¡La pobre lloraba como magdalena!

Viendola así, Marcia se dirigió hacia ella muy preocupada

M: ¡Alicia! ¿Qué te pasa?

AF: Ay Marcia, si supieras...

Alicia no lograba parar de sollozar y también Fernando parecía preocupado para su ex-secretaria...

F: Lichita, ¿Qué pasó?

AF: ¡Nada que te encumba, Fernando!

F: Perdón si pregunté... Bueno, las dejo a solas así platican. Nos vemos luego, Marcia.

M: Sí, nos vemos luego...


Cuando Fernando salió de su oficina, Marcia trató de tranquiliz a su amiga dandole un vaso con agua. Después de haber bebido, Alicia pareció un poco más tranquila aunque sus lágrimas no terminaban de correr en sus mejillas

M: ¿Alicia, qué te pasó? ¿Acaso tuviste problemas con Tomás?

AF: No es eso, Marcia...

M: ¿Entoces?

Alicia, en tanto, se estaba torturando las manos por el nerviosismo

AF: Es que es una cosa que me avergüenza mucho...

Marcia temió lo peor

M: ¿¡Tomás te faltó el respeto otra vez!?

AF: ¡Ay no, Marcia! ¿Como crees? ¡Tomás no ha vuelto a tocarme desde esa dichosa noche!

M: ¿Entonces qué pasa, Alicia?

Alicia tomó un largo respiro. En realidad ella no quería confiarse con nadie con respeto a su situación, pero ya no lograba tenerse todo adentro; sentía que estaba por explotar así que decidió desahogarse con Marcia

AF: Marcia yo...

M: ¿Qué?

Alicia respiró hondo otra vez y, con un hilo de voz, dejó que la verdad saliera de su boca

AF: Estoy embarazada...

Marcia, al oír la noticia, desorbitó los ojos

M: ¿¡Qué!? ¿¡Estás embarazada!?

AF: ¡Shhh! ¡No quiero que nadie se entere!

M: Perdón, pero... ¿Estás segura?

Alicia la fulminó con la mirada

AF: ¡Claro que estoy segura, Marcia! Y esta vez hasta me hice las análisis de sagre para tener confirmación...

Alicia explotó otra vez en llanto así que Marcia la abrazó fuerte tratando de consolarla

M: No, Alicia, no hagas así...

AF: Es que estoy desesperada, Marcia. ¿Cómo le hago para mantener a un hijo cuando no tengo dinero ni siquiera para comprarme la comida?

M: Bueno, estoy segura de que no te embarazaste tú solita... ¿Quién es el padre del bebé?

Alicia tragó saliva. No quería decirle que se trataba de Tomás. En el fondo, ella y Tomás no eran novios ni nada; simplemente habían pasado una noche juntos y esa noche había pasado solo porque él le había prometido un prestamo que nunca le hizo...

Viendo que su amiga callaba, Marcia le preguntó lo obvio

M: ¿Es de Tomás?

AF: ¡Claro que no!

M: ¿Entonces de quién es?

AF: De otra persona que no conoces...

M: ¿Y esta otra persona que no conozco no se puede hacer cargo del niño?

AF: Dudo mucho que quiera tener a que ver con mi bebé...

M: ¿Entonces qué quieres hacer?

Alicia hizo una sonrisa amarga antes de contestarle

AF: ¿No está obvio, Marcia?

Marcia advirtió un escalofrío correrle por la espalda cuando entendió las intenciones de su amiga

M: ¡No Alicia, no puedes abortar!

AF: ¡Marcia, ya te dije que no puedo mantener a un hijo!

M: ¡Pero esa no es la solución! ¡Alicia, antes de tomar una decisión de la que puedes arrepentirte, habla con el papá del niño y ves si se puede arreglar la situación de otra manera!

AF: Creeme que no se puede, Marcia. Además ya tomé mi decisión...

M: ¿Estás absolutamente segura, Alicia? Mira que no se puede regresar atrás después...

AF: Sí, Marcia. Lo pensé bien y esa es la única solución...

Otra vez las lágrimas aparecieron en el rostro de Alicia.

A Marcia no le gustaba para nada esa decisión, pero se trataba de Alicia y solo ella podía decidir lo que era mejor para ella.

M: Está bien... Si estás segura de tu decidión ya no insisto. ¿Cuándo tienes que ir al consultorio?

Alicia le contestó con un hilo de voz entre sollozos

AF: Mañana en la mañana

M: ¿Quieres que te acompañe?

AF: No, Marcia, prefiero ir sola.

M: Bueno. ¿Y ahora qué quieres hacer? ¿Quieres regresar a tu casa? Si quieres te doy el permiso de irte...

AF: No Marcia, te lo agradezco, pero prefiero seguir trabajando

M: Como quieres...

Alicia se secó las lágrimas de su rostro con un pañuelo y salió de la oficina de su amiga Marcia. Cuando las muchachas del Cuartel la vieron salir, la miraron rara; Alicia tenía seguro algo...

S: Oxi, ¿Le pasa algo?

AF: ¡Nada que te incumba!

S: Perdón si le pregunté...

Ma: ¡Ya maniguis, dejala en paz con sus problemas y apurate que tenemos que irnos!


Media hora después, Lety y las muchachas del Cuartel estaban sentadas en la Comidilla...

Ma: Entonces, maniguis, ¿Qué pasa?

L: ¿Qué pasa de qué o qué?

Lo: ¡Pos en la empresa, Lety! parece que a Conceptos por fin empieza a irle bien...

L: Así es, Lola. Al parecer tenemos dos famosos atristas que quieren grabar vídeo clip con nosotros

I: ¡Eso es fantástico, mi Lety! ¡Por fin Conceptos puede recuperarse del desastre del vídeo de Benny!

L: ¡Sí, por fin, Irmita!

PM: ¿Y cuales son las canciones para que sirven los vídeos?

L: El señor Fernández necesita un vídeo para la canción “Te amaré” mientras que el Señor Castro necesita un vídeo para la canción “Por amarte así”. Parece que su nuevo disco es una collección de viejos éxitos y su idea es re-hacer un nuevo vídeo por cada canción.

S: ¿Y como se llama ese disco?

L: Algo como “Nunca voy a olvidarte... los éxitos”

S: ¡Ahww que romántico!

L: Sí...

J: ¡Además esa canción está preciosa!

L: ¿Tú la conoces?

J: ¡Claro que sí, Lety! ¿Por qué, tú no?

Lety se avergonzó. Efectivamente ella no conocía esa canción...

L: Pues... no.

PM: ¡Entonces tienes que escucharla manita! Habla de un hombre que está desesperado por el amor de una mujer que al parecer no lo corresponde y es tan romántica...

L: Bueno, la escucharé cuando van a empezar la grabación. Por lo que entendí, Luigi ya tiene algunas ideas por el vídeo...

I: Así es, mi Lety. Don Luigi habló con el Señor Castro por toda la mañana y parece que ya está en el bosqueto para el vídeo

L: ¡Esa sí es una buena noticia! Esperemos que al Señor Castro le guste...

I: Estoy segura que sí, Lety. Mi Don Luigi siempre le atina cuando se trata de hablar del amor

S: Cambiando de tema... ¿Ustedes han visto como anda en estos días la Oxi?

L: ¿Alicia? ¿Qué pasa con ella?

Ma: Pues parece que anda medio rara, Lety... Está como muy triste, no sé...

Lo: ¡Seguro se quedó sin dinero!

S: Sí pero no sé... me dá la impresión de que tenga algo más. Para mi le pasó algo...

Lety escuchaba con atención

I: Dejen de hablar mal de esa pobre mujer. A lo mejor tiene sus problemas, como todas, pero son cosas de ella que a nosotras no nos incumben

PM: ¡Ay Irmita, como eres! Solo estamos hablando...


En tanto, Fernando y Omar estaban almorzando en el Le Noir

F: ¿Así que ahora son una pareja?

O: No sé, hermano. Solo sé que cuando estoy con ella me siento distinto; como si fuera otro hombre. Carolina me empuja a dar lo mejor de mi y a ser un hombre mejor

F: ¿O sea que ya no eres más un mujeriego?

O: ¡Claro que no, Fernando! Hace un buen tiempo que tengo ojos solo para Carolina...

Fernando le lanzó una mirada picara

F: Iiiiii ¡te enamoraste hermano!

O: Así parece...

Omar, pero, parecía preocupado...

F: Hermano, ¡es una cosa buena! ¿Por qué haces esa cara?

O: Porque tengo miedo... Es la primera vez que me pasa algo así y tengo miedo de perder a Carolina por alguna estupidez

F: Entonces trata de no hacer estupideces, ¿te parece?

O: ¡Es que no es fácil! Por ejemplo, la otra noche estabamos a un evento y encontré la Yuyi que se me pegó como lapa y Caro se enojó conmigo... ¿Qué hago si encuentro a otra loca como ella?

F: Omar, nunca se ha dicho que es fácil estar enamorados, pero tienes que vivir cada día serenamente. ¡No te puedes tomar de ansia o de lo contrario no te vas a vivir tu relación! Por lo que me contaste, Carolina te ama y además te conoce así que, si decidió confíar en ti, ha de haber un motivo ¿no crees?

Las palabras de Fernando le dieron fuerza a Omar que ahora sentía que podía intentarlo de veras. Él quería estar con Carolina y hubiera hecho cualquier cosa para ganarse su amor y su confianza.


En Conceptos, Tomás había terminado de acordarse con Marcia cerca de los presupuestos para el vídeo de Alejandro Fernández. Cuando salió desde la oficina de la Productora ejecutiva, se dio cuenta de que Alicia permanecía en su postación. Cuando se acercó a ella, vio que aún estaba triste así que decidió hablarle

T: Alicia...

AF: ¿¡Qué quieres!?

T: ¿No vas a almorzar?

AF: Ja, ¿Y con qué dinero? ¡No tengo ni para pagarme el microbús!

T: Pues, si quieres yo te invito a comer...

Alicia lo evaluó un momento pero, a pesar de que tenía mucha habre, no quería estar a solas con Tomás así que rechazó su invitación

T: ¿Estás segura, Alicia?

AF: Sí, Tomás.

T: ¿Quieres que te haga traer algo desde la cafetería?

AF: ¡No, Tomás! ¡No quiero nada de ti! ¡Dejame en paz una vez por todas!

Cada vez que Alicia le hablaba así, Tomás sentía su pobre corazón romperse en mil pedazos. Era cierto que él la había en cierta forma engañado, pero Alicia lo había condenado a purgar una pena demasiado dura...

T: Está bien; te dejo en paz...

Y así diciendo, Tomás se adentró en el elevador y desapareció de su vista.

Cuando las puertas del elevador se cerraron, Alicia explotó otra vez en llanto. Ella sabía que en el fondo Tomás no tenía la culpa de todo lo que le estaba pasando, pero aún no lograba perdonarlo por lo que le había hecho esa famosa noche...

Despacio, Alicia se levantó de su silla y se dirigió hacia el baño para pararse frente al espejo. Casi sin pensarlo, posó una mano sobre su barriga y empezó a acariciarla dulcemente

AF: No lo puedo creer... Yo, Alicia Ferreyra, embarazada...

El solo pronunciar esa palabra, le hacía sentír un nudo en la garganta...

AF: Ay bebito, no sabes como me gustaría conocerte... Y estoy segura que a tu papá también le gustaría... A pesar de todo, Tomás es un buen hombre que tuvo la mala suerte de encontrar a una mujer como yo. Si fuera otra persona, le diría que estoy esperando un hijo suyo y trataría de perdonarlo por lo que me hizo, pero no puedo... ¡No quiero obligar a Tomás a estar conmigo solo porque estoy embarazada! Eso no sería justo... Yo sé que él me ama; me lo demuestra cada día pero... Yo no puedo amarlo...

Alicia se dejó caer sobre las rodillas y explotó en llanto mientras que abrazaba a su barriga con sus hombros

AF: Perdoname bebé; perdoname por no ser capaz de ocuparme de ti como debería... Perdoname, hijo mío...


Daban las cuatro de la tarde cuando Lety y las muchachas del Cuartel llegaron al concesionario.

C: ¡Señorita Padilla! ¡Buenos días!

L: Buenos días, Señor. Vine a retirar mi coche

C: Claro. Se trata del Chevrolet rojo, ¿verdad?

L: Así es. Tenía que venir ayer a retirarlo, pero se me presentó un imprevisto y no pude...

C: No se preocupe, Señorita, no pasa nada. Aquí tiene su coche listo así que ponga una firma en estos documentos y puede llevarselo

Las muchachas ya no estaban en la piel. ¡Por fin una de ellas tenía coche!

Sin saber como le hicieron, lograron salir las siete en el coche que se dirigió en Conceptos. Cuando llegaron, Lety buscó a Fernando en su oficina pero la econtró vacía...

Lety, entre sí: Seguro aún está con el Señor Luciano...


Cuando regresó en Presidencia, Tomás la alcanzó para actualizarla sobre las decisiones que habían tomado junto a Doña Marcia con respeto al vídeo de Fernández. Para todo el tiempo, pero, Tomás parecía triste; era como si no tuviera la misma luz en los ojos que traía en la mañana y por supuesto Lety se dio cuenta en seguida

L: ¿Tomás?

T: ¿Sí?

L: ¿Qué te pasa?

T: Nada, ¿Por?

L: ¡Ay no mientas conmigo, Tomás! Te conozco desde que eramos niños y sé que tienes algo. ¿Acaso pasó algo con Alicia?

Tomás decidió desahogarse con Lety. En el fondo ella era su mejor amiga ¿y quién mejor que ella podía aconsejarlo?

T: Así es. Es que Alicia no logra perdonarme por lo que le hice la noche antes de la junta...

Lety suspiró. Siempre se trataba de lo mismo; Alicia trataba a Tomás como trapo de piso y él se quedaba con el corazón en añicos...

L: Tomás, por enésima vez, ¡tú no le hiciste nada! Por lo que me contaste, fue ella la que practicamente se te lanzó al cuello, así que ella quería que pasara eso

T: Sí, ¡pero ella quería eso solo porque yo le había prometido prestarle el dinero!

L: ¡Y eso fue tu error! Tú no debías prometerle algo que no podías cumplir...

T: Lo sé, Lety. ¡Pero entiendeme! ¡Esa era mi única posibilidad para estar con ella en la vida! Sé que probablemente soy un monstruo por pensarla así, pero esa fue la noche más bella de mi vida...

De repente una lágrima cayó desde los ojos de Tomás que emepezó a llorar sigilosamente. Él se sentía culpable del malestar de su chica, pero no sabía como remediar a su error... Lo había intentado todo, pero Alicia no parecía dispuesta a perdonarlo.

Lety se levató de su silla y fue a abrazar a su amigo

L: Ay Tomás... Creeme que sé que significa sufrir por amor y me mata verte así... Sé que amas a Alicia pero, si ella no quiere saber nada de ti, ¿Por qué no intentes olvidarla?

T: No puedo, Lety. Alicia es el amor de mi vida y no podría olvidarla ni aunque me hicieran el lavado del cerebro... La tengo imprimida en mi mente y en mi corazón. Alicia para mi es el aire que respiro; el sol que ilumina mis días de lluvia; la única mujer que he amado y que puedo amar por el resto de mis días

Lety sonrió. Su amigo Tomás estaba completamente perdido por esa mujer...

L: Bueno, entonces tienes que reconquistarla.

T: ¡Pero ya intenté todo! ¡Ella no quiere tener nada que mer conmigo!

L: ¡No te rindas, Tomás! Si dices que la amas, ¡lucha por ella! Ahora ya no eres el Tomás Mora pobre y sin posición social. Ahora eres el Vicepresidente financiero de esta empresa; tienes prestigio y eres encantador así que tienes todo lo que se necesita para ganar.

T: ¿Tú crees, Lety?

L: ¡Claro que sí, Tomás! Mirame a mi; antes era una pobre asistente fea condenada a morir soltera y sin el amor de un hombre, mientras que ahora tengo a mi lado el hombre de mi vida que me dá cada día una motivación para ser feliz. Tú sabes bien que no fue fácil conquistar a Fernando pero, si yo pude, estoy segura de que también tú puedes conquistar el corazón de la mujer que amas.

T: ¡Tienes razón, Lety! ¡Voy a luchar por ella!

L: ¡Así me gustas!

Los dos se abrazaron y por fin Tomás sintió nacer una pequeña esperanza en su corazón...


A pesar de todo, la jornada laboral se desarrolló productivamente. Luigi había pasado en Presidencia para informar a la Presidenta que hubiera empezado a grabar el vídeo de Fernández la mañana siguiente y que en tres días hubiera terminado las grabaciones, y además estaba trabajando sobre el bosqueto para el vídeo de Cristian Castro.

LL: ¡Será algo guau guau Orny!

L: Me imagino, Luigi.

...había contestado ella sonriente.

LL: Ahora pero me tengo que ir que mi Ruli precioso me está esperando. ¡Adiós Orny!

L: ¡Chao Luigi!


Cuando el director estrella dejó la Presidencia, Lety se dio cuenta que ya daban las 19.50 así que pasó en el baño se su oficina para refresarse un poco antes de que llegara Aldo. Desafortunadamente, Fernando aún no había regresado desde su encuentro con el Señor Luciano así que Lety se resignó a oírlo por teléfono más tarde.

En el area secretarial, las muchachas del Cuartel estaban listas para irse cuando Sara le preguntó a Alicia si quería ir con ellas a tomar el microbús

AF: No necesito de niñeras, girafa. Y además me voy en coche esta noche.

S: Como quiere, Oxi. Hasta mañana entonces.

Cuando el Cuartel desapareció en el elevador, Alicia empezó a prepar sus cosas para irse. En realidad no tenía mucho dinero y además no había comido nada en todo el día, así que se sentía bastante débil. Como sea, tenía que llegar a la parada del microbús si quería regresar a su departamento, ya que de su amiga Marcia no había quedado ni su luz después del almuerzo.

Cuando se levantó de su silla, pero, Alicia advirtió un ligero mareo así que se tomó del escritorio por un momento y, luego de un largo respiro, empezó a caminar lentamente hacia el elevador. En ese momento, Tomás salió de su oficina y la vio arrancar hacia la salida.

A pesar de que Alicia no quería tener nada que ver con él, Tomás seguía amandola como loco y no pudo evitar preocuparse viendola en ese estado así que la llamó para detenerla

T: ¡Alicia!

Oyendo a Tomás que la llamaba, Alicia se paró. En realidad no tenía el valor de mirarlo en los ojos pero, ya que él seguía llamando su nombre, decidió averiguar qué quería. Cuando se volteó hacia él, pero, el mareo se hizo más fuerte y a eso se sumò una fuerte sensación de náusea así que Alicia empezó a ver todo negro hasta que las fuerzas la abandonaron y se desmayó.


Sigue...