Capítulo
54
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Attracción
fatal
Carolina
Ángeles, publirrelacionista y hada madrina free lance para Lety, había sido
siempre clara con Omar Carvajal con respeto a una hipotética relación entre
ellos: si después de la apocalipsis quedaba entre los vivos, entonces sí le iba
a dar una chance. A pesar de todo, esa tarde de septiembre, estaba sentada
cerca de él, en su coche deportivo, rumbo una destinación para ella desconocida
y la cosa, en vez de preocuparla, la llenaba de emoción. Entre sí, Caro se puso
a pensar:
C:
¿Cómo puedo sentirme así? ¡Por Dios, parezco una adolescente en plena crisis hormonal!
Luego
le lanzó una mirada a Omar y sonrió enamorada
En
tanto, Eduardo había salido por resolver unos asuntos por cuenta de Fernando así
que el ex-Presidente había quedado solo y empezaba a sentir falta de su Lety.
Sin pensarlo dos veces, agarró el celular y la llamó para pedirle cuando podían
verse.
Viendo
el número en la pantalla de su celular, Leticia se cercioró que sus papás no
estubieran alrededor de su cuarto así que cerró la puerta con llave y se tiró
en la cama para hablar comodamente con su amor.
L:
¡Hola, mi amor!
F:
Hola, mi princesa hermosa. ¿Cómo estás?
Lety
se mordió el labio inferior nerviosamente. El solo oír su voz, hacía que su
corazón empezara a latir más fuerte en su pecho. Después de haberlo pensado un
momento, Lety le contestó sincera:
L:
Triste; muy triste
F:
¿Triste? ¿Por qué? ¿Tuviste problemas con tu papá?
L:
No mi amor, es que me hace falta mi principe
Fernando
sonrió. Después de haberla sentido tan fría por tanto tiempo, a causa de la maldita
carta de Omar, oírla decir eso le llenaba el corazón de emoción.
F:
Uy eso se resolve muy fácilmente, Licenciada Padilla. En media hora estoy
delante de tu casa
L:
Ji ji ji eso es lo que más me encantaría, pero es que ahorita está mi papá en
la casa y si me ve salir tan pronto, luego de que no estuve en la casa para
toda la mañana, seguro no me lo va a permitir...
Fernando
se desanimó un poco
F:
Ay...
L:
¿Qué te parece si nos vemos cerca de las 7 de la noche?
F:
Me parece que me voy a morir de saudade pero voy a tratar de aguantar
Lety
se echó a reír
F:
¿Qué le causa tanta gracia, Licenciada Padilla?
L:
¡Ay ya! ¡No me llames así!
F:
Leticia, no contestaste a mi pregunta...
L:
Es que usaste el termino “saudade”
F:
¿Y?
L:
Y no sabía que hablabas portugués
F:
Bueno, algo... ¿Te acuerdas cuando compramos el fondue?
L:
¡Ay como olvidarlo! Esa noche fue tan chistosa y... tan romántica
F:
¿Romántica? ¡Ay por favor, Lety! ¡Esa noche fue un total desastre!
De
pronto Lety se puso seria
L:
Fernando, cuando estoy contigo, cada momento, cada istante y cada segundo se
vuelve romántico y mágico. Simplemente tenerte cerca vuelve cualquier momento
especial
Fernando
se derritió al oír hablar así a su amada
F:
Ahora es cierto que no aguanto hasta las siete...
Lety
se sonrojó un poco
F:
Pero por ti voy hacer eso y mucho más, mi princesa.
L:
Hasta luego, mi principe
Fernando
le mandó un sonoro beso a través de la bocina y luego colgó
En
tanto, en otra parte de la ciudad y inmersa en sus pensamientos, Caro no se había
percatado de que Omar había aparcado el coche y que la estaba mirando risueño.
Cuando se dio cuenta, bajó la mirada avergonzada, mirandose las manos que tenía
entrelazadas sobre sus rodiallas, y se sonrojó un poco
O:
¿Estás bien, Caro?
Con
cuidado, Carolina volvió a mirarlo en la cara
C:
Sí, ¿Por qué me lo pides?
O:
No sé... Te veo un poco rara
C:
¿Rara?
O:
Sí. No has dicho una sola palabra desde que salimos del restaurante
C:
Oh creeme que estoy bien. Lo que pasa es que estaba gozando del paesaje. Por
cierto, ¿Donde estamos? No me parece un lugar conocido...
O:
Es un parque donde venía siempre cuando era niño. La casa de mis padres estaba
en esa esquina que ves allí
C:
¿Y ellos todavía viven allí?
O:
No...
De
repente la mirada de Omar se veló
Carolina
se preocupó
C:
Omar, ¿Estás bien? ¿Acaso dije algo malo?
O:
No, Caro, no es eso. Solo no quiero hablar de ellos
C:
Está bien; como quieres...
Para
tratar de aligerar la situación, Omar tomó Carolina de la mano y la condujo al
entrada del parque
O:
Estoy seguro de que te va a encantar. En este parque hay muchas plantas raras y
también una zona con pájaros muy bellos
C:
¡Uy me gustan muchos los pájaros! Cuando era niña, tenía un canario que se
llamaba Titty... Lloré mucho cuando falleció
O:
¿Y como falleció?
C:
Mi mamá me dijo que murió de viejez pero yo sé que fue Chiche, el gato de la
vicina, que lo mató
O:
Ay que horror... ¡Pobre canario!
C:
Ajá... Bueno, pasó mucho tiempo... Vamos a ver el parque ¿no?
O:
Sí, vamonos
Los
dos caminaron por un buen rato al interno del parque; Omar parecía muy experto
de todo lo que concernía las plantas y los animales presentes. Caro estaba
extasiada. Nunca podía imaginarse que Omar fuera un tipo así. De repente algo
le llamó la atención; desde que habían entrado en el parque, Omar no le había
soltado la mano. Carolina miró su mano, envuelta en la de él, y se sonrojó,
mordiendose nerviosamente el labio inferior. Omar se percató de eso y sonrió.
En realidad él no alimentaba muchas esperanzas con ella, visto todo lo que
siempre le había dicho con respeto a una hipotética relación entre los dos. Sin
emabrgo, en el fondo de su corazón, él seguía esperando el día en que Carolina
le iba a dar una oportunidad. Respeto a las otras mujeres, la publirrelacionista,
tenía algo especial... Quizás era porque nunca había cedido a sus avances o
quizás era su encanto de mujer independiente, pero algo en su mirada color café
lo embrujaba.
Sobre
la Ciudad de México estaba anocheciendo y el reloj marcaba 18.06 cuando el
celular de Fernando vibró en el bolsillo de su pantalón. Cuando leyó el mensaje
de texto, una sonrisa se dibujó en sus labios
Mensaje:
Mi amor, te extraño muchísimo. No veo la hora de
regresar en tus brazos <3
De:
Mi Lety
Él
también la extrañaba así que se apresuró en contestarle con otro mensaje hasta
que su celular empezó a sonar, así que Fernando contestó sin ni siquiera mirar
el número, seguro de que se tratara de Lety. Cuando pegó la tecla verde, no
dejo ni el tiempo de hablar a quién llamaba y expresó lo que sentía en ese
momento:
F:
Yo también te extraño, mi vida
Voz:
Fernando...
Fernando
desblancó en la cara y desorbitó los ojos. La voz que le había contestado no
era ni remotamente parecida a la de Lety
F:
Ma... ma... ¡Marcia!
M:
Sí, mi amor, soy yo. ¿Esperabas a otra?
“Sí,
¡a mi Lety!” gritó Fernando en su mente
F:
¡Claro que no, mi amor!
Marcia
hubo un escalofrío. Era claro, por la manera en que le contestó, que Fernando
esperaba una llamada de parte de otra... casi seguramente de Leticia. Como sea,
Marcia intentó disimular
M:
¿Como sabías que me hacías mucha falta?
F:
Pues... Lo supuse. ¿Acaso no es así?
M:
¡Claro que sí, mi vida! Pero te llamaba por otra motivación
F:
¿Ah sí? ¿Y cual sería esa motivación?
M:
Es que no me siento... o mejor digo, no nos sentimos muy bien y tengo un poco
de miedo de quedarme sola esta noche. ¿Para ti sería un problema pasar la noche
con nosotros?
F:
¿Nosotros?
M:
Sí, mi amor. Nuestro hijo y yo
Un
escalofrió recorrió toda la espalda de Fernando
M:
Te juro que no voy a acosarte ni nada de eso. Solo te necesito a mi lado esta
noche
Fernando
tragó saliva. ¿Como podía decirle que no a la mujer que era también su
prometida, cuando le pedía de pasar con ella una noche porque no quería estar
sola?
F:
Está bien, Marcia. En media hora estaré en tu departamento
Marcia
no pudo creer en sus oídos
M:
Gracias, Fernando
En
tanto, en el parque empezaba a hacer frío y, ya que Carolina traía un vestido
sin mangas, Omar, como buen caballero, se quitó su saco y se puso detrás de
ella para ponerselo en la espalda. Cuando terminó de ponerle su saco, Omar se
quedó algunos segundos detrás de ella con las manos posadas en sus hombros. Algo
en Carolina lo atraía profundamente así que se acercó a sus cabellos y inspiró
el perfume que emanaban. Carolina, al sentirlo tan cerca, sintió que todos sus
sentidos se encendían. Omar retomó su posición delante de ella y le besó la
mano
C:
Gracias, Omar.
O:
No hay de qué, Caro.
Con
el sentido nublado y la piel erizada, Caro no logró concetar así que, sin
pensarlo, invitó Omar a tomar algo en su departamento y él aceptó feliz. Estar
con ella era lo único que deseaba esa noche.
Cuando
llegaron en el departamento de Carolina, la publirrelacionista hizo acomodar a
Omar en el salón y se fue en la cocina para preparar algo de tomar. Mientras
estaba solo en el salón, Omar empezó a mirar las fotos que estaban en cima de
un mueble. Algunas retraían a Carolina cuando estaba más joven y tenía el pelo
de color castaño rojizo, pero una le llamó la atención. Era seguramente una foto
más reciente donde estaba Carolina abrazada a un hombre de pelo rubio y los dos
sonreían mientras estaban en una playa tropical.
Sin
saber porque, Omar sintió un dejo de celos...
Cuando
Carolina regresó en el salón, el ex vicepresidente de Conceptos estaba asomado
a una ventana, mirando el panorama. Sintiendo una mano posarse en su espalda,
Omar hubo un escalofrío y se sacudió
C:
Perdón si te asusté. Te traje tu wisky
Omar
se volteó hacia ella y la miró fijo en los ojos
O:
No me asustaste, Caro...
Luego
tomó la copa que Carolina traía en la mano causandole a ella un escalofrío que
le recorrió toda la espalda
O:
Gracias...
Omar
chocó su copa con la de ella y los dos se quedaron mirandose por algunos segundos
antes de tomar un sobro de alcohol.
Carolina
sentía que no podía resistir quieta por largo tiempo; ella lo amaba ¡y desde
mucho! y lo único que quería, era sentirlo suyo: sentir las manos de él posarse
sobre su cuerpo y acariciarlo.
Segura
de que Omar no sentiría lo mismo, Carolina desistió de su idea de lanzarsele en
cima y lo hizo acomodar en el sofá, sentandose cerca de él.
Omar,
por su cuenta, tenía un deseo muy parecido a lo de la publirrelacionista y eso
lo hacía sentir raro.
Los
dos empezaron una platica “neutra” incentrada sobre el trabajo y sobre los últimos
logros de Conceptos pero, cuando Omar sintió que no podía aguantar más sin
besarla, decidió irse, seguro de que a Carolina no le hubiera dado ninguna
gracia su gesto.
O:
Caro, fue un verdadero placer pasar esta jornada contigo. Te agradezco mucho
por haberme tenido compañía hoy
C:
Omar, ¡soy yo la que te agradece! ¡Gracias por este día tan maravilloso!
Omar
quedó apabullado con las palabras de Carolina
O:
¿Maravilloso?
C:
¡Claro! Gracias a ti conocí ese lugar tan hermoso y además pasé una jornada muy
amena
Omar
sonrió y Carolina aprovechó para acercarse y darle un beso en la mejilla
Sintiendola
tan cerca y oliendo su perfume, Omar no supo resistir y le dio un calido beso
en los labios. Carolina sintió todo su cuerpo estremecer por la emoción.
Esperaba ese beso como la lluvia en el desierto. Lo deseaba; lo deseaba mucho.
Cuando estaba por ponerle las manos en la cara para profundizar el beso, pero, a
Omar le vino a la mente la foto de Caro con el otro hombre así que se separó de
ella y se excusó por el gesto, saliendo de prisa del departamento.
Una
vez a fuera, Omar se puso a pensar:
O:
¿Qué me pasó? ¿Desde cuando Carolina Ángeles me hace ese efecto? O sea, siempre
la he encontrado una mujer muy guapa y atractiva pero... Esta noche sentí algo
más; algo que nunca había sentido antes... Cuando la besé... Ay Dios... ¿Qué me
está pasando?
En
tanto, dentro del departamento, Carolina estaba sentada en el piso con la
espalda en contra de la puerta y una mano sobre los labios.
C:
¡Me besó! ¡Omar Carvajal me besó!
Caro
no pudo contener las lágrimas de felicidad que salieron de sus ojos
C:
¡Dios, cuanto esperé ese beso! Aunque...
De
pronto su humor cambió
C:
¿Por qué escapó así? A lo mejor no quería besarme...
Carolina
tragó saliva y las lágrimas de felicidad se mudaron en lágrimas de tristeza.
En
tanto, en el cuarto de Lety, su reloj marcaba las 19.16 y ella estaba muy
nerviosa
L:
¿Como es que aún no llega? ¿Posible que se olvidó?
De
repente Lety desorbitó los ojos
L:
¿¡Y si le pasó algo!?
Inmediatamente
Lety tomó su celular y llamó el número de Fernando:
Voz:
El número que usted ha marcado, se encuentra apagado o fuera del area de
cobertura
El
terror se apoderó de la ciudadana Presidenta que no pudo otra cosa que gritar
L:
¡¡No!!
Sintiendola
gritar, su mamá se precipitó en su cuarto
D.J:
M’hijita ¿¡Qué pasó!? ¿¡Qué fue ese grito!?
Lety
no logró hablar y lo único que hizo fue lanzarse con los brazos al cuello de su
mamá, empezando a llorar y a temblar
D.J:
Lety, mi amor, ¡Me estás asustando! ¿¡Qué tienes!? ¿¡Te sientes mal!?
Entre
sollozos, Lety intentó hablar
L:
Mamá... Fernando... Fernando...
D.J:
¿¡Fernando qué!? ¿¡Qué hizo!?
L:
Fernando me dijo que venía por mi a las siete y todavía no llega
Doña
Julieta echó un vistazo al reloj antes de contestarle
D.J:
Lety, son apenas las siete y media; a lo mejor se quedó embotellado en el tráfico.
¿Ya intentaste llamarlo?
L:
Sí, mamá pero tiene el celular apagado. ¡Estoy segura que le pasó algo!
Lety
se echó nuevamente a llorar
A
Doña Julieta le partía el alma al ver a su hija tan desesperada
D.J:
Lety, mi vida, ¡calmate! ¡Estoy segura que no le pasó nada de grave! Verás que
será él a llamarte en cuanto pueda
L:
¿Y si no lo hace?
D.J:
¿Por qué no debería hacerlo?
Lety
tragó saliva y se dejó vencer de las paranoias
L:
Porque a lo mejor se cansó de mi y quiere dejarme
Doña
Julieta se enojó
D.J:
¡Leticia Padilla Solís! ¡No te permito hablar así de ese muchacho que te ama más
que a su vida!
Lety
estaba roja de enojo. No sabía si llorar o ponerse a gritar. En su cerebro
empezaban a tomar forma las ideas más estúpidas.
¿Y
si está con otra? ¿Y si se dio cuenta que yo no soy la mujer para él?
Luego
miró a su mamá y, en tono socarrón, le preguntó:
L:
¿Y tú que sabes que me ama?
D.J:
Lety, ya te dije que Don Fernando fue a hablar conmigo mientras tú estabas en
Acapulco
L:
Eso no demuestra nada...
D.J:
¡Por Dios, Lety! ¡Ese muchacho me habló con el corazón en la mano y creeme que
me di cuenta de todo el sufrimiento que sentía! Don Fernando estaba como muerto
en vida cuando vino a hablar conmigo; estaba desesperado porque no te
encontraba en ningún lado y necesitaba hablar contigo para explicarte todo lo
que pasó. Esa noche me dijo que te amaba más que a su propia vida y creeme,
m’hijita, que me habló desde el fondo de su alma. ¡Deja de sentirte inferior!
Lety
desorbitó los ojos
D.J:
¿Crees que no me doy cuenta que tienes esas paranoias por como te veías antes?
Lety, mirate al espejo: ¡eres hermosa! Y además Don Fernando se enamoró de ti
cuando aún no lucías así...
Lety
se quedó pensando; su mamá tenía razón: Fernando no estaba enamorado de ella
por como lucía ahora. Él se enamoró de ella cuando todavía era “Lety la fea”.
Ese pensamiento logró calmarla un poco.
L:
¡Fernando te ama, Lety! ¡Ya te lo demostró muchas veces; no dudes de él!
Pensó
entre sí misma. Luego miró a su mamá y la abrazó otra vez para agradecerle
L:
Gracias mami; tú siempre logras calmarme
D.J:
No hay de qué, mi vida. Las mamás estamos aquí por eso
L:
¡Te amo mami!
D.J:
¡Y yo a ti, mi Cielo! ¿Quieres que me quede otro ratito aquí contigo?
Lety
negó con la cabeza. Se sentía más tranquila y necesitaba estar un poco a sola
para reordinar las ideas.
D.J:
Bueno, entonces te preparo un té de tilla así te tranquilizes un poco
L:
Gracias mami
Quedada
a sola, Lety volvió a marcarle a Fernando y otra vez le contestó la voz grabada
Voz:
El número que usted ha marcado, se encuentra apagado o ...
L:
Sí, sí, ¡ya lo sé! ¿Donde estás, mi amor?
Lety
decidió acostarse un poco en la cama. Se sentía un poco cansada así que prefirió
descansar un poco en la espera de noticias.
En
tanto, Fernando había llegado al departamento de Marcia. Antes de entrar, miró
su celular y lo maldició
F:
¿Por qué tuviste que abandonarme justo ahorita que es cuando más te necesito?
¡Mendigo celular! Seguro mi Lety ha de estar muy preocupada... ¡Ni siquiera pude
avisarla! Tengo que llamarla, de alguna manera...
Finalmente
Fernando tomó las llaves del departamento de Marcia y abrió la puerta. Cuando
entró, Marcia no le dio ni tiempo de hablar puesto que ya le había lanzado los
brazos al cuello, abrazandolo muy fuerte.
M:
¡Mi amor! ¡Gracias por venir!
F:
No hay de qué, Marcia. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
Marcia
puso en acto la primera parte del plan que habían armado con Alicia y,
acariciandose la barriga, sonrió y lo miró fijo en los ojos
M:
Sí, Fernando. Estamos bien
Fernando
sintió un siniestro escalofrió en los hombros.
F:
Me da mucho gusto. ¿Comiste?
M:
No, ¡y la verdad me muero de hambre!
F:
Bueno entonces dime lo que quieres comer y en un relámpago voy y vengo con la
comida
Marcia
no tenía la más minima intención de dejarlo salir. Tenía miedo de que él se
fuera con ella y hubiera hecho cualquier cosa para evitar que eso pasara, por
lo menos por esa noche...
M:
¡No!
Fernando
la miró extrañado
F:
¿No, qué?
M:
Que no quiero que salgas y que tomes frío. Mejor pedimos comida ¿qué te parece?
F:
Como quieres...
Fernando
echó un vistazo a su reloj que marcaba las 20.21 y entre sí pensó:
F:
¡Lety estará furiosa! ¡Tengo que avisarla de alguna manera! ¿Y si la hice
preocupar?
Viendolo,
pensativo, Marcia le llamó la atención
M:
¿Qué te pasa, Fernando? Quizás tenías algun compromiso y yo te lo eché a
perder...
F:
No, no es eso. Es que no avisé a Eduardo que no pasaba la noche en la casa y no
querría que se preocupara...
M:
¿Y por qué no lo llamas?
Fernando
le contestó con rabia
F:
¡Porque el mendigo de mi celular escogió justo hoy como día para no funcionar!
Marcia
se quedó viendolo. ¿Por qué estaba tan nervioso? Seguro porque con el celular
roto, no podía avisar a ella...
F:
Marcia, hagamos una cosa. Tu vete en la recámara y te pones comoda en la cama
que yo llamo para que nos traigan la comida y te alcanzo. ¿Qué te parece?
Marcia
no quería. Sabía que él iba a llamar a ella pero no pudo hacer otra cosa que
aconsentir así que se retiró en la recámara mientras que Fernando estaba ocupado
con el telefono.
De
repente Fernando se paró en seco
F:
¡No! ¡No me sé su número de memoria! ¿Y ahora?
Por
suerte Fernando logró hacer funcionar por lo meno la rúbrica de su celular así
que sacó el número del celular de Lety y lo digitó en el teclado del telefono
de Marcia
F:
Solo espero que no esté demasiado enojada...
En
su cuarto, Lety dormía placidamente. Después de la platica con su mamá, se sentía
muy cansada así que terminó con dormirse cuando de repente el sonido del
celular la hizo despertar.
Lety
miró el número en la pantalla y no le pareció conocido.
Con
la voz de quién recién se está levantando, Lety contestó después del tercer
timbre
L:
Bu... ¿bueno?
Fernando
trató de hablar con tono neutro para no hacerse escuchar de Marcia y intentó
mantener la voz lo más baja que podía
F:
Soy yo, Fernando
Lety
se puso sentada de un solo brinco. Oír la voz de Fernando era como un bálsamo después
de la angustia a que la había sometido el no saber noticias de él
L:
¡Mi amor! ¿Estás bien? ¿Donde estás?
F:
Sí, estoy bien...
El
tono de Fernando sonaba demasiado frío así que Lety se puso en alerta
L:
Fernando, ¿Donde estás?
Fernando
tomó un largo respiro antes de contestarle
F:
Estoy en el departamento de Marcia
A
Lety le heló el sangre en las venas y entre sí pensó:
L:
¡Está con ella!
Sigue...