Capítulo 78
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Necesidad de amar
Lu: No puedo, Carolina...
Perdóname pero no puedo dejárte ir...
Y así diciendo, Luis la
acercó a su cuerpo y unió sus labios en los de ella en un dulce beso
El beso entre los dos duró varios segundos. Entre sus
brazos, Carolina se sintió como si hubieran regresados a dos años atrás, cuando
aún estaban casados y enamorados el uno del otra. Lástima que ahora ya no era
así...
La publirrelacionista se separó de él, se quitó la
chaqueta, dejándola en la barandilla del balcón, y se fue corriendo, dejándolo
a solo en el balcón.
C: ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué tuvo que besarme?
Mientras pensaba en eso, las lágrimas le corrían por
las mejillas. Por suerte el evento estaba casi en su fin así que saludó los que
tenía que saludar y se fue rumbo su departamento.
En tanto, Aldo había llegado al departamento de
Marcia. No sirvió ni siquiera que tocara el timbre, ya que la productora
ejecutiva lo estaba esperando frente de la puerta.
A: Marcia, no era necesario que me recibías afuera de
tu casa; ¡Vas a tomar frío!
M: No te preocupes, Aldo, estoy bien. Y además no se
está tan mal afuera...
A: Sí, en efecto es una linda noche... Mira que luna
está hoy...
Marcia miró hacia el cielo y se quedó mirando la luna
por varios segundos. Parecía encantada así que fue el chef la que la hizo
regresar en la tierra
A: ¿Qué te parece si entramos ahora?
M: Sí... sí, claro. Adelante
A: Gracias
Una vez adentro, Marcia lo hizo acomodar en el salón.
A: Tienes un departamento muy lindo, por lo que veo
M: Gracias. Si quieres te acompaño a dar una vuelta
A: Si no te incomoda, me gustaría mucho
M: ¡Claro que no! Ven conmigo
Aldo la siguió para todas las habitaciones del
departamento. Marcia le enseñó la sala de estar, el baño, la recámara chica y
la recámara matrimonial y por último le enseñó la cocina
M: Esta es mi modesta cocina... Sé que no es muy
grande, peró me divierte cocinar de vez en cuando
A: ¿De veras?
M: Sí... Bueno, no es que soy chef nouvelle cuisine,
pero a veces me dan ganas de hacer un dulce y me vengo aquí
A: ¡Eso es muy bueno! Yo pienso que cocinar es entre
las cosas que más alegran al corazón
M: Sí, a veces funciona hasta conmigo ja ja
A: ¿Quieres que cocinamos algo juntos?
Marcia lo miró sorprendida
M: ¿A esta hora?
Aldo miró su reloj
A: Bueno, aún no es medianoche y, si no tienes sueño,
podemos hacer un pastel veloz que solo tiene que cocinar una media hora
La mirada de Marcia se iluminó. Aunque parecía una
tontería, para ella fue muy importante ese gesto por parte de Aldo porqué quería
decir que él estaba tratando de alegrarle un poco la noche
M: Sí, me gustaría muchísimo, aunque no se si tengo
todos los ingredientes... ¿Qué nos sirve?
A: No muchas cosas: huevos, harina, azucar,
mantequilla y levadura en polvo. El chocolate lo traje yo desde Perú
La mirada de Marcia brilló como la de una niña
M: ¿Vamos a hacer pastel de chocolate?
A: ¡Claro que sí! El chocolate es el medicamento mejor
para las penas de amor
Marcia se puso a reír
A: ¿Qué te causa tanta gracia?
M: Perdoname, es que parece el eslogan de una pastelería
A: En efecto.. Ja ja ja
M: Como sea creo que tengo todo así que, cuando el
chef quiere, podemos empezar
A: ¡Manos a la obra entonces!
En la otra parte de la ciudad, en casa de Alicia, no
se oía ningún ruido; solo estaban dos cuerpos abrazados en una cama. Alicia y
Tomás habían pasado todo el día juntos. Después del desayuno, Tomás la trajo a
su casa pero, ya que Alicia se sintía un poco de mareo, le pidió que se quedara
con ella. En realidad estaba perfectamente bien, peró no quería quedarse sola.
Ya estaba acostumbrada a la presencia casi constante de Tomás y aún no estaba
lista a renunciar a esa maravillosa costumbre. Por su cuenta, el vicepresidente
financiero estaba feliz de poder estar con ella; aunque estaba seguro de que
ella no lo amaba, él no lograba estar lejos de su chiquita. Tomás se había
enamorado aún antes de verla, con solo una foto que salió en la revista en
ocasión del anuncio del compromiso de Doña Marcia y Don Fernando. Cuando
finalmente la vio en persona, supo que ella era la mujer de su vida y la única
que podía amar incondicionalmente, pasara lo que pasara. Y ahora estaba ahí, en
su casa, en su cama... Donde ya había estado otras veces, inclusa la noche que
lo hizo el hombre más feliz de este mundo; la noche en la que ella fue suya.
Esa era la primera vez que Tomás hacía el amor y no podía imaginar entregarse a
otra mujer que no fuera ella. Para él, esa noche fue muy especial; hizo el amor
con todas sus letras con la mujer que amaba y, aunque era claro que ella estaba
motivada por otras razones, a Tomás no le importó y decidió aprovechar de esa
noche para cumplir su sueño.
En ese momento, los dos estaban acostados en la cama.
Alicia durmía plácidamente, abrazada a un cojín, mientras que Tomás estaba
acostado en su espalda, mirando el techo. Él no lograba dormir ya que seguía
pensando a ese misterioso Luis... ¿Quién era este hombre y cúando había
conocido a su chiquita? Pero sobretodo, ¿Cúando se había acostado con ella si,
desde que la conocía, estaba casi seguro de que ella no había salido con ningún
hombre que no fuera Omar Carvajal? Todos esos pensamientos no lo dejaban dormir
¡y además ese tipo no estaba ni siquiera en México en ese momento que era el más
delicado para ella! ¿Y si acaso no quisiera hacerse cargo del bebé? Tomás sabía
que Alicia era una mujer fuerte, pero ocuparse de un niño no es cosa facíl y se
necesitan los dos padres para crecerlo...
Los pensamientos de Tomás fueron interrumpidos por la
propia Alicia que se movió hacia él pegándose con su espalda a su ladera. Quizás
estaba sintiendo frío y buscaba algo que le diera calor. Sin pensarlo dos
veces, se volteó hacia ella y la envolvió en sus brazos. Alicia se relajó
inmediatamente sintiendose protegida y siguió durmiendo placida. Tratando de no
despertarla, Tomás posó su mano en la barriga de ella, frotándola dulcemente.
Él quería ser el padre de esa criatura. Lo deseaba con todas sus fuerzas y,
aunque podía parecer un pensamiento bastante engreído, sabía que seguro iba a
amar a ese bebé mucho más de lo que podía hacer el Luis ese.
El reloj marcaba la medianoche cuando Carolina regresó
a su departamento. Parecía la historia de la Cenicienta que, luego del beso del
príncipe, se escapa antes de la medianoche; solo que ella no pirdió su
zapatilla...
Una vez sentada en la cama, la publirrelacionista se
puso a pensar. Durante todo el camino hacia su casa, mientras manejaba, no logró
pensar nada. Era como si su mente se hubiera vaciado de cada pensamiento y solo
se concentró en la carretera. Ahora que estaba sola y en su recámara, todo lo
que había pasado esa noche regresó de golpe. Había vuelto a ver a Luis, su ex
marido que no veía desde un año; él le había pedido que lo perdonara; le había
dicho que todavía estaba enamorado de ella y la había besado. ¿Y ella? Ella había
respuesto al beso.. Aunque solo fue cuestión de segundos, sus labios respondieron
a los de él...
Carolina se sintía confundida. No lograba explicarse
lo que el beso significaba para ella. Caro estaba segura estar enamorada de
Omar, pero, cuando Luis le había dicho ser aún enamorado de ella, su corazón había
perdido un latido. Ese músculo tan traidor que seguía respondiendo a algo a lo
que ella no quería responder... Ahora estaba Omar en su vida; un hombre que la
ama y que le demuestra cada día cuanto es importante y única para él, por sobre
cualquier otra mujer y, si se hubiese enterado de ese beso, quien sabe lo que
hubiera podido pasar... Seguro lo hubiera perdido para siempre, celoso como era
él
C: No, Omar no tiene que saberlo. Ese beso no significó
nada para mi, ¡nada! Fue él que me tomó se sorpresa, sin que yo lo quería...
Admito que aún siento algo para él... Después de todo estuvimos casados dos años,
pero lo que me hizo fue gravísimo y no puedo olvidarlo solo porqué me jura que
aún está enamorado de mi... Ahora es demasiado tarde.
Justo en ese momento, su celular empezó a sonar
C: ¡Omar! ¿Y ahora qué hago? No puedo contestarle en
las condicciones en las que estoy ahorita... No, mejor no le contesto...
El celular sonó por un
minuto y luego se calló
C: Perdóname, mi amor...
En casa de Marcia, la productora ejecutiva estaba
gustando una rebanada de pastel de chocolate junto al chef, mientras estaban sentados
en su sofá. Los dos estaban muy relajados y hasta reían gracias a unas
anécdotas que Aldo le estaba contando cerca de los desastres que unos
aprendistas chef hacían en su cocina
M: Así que te incendió la cocina jajaja
A: ¡Sí! ¡Y no solo eso! Cuando el fuego se propagó por
doquier, ni siquiera fue capaz de llamar ayuda y solo se quedó ahí embobado
mirando las llamas
M: Ay pobre Aldo ja ja ja
A: Sí, ahora suena gracioso, pero te aseguro que
cuando pasó, nos tomamos un gran susto
M: Sí, me imagino
A: Por suerte no pasó nada grave y mi cocina no subió
demasiados daños, pero nos tomamos un gran susto
M: Sí, sobretodo ese muchacho. ¿Y siguió trabajando
para ti?
A: Sí, pero solo durante ese verano. Luego se fue a
trabajar por un hotel en Purto Vallarta, así que ahora es un problema de ellos
proteger sus cocinas
M: Ja ja ja ay Aldo, no sabes cuanto te agradezco por
esta noche
A: Ni lo digas, Marcia. Yo te dije que puedes llamarme
cuando sea y voy a estar para ti
Al oír eso, el corazón de Marcia perdió un latido. Había
mucho que alguien no se preocupaba así para ella...
A: Además verte reír es uno de los placeres más
grandes de la vida
Ahora sí Marcia se sonrojó y Aldo se dio cuenta de
inmediato
A: Perdóname Marcia, no quería incomodarte
M: No, no es esto. Es que nunca nadie me había dicho
cosas así y me halaga no te imaginas cuanto oírtelas decir a ti
Luego, Marcia se acercó a él y le dejó un dulce beso
en la mejilla
M: Gracias, Aldo. Gracias por haber venido; por
haberme escuchado; por haber estado conmigo y haberme soportado, aunque no
estoy en la mejor forma...
Marcia no pudo continuar puesto que Aldo le puso un
dedo en los labios para callarla
A: Ni lo digas, Marcia. Te juro que para mi es un
verdadero placer pasar el tiempo contigo. Tú eres una mujer muy dulce y no es
ningún esfuerzo estar contigo. Y, aunque no estás en el mejor momento de tu
vida, nunca digas de ti que eres un desastre porque te asegro que no lo eres.
Eres una mujer muy fuerte pero que tiene sus debilidades como todos, y eso no
te hace menos fuerte; te hace más humana
La mirada de Marcia brillaba. Definitivamente Aldo era
un ángel y sentía no merecerse todo lo que él estaba haciendo para ella. En el
fondo apenas se conocían y él se había encariñado mucho con ella, a pesar de
que había hablado mal de Leticia y que no se había mostrado como la más simpática
de las mujeres.
Una lágrima cayó de los ojos azules de la productora
ejecutiva y Aldo se apuró a secarla
A: No llores, Marcia, ¡te lo ruego! Me parte el alma
al ver tus maravillosos ojos azules llorando...
M: Perdóname por ser tan débil...
A pesar de lo que él podía decirle, Marcia seguía
sintiendose equivocada y seguro era por culpa de Fernando que ya no la amaba y
que seguro la trataba fríamente. ¿Cómo lograba ignorar a esta maravillosa
mujer, que seguro daría su vida para él?
Mientras pensaba en eso y sin darse cuenta, Aldo se
acercó a ella, le puso dos dedos bajo del mentón para levantarle la cara, de
modo que ella lo mirara en los ojos, y acercó sus labios a los de ella. El beso
duró solo pocos segundos, ya que Marcia se alejó de él como si se hubiera
quemado con ese contacto.
A: Perdón. No debía tomar una iniciativa así.. Tú eres
una mujer comprometida y yo...
M: ¡No! ¡No, Aldo, no lo tomes a mal, te lo ruego!
A: No te preocupes, Marcia. No voy a tomarlo a mal.
Solo me siento un poco culpable por lo que hice
¿Cómo podía existir un hombre así? Un hombre que, a
pesar de haber sido rechazado, se tomaba la culpa de lo qua acababa de pasar?
Eso le confirmó una vez más a Marcia que Aldo era un hombre maravilloso y fuera
de lo común así que fue ella la que se acercó a sus labios esta vez. Aldo no
protestó; en el fondo sabía que era lo que necesitaba Marcia esa noche y, para
decir la verdad, era algo que también necesitaba él mismo. Había mucho que no
hacía el amor con una mujer, por su personal decisión, y sentía que Marcia era
un alma dulce, necesitosa de ser amada tal y como era él.
Al principio el beso de Marcia fue un beso dulce; un
rocíó de labios. Luego, pero, las cosas cambiaron. El beso se volvió pasional. Sus
lenguas empezaron a buscarse dentro de sus bocas y las manos empezaron a
explorar los respectivos cuerpos. Las manos de Marcia, se movían en el pecho de
él, tratando de desabrocharle la camisa, mientras las de Aldo estaban
acariciando su espalda, tratando de desabrocharle el vestido que tenía un
cierre en la parte trazera. En ese momento no les importaba nada más que estar
bien y sentían que podían lograrlo solo estando el uno en los brazos del otra. Aldo
fue muy dulce con ella. Para todo el tiempo, no paró de besarla, acariciarle
todas las partes de su cuerpo y hacerla sentir bien. Marcia sabía que no estaba
bien acostarse con otro hombre, pero no pudo evitarlo. Aldo logró hacerla
sentir como no se sentía desde mucho: amada.
La mañana siguiente, Lety se había levantado de buena
hora para prepararse a ir donde su doctora. En realidad no le gustaba mucho
hacerse visitas médicas, pero sentía que había llegado la hora de hacerse un
chequeo. Aunque no lo daba a ver, ella también había empezado a preocuparse por
su salud, sobretodo después de haberse desmayado varias veces. Al principio
pensó que podía ser un factor de estrés, pero luego entendió que no podía ser
solo eso... Sus pensamientos fueron interrumpidos por su mamá:
DJ: ¡Lety!
L: ¿Sí, mamita?
DJ: El desayuno está listo. ¿Vas a bajar?
L: Ya voy, mamá pero no voy a desayunar
DJ: ¿Y eso para qué?
L: Por que hoy tengo que ir donde mi doctora y tengo
que hacerme las análisis con el estómago vacío
DJ: ¡Claro! ¡Se me olvidaba por completo que hoy es el
día! ¿Quieres que te acompañe?
L: No mamá, no hace falta. Va a venir Carolina para
acompañarme
DJ: ¿Seguro?
L: Sí, mamita
DJ: Bueno entonces voy a despertar a tu papá. Nos
vemos abajo
Antes de bajar, Lety tomó su celular y le invió un
mensaje a Fernando
L: “Mi amor,
¿donde estás?”
En meno de un minuto, se sintió el timbre de mensaje
de su celular
F: “Estoy en el
avión, mi vida. Acaban de hacernos acomodar y estamos esperando que despegue.”
Lety se extrañó. El avión de Fernando tenía que
despegar a las 6 de la mañana y ya daban casi las 7. Fernando pareció leerle el
pensamiento ya que Lety no tuvo ni tiempo de preguntarle que ya estaba otro
mensaje
F: “Y si te lo
estás preguntando, el avión tiene retraso. No sé bien que pasó, pero vamos a
partir con una hora de retraso. ¡Suerte que la cita con Mr Hutcherson es en la
tarde! Y... mi amor... no sabes cuanto te extraño.”
Lety sonrió al leer eso
L: “Yo también
te extraño, mi amor. Te amo”
F: “Yo más”
L: “Buen viaje,
mi vida, ¡y llamame en cuanto llegues!”
F: “¡Claro que sí!
Así me dices que te dijo tu doctora. Hasta pronto, princesa”
Lety se acercó el celular al corazón y sonrió
En casa de Carolina, la publirrelacionista no había
tenido ganas de desayunar así que solo se lavó rápidamente, se maquilló y
estaba lista para salir cuando se oyó el timbre de la puerta.
C: ¿Quién puede ser a esta hora?
Cuando abrió la puerta, Carolina encontró a Omar con
una bolsa de papel en la mano que seguro contenía sus croissant favoritos.
O: Buenos días, mi amor
C: Buenos días, Omar. ¿Qué haces aquí a esta hora?
O: Estaba preocupado, ya que no me contestaste a mi
llamadas ayer en la noche, así que vine a ver como estabas y te traje un
croissant de chocolate para el desayuno
Carolina sonrió. Omar se había vuelto tan dulce y
considerado desde que estaban juntos.
C: Gracias, mi amor
O: ¿Y no me haces pasar?
C: Me gustaría, pero es que tengo que pasar a por Lety
y acompañarla donde su doctora
O: Entiendo... Entonces ¿no vamos a desayunar juntos?
Omar la miraba como un niño cuando quiere algo de sus
papás y a Carolina le escapó una risa
C: Lo siento, Omar, pero de veras no puedo... Pero si
quieres nos podemos ver para el almuerzo
La mirada de Omar brilló. Él estaba verdaderamente
feliz de poder pasar un tiempo con Caro, aunque fueran algunos minutos
O: ¡Claro que quiero! ¿Quieres que venga para ti?
C: No, mejor nos vemos en Conceptos.
O: Está bien entonces nos vemos más tarde
Y así diciendo, Omar le dejó un beso en los labios, la
bolsa con los croissantes y se fue.
C: No, definitivamente no puedo contarle lo que pasó.
Omar lo tomaría muy mal y no quiero hacerle daño...
En casa de Marcia, la productora ejecutiva dormía plácidamente
en su cama. Cuando empezó a despertarse, buscó con el brazo a su compañero pero
encontró la cama vacía.
M: Ja, ¿Qué te esperabas, boba, que se quedaba contigo
toda la noche? Pobre ilusionada...
Marcia estaba casi por deprimirse cuando empezó a
sentir un olor muy rico provenir desde la cocina. Curiosa, se levantó de la
cama, se cubrió con su bata y se dirigió hasta la cocina
A: Buen día, mariposita
M: Bu.. buen día
A: ¿Por qué tienes esa cara sopresa?
M: Pues... la verdad no me esperaba encontrarte aquí
A: Bueno, esta es la cocina y, generalmente, es aquí
donde uno cocina ¿no?
M: Sí, pero... No me refería a eso
Aldo había entendido desde el principio cual era la
preocupación de Marcia, así que trató de tranquilizarla
A: No te hubiera dejado a sola en plena noche, Marcia.
Sobretodo después de lo que pasó entre nosotros...
Marcia se sonrojó y bajó la mirada
M: A proposito de eso...
A: No, Marcia. No digas nada. A pesar de lo que pudo
haber significado para los dos, fue algo maravilloso, por lo menos de mi parte...
M: ¡Y de mi parte también!
Aldo sonrió, se acercó a ella y le carició una mejilla
M: Entonces no te sientas culpable. Te juro que esto
se va a quedar entre los dos
M: Gracias, Aldo
Aldo le dejó un beso en los labios
A: No hay de qué. ¿Tienes hambre?
Marcia sonrió antes de contestarle
M: ¡Me muero de hambre!
A: Ja ja bueno porqué hice pancakes
En calle de mimosa 107, frente de la puerta de la casa
de Leticia, estaba estacionada el auto de Carolina Ángeles. Lety saludó sus papás
y salió de inmediato cuando la publirrelacionista le mandó un mensaje para
avisarla que ahí estaba.
Una vez saludada Carolina, Lety se subió en el coche
con ella. Aunque estaba pensativa por sus cosas, Caro se dio cuenta de
inmediato de que su amiga no estaba exactamente tranquila...
C: ¿Es mi impresión o me pareces un poco nerviosa,
Lety?
L: Así es, Caro
C: ¿Y qué es lo que te tiene así? ¿Acaso estás preocupada
por Fernando? Mira que no es la primera vez que viaja para el extranjero...
L: Sí, eso lo sé, y no es por él que estoy nerviosa
C: ¿Enotnces?
L: Tengo miedo...
C: ¿Pero de qué?
L: ....
C: Lety, si no me lo dices no te puedo ayudar...
L: Está bien, Carolina, te lo voy a decir... ¡Pero
tienes que prometerme que no te vas a reír!
C: Está bien, te prometo que no me voy a reír
L: Bueno... Lo que pasa es que le tengo miedo a las
inyecciónes
Carolina debió tratenerse para no echarse a reír; como
sea trató de tranquilizarla
C: No te preocupes, Lety, apenas es un picorito...
L: ¡Eso lo dices porque no eres tú la que se tiene que
hacer picar!
C: Cierto... Pero sabes que tienes que hacerlo; es por
tu salud así que portate como la mujer adulta que eres
L: Está bien, mamá...
De repente en la cara de Lety surgió una sonrisa
picara. Carolina sabía a que se debía esa sonrisa, o por lo menos lo imaginaba,
pero como sea quiso preguntarselo
C: Te veo sonriente, Leticia. ¿Qué, ya no le tienes
miedo a las inyecciónes?
L: ¡Es que me pasó algo increible, Carolina!
C: ¿De qué se trata?
L: En realidad te lo quería contar apenas nos
saludamos, pero el miedo por las análisis fue más fuerte... Lo que pasa es que
el sábado, Fernando y yo nos fuimos de viaje. Bueno, más que un viaje fue una
fuga rómantica diría yo
C: ¡Guau! ¿Y adónde se fueron?
L: En la riserva de las mariposas que está en Valle
del Bravo. ¡Ay Caro, deberías ver que lugar maravilloso es!
C: Sí, me imagino...
L: Bueno pero no te imaginas lo que hizo Fernando
cuando llegamos...
Carolina fingió no saber nada y se mostró
verdaderamente curiosa
C: ¿Qué hizo?
L: Agarrate fuerte a lo que puedas, Caro, porque esto
sí te va a dejar boquiabierta...
C: ¡Ay Lety, habla, por Dios!
L: Está bien... ¡Fernando me propuso que me casara con
él!
C: ¿¡Enserio!?
L: ¡Sí!
C: ¿Y tú qué le contestaste?
L: Pues, al inicio no sabía que decirle... Tú sabes
como es nuestra situación por ahora... Está Doña Marcia que dice esperar un
hijo suyo y además está la situación de Conceptos que es muy precaria...
C: ¡Ay no, Lety! ¡No me digas que le diciste que no
por culpa de Conceptos!
L: No... Bueno, le dije que tenía que pensarlo. Lo que
quería hacer, era pensarlo bien antes de contestarle; ¡en el fondo no me
esperaba una propuesta de matrimonio así de la nada!
C: ¿Entonces?
L: Lo pensé... Mejor digo, no fue necesario
pensarlo... Desde el primer momento en que ví a Fernando, supe que él era el
hombre de mi vida. También es cierto que nunca en mi vida podía imaginarme que
él se acercara a mi y, aunque no fue de la manera más habitual, y que se enamorara
de mi... Eso para mi ya era un super sueño que se realizaba y ya estaba en las
nubes con eso... ¡Imagínate como pude sentirme cuando me propuso ser su esposa!
Carolina sonrió. Se leía en la mirada de Lety que
estaba al septimo cielo
L: En la tarde nos fuimos al alberca del hotel que había
reservado; estaba una atmosfera mágica... La luna llena; las estrellas que
brillaban en el cielo... Y además se oía una canción hermosa de Alejandro
Fernandez... Fernando me miró de una manera tal, que no pude decirle que no. Él
es el hombre de mi vida y no quiero pasar ni un solo instante sin él... Por eso
le dije que sí
Carolina pegó un grito por la emoción
C: ¡¡Felicidades, amiga!! ¡No sabes cuanto estoy
contenta para los dos!
L: Gracias, Caro. Sobra decirte que tú vas a ser mi
testigo de boda, ¿verdad?
C: ¡Ay que honor! ¿Y cúando va a ser la boda?
L: Ehm... En realidad eso no lo sé. Estaba tan
emocionada al decirle que sí, que se me olvidó preguntarle a Fernando si ya había
establecido la fecha
C: Pues, conociéndolo, yo creo que sí, Lety...
L: Es que luego tuvimos que regresar a México, ya que
él tenía el vuelo muy temprano hoy aunque, al parecer, despegaron con una hora
de retraso
C: Entiendo... ¿Y lo acompañaste al aeropuerto?
L: No... Me hubiera gustado acompañarlo, pero él no
quiso. Dijo que yo tenía que descansar y que iba a dejar su coche en el
estacionamento del aeropuerto
Carolina en realidad estaba bastante preocupada. Ella
sabía cual era la fecha de la boda y sabía que no faltaba mucho. ¿Cómo pudo
Fernando ocultarsela?
L: Caro, te veo pensativa... ¿Hay algo que te
preocupa?
C: No, Lety. Solo estaba pensando que es mejor que le
preguntes a Fernando cuando es la fecha
de la boda, así que puedes tener tiempo para preparar todo lo que necesitas...
L: Sí, eso es lo que voy a hacer una vez terminada la
visita con mi doctora
Una vez llegadas en el hospital, Carolina y Lety se
dirigieron en el departamento donde hacían las ánalisis de sangre. Si existía
algo que a Leticia no le gustaba para nada, era que la picaran. Le sonaba a
saña y además había tenido que saltar el desayuno y empezaba a sentir hambre.
Enf: Señora, la veo un poco nerviosa. ¿Qué pasa?
L: Es que no simpatizo muchísimo para las agujas...
Enf: No se preocupe, le prometo que no va a sentir
nada. Namás un picoretito
L: Eso es lo que siempre dicen los médicos...
C: Lety... Confía en la enfermera
L: Está bien
Con muy poco ánimo, Lety arremangó su camisa así que la
enfermera pudo hacer su deber. A pesar del miedo, Lety trató de portarse como
una persona adulta. De hecho ahora era la presidenta de una prestigiosa empresa
y futura esposa de Fernando Mendiola, y ya había terminado el tiempo para hacer
la niña. Hasta Carolina se sorprendió al verla tan tranquila cuando la picaron.
Una vez terminada la extracción de sangre, las dos se dirigieron en el
consultorio de la doctora.
L: Buenos días, Doctora Sachez
D.S: Buenos días, Leticia. ¡Qué gusto verte! Había
mucho que no te hacías un chequeo, ¿me equivoco?
Lety se sonrojó un poco
L: No, no se equivoca. Es que mi trabajo no me deja
mucho tiempo libre, sobretodo ahora que soy la Presidenta de la empresa para la
que trabajo
D.S: Sí, tu mamá me lo dijo. ¿Y la señora quién es?
L: ¡Ay, perdón Doctora! Ella es Carolina Ángeles, un
amiga mía muy querida que me quiso acompañar
C: Mucho gusto, doctora
D.S: Igualmente. Bueno, Leticia, ¿empezamos?
L: S.. sí...
D.S: Primero que todo, tengo que hacerte unas
preguntas para determinar tu cuadro clinico.
L: Está bien
D.S: ¿Por qué decidiste hacerte un chequeo ahora?
L: Mire Doctora, en realidad no fue mi idea.. Fue mi
mamá junto a mi.. bueno, sobretodo mi mamá la que insistió...
D.S: ¿Y qué fue la que la hizo preocupar?
L: Nada grave, de veras...
Carolina entendió que Lety no lograba ser totalmente
sincera así que intercedió para ella
C: Lo que pasa es que la señorita Padilla se desmayó
varias veces en estas últimas semanas
D.S: ¿Eso es cierto?
L: Sí.
D.S: Y, además de esos desmayos, ¿has tenido otras
cosas?
Lety lo pensó un momento
L: Pues.. una vez vomité, aunque puede que me haya
hecho daño algo que comí
La doctora estaba anotando algo en un papel mientras
que Lety hablaba
D.S: Leticia, ¿Cuando fue tu último periodo?
L: Pues... debía ser cerca del 27 de septiembre, pero
mi menstruacción no llegaron este mes. Puede que aún tengan que llegar
D.S: ¿Te suelen pasar esos retrasos?
L: La verdad no. Generalmente siempre me llegan a
tiempo
Carolina empezó a alarmarse oyendo eso...
D.S: Leticia, tengo que hacerte una pregunta íntima...
L: Digame
D.S: ¿Has tenido relacciones sexuales en el último
mes?
La cara de Lety se puso roja como un tomate
L: ...Sí
D.S: ¿Y se han cuidado?
L: Sí. Siempre me ha cuidado
D.S: ¿Estás segura?
L: Completamente
La doctora anotó algo más en su papel antes de seguir
con las preguntas
D.S: ¿Hay algunos factores que pueden favorir tu
estrés?
L: Pues sí. Ya le dije que soy presidenta, y eso
comporta un aumento bastante considerevole de estrés... Ahora tengo más
responsabilidades y varios problemas que resolver
D.S: Entiendo... Bueno, Leticia, vamos a controlar la
presión y come late tu corazóncito
Mientras que la doctora visitaba a Lety, Carolina
recibió un mensaje. En realidad había más que un SMS pero ella no se había dado
cuenta de la llegada de los otros, ya que tenía su celular en modo silencioso.
SMS 1 Luis: “Hola
Caro, ¿cómo estás? Te excribo porque la otra noche te escapaste y no me diste
ni siquiera la posibilidad de explicarte como pasaron las cosas.. Espero que me
des por lo meno la oportunidad de aclararte lo que pasó y cuales fueron las
motivaciones que me llevaron a hacer lo que hice”
SMS 2 Luis: “Caro,
por favor, ¡contestame! Te he hecho varias llamadas y siempre me contesta tu
contestadora... Estoy cansado de oír la voz esa que me dice que tu celular se
encuentra fuera del area de servicio...”
En efecto había como 4 llamadas perdidas en el
celular...
SMS 3 Omar: “Hola
mi amor, solo te escribo para decirte que me haces falta y que no veo la hora
que sea tiempo para almorzar para verte. Besos con mordidas.”
Cuando leyó este último mensaje, Carolina sonrió. No
era raro que Omar le mandara mensajes durante la mañana; había tomado esa
costumbre desde algunos días. A veces le escribía solo cuanto le hacía falta,
mientras otras le mandaba besos u le decía cuanto estaba hermosa u cuanto había
sido maravilloso hacer el amor con ella. Omar se había vuelto tan dulce desde
que tenían una relación...
El último mensaje era de su secretaria que le
recordaba que tenían una reunión en la tarde. Una vez terminado de leer los
mensajes, Carolina estaba un poco inquieta por los sms de Luis. Antes que todo,
¿quién le había dado su número de celular? Desde que había divorciado de él,
había cambiado número y estaba segura de que Luis no lo tenía... Una duda le
surgió en la mente, así que se alejó por un momento del consultorio y compuso
el número de su oficina.
Mirela: ¿Bueno?
C: Mirela, soy Carolina
Mirela: ¡Buenos días, Caro!
C: Buen día. Te llamaba para pedirte una cosa: ¿Acaso
hoy llamó alguien pidiendo de mi?
Mir: Sí, Caro. Llamaron un par de agencias que
necesitan un evento para el lanzamiento de sus nuevos productos y un señor que
se llama... deja que encuentre el post it donde lo apunté... Luis Gómez
Al oír ese nombre, Carolina tragó saliva. Era él
C: Y... ¿Qué quería ese señor?
Mir: Pues, me dijo que era una persona que tú conoces
muy bien y que necesitaba hablar urgentemente contigo
C: ¿Y qué pasó?
Mir: Le dije que no estabas y que podía encontrarte
aquí en la tarde, pero él insistió que necesitaba hablar contigo de cuestión de
vida o muerte... Así que le di el número de tu celular. ¿Acaso hice algo
equivocado?
C: No, Mirela, no te preocupes, hiciste bien...
Obviamente no podía decirle que para nada al mundo
quería que su ex marido pudiera localizarla al celular, pero no se la sintió de
regañarla, así que solo la saludó cordialmente
C: Ay, ¿y ahora que querrá de mi, Luis? Solo espero
que no haga estupideces como siempre hace cuando no obtiene lo que quiere...
Con ese pensamiento y con un dejo de preocupación,
regresó adentro del consultorio.
Una vez terminado con los controles, la doctora dijo a
Lety que se podía vestir. Ya que la presidenta la miraba un poco extrañada, la
doctora le inquirió:
D.S: ¿Qué pasa, Leticia?
L: No, es que creía que era usted misma la que me haría
la ecografía
D.S: Sí, generalmente la hago yo; lo que pasa es que
tenemos el ecógrafo roto y lo están ajustando así que, por lo menos por hoy, no
podemos hacer la ecografía
L: Entiendo... ¿Y es un examen necesario?
D.S: Pues sí, Leticia. Eres sexualmente activa y, a tu
edad, no estaría mal un contról. Además necesito controlar algunas cosas en
cuanto tenga tus análisis de sangre, así que creo que nos veremos la próxima
semana para hacer este examen
L: Pero...
Carolina itervino antes de que Lety pudiera decir
cualquier cosa
C: Pero nada, Lety. Ya oíste la doctora. Es algo que
se tiene que hacer. ¡Ni que fuera tu primera ecografía!
L: En realidad es mi primera ecografía...
Caro desorbitó un poco los ojos mientras que la
doctora confirmó una vez más la necesidad de hacer ese examen, así que Lety se
convenció y la doctora le confirmó la cita para la semana siguiente.
En tanto, Fernando estaba sentado en uno de los
sillones del avión mirando algunas fotos en su celular. Eran fotos que había
tomado los días que había estado junto a Lety en Valle del Bravo. Una en
especial capturó su atención y estaba mirándola desde algunos minutos. En la
foto estaba Lety en traje de baño intenta a cubrirse el estómago. Fernando no
lograba entender el por qué aún estaba tan ensegura de su cuerpo. Él se lo había
dicho en cada manera que la adoraba tal y como era, pero ella siempre intentaba
cubrirse cuando estaba poco arropada. Esa foto, pero, no tenía solo ese
particular; en esa foto Leticia era hermosa. Su miraba brillaba y se veía que
era feliz. Quizás ya había tomado la decisión de decirle que sí, quería casarse
con él. Como sea Fernando era el ser más feliz del mundo desde aquel momento en
el cual oyó la voz de su amada decir esa simple palabra. Poco a poco y sin
darse cuenta, el vicepresidente de Conceptos se durmió con la sonrisa en los
labios.
Ya que Lety había terminado su visita antes de lo
previsto, Carolina tuvo el tiempo de regresar a su casa para darse una ducha,
ya que en la mañana no había tenido tiempo suficiente. Cuando llegó a su casa,
pero, se dio cuenta de algo raro. Frente de la puerta, estaba estacionado un
coche que ella no conocía. Al parecer no estaba nadie subido, así que Carolina
pensó que podía tratarse de alguien que había estacionado ahí para ir a la
iglesia que estaba ahí cerca. Cuando abrió la puerta para entrar en su departamento,
pero, la publirrelacionista se tomó un gran susto al ver a una figura humana
parada frente de ella que la esperaba con los brazos cruzados...
Sigue...