lunes, 28 de marzo de 2016

Capítulo 75



Capítulo 75
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Propuesta de matrimonio

F: Okey... No quería que lo descubrieras así, pero, visto como fueron las cosas, lo confieso...

F: Esto es el recibo del anillo de compromiso que compré por...

Fernando no logró ni terminar su frase puesto que Marcia se le lanzó al cuello, estrechándolo y cerrando sus labios en los suyos. Él, de su cuenta, no entendía esa actitud tan rara: ¿Por qué Marcia había reaccionado así?

Sin soltarse de él, Marcia empezó a empujarlo hacia la cama hasta que logró hacerlo acostar y se posicionó sobre él. Fernando se sentió de inmediato muy incómodo: de un lado pensaba que Marcia se había vuelto loca y no entendía su crisis hormonal, y del otro no quería ni pensar a lo que estaba pensando su Lety mientras asistía a toda la escena. Con mucho esfuerzo, logró separarse de los labios de su novia oficial para inquirirle:

F: ¡Marcia! ¿Se puede saber qué te pasa? ¿A qué se debe ese ímpetu?

Marcia lo miró maliciosa antes de contestarle

M: Es que me conmovió lo que hiciste por mi, mi amor

Fernando no entendía

F: ¿Por ti?

M: Sí, Fernando. Me refiero al hecho que guardaste el recibo de pago del anillo de compromiso que compraste por mi y que me mandaste cuando entaba en Munich

F: ¿Ehhhh? ¡Eeeeso! Sí, a eso me refería...

M: Y visto cuanto gastaste, entiendo porqué no querías que me enterara

Lety, que en tanto estaba escuchando todo, se sintió morir. Aún se acordaba de cuando Doña Marcia había regresado desde Alemania, presumiendo el anillo de compromiso que le había regalado Fernando y justo cuando, dos días antes, el mismo le había jurado a ella que iba a romper su compromiso con Marcia para que pudieran vivir su amor a la luz del sol.

Pensandolo bien, Fernando aún no le había explicado el porqué le había regalado ese anillo de compormiso y ahora, escuchando esa conversación y enterándose de que él aún guardaba el recibo de pago, la duda de que él siguiera actuando con su plan estaba poderosamente regresando.

¿Y si, en realidad, se trataba otra vez de la estrategia de Fernando para salvar su empresa? De hecho, ella seguía siendo la dueña de Conceptos y aún podría representar un peligro...

Los pensamientos de Lety fueron interrumpidos por la platica de Fernando y Marcia:

F: Sí, justo por eso... Bueno, me parece que ya es hora de que te vayas donde la Lichita, ¿verdad?

M: Ay, mi vida, ¿cómo quieres que me vaya después de esto?

Lety y Fernando desorbitaron los ojos con miedo al mismo tiempo

F: Marcia, ¡no puedes quedarte!

M: ¿Qué? ¿Me estás echando?

F: No, claro que no... Es que me imagino que tu amiga te necesita y yo estoy esperando a Lalito para salir.

M: ¿Y se puede saber cuándo van a regresar de su paseo?

F: No sé; eso depende de lo que tiene que hacer Eduardo

M: Bueno, entonces me voy. Una última pregunta...

Fernando tragó saliva. Las preguntas de Marcia siempre escondían una trampa

F: Dime...

M: ¿Esta noche ven a dormir conmigo en mi departamento? Hace mucho que no dormimos abrazados...

Lety, en tanto, hacía muecas, escondida debajo de la cama.

Fernando, al contrario, no sabía como zafarse de eso. Obviamente no podía ir a dormir con Marcia; y no solo porqué no quería, si no porqué tenía otros planes con Lety para ese fin de semana.

M: ¿Entonces?

F: Verás, Marcia, es que yo...

M: No, no sigas; simplemente tu respuesta puede matarme y no quiero... No importa. Nos vemos el lunes en la oficina.

F: Marcia...

M: ¡Ya, Fernando! Quedate con tus cosas que hacer que yo tengo las mías. Adiós

Y así diciendo, Marcia emprendió camino escaleras abajo y salió desde la casa, dejándo a Fernando bastante aturdido. ¿Qué demonio le estaba pasando a esa mujer que cada diez segundos cambia de humor?

En tanto, Lety, que había escuchado Marcia dejar el sitio, salió de su escondite. Fernando, al verla salir, no pudo evitar reír

L: ¿Qué tanto te parece gracioso?

F: Ja ja ja perdón, mi vida, es que es muy chistoso el paradero que escogiste para econderte ja ja ja

L: Claro, muy chistoso.... ¿Qué querías que hiciera? No podía esconderme en muchos lugares, en esta habitación...

F: Tienes razón; pero siempre estaba el baño, por ejemplo. Además creo que hubiera sido menos incómodo...

Lety se enervo por esa observación. ¿Cómo le hacía Fernando para encontrarle el lado gracioso en todo eso?

L: ¿Y qué tal que tu prometida hubiera necesidado, no sé, hacer pipí? Por lo que sé, a las mujeres embarazadas le suele ir al baño con mucha frecuencia...

El vicepresidente no tomó bien esa afirmación. Él sabía perfectamente que Lety sufría de celos, pero hablar del hijo de Marcia era demasiado y además es algo que duele a los dos

F: Perdoname, Lety. No quería que te enojaras...

Lety respiró hondo y trató de recuperar la calma.

L: No, perdoname tú; no debía reaccionar así... ¡Es que me siento muy culpable por lo que le estamos haciendo a Doña Marcia!

F: Lety; ¿Otra vez con eso? ¿Ya no lo habíamos discutido?

L: Sí, pero la situación no cambia... Bueno, cambió, ¡pero por lo peor!

F: Leticia, por lo que yo me acuerdo, te he dicho muchísimas veces cual es mi intención. Si fuera para mi, hubiera terminado mi relación con Marcia desde hace muchísimo tiempo. Eres tú la que tiene miedo...

A Lety le subieron otra vez los colores a la cara. Era cierto lo que decía Fernando, si no fuera que él no consideraba un pequeño particular...

L: Fernando, todo lo que yo hago, ¡es por salvar tu querida empresa!

F: ¿Y quién te dice de hacerlo?

L: ¿Perdón? ¿Acaso se te olvida que fueron ustedes los que me llamaron para que regresara a México por salvar a Conceptos, mientras que yo estaba trabajando en Acapulco?

F: Sí, claro, te molestamos mientras que te la pasabas con tu querido chefito...

L: ¡Eso ahora no tiene nada que ver con lo que estamos discutiendo!

F: Claro... ¡Que no se toque a Aldito el angelito!

L: Fernando, ¿por qué te estàs poniendo celoso de Aldo, ahora?

F: Porqué no me gusta que él te rodee... Ya sabes que yo soy muy celoso; no eres tú la única que siente celos

Lety no pudo evitar sonreír. En el fondo a ella le gustaba que Fernando la celara, así que se acercó a él y le dejó un dulce beso en los labios

L: Deberías aprender de una vez que yo solo tengo ojos para tí. No te cambiaría con nadie en el mundo; ¡ni siquiera con George Clooney!

F: Ja ja ja bueno... Y en cuanto a lo de antes, es cierto que mi papá en persona te llamó para ayudarnos a salvar Conceptos. Lo que pero te pido, es que no pongas a la empresa por delante de todo, porque eso fue el error que hice yo ¿y ves donde nos trajo?

L: ¿Y qué quieres que haga? ¿Que eche todo por la borda?

Fernando respiró hondo. ¿Cómo podía lograr explicarle su parecer a Lety sin que ella lo tomara a mal? Además, parecía que ese día todas las mujeres tenían mal genio...

F: Lety, mi vida, ¿por qué no nos sentamos así te explico lo que quiero decir?

L: Está bien...

Una vez sentados en el sofá de la recámara, Fernando trató explicarle su parecer

F: Mira, es verdad que te pedimos nosotros que nos ayudaras con la empresa, pidiéndote de renunciar a tu trabajo en Acapulco con Carolina, ¡y creeme, lo estás haciendo divinamente! pero no quiero que eso se vuelva un motivo de estrés para ti... Sé perfectamente lo que quiere decir administrar Conceptos, y tú misma has sido testigo de como me ponía cuando teníamos algún problema. Lo que me gustaría, es que tomaras ese trabajo de manera... más suave. Sé que aún tenemos muchos problemas en la empresa, pero no quiero que todo esto te vaya a hacer daño; no lo soportaría...

Lety sonrió y le tomó las manos

L: Mi amor, no te preocupes, no me voy a quedar enferma por la empresa. Lo que pasa es que le prometí a tu papá que le iba a devolver Conceptos como estaba antes de la crisis que nonotros mismos causamos, y por eso me preocupo tanto...

F: Que yo causé, querrás decir...

L: Mi amor, ¡no te eches toda la culpa! Digamos que tuvimos una serie de eventos poco afortunados...

F: Como sea no quiero que, por culpa de Conceptos, nosotros sigamos a escondidad. ¡Yo quiero que todo mundo se entere que te amo!

L: Fernando, no tengas prisa... Te prometo que una vez salidos de este lío, lo vamos a poder decir a todo mundo

F: ¿Eso quiere decir que no puedo decirlo a nadie, por ahora?

L: Mi amor... No es conveniente. Tú sigues siendo el prometido de Doña Marcia y yo... bueno ya sabes...

F: ¿Tú qué? ¿Eres mi amante?

Lety bajó la mirada

F: ¡Justamente por eso quiero que esta situación cambie! ¡No me gusta fingir estar enamorado de una mujer a la cual no amo y esconder a la mujer que es el amor de mi vida! ¿Por qué no me permites hacer las cosas a mi modo?

L: Porque tengo miedo por lo que pueda suceder... Conozco a Doña Marcia y sé que puede ser muy vengativa cuando alguien le estorba. ¿Cómo crees que va a reaccionar cuando se llega a dar cuenta que soy yo la mujer que le quitó el novio? ¡Mínimo nos va a matar y se va a vengar sobre la empresa!

F: No Lety, eso no es posible. Marcia ama a Conceptos como si fuera suya

L: Sí, es verdad, pero estoy segura que, más que a Conceptos, lo que más ama eres tú, Fernando. Además ella sabe que tú también vives para la empresa y, si de verdad se llega a dar cuenta de que tú vas a terminar con ella porque estás enamorado de mi, ¿en que crees que se va a vengar primero?

F: ¿Crees que de verdad llegaría a tanto?

L: No sé; pero no quiero arriesgar. Ya falta poco para que pagamos la dichosa deuda y para que Conceptos regrese en mano de tu familia. Solo te pido que esperes hasta esa fecha y luego te prometo que nuestra historia va a salir a la luz del sol.

F: Está bien, Leticia. Si es para tu tranquilidad, voy a esperar que pase la tormenta... Pero que te quede clara una cosa: puede que antes vivía para la empresa, pero, desde que entró en mi vida una mujer que se llama Leticia Padilla Solís, mi vida cambiò para siempre y con ella mis prioridades. Ahora eres tú lo que más me importa. Todo el resto son cosas secundarias

Fernando acercó las manos de Lety a su boca y les besó los nudillos. Viendo que Lety se estaba conmoviendo, decidió apresurarla para que desayunaran. En el fondo, el lugar donde quería traerla distaba bastante desde el D.F y tenían que ponerse en camino...


En tanto, en el Hospital Angeles México, alguien había empezado a hacer caprichitos como niña...

AF: ¡Ay Tomy! ¡Quiero una enchilada de pollo!

T: U... un... ¿¡una enchilada de pollo!?

AF: Sí. ¿Qué tiene de raro?

T: Es que, chiquita, no creo que puedas comer eso ahora; además no creo que le vaya a caer bien a tu bebito

AF: A mi bebito le va a caer regio, y si no me consigues una enchilada ahora mismo, pues... ¡mi bebito va a nacer con una mancha enorme en la cara con forma de enchilada!

T: ¡Dios no quiera! ¡Ahora mismo voy y te consigo tu enchilada!

AF: Muchas gracias, Tomy

Mientras que Tomás salía desde el hospital, otra persona estaba entrando para visitar a Alicia

M: Alicia, amiga, ¿cómo te sientes?

AF: ¡Ay Marciaaa! ¡Que bueno que viniste! Ahora estoy bien, gracias

M: Pero ¿qué te pasó?

AF: Parece que tuve un colapso cardiocirculatorio

M: ¡Ay no! ¿Y eso te pasó después... que abortaste?

Alicia tragó saliva

AF: No, Marcia...  No tuve el valor de hacerlo...

M: ¿No que estabas tan convencida de hacerlo?

AF: Sí, pero... No pude. Me fui al consultorio, pero no logré entrar para hacerlo. No pude...

Alicia empezó a sollozar así que Marcia se acercó a ella, se sentó en la cama y la abrazó con cariño

M: No hagas así, amiga, verás que encontraremos una solución...

AF: ¡Es que no sé que hacer! Yo sola no puedo mantener a un hijo... ¡Pero no quiero perderlo! No es justo...

M: Alicia, ¿estás segura que el padre de tu hijo no quiera saber nada de él?

AF: Es que...

M: ¿Qué?

AF: Él no sabe que estoy esperando a un hijo suyo...

M: ¿¡No se lo has dicho!?

Alicia negó con la cabeza

M: Pero ¿Por qué? A lo mejor él podría ayudarte...

AF: Es que no quiero arruinarle la vida, Marcia. Él es un hombre tan bueno, que no quiero pierda su tiempo detrás de una como yo

Marcia empezaba a entender...

M: Dime una cosa... ¿Estás enamorada de él?

Alicia tomó un largo respiro antes de contestarle

AF: Sí, Marcia. Lo amo muchísimo...

M: ¿Y él sabe eso?

AF: No. No he tenido el valor de decirselo...

M: ¡Alicia Ferreyra! ¡Tomás Mora tiene todo el derecho de saber que tú lo amas y que además estás esperando a un hijo suyo!

Alicia quedó boquiabierta. ¿Cómo se había dado cuenta que estaba hablando de Tomás?

AF: Es que no se trata de Tomás...

M: Ay Alicia, ¿por qué sigues mintiendo? ¡Es claro que se trata de él! ¡Te enaoraste de Tomás Mora!

AF: ¡Que no, Marcia! Tomás es un buen amigo... Pero yo nunca podría enamorarme de él... O sea, miralo... Es... insignificante...

Lo que ni Marcia ni Alicia podían imaginar, era que Tomás estaba detrás de la puerta, escuchando todo. Cuando oyó la última frase de Alicia, no pudo más así que ingresó en la habitación casi a hurtadillas

T: Perdón por la interrupción...

Viéndolo, Alicia desblancó en la cara

T: No quería interrumpirlas, pero... Alicia, te traje las enchiladas que querías. Ahora es mejor si regreso a mi casa y te dejo con Doña Marcia. Con sus permiso

Y así diciendo Tomás salió del habitación cabizbaja

AF: Tomás...

Alicia no pudo más y se echó a llorar como Magdalena

M: Ay Alicia... ¡Mira lo que hiciste! ¿Qué tanto te cuesta admitir conmigo que estás enamorada de él? ¿Crees que te voy a juzgar?

AF: Es que...

M: No, Alicia; no sigas. Lo amas y eso es algo maravilloso. Tomás es una buena persona ¡y sobretodo te ama! Él tiene derecho de saber que es el padre de tu bebé

AF: ¡Pero yo no quiero arruinarle la vida!

M: ¿Por qué piensas eso? Él te ama...

AF: Sí, eso lo sé, y es por eso que no quiero que se entere. ¿Qué crees que hará después?

M: Bueno, me imagino que se hará cargo de ustedes

AF: Sí... Y eso quiere decir que no tendrá la oportunidad de hacerse una vida con una mujer que lo merezca más que yo. No quiero que esté conmigo por obligación o por lo que sea... Yo no soy la mujer para él.

M: Pero ¿por qué dices eso?

AF: Porqué Tomás es un hombre bueno, dulce, cariñoso, leal, que se merece a una mujer que lo ame tanto y que lo respete mucho y lo haga feliz... Yo no soy así... ¡Soy un desastre de mujer y no me merezco a un hombre como él!

M: No, Alicia, no digas así... Si Tomás se enamoró de ti, es porque seguro vio tu lado bueno... Ese lado que tienes ocultado y que pocas personas son capaces de ver... No te menosprecies así...

AF: Dices eso porque eres mi amiga; de lo contrario ni siquieras lo pensarías...

Marcia sonrió. En el fondo Alicia parecía una niña que necesitaba ser tranquilizada.

M: Digo esto porqué es cierto y esto que me dijiste ahora me lo confirma. Tú eres una mujer buena, que no quiere que los demás sufran por su culpa. Te enamoraste de Tomás y en vez de aprovechar de la situación, te estás poniendo de un lado por dejarlo libre de enamorarse de una mujer que según tú lo merezca más de cuanto lo mereces tú misma... Eso solo lo hacen las personas buenas

AF: Te agradezco mucho por tu apoyo, Marcia, pero...

M: No, Alicia, nada de pero. Si de verdad amas a Tomás, ¡tienes que luchar por él antes que llegue otra y te lo quite! ¡Tú no eres inferior a ninguna otra mujer y lo mereces tanto o más que las otras! ¡Además él está enamorado de ti y es el padre de tu bebé!

AF: Entonces ¿Tú crees que debería decirle la verdad?

M: ¡Claro!

AF: ¿Y si, cuando se entera que es el papá de mi bebito, no quiere saber nada de nosotros?

M: Alicia... Mira a tu derecha...

Alicia se volteó hacia el buró y vio el paquete con las enchiladas

AF: ¿Las enchiladas?

M: No, Alicia. Mira más allá del paquete

Alicia concentró su mirada y por fin vio las dos margaritas que estaban cerca del paquete. Una era bastante grande mientras que la otra era un poco más pequeña. Seguro Tomás las había traído como símbolo de ella y del bebé... Esa era otra demostración de cuanto él la amaba. Alicia tomó las flores en la mano y empezó a acariciar dulcemente los pétalos

AF: Ay Tomy...

M: ...tienes que hablar con él

AF: ¿Y cómo le hago si se fue?

M: Seguro tienes el número de su celular...

AF: ¡Eso es cierto! Pero... ¿qué le digo? ¡No puedo decirle por telefono que va a ser papá!

M: Pues no... Dile que venga así se lo dices en la cara

AF: ¿Y si no quiere regresar?

M: ¡Ay Alicia, pocas historias! ¡Llamalo ya!

AF: Está bien, está bien... ¿Me prestas tu celular?

M: Sí, claro...

Alicia tomó el aparado y empezó a componer el número; acercó la bocina al oído y empezó a esperar.

Voz: El número que usted ha marcado, se encuentra apagado o fuera del area de cobertura. Llamale más tarde. Gracias

AF: Está apagado...

M: No te preocupes, amiga, lo intentarás más tarde

AF: No sé... La manera en que me miró cuando se fue, fue glacial... Marcia, ¡te juro que no quería que él me oyera!

M: Lo sé, Alicia... Pero estoy segura que Tomás te entenderá. Él te ama

AF: Solo espero que no sea demasiado tarde...


En tanto, fuera del hospital, Tomás estaba sentado en un banco, cabizbaja, reflexionando sobre lo escuchado. Según lo que había oído, Alicia estaba enamorada de un hombre, que además es el padre de su bebé, mientras que a él lo ve solo como un amigo porque es insignificante...

T: Insignificante... Así dijo ella. ¿Cómo pude aunque solo pensar que ella sentía algo por mi? ¡Que tonto fui! Jamás una mujer como Alicia Ferreyra me hará caso... Tengo que olvidarme de ella; eso es lo mejor para los dos... Pero, ¿cómo le hago si ella es mi primer pensamiento en el día y el último antes de dormir? No, tengo que lograrlo; ¡tengo que alejarme de ella y olvidarla de una vez! Tenía razón Lety cuando me avisaba que Alicia no era la mujer para mi...


Mientras tanto, Fernando y Lety estaban en camino en la autopista México-Marquesa/México 15D en dirección Toluca ya desde una hora. Fernando no le quería decir donde estaban directos así que Lety no podía otra cosa que confíar en él, como siempre hacía...

L: ¿Por lo menos me puedes decir por qué elegiste este lugar?

F: Porqué es un lugar maravilloso, mi amor

L: ¿Solo por eso me traes ahí?

F: No, no solo por eso.

L: ¿Entonces?

F: Ay, mi Lety siempre tan curiosa... No comas ansias, mi vida, ya verás. No falta muchísimo...

L: Está bien...

Ya que en el carro había demasiado silencio, Lety decidió encender la radio. La primera canción que encontró, fue emitida por Radio 92.7 solo música rómantica y se trataba de una canción de Pedro Gimenez...


Todo debería ser la forma en que me miras.
Todo debería ser tu voz de niña,
La dulzura, de tu ser, eres mi amanecer.

Despierto y al abrir los ojos te veo
Y soy tan feliz a tu lado
Que doy gracias al Universo
Por poner el cielo en mi mano.
Si quiero, aprovechar cada momento,
Fundirme, ser parte de tiempo.
Todo debería ser como tú.

Fernando sonrió en escuchar la letra de la canción

F: Que bonita esta canción, ¿verdad?

Lety, que ya estaba soñando escuchando esas palabras, le contestó risueña

L: Sí, es muy rómantica...

En realidad Fernando conocía muy bien la canción, tanto que se puso a cantar junto a Gimenez mientras que miraba de vez en cuando a su amada

F: Despierto y al abrir los ojos te veo, y soy tan feliz a tu lado, que doy gracias al universo por poner el cielo en mi mano...

Lety, al oírlo, no pudo evitar enamorarse una vez más de él

F: Sí quiero, aprovechar cada momento; fundirme y hacer parte del tiempo... Todo debería ser... como tú...

Y diciendo eso, le tomó la mano y la besó dulcemente. Esos gestos tan rómanticos, siempre la hacían sonrojar. En el fondo, Leticia no estaba acostumbrada a recibir tantas atenciones, y menos desde un hombre tan maravilloso como Fernando. En ese momento, se sentía la mujer más afortunada del mundo

F: Te amo, Leticia

L: Y yo a ti, Fernando

F: Pero, aún así, no te voy a decir donde somos directos

L: Uff ¡que malo eres!

F: Ándale, mi vida, estoy seguro que te va a encantar...

L: Está bien, voy a tener paciencia...

Luego de decir eso, Lety se acercó a él y se pegó a su brazo, tal como había hecho la primera noche en que habían hecho el amor

F: Eso de tenerte tan cerca mientras que manejo ya me hacía falta ¿sabes?

L: ¿Ah sí? ¿O sea que Doña Marcia no te abraza así mientras manejas?

F: No; no lo soportaría...

Oíendolo decir eso, Lety regresó en su posición en el sillón del pasajero

F: ¿Por qué te alejaste?

L: Porqué no quiero molestarte

F: ¡Ay Lety, como eres! ¡Claro que tú no me molestas!

L: Pero dijiste...

F:. Dije que me molestaría si lo hiciera Marcia, no que tú me molestes. Me gusta muchísimo sentirte tan cerca de mi

Lety sonrió y volvió a pegarse a él

L: No tienes idea lo mucho que te amo...

F: Ni tú de lo mucho que yo amo a ti. Solo Dios sabe cuanto te amo, mi Lety...


Después de otra hora en la autopista, por fin Lety y Fernando habían llegado a destinación. Lo primero que se paró frente de los ojos de Leticia, fue un lugar lleno de arboles, como si fuera un bosque.

L: Mi amor, ¿donde estamos?

F: Estamos en Valle del Bravo. Más precisamente estamos en el Santuario Piedra Herrada

L: ¿Y qué hacemos aquí?

F: Esa es una sorpresa... ¿No tienes hambre? Ya se pasó la hora del almuerzo...

L: Un poquito, no tanta en realidad...

F: Lety, ¡tienes que comer! Últimamente eres muy pálida y no quiero que vuelvas a desmayarte

L: No te preocupes, mi amor, todo está bajo control

F: Puede ser, pero yo tengo hambre así que me gustaría si me acompañaras a comer algo

L: Pero ¿qué quieres comer en el medio de este bosque? Yo solo veo arboles...

F: Más adelante está un rancho y ahí seguro está un restaurante, así que no hay excusas

L: Está bien, Don Fernando, la voy a acompañar

F: Así me gustas, mi amor. Y luego nos vamos a dar una vuelta por este lugar maravilloso

L: No veo la hora


En la Ciudad de México, Alicia se había quedado a sola en la habitación del hospital. Marcia le había ofrecido quedarse con ella para cuidarla, peró ella no quiso y preferió quedarse a sola para reflexionar. Para toda la mañana, Marcia había intentado convencerla hablar con Tomás para contarle la verdad cerca del bebé y de sus sentimientos, pero, a pesar de todo, Alicia seguía sintiendo miedo. ¿Qué si Tomás no quería saber nada de ellos? O peor, ¿si se quedaba decepcionado por no haberselo dicho antes? Eso era lo que más la tenía preocupada... Ella amaba a Tomás, ahora más que nunca estaba convencida de eso, y justo por esa razón no quería decepcionarlo.

Armándose de valor, agarró la bocina del telefono que estaba en la habitación y volvió a componer el número del celular del Vicepresidente financiero. Esta vez el aparado resultaba prendido...

El celular empezó a sonar... una vez... dos veces... tres... Por fin, al cuarto timbre, Tomás contestó. Él había visto el número desconocido y, aunque estaba bastante enfadado con Alicia, no podía evitar preocuparse por ella. ¿Qué si se sentía mal y necesitaba ayuda? En el fondo, a pesar de todo, él seguía amandola...

T: ¿Bueno?

AF: Tomás...

T: Chiq... Alicia, ¿Necesitas algo?

Alicia tragó saliva. ¡Ella casi no lograba hablar por los nervios!

AF. Sí...

T: ¿Qué pasó? ¿¡Tienes algo grave!? ¿Le pasó algo a tu bebé?

Alicia sonrió un poco más aliviada. Al parecer Tomás seguía preocupandose por ellos...

AF: No. Estamos bien los dos...

T: ¿Entonces qué pasa?

AF: Es que... Ay Tomás, ya sé que, después de lo que oíste, no tengo derecho de pedirtelo, pero me gustaría muchísimo hablar contigo de cara a cara, si es que es posible...

T: Alicia, no sirve que me expliques nada; ya entendí...

AF: ¿Qué es lo que entendiste?

T: Que entre los dos no puede pasar nada. Yo te amo más que a mi vida, pero entiendo que para ti no es lo mismo y, creeme, lo entiendo perfectamente. Yo soy un don nadie que ya tuvo muchísima suerte en poder estar a tu lado. Nunca podría imaginarme pasar lo que pasé junto a ti, y le doy gracias a Dios cada día por haberme permitido conocerte y estarte cerca, así que tranquila, no pasa nada... Voy a desaparecer de tu vida y te voy a dejar en paz

AF: ¡¡No!! Tomás, te lo ruego, ¡no me hagas eso! ¡Yo te necesito!

¡Yo te necesito! ¡Yo te necesito!

Esas palabras no terminaban de repetirse en la cabeza de Tomás que no sabía como interpretarlas. Alicia lo necesitaba... ¿Para qué?

T: ¿Para qué me necesitas?

AF: Por... ¡Ay Tomás, no me hagas esas preguntas! Por favor, ven aquí que necesito verte

T: No creo sea el caso, Alicia...

AF: Te lo ruego, Tomy... Necesito tenerte cerca porqué tengo que decirte una cosa muy importante...

Tomás suspiró hondo. ¿Cómo le hacía en decirle que no cuando ella lo rogaba así?

T: Está bien, Alicia. Cuando empieza el horario de visitas voy a estar ahí

AF: ¿No puedes venir antes? Creeme, es muy importante lo que te tengo que decir...

El corazón de Tomás le gritaba que corriera por ella, pero, su orgullo de hombre, le decía de no ceder

T: No puedo, Alicia. A la siete de la noche voy a estar ahí

AF: Está bien. Gracias Tomás.

Alicia terminó la llamada un poco más aliviada, aunque agitada por lo que hubiera pasado desde ahí a pocas horas...


En Valle del Bravo, Lety y Fernando habían terminado de comer y, como aún no era la hora del ocaso, Fernando aprovechó para dar una vuelta en el rancho. En el fondo, él siempre había tenido una pasión para los caballos y le hubiera gustado que también Lety aprendiera a montar a caballo.

L: ¿O sea que tú quieres que yo me suba sobre uno de estos?

F: Se llaman caballos, Lety y no muerden ¿sabes?

L: Yo no estaría tan segura...

F: Ja ja ja ¿no me querrás decir que le tienes miedo a los caballitos como Pilar?

L: ¡Ni me nombres a esa bruja!

F: ¿Me equivoco o le tienes tirria?

L: ¡Claro que sí! ¡Ella nos arruinó nuestra noche de amor!

Fernando sonrió satisfecho. ¡Entonces Lety también quería hacer el amor con él esa noche de la cena fallecida!

F: Me parece que hemos recuperado varias noches...

L: Sí, pero no logro olvidarme de como se metió en tu casa como si fuera la dueña de todo... ¡Y además se te pegó como lapa!

F: Ja ja ja ay mi Lety celosita...

L: ¡Yo no estoy celosa!

F: ¿Segura?

Lety se sonrojó un poco

L: Bueno, namás tantito...

Fernando le sostuvo el mentón y dulcemente se acercó a su cara para besarle los labios

F: Me gustas muchísimo cuando te haces la celosa, aunque no tienes motivos; yo soy solo tuyo

L: ¿Me lo juras?

F: Te lo juro

Y luego Fernando selló su juramento con otro beso, esta vez un poco más atrevido, al cual Lety respondió con júbilo.

Cuando separaron sus labios, Fernando quedó con la frente pegada a la de Lety y las manos sobre sus mejillas y, mientras tenía los ojos cerrados, no pudo evitar hacerse escapar la frase a la que estaba pensando desde días enteros:

F: Leticia, te lo ruego, dime que sí...

Lety, no entendiendo a lo que se refería, pensó que estuviese hablando de los caballos así que, viéndolo tan esperanzoso, aconsintió

L: Está bien; voy a subirme sobre uno de estos caballitos tan lindos...

Fernando abrió los ojos y la miró interrogativo

F: ¿Eh?

L: Te dije que voy a montar a caballo. ¿No me pediste que te contestara que sí?

F: Ah... ¡Sí; sí, claro! Vamos a dar una vueltita y luego te llevo en un lugar que te va a encantar

Con la ayuda de Fernando, Lety logró montar sobre un caballo blanco ¡y hasta se divirtió en pasearse para el rancho!


Cuando se acercó la hora del ocaso, Fernando tomó a Lety por la mano y empezó a adentrarse dentro del bosque

L: Mi amor, ¿estás seguro que quieres ir al bosque a esta hora? No falta mucho para que oscurezca...

F: Mi vida, no te preocupes; no nos vamos a alejar muchísimo. Quedate tranquila; estás conmigo; no te va a pasar nada

L: Lo sé. Cuando estoy contigo me siento en el lugar más seguro del mundo y sé que no me puede pasar nada malo

Fernando sonrió y la estrechó a sí

Después de diez minutos, finalmente llegaron al punto donde Fernando quería llegar. Delante de los ojos de Lety, aparició algo maravilloso. Estaban en la Reserva de la biosfera de la Mariposa Monarca, donde estaban cientos de mariposas de color naranja y negro. Jamás Lety había visto un espectáculo parecido y no pudo evitar portarse las manos en la boca para tratar de contener la emoción

L: Fernando... ¡Esta es la cosa más maravillosa que he visto en mi vida!

Fernando sonrió satisfecho

F: ¿Te gusta?

L. ¡Muchísimo! ¡Es un lugar mágico!

F: Y espero que se vuelva más mágico en un rato...

Lety lo miró interrogativa hasta que Fernando la tomó por la mano y la condujo en un banco que estaba cerca, haciéndola sentar cerca de él mientras que no paraba mirarla fijo en los ojos. La mirada de Fernando brillaba mientras tomaba valor para decirle todo lo que tenía en su corazón. Había llegado el momento de la verdad y lo único que esperaba, era que su Lety le dijera que sí:

F: Leticia, mi Lety… Cuando entraste en mi oficina, aquel día de hace unos meses, nunca podía imaginarme que te hubieras vuelto la mujer más importante de mi vida. Gracias a ti, descubrí esas ganas de amar incondicionalmente, sin temor y sin miedos. Sé que me pediste ir despacio, asegurándome que luego hubieramos tenido todo el tiempo del mundo para ser felices juntos, pero no puedo esperar... ¡Y no es porqué no tengo paciencia! Es que te siento tan mía, que eres parte de mi piel; de mis pensamientos, de mi ser... Por eso me siento incompleto sin tenerte a mi lado... Y nuestro amor es tan puro, tan maravilloso y lleno de pasión, que no logro ir más despacio.... Algunos dicen que este sentimiento tan fuerte y puro que estoy sintiendo por ti, sólo se siente una vez en la vida, y que cuando llega el verdadero amor, se nota. Yo te puedo jurar que, en este tiempo pasado a tu lado, he confirmado día con día lo que empezé a sentir desde que mis labios se posaron sobre los tuyos la primera vez: te adoro irremediablemente y no puedo luchar contra este sentimiento... Sé que no soy el príncipe azul, y ni siquera el hombre que cualquier mujer querría a su lado como compañero de vida, pero soy un hombre emanorado, que ha aprendido de la vida muchísimas lecciones y ha aprendido a crecer como hombre y como ser humano, y eso lo debo sobretodo a ti. Eres única en este mundo y no quiero perderte, por eso quiero que seamos uno solo; deseo estar cada segundo de mi vida a tu lado y estoy seguro que solo contigo seré feliz. Es por eso que te pido de hacerme el ser más feliz del planeta....

Lety había empezado a lagrimear por la emoción que le habían causado las palabras de Fernando y hasta había empezado a temblar

En ese momento Fernando se arrodilló frente a ella y sacó de la bolsa de su saco una cajita que revelaba el anillo de compromiso que él mismo había escogido para ella. Después de haber tomando un largo respiro, se armó de valor y le hizo la pregunta que tanto quería hacerle desde muchísimo tiempo:

F: Leticia Padilla Solís, ¿me harías el honor de casarte conmigo?


Sigue...


P.s. Las fotos representan el lugar donde Fernando trajo a Lety. Se llama Reserva de la mariposa monarca y es un lugar maravilloso que està en México *-* Me pareciò el lugar màs adecuado ;)
¡Espero que el capìtulo les guste!
Las quiero <3 <3 <3
Mary